lunes, 4 de septiembre de 2023

Los Sitios de Zaragoza


 
“La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa, que quiere ser Capitana de la tropa aragonesa...”

Jota popular aragonesa

Prólogo

Recuerdo durante nuestra más tierna infancia cuando aprendiamos las primeras nociones de historia en aquellas antiguas unidades didácticas de finales de los años sesenta del pasado siglo. Nuestra infantil retina captaba pequeñas alicuotas de los cuadros de Goya que ilustraban el texto “La carga de los mamelucos” y los “Fusilamientos del 3 de mayo”, obras del inmortal pintor Francisco de Goya y Lucientes [1746-1828]. 

En uno de los párrafos sobre la Guerra de la Independencia recuerdo aquella frase [porque estudiábamos de memoria bajo el viejo lema "la letra con sangre entra"]:

“Palafox, dirigía la defensa...” 

Con el tiempo, no había que ser muy avispado para darse cuenta de que las tropas de Napoleón cometieron el imperdonable error de querer imponer las ideas de la Ilustración “Liberté, Égalité, Fraternité” a punta de bayoneta. Y como dice la canción:

¡Quien a hierro mata, a hierro termina!

Napoleón recordará siempre en su destierro de Santa Elena lo que denominó "la úlcera española" que junto con el revés que sufrió en la guerra contra la Rusia de los zares colocará un importante punto de inflexión en su carrera militar. El odio de los pueblos, a los que subestimó obligándolos a doblar la cervix se extenderá como un reguero de pólvora contra Francia. 

En 1840 el rey Luis Felipe de Orleans [Luis Felipe I, último rey de Francia] decide el traslado del cuerpo de Napoleón a Francia a bordo del barco la "Belle Poule". Aquel día del 15 de diciembre de 1840 será Gloria para Francia aunque frío como la propia tumba [Victor Hugo]. Se le cantó durante la ceremonia fúnebre el Requiem de Mozart.

Tras haber suturado el tiempo las heridas, aquel que en vida ganara batallas perdiendo guerras, dejará a Francia en la ruina. Pero sus cenizas serán veneradas en París como reclamo turístico al "módico precio" de 15 euros por persona. 

¡No hay mal que por bien no venga!

¡Quién le iba a decir al que escribe estas humildes letrillas que con el paso de los años iba a quedar  impresionado en el Museo del Prado con aquéllos cuadros que sólo había visto impreso en los libros de historia!

En nuestra ruta nos detuvimos en la casa natal del pintor Francisco de Goya y Lucientes en el pueblo de Fuendetodos como humilde homenaje a su memoria por haber plasmado fielmente los trágicos acontecimientos de la Guerra de la Independencia del 2 y 3 de mayo de 1808 que junto con los "Desastres de la Guerra", forman parte de las obras inmortales del pintor y que proyectan la crueldad, el terror, la injusticia y la miseria de la guerra con la muerte como triste final.


"La carga de los mamelucos". Francisco de Goya [1814]. Museo del Prado

Los mamelucos eran esclavos de origen turco procedentes de Asia Central. Etimológicamente deriva del término árabe “mamluk”, en alusión a su condición servil.


...Desde la Puerta del Sol de Madrid donde comenzara el heroico levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas de Napoleón, y tras haber visitado el monumento a Daóiz y Velarde en el Arco de Monteleón, el monumento al teniente Ruiz en la Plaza del Rey; la Plaza de la Lealtad, donde Murat ordenara fusilara a un gran número de madrileños junto con la visita al Museo del Prado para estímulo de nuestra retina con los inmortales cuadros de Goya “La carga de los mamelucos”, “Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808” y el cuadro “Malasaña y su hija se baten contra los franceses” de Eugenio Álvarez Dumont, colocamos nuestro mascarón de proa didáctico en busca de los "Sitios de Zaragoza", donde los gabachos clavaron sus enormes zarpas en 1808 llenando de luto la geografía española en sus diversas etapas: 

  • Ocupación y levantamiento del pueblo [1808]. Batalla de Bailén.
  • Dominio francés [1808-1811] La Coruña [1809] y Zaragoza.
  • Derrota francesa [1811-1813] con la ayuda de Inglaterra y Portugal. Victorias de Arapiles, Vitoria y San Marcial hasta que logran expulsar a José Bonaparte de España.


