domingo, 28 de enero de 2018

Las cuevas de Guadix



"Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo".
"Cuando el grajo se posa en los balcones, hace un frío de cojones".

Dicho de nuestra tierra.

Una gélida y encapotada mañana de enero colocamos nuestro sextante cultural junto a los pies de Sierra Nevada donde se encuentra ubicada Guadix, una ciudad histórica y monumental de continuos contrastes. El barrio de las cuevas con sus encaladas chimeneas, capta la retina del viajero.

El barrio de las cuevas excavado por las manos del hombre es desde tiempos muy pretéritos una de las más importantes seña de identidad de los accitanos. La esencia de una tierra con esparto entre blancas chimeneas encaladas que se manifiestan exteriormente en la configuración del paisaje que a través de la orografía del terreno abraza a sus habitantes en su propio domicilio. 

La chimenea cumple dos funciones: buscar en la altura la mejor circulación del aire que favorezca la extracción del humo y al mismo tiempo evitar que durante el gélido invierno queden sepultadas por las nieves que puedan acumularse en las cubiertas.

Bella panorámica del casco histórico de Guadix, desde las cuevas.
Por algo, Guadix está considerada “la capital europea de las cuevas” al estar censadas 2.000 de ellas existiendo 6.000 en el entorno del Valle de Guadix con más de 20.000 cuevas viviendas repartidas por toda Granada y su área de influencia territorial.

El origen de las antiguas cuevas de Guadix se pierde en la noche de los tiempos, siendo considerado uno de los asentamientos humanos más antiguos de España. Estas cuevas nos retrotraen a la prehistoria, cuando nuestros antepasados las utilizaron como refugio natural. Por tal motivo, las viviendas que en ellas se albergan se han denominado con el término troglodita que viene del latín "troglodyta", y a su vez del griego antiguo "τρωγλοδύτης", de τρώγλη (caverna).


Guadix llegó a ser cruce de caminos y crisol de culturas dándose asentamientos y testimonios humanos desde la Edad de Piedra y de los Metales en su etapa prehistórica pasando por los fenicios que se supone que fundaron Acci con fines comerciales hacia el 1.000 a.C., pasando por los romanos, visigodos, andalusíes y cristianos.

Durante mucho tiempo las cuevas tuvieron un carácter marginal, aportando valiosas informaciones etnográficas de los antiguos moriscos y población medieval. Al igual que los andalusíes construían sus viviendas buscando la protección de la alcabaza, la población cristiana se forma en torno a su catedral, mientras que la población morisca más tarde buscará cobijo en las cuevas viviendas que simbolizan un lugar de encuentro entre el hombre y su historia donde la memoria ocupa un lugar importante como seña de identidad.

La retina del recuerdo nos proyecta de alguna manera la antigua Bobastro de Omar ben Hafsum donde sus habitantes excavaban en la roca de arenisca las casas cuevas, los silos y los aljibes para soportar un largo asedio si era necesario.


Desde la catedral de Guadix a través de la calle de la loma nos dirigimos a visitar las viviendas cuevas, donde nos esperaba la cueva de José para ser visitada, quien nos manifestó que es la cuarta generación que vive en la cueva, destacando su grata temperatura interior en cualquier estación del año. 


La misma arcilla extraída de las cuevas servía a los alfareros en la elaboración de la cerámica. En las antiguas cuevas, los picadores construían dependencias como la cocina con su chimenea para cocinar, el cuarto de baño, la cuadra con sus utensilios y aperos para las faenas del campo. Las más grandes podían tener hasta la pocilga donde engordar a los marranos para las matanzas.

Desde el mirador de las cuevas -donde existe una silla de “Guadix de cine”- se puede observar varias vertientes de Guadix: las viviendas cuevas con su hábitat, el entorno de su casco histórico donde brilla con luz propia la catedral y el Guadix moderno.

Sin embargo, las cuevas de Guadix han dado un salto cualitativo en el tiempo al ser consideradas en el siglo XXI como viviendas bioclimáticas “entre 18ºC y 22ºC” y sostenibles siendo un elemento cultural y etnográfico diferente a otras zonas de España y de Europa. 

Muchas cuevas han sido destinadas como hoteles, bodegas, e incluso existen rutas trogloditas “trogloturismo”. Algunas fachadas de las cuevas parecen un centro de interpretación donde se muestran los oficios vinculados con las mismas dentro del patrimonio cultural y etnográfico “carros de caballería, aperos de labranza, yugos de animales, cerámica, etcétera”.

Las viviendas cuevas producen lo que en nuestra tierra se denomina el tradicional “efecto botijo”, es decir, que sus paredes son frescas en nuestro tórrido verano respetando al mismo tiempo la temperatura durante el gélido invierno a los pies de Sierra Nevada, lo que hacen que muchas familias opten por vivir dentro de las viviendas cuevas al ser económicas con respecto al gasto energético. Muchas personas optan por vivir en las cuevas insonorizadas frente a una vivienda tradicional. 

Ante la realidad socio-cultural, la rehabilitación de las cuevas viviendas permitirá ir eliminando poco a poco la infravivienda para ir adaptando su hábitat con los servicios básicos como el saneamiento, alumbrado público o el arreglo de sus calles. Las viviendas cuevas sostenibles y ecológicas se han convertido en una fuente de ingreso a través del turismo, despertando los sentidos de quienes la disfrutan  y al mismo tiempo los sentidos de quienes la visitan.

Todavía en esta ruta nos esperan el puerto de la Ragua a -2ºC en busca de Láujar de Andarax, en la Alpujarra almeriense, testigo de acontecimientos históricos como la muerte de Boabdil, "Morayma" y "Aben Humeya", cabecilla de la sublevación morisca. Pero eso formará parte de otra interesante historia del blog de mis culpas

Desde Guadix, en la cueva de José, para el blog de mis culpas...


P.D. Salvando las distancias, no podemos olvidar los "castilleros" de mi pueblo de tiempos pretéritos cuyo etimología tuvo casi siempre una connotación negativa al tratarse en general de personas que por circunstancias buscaban protección al abrigo del castillo y de sus torres habitables, en cuevas o casas humildes de teja vana que vivían en unas condiciones infrahumanas al brillar por su ausencia el servicio de alcantarillado y de agua potable junto con la falta de escolarización. Lo que sí abundaba era la extrema necesidad.


Enlaces interesantes

Visita a la monumental Guadix

Entre el Puerto de la Ragua y Laujar de Andarax, en la Alpujarra almeriense

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