"Llévame a lo más alto de Xolair -fue la última voluntad que manifestó a la fiel Soraya- donde no pueda sentir nunca jamás la perversa planta de los hombres". Y fue así como una tétrica comitiva ascendió desde lo hondo de La Alpujarra por las piedras bruñidas hasta lo más encumbrado de la Sierra, donde la tierra se corta de improviso en un tajo espantoso que solo las águilas osan traspasar.
Allí, a cubierto de las rapaces, resguardado por lajas diestramente dispuestas en una de las más atrevidas cornisas, mirando en la distancia al origen y destino de su gente, África, quedó tendido el cuerpo sin vida del rey ciego de Granada, sobre la faz imponente del león de la montaña, sobre la cumbre dominadora de su vieja Al-Ándalus, que desde entonces lleva su imperecedero nombre:
Muley Hacén, antiguamente, Mulhacén hoy.
(Texto del catedrático D. Manuel Titos Martínez)
Después de haber impregnado nuestros sentidos entre efluvios y reminiscencias nazaríes, colocamos nuestro sextante con el primer resplandor del alba, el 27 de junio de 2021 [tras un largo confinamiento en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco] con la sana intención de realizar una nueva ruta de senderismo: el Nacimiento del río Dílar y las Cataratas del Molinillo, en el Parque Natural de Sierra Nevada [Reserva de la Biosfera].
Nos esperaba un bello contraste formado por el verde intenso de los prados de Borreguiles acompañado de las últimas nieves del deshielo que se acumulan en las lagunas de mayor altitud peninsular, como si de un bello espejo se tratara al reflejarse cada noche, las estrellas.
La ruta patrocinada por la Delegación de Deportes de mi pueblo tenía una dificultad baja-moderada de 14 km [para el que suscribe estas letrillas, tal vez media] estando a cargo de nuestro guía Pablo Morilla que con su dilatada experiencia no sólo nos mostraba esos bellos rincones del Parque Natural de Sierra Nevada sino que nos aconsejaba continuamente sobre las mejores trochas por dónde transitar.
Entre mares de olivos nos fuimos introduciendo en territorios donde en tiempos no muy pretéritos ejercieron su influencia bandoleros tan célebres como José María el Tempranillo o Francisco Ríos González “El Pernales” [Estepa].
Realizamos una parada en el camino para degustar un buen desayuno andaluz en el restaurante “Riofrío”, que nos permita afrontar con suficientes energías la interesante y grata ruta que teníamos por delante, en el paraíso natural de Sierra Nevada.
Sin prisas pero sin pausa, atravesamos el corazón de la antigua Al Ándalus, “Madinat Antikira” y las zonas de influencia de la última frontera de Al Ándalus como la antigua madinat Lawsa [Loja de Alí Atar y su hija Moraima, esposa de Boabdil] que tuvo una enorme importancia estratégica al ser considerada “la llave de Granada” junto con Montefrío a la izquierda o Alhama de Granada a la derecha de la A-92. Tras atravesar Sante Fe [epílogo de Al Ándalus y testigo de acontecimientos históricos que cambiaron la historia moderna como las Capitulaciones suscritas con Colón un 17 de abril de 1492 considerado por algunos especialistas como el primer documento escrito de la Historia de América], atravesamos la antigua Garnatha nazarí, que nos permitía ascender entre sinuosa y empinada carretera hasta la Hoya de la Mora [2.510 metros de altitud] en Sierra Nevada.
Cuenta la leyenda que encontrándose Muley Hacén ya anciano se retiró a morir al castillo de Mondújar en el “Valle de Lecrín”, en compañía de Zoraya. El 28 de octubre de 1485, tras invocar al arcángel Azrael y taparse el rostro con un Corán abierto, entregó su alma a Alá. Cuentan que Zoraya, para que su sepultura no fuera profanada jamás, ordenó conducir el cadáver a lo más alto de Sierra Nevada -Solair, para los árabes-, en cuya más alta cumbre mandó inhumar sus restos, cubiertos por la bandera roja de los nazaríes, bajo las nieves perpetuas.
Desde entonces este pico -el más alto de la Península Ibérica con 3478 metros- lleva el nombre de este monarca nazarí: Muley Hacén "Mulhacén", padre de Boabdil y hermano de El Zagal.
Muy cerca de la Hoya de la Mora tuvimos que detenernos para ver una prueba ciclista, retrasando el inicio de nuestra expedición. En la Hoya de la Mora se encuentra el albergue militar de alta montaña, el albergue universitario y un refugio militar con el monumento de la Virgen de las Nieves cercano a nosotros.
A lo largo de la carretera de alta montaña se observan elementos de balizamiento vertical de color amarillo/azul [especie de pértiga que tienen 6 cm de diámetro y una altura de entre 3 y 4 metros] que permite al conductor observar la calzada cuando se encuentre cubierta de nieve. Los colores se alternan cada 30 cm y se encuentran colocados cada 50 metros unos de otros en tramos rectos y más cerca, en el radio de las curvas.