Fusilamientos del 3 de mayo. Francisco de Goya, 1814. Museo del Prado

Pero, lo que vino después sería aún peor con la vuelta del Felón "Fernando VII" mientras los defensores del absolutismo lo recibirían en la capital en 1814 bajo el lema  "Vivan las Caenas" y "Muera la Libertad".
 
¡Animalito!, como dicen en mi pueblo.

El nuevo orden en Europa daba la impresión de estar escrito en francés al igual que la influencia de la lengua inglesa predominaba tras la batalla de Trafalgar en los mares del mundo, no sólo por la falta de recursos de la Armada española sino por la incompetencia de Carlos IV y de su hijo, Fernando VII.

Ante la tremenda superioridad de las tropas napoleónicas en campo abierto con una artillería infinitamente superior y soldados más bregados en el combate, Palafox optó por replegarse y defender Zaragoza, optando por una defensa cuerpo a cuerpo donde la caballería francesa perdería su ventaja.

Algo similar a lo que los hicieron los numantinos casi dos milenios antes contra Escipión, que tan sólo pudo vencer por el hambre y las epidemias de la población.

Palafox repartió todas las armas disponibles ordenando el arresto de todos los mandos “afrancesados” que enviaban cartas a Murat y Napoleón.

José I había sido nombrado rey de España por Napoleón y para mayor ignominia Fernando VII había felicitado a José I Bonaparte por su designación como rey de España. 




Los Sitios de Zaragoza

“Zaragoza debe ser conquistada a cualquier precio”

 Napoleón Bonaparte

Primer Sitio

El primer sitio de Zaragoza tras la entrada de las tropas francesas en 1808 no tardó en convertirse en un símbolo del patriotismo que afloraba en los españoles durante la defensa de la nación. En ese mismo año ya se desprendía en impresos y publicaciones periódicas el fervor de aquel triunfo, tan necesario en un enfrentamiento bélico que apenas comenzaba. Supuso, en definitiva, un marco de referencia para fomentar el llamamiento a las armas y superar los primeros tropiezos del ejército patrio. No obstante, el ardor y el entusiasmo del cerco aragonés en los inicios de la Guerra de la Independencia nada tendrían que ver con el segundo sitio de la ciudad —desarrollado entre noviembre de 1808 y febrero de 1809—, narrado por Benito Pérez Galdós en Zaragoza, sexta entrega de la primera serie de los Episodios Nacionales. Una novela desgarradora en la que no se esconden las consecuencias nefastas de un conflicto innecesario que marcó una de las etapas más negras en la Historia de España.

Los primeros ataques de la artillería francesa se dirigieron a las puertas del Carmen, el monasterio de Santa Engracia y el cuartel de la Aljafería. Para ello, Napoleón ordenará el envío de cañones de grueso calibre desde Pamplona, mientras el mariscal Verdier se encontraba colérico por sus continuos fracasos frente a la defensa de Zaragoza.

Las tropas de Napoleón Bonaparte iniciaron el Primer Sitio de Zaragoza el 15 de junio de 1808 que durará hasta el 14 de agosto. Una ciudad sin murallas, sin apenas soldados profesionales, sin munición ni alimentos, con civiles aterrorizados y armados solo con picas, trabucos y navajas habían repelido el ataque del ejército más poderoso del mundo. Las huestes francesas con el general Lefèbvre a la cabeza tuvieron que retirarse ante la feroz resistencia del pueblo aragonés.

Zaragoza era para los franceses una ciudad geoestratégica que les permitirá dominar la línea del Ebro con vistas a la Meseta y al Levante. Pero serán repelidos por el heroico pueblo de Zaragoza en una encarnizada lucha.

El 15 de junio de 1808 se presentaron los franceses ante las puertas de Zaragoza lanzando un fuerte ataque simultáneo por tres frentes: el Portillo, la Puerta del Carmen y Santa Engracia. Por ésta última consiguieron penetrar un pequeño grupo de jinetes, al parecer lanceros polacos, llegados hasta la antigua plaza del Portillo, pero fueron abatidos por valerosas mujeres zaragozanas armadas solamente con piedras y cuchillos.

Los franceses fueron rechazados y forzados a situarse fuera de tiro de cañón de la ciudad. Comenzó aquí el primer Sitio de Zaragoza, con la "Batalla de las Eras", llamada así por tener lugar en las Eras del Rey, una explanada que se ubicó en el actual Paseo María Agustín.




