viernes, 7 de abril de 2017

Visita al barrio judío de Hervás, al norte de Cáceres



“Hervás, con sus castañares recoletos en la falda de la sierra que hace espalda de Castilla".

Miguel de Unamuno


Desde Morón, tierra de la Cal y del Flamenco, colocamos en esta ocasión nuestro punto de mira en el Valle de Ambroz, en el norte de Cáceres. Para ello, iniciamos nuestra ruta desde Sevilla por la “Vía de la Plata” transitando hacia Santa Olaya de Cala y Tierra de Barros en busca de la antigua Emérita Augusta y la Vieja Cáceres hasta llegar al norte de Plasencia como destino final: Cabezabellosa en las últimas estribaciones de la Sierra de Gredos.

Nuestra retina captaba el río Guadiana y Tajo que junto con Duero marcaron marcas fronterizas “al Tagr” en tiempos de antiguas fronteras, entre Al Ándalus y los reinos cristianos.


Una acogedora casa rural que perteneció a un antiguo linaje del siglo XVI como residencia de verano “la familia Carvajal y Girón” -una de las más preponderante entre la nobleza placentina de la época-, nos esperaba como lugar de descanso. Al fondo se observa el embalse "Gabriel y Galán" y tras las montañas se encuentran “Las Hurdes”.

En 1913 Unamuno dedicó a Las Hurdes “Andanzas y Visiones de España” denunciando las condiciones infrahumanas de sus habitantes convertidos en el paradigma del atraso y miseria del medio rural de España. La película “Las Hurdes” realizada Luis Buñuel en 1932, denunciaba la dura situación de una comarca castigada por la miseria…



La gélida tarde la dedicamos a visitar Hervás, el pueblo más destacado del Valle de Ambroz, donde la judería ocupara desde el siglo XIII hasta el decreto de expulsión de los Reyes Católicos en 1492 un importante peso dentro del urbanismo de la ciudad.

El Valle de Ambroz està enclavado en las últimas estribaciones de la Sierra de Gredos, junto a la sierra de Béjar. Lugar de paso hacia el norte, los romanos lo convirtieron en un oasis en plena vía de la Plata, aprovechando las aguas termales en lo que hoy es el balneario de Baños de Montemayor.

Cuenta la tradición oral que en la calle Rabilero, número 19, se emplazaba la antigua sinagoga, en la que el rabino Samuel dirigía los oficios litúrgicos. En la calle de la Amistad Judeo-cristiana, número 15, los judíos construyeron un lagar donde elaboraban el vino kosher, apto para el consumo, disponiendo de una prensa de madera denominada “el estrujón”, los pilones y una bodega que almacenaba 480 litros.

Se considera vino kosher “apto” cuando se produce bajo los preceptos del kashrut basados principalmente en los textos del Levítico y el Deutetonomio. Este vino debe estar bajo la supervisión de una autoridad religiosa judía y manipulado por personas judías y se comercializa a los judíos ortodoxos con un sello de aprobación. Estas normas han sido interpretadas y transmitidas en el mundo judío a lo largo de los años hasta la actualidad.

El barrio judío se encuentra situado al noreste, un terreno más abrupto y desnivelado de Hervás. Hubo población judía sobre todo en el siglo XV, siendo famosos los nombres de los hermanos y familias Cohen, Haben Haxiz, Rabí Samuel y Bellida la Rica. 

Su barrio judío se halla excelentemente conservado y ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico. Pertenece a la Red de Juderías de España. Se pueden apreciar sus sinuosas y estrechas callejuelas empedradas con las casas de adobe y entramados de madera y balconadas. Destacan las calles de la Amistad Judeo-Cristiana, la del Vado y la del Rabilero, conocida por sus típicas tascas y tiendas de artesanía. Existe una fuerte tradición artesana en Hervás. La industria del mueble de castaño, la cestería o la artesanía de piel y cuero.

Es indudable que después del Decreto de expulsión, Hervás perdió mucha población judía por el alejamiento de la frontera portuguesa, en torno a la cual marcharon la mayoría de las familias judías.



El Edicto de expulsión permitió a los judíos "vender" sus casas, pero el duque de Béjar, don Álvaro II, se lo prohibió al considerar que eran de su propiedad. Bajo cuerda, Fernando de Moreruela cambió a los hijos de Jacob Hamiz una casa por una burra y un borrico. Los expatriados salieron por el puente Mediano (hoy de la Fuente Chiquita) hasta la frontera con Portugal. En 1494 retornaron algunos judíos utilizando los apellidos Burgalés, Castillo, Guerra, Hontiveros, Ibáñez, Navas…

Los cristianos nuevos “judeoconversos” fueron acusados de profanar una hostia consagrada. Los conversos que no se arrepintieron de “herejías" murieron en la hoguera en 1514. A los que se retractaron, la Inquisición les colgó el sambenito en la torre de Santa María durante tres generaciones.

En 1626 Hervás contaba con 350 familias, de las cuales 42 eran descendientes de judíos edicándose al oficio del textil residiendo en las calles Corredera, Vedelejos, Centiñera y de la Cruz, actual Plaza de Hernán Cortés.



El barrio medieval de Hervás es una autentica joya de la arquitectura entramada extremeña, expresión del sentimiento popular. Sobre el lienzo de mampostería se armaba la estructura de madera henchida con ladrillos de abobe. Remataba con el zarzo o desván y la cubierta de teja con aleros sobre canecillos de madera.

A la puerta de la casa existía un emparrado y en la parte trasera, un corral o huerto como complemento de la actividad agropecuaria. Las sinuosas y angostas callejuelas recogían el agua de lluvia. Las chillas de madera protegían el paño de adobe hostigado por el viento de solano y la lluvia siendo sustituidas por canales de tejas dispuestas en vertical en el siglo XIX.

