viernes, 16 de junio de 2023

Un periodo convulso de nuestra historia [Carlos IV y Fernando VII]

 

Monumento el Teniente Ruiz 
[héroe del 2 de mayo de 1808 junto con Daóiz y Velarde]
Plaza del Rey. Madrid

Prólogo

Dicen las páginas de la historia que Carlos III era consciente de las limitaciones intelectuales de su hijo Carlos IV. Un día que estaban comentando la preparación de su boda, Carlos III le recordó la posibilidad que todo hombre tiene de sufrir alguna infidelidad. Carlos IV, le dijo muy seguro de sí mismo:

“Pienso que los reyes están libres de las preocupaciones que tienen el resto de los maridos porque sus esposas no les pueden engañar con otras, ya que una reina no tiene otro rey cerca más que su esposo”.

Carlos III no pudo aguantarse ante la simpleza del razonamiento de su hijo y le respondió:

“Carlos, Carlos, que tonto eres, las princesas también pueden ser putas, hijo mío”.

También dicen las páginas de la historia que María Luisa de Borbón-Parma, esposa de Carlos IV y prima hermana suya, había comunicado a su confesor, Fray Juan de Almaraz:

Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y, por consiguiente, la dinastía Borbón se ha extinguido en España”.

Al conocer Fernando VII está declaración que ponía en cuestión su legitimidad, decidió encerrar a Fray Juan de Almaraz en el castillo de Peñíscola hasta su muerte. Si se hubiese confirmado lo dicho por la Reina María Luisa de Borbón-Parma se hubiera puesto en duda toda la legitimidad de los Borbones posteriores.

Monumento a Francisco de Goya en el Museo del Prado


...Recuerdo en mi época de escolar aquellas antiguas unidades didácticas cuando leía por vez primera el nombre de los héroes de la Guerra de la Independencia española de la talla de los capitanes Daóiz y Velarde, el teniente Ruiz, el Empecinado, el cura Merino, Palafox, Agustina de Aragón a los que iría añadiendo años más tarde Mariana Malasaña junto con los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós...

Algunos lustros después comenzamos a ampliar nuestro campo de acción viajando un poco y visitando dentro de lo posible aquéllos lugares históricos “in situ” que forman parte de la memoria visual de España como el Museo del Prado, el monumento del 2 de Mayo, la plaza del Dos de Mayo, la Puerta de Toledo o los monumentos a Daóiz y Velarde en el barrio de Malasaña o el monumento al teniente Ruiz en la Plaza del Rey, cercana a la Gran Vía, muy cerca de la Fuente de Cibeles.

Se me viene al pensamiento un comentario irónico de una docente hace ya algunos lustros que manifestaba con respecto a Fernando VII:

“Mejor hubiese sido haber quedado bajo la influencia de Napoleón. ¡Para lo que vendría después! [Fernando VII con sus felonías daría un nesfasto pago a la Constitución de 1812 "La Pepa" con el comienzo de la emancipación de las colonias americanas, tan nobles que en un principio, que tan sólo aspiraban dentro de la “Pepa” a la autonomía dentro de España].

Fernando VII con su macrofalosomía genital "para conservar el linaje real" utilizará su real cipote [entiéndase la expresión] para seguir dando por culo al pueblo y a los liberales "la Década Ominosa y los Cien Mil Hijos de San Luís son sólo un ejemplo".


La grata visita al Museo de Cádiz, del Prado o Naval de Madrid o la Ruta de Mariana de Pineda en Granada nos ayuda a ampliar de manera didáctica un periodo luctuoso de nuestra historia al que pertenece el reinado de Carlos IV y de su hijo Fernando VII [1805 a 1833].

Será la época de la Batalla de Trafalgar “Taraf al Ghar o Cabo de las Cuevas”, la Guerra de la Independencia plasmada por Goya en sus óleos “La carga de los mamelucos”, “Los Fusilamientos del 3 de Mayo”, “La familia de Carlos IV” o el “Retrato de Fernando VII” entre otras obras importantes, sin olvidar el regreso de Fernando VII con los “Cien Mil Hijos de San Luis” que tanto daño hicieron a los primeros brotes del liberalismo en España con el regreso del absolutismo. Será el inicio de la Década Ominosa [1823-1833].

Pero hagamos un poco de historia…

Todos los siglos de la historia de España han sido agitados pero el siglo XIX fue especialmente convulso comenzando con el Desastre de Trafalgar el 21 de octubre de 1805, la Guerra de la Independencia [1808-1814] o las Guerras Carlistas [1833-1876] por el que España quedará anclada en la miseria política, social y económica tras la pérdida posterior de los últimos jirones de nuestro Imperio en 1898 sin una Marina que los ampare.