Segundo Sitio

El Segundo Sitio de Zaragoza comenzó el 21 de diciembre de 1808 con los mariscales Mortier y Moncey. El 22 de enero de 1809 Napoleón manda a Zaragoza al mariscal del Imperio Jean Lannes para hacerse cargo del mando de los dos cuerpos del ejército napoleónico, cumplir las órdenes de Napoleón y someter al fin la resistencia de Zaragoza que capitula el 20 de febrero de 1809.

El mariscal Lannes narró en una carta a Napoleón:

"El Sitio de Zaragoza no se parece en nada a la guerra que nosotros hemos hecho hasta ahora. Estos desgraciados se defienden con un encarnizamiento del que no se pueda dar idea. En fin, esta es una guerra que da horror".

La capitulación se firmó el día 20 y los pocos supervivientes que quedaron salieron de la ciudad por la Puerta del Portillo el 21 de febrero de 1809. Viendo a esas gentes con tal mal aspecto, los franceses no comprendían como habían logrado detenerlos durante dos meses a ellos, el mejor ejército conocido hasta la época.

 


El general Palafox a caballo. Francisco de Goya, 1814. Museo del Prado


Palafox

Palafox [José de Rebolledo de Palafox y Melci] nació en Zaragoza en 1775. Ingresó en Madrid como cadete en la Guardia de Corps, a los 16 años alcanzando el grado de segundo teniente en 1807.

Durante el Motín de Aranjuez donde cayó Godoy, Palafox se une a los partidarios de Fernando VII. Aunque quiso llegar a Bayona, donde se encontraba el rey de España, le llegan noticias en Irún del levantamiento del 2 de mayo de Madrid y se dirige a Zaragoza, donde entra en contacto con la Junta de Defensa Aragonesa, que le nombra Capitán General de Aragón el 26 de mayo de 1808 [al estallar la Guerra de la Independencia ya tenía el grado de brigadier] convirtiéndose en el símbolo de la resistencia contra Napoleón tras el asalto al palacio de la Capitanía General apresando al antiguo Capital General Jorge Juan Guillelmi que será destituido el 25 de mayo de 1808.

Tras el ataque de las tropas napoleónicas a Madrid, Cataluña y Navarra, Palafox declaraba la guerra a Napoleón, aún siendo conocedor de que Zaragoza carecía de las defensas adecuadas y carentes de recursos, tanto de alimentos como de munición frente al mejor ejército de la época.

Tras varios asaltos repelidos, los franceses penetran en la ciudad del Ebro el 4 de agosto de 1808 bajo una lucha encarnizada en sus calles mientras los patriotas resistían. Tras un asedio de 61 días, las tropas francesas se retiran.

Tras dos meses de asedio y la ciudad reducida a menos de la mitad de su población, mal alimentada y con el tifus adueñándose de sus calles, Zaragoza capitula el 20 de febrero de 1809. Palafox será detenido por haber traicionado a José Bonaparte, rey de España y al que juró fidelidad. Es enviado a Vincennes donde permanece hasta el 13 de diciembre de 1813 en que se firmó en Tratado de Velançay.

En 1814, tras la vuelta de Fernando VII, refrendará el rey el antiguo nombramiento de Palafox como Capitán General de Aragón, lo que determinará el encargo del cuadro en ese año al pintor Francisco de Goya que se encuentra en el Museo del Prado.

El 7 de julio de 1822, el rey Fernando VII nombró a Palafox capitán de alabarderos y, más tarde, jefe militar de palacio.

La reina María Cristina de Borbón le concede a Palafox el 17 de julio de 1834 el título de duque de Zaragoza. En septiembre de 1835 Mendizábal llegaba al poder y Palafox es nombrado, de nuevo, Capitán General de Aragón.

En la plaza José María Forqué se encuentra la estatua ecuestre de José Palafox, inaugurada en el año 2000, obra de Iñaki Rodríguez. Palafox tiene un lugar de honor en la cripta de la Basílica del Pilar y una placa con una corona de laurel en la fachada de su casa natal.

En 1937, el 4º Batallón de la XIII Brigadas Internacionales llevará el nombre de “Batallón José Palafox”.

