viernes, 9 de marzo de 2018

Entre Zuheros y Cabra, con la Subbética por testigo



Desde Morón, tierra de la cal, del flamenco y de nuestra propia esperanza, en cuyo término ejercieran su influencia en tiempos pretéritos José María "El Tempranillo" y "El Pernales" -sin olvidar el legado de nuestros paisanos Fernando Villalón, Julio Vélez o Juan Antonio Carrillo Salcedo entre otros paisanos-, colocamos nuestro sextante autodidacta una gélida mañana de febrero, en busca de un bello pueblo enclavado en el sureste de la provincia de Córdoba "Zuheros", en el Parque Natural de la Sierra Subbética, a unos 662 m.s.n.m. 

A la A-92 a la altura de Lora de Estepa nos detuvimos en el restaurante “el Hacho”, dirección Sevilla-Granada (A-92), donde solemos estimular nuestro paladar con un buen desayuno andaluz donde no puede faltar "el tradicional aceite “azzeit” de oliva virgen extra o la zurrapa de lomo blanca y manteca colorá", que nos permitirá afrontar con ciertas garantías una interesante e intensa jornada cultural. 

Zuheros nos proyecta hacia tiempos pretéritos, entre callejuelas estrechas y sinuosas que buscan la protección de su antigua alcazaba asentada en una privilegiada situación sobre un gran risco de piedra, lo que nos permite impregnar nuestra retina de una bella panorámica tanto del pueblo como de su entorno natural, donde el olivo -levantado ancestralmente por el trabajo y el sudor de los jornaleros- junto al aceite de oliva ejercen su enorme influencia que se proyecta en nuestra dieta mediterránea.



Al entrar en Zuheros nos encontramos con el “Cañón del Arroyo de Bailón” que ha sido excavado durante miles de años por la erosión del agua que ha penetrado en las entrañas de la roca caliza. A su fondo, normalmente seco, han ido a parar las piedras enormes cuya acumulación favorece la rápida infiltración de las aguas tras la lluvias. Aunque no lo veamos, cuando el Bailón desparece de la superficie, continua circulando en profundidad, convirtiéndose en un río subterráneo que erosiona las grietas y se hace más profundo. Probablemente discurre a través de oscuras y bellas cavidades repletas de espeleotemas y pequeños lagos, a los que el ser humano, hoy por hoy, no tiene acceso. 

Este cañón constituye una indiscutible joya originada por la lenta disolución de la roca caliza en contacto con el agua. En sus impresionantes vistas panorámicas el viajero se puede recrear en el vuelo de numerosas aves que nidifican en los Tajos del Bailón, como el búho real, el cernícalo, el halcón peregrino, cuervos, grajillas y chovas piquirrojas, que nos deleitarán con sus vuelos acrobáticos.

La alcazaba de Zuheros se ha adaptado perfectamente a la topografí­a del terreno -rocosa y escarpada-, dando la sensación de estar colgado sobre un peñasco donde se puede otear las puertas de la Subbética. Sin lugar a dudas, Zuheros es uno de los pueblos más pintorescos de la antigua Ruta del Califato y que forma parte de la “Ruta de los Pueblos más Bonitos de España”, desde el 30 de octubre de 2015.

Zuheros fue declarado Bien de Interés Cultural en la modalidad de Conjunto Histórico-Artístico (2003). En su término municipal -a 4 km.- se encuentra ubicada la Cueva de los Muriélagos (B.I.C. y monumento cultural) en plena Sierra Subbética, hábitat que acogió la presencia humana desde la Edad de Bronce.


Sus casas con tejados árabes a dos aguas y fachadas encaladas lo hacen digno de ser visitado. Un entorno ideal para disfrutar de su patrimonio cultural, natural y etnográfico que impregnará sin duda alguna la retina del visitante.

La antigua alcazaba de Zuheros sobre un peñasco nos recuerda de algún modo el castillo de Zahara de la Sierra (Cádiz), también ubicado sobre un enorme risco con una vista privilegiada.

