miércoles, 17 de octubre de 2018

El Cabo de Gata-Níjar



Desde Almería, escoltado por centenares de palmeras erguidas al cielo como símbolo de la antigua hospitalidad andalusí, pusimos viento en popa hacia el Cabo de Gata-Níjar para impregnarse nuestra retina del color añil del Mar Mediterráneo mientras el  sol proyectaba sus rayos entre sus tranquilas aguas formando un verdadero espejo “Al Mariyyat”.


A partir del año 238 a. C. con la Primera Guerra Púnica los romanos obtienen la supremacía naval en el Mediterráneo occidental. Anteriormente era denominado “Mar Medi Terraneum” o mar entre tierras. Pero será a partir del 218-201 a.C. con la victoria de Publio Cornelio Escipión durante la Segunda Guerra Púnica cuando el Imperio Romano comience a denominar "Mare Nostrum (mar nuestro)" al Mar Mediterráneo.

Cuentan las páginas de la historia que etimológicamente la isla de Alborán proviene del término "Al Borany, que significa tormenta", apodo de un corsario tunecino durante el siglo XVI llamado Mustafá ben Yusuf al Mahmud ed Din que prestaba servicio al sultán otomano.

Al Borany establecería su base de operaciones en la isla y con el tiempo sería conocida como la isla de Alborán y su mar homónimo que rodea a la isla y que se extiende desde Gibraltar "Yebel al-Tarik" al Cabo de Gata, en Almería.


Antes de llegar al Cabo de Gata realizamos un alto en el camino en el torreón homónimo donde algunos pescadores con sus tradicionales embarcaciones regresaban de la dura e inhóspita faena del mar. Nos detuvimos unos instantes para observar como subían una pequeña embarcación a través de un cable de acero entre planchas de madera sobre la arena, que sería amarrada fuertemente a tierra. 



Desde la época de los fenicios la única actividad artesanal que se ha mantenido en el Cabo de Gata a lo largo de los siglos ha sido la pesca artesanal. Cerca de la playa observamos a un hombre preparar un enorme mero de 35 kilogramos de peso.



El Morrón de Cabo de Gata, coronado por el faro del mismo nombre se encuentra en el punto más sudoriental de la Península Ibérica. A lo largo de la historia, ha recibido muchos nombres: “Charidemun Akra” en griego y “Promontorium Charidemun en latín”, que podría traducirse como “Promontorio de las Ágatas”, debido a las piedras semipreciosas que se podían encontrar en sus alrededores. Éste podría ser el origen de la denominación del Cabo de Gata, que ya aparece como tal en el siglo XIV.

El Parque Natural marítimo-terrestre Cabo de Gata-Níjar es un territorio en el que se conjugan importantes valores naturales con un rico patrimonio histórico y cultural. Las singularidades de este Parque derivan por un lado, de su dimensión marítimo-terrestre, con los 50 kilómetros de costa acantilada mejor conservados del litoral mediterráneo español, y por otro, de su carácter semiárido, al ser uno de los espacios protegidos de Europa de vocación subdesértica y estepárica.


Destaca la enorme riqueza, fragilidad y originalidad de sus ecosistemas. Los elementos más valiosos de la flora y fauna son los endemismos (especies exclusivas) del Parque Natural, entre las que destacan el Dragoncillo del Cabo (Antirrhinum Charidemi), el Gordolobo del Cabo (Verbascum Charidemi) y la Aulaga Mora (Ulex Canescens) entre las especies vegetales y el Camachuelo Trompetero y la Alondra de Dupont entre las especies animales. 

La huella milenaria de la intervención humana se hace patente en muchos lugares: yacimientos de plomo y oro, fábricas de salazón romanas, torres vigías y fortalezas costeras para le defensa de piratas berberiscos y una arquitectura popular vinculada a la cultura del agua. 

Desde el Mirador de las Sirenas disfrutamos del arrecife de las Sirenas; el Cabo de Gata con su faro; el mirador propiamente dicho y las calas de las Sirenas. Los fondos marinos están catalogados como Reserva Marina teniendo en cuenta que su conservación nos afecta a todos. 

El Arrecife de las Sirenas es un resto de una antigua chimenea volcánica. Probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de foca monje, que los pescadores de la zona llamaban sirenas o lobos marinos. Este mamífero habitó toda la costa de Gata hasta mediados del siglo XX, razón por la cual aparece en el mural del mirador. Actualmente se encuentran en peligro de extinción en todo el Mar Mediterráneo.



Utilizando un emplazamiento privilegiado, el Faro del Cabo de Gata fue construido en 1.863 para la seguridad de la navegación. Se levantó sobre el patio central del Castillo de San Francisco de Paula, edificado en la primera mitad del siglo XVIII, durante el reinado de Felipe V, para la defensa de la costa del Reino de Granada. El haz de luz que proyecta el faro marca la “Laja del Cabo”, una emergencia rocosa que queda a menos de tres metros de profundidad, causa de multitud de naufragios en la zona. Estos hitos nos hablan de la relevancia histórica del lugar. 


Terminada nuestra ruta en el Cabo de Gata-Níjar, dedicamos el crepúsculo vespertino para fotografiar la alcazaba iluminada teniendo por delante una grata noche para pasear entre los rincones gastronómicos con el objetivo de estimular nuestro paladar. Es tradicional que la cerveza venga acompañada de una tapa. 

