domingo, 27 de junio de 2010

Senderismo entre Barbate, Caños de Meca y Bolonia




Recordando las excursiones realizadas con mi amigo Manolo al Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, situado entre Barbate y los Caños de Meca, muy cerca de Trafalgar, célebre por la batalla naval entre ingleses y españoles el 21 de octubre de 1805, cuyas consecuencias en tiempos de Carlos IV con su inefable Godoy llevó a la España de la época a un desastre político y militar al abrir una brecha profunda en nuestro poderío naval por donde se nos fue el mayor y más débil Imperio que jamás existió según el libro "La razón de Trafalgar" escrito por Hermenegildo Franco, capitán de navio de la Armada, que adquirí en una  librería de Zahara de los Atunes, Cádiz.

Por la mañana temprano, casi siempre vamos al mercado a comprar fruta fresca y  pescado para recuperar fuerzas después de una jornada apacible de senderismo.


En el parque natural de la Breña y Marismas del Barbate nos encontramos varios ecosistemas como son los  impresionantes acantilados, pinares, marismas, medio marino, observado en todo momento por un océano Atlántico limpio y cristalino, con un color turquesa que deleitaba nuestros sentidos.

El acantilado cuya envergadura impone al que lo observa, posee un desnivel cercano a los 100 metros sobre el nivel del mar, de cuyas paredes brotan caños de agua dulce que se filtra entre  rocas calcarenitas y margas hasta llegar a los pies de las pequeñas calas como las existentes en los Caños de Meca, donde todavía en los años 80 caían cortinas de agua y podía uno ducharse por las mañanas en una cascada natural según el libro "Blues de Trafalgar" escrito por un paisano de Morón José Luís Rodríguez del Corral.

Paseando por el sendero hacia su cota más elevada, nos lleva  a la torre almenara, -del árabe almanára-, lugar donde hay luz, faro cuya misión era vigilar la costa y avisar de ataques enemigos, con humaredas de día o fuego durante la noche. 



Por si no fuera bastante, además nos encontramos con un bosque de pinos piñoneros, lentiscos, acebuches, romero e infinidad de plantas silvestres que dan un aroma intenso acompañado con un silencio relajante, sólo roto por el eco de los pájaros y el choque del mar contra el acantilado. El pinar de pino piñonero (Pinus pinea), desarrolla un papel fundamental en la protección de los suelos y fijación de las dunas sobre las que se asienta. Según pudimos leer posteriormente en un punto de información, la producción anual de kilos de piña oscila entre medio millón y dos millones de kilos. 


El tajo que termina en el mar  inaccesible para el ser humano, es el domicilio habitual de rapaces como el halcón peregrino, el cernícalo, el águila pescadora, las grajillas, las gaviotas etc…destacando entre su fauna  la presencia del camaleón, lagartos, culebras de herradura y la víbora hocicuda, el meloncillo, la jineta, el tejón, el zorro, la liebre, el conejo o la comadreja.


Cuando llegamos a la torre del Tajo se puede observar una breve historia  junto al monumento que decía lo siguiente:

La torre del Tajo tiene más de 13 metros de altura con más de 6 metros de diámetro y posee un tronco de cono con gruesos muros. Los habitantes de estas costas sufrieron durante siglos los ataques de piratas y corsarios que saqueaban sus poblaciones, lo que justificó desde muy antiguo la presencia de una red de torres que se extendía por el litoral sur-atlántico y mediterráneo andaluz con el objeto de prevenir y vigilar de los peligros a los pueblos costeros.

La torre del Tajo fue construida en el siglo XVI por Felipe II tuvo  la misión de servir de vigía ante las incursiones de los piratas turco-berberiscos que por aquélla época asolaban las costas andaluzas. Junto a otras torres almenaras se conectaban entre sí formando un complejo sistema defensivo.


El humo de día y el fuego de noche era un procedimiento típico musulmán que existía en el litoral africano desde el siglo VIII. Se cuenta que en una sola noche podía llegar un mensaje desde Alejandría a Ceuta.

Es fácil poner a la imaginación en movimiento y pensar por ejemplo como se mandaban los árabes en la Edad Media información desde sus fortalezas, donde Morón tuvo importante alkevirato. Desde allí se observa el línea recta el castillo de Cote y desde éste las muchas atalayas existentes hasta llegar a la costa que en días sin niebla se podían transmitir mensajes a la costa africana para pedir ayuda militar en caso de necesidad.
Faro de Camarinal desde donde se observan las dunas de Bolonia
Esta privilegiada zona geográfica cercana al Estrecho de Gibraltar -Gebel al Tarik-, ha sido desde tiempos remotos una encrucijada de pasos migratorios como el atún rojo de almadraba (arte para la pesca del atún), que ya desde los romanos (Baelo Claudia, Bolonia), constituyó su principal fuente económica aunque su origen es de época fenicia y púnica, alcanzando gran desarrollo en el mundo romano. Es una zona privilegiada de pesca gracias a la migración anual del atún, que pasa dos veces al año, mayo y julio, para desovar en el Mare Nostrum y que tienen en el Estrecho un paso obligado.

