Don Miguel de Unamuno |
de los hechos para evitar caer en los mismos errores históricos
Gerald Brenan
El pasado 14 de abril de 2011 se cumplía el 80º aniversario de la proclamación de la II República española, periodo muy importante de la reciente Historia de España que siempre ha tenido escasa repercusión en los medios de comunicación, posiblemente porque los acontecimientos posteriores produjeron unas heridas que todavía, pasadas muchas décadas no han cicatrizado del todo.
No se trata de recuperar ningún sentimiento pero tampoco de silenciar la historia. Sería interesante por parte de las administraciones, universidades, aulas etc... realizar debates, coloquios, estudios, charlas de lo que significó aquel periodo de nuestra reciente historia (aunque nos duelan algunos párrafos de ella) tanto a nivel político, social como cultural, que fue aniquilada por el golpe de estado del 18 de julio de 1936 (condenado por la historia), con la ayuda de las potencias fascistas de Alemania e Italia y la no intervención y cobardía de los países democráticos de la época que se negaron a ayudar a la República, lo que trajo como consecuencia la persecución, represión, exilio y muerte que afectó a cientos de miles de españoles que todavía permanecen en la retina de la memoria.
Por el contrario, esta etapa histórica que implantó una educación pública, laica y gratuita que intentaba resolver de algún modo las desigualdades existentes a través de valores universales e intentó llevar la enseñanza elemental a todos los rincones del país en una sociedad donde el analfabetismo era endémico ya que por entonces, la educación era elitista, tan sólo al alcance de unos pocos privilegiados.
En el periodo 1931-1936 se crearon más de 15.000 escuelas y miles de plazas de maestros así como una red de bibliotecas. Para los trabajadores del campo se decretó la jornada de 8 horas de trabajo entre otras muchas mejoras.
Según el libro de Gabriel Jackson la Republica y la guerra civil (1931-1939) española pag 74. De 1909 a 1931 el Estado había construido 11.128 escuelas, es decir, unas 500 anuales. En los primeros diez meses de la Republica se habían edificado 7.000 escuelas hasta alcanzar las 27.000 que hacían falta. Cada clase costaba 25.000 pesetas y el gobierno razonó un préstamo de 400 millones de pesetas.
El periodo 1931-1936 fue considerado como el primer periodo democrático de nuestra historia que consideró a la Educación con mayúsculas como un Derecho Universal siendo también considerada como la Edad de Plata con de las letras españolas en la que destacan los grandes de la literatura como la Generación del 98 Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Valle-Inclán, Pío Baroja, Azorín, Ramiro de Maeztu, Manuel Machado, Antonio Machado entre otros y de la Generacion del 27 con Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, Fernando Villalón, León Felipe, Miguel Hernández, así como la Institución Libre de Enseñanza (Francisco Giner de los Rios) o la Residencia de Estudiantes (Luis Buñuel, Federico García Lorca, Salvador Dalí. Rafael Alberti , Jorge Guillén, Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno, Manuel de Falla, José Ortega y Gasset, Pedro Salinas, Eugenio d'Ors, Manuel Altolaguirre entre otros
Universidad de Salamanca |
La compañía teatral de de Federico García Lorca la Barraca también ensayaba en la Residencia de Estudiantes por la que pasaron premios nobel como Henri Bergson (literatura), Einstein (física), Marie Curie (Premios nobel de física y química) entre otras personalidades.
Pero aquéllos que vencieron y no convencieron (Unamuno) porque tuvieron sobrada fuerza bruta truncaron la trayectoria de progreso de un país en la que la nómina de intelectuales que salieron de España fue interminable junto a la muerte de Federico García Lorca que dejó a España huérfana definitivamente en la cultura.
Federico García Lorca |
Pero aquéllos que vencieron y no convencieron (Unamuno) porque tuvieron sobrada fuerza bruta truncaron la trayectoria de progreso de un país en la que la nómina de intelectuales que salieron de España fue interminable junto a la muerte de Federico García Lorca que dejó a España huérfana definitivamente en la cultura.
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