lunes, 23 de marzo de 2015

Visita a la Sierra de Aracena y Picos de Aroche


Desde Sevilla hasta Aracena se puede observar cómo el olivo ha dejado de ejercer su influencia para impregnarse nuestra retina bajo un bello paisaje, entre praderas salpicadas con árboles del género "Quercus" que predomina en la dehesa como la encina, el alcornoque o el quejío (roble) que produce un exquisito alimento “la bellota” que sirve para alimentar al cerdo ibérico, en la época de montanera [de noviembre a marzo]. Existen zonas de Andalucía en la que se denomina chaparro a la encina (Quercur Ilex) y al alcornoque (Quercus suber).


En la antigua Roma la corona cívica era una distinción importante realizada con un cerco de ramas y hojas de encina con bellotas. Representaba el arrojo y la valentía de un soldado por salvar la vida de un compañero, centurión u oficial durante el combate.


La provincia de Huelva y el sur de Portugal formaron parte en tiempos pretéritos del antiguo al-Gharb andalusí en contraposición con el término Axarquía o al-Sharq al Andalus como parte oriental. Tras la expulsión progresiva de los musulmanes, los reyes cristianos formaron un cinturón defensivo denominado la “banda gallega” para protegerse de la denominada “banda morisca”, de tal modo que salpicaron de castillos territorios como Aroche, Cortegana, Cumbres Mayores, Aracena, Santa Olaya de Cala, etcétera, y que han quedado como legado de aquéllos tiempos convulsos.




Un paseo por el casco histórico de Aracena nos puede dar una idea de su rico patrimonio histórico. Como en todas las fortalezas andalusíes y posteriormente cristianas, la antigua villa desciende desde el castillo que otorga protección, consolidando su poder administrativo con el Cabildo Viejo del siglo XV y religioso con la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción del siglo XVII en la Plaza Alta.



El Cabildo Viejo fue utilizado como pósito, cárcel y dependencias de la villa. Las galerías mudéjares de la época acogían a los mercaderes. Su portada fue diseñada por el arquitecto Hernán Ruíz II, de orden toscano labrada en mármol de las canteras de Aracena por Domingo Nieto. 

En su friso de la portada destaca la inscripción:

“Veritas de terra orta est et iustitia de celo proxpexit. Año d 1563 "

(La verdad ha nacido de la tierra y la justicia la contempló desde el cielo). 

Lo que indica un cambio de rumbo en el pensamiento renacentista con respecto a la ideología cristiana medieval. Actualmente el Cabildo Viejo es la sede administrativa y Centro de Interpretación del Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche.




La Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura renacentista de la provincia de Huelva en la que participaron Diego de Riaño, Hernan Ruiz II, Pedro de Silva y Alonso Figueroa. Un templo inacabado que se abrió al culto en 1603.



El campanario pórtico da acceso al castillo del siglo XIII junto a Iglesia prioral del castillo como el templo más antiguo y emblemático de Aracena que fuera construido entre los siglos XIII y XV junto al castillo.

Es un edificio gótico-mudéjar en el que se sobresale la torre exterior, decorada con paños de sebka, con una clara influencia de la Giralda de Sevilla. Desde el castillo de Aracena -que formara parte de antiguas fortificaciones con torres intercomunicadas- se hacían señales con humo durante el día y hogueras durante la noche.


Alájar, desde la Peña de Arias Montano

A través de las dehesas de Aracena, declaradas como reserva de la Biosfera por la UNESCO, transitamos por la A-470 para llegar a Alájar donde impregnamos nuestra retina con su impresionante panorámica desde la Peña de Arias Montano donde contemplamos una de las mejores dehesas de bellotas que existe en Andalucía. En la Peña de Arias Montano se puede adquirir el tradicional queso de oveja, el pan de pueblo y algún que otro manjar ibérico de Jabugo.



Así cantó en sus versos Lope de Vega al jamón de Huelva... 

El jamón presuto era el jamón al que se le había sacado la humedad, es decir, “curado”, del término latino praesuctus.

Cuentan las páginas de la historia que en la Peña de Arias Montano se retiró a descansar el teólogo y humanista Benito Arias Montano que estuviera en el Concilio de Trento y realizara la "Biblia Regia" entre 1568 y 1572 con versiones en hebreo, griego, arameo y latín. Sus restos mortales de encuentran en el Panteón de Sevillanos Ilustres.




En la Peña de Arias Montano nos encontramos con el denominado “Arco de los novios”, un arco románico de estilo romano bizantino de los siglos VI y VII con una inscripción: 

“Cuídese el viajero de atravesarlo acompañado por una dama, será ésta la futura esposa”. 