La apacible vida de la próspera villa nazarí de Alhama de Granada “al-Hama o baño árabe” se truncó por sorpresa en 1482 al ser asaltada en un audaz golpe de mano dirigido por el Marqués de Cádiz, en represalia por el ataque nazarí a Zahara en 1481, lo que le convertirá en el “casus belli” de la Guerra de Granada como último bastión de Al Ándalus y por consiguiente, en el epílogo del reino nazarí ocurrido el 2 de enero de 1492, que traerá como consecuencia la expulsión de los judíos como preámbulo de la posterior expulsión de los moriscos, en abril de 1609.

La antigua alcazaba de Zuheros sería construida durante la dominación musulmana a finales del siglo IX, dotándose más tarde de fuertes defensas, desde el Califato de Córdoba al dominio almohade. El reino nazarí de Granada la convertiría en una villa-fortaleza pasando desde el siglo XV al señorío de la casa Aguilar y de ésta, al linaje Fernández de Córdoba bajo cuyo mecenazgo construyó un palacio renacentista junto al castillo. 


Los Banu Himsi en el siglo VIII-IX decidieron instalarse en esta comarca construyendo dos fortificaciones en sendos peñascos que en árabe ellos llamaban “Suhayra, diminutivo de sajr”, que significa peña. Según el geógrafo Ahmed al-‘Udri, la Sujayra de los Banu Himsi (Zuheros) era un distrito rural de la provincia musulmana de Ilbira (Granada), que será agregado al gobernador de la cora de Priego Ahmed ben Qasim al-Kabi en el 929 según el historiador cordobés Ibn Hayyan. 

Los antiguo habitantes andalusíes de Zuheros hablaban además del árabe el romance andalusí denominado “mozárabe” transcribiendo Sujayra por Zuhera al que le añaden el plural “os” quedando “Zuheros”. En el siglo XII el Imperio africano de los almohades reconstruye el castillo y el recinto amurallado de la villa que formará parte de su sistema de fortificaciones. Zuheros será conquistado mediante pacto por Fernando III el Santo en 1240 y en el siglo XIV muchos musulmanes emigrarán al reino de la antigua Garnatha “Granada” hasta 1492.

Dotada de importantes defensas en la época andalusí, será tomada por Fernando III en 1240. En el siglo XV pasará sucesívamente al señorío de Aguilar y al linaje de los Fernández de Córdoba, cuyo mecenazgo aporta la edificación de un vistoso palacio junto al castillo.

Muy cerca de Zuheros se encuentra Cabra y Lucena, otra bella ciudad en la ruta del Califato. Lucena llegaría a ser conocida como la ciudad de las tres culturas (judía, musulmana y cristiana) o como la Perla de Sefarad por los judíos durante la Edad Media.


Muchos amantes de la fotografía captando los bellos rincones del pueblo

Tras la desaparición del Reino nazarí de Granada, el castillo del Moral fortificado se convierte en alcázar de los señores de Lucena. Fue declarado monumento Nacional por haber sido prisión de Boabdil, último rey de Granada, al intentar tomar la ciudad de Lucena durante el decenio que duró la guerra de Granada, lo que marcó la influencia definitiva del mundo cristiano frente a la media luna.

A escasos metros de la considerada como Catedral de la Subbética iniciada en 1498 por el arquitecto Hernán Ruiz I se puede observar de la época judía algunas calles en el casco histórico de la ciudad con su nomenclatura hebrea, lo que demuestra la trascendencia y vinculación de Lucena con la cultura judía. El nombre de Lucena proviene del hebrero Eli ossana denominada por los musulmanes al-yussana.

Cerca de Zuheros y Cabra transitaban las dos rutas del Califato marcada por dos elevaciones, Sierra Morena, en Córdoba, y Sierra Nevada, en Granada. La primera “Zuheros” pasaba por Castro del Río y Alcaudete y la siguiente ruta” Cabra”, por Fernán Núñez, Aguilar de la Frontera, Lucena y Priego, uniéndose ambas en Alcalá la Real hasta llegar a Granada.

Desde Zuheros en la subbética cordobesa, para el blog de mis culpas...