La mañana siguiente la dedicamos a buscar un lugar donde saborear los deliciosos churros en el Paseo de Almería. Allí nos tropezamos con un ficus centenario de unas dimensiones excepcionales perteneciente a la familia moraceae "Ficus macrofhylla" con un diámetro de 5,10 metros, una altura total de 18 metros y un diámetro de copa de 20 metros, que abarcaba toda la avenida.

De regreso con nuestro sextante orientado hacia la tierra de Villalón, una visita que se puede convertir en inolvidable podría ser sin duda alguna, es realizar un recorrido desde las Alpujarra almeriense y granadina hasta llegar al Parque Natural de Sierra Nevada con el Pico Mulhacén con 3478 metros de altitud, en honor al padre de Boabdil "Abû ʿAbd Al·lâh «az-Zughbî» -el desdichado-", aunque para ello serían necesarios varios días- pero eso formará de otra historia…


¡Desde el Cabo de Gata, para el blog de mis culpas!




Enlace interesante


La Alcazaba de Almería


martes, 16 de octubre de 2018

Visita a la Alcazaba de Almería


Una [bandera] verde, que había convertido a la [blanca]
mañana en su cinturón,
Ha desplegado sobre ti un ala de bienestar.

Con su aleteo se asemeja al corazón de los combatientes,
Cualquiera que sea la cara que presente al viento.

Y te ha asegurado la fortuna con su porte triunfante.
Considera, pues, estos buenos augurios como éxito.


Abu l-Asbag Ibn Arqam, natural de Guadix


Desde la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco en cuyo término ejercieran su influencia en tiempos pretéritos los célebres bandoleros José María “El Tempranillo” y Francisco Ríos González “El Pernales”, sin olvidar el legado de nuestros paisanos Fernando Villalón, Julio Vélez o Juan Antonio Carrillo Salcedo entre otros, colocamos nuestro sextante autodidacta en el antiguo "Sarq Al Ándalus" o parte oriental, donde la Alcazaba de Almería con su primer rey "Jayrán al-Amiri" -que reinó entre 1014-1028- ostentaría un importante peso en la antigua Al Ándalus taifal.


Breve introducción

La Alcazaba "al-qasb" de la antigua Almería "al-Mariyya" es una de las construcciones de origen árabe más extensas de España pudiendo divisarse desde cualquier punto de la ciudad, ejerciendo su dominio sobre la antigua medina con sus califales altarazanas. Desde sus almenas, se podían divisar los continuos movimientos de embarcaciones a varias millas de distancia. 


Atrás hemos dejado territorios cargados de historia. En tiempos pretéritos llegaría a ejercer su influencia el bandolerismo (Jauja, Corcoya, Estepa o Antequera entre otros pueblos) en su contexto histórico (Fernando VII) como resultado de la miseria de un pueblo que sin embargo, aceptaría por su ignorancia aquel "Vivan las caenas" junto al vil asesinato de "Mariana de Pineda", para introducirnos como si del túnel del tiempo se tratara, en la última frontera de Al Ándalus (Montefrío, Alhama de Granada y Loja) lo que nos permitirá llegar hasta el antiguo reino nazarí.

El último Suspiro del Moro nos acercará a la Alpujarra granadina donde Lanjarón, Órgiva (puerta de entrada a la Alpujarra), Pampaneira (puerta de la Alpujarra alta), Bubión o Capileira llevan impregnados  los efluvios y reminiscencias andalusíes con sus casas encaladas y orientadas al mediodía y al Mar Mediterráneo. 

Cuando se transita desde Granada hacia Motril por la A-44 nuestra retina capta en las estribaciones de Sierra Nevada el “Suspiro del Moro”, un paso de montaña en las estribaciones de Sierra Nevada a 860 m.s.n.m. que enlaza la Vega de la antigua Garnatha "Granada" con el Valle de Lecrín, un vergel donde siempre es primavera. 

Muy cerca del Suspiro del Moro se encuentra el castillo de Mondújar donde en un cerrillo podría encontrarse el lugar de descanso de la dinastía nazarí conforme a lo previsto en las Capitulaciones de Santa Fe desde la Rawda o cementerio real en la Alhambra. 

Es muy triste pensar que la dinastía nazarí repose olvidada para siempre bajo el asfalto de la A-44 por culpa de nuestra ceguera y angostura histórica que no contribuye en modo alguno, a un acercamiento entre civilizaciones.

El "Suspiro del Moro" fue un invento del franciscano Fray Antonio de Guevara para congraciarse con el Emperador Carlos V, calando con el tiempo no sólo en una leyenda sino que ha generado una infinita literatura, proyectada en la pintura, que colocaba en mal lugar al último rey nazarí en su  camino al triste destierro en La Alpujarra almeriense “Laujar de Andarax”, acompañado de su madre Aixa y de su esposa Morayma. Será el "epílogo de la Casa del Islam en Al Ándalus".

No existe constancia histórica de este acontecimiento histórico la famosa frase atribuida a su madre Aixa:

"Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre".