Y una bella portada manierista del siglo XVI rematada por garitas. Muy cerca se encuentra un monolito que conmemora la visita del rey Felipe II a su consejero, el humanista Benito Arias Montano.


Peña de Arias Montano

Transitando a través de las grandes dehesas llegamos hasta Almonaster la Real donde visitamos la fortaleza con su bella mezquita edificada durante el reinado del califa Abd al-Rahman III. 

Como todas las alcazabas [al-qaṣbah] andalusíes está ubicada en la zona más alta de la la antigua medina a partir de la cual se desparraman las calles de los pueblos a la que daban protección y desde la cual se divisaban extensos territorios.

La mezquita tiene dos espacios fundamentalmente diferenciados: el patio de abluciones (san) y la sala de oraciones hipóstila (haram).




El Shan, está excavado en la roca, es de planta irregular, casi cuadrada. La pila de abluciones está labrada en granito de forma tosca.

El Haram está formado por cinco naves, la central más ancha, perpendicular al muro de la quibla, en cuyo centro se halla en minrab, el más arcaico de la península, cubierto por media bóveda de horno y alfiz con arco de herradura. El mihrab, -lugar desde el que se dirige la oración-, está situado en el muro la qibla que se orienta al sureste en dirección a La Meca. Las 5 naves el liwan se orientan lacia el muro de la quibla. Se hallan separados por arcos de herradura. 

Otro elemento importante es el alminar, desde donde el almuédano llamaba a la oración. A los pies de la torre se encuentra el aljibe.

Las columnas y capiteles del Haram están construidos con material de acarreo, romanos y visigodos. Los arcos son de ladrillos.


La mezquita de Almonaster nos aproxima a la vida de un distrito (iqlin), militar y fiscal en la época musulmana, emplazado en el interior del antiguo castillo medieval. Es una obra islámica pequeña, sencilla y elegante construida a finales del siglo IX durante el Califato de Córdoba aprovechando elementos decorativos como columnas y capiteles romanos y visigodos.

La mezquita es el monumento más emblemático del conjunto histórico de Almonaster la Real y el edificio islámico más importante de toda la provincia. Fue declarado monumento nacional del estado en 1931. Actualmente se celebran las Jornadas de Cultura Islámica, verdadero evento cultural de recuperación y evocación del pasado histórico de la villa.




El castillo mezquita es de estilo romano (mármoles y elementos sustentantes), visigodo (siglo VII iglesia visigoda), califal (siglo IX), almohade, románico (ábside) y mudéjar (pórtico del siglo XV). El campanario consta de cuatro cuerpos. El primero de planta exterior rectangular e interior circular (Omeya) rematado el conjunto con balaustrada renacentista.

El alminar sólo conserva de época islámica el tercio inferior. La mezquita de Almonaster la Real, única en España, se cristianiza a principios del siglo XIII, tras la conquista por parte portuguesa. Se le añade un interesante ábside cambiando su orientación. En el siglo XVI se abrió la puerta del muro meridional, se añadió el porche, se labró la sacristía y se sumó al alminar un cuerpo de campanas.



Plano Mezquita de Almonaster la Real

Dentro del interés etnológico destaca el fandango como expresión musical por excelencia del pueblo de Almonaster. Es cuna de seis estilos de este palo del flamenco que se han guardado como oro en paño, en las arcas de la sabiduría popular.




Por último, cercana la frontera con Portugal, visitamos Cortegana cuyo castillo a partir del siglo XIII es fiel testigo del sistema defensivo de la “Banda Gallega”. Al igual que Aracena, Alájar y Almonaster la Real, desde su castillo se observa una bella panorámica de innumerables dehesas cuyo fruto "la bellota" es el referente de los productos ibéricos en toda la comarca.




Desde Cortegana cogimos la N-433 en dirección a Sevilla transitaba cerca de Jabugo donde nos acercamos para observar el monumento a tantas generaciones de trabajadores que han estado vinculados con el jamón. 

Dejamos Jabugo para transitar hasta Higuera de la Sierra entre bellos paisajes de praderas salpicadas de encinas, alcornoques y en menor medida, el quejio que desempeña efectos reguladores sobre el ecosistema, creando un microclima más húmedo y garantizando la fertilidad del suelo a largo plazo. Existe un binomio indispensable entre cerdo ibérico y la dehesa como ecosistema. 

Poco a poco las dehesas van perdiendo su influencia a medida que nos acercamos a la provincia de Sevilla. Al entrar por el Aljarafe sevillano (la antigua al-Xaraf) atravesamos el río Guadalquivir sobre el puente del V Centenario, que nos deriva hacia la A-92, lo que nos indica que nuestro punto de origen, también en antiguas tierras de fronteras, estaba cerca.