Siguiendo la ruta disfrutamos con el amigo Pepe de una espléndida vista desde el Faro de Camarinal, rodeado de matorral típico mediterráneo como palmitos, lentiscos, enebros y sabinas. Dicho faro está situado a 50 m. sobre el nivel del mar. Una torre vigía construída hace más de quinientos años con fines defensivos para transmitir señales que avisaban del avance de los piratas turco-berberiscos, que por aquéllas épocas asolaban nuestras costas. Desde el Faro de Camarinal se disfruta visualmente de la playa de Cañuelo, a la que se llega andando, en un espacio que todavía conserva su estado natural como playa virgen y que debemos proteger y cuidar entre todos.

Maravillosa playa de Bolonia junto a la antigua ciudad romana de Baelo Claudia
La pesca del atún de almadraba, su tratamiento y conservación, en salazón, constituyó una industria floreciente en toda la costa gaditana y fue la causa fundamental para el nacimiento y prosperidad de Baelo Claudia que ha llegado hasta nuestros días de una manera artesanal. También se observan delfines y tortugas bobas. 

Antigua Baelo Claudia
Terminamos la ruta en la playa de Bolonia junto a la antigua ciudad romana de Baelo Claudia, situada en la orilla norte del Estrecho de Gibraltar y emplazada en la parte oeste de la ensenada de Bolonia, entre la Sierra de la Plata y San Bartolomé, formando un arco que la dejan enmarcada entre montañas, de tal forma que el mar es su mejor medio de comunicación. Una playa de aguas transparentes con dunas de arenas doradas y bosques de pinos piñoneros, donde realizar senderismo es otra forma de hacer deporte y un placer rodeado de un magnífico entorno natural. 

En las playas de Bolonia subimos a la cima de las dunas y observamos no muy lejos, de nuevo el faro de Camarinal que nos lleva de nuevo  a Atlanterra en Zahara de los Atunes. Toda esta zona está llena de bunkers abandonados que controlaban el Estrecho en tiempos pretéritos.



Pero la cruda realidad nos sitúa de nuevo con la jungla de asfalto y el urbanismo especulador que contamina visualmente nuestros sentidos aunque de vez en cuando,  la retina del recuerdo nos lleva  virtualmente a recordar aquéllos días en que disfrutamos de esta zona privilegiada de la provincia de Cádiz, con aguas de color turquesa  y  que deberíamos todos  disfrutar y proteger de tanta especulación urbanística, que nos lleva al despropósito y la sinrazón, tan sólo "por un puñado de dólares".


Playa de los alemanes cerca de  Zahara de los Atunes. Cádiz

 Enlace interesante 

Antigua Baelo Claudia 

domingo, 20 de junio de 2010

¡Que los árboles no nos impidan ver el bosque!


Muerte de un miliciano de Robert Capa 1936 
 
El año próximo se va a conmemorar el 75 aniversario del estallido de la Guerra Civil Española y el 80 Aniversario de la proclamación de la II República; acontecimientos históricos que no sólo han marcado el siglo XX en España sino que, aún pasados muchos lustros, siguen polarizando y agitando sentimientos por las heridas mal cerradas por dicho conflicto y la posterior violenta represión, que la memoria de nuestros abuelos se ha encargado de pasar a sus hijos y nietos. 


Y es en este marco, donde un prestigioso magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón  (querido para unos y no tan querido para otros) abre una investigación sobre la memoria histórica  y las ascuas de los tiempos pretéritos (las dos Españas de don Antonio Machado que creíamos olvidadas)  empiezan  a echar humo en un incendio que creiamos ya extinguido por la madurez de nuestro país, pero nada mas lejos de la realidad.

Como ejemplo, muchos medios de comunicación fuera de nuestras fronteras se han hecho eco  de la posible injusticia que se está cometiendo contra el juez Garzón con la memoria histórica. También cabe destacar al  hispanista Paul Preston que afirmó el martes 14 de abril de 2010 que la apertura de la investigación judicial en el Tribunal Supremo sobre el juez Baltasar Garzón "da la impresión de que el franquismo está más vivo que nunca dentro de la democracia española" o  el ex fiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo que manifestó que el Supremo  "ampara"  una  "operación de acoso y difamación" contra Garzón, entre otras cosas más serias, que de ser verdad sería aún más preocupante para la ciudadanía ya que esa asignatura pendiente creiamos que se había superado.

En el ejercicio de la libertad de expresión, de la que afortunadamente podemos disfrutar hoy,  quiero hacer una modesta reflexión:

Recuerdo en mi infancia a  una docente, profesora de Historia, en el antiguo INEM que decía en su clase acerca de este lamentable episodio histórico, que en el ejército nacional reinaba la disciplina mientras que en el ejército republicano, por el contrario, la indisciplina y el desorden. Era una manera de dar crédito moral a unas actitudes que  llevaron a España  a la sinrazón mediante un asalto a la legalidad.