En historia, todo lo que no pueda ser documentado es falsable. Por el contrario, existe constancia escrita sobre la leyenda del "Suspiro del Moro" inventada por el cronista-bufón de Carlos V, el franciscano fray Antonio de Guevara, que en la Guerra de los Comuneros había tomado partido por el Emperador habiendo realizado como comisario de la Inquisición informes sobre la problemática morisca en el Reino de Valencia y Granada. Fray Antonio de Guevara sería el encargado de divertir al Emperador durante su estancia en la Alhambra durante 1526, lo que le traerá como premio el obispado de Guadix y Mondoñedo. 


Carlos V le pagaba nada menos que 8.000 ducados/año por ser cronista real, frente a los pocos más de 1.200 que cobró después por ser obispo de Guadix.

F. Márquez Villanueva 

El romanticismo de Chateaubriand y Theofile Gautier entre otros se adueñaron del drama de Boabdil que dejaba se ser un enemigo peligroso para convertirse en un personaje histórico necesitado de defensores de su memoria y desdichas.

En la pintura tal vez haya sido Francisco Pradilla (1879-1892), quien haya captado con más fidelidad el paisaje y vestuario de aquel hecho histórico con sus obras: La Entrega de Granada y El Suspiro del Moro.


Junto a nosotros se erige majestuosamente Sierra Nevada, génesis de múltiples ríos y manantiales como el Genil y el Darro que descienden por Granada. Destaca el pico más alto de la Península Ibérica, el Mulhacén con 3.470 metros en honor al antepenúltimo rey nazarí Muley-Hacén y padre de Boabdil, Abû ʿAbd Allâh «az-Zughbî -el desdichado-».


Proseguimos nuestra ruta ascendiendo por Bérchules, Yegen de Gerald Brenan, Válor y Laroles que nos permitía acercarnos al Puerto de la Ragua -Rauah o Ragwa que significa un almacén de aguas- que llegara a ser un punto estratégico por donde pasaron las tropas del califa Abderramán III el año 913 para sofocar la rebelión de Omar Ben Hafsún, considerado el azote de los Omeyas entre el año 880 y 918 y cuyos dominios se extendían hasta las provincias de Málaga y Granada haciendo incursiones incluso cerca de Córdoba.


El puerto de la Ragua se encuentra en la cara norte de Sierra Nevada a 2000 metros de altitud dividiendo a la Alpujarra en dos partes: la almeriense y la granadina. 

Las Alpujarras fueron consideradas por los cristianos de la época "tierras de los monfíes" o bandoleros moriscos.

Desde el puerto de la Ragua continuamos descendiendo hasta Laujar de Andarax y Alhama de Almería. Poco a poco comenzamos a otear el objetivo de nuestra ruta andalusí: la Alcazaba de Almería, considerada la sede del poder en la época andalusí. 
La retina de la historia nos recuerda la primera referencia escrita que se conserva de una bandera blanca y verde de similares características a la de Andalucía y que perteneció al reinado de Al Mutasim en la antigua taifa de Almería a mediados del siglo XI (año 1051).

En 929 el Califato Omeya de Córdoba utilizaba una bandera blanca y verde como símbolo heráldico.


Sería con el tiempo cuando Blas Infante (1885-1936) considerado el Padre de la Patria Andaluza, se encargara de la búsqueda de aquel precedente histórico de la bandera andaluza, encontrándolo en unos versos del visir y poeta del siglo XI Abu l-Asbag Ibn Arqam, en la corte de al-Mustasim (1038-1091) en la Alcazaba de Almería.


Es posible que nos encontremos ante la bandera más antigua de toda Europa. El 18 de julio de 1195 el sultán Ben Yusuf Yaqub derrota a Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Alarcos en lo que fuera la última gran victoria musulmana. Para conmemorar el triunfo se ordena colocar una bandera verde y blanca en la Mezquita Aljama de la antigua Isbilya “Sevilla”, que representaba la unidad almohade (blanco almohade) y la colaboración andalusí (verde omeya). Un símbolo de unión entre tierras andalusíes de un lado y otro del Estrecho de Gibraltar “Yebel Tariq”.



Desde el puerto paseamos hasta la calle Almanzor que nos acercaba a la Alcazaba de Almería "al-Mariyya" asentada en un cerro desde el que se domina la ciudad y su bahía. La fortaleza forma, junto al lienzo de muralla de la Hoya y del Cerro de San Cristóbal, uno de los más impresionantes conjuntos monumentales defensivos medievales de Al Ándalus. Su morfología actual es fruto de su devenir histórico y de las múltiples modificaciones sufridas en sus diversas etapas históricas.

Lo escarpado del cerro en el que se asienta y su amplia visibilidad, van a ser factores determinantes para la elección de su emplazamiento, así como para su reutilización militar hasta el siglo XX. 

En Almería nuestra retina captaba las cientos y cientos de palmeras sin olvidar los cipreses que predominan en las antiguas construcciones cristianas que nos recordaban efluvios y reminiscencias de tiempos pretéritos.



Dicen las páginas de la historia que el olivo es el árbol de los judíos, el ciprés, de los cristianos, y la palmera, de los musulmanes aunque el Domingo de Ramos en la religión cristiana se bendicen hojas de palmera y de olivo en todas las iglesias simbolizando la entrada del Mesías en Jerusalén. 




La palmera silvestre es autóctona de la antigua Mesopotamia hace más de 5.000 años. Para los antiguos caldeos y árabes, la palmera significaba el árbol de la vida, mientras que en el Antiguo Egipto representaba la fertilidad mientras que el olivo en la cuenca mediterránea es considerado el símbolo de la paz. 