Desde la Sierra de Aracena y Picos de Aroche para el Blog de mis culpas...



P.D. Al pasar por Santa Olalla de Cala y observar el entorno de su castillo podemos pensar el fundamental papel que desempeñó la sierra, no sólo durante la romanización para la defensa de las fronteras en Hispania sino también con los andalusíes, que salpicaron de construcciones defensivas [alcazabas] la antigua Al Ándalus. A medida que avanzaba la conquista cristiana, los pobladores musulmanes se atrincheraron en Sierra Morena con el propósito de controlar los pasos sobre la Meseta.

Uno de los pasos más importantes en esos momentos fue el de Santa Olalla, por su ubicación con respecto a la Ruta de la Plata y hacia el Valle de Guadalquivir y sur de Andalucía, lo que hizo de su castillo un verdadero punto estratégico, clave para el control de los reinos de taifas islámicos de la antigua Al Ándalus. Poco a poco los cristianos fueron avanzando sobre territorio musulmán, y acabaron tomando la antigua Isbilya “Sevilla” a mediados del siglo XIII. Con ello, Sierra Morena comenzaba a perder su valor geoestratégico.



Desde estos momentos los cristianos comienzan una ingente labor de reconstrucción de antiguas alcazabas defensivas para afianzar su poder y defenderse de presuntas invasiones portuguesas. El Castillo de Santa Olalla es un claro testimonio en la evolución histórica de estos lugares y joya del Patrimonio Histórico-Artístico del Parque Natural. El Castillo que observamos en la actualidad es de finales del siglo XIII [gótico mudéjar con caracteres almohades] y fue mandado a construir en 1296 por orden de Sancho IV bajo la jurisdicción de Sevilla [formaba parte de la banda gallega, establecida frente a los intereses expansionistas portugueses, al igual que los de Aroche, Cumbres Mayores y Frenegal de la Sierra, entre otros]. De influencia árabe es la entrada principal y la decoración de sus torres, desde las cuales se observan una impresionante panorámica del parque natural.

Su recinto amurallado de planta rectangular tiene 135 por 54 metros con un espesor de 2,30 metros. Los muros y torres están construidos en piedra. Las puertas y esquinas de las torres en cantería mientras que las bóvedas y saeteras son de ladrillos. En la muralla se conservan almenas y parapetos completado el sistema defensivo por diez torres almenadas, de planta rectangular o semicircular, que aún conservan las saeteras. Destaca la torre central, en el lado este, que defiende la entrada principal de la fortaleza, que posee un arco exterior en granito y cubierta de bóvedas de ladrillo, tanto de medio cañón como de crucería. La puerta secundaria, de sillería granítica posee disposición recta, con cubierta de medio cañón.



Enlaces interesantes






viernes, 20 de marzo de 2015

Visita al Museo del Jamón Ibérico, en Aracena



¡Antes de que Dios fuera Dios y los peñascos peñascos,
el jamón ya era jamón, entre las bellotas del campo!.

Desde Morón, tierra de la Cal y del Flamenco en cuya comarca ejerciera su influencia en tiempos pretéritos José María “El Tempranillo” y “El Pernales”, pusimos viento en popa hacia el extremo oriental de Sierra Morena, en el Parque Natural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche. 

En el verano anterior tuvimos la oportunidad de visitar Niebla, como la flor andalusí del antiguo al-Gharb y Moguer como la cuna de los descubrimientos. 


Desde la antigua Isbiliya transitamos hacia la "Vía de la Plata" en dirección a la antigua Emérita Augusta (Mérida) para coger la N-433 y desviarnos hasta Higuera de la Sierra que nos acercaba a Aracena. Durante la travesía se aprecia cómo el olivo dejar de ejercer su influencia para impregnarse nuestra retina bajo un bello paisaje, de praderas salpicadas con árboles del género "Quercus" que predomina en la dehesa como la encina, el alcornoque o el quejío (roble). Existen zonas de Andalucía en la que se denomina chaparro a la encina (Quercur Ilex) y al alcornoque (Quercus suber).

La "Vía de la Plata" enlazaba en tiempos pretéritos la “Antigua Emérita Augusta” capital de la provincia romana de Lusitania fundada en el 25 a.C. con Astorga “Asturica Augusta” que fuera fundada en el 27 a.C. en la provincia Tarraconense.

Posteriormente Tiberio, Trajano y Adriano prolongarán esta vía fundamental hasta Itálica, Hispalis y Gades. Este itinerario alcanza su máximo esplendor a partir de la recristianización de la zona por los mozárabes andalusíes que lo denominaron “Camino Mozárabe”, al haber sido recuperado por las tropas cristianas. 

