Una fría y soleada mañana de finales de
diciembre de 2013, cuando los rayos de sol se proyectaban sobre el milenario y olvidado castillo de Morón,-que
mantiene contacto visual con el castillo de Cote, en Montellano-, nos pusimos
en marcha para visitar dicha fortaleza-atalaya, considerada por sus características arquitectónicas único
en España, existiendo uno similar en Francia y otro en Inglaterra.
Para empezar bien el día tomamos café como preludio de un buen desayuno
junto al tradicional pan de pueblo acompañado de una buena dosis de manteca de
lomo ibérico o aceite de oliva virgen extra de nuestra tierra, bajo un
agradable baño de sol en la terraza del bar “las tinajas”, al entrar en
Montellano.
Dejando atrás la “Venta el Potaje” en
dirección a Coripe, comenzamos el agradable ascenso hacia el castillo de Cote,
en la Sierra de San Pablo, considerada una de las primeras estribaciones de la cercana Sierra de
Grazalema. Desde que se comienza a visualizar el sendero con una dificultad
media se puede apreciar en el horizonte la Sierra de Coripe con el Peñón de
Zaframagón, Olvera y Zahara de la Sierra.
A medida que ascendemos nos acompañan olivos silvestres en las faldas de la sierra, matorral mediterráneo y pinos en la parte media y alta. Desde la cima se puede apreciar una panorámica extraordinaria con la Vega de Carmona, la Sierra de Morón y el antiguo castillo a su derecha.
A medida que ascendemos nos acompañan olivos silvestres en las faldas de la sierra, matorral mediterráneo y pinos en la parte media y alta. Desde la cima se puede apreciar una panorámica extraordinaria con la Vega de Carmona, la Sierra de Morón y el antiguo castillo a su derecha.
El castillo de Cote posee una privilegiada
ubicación geoestratégica en primera línea defensiva de la antigua frontera
cristiano-nazarí, -del latín acutus, lugar
agudo-, en el lugar que los árabes lo denominaron Mont Aqut. Cuenta
la leyenda que durante el transcurso de la batalla de Guadalete entre los
musulmanes de Muza contra las tropas visigodas de don Rodrigo, la esposa de
éste se refugió en el castillo de Cote encontrando protección.
Aunque en historia todo es falsable
mientras no se demuestren las fuentes, existen historiadores que ubican
la trascendental batalla en el río Barbate, en la comarca de la Janda. Otros la
sitúan en la Junta de los Ríos, en Montellano. Lo que sí es cierto es que dicha
batalla cambió el rumbo de la historia durante siglos ya que a partir del 711 Al Andalus entra en el
seno de la Casa del Islam (Dar al Islam) hasta 1492 en que Boabdil entrega las llaves
de Granada,-la antigua Elvira-, a los Reyes Católicos.
El conjunto fortificado de Cote consta de
dos recintos amurallados concéntricos, una torre tetrabsidal y un arrabal
extramuros. Las primeras construcciones datan de la época califal en el siglo X
y Taifa durante el siglo XI, formando parte desde la época emiral de la Cora de
Morón, de la que la villa de Cote era la cabecera de un distrito.
La expresión “banda morisca” pertenece a una franja de separación entre los cristianos y el reino nazarí de Granada, a la que se llamó “la frontera”. La banda morisca era una parte de una larga frontera que discurría entre el reino de Granada y los antiguos reinos de Jaén, Córdoba y Sevilla, nacidos de las conquistas de Fernando III y Alfonso X, el Sabio.
La expresión “banda morisca” pertenece a una franja de separación entre los cristianos y el reino nazarí de Granada, a la que se llamó “la frontera”. La banda morisca era una parte de una larga frontera que discurría entre el reino de Granada y los antiguos reinos de Jaén, Córdoba y Sevilla, nacidos de las conquistas de Fernando III y Alfonso X, el Sabio.
El elemento de mayor singularidad es la
torre-capilla o Donjon (torre del homenaje en francés) que corresponde al
estilo gótico alfonsí con planta cuadrilobulada, -un cuadrado central al que se
han adosado cuatro ábsides-. La muralla exterior, a unos 300 metros de altitud, protegía la villa
medieval. Un importante emplazamiento que mantiene contacto visual con otros
enlaces fortificados desde donde se pueden observar miles de kilómetros cuadrados.
En 1240 Cote es entregado a Fernando III
el Santo que pasaría a formar parte desde su posición dominante de la línea
defensiva de la banda morisca para poder observar los movimientos de posibles
aceifas y algaras provenientes del reino nazarí. Fernando III lo donó a su hijo
Don Enrique. En 1253, el castillo es donado por Alfonso X el Sabio al Concejo
de Sevilla. En 1277, la inestabilidad militar con el reino de Granada hace
necesaria la reorganización de la frontera y Cote pasa en 1297 a la Orden de Alcántara, pasando a
formar parte de la Encomienda de Morón, fecha que marca la progresiva
destrucción de la villa, de la que logra subsistir el castillo hasta finales
del siglo XV, como punto de vigilancia de la frontera con Granada. En 1461, la
Encomienda de Morón la cede al marqués de Villena, quien un año más tarde la
cede a su sobrino, Alfonso Téllez Girón, señor de Osuna y Conde de Ureña.
No es difícil imaginar el conjunto de
castillos, alcazabas, torres albarranas y atalayas que servían como fieles vigías,
que se construyeron para controlar las incursiones enemigas que provenían desde el
sultanato nazarí (al-Nasri) de la antigua Elvira. Desde la fortaleza de Carmona
se divisaba Morón y a su vez, el castillo de Cote, Arcos de la Frontera, Medina
Sidonia, Vejer de la Frontera, Barbate ó Tarifa.
En días sin niebla era posible transmitir mensajes en pocas horas. Se cuenta en una torre vigía de Barbate que en una sola noche podía llegar un mensaje desde Alejandría a Ceuta. Las torres musulmanas ya existían desde el siglo VIII mediante las cuales comunicaban los torreros la presencia de peligro mediante humo de día y fuego durante la noche.
En días sin niebla era posible transmitir mensajes en pocas horas. Se cuenta en una torre vigía de Barbate que en una sola noche podía llegar un mensaje desde Alejandría a Ceuta. Las torres musulmanas ya existían desde el siglo VIII mediante las cuales comunicaban los torreros la presencia de peligro mediante humo de día y fuego durante la noche.
Desde la parte alta del castillo de Cote, nuestra retina iba captando las decenas de aficionados al parapente que aprovechando las corrientes de aire de la zona daban colorido al bello paisaje.
Desde el castillo de Cote, en Montellano para el Blog de mis culpas...
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