sábado, 10 de octubre de 2015

Visita a los baños árabes de Ronda


Ya llora al ver sus vergeles
y al ver sus vegas lozanas
ya marchitas,
y que afean los infieles,
con cruces y con campanas,
las mezquitas.

Abul Beka, poeta rondeño del siglo XIII

La medina musulmana de Ronda alcanza su máximo esplendor durante el periodo que el Reino Nazarí de la antigua Garnatha se convierte en el último bastión del Islám en la antigua al-Andalus (siglo XIII al XV).

Su posición estratégica en el último periodo de fronteras, convertirá a esta ciudad en el baluarte más occidental del reino nazarí, como paso obligado entre Granada y el Norte de África, a través del Estrecho de Gibraltar (Gebel-al-Tarik) como importante referente en el cruce de culturas. 

Su máxima importancia quedará reflejada en el urbanismo, como lo demuestran los baños árabes, posiblemente los mejor conservados de la Península Ibérica.

Es evidente que cuando se visita Ronda, Sevilla, Córdoba o Granada con la ruta de las Alpujarras como legado andalusí se nos viene a la memoria aquella memorable frase de Federico García Lorca cuando manifestara el 10 de junio de 1936 sobre la "Toma de Granada" en 1492 por los Reyes Católicos que se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza única en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre.



El Peñón de Gibraltar, desde el castillo de Gaucín

En Ronda confluían todas las rutas comerciales tras la desaparición del Califato de Córdoba en el siglo XI hasta el eclipse del Reino Nazarí 1492. 

Ronda formó parte de las rutas de los Almorávides y Almohades. Una transitaba desde Cádiz hasta Arcos, Grazalema, Zahara de la Sierra, Olvera y Setenil de las Bodegas hasta el corazón de Ronda para proseguir hasta el reino nazarí de Granada, ensalzada como la “Damasco de Occidente”. 

La otra ruta nos lleva desde Tarifa y Algeciras -a la que se unía Medina Sidonia- y nos lleva hasta Gaucín, Algatocín, Atajate y Ronda para proseguir hasta la antigua Elvira "Granada".

Su magnífico entorno natural situado estratégicamente sobre una meseta rocosa cortada por un profundo tajo por donde fluye el río Guadalevín que lo divide en dos: 

Por un lado, la medina andalusí amurallada por los musulmanes con su alcázar y barbacana -puerta de Almocábar-. 

Y por otro lado del barranco, pasando el Puente Nuevo, nos encontramos con el viejo arrabal. Ronda, marco histórico incomparable posee reminiscencias y efluvios andalusíes que han sido legados desde tiempos pretéritos para que el viajero impregne su retina durante su visita.

Su estratégica situación le ha conferido un gran valor defensivo siendo punto obligado de las rutas comerciales que llegaban desde el Estrecho de Gibraltar, Tarifa, Algeciras y Cádiz por la puerta amurallada de Almocábar, a mitad de camino entre el Estrecho de Gibraltar y la antigua Elvira –Granada- llamada la “Damasco de Occidente”. 


Desde la Puerta de Almocábar “al-maqabir, -antiguo cementerio musulmán-” ubicada en el sur de Ronda paseamos hasta el alminar de San Sebastián que posiblemente perteneciera a una pequeña mezquita del siglo XIV. Como en tantos alminares o minaretes, se divide en varios cuerpos. Los dos primeros musulmanes y el tercero se cristianiza posteriormente alojando un cuerpo de campanas.

Entre callejuelas angostas y empedradas descendimos hasta llegar a los Baños Árabes - al hammam-, que se nutrían de las aguas del río Guadalevín antes de atravesar el impresionante tajo. Visitar los baños árabes entre antiguas murallas y barbacanas nos puede dar una idea del esplendor de la antigua al Andalus. 

Es cierto que una visita a los baños árabes de Ronda nos transporta a una atmósfera de aquéllos tiempos andalusíes donde las cuerdas vocales del almuecín brillaba con luz propia llamando a los fieles desde su alminar.

Los baños árabes de Ronda le daban una mayor categoría urbana a las medinas. Estaba formado por una entrada por una sala de ingreso al baño como punto inicial y final en el proceso de aseo, con sus letrinas y vestuarios.



Posteriormente pasaban a la recepción o vestuario (bayt al- maslaj), sala fría (bayt al-barid), templada (bayt al-wastany) y caliente (bayt al-sajun), hipocausto y caldera. Formaba parte del ritual religioso por un lado y como foco de vida social por otro. 