En la antigua Roma la corona cívica era una distinción importante realizada con un cerco de ramas y hojas de encina con bellotas. Representaba el arrojo y la valentía de un legionario por salvar la vida de un compañero u oficial durante el combate.

El término “Vía de la Plata” podría tener raíces árabes al referirse los andalusíes al empedrado de esta ancha calzada con el nombre de “Bal´atta”. Los andalusíes denominaban a la bellota "balluta".



Nada más llegar al “Museo del Jamón” de Aracena, considerado como el "Centro de Interpretación del cerdo ibérico", nos encontramos con una escultura de Alberto Germán Franco inaugurado en 1986 dedicado a la figura del porquero y su piara, titulado “Monumento al concejil”.

El concejil era un personaje popular cuyo cometido era el pastoreo de la cabaña porcina que no gozaba de una dehesa propia donde pastar. Recogía los cerdos casa por casa y los llevaba durante todo el día a las dehesas comunales para regresar a su majada a golpe de silbido o palmada. Este oficio dejó de practicarse en la década de los 60.



Esta escultura nos recuerda a los hombres y mujeres que han hecho del cerdo ibérico una de las señas de identidad de toda la comarca y que ha proyectado desde tiempos ancestrales “el oro rojo de la sierra” similar al atún de almadraba denominado el “oro rojo del mar” -en la costa desde Taraf al-Ghar hasta la antigua Baelo Claudia y Tarifa- o el tradicional aceite de oliva virgen extra (el azzeit adalusí).

Incluso Lope de Vega cantó en sus versos al jamón de Huelva...





El jamón presuto era el jamón al que se le había sacado la humedad, es decir, “curado”, del término latino praesuctus.

Una trilogía que pertenece por derecho propio a la génesis de nuestra civilización y piedra filosofal de nuestra dieta mediterránea que se pierden en la historia de los tiempos.


Foto. Juan Pedro Domecq

Es evidente que en pleno siglo XXI, existe un profundo desconocimiento de lo ibérico en la información que recibe el consumidor. ¡Quién no ha escuchado al lumbrera de turno disertar “su clase magistral” sobre el jamón ibérico en la barra de alguna taberna afirmando que ha comido tal o cual jamón ibérico de bellota cuando en realidad es posible que haya estimulado sus glándulas salivares con un producto tal vez pertenezca a otro ámbito y que no cumple con la fórmula del jamón ibérico de bellota 100% o de bellota ibérico como resultado de un proceso en el que la bellota, la dehesa, el clima y la sabiduría artesanal han tenido su peso específico.

No podemos olvidar que el jamón ibérico es uno de los mejores aliados cardiosaludables de nuestra ancestral dieta mediterránea siendo una de las grandes contribuciones que nuestra gastronomía ha dejado como legado a la cultura gastronómica mundial. 


Es posible que el término marrano provenga del andalusí “maharram” que significa en árabe andalusí “cosa prohibida”, cuya nomenclatura en tono peyorativa era aplicada al judeoconverso que intentaba mantener su creencia oculta. Este nombre se le daba al cerdo al estar su consumo prohibido en la religión judía y musulmana.

El “Museo del Jamón” nos ofrece una lección magistral sobre la raza ibérica que está estrechamente ligada a la vida de los pueblos y de sus gentes. En ese hábitat, la dehesa y el cerdo ibérico ejercen su enorme influencia. El ciclo vital de lo ibérico va desde que la bellota cae al suelo de la dehesa hasta que el jamón está listo en las bodegas para su consumo. Es un proceso que lleva cuatro años y medio. 

Una cultura ancestral heredada de padres a hijos que transcurre desde la alimentación del cerdo en la dehesa como riqueza medioambiental pasando por la tradicional matanza, su despiece y recetas culinarias. Un valioso patrimonio etnográfico en torno al cerdo ibérico y sus derivados que como reza el refrán “del cerdo se aprovecha hasta los andares”. 

Mediante panales ilustrativos tomamos contacto con la cultura de lo ibérico, su historia, la vida en la dehesa, el ritual de la matanza como tradición y la elaboración de los exquisitos manjares del cerdo ibérico. Hemos aprendido a conocer mejor el ciclo de vida del cerdo ibérico, desde que nace hasta que se convierte en jamón, listo para su consumo en un proceso que dura 4 años y medio. Un rico patrimonio etnográfico en torno al cerdo ibérico y sus derivados para deleite de nuestro paladar que estimula nuestros sentidos.

