El pasado 2 de mayo de 2017 tuvo lugar en el Ayuntamiento de Morón la presentación de un busto en recuerdo de la figura de don Francisco Martínez Quesada (1907-1973) que llegara a ser director de la Banda Municipal de Música de Morón entre los años 1947 y 1971, siendo una de las épocas más brillantes en su longeva historia. El busto ha sido realizado en terracota en el año 1973 por Francisco Fortes siendo donado por la familia Fortes al Ayuntamiento de Morón de la Frontera.
Es evidente que la muerte del maestro Martínez Quesada supuso en su época un punto de inflexión en la trayectoria de la Banda Municipal de Música de Morón, manteniendo su estabilidad contra viento y marea gracias a la labor y dirección de uno de sus antiguos componentes D. Manuel García Barea “Manolito” que pasará a la historia de la Banda Municipal de Música de Morón, también con letras mayúsculas. Sus antiguos alumnos le mostrarán siempre un sentimiento colectivo de gratitud y cariño.
Juan Fortes, hijo de Francisco Fortes, autor del busto al maestro Martínez Quesada |
Pero ¡quién fue este maestro excepcional, cuyo grato recuerdo tanto a nivel humano como docente, aún permanece en la retina colectiva de Morón pero sobre todo en la de sus discípulos y personas que le conocieron, pasados 44 años de su muerte!.
Para ello nos ilustraremos a través de la historia del maestro Martínez Quesada en su pueblo natal, Jimena y también en la del cronista de la villa de Morón, Juan José García López que fue discípulo suyo.
Don Francisco Martínez Quesada nació en Jimena (Jaén) el 11 de noviembre de 1907 y falleció en Morón de la Frontera (Sevilla) el 1 de mayo de 1973. Hijo de Manuel M. Medina e Isabel Q. Jiménez. Tuvo cuatro hermanos más, todos varones: Francisco Juan, Manuel y José. Todos con conocimientos musicales, y Manuel y José formaron con él en la Banda de Música de Jimena. Casado con María Martínez, tuvo tres hijas: Isabel, María y Francisca.
Su hermano Manuel dirigió la banda de música de Torres de 1943 hasta primeros de 1947, año en que falleció. Casualidades de la vida, le ofrecieron ocupar el puesto de la banda de Morón de la Frontera, pero ya enfermo no pudo venir.
Su hermano José regresó de la banda de Soria, para relevarle en la dirección de la banda de Albanchez (1945-1949), dirigir posteriormente la de Solera y Torres (1950-1951) pasar por la de Puente Genil, y volver en 1952 a la de Soria, donde se jubiló en 1983.
Desde muy joven tuvo inquietudes intelectuales y musicales. Hizo estudios de violín, piano, armonía, instrumentación, dirección de banda y orquestación con los maestros Farfán, López, Nuño y Emilio Cebrián, siendo el discípulo predilecto de este último (uno de los mejores directores de banda de España).
En 1928 compuso la obra Nuestra Señora de los Remedios, en honor a la patrona de Jimena. Al poco tiempo, pasa a dirigir la banda de música de Jimena, que llegó a ser una de las mejores de la provincia de Jaén.
En el periodo 1942-1945, compartió la dirección de la banda de Jimena y Albanchez, donde creó la escuela de Música (1944) y compuso el Himno oficial de este pueblo.
En 1945 marcha a Pruna (Sevilla), realizando una labor muy estimable, dedicándose también a la enseñanza musical. Hasta esa fecha, tenía ya ganados cuatro premios de instrumentación, dos en concursos de bandas, tras dirigir durante trece años la banda de su pueblo natal.
En 1946 acude con la banda de Pruna, en Semana Santa y septiembre, a Morón de la Frontera, donde contacta con él el alcalde, Francisco Alcalá Vivas, quien le anima a trasladarse a Morón y organizar la banda. Aceptado el cargo, a fines de 1947 actúa por primera vez públicamente la banda, aún en trajes de paisano.
