Promulgación de la Constitución de 1812 en Cádiz. Óleo de Salvador Viniegra. Museo de Cádiz. Foto: A. Cuevas |
La mañana del 25 de julio de
2012 con todas las ilusiones por banda, pusimos de nuevo viento en popa a toda vela hacia Cádiz -la de la Pepa-, para visitarla. Entramos por la Puerta de Tierra hacia el casco histórico que mantiene aquel viejo esplendor del Comercio de las Indias que fue en tiempos pretéritos. Visitamos su
Museo, ubicado junto al Ofertorio de San Felipe Neri, donde se promulgó la
Constitución de Cádiz de 1812 que pretendía introducirnos en la modernidad y en el
progreso pero nada más lejos de la realidad.
Arturo
Pérez-Reverte, uno de los escritores más leídos en lengua castellana, manifestaba que “el auténtico enemigo en aquélla época no eran los franceses sino los propios españoles -sobre todo por un factor de cultura”-,
al permitir que el espíritu de aquella España de 1812 dejara la modernidad y la
libertad. Pero las circunstancias hicieron que se volviera al Antiguo Régimen
absolutista debido a que primaban más los intereses y privilegios de aquélla
España reaccionaria, en contra de la razón y del progreso, lo que nos introdujo
de nuevo en el oscurantismo.
Existe una frase desafortunada para la historia que refleja la escasa altura de miras en que las luces -salvo en Cádiz- brillaban por su ausencia con aquel “Muera la libertad y vivan las cadenas” en honor al desleal Fernando VII que derogó todo lo legislado en las Cortes de Cádiz, y reprimió brutalmente a todo lo que sonara a progreso y modernidad. Hay que recordar que la Constitución de 1812 reconocía al catolicismo como religión oficial del Estado y no reconocía otro rey que Fernando VII.
No hace falta ser docto
en la materia para darse cuenta por la sinrazón que tristemente nos llevó la
política exterior española durante el siglo XVIII, con su falta de miras y despropósito político que llevó a la desaparición de la hegemonía española
al abrir una enorme brecha en nuestro poderío que como una hemorragia se fue
diluyendo a raíz del inmortal cabo de Trafalgar que dio nombre a la batalla, lo
que como efecto colateral originó que el más frágil Imperio que jamás existió dejara
de ser hegemónico con el liderazgo incuestionable a partir de ese momento -21
de octubre de 1805- de la marina inglesa en todos los mares del mundo.
Observando los cuadros sobre la batalla de Trafalgar en el Museo de Cádiz, me acordé de un libro que adquirí en una librería de Zahara de los Atunes titulado “La razón de Trafalgar”, escrito por un capitán de navío de la Armada española, Hemenegildo Franco Castañón que me ilustró sobre aquel periodo histórico.
Ofertorio de San Felipe Neri, donde se promulgó la Constitución de 1812 |
Existe una frase desafortunada para la historia que refleja la escasa altura de miras en que las luces -salvo en Cádiz- brillaban por su ausencia con aquel “Muera la libertad y vivan las cadenas” en honor al desleal Fernando VII que derogó todo lo legislado en las Cortes de Cádiz, y reprimió brutalmente a todo lo que sonara a progreso y modernidad. Hay que recordar que la Constitución de 1812 reconocía al catolicismo como religión oficial del Estado y no reconocía otro rey que Fernando VII.
Almirante español Gravina y francés Villeneuve |
Almirante inglés Nelson |
Observando los cuadros sobre la batalla de Trafalgar en el Museo de Cádiz, me acordé de un libro que adquirí en una librería de Zahara de los Atunes titulado “La razón de Trafalgar”, escrito por un capitán de navío de la Armada española, Hemenegildo Franco Castañón que me ilustró sobre aquel periodo histórico.
Único navio que sobrevive de la batalla de Trafalgar HMS Victory de Horacio Nelson |
Combate de Trafalgar entre el "Santa Ana" y el Royal Sovereingn
Óleo Ángel Cortellini Sánchez. Museo Naval de Madrid
|
Manifestaba el autor
del libro “ la razón de Trafalgar” , que los desastres navales que se prodigan
en España a partir de 1700 no fueron productos del azar sino producto de
alianzas no consistentes, errores de estrategia, mala fe y engaños de los enemigos, mal
material, falta de personal etc., que
permitieron nuestro gran repliegue
político y militar con respecto a Europa, al desaparecer la hegemonía
española con el liderazgo incuestionable de la marina inglesa en los mares como
el más firme cimiento de su nación.