Al estar en la confluencia de varias rutas comerciales era un paso obligado para los viajeros y forasteros que visitaban la ciudad, sirviendo como antesala para la posterior visita a la mezquita. Por tal motivo, muchos de los baños árabes se ubicaban junto a las puertas de las medinas. Podemos dar rienda suelta a nuestra imaginación por los arrabales, llenos de numerosos talleres entre las intrincadas callejuelas, rodeadas de murallas.

Para suministrar agua a unos baños de estas dimensiones en una importante medina andalusí como Ronda era necesario disponer de un caudal de agua suficiente y tal contingencia se solucionaba construyendo dichos baños árabes junto al cauce de los ríos. 

El agua se extraía mediante una noria de sangre que extraía el agua mediante numerosos cagilones que la depositaba mediante canalizaciones hasta una gran alberca ubicada junto a la leñera como primer habitáculo del baño donde se encontraba la caldera. No se calentaba el agua sino el aire, transmitiendo el calor por vía subterránea (hipocausto) a la sala caliente y templada. El vapor de agua se conseguía arrojando cubos de agua sobre el suelo candente en la sala caliente. El aljibe tenía la función de llenar los recipientes. 

Los baños árabes se construyeron entre los siglos XIII y XIV y posiblemente sean los mejor conservados de la Península Ibérica. La estructura del edificio es musulmana y construida en ladrillo. Las tres salas reciben la luz a través de lucernarios estrellados. La obra estaba formada por pilares cruciformes y arcos rebajados cubierta por una cúpula de ladrillos. 

Un video animado nos ilustró sobre el funcionamiento del baño árabe como lugar de encuentro, charla y reposo que procuraba la higiene y limpieza necesaria que exige la religión musulmana.

Al salir de los baños árabes nuestra retina se detiene en una pequeña ermita de San Miguel antes de subir de nuevo hacia el arco de Felipe V con el Puente árabe denominado también de las Curtidurías y el Puente Viejo como testigo de nuestra visita. 




Desde allí a través de cuestas empinadas llegamos a la Cuesta de los Molinos. Descendimos por unas escaleras empedradas hasta el Arco del Cristo o de los Molinos. A partir de este punto el descenso hasta el desfiladero se realiza con cierto peligroso si no llevamos el calzado adecuado, por lo que volvemos hacia nuestros pasos hacia el Puente Nuevo, pero eso forma parte de otra interesante historia.

Desde los baños árabes de Ronda para el blog de mis culpas...


P.D. Los Reyes Católicos acordaron con los moriscos en la entrega de Granada poder mantener su lengua, religión y costumbres, pero a partir de 1499 encomiendan al Cardenal Cisneros la tarea de convertirlos con más dureza y represión quemando sus coranes en la hoguera, por lo cual se violaron los compromisos firmados. Muchos mudéjares se vieron engañados y desolados, lo que dio lugar a la Rebelión de las Alpujarras y Ronda. Los católicos respondieron con una fuerte represión militar dictando la Pragmática de 14 de febrero de 1502 que ordenaba la conversión o expulsión de los musulmanes. En 1566, Felipe II prohibió, el uso de la lengua árabe, de trajes y ceremonias de origen musulmán. Al tratar de aplicarse este decreto, se produjo la rebelión de las Alpujarras (1568-1571), bajo el mando de Abén Humeya. Finalmente, Felipe III decretó la expulsión de los moriscos en 1609, con lo que muchos musulmanes se vieron desolados por tan cruel medida, lo que afectó negativamente a las huertas de Andalucía, Murcia, Extremadura, Aragón y Levante perdiendo entre 300.000 y 500.000 personas paralizando la agricultura durante generaciones, lo que contribuyó a despoblar enormes zonas del territorio.



Enlaces interesantes:

Ronda, la ciudad soñada

El camino inglés, entre Ronda y Gibraltar

Ruta de los almorávides y almohades

Ronda romántica

El bandolerismo en su contexto histórico

En busca de la "Ruta del Tempranillo"

Grazalema "Sangre y Amor en la Sierra" I

Grazalema "Sangre y Amor en la Sierra" II






lunes, 5 de octubre de 2015

El reloj de sol en la Catedral de la Sierra Sur "San Miguel".


Breve introducción

El hombre ha tenido siempre la necesidad de medir el tiempo. Por medio de las matemáticas, la física y la astronomía, las antiguas civilizaciones desarrollaron exactos y sofisticados mecanismos de medición del tiempo fundamentando su visión del cosmos. Desde que se tiene uso de razón, el ser humano empezó a medir el tiempo en diferentes culturas sin comunicación entre ellas; incluso mucho antes de la invención de la escritura. En primer lugar observó los días y las noches, más tarde la duración de las estaciones observando que eran cíclicas, lo que le llevó a la medición del tiempo, tanto por motivos religiosos como agrícolas.