Las palmeras simbolizan la unión entre en cielo y la tierra y su presencia junto a las casas musulmanas era señal de hospitalidad. Produce gajos de dátiles grandes y dulces que ha alimentado desde tiempos ancestrales a los beduinos “pastores nómadas del desierto”.

El dátil es un alimento simbólico en el Ramadán, considerado el pan del desierto. Si ha habido un pueblo que destaca por el consumo de dátiles, es el árabe.

Entramos por la Puerta de la Justicia que se abre en una torre que se adscribe al periodo nazarí, remodelada a principios del siglo XX. La entrada a la fortaleza se realiza a través de una torre albarrana. Desde allí se asciende en rampa en zigzag vigilada desde la torre de los Espejos, a la Torre de la Justicia que por motivos estratégicos obliga a realizar el acceso en recodo. El primer recinto, al igual que el segundo, es de origen islámico. 

Actualmente se encuentra ajardinado, debido a las obras de acondicionamiento. En la época islámica existía aquí todo un entramado de casas y calles como se puso de manifiesto en las excavaciones realizadas en este recinto en la década de los 80 y 90 del siglo XX.

También existía un complejo sistema de abastecimiento de agua a través de pozos con norias, aljibes y canalizaciones, de los que se conservan restos arqueológicos. Todos los recorridos desembocan delante del Muro de la Campana de la Vela, que es un lienzo de muralla que separa el primer recinto del segundo. Desde las cubiertas de las torres se pueden observar increíbles panorámicas. 

El principal problema de cualquier alcazaba que sustentaba las tropas era el suministro de agua llegando a solventarlo mediante su extracción mediante norias y pozos. El aljibe califal es una construcción hidráulica que consta de cinco naves, donde se explica el funcionamiento de los aljibes con su sistema de captación de agua.

Los baños "hammán" constituyen un elemento fundamental en la vida de los musulmanes ya que cumplen una triple función en la vida de los musulmanes: higiénica, ritual y social. Están compuestos por varias estancias con diferente temperatura: la sala fría “al bayt al bárid”, la sala templada “al bayt al-wastáni y la sala caliente “al-bayt al sajún". 

El aire se calienta en grandes calderas siendo distribuido de forma subterránea, bajo el pavimento de las diferentes salas. De este baño se conserva toda la parte inferior del mismo, la que correspondería al área de servicio (horno, caldera, leñera).

No debemos de olvidar que el agua era un verdadero símbolo para la cultura andalusí, recorriendo a través de un sistema de canales el primer recinto de la Alcazaba, entre la frondosidad de sus jardines.

La historia de Al Mariyyat comienza con la invasión musulmana de mayoría bereber “Berbería” en el 713 dependiente del asentamiento costero de Pechina, capital de la cora homónima a orillas del río Andarax cuyo nacimiento se encuentra en Laujar, en la Alpujarra almeriense. Contaba con una atalaya importante durante el siglo IX y X. Almería recibirá pronto el nombre de Al Mariyyat Bayyana “Al Miraya o torre vigía” para algunos historiadores aunque para otros puede significar "espejo del mar". 

Hasta el año 955, Almería era el lugar elegido para fondear la flota califal "fondeadero de Bayyana" a los pies de la Sierra de Alhamilla, el mayor de Al Ándalus. A partir de esta fecha, su puerto será dotado de unas altarazanas para la reparación y construcción de nuevos barcos para la flota andalusí. Será en este mismo año cuando el califa Abderramán III ordene amurallar la medina primitiva existente alrededor de la atalaya para defenderla de la amenaza que suponía el califato fatimí del Norte de África, concediéndole a Almería la categoría de medina y mandando construir su mezquita aljama. 

Su posición estratégica le permitirá convertirse en un próspero centro comercial y defensivo con 43.000 metros cuadrados. lo que le permitiría albergar hasta 20.000 hombres. Durante los siglos XI y XII Al Maryyat alcanzará su máxima expansión siendo considerada como la “Puerta de Oriente” al llegar a su puerto navíos de todo el Mediterráneo y del Magreb.
  
El almirante de la flota andalusí "Ibn Maymun" era el segundo poder de facto con 300 naves a su disposición, residiendo en Al Mariyyat Bayyana “Almería". Este almirante será envenenado posteriormente por orden de Almanzor “los amiríes”, envidioso de su poder.

Almería en la Plaza de España, en Sevilla.

La Alcazaba de Almería alcanzaría cotas elevadas con Almanzor que nombraría a Al-Jayrán -hombre de su confianza- gobernador de Almería que más tarde se convertirá en el primer rey taifa con el desmoronamiento del Califato de Córdoba a partir del 1013. Este mandó con autoridad durante 14 años, convirtiéndose en poco tiempo en una de las ciudades más prósperas y pobladas de todo Al Ándalus, desbordando su antiguo perímetro fortificado, teniendo que ampliar sus defensas y ampliando la mezquita aljama.

La desintegración del Califato de Córdoba a partir de 1013 con una fitna “guerra civil” dará lugar a los Reinos de Taifas que intentaran legitimarse y extender su área de influencia, intentando reproducir su antiguo esplendor.