Las persecuciones antijudías originaron una gran dispersión en Castilla, desde las ciudades a los lugares poco poblados, a finales del siglo XIV. "Los Zúñiga", señores de Béjar, facilitaron el asiento de una comunidad judía en Hervás. Vivieron unas 45 familias: Cohen, Leví, Molho, Gabay, Orabuena, Calderón, , un rincón de Sefarad. 


Muchas han sido las expulsiones que los judíos han sufrido a lo largo de la historia hasta nuestros días, pero ninguna ha marcado tanto la memoria colectiva del pueblo judío como la expulsión de “Sefarad” debido a su fuerte arraigo y a su dilatada presencia en estas tierras.

Extirpar la huella del judaísmo en España fue un proyecto de siglos que causó gran dolor, tanto a los judíos como a los no judíos. El comienzo del fin será el gran pogromo de 1391 que llegará a destruir por completo algunas de las juderías más importantes de la Península y que provocará que una parte importante de la comunidad judía marche en un primer exilio hacia el norte de África y que otra parte se convierta masivamente al cristianismo, dando lugar a lo que con posterioridad será conocido como el “Problema Converso”. En 1492 la comunidad judía en los distintos reinos de la Península no era ya tan numerosa como en el pasado y se encontraba en una situación de quiebra económica.

La cultura judía tuvo centros de importancia en estas tierras como es el caso de Hervás, donde hoy se conserva uno de los barrios judíos más atractivos de España.Sin embargo, también existieron comunidades judías en Béjar, Candelario, el Barco de Ávila, Tornavacas, Jerte, Granadilla, etc…

Las casas aquí son de dos o tres plantas, en saledizo, con aleros, entramado de madera con ladrillos, tapial o adobe, y a menudo una de sus paredes aparece cubierta por tejas pegadas en vertical o superpuestas y dejadas a la vista o cubiertas por la cal. Otras veces estos muros, sujetos a las inclemencias del tiempo (lluvia y nieve), van cubiertos por planchas de madera plana, unidades escalonadamente formando un tablazón para proteger el adobe.


Las calles son angostas y con recovecos, con fondos de saco y pasos entre calles muy estrechos y cubiertos por edificación. Todas ofrecen un atractivo singular y su conservación es bastante aceptable. Algunos nombres serían la calle del Moral, la del Rabilero, Sinagoga etc.

Los hebreos construían sus casas sin estilo arquitectónico, buscaban una utilidad práctica. Eran irregulares, carentes los barrios de simetría, rompiendo los grandes viento, a la vez que sirve como aislante térmico: grandes sombras en verano y temperatura templada en invierno.

Cuando en 1492, Los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos, de la judería de Hervás salieron alrededor de 25 familias con destino a Portugal vía Ciudad Rodrigo. Otros, se harían cristianos conversos.

En Hervás, se encuentra al parecer, la calle más angosta de España.

El Edicto de Expulsión firmado en la Alhambra el 31 de marzo de 1492 obligó a elegir entre el exilio o la conversión forzosa al catolicismo. Muchos fueron los que, con la esperanza de un futuro mejor, abrazaron la cruz engrosando así el número de conversos que en algunas ciudades llegará a representar el 30% de la población. 

Otros marcharon hacia Portugal (donde serían expulsados cuatro años más tarde), Norte de África, Italia e Imperio Otomano. Un tercer flujo de exiliados será el de los judeoconversos que durante los siglos XVI y XVII huyen de la presión inquisitorial y se establecen en los Países Bajos y el Nuevo Mundo.

La expulsión de los judíos españoles y la actividad inquisitorial que se desarrolló en España durante más de 300 años supuso el empobrecimiento cultural y económico de un país que hasta entonces contaba con una diversidad de culturas, credos y razas únicas en Europa. Enriqueció sin embargo, a otros muchos reinos que otorgaron asilo a estos apátridas.

La expresión “marranos” se ha utilizado hasta nuestros días como término despectivo y peyorativo para identificar a los judeoconversos que mantuvieron en la clandestinidad su identidad y creencias judías. En el medio académico se suavizaba esta expresión sustituyéndola por la de "criptojudíos".


Los marranos disimulaban su identidad judía y simulaban la adoptada cristiana. Toda su vida era observada por los vecinos y la Inquisición. Escuchaban las predicaciones, acudían a la Iglesia para ser vistos. Participaban o aparentaban participar en las festividades religiosas…El secreto de su identidad quedaba reducido a un radical y solitario espacio de la intimidad, perdiendo el carácter social del judaísmo. La identidad y prácticas judías se restringe a determinados ritos, cada vez más alejados de la tradición. Los marranos van, poco a poco, desapareciendo bien por la implacable acción de la Inquisición, bien por el no menos implacable olvido.







La parroquia de Santa María inspira la vida religiosa de la comunidad cristiana. A la cabecera se erige la torre de Santa María sobre un antiguo castillo templario. El primer cuerpo está formado por un arco de medio punto con marcas de canteros (s. XIII). En el segundo tramo, dos ventanas góticas conopiales iluminan la escalera de caracol del siglo XIV. Culmina el campanario los escudos de Zúñiga y del obispo de Plasencia, y cuatro gárgolas (s. XVII).

El mirador del castillo nos ofrece una magnífica panorámica. Hervás tiene un importante patrimonio natural. El monte Castañar Gallego es uno de los montes de castaño más importantes de Europa.

Desde Hervás se divisa una bella panorámica con las cumbres de la Sierra de Béjar nevada, donde se encuentra otro bello pueblo "Candelario", donde también hubo asentamientos judíos antes del Decreto de expulsión de 1492.

Desde el barrio judío en Hervás, al norte de Extremadura, para el blog de mis culpas...



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