jueves, 1 de agosto de 2013

Covadonga




Dejando atrás la impresionante panorámica que nos ofrece los Lagos de Covadonga en los Picos de Europa como auténtico paraíso terrenal,  iniciamos el descenso con la máxima prudencia entre la angostura de su carretera con abundantes curvas y desniveles, dejando las tranquilas vacas pastando junto al  Lago Enol a nuestras espaldas hasta llegar al Santuario de Covadonga, considerado como el lugar más emblemático de Cangas de Onís y de Asturias al estar cargado de un simbolismo histórico y religioso desde don Pelayo hasta nuestros días. 

 Haciendo una breve historia, en el año 711 se produce la invasión de la Península ibérica por los pueblos árabes y del norte de África. Desde la batalla de la Janda o río Barbate (llamada de Guadalete), los árabes avanzaron con rapidez ocupando todo el antiguo reino visigodo hasta la victoria de don Pelayo en Covadonga en el año 722 dando lugar al culto cristiano, ininterrumpido hasta hoy durante más de doce siglos donde se juntan la tradición, la historia y la devoción.

Pelayo fue elegido rey y la cruz se convierte en estandarte y emblema de la monarquía asturiana siendo considerado como el primer adalid de la Reconquista convertida con el tiempo en una cruzada.  En ese momento se inicia la fundación de un pequeño reino de Asturias como germen de reinos posteriores.

Covadonga ha sido considerado por los historiadores como el inicio de lo que posteriormente se denominó “La Reconquista”, desde el 28 de mayo del 722 en el que un ejército de unos 300 guerreros astures derrotaron a un ejército regular musulmán – sin olvidar la fecha del 10 de octubre del 732 Carlos Martel detiene a los árabes en la batalla de Poitiers que frena la expansión islámica hacia Europa-, hasta el 2 de enero de 1492 cuando Boabdil entregó las llaves de Granada.


La Reconquista considerada como guerra santa necesitaba del estímulo moral del Occidente cristiano y con el tiempo se transforma en cruzada hispánica mediante las bulas papales que daban solemnidad a la conquista concediendo indulgencia plena  y favores espirituales a todos los que combatieran al sarraceno comenzando con la bula del Papa Alejandro II “ Eos qui in Ispaniam”  en el año 1064.


“Fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza única en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre…”

Federico García Lorca sobre la “Toma de Granada” en 1492 por los RR.CC.

10 de junio de 1936


Subimos por las escaleras de las Promesas hasta la Santa Cueva de con su Ermita donde se encuentra Nuestra Señora de Covadonga (siglo XVII) y en una hornacina la tumba de don Pelayo. La Santa Cueva de Covadonga se comunica con el exterior mediante un túnel abierto en la roca en 1901 para llegar hasta la monumental Basílica presidida por una enorme estatua de bronce de don Pelayo con la cruz como estandarte, obra del escultor Eduardo Zaragoza en 1964.



Al entrar en el túnel se observan infinidad de velas colocadas por los peregrinos sobre bandejas metálicas para evitar que en caso de incendio se extienda el fuego como ocurrió el 16 de octubre de 1777 por los muchos cirios acumulados que desató un gran incendio destruyendo por completo el templo y hasta la talla de la Virgen de las Batallas.



La fuente de los siete caños con su bello estanque de aguas verdes y turquesas está situada al pie del santuario y que según dice la tradición, “aquel que beba de todos sus caños se casará el año venidero”. En definitiva, en Covadonga se rezumen por sus grietas el sonido continuo del agua que cae plácidamente a los pies del Santuario junto a la fuente de los siete caños que nos susurra al oído paz y tranquilidad sin olvidar la historia cargada de tradición y simbolismo como caldo de cultivo cuya cepa –don Pelayo- originó, lo que posteriormente se denominó “La Reconquista”.  

Islam y Cristianismo, dos grandes civilizaciones junto a dos maneras antagónicas de entender la vida a lo largo de la historia fielmente reflejada en los versos del poeta rondeño del siglo XIII Abul Beka:
Ya llora al ver sus vergeles

y al ver sus vegas lozanas

ya marchitas,

y que afean los infieles,

con cruces y con campanas,

las mezquitas.


Iniciamos un nuevo viaje desde Cangas de Onis, atravesando el Parque Nacional de los Picos de Europa donde nuestra retina seguía almacenando la enorme belleza de su paisaje  en dirección a Segovia y Ávila, pero eso ya es otra historia...

Desde el Santuario de Covadonga para el Blog de mis culpas...



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