La Alcazaba de Al Maryyat en su época de esplendor formó parte de una ciudad amurallada, con un trazado urbanístico árabe clásico y tres barrios bien diferenciados: 

1. El barrio de Al Hawd (o del Aljibe). 

2. El de la Musalla “zona centro” 

3. Y la Medina (donde se encuentra la actual calle de la Almedina). 

El segundo gran momento de la taifa almeriense estará a cargo del pacífico monarca y protector de las artes y las ciencias Al Mutafín que llevó a Al-Mariyya desde el punto de vista cultural a su máximo esplendor con poetas y sabios al igual que al Mutamid en la antigua Isbilya “Sevilla”. El rey poeta Al Mutasim “Almotacén” reinó entre 1052-1091, enriqueciendo la corte con literatos y científicos e introduciendo avances en los sistemas de regadío. En la medina florecían los baños árabes “al hamman” y en las mezquitas florecería el comercio de la seda, el aceite y la uva como dejará constancia la obra del cartógrafo y geógrafo del siglo XII Al Idrisi. 

Cuenta la leyenda que moriría de tristeza al ver asediada su alcazaba por los almorávides de Abu Zakaria.


Toma por Alfonso VII 

La taifa almeriense terminará con la invasión almorávide, aunque la ciudad continuará siendo un auténtico emporio comercial muy codiciado por los cristianos, en especial por los genoveses. Alfonso VII “el Batallador”, decide tomar la ciudad el 17 de octubre de 1147 con la ayuda de catalanes, francos, pisanos y genoveses. Será un periodo efímero de ocupación “entre 1147 a 1157”. 

Periodo almohade

En 1157 tras un largo asedio es reconquistada por los almohades que intentan recuperar su antiguo esplendor, y que sin embargo, nunca más lo recuperará. 

Periodo nazarí

En la primera mitad del siglo XIII Almería será incorporada al reino nazarí de Granada aunque ya había perdido importancia en beneficio de la cora de Rayya “Málaga”, esperando un nuevo amanecer andalusí que nunca más llegará a producirse. 

El reino nazarí de Granada se extendía desde Tarifa hasta Almería. El gobernador Abbu-i-Abbas intentó reconstruir la ciudad sin demasiado éxito. Fue en parte responsable de ello una gran sequía que comenzó en el año 1227, lo que contribuyó a desestabilizar gravemente la agricultura y el comercio de toda la región. 

Toma de la Alcazaba por los Reyes Católicos 

Los Reyes Católicos tomaron posesión de Almería el 26 de diciembre de 1489. La entrega de la ciudad fue pactada, sin derramamiento de sangre, por medio de capitulaciones. Ordenan construir en la parte más elevada y occidental de la alcazaba un castillo, adaptado a las nuevas necesidades militares. Dichas obras las dirigió Hernando de Zafra, secretario real, comenzando a construirse hacia 1500. 

La Alcazaba de Almería posee tres recintos amurallados: dos de estilo árabe y uno posterior, en la época cristiana, como testigo del paso del tiempo. 


Las intervenciones arqueológicas han documentado sucesivas fases, unas sobre otras:



Primer recinto 

Es amplio correspondiendo al campamento militar y refugio para la población en caso de asedio. Contaba con buenos aljibes. En el extremo más oriental está el baluarte del Saliente. 

El Muro de la Vela separa el primer recinto del segundo. Se llama así porque allí se levantaba la campana de la vela, que anunciaba los barcos que entraban en la bahía, algún peligro, fuego, etc. Fue mandado construir por el rey Carlos III. La campana reunía con su toque a los defensores de la fortaleza. 




Segundo recinto 



A través de unos jardines con una escalinata por donde bajaba el agua, llegamos al segundo recinto, donde se localiza la alberca y la casa del alcaide, la iglesia de San Juán o el hammán.

Estaban situadas las residencias de los gobernantes, guardia y servidores. A causa de varios terremotos en la Edad Moderna apenas quedan algunos vestigios en pie. 



Tercer recinto 

Tras la toma de Almería en 1489, los Reyes Católicos mandaron construir el actual castillo en la parte más occidental y elevada, adaptado a las nuevas necesidades militares y a la artillería. Su construcción se lleva a cabo entre los años 1492 y 1534 con materiales y conceptos muy distintos, lo que lo diferencia del resto del conjunto, destacando en este castillo su gran Torre del Homenaje que tenía además carácter residencial. Estaba protegido por tres torres semicirculares y un foso, que daba acceso a través de un puente levadizo. Se trata de la parte más moderna y mejor conservada de todo el conjunto. 

Destacan los sillares tallados, torres semicirculares y troneras como forma de bola y cruz. Es en este momento cuando se construye la iglesia de San Juan. Durante los siguientes 500 años mantendrá un uso militar. Se construyen además los baluartes de San Matías, La Campana, La Reina y El Espolón. 

En la torre de la pólvora se encuentran restos de una antigua puerta con varios cañones de bronce.

En el tercer recinto destaca el partió de Armas y la torre del homenaje concebida como la casa del alcaide donde se encuentran las mazmorras, desde la cualquier punto de la torre y muralla norte, se observa una visión privilegiada de la muralla de Jairán y la costa de Almería.

Una historia de amor en la Alcazaba de Almería

Como si del cuento de las Mil y Una Noches se tratara, al igual que en la antigua Granada, también la Alcazaba de Almería cuenta con una historia de amor denominada “La Odalisca”.