En los primeros templos de la antigua Mesopotamia denominados zigurats con forma de una torre o pirámide truncada se podían observar las horas mediante el conteo de los peldaños que estaban oscurecidos por la sombra de sus propios bordes. 

Tales de Mileto que vivió entre los siglos VI y V a.C. midió la pirámide de Keops valiéndose únicamente de una cuerda en un momento del día en que su altura guardaba relación con su respectiva sombra. 

Hacia 2400 a. C. los escribas sumerios ya utilizaban un calendario dividiendo el año en 12 partes. También dividieron el día y lo hicieron siguiendo el mismo patrón de divisiones. Su año constaba de 12 meses y cada uno de ellos tenía 30 días. 

Eratóstenes (Cirene, c. 284 a.J.C. - Alejandría, c. 192 a.J.C.) una de las figuras más eminentes de la ciencia griega será recordado por haber establecido por primera vez la longitud de la circunferencia de la Tierra, la oblicuidad de su eclíptica elaborando además el primer mapa del mundo basado en meridianos de longitud y paralelos de latitud. Eratóstenes es el autor del calendario Juliano que se implantaría en el año 46 a.C. en honor de Julio César. Cada cuatro años existe uno que tiene un día más. Etimológicamente "bisiesto" proviene del término "bis sextum".

El reloj de sol de Baelo Claudia en el siglo I estaba situado posiblemente en el foro de la ciudad. La esfera del reloj es una proyección cónica de la esfera celeste. Tres líneas transversales representan el recorrido del sol durante los equinoccios y solsticios de invierno y verano. Once líneas longitudinales marcan los círculos horarios, que dividen en doce espacios iguales la línea de los equinoccios.

Mientras el Cristianismo marca el inicio del tiempo histórico, el calendario Musulmán, tiene su origen en la Hégira en el año 622 de la era Cristiana. La palabra almanaque deriva del árabe "al-manakh", ciclo anual.

El reloj de sol denominado cuadrante solar es un instrumento usado desde tiempos muy remotos con el fin de medir el paso de las horas, minutos y segundos (tiempo). Emplea la sombra arrojada por un gnomon sobre una superficie con una escala para indicar la posición del Sol en el movimiento diurno. 

Cuando la Europa cristiana, en el año 1000 estaba bajo el influjo del fin del mundo, Al-Biruní calculó el radio de la Tierra demostrando que nuestro planeta giraba alrededor del Sol. También confirmaron la esfericidad de la Tierra siglos antes de que Colón descubriera el Nuevo Mundo. 

La astrología está de moda en la corte cordobesa y el emir se rodea de un grupo de astrólogos como Ibn Firnás, Ibn Násih, Yahya al Gazal e Ibn al-Shámir. En esa época, el astrólogo se convierte en un personaje que goza de la confianza del emir en un primer momento, y más tarde del califa, suscitando los celos de los alfaquíes que no facilitan la investigación de la astrología. 

Durante el siglo X aparecen los primeros relojes de sol andalusíes. Para levantar un horóscopo era necesario calcular la posición del Sol, la Luna, su nodo ascendente y los cinco planetas conocidos. Se fomentó el avance en el campo de la astronomía. Aparece el ecuatorio -para el estudio y el cálculo de las posiciones de los planetas, la Luna y el Sol- y el astrolabio como instrumento de navegación que entrarán a formar parte del material del astrónomo/astrólogo.

Hasn ibn Muhammad ibn Baso (m. en 1316), astrónomo y jefe de los calculadores de la hora “muwaqqits” de la mezquita aljama de Granada escribe, en 1274, un largo tratado sobre el astrolabio universal, válido para cualquier latitud, que no corresponde a la tradición azafea de Azarquiel. Su hijo Ahmad ibn Hasan, fue también “muwaqqit” de la misma mezquita. Ibn al-Jatib elogia la habilidad de estos dos personajes para construir instrumentos artronómicos y en particular, relojes de sol.

Es muy posible que los siglos XIII y XIV conocieran, en Granada una renovación importante en los estudios sobre gnomónica, rama de la astronomía matemática que investiga los relojes de sol, ya que se conoce un importante tratado sobre esta materia debido a Ibn al-Raqqam (m. en 1315) que aplica el estudio de los cuadrantes solares el método de analemma -título del tratado de Ptolomeo sobre el tema- basado en proyecciones que no estaba documentado hasta este momento en Al Ándalus. Ibn al-Raqqa, se convertirá en la figura más interesante de todo este periodo nazarí.