En la primera planta del Museo del Jamón Ibérico podemos observar su fórmula magistral:

Cerdo ibérico + bellota + dehesa+ clima + sabiduría artesanal da como resultado el auténtico jamón de bellota 100% ibérico.

El “Museo del Jamón” también nos muestra las denominaciones de origen protegida (D.O.P.).

Jamón de Huelva [Jabugo], Los Pedroches, Jamón de Guijuelo y Dehesa de Extremadura.

Los antiguos andalusíes denominaban a Los Pedroches como “Fahs al-Ballut” o llano de las bellotas.

También el jamón serrano de cerdo blanco cuenta con denominaciones de origen diferenciadas:

El Jamón de Trevélez y el Jamón de Teruel.



La matanza del cerdo que ha sido y sigue siendo una fiesta en toda regla en todo lo relacionado con el ibérico con vocablos de origen árabe donde participaba el porquero, matarife, gandinguera... Muchos pueblos celebran fiestas en torno al jamón ibérico, Aracena en octubre y Santa Olaya de Cala en abril. En tiempos no muy pretéritos, la matanza del cerdo garantizaba a muchas familias el autoabastecimiento durante todo el año. 

Los utensilios de se utilizaban en el ciclo del cerdo ibérico están también representados en el Museo del Jamón mediante la romana, el lebrillo, la orza, la picadora, la balanza para pesar especies, el almirez, molinillo, manual de especias, cuchillos de matanza, embuchadora tradicional, el tradicional brasero con la badila, etcétera…




También se explica el proceso de la matanza:

Llegada al matadero de los cerdos que tiene lugar 24-48 horas antes del sacrificio. Se les mantiene con una dieta hídrica que ayuda a vaciar el aparato digestivo. El veterinario, antes del sacrificio, comprueba la identificación, documentación realizando la inspección ante-mortem.

Los cerdos pasan a la ducha rápida de agua fría que limpia a los animales y ayuda a la vasoconstricción de los vasos sanguíneos para ser posteriormente insensibilizados como fase previa al degüello y desangrado como exige la normativa.

El animal es colgado por una extremidad posterior mediante cadenas metálicas que lo sujetan por un riel, en el que permanecerá hasta el final del proceso.

El desangrado se realiza mediante una incisión profunda en la papada, seleccionando los grandes vasos sanguíneos. Debe realizarse en un máximo de 15 segundos tras la insensibilización. El cerdo muerto pasa a la cuba de escaldado, con agua a unos 65ºC para someter a la piel del animal a un reblandecimiento que facilite su depilación mecánica mediante el chamuscado.

Mediante la apertura en canal del animal se extraen las vísceras abdominales y toráxicas donde el veterinario realiza la inspección post-mortem.

Posteriormente se separa la cabeza del animal. El laboratorio realiza el examen triquinoscópico. 

El hacheado de la canal es la fase siguiente para concluir con el despiece en caliente.

El jamón ibérico de bellota es un producto único, natural y saludable, resultado de un proceso de elaboración totalmente artesanal considerado como un auténtico lujo dentro de la gastronomía y auténtico embajador de nuestra tierra.

El proceso del jamón ibérico comienza mediante el salazón al favorecer la sal marina “gorda” el proceso de deshidratación. Al jamón se le da vueltas como el vino para que su salado sea uniforme. En este proceso de “sudado” junto con la influencia de la microflora de las bodegas, donde los jamones envejecen, resulta decisivo en la trasformación del pernil hasta conseguir las texturas, aromas y sabores genuinos de la Sierra de Aracena. 

El maestro jamonero controla en todo momento las condiciones de humedad del jamón. Al final del proceso se realiza el calado del jamón realizado por el maestro calador que utiliza su olfato y un punzón de hueso de vacuno para comprobar su calidad. 

Tras dos años de proceso desde el sacrificio del jamón reúne las condiciones óptimas para su consumo.

A partir del 13 de enero de 2014 se aprobó el nuevo etiquetado del jamón ibérico:

· Summun. Ibérico de bellota 100%. Etiqueta de color “Negro”.

· Excellens. De bellota ibérico. Etiqueta de color rojo.

· Selección. De cebo de campo ibérico. Etiqueta de color verde.

· De cebo ibérico blanco. Etiqueta de color blanco.



Alájar en el corazón de la Sierra de Aracena y  Picos de Aroche

Otras de las salas que visitamos estaba dedicada a las dehesas y al cerdo ibérico como eje dinamizador de toda la comarca teniendo una enorme importancia cultural, económica que irradia lo social.


El periodo de montanera coincide con la maduración de las bellotas. Las dehesas mixtas permiten aprovechar una amplia producción de bellotas que comienza con la fructificación de los quejigos (robles) y sigue con la de la encina y alcornoque.