La vacante de Director de la Banda de Música de Morón, había quedado disuelta en 1936
Fue el 19 de marzo de 1948 cuando da el primer concierto oficial, con la presencia de altas personalidades locales y de la provincia. (Según informaciones de la época). Prácticamente de la nada, comenzó con 29 muchachos, hasta llegar a tener, años más tarde, gracias a su constancia, 58 ejecutantes, que bajo su sabia batuta actuaron en más de 50 localidades de las provincias de Sevilla, Cádiz, Málaga y Badajoz. El repertorio pasa de las trescientas partituras.
La banda de Morón llegó a conseguir el galardón de ser el grupo musical de provincia más destacado de la región, como lo prueba los numerosos premios conseguidos en certámenes, tanto de Andalucía como Extremadura. Entre otros, le fue otorgado el segundo premio interregional en un concurso de bandas, celebrado en 1956 en Extremadura, y estaba en posesión de muchos votos de confianza por altas personalidades del país. Por ello don Francisco, al frente de la corporación que él fundara, es conocido en cientos de ciudades de todo el territorio nacional.
A lo largo de estos más de veinticinco años, formaría a más de 500 músicos, no sólo profesionalmente, sino, al decir de sus alumnos y cuantos le conocieron, desde su rica experiencia y sabiduría intelectual y humana.
El municipio supo agradecer, en vida, cuanto hizo por Morón, en un homenaje multitudinario al que acudieron más de tres mil personas de todos los puntos de Andalucía.
Su muerte prematura en 1973, cuando aún no había cumplido los 66 años, hizo que el pueblo de Morón se echara a la calle para acompañar el paso de su féretro, a hombros de sus músicos, que arropaban su cadáver entre un inmenso silencio solo roto por los compases de la marcha “Nuestra Señora de los Remedios”, que él mismo compusiera con su inspiración en honor de la Patrona de Jimena, su pueblo natal.
Al mes siguiente, el pleno de del Excmo. Ayuntamiento de Morón, haciéndose eco del sentir popular, decide, por unanimidad, homenajearle rotulando con su nombre el antiguo Paseo de la Talega, donde se colocó una placa conmemorativa.
Pero al decir de todos cuantos le conocieron, alumnos, contertulios, amigos y vecinos, además de ser un músico extraordinario, era un hombre excepcional, sensible, sencillo y bueno. Tenaz en el trabajo, comprensivo, recto y disciplinado, tanto en su trabajo como en el trato con los amigos de tertulia. Entregado totalmente a la educación de sus alumnos, su labor docente y no sólo musical, haciendo de ellos hombres de buen provecho.
Quienes tuvieron la suerte de tratarle cuentan que era un pozo de conocimientos, dando gusto escucharle de cualquier tema, aunque podían destacar la historia, la política y la literatura. Lector impenitente, solía leer todo tipo de género, ya en sus años jóvenes fue en su pueblo, Jimena, corresponsal-distribuidor de la prensa provincial y nacional que llegaba al pueblo.
Fue un perfecto comunicador, defensor de la libertad y enemigo de las injusticias, e incansable defensor de unos principios, que no eran otros que la dignificación del hombre, por ser sujeto inteligente. A sus alumnos los arengaba frecuentemente con esta frase: … la cultura no es un sustituto de la vida, ni sirve sólo para entender cosas que otros no entienden. La cultura es la llave que abre las puertas de la libertad, del éxito. Y esta otra, recogida de Manuel Azaña, que solía repetir una y otra vez: la libertad no hace felices a los hombres, les hace hombres.
Como oí decir a un señor de Morón veintitantos años después de su muerte: D. Francisco fue un hombre de luz, que iluminó con su ser y su ejemplo a cuantos tuvimos la suerte de conocerlo y tratarlo.
El 10 de mayo de 1973 Juan José García López publica en la página 57 del ABC de Sevilla
…Fue el Martes 1 de Mayo. La noticia se difundió por la ciudad sembrando la congoja en cuantos la oían: " ha muerto don Francisco", y pasaba la triste nueva, tras ella un estremecimiento, una evocación, una pena sentida.