Hasta Carlos II, último
Austria, España mantuvo sus territorios
de ultramar y sus comunicaciones. El nuevo orden impuesto por la dinastía
borbónica influyó decisivamente sobre la Marina con la llegada del primer
Borbón –Felipe V- lo que provocará
en Holanda y Gran Bretaña una nueva
estrategia por el peligro que suponía ver unidas a Francia y España en la misma
dinastía. Este hecho trajo como consecuencia la participación inglesa y
holandesa en la Guerra de Sucesión a la
Corona española con la pérdida de Gibraltar.
Puerta de Tierra, baluarte de entrada a la antigua Cádiz |
Después de la Paz de
Utrech -13 de julio de 1713-, se inicia la regeneración de la Marina española
en base al modelo francés y quedando subordinada tanto en lo político como en
lo militar. La paz con la República francesa a mediados de 1795 fue muy
acertada pero la poca visión política posterior nos trajo enormes consecuencias
ya que La paz de Basilea, el 22 de
julio de 1795 aunque fue recibida con gran satisfacción por españoles y
franceses, para España no se ajustó a los límites de lo pactado, lo que provocó
no poder conservar una verdadera neutralidad.
Armas de la época. Museo de Cádiz |
Gran
Bretaña se disgustó con la cesión a Francia de la mitad de
la isla de Santo Domingo y receló con fundamento de la conducta
posterior del gobierno español, que en
mala hora decidió pactar con Francia en
contra de Inglaterra, culpando al “Príncipe de la Paz” Manuel
Godoy tan sólo buscaba garantizar su permanencia como hombre imprescindible y
mantener una alianza con Francia.
Como consecuencia de
las negociaciones, se firmó el tratado funesto de San Ilfedonso el 18 de agosto de 1796, por el cual se alió España
con Francia para hacer la guerra a Gran Bretaña con lo que se demostraba muy
poca cordura entregando a Francia todas las tropas y navíos que pida Francia
quedando a su disposición mientras dure la guerra, sin que en ningún caso
puedan ser gravosos. El 5 de octubre de 1796 se le declara la guerra a Gran
Bretaña con lo que los gastos para el
Erario español fueron incalculables con el consiguiente perjuicio para
nuestro comercio, al mismo tiempo que se arruinó nuestra Marina y nuestra
navegación mercantil.
Por otro lado, El 14 de febrero de 1797, en el cabo de San Vicente perdimos cuatro navíos, dos de ellos de 112 cañones. El 16 de febrero, se rindió a los ingleses la importante isla de Trinidad de Barlovento, y se incendiaron en ella otros cuatro navíos para evitar que cayesen en poder del enemigo. Después vino la horrorosa catástrofe del estrecho de Gibraltar con los navíos de tres puentes “Real Carlos” y “San Hermenegildo”, por considerarse enemigos y entablar combate encarnizado el uno contra el otro, por confusión con un buque inglés que se interpuso entre ambos la noche del 12 de junio de 1801.
Armas de la época. Museo de Cádiz |
Por otro lado, El 14 de febrero de 1797, en el cabo de San Vicente perdimos cuatro navíos, dos de ellos de 112 cañones. El 16 de febrero, se rindió a los ingleses la importante isla de Trinidad de Barlovento, y se incendiaron en ella otros cuatro navíos para evitar que cayesen en poder del enemigo. Después vino la horrorosa catástrofe del estrecho de Gibraltar con los navíos de tres puentes “Real Carlos” y “San Hermenegildo”, por considerarse enemigos y entablar combate encarnizado el uno contra el otro, por confusión con un buque inglés que se interpuso entre ambos la noche del 12 de junio de 1801.
En diferentes
apresamientos perdimos 10 fragatas por parte de los ingleses. En virtud de lo
estipulado donamos a Francia seis navíos de 74 cañones, armados, arbolados y en
disposición de navegación a la que también cedimos La Luisiana a cambio
de ventajas que nunca conocimos.
