sábado, 8 de noviembre de 2014

Por los "Cerros de Úbeda"




¡En España de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa!.

Antonio Machado


Una grata manera de conocer Andalucía es recorrer sus pueblos y empaparnos de su longeva historia y cultura. Por tanto, nada mejor que irnos por los Cerros de Úbeda –en el mejor sentido de la expresión- para deleitar nuestros sentidos bajo el embrujo cultural de dos ciudades monumentales y repletas de historia que conserva la esencia de sus calles en su trazado original desde tiempos remotos.

"Los Cerros de Úbeda"

Una zona geoestratégica que fue en tiempos pretéritos encrucijada histórica al conectar el valle del Guadalquivir con el Levante por un lado y el centro peninsular hasta la antigua Garnatha por otro.


El emplazamiento actual de la ciudad de Úbeda se debe al emir Abd al-Rahman II y a Muhammad I en el siglo IX, recibiendo el nombre de Madinat Ubbadat al-Arab, con un peso importante de población árabe. 

Su fundación representaba una medida política para contrarrestar a la vecina Baeza con un peso de población mozárabe “sediciosa”. Úbeda destacará por ser una de las ciudades más importantes del Alto Guadalquivir, codiciada por musulmanes y cristianos. Su trazado urbanístico emana del tejido urbano musulmán.


Úbeda capitula en 1233 a Fernando III, cerrándose un periodo en el que la medina era famosa por su artesanía junto con la pasión de sus habitantes por la música y la danza. Úbeda se militariza y pasa a formar parte de las tierras de fronteras en el avance cristiano hacia el reino nazarí.

La paz impuesta por los Reyes Católicos en 1507 y la demolición de su alcazaba serán testigos de luchas intestinas entre bandos nobiliarios pero a partir de ese momento disfrutará de su segunda edad de oro, reflejada en su magnífica arquitectura renacentista durante el siglo XVI y XVII, momento de gran esplendor económico, en el que la nobleza y el alto clero promueven su patrimonio monumental marcado por el Renacimiento de corte humanista, simbolizado por la fundación de la Universidad de Baeza con intelectuales judeoconversos.

Andrés de Vandelvira

Un legado que ha permanecido hasta nuestros días en forma de museo abierto del Renacimiento, siendo declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 3 de julio de 2003, lo que ha llevado a formar parte por derecho propio de las ciudades más selectas del planeta siendo consideradas como máximo ejemplo del Renacimiento humanista español, cuyos postulados y criterios estéticos se exportaron, incluso, a la América latina, donde la Catedral de Jaén sirvió como modelo para la realización de grandes catedrales.



Úbeda y Baeza, legado en piedra durante el periodo histórico del Renacimiento andaluz y español durante los siglos XVI y XVII que dejaron su impronta con letras mayúsculas con Andrés de Vandelvira como eje principal.

Una importante riqueza patrimonial reflejada entre palacios, plazas, iglesias, conventos y angostas calles que siguen conservando la esencia de su legado para deleite cultural que se proyectará sobre las futuras generaciones.



Úbeda representa la arquitectura privada y el poder civil con el secretario de Carlos V, el hidalgo don Francisco de los Cobos (1480-1547), secretario del emperador Carlos I y consejero de su hijo Felipe II y el maestro de cantería, escultor y arquitecto don Andrés de Vandelvira (1505-1575), autor de los más soberbios monumentos de ambas ciudades jiennenses y la Catedral de Jaén.
La inmortal Baeza de Antonio Machado representa el exponente de la arquitectura pública y el poder religioso del obispo. Un auténtico patrimonio monumental y artístico cimentado durante los siglos XVI y XVII.
El conjunto arquitectónico de ambas ciudades ha sido considerado como uno más hermosos de Europa como resultado del mecenazgo y autoafirmación de nobles y eclesiásticos de la época que favorecieron la construcción de templos, palacios y casas solariegas que se alzaron para deslumbrar al pueblo entre mares de olivos regados por el trabajo y el sudor jornalero. 

Eran unos tiempos donde el teocentrismo empezaba a dejar de ser el centro del universo para dejar paso a una nueva concepción del hombre como centro del conocimiento.

Antiguo Hospital de Santiago
A Andrés de Vandelvira se le atribuye la traza del Palacio del Dean Ortega (actual Parador de Turismo), de las Cadenas (actual Ayuntamiento), Palacio Vázquez de Molina, Palacio Vela de los Cobos... lo que hizo de Úbeda la más importante ciudad renacentista de Andalucía. 

Andrés de Vandelvira nació en la localidad albaceteña de Alcaraz, en 1505, en el seno de una familia española de canteros y falleció en Jaén, en 1575. Su primer gran reto fue la construcción de la Sacra Capilla del Salvador, según los planos de Diego Siloé y por encargo de Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V.

De esa forma, se convierte en el hombre de confianza del más importante mecenas que existía entonces en España. Su fama creció logrando la dirección de las obras de los edificio más importantes erigidos en Úbeda que llevarán su nombre como el Hospital de Santiago donde paseamos por su bello patio y escalera monumental.

Desde allí paseamos a través de la calle Obispo Cobos que nos introduce en el casco histórico entre casas solariegas que nos lleva hasta el Palacio de Vázquez de Molina, actual edificio del Ayuntamiento. Junto a éste se encuentra el Palacio del Dean Ortega, actual Parador de Turismo y coronando la plaza, la Sacra Capilla de El Salvador como uno de los monumentos más representativos del renacimiento español, trazado por Siloé, pero ejecutada por Andrés de Vandelvira, interviniendo en ella escultores de la talla de Jamete, Alonso de Berruguete y el rejero Villalpando.

Desde los miradores pudimos observar en el horizonte los “Cerros de Úbeda”.



También pudimos deleitar nuestra retina con la Iglesia de Santa María de los Reales Alcáceres con fachadas renacentistas, claustro gótico y templo ordenado en cinco naves con 16 capillas a su alrededor. Entre algún que otro aperitivo acompañado del tradicional café y dulces de las monjas seguimos la ruta del Renacimiento español para llegar a la Iglesia de San Pablo, una de las más antiguas de Úbeda, la cual se cree construida desde época visigótica, declarada monumento histórico nacional desde 1926. Impresiona al viajero su portada principal de estilo románico, denominada de los carpinteros.


Entre la angostura de sus calles empedradas y casas solariegas con sus blasones en las fachadas, -posiblemente conseguidos “luchando contra los infieles o en el Nuevo Mundo”,- que nos hablan de linajes de tiempos pretéritos llegamos al torreón octogonal, una enorme torre albarrana que formaba parte de la antigua muralla de Úbeda que protegía la puerta de la ciudad. Muy cerca del torreón se encuentra la Iglesia de la Santísima Trinidad de estilo barroco ubicada a extramuros de la ciudad construida en 1707.




Por la noche paseamos por sus bellos paseos y plazas donde las tunas universitarias daban cierto colorido con sus tradicionales vestimentas, cantando canciones tradicionales de nuestra tierra. Para recuperar fuerzas degustamos un poco de su patrimonio gastronómico basado en productos autóctonos de excelente calidad en la tierra donde el tradicional aceite de oliva, -el azzayt, como lo llamaban los árabes-, brilla con luz propia al ser un manantial de salud en forma de oro líquido rezumido en las antiguas al-ma´saras y que forma parte por derecho propio de nuestra dieta mediterránea.

Desde los "Cerros de Úbeda" para el Blog...





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