sábado, 12 de septiembre de 2020

La última gota del limón andalusí [Gharnata], entre el cielo del Mulhacén [Muley Hacén] y el Pico Veleta [II]

Pico Veleta, Mulhacén y Pico Alcazaba


"Llévame a lo más alto de Xolair -fue la última voluntad que manifestó a la fiel Soraya- donde no pueda sentir nunca jamás la perversa planta de los hombres". Y fue así cómo una tétrica comitiva ascendió desde lo hondo de La Alpujarra por las piedras bruñidas hasta lo más encumbrado de la Sierra, donde la tierra se corta de improviso en un tajo espantoso que solo las águilas osan traspasar.

Allí, a cubierto de las rapaces, resguardado por lajas diestramente dispuestas en una de las más atrevidas cornisas, mirando en la distancia al origen y destino de su gente, África, quedó tendido el cuerpo sin vida del rey ciego de Granada, sobre la faz imponente del león de la montaña, sobre la cumbre dominadora de su vieja Al-Andalus, que desde entonces lleva su imperecedero nombre:

Muley Hacén, antiguamente, Mulhacén hoy.

(Texto del catedrático D. Manuel Titos Martínez)



Subida al Pico Veleta

Después de haber impregnado nuestros sentidos entre efluvios y reminiscencias nazaríes [tras un largo confinamiento en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco], colocamos nuestro sextante en Pradollano [2.100 msnm] donde adquirimos nuestro ticket de remonte [a 11 euros por persona ida y vuelta], que nos acercaba hasta Borregiles [2.625 msnm] y posterior telesilla a Peñones incluida [2.900 msnm]. Tan sólo 498 metros nos separaba de la cumbre del Pico Veleta, donde se puede observar a escasa distancia el imponente león de la montaña [el Pico Mulhacén, el coloso de la Penibética en honor a Muley Hacén] sobre la cumbre dominadora de la vieja Al-Andalus, aún con alguna nieve en su zona de umbría, el Pico Alcazaba, la Laguna de las Yeguas y el Observatorio con Granada al fondo de la bella panorámica. Un verdadero espectáculo apto para los amantes de la naturaleza que en días claros pueden divisar el Mar Mediterráneo y el norte de África.

Con nuestra mochila cargada de ilusión no podían faltar nuestras botas de media montaña sin olvidar los bastones de gran ayuda, la gorra, gafas de sol, cantimplora, chubasquero, sudadera o el móvil, dejando tan sólo en la montaña las huellas de nuestra presencia.

A medida que ascendía por la montaña esos escasos cientos de  metros que nos faltaban, la hipoxemia comenzaba a dificultar la respiración, posiblemente, porque era la primera vez que practicaba senderismo por encima de los tres mil metros sin adaptación alguna. Era evidente que la inexperiencia pasa factura a inexpertos [entre los que me encuentro] en esta disciplina siendo necesario además, utilizar protección en la cara para no sufrir la radiación solar que es más intensa con la altura. En época de invierno, la nieve refleja el 90% de la radiación que recibe del sol y que se proyecta sobre nuestra cara pudiendo producir alguna que otra quemadura.

El Pico Veleta con 3.398 metros de altura es el cuarto pico más elevado de España. Destaca por tener la carretera asfaltada más alta de Europa aunque en su parte final se encuentra muy deteriorada, tan sólo apta para cabras montesas y algún que otro senderista con sus alforjas cargadas de ilusión por llegar a la cumbre. Aunque nuestra particular excursión tan sólo se había marcado el humilde reto de disfrutar de aquel bello entorno natural como patrimonio de todos, mostrando al mismo tiempo el máximo respeto por la alta montaña y de paso, realizar alguna que otra fotografía para compartir con los amigos.



Entre los senderos más significativos caben señalar entre otros:

1. Ruta del Veleta como la más emblemática de Sierra Nevada al poder observar los "tresmiles" más imponentes de la Cordillera Penibética. Nivel de dificultad, medio.

2. Ruta Laguna de las Yeguas que se inicia desde la estación superior de telesilla Veleta y se puede conectar en su parte más elevada con la Ruta del Veleta. Nivel de dificultad, bajo.