Allá por el año 1051, accedió al Trono Taifa de Almería, Muhammad abu Yahya, conocido popularmente como Almotacín, fue un Rey bastante benévolo e incluso según los historiadores muy avanzado para su época, alcanzando en sus cuarenta años de reinado la ciudad y reino de Almería gran prosperidad económica y social. 

Almotacín vivía en el Palacio en lo alto de la Alcazaba acompañado de su concubina favorita, de nombre Galiana. A ésta le gustaba asomarse al alféizar de su ventana, para peinar sus dorados cabellos observando las fuentes y albercas que rodeaban el palacio, y la propia medina de Almería reflejada en el mar. 

Todos los días al amanecer y al caer el sol, desde las mazmorras donde estaba preso, un cristiano cantaba y dedicaba poesías a esa esclava mora favorita del Rey, y que en alguna ocasión había visto pasar tras el ventanuco de su celda, y cuyos grandes ojos verdes eran su única ilusión de vida. 

Así pues Galiana poco a poco se siente seducida por aquellos cantares y de aquellos versos, que se enamoró perdidamente del preso, al que nunca había visto. 

Almotacín notaba que algo estaba pasando, al estar su favorita menos cariñosa. Pero el corazón de Galiana estaba tan cautivo como la condición del propio preso. 

Por fin un día se atrevió a conocer en persona a su poeta. Aprovechando la condición de favorita del Rey, convenció a varios soldados para que todas las noches le permitiesen bajar en secreto hasta las frías mazmorras, para yacer con su amado. 

Pero el secreto duró poco, y la noticia llegó a oídos del Rey, que pese a su buena voluntad y talante, no podía permitir que su favorita le fuese infiel, y menos con un preso cristiano. 

Galiana se enteró que Almotacín lo sabía y ayudó al preso cristiano a huir de su cautiverio, lo hizo anudando decenas de velos de seda, para permitir que su amado se deslizase por la torre del cautiverio y descendiera hasta el valle del gran barranco de la hoya, al que se asoma la Alcazaba almeriense en su vertiente de poniente. 

Pero la mala suerte, hizo que la treta fuese descubierta, y el preso a mitad del descenso llamado a que de nuevo tornase a su cautiverio, éste prefirió arrojarse al vacío antes de vivir preso, yaciendo muerto al pie de las murallas. 

Galiana lo había contemplado todo desde el alfeizar de su ventana al que tantas veces se asomaba para escuchar los soniquetes que aquel preso le dedicaba, así pues rota de dolor y desconsuelo, lloraba apretando contra sí los velos de seda que ella misma iba a utilizar para escapar junto a su amado. 

Galiana entró en una profunda depresión, llorando y llorando desde aquella ventana, hasta que al poco tiempo murió dicen que de pena, con la mirada perdida hacia el barranco y regando sus lágrimas las tierras de Almería. 

Cuentan que durante las noches de verano con luna llena siguen retumbando entre las ruinas de aquel palacio, los cantos y soniquetes que el preso cristiano dedicaba a Galiana.

Monumento a los moriscos expulsados en tiempos de los Reyes Católicos, en Antequera.

Expulsión de los moriscos

La segunda mitad del siglo XVI estuvo marcada por la expulsión de los moriscos. Fue precisamente en la Alpujarra almeriense donde en 1568 se rebela el laujareño Abén Humeya (nacido Fernando de Válor y convertido al Islam); la insurrección se propaga a toda la provincia y pronto Vera es conquistada y Cuevas de Almanzora atacada.

En su retirada, Abén Humeya fundó en Purchena una competición para celebrar el nombramiento de la ciudad como cabeza del valle del Almanzora. Se trataba de unos juegos deportivos y culturales de innegable analogía con el olimpismo, que incluían la lucha, las carreras a pie y a caballo, el tiro y la poesía y que han sido recuperados hoy día, recibiendo el elogio de, entre otros, Juan Antonio Samaranch y el Comité Olímpico Internacional.

Vuelve más adelante Abén Humeya a Laujar donde crea una casa real con vocación dinástica (ya había sido Laujar de Andarax asiento real con Boabdil a principios del siglo XVI), pero es asesinado, víctima de sus propios colaboradores en una oscura intriga palaciega. Poco a poco la resistencia morisca se desvanece. Prueba de que había sido enormemente dura es que Felipe II decidiera enviar al mejor y más temido de sus militares, Juan de Austria, quien pronto acaba con el breve reino morisco. Se reemprende así la expulsión de la población musulmana, que culminará con Felipe III entre 1609 a 1614.

Uno de los episodios más sangrientos de la represión contra los moriscos tuvo lugar en Níjar. En las revueltas de la Navidad de 1569, cientos de familias moriscas acudieron a refugiarse al castillo morisco del peñón de Inox, cercano a Níjar. Informados los cristianos, reunieron un improvisado ejército de mercenarios que se adueñó fácilmente de la fortaleza, haciéndose de una vez con más de 3.000 esclavos, mujeres y niños, e incontables botines producto del expolio.

La matanza y expulsión de los moriscos fue un duro golpe que sumió a España en la época más oscura de su historia, el siglo XVII. Fueron expulsados los que habían enseñado a los cristianos la agricultura, el cultivo del moral, el tejido de la seda, las técnicas de regadío y la carpintería. 