En el centro histórico de Zaragoza existe un prestigioso hotel de 5 estrellas que lleva el nombre de “Palafox” cercano a la Puerta del Carmen [en la Avda. César Augusto], célebre por su heroica defensa contra los franceses

En la Basílica del Pilar se encuentra la cripta de José de Palafox la cual es visitable el 1 de noviembre. 


Nuestra particular ruta por “Los Reales Sitios” de Zaragoza

Parque del Tío Jorge, en el Barrio del Arrabal 

Uno de los protagonistas del Primer Sitio de Zaragoza será Don Jorge Ibor y Casamayor “Cuellocorto por la dura vida del campo”. Había nacido en el barrio del Arrabal de Zaragoza el 22 de abril de 1755. Tenía 53 años cuando le sorprendió el primer sitio de Zaragoza. Aunque era agricultor, el Tío Jorge no dudará ni un segundo en coger su fusil para defender su ciudad natal de los gabachos.

Poco antes de iniciarse la sublevación de la ciudad el 24 de mayo de 1808 contra los franceses, el Tío Jorge organizaba junto a un amigo y paisano, Lucas Aced (alias «Tío Lucas») una partida de guerrilleros constituida por labradores y gente humilde del barrio del Arrabal asaltando la casa del Capitán General “Jorge Juan de Grillelmi”, tomando la Aljafería, donde se guardaban las armas de la guarnición de Zaragoza, para repartirlas entre la gente. Allí quedará encerrado el Capitán General, porque se oponía a que el pueblo se alzase en armas.

La partida de guerrilleros del Tío Jorge fue al encuentro del general Palafox que se encontraba refugiado a poca distancia de Zaragoza en una casa de campo conocida como de «Alfranca», al estar en busca y captura bajo órdenes del ´mariscal Joachín Murat [cuñado de Napoleón Bonaparte]. Palafox había sido nombrado Capitán General de Aragón.

El 25 de mayo de 1808, el Tío Jorge con su elevada capacidad de liderazgo será seguido por su gente para escoltar al nuevo Capitán General a Zaragoza comenzando a organizar la defensa de la ciudad.

Fue ascendido por José de Palafox a rango de capitán siendo nombrado comandante de su guardia personal bajo el nombre de «Compañía de Escopeteros del Arrabal». El Tío Jorge participará en las batallas de Alagón, Épila y Casablanca. Pero no podrá evitar la toma de la ciudad del Ebro. Por méritos de guerra, llegará a alcanzar el grado de teniente coronel aunque una epidemia de tifus se lo llevó el 15 de noviembre de 1808. Será enterrado en el Panteón familiar de los Marqueses de Lazán.

En 1908, la ciudad de Zaragoza rinde homenaje a su memoria con su nombre “Parque del Tío Jorge” ubicado en la margen izquierda del río Ebro y cercano al Puente de Piedra, desde donde la Basílica del Pilar nos regala una bella panorámica al quedar reflejada en el río Ebro.



El Puente de Piedra y el río Ebro

Al llegar a Zaragoza nuestra retina capta una bella panorámica del río Ebro “Wadi Ibro” atravesado por el Puente de Piedra desde donde se observa la Basílica del Pilar. Etimológicamente "Ebro" deriva del antiguo topónimo griego “Iβηρ-Íber” latinizado como “Hiberus flumen”, testigo de episodios históricos como la batalla naval entre la flota cartaginesa y la romana cerca de su desembocadura en la primavera 217 a.C. donde empezaría a perder su influencia los cartagineses en Hispania en favor del Imperio Romano.

El Puente de Piedra es el más emblemático de la ciudad habiendo sufrido numerosos avatares a lo largo de su historia. Durante los asedios que sufrió Zaragoza por los ejércitos napoleónicos, también sería escenario de múltiples combates y feroces sucesos. En el Primer Sitio de 1808 el teniente Luciano de Tornos logró frenar en el puente la estampida popular que huía hacia el arrabal de la ciudad, producida tras una dura ofensiva francesa el 4 de agosto. Tornos, amenazándolos con un cañón desde el convento de San Lázaro logró que volvieran a la ciudad a combatir. 

El puente era la única conexión entre la ciudad y el Rabal. Sí éste caía, sería ocupado por el enemigo quedando la ciudad desprotegida. Y así sucedió, durante el Segundo Sitio, cuando el 18 de febrero de 1809 las baterías francesas arrasaban el Convento de San Lázaro y batían el puente para impedir cualquier ayuda a la ciudad. Zaragoza se rendiría tres días más tarde.