Existe un binomio indispensable entre cerdo ibérico y la dehesa como ecosistema. La bellota que producen los bosques junto a las dehesas de alcornoques y encinas es un bien limitado y equivale tan sólo a un 13% de la producción ligada a lo ibérico mientras que el 87% pertenece a otro ámbito.



La esencia del corte perfecto del jamón

El buen corte de jamón se realiza cortando en primer lugar con un cuchillo de hoja ancha las capas exteriores más rígidas del jamón. Para lonchear se emplea un cuchillo fino y flexible que corte bien. La shaira nos permite afilar el cuchillo y la tabla de jamón nos permite colocar el jamón en varias posiciones. Con paciencia, se cortan las lonchas semitransparentes no más de cinco centímetros de longitud comenzando el corte por la zona de la babilla o cortamaza. La puntilla separa la carne del hueco. Al final se protege el jamón con unas lonchas de grasa sin olvidar que la otra mano nunca hay que colocarla en la trayectoria del corte.

Para muchos expertos, los puntos blancos que observamos en el jamón ibérico denominado tirosina, es  sinónimo de alta calidad que estimula nuestros sentidos a través de la vista, tacto, olfato y gusto.

El jamón ibérico ha de cortarse a mano en lonchas muy finas. La grasa infiltrada en los músculos dibuja vetas entreveradas y se funde liberando todo su aroma. En la boca resbala, dejando tras de sí un sabor exquisito que recordará siempre nuestra retina del paladar. Todo un lujo gastronómico con los más rigurosos controles sanitarios de calidad.

Andalucía y España cuentan con unos magníficos cortadores de jamón que brillan con luz propia. Entre ellos se encuentra nuestro paisano Sergio Bellido que ha ganado numerosos premios y reconocimientos, entre los que se encuentran el prestigioso Cuchillo de Oro de Monesterio en el Concurso Nacional de Cortadores de jamón 2009, obteniendo también el Cuchillo de Oro en Ávila en 2009 y el Jamón de Oro “D.O. Los Pedroches” en 2009. No hay duda de que entre sus paisanos es considerado como un auténtico conocedor del jamón ibérico. 









Antes de salir del museo del jamón deleitaron nuestro paladar con una degustación de jamón ibérico 100% de bellota D.O. de Huelva que recientemente se ha convertido en D.O. Jabugo.

Desde Aracena y Picos de Aroche para el Blog de mis culpas...



P.D. Un hito histórico que vincula el nombre de Jabugo a la máxima calidad del jamón protegido dotando de “un mayor desarrollo económico, gastronómico, turístico y cultural, tanto de la comarca como de la provincia de Huelva. Un auténtico baluarte defensivo de los productos ibéricos que protege la raza y la crianza del jamón ibérico 100% con bellotas que otorga mayor proyección al producto más internacional de nuestra gastronomía que tiene en la dieta mediterránea su referente como estilo de vida beneficioso para nuestra salud.



miércoles, 4 de marzo de 2015

Visita a Castellar Viejo y la antigua Ximena


Después de visitar Casares pusimos rumbo al sur del sur en busca de Manilva que enlazaba con la AP-7 en dirección a Castellar de la Frontera “viejo" y desde allí transitar hasta la antigua Ximena musulmana, ambas en la antigua “Ruta de los Almorávides y Almohades”. Dicha ruta transitaba desde Tarifa con destino a Ronda para proseguir hacia la antigua Garnatha, considerada la “Damasco de Occidente” cuya caída supondría el final de al-Andalus en 1492.



La alcazaba (al qasaba) de Castellar Viejo se encuentra a 248 m. de altitud sobre un promontorio rocoso en el Parque Natural de los Alcornocales como pulmón verde de la comarca y nos ofrece una bellísima panorámica del embalse del Guadarranque, de la Bahía de Algeciras y el Peñón de Gibraltar. Su nomenclatura aparece por primera vez en el año 914 entre las localidades rebeldes de Umar Ibn Hafsun. Se convirtió desde mediados del siglo XIII en una fortaleza de primera línea perteneciente al reino nazarí de Granada. Aunque fuera asaltada por las tropas cristianas en 1408 fue asaltada no sería reconquistada definitivamente hasta 1434 por Juan de Saavedra.





La fortaleza de Castellar de la Frontera, la antigua Ximena musulmana o Gaucín, formaban parte de un sistema defensivo que iba desde Olvera al norte, hasta Tarifa al sur, con puntos intermedios como Casares, Gaucín, Torre Alháquime, Setenil, Zahara de la Sierra, etcétera. Este sistema defensivo en tierras de antiguas fronteras desempeñaría un papel importantísimo para defender la banda morisca frente a la banda gallega durante el periodo nazarí, último estado musulmán de la antigua al-Andalus.