3. Ruta del Observatorio, desde Borreguiles. Nivel de dificultad, bajo.

4. Ruta Virgen de las Nieves, desde la salida del telecabina de Borreguiles hasta el paraje de la Hoya de la Mora donde se encuentra la imagen de la Virgen de las Nieves. Nivel de dificultad, bajo.

El Mulhacén, visto desde Capileira


El Mulhacén

Después de transitar por el Suspiro del Moro entre la Vega de Granada y el fértil Valle de Lecrín [de la alegría para los andalusíes], desde donde se divisa la Alhambra de Granada, dejamos la A-44 para acercarnos a Lanjarón [al-anýarün, lugar de manantiales] considerada la puerta natural de entrada a la Alpujarra granadina.

A pocos kilómetros se encuentra Órgiva, la puerta de entrada a la Alpujarra Alta cedida en 1492 por los Reyes Católicos a Boabdil [Abú Abdallah] como lugar de retiro. A pocos kilómetros de Órgiva se encuentran Pampaneira, Bubión y Capileira con evidentes reminiscencias moriscas, de unos tiempos pretéritos donde el árabe era considerado la lengua culta en Al Ándalus y la grafía árabe aljamiada la escritura tradicional del pueblo andalusí.

Por la antigua taha de Poqueira [que comprendía los municipios de Capileira, Bubión y Pampaneira] fluye a borbotones su pasado morisco con el Mulhacén [en honor a Muley Hacén “padre de Boabdil”] el pico más elevado de la Península Ibérica con 3.482,6 msnm, que junto al pico Veleta con 3.398 msnm [Balata en árabe andalusí, por sus grandes tajos al norte] y el Pico Alcazaba con 3.371 msnm [al-qasbah] constituyen la trilogía de los "tresmiles" de la Penibética. No cabe duda de que las Alpujarras es un buen territorio para reencontrarnos con nosotros mismos y también con la naturaleza.

El término “morisco” se aplicará a lo largo de la historia a múltiples palabras. La oliva morisca, la moneda (la dobla morisca), algún que otro animal como el gorrión morisco, el gato morisco o la cabra morisca e incluso se habla de construcción morisca y de la teja morisca, son sólo un bello ejemplo. La población morisca utilizaba la lengua aljamiada; escuchaban en romance y escribían en grafía árabe. 

Cuenta la leyenda que encontrándose Muley Hacén ya anciano se retiró a morir al castillo de Mondújar en el “Valle de Lecrín -alegría-”, en compañía de Zoraya. El 28 de octubre de 1485, tras invocar al arcángel Azrael y taparse el rostro con un Corán abierto, entregó su alma a Alá. 

También cuentan que Zoraya, para que su sepultura no fuera profanada jamás, ordenó conducir el cadáver a lo más alto de Sierra Nevada en cuya más alta cumbre mandó inhumar sus restos, cubiertos por la bandera roja de los nazaríes, bajo las nieves perpetuas. Desde entonces este pico [el más alto de la Península Ibérica con 3478 metros] lleva el nombre de este monarca nazarí: Muley Hacén “padre de Boabdil y hermano de El Zagal”.


Con el primer resplandor del alba y tras una noche arracimada de estrellas, nos despertamos entre los aromas de antiguas tahonas que estimulan frágiles entendederas. Nos esperaba nuestro desayuno alpujarreño consistente en una respetable hogaza de pan de pueblo con aceite de oliva virgen extra de la Alpujarra, tomate triturado, ajo y el jamón de Trevélez acompañado de su café o zumo de naranja correspondiente. 

Durante el deshielo anual [de mayo a julio] el agua brota de la sierra como un verdadero maná caído del cielo, conducida a través de las acequias [al-sāqiyah] hasta las fuentes de los pueblos, desde tiempos ancestrales. El agua del deshielo hace que los prados alpinos siempre permanezcan verdes. Los lugareños llaman borregiles a una amplia zona por el uso tradicional para el ganado homónimo. Sierra Nevada supone la mayor reserva de agua potable de toda Andalucía. 

Las lagunas de Sierra Nevada se encuentran muy elevadas siendo las más meridionales de Europa siendo muy accesible durante la época estival para multitud de senderistas. Es necesario tener en cuenta que debido a su cercanía con el mar, en esta zona se producen cambios bruscos en la meteorología con la entrada de abundantes borrascas, por lo que es siempre será aconsejable conocer las predicciones meteorológicas y conocer los refugios donde guarecerse de dichas inclemencias meteorológicas. 