Don Francisco Martínez Quesada llegó a Morón de la Frontera en 1946, un año más tarde ya había organizado la Banda de Música, banda que después a lo largo del tiempo, obtendría destacados éxitos, llegando a conseguir el galardón de ser el grupo musical de provincia más destacado de la región, como lo prueba los premios conseguidos en certámenes, tanto en Andalucía como en Extremadura. Por ello don Francisco, al frente de esta corporación que el fundará, es conocido en cientos de ciudades de todo el territorio nacional. El repertorio que el llorado maestro llegó a montar pasa de las trescientas partituras de todo género musical y la Banda llego a tener cincuenta y ocho ejecutantes, todos formados musicalmente por el buen directo.
Como fundador de nuestra Banda de Música fue admirado: como director de la misma durante veinticinco años, fue dilatadamente aplaudido. Recibió el homenaje callado de sus alumnos en una noche memorable en que demostraron colectivamente su mucho afecto por el maestro. Años más tarde fueron sus amigos los que le elegirían en mejor, todo el pueblo contribuyó a aquella manifestación sentimental en agradecimiento al que supo poner el nombre de Morón en lo más altos pabellones de toda nuestra geografía. El Municipio también supo agradecer cuanto por el pueblo hizo don Francisco y organizo un acto al que acudieron más de tres mil personas de todos los puntos de Andalucía. De don Francisco Martínez Quesada han recibido educación Musical más de quinientos hombres, de los cuales dos tercios llegaron a vestir los uniformes de las Bandas Municipales de Música de Pruna, Puebla de Cazalla y Morón.
Pero el maestro, el buen maestro, aparte su competente desenvolvimiento profesional, gozo, por otras maravillosas cualidades suyas, por su comprensión y bondad extremas, del respeto, beneplácito y amistad de muchísimas personas.
Tuvo la delicada habilidad de entablar amistad en todas las escalas sociales, unidas en sí mismo. Por ello el Padre nuestro fue rezado por las autoridades presentes en el sepelio y por el pueblo llano; por hombres pudientes al lado de descargadores de pantalón remendado; por ancianitos de bastón y torso corvo y cadetes educados que aún no pueden pensar la zozobra de esta pérdida: por artistas y comerciantes, por campesinos y burócratas.
Ha muerto don Francisco Martínez Quesada, fundador y director de la Banda Musical Municipal de Morón. Amigo de todos los del lugar, que lo han sentido. Sus alumnos le lloran y movidos una vez más, la ultima, por un sentimiento colectivo, han ofrecido el homenaje póstumo al que con tanto honor les doctrinó en las artes musicales. Y este homenaje fue el último abrazo. Por ello rodearon materialmente al buen maestro e interpretaron su propia composición musical, si hubo fallos en los ejecutantes, porque la lagrimas entorpecían la interpretación.
No era Martes Santo, fecha en que recorre nuestra ciudad el Cristo de Buena Muerte a hombros de sus hermanos costaleros. Fue otro martes cualquiera, y a hombros y en el corazón de sus alumnos, aquellos que él formo amor y amistad, paso horizontal por las calles el buen maestro en su uniforme de gala. Sobre el féretro la lira laureada, emblema que marcó la trayectoria de su vida. Todo ello para que cuando despierte tome la batuta de plata que un día le regalaron sus alumnos y mida el compás de la interpretación celestial al frente de arcángeles y serafines porque don Francisco ya está en el cielo.
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Don Francisco Martínez Quesada será contratado como primer músico profesional por el Ayuntamiento de Morón para formar y dirigir la casi extinta Banda Municipal en 1947, siendo muy pronto solicitados los servicios de la Banda Municipal de Música de Morón en numerosos puntos de Andalucía y Extremadura.
Don Francisco Martínez Quesada será contratado como primer músico profesional por el Ayuntamiento de Morón para formar y dirigir la casi extinta Banda Municipal en 1947, siendo muy pronto solicitados los servicios de la Banda Municipal de Música de Morón en numerosos puntos de Andalucía y Extremadura.