Años después, leyendo "El Laberinto Español" de Gerald Brenan, dicho sea de paso, una síntesis admirable de la España del siglo XX con sus antecedentes sociales y políticos  o la obra sobre la  República española y la Guerra Civil española (1931-1939) de Gabriel Jackson, que nos muestra aquellos años cruciales en la historia de la España contemporánea, voy percibiendo que la historia la  podrán escribir siempre  los vencedores, pero sólo por un tiempo ya que la ciencia de la memoria permanece intacta en la retina del pueblo.

Sin embargo, no nos decían los profesores de Historia de la época que las democracias occidentales  tanto Inglaterra como Francia, adoptaron con la II República “la táctica del avestruz” en dicho conflicto:

  •  En primer lugar para no tener malas relaciones con el fascismo y el nazismo en auge, aunque posteriormente,  la historia ha demostrado  que "aquellos vientos  trajeron estos lodos" de la II Guerra Mundial, en la que tantos millones de seres humanos inocentes murieron.
  • Por otro lado, existía también en Inglaterra la tremenda ignorancia de identificar a España con la Santa Inquisición, la leyenda negra, las guerras históricas de Inglaterra  con España, Francis Drake etc…Los ingleses no deseaban que ganasen los nacionales, pero existía un miedo a la expansión “The red terror in Spain” y este motivo posiblemente influyó decisivamente a la hora de tomar decisiones.
  •  
La Guerra Civil Española contribuyó a perpetuar la imagen que de las tropas norteafricanas se tenía ya que se  permitieron auténticas razias en los pueblos como arma psicológica  para desmoralizar y aterrorizar a la otra España, la republicana.
A juicio de no pocos historiadores, la Iglesia con sus luces y sombras, tan rígida e intransigente, amparó  sin fisuras al bando que venció pero no convenció, como  dijo el sumo sacerdote de la generación del 98, don Miguel de Unamuno, el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca.

Tampoco nos decían en las escuelas que el exilio español de 1936 supuso uno de los episodios más traumáticos de la historia española, con miles de seres humanos inocentes que se vieron forzados a abandonar su tierra natal, a desplazarse a otros países por motivos ideológicos, de conciencia o por temor a las represalias por parte del bando vencedor.

El renacimiento intelectual de gran vigor en las letras también sufrió en sus carnes el horror de la guerra. Hablamos de  Miguel de  Unamuno, Federico García Lorca, Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández, León Felipe entre otros,  e innumerables  maestros de escuelas anónimos, médicos, poetas, campesinos, etc…


Pasadas bastantes decenas de años de aquel desgraciado acontecimiento histórico, un prestigioso magistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón abre una investigación con la "Ley de la Memoria Histórica", que no pone en peligro ni la cohesión social de nuestro país ni reabre viejas heridas, al contrario, trata  de cerrarlas definitivamente y aliviarlas dentro de lo posible, dignificando a aquellos que han sido olvidados, calmando el dolor de sus familias que reclaman sólo un acto de justicia, de reparación o, simplemente, algo tan necesario como saber donde tienen que acercarse para depositar un ramo de flores sobre la tumba de sus antepasados y que se obtenga el reconocimiento moral en cuanto atañe al derecho de las familias a conocer el paradero de sus seres queridos, víctimas de la represión, a rehabilitarlos y darles digna sepultura, hasta donde lo permita la medicina forense. Sin embargo, las  trabas burocráticas  tienen como único objetivo  dinamitar el movimiento memorialista  por el  miedo de unos y  por rencor de los otros.
  
La justicia debe ser  uno de los tres pilares del estado de derecho con mayúsculas sin ningún tufillo que pueda oler a tiempos pretéritos. Es evidente que existe una gran preocupación social por el acoso a un juez que pretende investigar delitos lacerantes para la historia de nuestro país. El caso Garzón desempolva aunque sea verbalmente de nuevo las dos Españas de don Antonio Machado debido a que las heridas de aquéllos terribles años aún no han  cicatrizado.

 España a garrotazos de Goya

La mirada retrospectiva de la historia nos enseña que  actitudes de crispación política, si crecen en el tiempo, pueden generar un caldo de cultivo que infecte y adultere la convivencia como ocurrió en tiempos no muy pretéritos y que esta experiencia nos debe servir como punto de referencia evitando la sinrazón.


Es una asignatura pendiente de nuestro Estado de Derecho pero también es posible, como dice Pérez Reverte, que España no esté preparada para ello por nuestra falta de cultura. Aunque, bien es cierto, que  se debieran evitar actitudes de crispación política  que produzcan un atavismo o regresión hacia tiempos pretéritos, ya que como Gerald Brenan dijo:

"Hay que olvidar los odios pero hay que acordarse
de los hechos para evitar caer en los mismos
errores históricos"


No podemos apostatar periodos de nuestra historia aunque nos duelan algunos párrafos de ella pero sobre todo que los árboles no nos impidan ver el bosque aunque sea evidente que el ser humano tenga una notable capacidad para el olvido.




Bibliografía

Cuadernos de Historia