Profesor  D. José María Raya Román

El viernes 2 de octubre, tuve la oportunidad de asistir a la segunda de las conferencias enmarcada dentro del programa del ciclo “Arte e historia en San Miguel”, organizada por la Parroquia de San Miguel (Arzobispado de Sevilla), el Grupo de Investigación HUM799 -Estrategias de Conocimiento Patrimonial de la Universidad de Sevilla- y el servicio de Bibliotecas Municipales del Ayuntamiento de Morón de la Frontera.

La didáctica conferencia “Los relojes de sol: la medición del tiempo”, fue impartida por José María Raya Román (Profesor Titular Departamento Expresión Gráfica Arquitectónica, ETS Arquitectura, Universidad de Sevilla).

José María Raya Román es un especialista en esta disciplina. Se doctoró en 1985 en Arquitectura con su tesis doctoral “Relojes de sol en la arquitectura”. Es profesor de Geometría Descriptiva dedicando su vida al estudio del soleamiento, participando en numerosos congresos a nivel nacional e internacional.



El reloj de sol de Baelo Claudia en el siglo I estaba situado posiblemente en el foro de la ciudad. La esfera del reloj es una proyección cónica de la esfera celeste. Tres líneas transversales representan el recorrido del sol durante los equinoccios y solsticios de invierno y verano. Once líneas longitudinales marcan los círculos horarios, que dividen en doce espacios iguales la línea de los equinoccios. Está realizado en mármol de una sola pieza. El original se encuentra en el Museo Arqueológico de Madrid.

El profesor José María Raya Román ha participado además en la recuperación de relojes solares como el de Baelo Claudia, Caesaraugusta y el reloj solar de la Catedral de Sevilla, la Giralda y el reloj del Museo de Bellas Artes.

La conferencia “Los relojes de sol: la medición del tiempo” nos ilustró en una disciplina compleja y casi desconocida para la inmensa mayoría de los ciudadanos como es la medición del tiempo a lo largo de la historia. 

El comienzo de su interesante disertación extrapoló nuestra imaginación -como si de una mirada retrospectiva se tratara-, hacia el primer documento gráfico de un reloj de sombra del año 1279 a.C con Seti I en el Egipto de los grandes faraones. Una división en 12 horas -reloj de sombra- con numeración hexadecimal.

También hizo mención al Papiro de Tanis con inscripciones jeroglíficas que nos hace ver la presencia de un reloj de sombras, señalando las marcas horarias y los nombres de las horas. Se encuentra en el Museo del Louvre. 

Es evidente que para los egipcios era muy importante la medición del tiempo. En la antigua Babilonia y en China el tiempo se medía de la misma forma, es decir en 12 partes iguales. Los griegos recibieron la influencia de los babilonios y los romanos de los griegos. 


El Analema de Vitrubio (siglo I a.C.) es un procedimiento geométrico para el trazado de las líneas horarias y de las curvas de insolación diurna de los relojes solares que trazan la trayectoria del sol durante las cuatro estaciones. Con dicho instrumento se podían medir las coordenadas del sol. Ejemplo de ello se encuentran en el Ágora romana de Atenas y en el Museo de Arte Romano en Mérida.

En astronomía, analema (del griego ἀνάλημμα) es la curva que describe la posición del Sol en el cielo si todos los días del año se lo observa a la misma hora del día (tiempo civil)  y desde el mismo lugar de observación.

Durante la Edad Media el conocimiento de esta ciencia se diluye un poco. El hombre se da cuenta de que midiendo su sombra podía observar la hora. Una circunferencia dividida en cuatro partes indicaba las horas del rezo. 

San Benito denominó a las horas de rezo "horas canónicas", que corresponden a la prima, la tercia, la sexta y la nona. El amanecer marcaba la hora prima; el mediodía, la hora sexta y la puesta de sol, la hora duodecima.

Surgen los primeros relojes mecánicos que intentaban simular a los relojes de sol como el de la Catedral de Lyon en el 383 o el Reloj Astronómico de Praga fabricado en el siglo XV.