El Pacto de Jaén en 1246 puede considerarse el inicio de la historia de la “Frontera”, escenario de contiendas entre los reinos de Castilla y Granada, que con más de 600 kilómetros se mantuvo 235 años hasta la toma de Ronda (1485).




A través de la A-369 llegamos hasta la antigua Xemina musulmana (Jimena de la Frontera) cuya alcazaba también formara parte de la “Ruta de los Almorávides y Almohades”. Está ubicada también en el Parque Natural de los Alcornocales con el río Hozgarganta regando sus riberas.

Su origen viene de la antigua ciudad islámica de Xemina del siglo VIII y que tuvo gran importancia durante el siglo XIII alcanzando su máximo esplendor en el siglo XV, al ser una pieza estratégica en las antiguas tierras de fronteras del reino castellano-nazarí con una importante guarnición. Jimena es reconquistada por Enrique IV de Trastámara, rey de Castilla en 1456.

Al visitar los pueblos con efluvios y reminiscencias andalusíes podemos observar que también nos legaron una configuración urbana cuyos orígenes emanan desde las alcazabas y fortalezas que se irradiaban a través de los arrabales (al-rabad). Sus tradicionales casas blancas a dos aguas rematadas con tejas árabes entre sinuosas, estrechas y empinadas calles empedradas buscando la protección de la alcazaba ubicada casi siempre sobre un promontorio rocoso, las convertían en ciudades geoestratégicas casi inexpugnables desde las cuales se podían divisar grandes territorios.



El humo de día y el fuego de noche era un procedimiento típico musulmán para enviar señales, que existía en el litoral africano desde el siglo VIII. Se cuenta que en una sola noche podía llegar un mensaje desde Alejandría a Ceuta.



Cuando el Cristianismo sustituyó al Islam, era muy corriente construir las iglesias sobre los restos de las mezquitas orientadas casi siempre en dirección noreste-sureste en dirección a La Meca, cristianizando su alminar con cruces y campanas.

¡Unos bellos versos del poeta rondeño del siglo XIII Abul Beka refleja el desencanto por la pérdida de sus territorios!.

Ya llora al ver sus vergeles
y al ver sus vegas lozanas
ya marchitas,
y que afean los infieles,
con cruces y con campanas,
las mezquitas.

Es probable que los musulmanes construyeran una mezquita (aljama) en las inmediaciones de la fortaleza cercana a la medina (al madinat) de la que formaban parte la alhama (al hamma), posadas (fundaq), arrabales (al-rabad)… Posiblemente los cementerios musulmanes -maqbara- estuviese situados a extramuros en dirección noreste-sureste.

Al fondo, el Peñón de Gibraltar

Destaca la configuración urbana andalusí que dotaba a las medinas de un complejo sistema de alcantarillado que evitaban que las aguas fecales fueran derivadas a la vía pública.

Al Andalus fue el primer país de Occidente en contar con una infraestructura hidráulica dotándose de los tradicionales molinos de agua, acequias, sistemas de riesgo, etcétera, ayudado por la tradicional noria que hizo inmensamente fértiles las huertas y vegas andaluzas.


 Ciclo del agua en los molinos harineros
Oficina de Turismo de Jimena de la Frontera



Los molinos harineros son de tradición morisca y proliferaron en la ribera del río aprovechando la fuerza de sus aguas. El río Majaceite, el Genal o el Guadiaro son un ejemplo de la estrecha relación que ha existido entre el ser humano y el agua a lo largo de su historia. La energía producida por el flujo constante de agua hacía mover las norias y los molinos harineros. Los agricultores llevaban su grano y recogían la harina que les correspondía, una vez deducida la maquila, el pago en especie al molinero. Mediante una azud o presa se desviaba el agua hacia una alberca y a través de una acequia llegaba al molino, el socaz o agua saliente volvía a su cauce natural.


Peñon de Gibraltar desde el castillo de Jimena de la Frontera

Las calles de Jimena de la Frontera con nombres como Consuelo o Misericordia eran el preludio del esfuerzo que tuvimos que realizar -aumentando nuestra frecuencia respiratoria por encima de los valores normales- a su alcazaba a través de sus angostas y empinadas callejuelas. No es de extrañar que tan privilegiado enclave geográfico haya servido para instalarse a lo largo de la historia pueblos como los íberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos y musulmanes. Por tanto, no debemos de extrañarnos del patrimonio histórico, cultural y etnográfico que atesora esta zona, una crónica del desarrollo de su propia historia.