Don Francisco Martínez Quesada llegó a Morón por primera vez en el año 1946, lo trae don Francisco García Ruiz de Bustillo, hermano mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Morón y amigo del entonces alcalde, don Francisco Alcalá Vivas, para tocar con la banda de música de Pruna, “la Madrugá”, quien al ver como sonaba, le ofreció ese mismo Viernes Santo al Maestro Martínez Quesada, la vacante de Director de la Banda de Música, disuelta desde el año 1936, cuando no llegaba a los 40 años de edad.
Don Francisco Martínez Quesada procedía de una humilde familia de campesinos jienenses después de haber fundado las bandas de Jimena, su pueblo natal cuando sólo contaba con 17 años; la banda de Martos, ya con la titulación de Músico Mayor en el bolsillo, ambas en la provincia de Jaén, y después la banda de Pruna, ya en la de Sevilla.
El maestro don Francisco Martínez Quesada formó la banda de música de Morón dando su primer concierto el 19 de marzo de 1947 en el Patio del Colegio Salesianos de Morón con 37 componentes. La primera obra que interpretó la recién formada banda de música fue “Camino de Rosas”, de J. Franco.
La Banda Municipal de Música de Morón contará con la presencia del Maestro Martínez Quesada durante 25 años siendo este maestro de talla humana indiscutible, padre, consejero y amigo de sus discípulos, en uno tiempos muy precarios, donde la falta de recursos de las familias acompañada de la miseria política, social y económica formaba parte de la tónica habitual de aquélla España en blanco y negro.
Según el cronista de la villa Juan José García López, los músicos ensayaban cuatro días a la semana, once meses al año para montar los más de 50 conciertos que daba la Banda Municipal de Música de Morón anualmente. En octubre de 1961, los miembros de la Banda Municipal de Música le entregan una batuta repujada en plata en señal de agradecimiento por haberlos instruido como músicos responsables.
La retina del recuerdo
Cuando falleció el maestro don Francisco Martínez Quesada, el que escribe estas humildes letrillas contaba con algo más de 13 años de edad. Por tanto, guardo algunas pinceladas en la retina de mi recuerdo.
La parte trasera de mi casa daba a la antigua huerta del Hospital. Todas las noches escuchaba los ensayos de la banda de música cuyos ecos salían por las ventanas de las últimas cocheras donde ensayaban. En aquéllos tiempos, recuerdo que la primera cochera estaba ocupada por un carpintero llamado Bonilla.
La parte trasera de mi casa daba a la antigua huerta del Hospital. Todas las noches escuchaba los ensayos de la banda de música cuyos ecos salían por las ventanas de las últimas cocheras donde ensayaban. En aquéllos tiempos, recuerdo que la primera cochera estaba ocupada por un carpintero llamado Bonilla.
A finales de los años sesenta del siglo pasado (1968-1969) cuando contaba entre 8 o 9 años de edad, recuerdo que estaba en el Colegio de doña Concha en la calle de las Morenas. Los domingos teníamos que ir a misa de 12 a la iglesia de San Miguel -por obligación-, que la daba el párroco don José Armario. De lo contrario, el lunes tendríamos que "atenernos a las consecuencias".
Recuerdo que cuando iba a misa cerca de las 12,00 horas me detenía en una pequeña plaza, frente a la parte lateral del Ayuntamiento que da al Pozo Nuevo para escuchar a la banda de música dirigida por un hombre bajito -subido a un cajón donde se introducían los instrumentos-, pero de altísima talla docente y humana. Estaba deseando que acabara la misa para seguir escuchando a la banda de música de mi pueblo. Evidentemente, el tiempo de la misa me restaba escuchar aquélla gran banda de música, que estimulaba de alguna manera mis frágiles tímpanos cuando salía de la Iglesia de San Miguel. Cuando volvía a escuchar a la banda de música, tan sólo les quedaba por interpretar una o tal vez dos piezas musicales. El público con sus aplausos pedía que se tocara alguna composición más, a lo que el director accedía.