Cabra



Cabra es un pueblo que florece, violentamente blanco. La ciudad bebe de la que cae de las Fuentes del Río, que no se seca nunca y que tiene un caudal para regar la huerta, donde nace el árbol frutal y la dulce patata, el haba tierna y la lechuga fresca, la alverja y el nutricio alverjón y el sabroso y socorrido garbanzo. Donde la huerta acaba, comienza el olivar. Por estos andurriales, el Cid Campeador derrotó a los moros granadinos e mesole una pieza de la barva al conde don García Ordóñez, que hacía la guerra con ellos.

En el río Cabra se pescan bogas de las dos especies: las que se dicen de río -como si las otras fueran del monte- y las genileñas, que son más finas y plateadas. Por el monte corren las liebres y los conejos y vuelan las perdices, las godornices, las tórtolas y el zorzal, que es primo del tordillo. Cabra es una ciudad en la que sus mujeres, bellas como pocas, tienen una rara obsesión que llegó a preocupar al vagabundo: la de la limpieza. Las mujeres de Cabra, no contentas con andar con el cubo de cal durante toda su vida de un lado para otro, sacan brillo a los guijarros de la calle frotándolos con aceite. El blancor y el aseo son, quizás los dos más nobles monumentos de Cabra, el caserío más pulcro que el vagabundo haya pisado -¡y con qué miedo!- jamás. En Cabra nació don Juan Valera -colega, aunque más ilustre, del vagabundo-, probablemente el mejor prosista de todo el siglo XIX español, al lado de Larra, tan discutido-.
Azulejo al Centenario del nacimiento de Camilo José Cela. Año 2016


Desde Zuheros transitamos hacia la antigua Egabro romana que fuera bautizada por los andalusíes con el nombre de Qabra siendo cristianizada durante la Reconquista con su nombre actual, “Cabra”.

Igabrum llegó a ser una de las principales ciudades de la Bética romana. En el siglo III será una de las principales ciudades en recibir el Cristianismo, apareciendo como sede episcopal “del griego episkopus -obispo-”. Con la caída del Imperio Romano, Cabra se convirtió en un importante centro del reino visigodo, denominado Egabro, llegando a ser condado y obispado.

Tras perder el rey Roderico en la batalla de Guadalete o de la Janda el reino visigodo comienza a florecer una nueva civilización andalusí donde Qabra será la capital de una de las coras como división territorial musulmana. 

Hacia el año 889, Qabra se ve involucrada en la sublevación del caudillo muladí Omar ibn Hafsún que ejercerá su influencia en estos territorios durante 50 años, llegando incluso a las puertas de Córdoba hasta que Abderramán III en el 928 acabó con la rebelión tras su muerte en el 917 sitiando Bobastro. 

Termina así una de las épocas más convulsas de Al-Ándalus y al mismo tiempo comienza el periodo más glorioso de su historia que tiene como protagonista al califa Abd al-Rahman III que unifica en torno a su persona el poder político y religioso.

Gracias al prestigio que le diera la conquista de Bobastro, Abd al-Rahman III denominado al-Nasir li-Din Allah (el vencedor por la religión de Alá) se proclamaría el primer califa independiente de Damasco.


Paseando por las calles de Cabra pusimos apreciar que ésta bonita ciudad fue la cuna de famosos egabrenses como el escritor Juan Valera -probablemente el mejor prosista del siglo XIX junto a Larra -tan discutido-, en palabras de Camilo José Cela- junto con el marino Dionisio Alcalá Galiano, famoso por haber participado en la Batalla de Trafalgar el 21 de octubre de 1805.

Desde la calle Cervantes llegamos al centro de la Plaza Vieja. Una bella panorámica con la torre del homenaje del castillo-palacio de los Condes de Cabra y la Parroquia Mayor de la Asunción que construida sobre una antigua mezquita aljama, capta nuestra atención. En su origen el castillo llegó a ser una alcazaba musulmana reedificada en el siglo XIV. Se dice que el castillo llegó a tener una plaza de armas circundada por una fuerte muralla con 18 torres en la que podían formar entre ocho y diez mil hombres. El grueso de los muros es de unos 2,60 metros. 