En el Renacimiento todo renace. Johan Stabius diseña y construye en 1502 el primer reloj solar stilo-axial colocando el gnomo paralelo al eje de la tierra, denominado relojes de sol de varilla inclinada. Es un reloj similar al reloj de sol que existe en la Catedral de la Sierra Sur "San Miguel" en Morón de la Frontera. Otros de similares características y de la misma época existe en el Ayuntamiento de Úbeda -1604-, en el Museo de Sevilla o en el Museo de la Puebla de Cazalla. Este tipo de relojes de sol se rigen por el tiempo solar verdadero. El medio día comienza a las 12. El reloj se mueve en una elipse. En invierno marcha más deprisa y en verano más lento. La división del reloj se realiza en 12 meridianos horarios como el reloj del Patio de los Naranjos o el reloj de San Miguel de Morón de la Frontera en Sevilla. Este reloj lo realizaban los canteros en piedra previa división horaria.


La "Catedral de la Sierra Sur" y la torre de San Miguel vista desde el campanario del Ayuntamiento

Según Google Earth las coordenadas del reloj de sol de la torre de San Miguel de Morón son las siguientes: 37º 07´18.04” N / 5º 26´58.27” O

El gnomon se coloca paralelo al eje de la tierra. Morón está a 37º de latitud formando la torre de Morón un desvío de 10º hacia el oeste. Es un reloj vertical declinante y su trazado no es simétrico. Se realizaba cogiendo una tabla en la pared y buscando el punto del gnomon y se proyectan las horas. Tiene una longitud de 2,10 m. por 1,60 m. de altura. 

Etimológicamente gnomon viene del griego γνώμων: ‘guía’ o ‘maestro’ y hacía referencia a un objeto alargado cuya sombra se proyectaba sobre una escala graduada para medir el paso del tiempo.



También nos refrescó el profesor nuestra frágil memoria con la construcción de la Iglesia de San Miguel que abarca el periodo entre 1505-1726 en diversas fases:
1. La primera etapa comprende desde 1503 hasta 1533. El primer arquitecto que interviene es Martín Gainza, que construye el rectángulo donde se alojan las tres naves del primer cuerpo que están separadas por arcos apuntados sobre pilares fasciculados nervados tardogóticos y cubiertas con bóvedas de crucería. También de esta etapa constructiva es la fachada del lado del evangelio, más conocida como norte, la que da a las “ Siete Revueltas”. Esta fachada posee una portada adintelada de piedra, formada por un arco conopial. Es de estilo gótico-isabelino, último periodo del gótico en España. La fachada ha sido restaurada recientemente.

2. La segunda etapa de construcción, abarca desde el año 1569 hasta 1571 e interviene el famoso arquitecto Hernán Ruiz III y a él se debe la bóveda vaída de casetones –que son bóvedas con adornos poligonales-, del tramo anterior al del crucero renacentista con soportes de pilares cruciformes, así como la cúpula barroca y bóvedas de éste.

3. La tercera etapa, que abarca desde el año 1602 hasta el 1625. Lorenzo de Oviedo realizó la Capilla Sacramental, que está ubicada con falsa bóveda de medio cañón. También diseña y realiza la Sacristía. En 1611 Vermondo Zesta, arquitecto milanés, diseña la cabecera de la iglesia y la torre. En 1625 Lorenzo de Oviedo interviene en la torre. En 1700 se finalizan las obras de la torre. 

4. La cuarta y última etapa hasta abarca la primera mitad del siglo XVIII, de la cual se remodela la Capilla Sacramental, cuya bóveda se decora con magníficas yeserías.





La torre de San Miguel está asentada sobre el alminar de una antigua mezquita. Se cristianiza añadiendo el cuerpo de campanas para utilizarlo como torre de la iglesia. Los canteros y los arquitectos firmaban sus obras. El reloj de sol fue labrado en piedra por el cantero de la villa Diego de Suelta en 1.600 quien realizara las letras del reloj en el costado sur.

El primer reloj mecánico que se instala en España data del año 1400 en la Catedral de Sevilla.

Otros tipos de relojes se rigen por el sol medio dividiendo al día en 24 horas iguales. Para poner en hora un reloj mecánico se utilizaba el reloj solar mediante la ecuación de la tabla del reloj del tiempo.

T oficial = T verdadero - Log - Et + 2 horas

A comienzos del siglo XX, los relojes se adaptan al tiempo de Greenwich en vez del tiempo local apareciendo el tiempo que tiene cada Estado.





Como epílogo a su interesante conferencia el profesor José María Raya Román nos recordó que en España el control del tiempo (hora legal española mediante reloj atómico que marca la hora exacta) se encuentra en el Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando. 

Por lo tanto, se nos abre de nuevo nuestro apetito cultural para realizar una didáctica visita al Observatorio de San Fernando y comprobar "in situ" la hora legal española, pero eso formará parte de otra interesante historia.

Desde la "Catedral de la Sierra Sur" con la torre de San Miguel como testigo de nuestra visita, para el blog de mis culpas...