La provincia almeriense quedó desierta desde Níjar a Mojácar y la población de la capital se redujo a 7.000 habitantes. Los intentos de repoblación cristiana fueron inútiles. Los ataques piratas berberiscos e ingleses junto con los terremotos mantuvieron a la provincia ensombrecida durante la centuria siguiente.


La Catedral de Almería

Sobre la antigua mezquita aljama se erige la Catedral, ejemplo de edificio defensivo de la época, que será levantada en 1496 bajo las órdenes del cardenal arzobispo de Toledo Pedro González de Mendoza, aquel que ondeó en la “Toma de Granada” el estandarte de Cristo antes que el pendón de Castilla demostrando “la espada subordinada al servicio de Dios”. 

El terremoto de 1522 la destruyó completamente y fue entonces cuando Fray Diego Fernández de Villalán, obispo de Almería, mandó construir la actual bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación. Su aspecto exterior le da clara apariencia militar; en efecto, se trata de una de las únicas catedrales-fortaleza de su clase en España: sólidos contrafuertes, torres albarranas, gruesos muros, escasez de vidrieras, etcétera.

Las tres naves son de igual altura, lo que proporciona una amplia azotea que sirvió para la instalación de cañones y la vigilancia militar. Solo la embellecen dos austeras portadas renacentistas de Juan de Orea, y en el muro que da a la calle del Cubo, el Sol de Portocarrero (otro de los símbolos de la ciudad que aunque se cree que hace referencia al obispo Portocarrero, del siglo XVII, ya estaba esculpido desde los primeros tiempos de la catedral) No obstante, las bóvedas y la sacristía son espléndidas, góticas las primeras y renacentista la segunda. Contiene el templo obras de Alonso Cano, Murillo y Ribera, y un San Indalecio de Salzillo.




El Sol de Portocarrero es el simbolo de la ciudad de Almería, erróneamente llamado Sol de Portocarrero, porque es el Sol de Villalán el fundador de la Catedral Fortaleza (Fray Diego Fernández de Villalán) construida a partir del año 1525

En 1658 tuvo lugar una sequía, inundaciones, terremotos y la peste que generaron calamidades, hambrunas y pobreza. El puerto de Almería se consolidará años más tarde como gran centro comercial que conectaba con ciudades como Londres, Malta o Lisboa. 

A partir del siglo XVI comenzará el abandono de la ciudad al estar Almería apartada de las rutas comerciales del continente americano y cerca de los ataques de los piratas berberiscos y turcos que atemorizaban su población. 


Su incomparable entorno histórico y geográfico ha sido testigo de grandes películas que han quedado grabadas en la retina de los cinéfilos.


Epílogo de nuestra visita

La ruta de vuelta hacia la tierra de Villalón la realizamos de nuevo a través de “Láujar de Andarax” y el Puerto de la Ragua, donde muriera en 1493 la esposa de Boabdil “Morayma” y también lugar de nacimiento de Abén Humeya “Fernando de Válor y Córdoba”. 

Cuenta nuestro amigo y naturalista local Jesús Albarreal que muy cerca se encuentra una pequeña pedanía denominada “Los Morones” que al parecer fuera fundado por gente de Morón. Durante la expulsión de los moriscos a partir de 1609-1614 se repoblaron estas tierras con personas ganaderas venidas desde el antiguo reino de León. Desde Morón se llevaron a varias familias que eran especialistas en la elaboración tradicional del carbón vegetal y que respetaban el bosque -sólo cortaban la leña seca- mientras que los ganaderos talaban los bosques con el objetivo de sembrar pastos. Hubo una discusión entre ellos que incluso tuvo que intervenir la Chancillería de Granada para poner un poco de orden. 

Se podría decir sin temor a equivocarnos que los primeros pobladores del poblado de los Morones en la Alpujarra granadina fueron auténticos pioneros en la defensa sostenible de la naturaleza hace ya más de cuatro siglos.

Desde el Puerto de la Ragua tenemos varias opciones para volver a la tierra de Villalón, estimulando nuestra retina con bellas panorámicas: 

1.Transitar por la Calahorra, Guadix, y la última frontera de Al Ándalus (Alhama, Loja o Montefrío), lo que nos permitirá llegar hasta la monumental Antequera, donde en tiempos pretéritos llegaría a ser territorio de influencia del facineroso José María “El Tempranillo”.

2. Bajar a través de la Alpujarra granadina para visitar Yegen de Gerald Brenan, Capileira, Bubión, Pampaneira, Órjiva y Lanjarón hasta conectar con la A-44 de Motril-Sierra Nevada que nos llevará a la ciudad de las iglesias (Antequera) y vuelta a nuestro lugar de origen, en la frontera de nuestra propia esperanza.

3. O atravesar perpendicularmente la Alpujarra buscando la costa para dirigirse al barrio morisco de Frigiliana y posteriormente transitar hasta la A-45 en el Rincón de la Victoria (Málaga), en dirección a la monumental Antequera. 

La Alcazaba y las Murallas del Cerro de San Cristóbal de Almería fueron declaradas Monumento Histórico Artístico mediante un Decreto el 3 de junio de 1931 y B.I.C. “Bien de Interés Cultural” en 1985. 