Destaca su torre del homenaje que es casi cuadrada con algo más de 20 metros de altura. Actualmente alberga el convento de las Escolapias. 


En la puerta de entrada al castillo de los Condes de Cabra nos encontramos con un monumento dedicado a la memoria del poeta muladí de la antigua Qabra musulmana durante los siglos IX y comienzos del X llamado Muqaddan Ibn Muáfa -al Cabri- (847-912), favorito del emir Abd Allah I de Córdoba, quien será el creador de las moaxajas “muwaššaḥ”, una composición poética culta propia de la España musulmana que consiste en varias estrofas de cinco o más versos en árabe clásico o hebreo, y que termina con una jarcha, que es un poemilla mozárabe y que constituyen uno de los ejemplos más antiguos de la lengua romance. La mujasawa influyó en la lírica de Occidente y dio origen al Zéjel y al Villancico.

Muqaddam, el jefe de la aldea; ibn Muáfa, hijo de converso, el personado; al-Qabri, de Cabra.

Con la caída del Califato de Córdoba Qabra pasa a depender de la taifa de Granada. Con Alfonso VI las Taifas de Granada y Sevilla se convierten en fedatarias de Castilla. En el año 1079 tuvo lugar la batalla de Cabra donde el Cid Campeador mandará las tropas castellanas que junto con las del rey de la antigua Isbiliyya “Sevilla” al-Mutamid lucharon contra el rey zirí Abd´Allah de Granada en la batalla de Cabra. Será el origen del Cantar del Mío Cid.

El rey zirí Abd´Allah de Granada junto a los reyes taifas de  Ishbiliyya "Sevilla" y Batalyaws "Badajoz" presionados por las parias, solicitan el auxilio de los almorávides que derrotaron en el 1086, al rey castellano-leonés Alfonso VI en la batalla de Sagrajas o Zalaca, cerca de Badajoz. Ante la debilidad de los reinos de taifas los almorávides los derrotan siendo Cabra almorávide hacia el año 1090.

El 10 de marzo de 1126 Alfonso I de Aragón vence a Abu Bakr, hijo del emir Alí ibn Yusuf en Anzur (hoy del municipio de Puente Genil). En 1148 ocurre la invasión de los almohades y muchos cristianos se ven obligados a emigrar a Toledo.

En el año 1240 Cabra es reconquistada de forma pacífica por Fernando III de Castilla el Santo y por pacto sus habitantes mantuvieron sus costumbres y religión. A finales de 1279 el rey Alfonso X de Castilla cedió a su hijo el infante Pedro de Castilla, la villa y el castillo de Cabra. 

En la primavera de 1483 Boabdil busca legitimar su posición mediante alguna victoria militar, pero es derrotado cerca de Lucena donde caerá prisionero de los Reyes Católicos siendo liberado con la condición de hostigar a su padre Muley Hacén.

Desde la Plaza Vieja por la Avenida de la Libertad llegamos al Monumento en honor a la memoria de los marinos egabrenses y a los héroes de la batalla de Trafalgar donde a sus pies se encuentra la “Rosa de los vientos” donde pudimos apreciar los diferentes vientos que soplan por nuestros puntos cardinales.



Tramontana, viento del Norte
Gregal, del NE

Levante, viento del SE
Siroco o calima, viento del sur

Migjorn, viento del S
Lebeche del SO

Poniente, viento del O
Mistral, cierzo o galerna del NO


Desde el casco histórico de Cabra nos dirigimos al "Centro de Interpretación del Tren del Aceite" ubicado en la antigua estación donde la retina del recuerdo me proyecta de algún modo a nuestra antigua y desaparecida estación de ferrocarril en la frontera de mi esperanza "Morón", ubicado en la tierra de la cal y del flamenco, pero eso formará parte de otra interesante historia del blog de mis culpas.

Desde Cabra, en la subbética cordobesa, colocamos de nuevo nuestro sextante hacia nuestro lugar de origen en la tierra de la cal y del flamenco transitando entre falanges de los ejércitos nudosos de los olivos leñosos que suben aparecen entre las lomas. 



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