Trafalgar
fue el mayor desastre político y militar,
pues el combate perdido abrió una ancha brecha a nuestro poderío, por
donde se fue el mayor y más débil Imperio que jamás existió.
La Armada española después de Trafalgar moriría de abandono por falta de
carena, decepcionados sus hombres por la incomprensión y el olvido de su propia
nación.
El gobierno español
estuvo siempre sometido a los dictados de Napoleón jugando un papel de
comparsa, a quien lo único que le preocupó fue el poder contar con los buques
de la Armada para utilizarlos en los sucesivos proyectos de invasión de Inglaterra.
En Trafalgar fuimos al combate derrotados de antemano, por la trágica situación
de abandono en que se tenía a la Marina.
La escuadra del Ferrol
fue más numerosa en buques y personal con más de 2000 hombres para tripular la
escuadra que se armó en Cádiz. Sin embargo,
el combate inmortalizó el nombre
del cabo otorgándole un protagonismo
a Cádiz en detrimento de Ferrol, con
lo cual la historia se ha visto mediatizada por el lugar geográfico.
Los planes de guerra naval perseguían un interés exclusivamente francés que pretendían situar los ejércitos napoleónicos en las islas Británicas mediante su desembarco con la subordinación total española. Aparte de comprometerse España a poner treinta navíos a disposición de Francia y aceptando un almirante francés, Villeneuve, al mando de la escuadra combinada. Aquí radica el fracaso estratégico y táctico de la Armada española.
Plano de Cádiz. Siglo XVII. Museo de Cádiz |
Los planes de guerra naval perseguían un interés exclusivamente francés que pretendían situar los ejércitos napoleónicos en las islas Británicas mediante su desembarco con la subordinación total española. Aparte de comprometerse España a poner treinta navíos a disposición de Francia y aceptando un almirante francés, Villeneuve, al mando de la escuadra combinada. Aquí radica el fracaso estratégico y táctico de la Armada española.
Napoleón deseaba al
mismo tiempo el dominio del mar para invadir Inglaterra y pensaba en dar la
batalla decisiva en el canal de la Mancha hasta que Nelson apareció en
Gibraltar lo que significaba que las fuerzas navales inglesas en Europa estaban
en vías de concentrarse con el objetivo de proteger el comercio británico en el
Mediterráneo.
La decisión de
Villeneuve que conocía su destitución por parte del Ministerio de Guerra
francés le llevó a un repentino ataque de orgullo herido y precipitó abandonar Cádiz y presentar batalla en octubre
de 1805, lo que condujo inevitable a la derrota. La flota franco-española se
vio bloqueada en Cádiz por Nelson cerca del cabo de Trafalgar y el 21 de octubre
tuvo lugar el mayor combate naval de la historia donde la flota franco-española
fue definitiva y abrumadoramente derrotada por la superioridad técnica y
táctica de la Armada Real Inglesa. Los españoles perdieron diez de sus quince barcos y
los franceses, doce de sus dieciocho con miles de muertos, heridos o
prisioneros. Allí murieron en combate entre
otros muchos el almirante Horacio Nelson, Churruca, Gravina y Alcalá Galiano
posteriormente como consecuencia de sus heridas. Perdimos el buque insignia de
nuestra Armada, El Santísima Trinidad
con sus cuatro puentes y 150 cañones, el más grande de su época. Villeneuve y su buque insignia, el "Bucentaure",
fueron capturados por los ingleses junto con otros muchos buques españoles y
franceses.
Por otro lado, en el
año 2013 se cumplirá el tricentenario del Tratado de Utrech -13 de julio de
1713- fecha triste como oprobio para España que cedía a perpetuidad a Gran
Bretaña el peñón de Gibraltar sin jurisdicción alguna, estableciéndose no
obstante, una cláusula por la cual si el territorio dejaba de ser británico,
España tendría la opción de recuperarlo.
Muerte de Churruca. Museo de Cádiz. |
Pero eso es otra
historia…
Enlaces interesantes
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Trafalgar
Viaje a la antigua Gebel al Tarik "Gibraltar"
Cádiz de la Pepa en su Bicentenario
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Viaje a la antigua Gebel al Tarik "Gibraltar"
Cádiz de la Pepa en su Bicentenario
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Bibliografía
La razón de Trafalgar
por Hemenegildo Franco Castañón