En las pistas de nieve, los colores cambian a negro/amarillo permitiendo en cada momento observar la altura de nieve que tienen las pistas.
Con nuestra mochila repleta de ilusión, no podían faltar nuestras botas de media montaña, las gafas de sol, la gorra y cantimplora, cortaviento, crema solar SPF50, el móvil y nuestro pequeño botiquín, teniendo muy claro que en aquel paraíso como Reserva de la Biosfera tan sólo deberíamos de dejar como huella de nuestra presencia, siempre el máximo respeto y civismo por la madre naturaleza.
Nuestro guía comentaba lo importante que era no olvidar que la radiación solar en Sierra Nevada es el triple que en la playa, por lo que es necesario llevar una crema de protección solar [de al menos un 50%] y aplicárnosla varias veces en la cara, cuello, brazos y piernas. En Sierra Nevada se produce la radiación solar más importante no sólo de España, sino de Europa.
En época de invierno, la nieve refleja el 90% de la radiación que recibe del sol y que se proyecta sobre nuestra cara pudiendo producir alguna que otra quemadura.
Durante el deshielo anual [de mayo a julio] el agua brota de Sierra Nevada como un verdadero maná caído del cielo, conducida a través de las acequias [al-sāqiyah] hasta las fuentes de los pueblos, desde tiempos ancestrales. El agua del deshielo hace que los prados alpinos siempre permanezcan verdes. Los lugareños llaman Borreguiles a una amplia zona por el uso tradicional para el ganado homónimo. Sierra Nevada supone la mayor reserva de agua potable de toda Andalucía. La proximidad de los ríos ha sido siempre la fuente de vida y el sustento para todas las antiguas medinas y almunias andalusíes.
Las lagunas de Sierra Nevada se encuentran muy elevadas siendo las más meridionales de Europa y muy accesible durante la época estival para multitud de senderistas. Es necesario tener en cuenta que debido a su cercanía con el mar, en esta zona se producen cambios bruscos en la meteorología con la entrada de abundantes borrascas, por lo que siempre será aconsejable conocer las predicciones meteorológicas y los refugios donde guarecerse de dichas inclemencias meteorológicas.
Frente a nosotros se erige majestuosamente la montaña más alta del sur de Europa como si de un bello mirador hacia el antiguo Mare Nostrum se tratara con el Norte de África al fondo, que se puede observar desde el Pico Veleta.
Sierra Nevada, la montaña del sol y del aire como la llamaban los romanos “Mons Solarius” será arabizada en tiempos de Al Ándalus como “Yabal Sulayr” en tiempos de la antigua Garnatha.
Las tres cumbres principales aún mantienen la etimología de la época andalusí. Alcazaba, al qasba, significa “la fortaleza”; Pico Veleta, yabal al balat, “el sendero empedrado” y Mulhacén, mawlay al hasán, “mi buen protector”, según Antonio Pulido Pastor.
…Comenzábamos nuestra ruta en la Hoya de la Mora [desde donde se podía observar relativamente cerca el monumento a la Virgen de las Nieves] que nos acercaba hasta Borreguiles [2.625 msnm]]. Tan sólo 498 metros nos separaba de la cumbre del Pico Veleta, donde se puede observar a escasa distancia el imponente león de la montaña [el Pico Mulhacén, el coloso de la Penibética en honor a Muley Hacén] sobre la cumbre dominadora de la vieja Al-Andalus.
Nuestra retina captaba los numerosos neveros que aún a finales de junio se pueden observar en las altas cumbres de Sierra Nevada, en la zona de umbría. Atrás íbamos dejando el Observatorio Astronómico de Sierra Nevada en dirección a Borreguiles [bellos prados encharcados de agua pura donde las vacas comen y beben a placer. Tan sólo faltaban para completar aquel bello cuadro de nuestra más tierna infancia, Heidi, su abuelo y Pedro! Las aguas del deshielo forman pequeños arroyos que desembocan en el río Dílar.
El río Dílar nace a 3.000 metros de altitud en los Lagunillos de la Virgen. Se alimenta del agua proveniente de los Tajos de la Virgen y de la Laguna de las Yeguas, formando en su cabecera las Chorreras del Molinillo, una enorme cascada de casi 100 metros de desnivel.
El Pico Veleta con 3.398 metros de altitud es el cuarto más elevado de España. Destaca por tener la carretera asfaltada más alta de Europa aunque en su parte final se encuentra muy deteriorada, tan sólo apta para cabras montesas y algún que otro senderista, con sus alforjas cargadas de ilusión por llegar a la cumbre. En casi todo el recorrido se podían observar los cañones de nieve.
Entre los senderos más significativos cabe señalar entre otros:
1. Ruta del Veleta como la más emblemática de Sierra Nevada al poder observar los "tresmiles" más imponentes de la Cordillera Penibética. Nivel de dificultad, medio.