Muy próximo al Puente de Piedra se encuentra la Arboleda de Macanaz, un lugar de paseo y recreo para los zaragozanos desde hace siglos y donde en 1809 tras los Sitios fueron enterrados en una fosa común los restos de miles de Caídos.

El río Ebro jugó también un papel destacado en la defensa de la ciudad. Además de destacar como vía de comunicación en el avance francés hacia la capital, tuvo también una gran importancia estratégica. En el Segundo Sitio, tropas procedentes de Murcia y Cartagena acudieron en ayuda de la defensa zaragozana, que con sus cañoneras patrullaban el río asegurando la defensa del Ebro controlando los movimientos enemigos.

Una estela coronada por una cruz de piedra colocada en una arcada del Puente de Piedra, indica el lugar donde los sacerdotes y consejeros de Palafox, Basilio Boggiero y Santiago Sas fueron asesinados y arrojados al Ebro por los franceses, incumpliendo los acuerdos de la capitulación.


Para ver los orígenes del Puente de Piedra, el más antiguo que cruza el río Ebro, es necesario remontarse al origen de la ciudad Caesaraugusta, hace dos milenios. 


Algunas pinceladas del Puente de Piedra en su dilatada historia…

El Emir de Al Ándalus Abd al Rahman II lo rehabilitó en el año 839 por cuestiones estratégicas para facilitar el traslado de tropas durante la antigua Saraqusta andalusí.

El 9 de julio de 1813 las tropas francesas abandonaban Zaragoza poniendo así fin al largo periodo de ocupación. En un intento por impedir la persecución de los zaragozanos, el ejército francés voló la arcada norte del puente.

El Puente de Piedra que vemos en la actualidad pertenece al siglo XV de estilo gótico. Se encuentra escoltado por cuatro leones de bronce, obra del escultor Francisco Rallo, en 1991. 


Asalto al Claustro de Santa Engracia [Zaragoza], 8 de febrero de 1809

Baron Lejeune Louis François




Monasterio de Santa Engracia

El Real Monasterio de Santa Engracia se encontraba entonces a extramuros de Zaragoza, cercano a la actual basílica menor de Santa Engracia junto al Paseo de la Independencia. El mismo día en que los franceses llegaron a Zaragoza el 15 de junio de 1808, la puerta de Santa Engracia fue uno de los tres puntos del ataque a la ciudad, junto con la puerta del Carmen y la del Portillo.

El monasterio jerónimo ya había sido bombardeado durante el Primer Sitio de Zaragoza, la noche del 13 al 14 de agosto de 1808, durante la retirada francesa. Los gruesos muros del monasterio y su inmediata proximidad a la puerta del mismo nombre lo convirtieron en importante pieza para la defensa. Pero tras intensos bombardeos y encarnizadas luchas, la defensa de esta zona quedó debilitada y el ejército francés consiguió penetrar por la Huerta y el Convento de Santa Engracia el 4 de agosto, llegando hasta la actual plaza de España donde fueron detenidos por los defensores. Una batería fue levantada por los sitiados en las proximidades de la actual iglesia de Santa Engracia, apoyada en el pretil del río Huerva.

Su heroica defensa tendría lugar entre las navidades de 1808 y finales de febrero de 1809 [Segundo Sitio de Zaragoza] siendo la ciudad sometida a un intenso bombardeo por el mariscal Jean Lannes. En la actualidad, tan sólo queda su bella portada en la actual basílica de Santa Engracia.





Puerta del Carmen

No muy lejos de la estatua ecuestre de Palafox se encuentra la Puerta del Carmen, la única puerta que se conserva de la antigua muralla de Zaragoza [cuatro romanas de la antigua “Caesaraugusta” y ocho medievales]. La puerta del Carmen sería construida en 1789 por el arquitecto Agustín Sanz e inaugurada en 1792 se levanta sobre la antigua puerta del Carmen, que formaba parte del segundo recinto amurallado de la ciudad. 

Esta puerta histórica se hará inmortal en plena Guerra de la Independencia durante los Sitios de Zaragoza al servir de bastión para la resistencia aragonesa frente a las tropas napoleónicas. Todavía se pueden apreciar los proyectiles que impactaron en sus sólidas piedras.



