El
pasado sábado 26 de enero de 2013 tuvo lugar en el Teatro Oriente de Morón el Recital de Guitarra de Diego Torres Amaya “Diego de Morón” acompañado por el
cantaor Pepe Taranto y la guitarra de Manolo Coronado.
El
brillante acto fue presentado por José María Asencio “Perrequeque” quien dedicó
la presentación junto con unas emotivas estrofas
al reciente fallecimiento del ilustre paisano de Morón Juán Antonio Carrillo Salcedo en su dilatada y fructífera trayectoria en la Defensa de los Derechos Humanos, destacando el presentador que Diego vuelve a los escenarios de Morón después de siete
años de ausencia.
En
primer lugar, nos deleitó Pepe Taranto con su manantial de voz desgarradora, recia, grave y honda que brotaba de las cuerdas de su garganta. En
definitiva, Cante Jondo con mayúsculas, que impregnaba el ambiente bajo una
estela de emociones. Nos cantó una solea, unos fandangos, una seguiriya
terminando con unos tarantos que estuvieron acompañados por la gran guitarra de
Manolo Coronado.
El nombre artístico de Pepe Taranto le viene de la desaparecida
zapatería de Gregorio en el barrio del Pantano de Morón, donde se reunían hace
bastantes lustros un grupo de amigos y aficionados al flamenco. Cuando terminaban
la jornada laboral se reunían en la zapatería para escuchar el buen flamenco,
siempre acompañado por los antiguos medios litros de vino para aclarar la
garganta. Gregorio el zapatero le gustaba escuchar los tarantos que cantaba Pepe por su
perfección.
Cuenta Pedro Luís Vázquez en su libro "La época dorada del flamenco (1960-1970) que Pepe en la zapatería de Gregorio en el Pantano, se arrancó con un "ay" que nos dejó a todos con la boca abierta y el corazón en un puño. Y después de ese "ay" con el que abrió las puertas del cante, vino la letra:
"Ay, una romana/ en el fondo de la mina/ hay una romana/ para contar el dinero/ que roban a los mineros/ todas las semanas"; con la que reflejó perfectamente la situación que en aquellos momentos sufría en sus propias carnes como jornalero.
Y aún no había acabado de rematar el último taranto, cuando Gregorio ya le estaba esperando con los brazos abiertos y los ojos vidriosos, como se le ponían cuando algo le emocionaba, para abrazarle y decirle:
"-Desde hoy, serás para todos nosotros: Pepe Taranto".
Y así fue, desde entonces, y no sólo para los allí presentes, Pepe no tuvo más nombre que Pepe Taranto.
Foto: Takeshi Mine |
Diego de Morón comenzó la primera parte con unas bulerías y una solea, de la cual destacó como la composición más triste del flamenco, posiblemente porque expresa mucho sentimiento, lo que puede llegarnos al tuétano de nuestras emociones. En la segunda parte, nos deleitó con unas seguiriyas junto a unas rondeñas que arrancaron los innumerables aplausos de un público entendido y ya predispuesto entregado al duende del artista.
Diego tocó magistralmente con una espontaneidad que transmitía la esencia de su arte en el Teatro Oriente. Es evidente que sus composiciones se han convertido en auténticas joyas del flamenco dejando una importante huella en la retina del recuerdo de muchos aficionados y amigos que asistieron al brillante recital y que lo arroparon con su cariño. En definitiva, se produjo una auténtica simbiosis, una fusión entre artistas y público.
Morón, tierra de los Alkevires, de la Cal y del Flamenco, como culturas arraigadas
en lo más profundo del pueblo. Como dice mi amigo Antonio, gran estudioso y
embajador del flamenco también podría convertirse por derecho propio en un
lugar de encuentro en la interculturalidad del flamenco ya que observé a varios
estudiosos de nuestro patrimonio inmaterial, venidos de otras latitudes, como por ejemplo el amigo Takeshi que ha comentado que la primera vez que escuchó el sonido de una soleá se emocionó y se le saltaron las lágrimas y su amigo Aoki que ha traducido libros de Don Porhen del español al japonés, y que de hecho actuarán como
fieles embajadores de este patrimonio inmaterial de la Humanidad, que ha sido desde tiempos ancestrales un referente importante en nuestra diversidad cultural y etnológica, quedando como un magnífico legado para las generaciones venideras.
Foto Gilortiz |
Manifiesto mis escasas dotes en el mundo del flamenco pero es evidente que escuchando la guitarra de Diego de Morón, aflora la emoción por los poros de la piel por su indiscutible poder de transmisión en el manejo de las seis cuerdas.
Cualquiera que estuviera presenta en el recital de guitarra, saldría emocionado de tan magno acontecimiento artístico. ¡Ojalá!, el próximo recital de Diego de Morón no se dilate tanto en el tiempo y podamos disfrutar de su arte durante muchos años.
Desde el Teatro Oriente de MORÓN, tierra de los antiguos Alkevires, de la Cal y del Flamenco, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, para el Blog de mis culpas…
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