2. Ruta Laguna de las Yeguas que se inicia desde la estación superior de telesilla Veleta y se puede conectar en su parte más elevada con la Ruta del Veleta. Nivel de dificultad, bajo.
3. Ruta del Observatorio, desde Borreguiles. Nivel de dificultad, bajo.
4. Ruta Virgen de las Nieves, desde la salida del telecabina de Borreguiles hasta el paraje de la Hoya de la Mora donde se encuentra la imagen de la Virgen de las Nieves. Nivel de dificultad, bajo.
Por los escarpados riscos se pueden observar poblaciones de cabras montesas. Un territorio que nos proyecta sus valores naturales y antropológicos. El deshielo da lugar a multitud de nacimientos de arroyos y manantiales que fluyen en primavera entre la nieve blanca. El murmullo del agua nos cargan las pilas entre una gran variedad de especies endémicas y en peligro de extinción.
Existen innumerables senderos jalonados de riachuelos y pastizales que albergan una gran diversidad vegetal. Dentro de los endemismos nevadenses brilla con luz propia la Estrella de las Nieves [Plantago nivalis].
En días claros se puede observar desde el Pico Mulhacén a vista de pájaro, no sólo las montañas del Rif de Marruecos sino también las sierras más importantes de Andalucía como el Puerto de Trevélez, el Pico Alcazaba, la Hoya de Guadix, la Sierra de Cazorla, Sierra Mágina, Pico Veleta, Sierra de la Contraviesa, Barranco de Poqueira, El Ejido o Almería entre otros lugares de interés.
El descenso hacia las Chorreras del Molinillo por terreno escarpado y con piedras muy sueltas se realiza campo a través buscando trochas para facilitar el camino entre la abundante vegetación que puede dificultar la progresión. En época de deshielo se observa bastante caudal en el Río Dílar, lo que puede resultar un pequeño problema cruzarlo para llegar a la base de La Chorrera del Molinillo [es mejor atravesarlo metiendo los pies en el río que por las piedras para evitar caídas], incluso puede ser que haya que descalzarse sin mayor complicación.
En el ecuador de la ruta hicimos un alto en el camino en Borreguiles [un verdadero Edén] para comer y tomarnos alguna cerveza fría para hidratarlos. Un verdadero placer para los sentidos poder estar almorzando junto a las vacas que estaban pastando muy cerca de nosotros, entre pequeños saltos de agua.
En la Chorrera del Molinillo como inigualable escenario natural se precipita el agua en un espectacular salto hacia el Río Dílar que se nutre de sus aguas donde plasmamos nuestra presencia un momento irrepetible con las fotografías de rigor.
Estimulada nuestra retina con tan magna belleza natural nos esperaba un fuerte ascenso de varios cientos de metros de altitud, por terreno muy escarpado con bastante desnivel, buscando las mejores trochas, dejando unas maravillosas vistas de las Chorreras precipitándose barranco abajo.
Volvimos a Borreguiles donde nos reencontramos de nuevo con los prados en plena floración con abundancia de agua cristalina en los barrancos, todo ello rodeado de torcales y magníficas vistas [he de confesar que de vez en cuando pensaba para mis adentros que no había mandado mis frágiles naves a luchar contra los elementos, pero tan grata empresa merecía la pena.
¡Con el fresquito que hace en Sierra Nevada durante la época estival, no tiene nada de particular que cuando el grajo comience a volar bajo en la tierra de Villalón, en el Centro de Alto Rendimiento se pose en el alfeizar de las ventanas!
Y por fin, volvimos sobre nuestros pasos a la estación de Borreguiles. Nos esperaba la pista que nos acercaba al monumento de la Virgen de las Nieves por un lado y una trocha que nos llevaba al aparcamiento, cerca de nuestro punto de partida en la Hoya de la Mora, esperando realizar nuevas rutas con la Delegación de Deportes de mi pueblo, ubicado en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco.
Desde las Cataratas del Molinillo y el río Dílar, para el blog de mis culpas…
P.D. A medida que se asciende por la montaña por encima de los 2.500 metros de altitud [sin adaptación alguna], es posible que la hipoxemia o falta de oxígeno comience a dificultar la respiración "mal de altura o soroche" con algún malestar general como mareos, bajada de presión, cefalea, dificultad para respirar "disnea", ritmo cardiaco acelerado, somnolencia o falta de apetito.
A medida que se asciende por encima de una determinada altitud nuestro cuerpo realiza mayor esfuerzo para transportar el oxígeno necesario hacia los distintos tejidos. Para prevenir o reducir los síntomas se hace necesario caminar lentamente [meter la reductora en nuestro argot] e hidratarse convenientemente con bebidas azucaradas y comer frutas. Es conveniente realizar un proceso de aclimatación previo, no exponiendo el cuerpo si se padece hipertensión o enfermedad cardiaca o pulmonar.
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