Palacio de la Aljafería

El 24 de mayo de 1808, los zaragozanos amotinados fueron a pedir armas al Capitán General de Aragón, Jorge Juan Guillelmi, quien se las negó. Ante semejante indecisión sería apresado y encarcelado en la Aljafería, mientras los zaragozanos se apoderaban del arsenal allí existente: 25.000 fusiles y 65 piezas de artillería.

La fortaleza de la Aljafería durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) tuvo varias funciones: fortaleza durante los combates y prisión. En la fortaleza de La Aljafería se firmaría, el 22 de febrero de 1809, la capitulación de la ciudad ante los franceses, tras dos duros asedios. Los últimos combatientes se verán obligados a entregar sus armas en la explanada de la Aljafería ante las tropas francesas.




Plaza del Portillo. Monumento a Agustina de Aragón 

La Plaza del Portillo fue testigo de importantes acontecimientos históricos. Según la tradición, en el siglo XII se produjo en este lugar un ataque sarraceno, abriendo una brecha o portillo en la muralla. La milagrosa aparición de la Virgen María impidió la pérdida de la ciudad por los cristianos, por ello se erigió un pequeño templo junto a dicho portillo, que quedó como puerta de la ciudad. La actual iglesia se inició en 1702 y, tras su destrucción durante la guerra de la Independencia, fue reconstruida en 1827 por el arquitecto José de Yarza y posteriormente, en 1985, por José Mª Pérez Latorre. Es monumento Nacional desde 1949 y se encuentra indisolublemente ligado a los Sitios de 1808 con la heroica acción de Agustina Zaragoza, inmortalizada en el monumento de Benlliure que preside la plaza.

En la Plaza del Portillo se encontraba una de las antiguas puertas de la ciudad de Zaragoza. El 2 de julio de 1808, Agustina vio cómo los franceses habían acabado con toda la defensa zaragozana, dejando una brecha perfectamente abierta en la Puerta del Portillo para entrar en la ciudad. Agustina heroicamente tomó la mecha de manos de un artillero herido consiguiendo disparar un cañón sobre las tropas francesas que corrían sobre la entrada.

En el segundo asedio, aún más cruel que el primero, brillará con luz propia Agustina de Aragón en la defensa de la Puerta del Portillo al morir los soldados que la defendían como consecuencia de la explosión de una granada enemiga. Palafox le concedió el grado de artillera, y posteriormente sargento y subteniente.

Sus restos junto con los de Casta Álvarez Bravo y Manuela Sancho Bonafonte se encuentan en la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo, en la Capilla de las Heroinas, que se distinguieron durante la defensa de Zaragoza. En el centro de la plaza de alza un monumento en su memoria, obra del escultor Mariano Benlliure.


Agustina de Aragón

[Reus, 1786-Ceuta, 1857]. El día 2 de julio de 1808, el general francés Lefebvre concentró sus fuerzas sobre distintos puntos de la ciudad, y particularmente en este portillo. Poco a poco fueron debilitándose las defensas. El día 4, en un determinado momento, los cañones aragoneses enmudecieron por haber caído todos sus sirvientes. En ese momento avanzo una vanguardia francesa, pero una mujer Agustina Zaragoza y Doménech, aplicó el botafuego a una de las piezas, disparándola sobre el enemigo, lo que detuvo su avance.

Francisco de Goya inmortalizó a Agustina de Aragón, en un grabado titulado ¡Qué valor!, de la serie “Los desastres de la guerra”.




Plaza de los Sitios, en el Paseo de la Mina

Cercano al Paseo de la Independencia y al Paseo de la Mina nos enconramos con la Plaza de los Sitios, que fuera realizado en 1908 por Agustín Querol.  Representa a diferentes personajes "Agustina de Aragón y Palafox" y sucesos de los Sitios de Zaragoza con escenas en autorrelieve que nos recuerdan aquellos trágicos sucesos de 1808.

Fue inaugurado por el rey Alfonso XIII y su esposa la reina Victoria Eugenia en 1908.