Otra pincelada que guardo en la retina de mi recuerdo era cuando jugábamos a la pelota en la calle San Francisco junto a las antiguas cocheras que servían de porterías. En la última cochera ensayaba la banda de música y observábamos pasar a muchos jóvenes para realizar los ensayos.
¡Cuántos niños se han quitado de la calle a través de la educación musical!.
Recuerdo también que durante la época estival acompañaba a mis padres los domingos por la noche para pasear por la Alameda. El Paseo de la Talega era una parada obligatoria para escuchar la Banda de Música de Morón que hacía las delicias de niños y estimulaba los tímpanos de las personas mayores.
La desaparición del maestro Martínez Quesada aquel martes 1 de mayo de 1973 quedará grabada en la retina colectiva de nuestro pueblo pero sobre todo en la de sus alumnos. A partir de ese momento, contra viento y marea, tomará la batuta de Banda Municipal de Música de Morón D. Manuel García Barea “Manolito”, un hombre importantísimo en la historia y por consiguiente, en la línea de flotación de la Banda Municipal de Música aglutinando en torno a su persona a los antiguos componentes de la banda, sin el cual es posible que la nave musical hubiese perdido definitivamente el rumbo.
Gracias amigo Manuel
…Lustros de cariño y constancia
Batuta casi perpetua
Contra viento y marea e tu Banda
Cabellos de plata te contemplan.
El periodo de transición entre D. Francisco Martínez Quesada y D. Juan Manuel Ortíz Martín será ocupado por D. Manuel García Barea "Manolito".
Foto. Banda Municipal de Música de Morón |
En el año 1986 se constituye la Fundación Fernando Villalón como Patronato Municipal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Morón y nombra como nuevo director de la Banda Municipal de Música de Morón a D. Juan Manuel Ortíz Martín que ocupará el cargo hasta el año 2009. Desde el año 2010 hasta la actualidad tomará el relevo D. Cristóbal J. Cárdenas Cabrera.
La Banda Municipal de Música de Morón está organizada mediante dos estructuras fundamentales para su desarrollo y crecimiento de la misma: la Banda Infantil y la Academia de la Banda, donde los aspirantes a músico reciben las nociones básicas, para en un futuro, desarrollar activamente sus inquietudes musicales. La Banda Infantil resulta básica para esa última preparación antes de dar el salto definitivo a la primera plantilla de la Banda.
P.D. Sería interesante que el busto en bronce que se pretende realizar al maestro de música don Francisco Martínez Quesada con el objeto de colocarlo en el Paseo de la Talega, pudiera ser presentado en el Teatro Oriente de Morón de la Frontera, con la Banda Municipal de Música junto al pueblo de Morón.
RÉQUIEM POR UN MAESTRO
"En homenaje póstumo a Don Francisco Martínez Quesada"
Música de réquiem, batuta sin consuelo
instrumentos que se lamentan, partituras por los suelos
¡Por qué te apagaste tan pronto, Maestro!.
Martes, primero de mayo, ¡qué fiesta hay en el cielo!.
Recuerdos de infancia (música y solfeo)
tardes de ensayos y docencia,
patios de vecinos, chavales junto a la puerta.
¡Quién podía imaginar semejante tristeza!.
Quitaste de la calle educando como amigo
a generaciones de niños, toda una época,
niños que emprendieron un futuro,
viejo director, tú sí que fundaste Escuela.
Descanse en Paz Maestro,
váyase tranquilo de conciencia
que su amigo Manuel ha cogido
con temple muy bien las riendas.
¡Adiós! Don Francisco Martínez Quesada
Dios lo tenga en su gloria,
germina tu semilla en Morón
por siempre y para la historia.
Un hombre de luz, un hombre bueno en el mejor sentido machadiano, un gran hombre. Circunstancias de la vida, no pude tratarlo como hubiese deseado. Era mi tío.
ResponderEliminarCorroboro las palabras De mi Primo Manuel,pues aparte de mi tío , fue mi padrino
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