La Alcazaba de Almería nos recuerda la primera referencia de una bandera verdiblanca de similares características a la de Andalucía a mediados del siglo XI. A esto le podemos añadir que en el repertorio de la música andalusí de Marruecos existe una "nawba o nubla" andalusí -que se le atribuye a Ibn Bayya (Avempace), pensador, médico, astrónomo, músico y poeta andalusí- muy similar al himno de España -por tal motivo carece de letra-. 

Si todo ello fuera cierto -aunque doctores tiene la historia-, es posible que la nubla le pudiera "nublar" la razón a más de uno. Es evidente que ocho siglos de cultura y legado andalusí no pasaron desapercibidos ni fueron un paréntesis en nuestra historia sino que forman parte de nuestro ADN colectivo. Pensar lo contrario, sería anestesiar nuestra realidad histórica.

Tras nuestra visita a Almería colocaremos nuestro sextante cultural colocado en la próxima "Recreación Histórica de la Toma de la Villa de Zahara, en 1483", considerado por no pocos historiadores como “cassus belli” para la posterior toma de Alhama de Granada, la última frontera andalusí. Un episodio histórico que traerá consigo el epílogo del último bastión del reino nazarí a comienzos de enero de 1492 y la posterior expulsión de los judíos de Sefarad.

Por tal motivo no entraría en Granada el Conde de Tendilla en primer lugar, sino que lo haría el Cardenal Mendoza, ondeando antes el estandarte de Cristo que el Pendón de Castilla en la Torre de la Vela. En definitiva, “la espada subordinada al servicio de Dios”.

Las condiciones de la Capitulación de Granada eran "al menos sobre el papel" muy favorables para los conquistados. Pero ni Fernando ni Isabel la cumplieron al provocar intencionadamente el cardenal Cisneros en 1500 la Rebelión del Albaicín con un claro objetivo: dañar las señas de identidad de un pueblo, que será condenado posteriormente al genocidio y posterior etnocidio. Si el genocidio extermina a los pueblos, el etnocidio hace lo propio con sus señas de identidad, la memoria y el conocimiento. Recordad que en la Plaza de Bib-Rambla, más de 5.000 libros de la Biblioteca de La Madraza, serían pasto de las llamas en 1499 por culpa de la Inquisición.

Comenzaba a legitimarse el nuevo proyecto histórico y refractario bajo la liturgia del terror, siendo pasto de las llamas en la Plaza de Bib al-Rambla de Granada la memoria en grafía árabe del pueblo morisco por orden del cardenal Francisco Ximénez de Cisneros, tercer inquisidor de Castilla. Era por tanto necesario, erradicar lo más importante que poseían “los vencidos”: sus señas de identidad junto con el conocimiento. En definitiva, “la Memoria”.

La expulsión de los judíos y posterior de los moriscos tuvo consecuencias lamentables para la economía del país con pueblos enteros que quedaron desiertos. Muchos campos se convirtieron en auténticos páramos y eriales, contribuyendo a la despoblación de España, acentuando su decadencia durante varios siglos...

...El primer Renacimiento de Europa se dio en lengua árabe y tal hecho, bajo la mentalidad cristiana, no se podía consentir. 



Desde Almería entre palmeras erguidas al cielo como símbolo de hospitalidad pusimos viento en popa hacia el Cabo de Gata-Níjar para impregnar nuestra retina del color añil del Mar Mediterráneo mientras el sol reflejaba sus rayos, que proyectaban virtuales campos de plata. 


El Cabo de Gata es un territorio en el que se conjugan importantes valores naturales con un rico patrimonio histórico y cultural donde la huella milenaria del ser humano se ha hecho patente entre antiguos yacimientos de plomo y oro, fábricas de salazones romanas, torres vigías y fortalezas costeras para la defensa de los piratas berberiscos junto a una cultura popular vinculada al agua.

Terminada nuestra ruta en el Cabo de Gata-Níjar, dedicamos el crepúsculo vespertino para fotografiar la alcazaba iluminada y la grata noche  para pasear por los rincones gastronómicos y estimular nuestro paladar -es tradicional una cerveza con una tapa-, teniendo la suerte de encontramos en la Plaza Vieja con el IV Festival de la Cerveza Artesana de Almería donde estimulamos nuestros tímpanos con el magnífico grupo "The Replicants Rock Band" que rendía tributo a Tina Turner, acompañado de una buena cerveza artesana de la tierra. 

La mañana siguiente paseamos por el Paseo de Almería donde se encuentra un ficus centenario de unas dimensiones excepcionales perteneciente a la familia moraceae "Ficus macrofhylla" con un diámetro de 5,10 metros, una altura total de 18 metros y un diámetro de copa de 20 metros.



Durante el viaje de vuelta por la  Alpujarra recibimos los últimos coletazos de la tormenta Leslie: "No mandé mis frágiles naves contra los elementos". 

Sin prisas pero sin pausas continuamos perimetramos Granada transitando hacia la última frontera de Al Ándalus, llegar a la tierra de los bandoleros, lo que nos permitiría acercarnos a la Venta del Negro, en la tierra de Villalón, para estimular nuestro paladar entre los buenos y gratos productos de la tierra, que en ese lugar no son pocos.

Desde la antigua Almería "al-Mariyya", para el blog de mis culpas...