En Sierra Nevada en el Sistema Penibético, la cabra montesa reina por los escarpados riscos, donde se encuentran sus mejores poblaciones. Un territorio que nos proyecta sus valores naturales y antropológicos. El deshielo da lugar a multitud de nacimientos de arroyos y manantiales que fluyen entre la nieve blanca. El murmullo del agua nos cargan las pilas entre una gran variedad de especies endémicas y en peligro de extinción. 

En días claros se puede observar desde el Pico Mulhacén a vista de pájaro, no sólo las montañas del Rif de Marruecos sino también las sierras más importantes de Andalucía como el Puerto de Trevélez, el Pico Alcazaba, la Hoya de Guadix, la Sierra de Cazorla, Sierra Mágina, Pico Veleta, Sierra de la Contraviesa, Barranco de Poqueira, El Ejido o Almería entre otros lugares de interés. 

El jamón de Trevélez acompaña muchos de los platos típicos alpujarreños, brillando las migas [parecido al cuscús morisco], platos alpujarreños a base de papas, chorizo, morcilla, carne en salsa y huevo, las ensaladas con aceitunas, el lomo de orza, arroz cortijero o papas a lo pobre entre otros muchos platos, mientras el vino, lo aporta los viñedos ecológicos de Laujar de Andarax, centro neurálgico de la Alpujarra almeriense cargado de historia.

No hay nada más español que irse de tapas. No hay nada más morisco, La tapa que acompaña a las copas no es más que una demostración pública del catolicismo, antisemitismo e islamofobia. Los taberneros tapaban el vaso con tocino para aquellos que lo consumieran a los ojos de los demás no pudieran ser acusados de parecer moros o marranos.

Por eso en los lugares de asentamiento morisco se fabrican vinos y licores y, sobre todo, comen de una forma tan desproporcionada los productos derivados del cerdo. Y por la misma razón en los pueblos serranos se airean las chacinas y jamones en la entrada de las casas para evitar las sospechas de los inquisidores.

En Andalucía es una tapa tradicional el pincho moruno, como presunta herencia islámica con la salvedad de que aquí se prepara con carne de cerdo.


Epílogo de nuestra visita

Después de haber visto de cerca el Veleta y Mulhacén nos esperaba transitar de nuevo en sentido inverso por gran parte del alfoz granadino donde nos esperaba la Alhambra, el Generalife, la Plaza de Bib-Rambla, el Corral del Carbón "al-fondaq", el monumento al aguador, pasear por el Paseo de los Tristes subiendo por la ribera del río Darro para atravesar el Puente del Aljibillo, cuyo origen se remonta al siglo XI.


Iniciábamos el Camino del Avellano dentro del bosque de la Alhambra hasta llegar a la Fuente del Avellano o de Ganivet, en la zona de umbría al pie del Generalife, donde ubican algunos investigadores la antigua Fuente de las Lágrimas árabe. 




Desde aquel punto, los antiguos aguadores de Granada con sus acémilas transportaban hasta Granada el agua fría como la nieve para paliar la sed de las casas que carecían de agua en la ciudad de los cármenes [karm].


Al jardín de los adarves accedimos por la Puerta del Vino que da acceso a la Placeta de los Aljibes y a la Torre de la Vela. Muy cerca se encuentra la Puerta de la Justicia donde se puede observar esculpida en su parte más elevada una mano, que corresponde a los 5 pilares del Islam:


1. La Shahada o profesión de fe. 

2. La oración “salat”; rezar 5 veces al día en dirección a la Meca. 

3. El ayuno “sawn” durante el mes de Ramadán, el noveno mes del año islámico. 

4. Dar limosna (zakat) con amor y sin humillar al que la recibe. 

5. Peregrinar al menos, una vez en la vida a la Meca.



Desde la Puerta de la Justicia volvimos sobre nuestros pasos hacia la Cuesta de Gomérez donde nos detuvimos en el monumento a Washington Irving cerca del hotel que lleva su nombre, hasta llegar hasta la Puerta de Elvira. Atrás quedaba el último reducto de la Casa del Islam “Dar al Islam” en Al Ándalus que llegara a formar parte del primer Renacimiento [nahda] en Europa, pero en lengua árabe.


Desde Granada, para el blog de mis culpas...




Bibliografía

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