A través de la calle Misericordia llegamos a la Oficina de Turismo que se encuentra bajo el castillo, en la antigua iglesia de la Misericordia que data se la segunda mitad del siglo XV. Desde allí por la Puerta Albarrana entramos al Patio de Armas del castillo de la antigua Ximena musulmana.

La retina del viajero capta al instante lo que pudo haber sido el antiguo castro romano convertido en alcazaba con la construcción de grandes aljibes (al yubb, pozo) para el almacenamiento de agua como medida de prevención ante largos asedios. 

La puerta de entrada al Patio de Armas está articulada mediante dos arcos de herradura. En su parte izquierda destaca la torre que tuvo un papel determinante al tener las habitaciones del alcaide y los soldados que velaban por la seguridad del conjunto llegando a actuar como verdaderas fortalezas independientes, capaces de seguir defendiéndose aún después de ser dominados por el enemigo. La puerta de entrada con la torre albarrana estaba unida a todo el conjunto amurallado por un total de 14 torres.



Desde el patio de armas nos dirigimos al foso excavado sobre la misma roca en forma de V, que da acceso a la alcazaba. Un pequeño canal deriva hacia el exterior las aguas pluviales o residuos procedentes del interior permitiendo que el foso estuviese seco y limpio.

El acceso al alcázar a inicios de los siglos XIII-XIV lo permitía un puente retráctil que se desplegaría para salvaguardar el desnivel geológico de la explanada con respecto al interior del recinto. Posteriormente, en el XVI se construye un nuevo puente de forma estática. 



Destaca en el centro de la alcazaba, la torre del homenaje con una altura de 13 m. y construida en forma de planta circular. El conjunto tiene una vista impresionante desde donde se divisa la Bahía de Algeciras, Gibraltar y las primeras estribaciones del continente africano.

En la calzada principal que atraviesa el patio de armas hacia el cementerio municipal que se encuentra en su parte más alta se encuentra el aljibe almohade que fuera construido en el siglo XII, con unas dimensiones 12,10 m. de norte a sur y 13,50 m. de este a oeste y una profundidad máxima de 5,85 m., llegando a albergar unos 800 metros cúbicos de agua.



En la parte más alta de la fortaleza existe otro aljibe construido en la misma roca madre con el suelo cubierto con ladrillos. El techo está formado por cinco bóvedas de cañón que descansan sobre cuatro filas de dos arcos y pilares, todos hechos en ladrillo. En la esquina sureste, se observa un rebosadero que hace pensar que el aljibe era llenado por las aguas pluviales o posiblemente por un manantial natural que emerge desde el suelo. 

Después de una grata visita a la antigua Ximena andalusí iniciamos el camino de vuelta atravesando el Parque de los Alcornocales pasando por el término de Cortés de la Frontera, Ubrique, El Bosque, Prado del Rey y Villamartín, lo que nos indicaba que nuestro punto de destino estaba cerca. 

Una ruta con vistas impresionantes que impregna los sentidos del viajero. El Valle del Genal, del Guadiaro y el Parque de los Alcornocales son testigos de nuestra presencia.

Desde la alcazaba de la antigua Ximena, en la "Ruta de los almorávides y almohades" para el Blog de mis culpas...


P.D. Andalucía ha sido el resultado de un crisol de culturas en su constante histórica en la que destaca por derecho propio una brillante civilización que tuvo su máximo esplendor bajo la antigua al Andalus estimulando durante siglos la imaginación de una Europa de su época sumida en las tinieblas de la ignorancia y donde coexistieron en tolerancia tres culturas (cristiana, judía y musulmana).


La nomenclatura de sus pueblos posee su etimología de origen andalusí: Benamahoma -Bena Mahummad-, Benarrabá -de los Banu Rabbah-, Algatocín -de al-Atusiyin-, Benalauría -de Ben al Auria-, Benadalid -de Ben-Addalid-, Grazalema -Gran Zulema-, entre otros muchos reflejan su origen andalusí que ha llegado hasta nuestros días junto a bellos vocablos del árabe hispánico como Andalucía -al-Andalus-, Algarbe -al-Gharb-, Alpujarras, Axarquía - Sarqiyya-, Gibraltar -Gebel al-Tarik- Trafalgar -Taraf al-Ghar-, Mulhacén -Muley Hacen-, Sevilla -Isbiliya-, aceite -azzeit-, albañil -albanni-, arrabal -al-rabad-, alfarero, hasta llegar a los 4.000 arabismos.

Enlaces interesantes

El camino inglés

Ruta de los almorávides y Almohades en el bajo Genal