Glorieta o Plaza de la Sasera

Es un monumento a los Defensores de Zaragoza. Destaca una pieza de artillería “Rayo” acompañado de su compañero "Tigre" y la fuente que tienen a sus espaldas que conmemoran el lugar donde se encontraba el Reducto del Pilar, uno de los fortines más importantes de los Sitios de Zaragoza formado por una muralla de piedra protegida por un foso, con ocho cañones y cuatrocientos hombres. Tras la batalla contra los franceses los cañones fueron conservados en la Aljafería, que serán utilizados durante las Guerra Carlistas.


Monumento a Goya en la Plaza del Pilar de Zaragoza


Monumento a Goya y cenotafio en la Plaza del Pilar

Francisco de Goya murió el 16 de abril de 1828 en Burdeos siendo enterrado al día siguiente junto a los restos de su consuegro, el comerciante Martín Miguel de Goicoechea en la sepultura que la familia de éste tenía en el cementerio de la Chartreuse.

A partir de 1863, a instancias de algunas instituciones aragonesas encabezadas por la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País se iniciaron gestiones para conseguir el traslado de los restos mortales de Goya a Zaragoza, con el propósito de darles sepultura en la Basílica del Pilar.

Todos los intentos fracasaron, y finalmente -tras una primera exhumación  en 1888- sus restos viajaron a Madrid en 1899, siendo depositados primero en la cripta de la colegiata de San Isidro para pasar en 1900 al Panteón de Hombres Ilustres de la Sacramental de San Isidro y en 1919 a la ermita de San Antonio de la Florida.


Cenotafio de Goya


El cenotafio se localiza en la Plaza del Pilar, frente a la Lonja y junto al Monumento a Goya. Se trata del monumento funerario instalado en la tumba de Goya en el cementerio de La Chartreuse de Burdeos y que fue entregado a la ciudad de Zaragoza por el Ayuntamiento de Burdeos y por los herederos de la familia Goicoechea con motivo de la celebración del centenario de la muerte del pintor en 1928. Fue instalado en los jardines del recién inaugurado Rincón de Goya y trasladado en 1946 a la plaza del Pilar.

Una inscripción en francés señala "Aquí fue enterrado el 17 de abril de 1828 el ilustre pintor español Francisco Goya y Lucientes, cuyos restos fueron transportados el 5 de junio de 1899 al panteón en Madrid". La Junta del Centenario de Goya, dejó constancia de su trabajo para traer el monumento a Zaragoza e hizo grabar sobre el cenotafio: "La Junta del Centenario de Goya, que recibió este mausoleo de los herederos de la familia Goicoechea y de la municipalidad de Burdeos, hace donación de él a la inmortal ciudad de Zaragoza. Abril MCMXXVIII".

En el cenotafio hay, además, dos inscripciones que hacen referencia a la familia Goicoechea, ya que en la misma tumba fue enterrado Martín Miguel de Goicoechea, consuegro de Goya.

Fuente: Fundación Goya en Aragón



La Basílica del Pilar está considerada el primer templo mariano de la Cristiandad y donde se venera a la Virgen del Pilar. Ostenta el rango de Catedral o Seo “silla del obispo” por una Bula de Unión de 1676 otorgada por Clemente X. En 1948, el Papa Pío XII le concedió el título de Basílica.


Rincones emblemáticos de Zaragoza relacionados con la Guerra de la Independencia de 1808

Casa Natal de Palafox en la calle Palafox de color rosa se encuentra cerca del Puente de Piedra. Una placa recuerda tan emblemático lugar.

Nombres ilustres de aquel periodo histórico forman parte de la Memoria Colectiva de la capital del Ebro y también permanecen en la retina del callejero zaragozano. La Avenida de la Independencia, calle José de Palafox, Agustina de Aragón, Plaza del Carmen, Plaza de los Sitios, Plaza  del Dos de Mayo, Parque del Rabal [Tío Jorge], el Palacio de la Aljafería entre otros, son un ejemplo de ello.


Desde los Sitios de Zaragoza a orillas del Ebro, para el Blog de mis culpas...


Enlaces interesantes

Trafalgar o los derroteros de nuestra política exterior del siglo XVIII

Napoleón Bonaparte. ¡Héroe o tirano!

Un periodo convulso de nuestra historia [Carlos IV y Fernando VII]

Los Cien Mil Hijos de...San Luis

Una visita al Museo Naval de Madrid

Visita con el Aula de la Experiencia de Morón al Pirineo Aragonés (I)


No hay comentarios:

Publicar un comentario