Sin embargo, aquel convulso periodo histórico llegará a ser capaz de alumbrar las Cortes de Cádiz y la Constitucón de 1812 “La Pepa” que supondría en un principio el fin del absolutismo y el nacimiento del liberalismo, que introducía a España en el progreso y la modernidad. Pero, nada más lejos de la realidad…


Familia de Carlos IV. Francisco de Goya [1800]. Museo del Prado

…Carlos IV [1748-1819] llega al poder el 14 de diciembre de 1788. Su reinado coincide con una grave crisis económica y con la “Revolución Francesa” que cuestionaba el Antiguo Régimen que defendía los privilegios de la Nobleza y del Clero frente a la miseria del pueblo.

Carlos IV sustituye al ministro Floridablanca por Godoy al que lo eleva desde la Guardia de Corps a la más alta nobleza proclamándolo Grande de España para que no se cuestionara su origen humilde. La reina María Luisa utilizará toda su influencia para hacer que Godoy se convierta en el hombre más poderoso de la Corte. Pero al mismo tiempo, será odiado por la nobleza al ser de humilde cuna y también por el pueblo que lo considera un dictador.

En este caldo de cultivo donde la nobleza y el clero tendrán más virulencia que los primeros brotes del liberalismo, llegaba al mundo Fernando VII, que tanto daño hará a la Historia Moderna de España, como posteriormente su hija Isabel II “la de los Tristes Destinos”, quien al parecer tuvo doce hijos y ninguno era presuntamente de su real padre [algo similar a la esposa de Carlos IV].

Carlos IV se levantaba muy temprano, a las cinco de la madrugada, rezaba y oía en sus aposentos dos misas diarias y se dedicada a las seis de la mañana a leer obras piadosas. Su afición era la caza y tan sólo dejaba de cazar los dos días anteriores de Pascua o cuando había alguna procesión importante. 


Coronación de Napoleón. Museo de Louvre. París


Mientras tanto, Carlos IV con Godoy a la cabeza llevarán a España a subordinarse incondicionalmente a los dictados de Napoleón, llevando a la Armada española no sólo al desastre de Trafalgar en 1805, sino además, permitiendo que las tropas francesas ocuparan la Península ibérica como preámbulo de la Invasión francesa y posterior Guerra de la Independencia española.

En mala hora decidió pactar España con Francia en contra de Inglaterra. El “Príncipe de la Paz” Manuel Godoy tan sólo buscaba garantizar su permanencia como hombre imprescindible y mantener una alianza con Francia.

Como consecuencia de las negociaciones, se firmó el tratado de San Ildefonso el 18 de agosto de 1796, por el cual se aliaba España con Francia para hacer la guerra a Gran Bretaña, con lo que se demostraba muy poca cordura, entregando a Francia todas las tropas y navíos que pidiera, quedando a su disposición mientras durase la guerra, sin que en ningún caso pudieran ser gravosos. El 5 de octubre de 1796 se le declara la guerra a Gran Bretaña con lo que los gastos para el Erario español fueron incalculables con el consiguiente perjuicio para nuestro comercio, al mismo tiempo que se arruinaba nuestra Marina y nuestra navegación mercantil.


Batalla de Trafalgar. Museo Naval de Madrid


21 de octubre de 1805

La Armada española se verá arrastrada por decisiones políticas subordinadas a los intereses de Napoleón. Después de Trafalgar, la marina española, la única que podía ligar los pedazos esparcidos en el mundo entero morirá de abandono por falta de carena en los arsenales junto a la decepción de sus marinos por la incomprensión y el olvido de su propia nación según el libro “La razón de Trafalgar”, escrito por el capitán de navio Hermenegildo Franco Castañón.

En Trafalgar morirá la flor y nata de nuestra Marina [cientos de héroes anónimos, destacando las graves consecuencias para el comercio colonial español herido de muerte al carecer España desde ese momento de una sólida Armada que pudiera defender los intereses comerciales. La nefasta política exterior española del siglo XVIII elegirá siempre los aliados equivocados llevando a España a la ruina.

La batalla de Trafalgar significará un duro golpe para el dominio marítimo de Francia y, para España, su epílogo como potencia colonial y marítima. A partir de Trafalgar Gran Bretaña ostentará la hegemonía de los mares. 

1807

El 30 de octubre de 1807, Carlos IV acusaba públicamente al heredero de la Corona española de conspiración, conocida como "La Conspiración del Escorial" que sería descubierta el 27 de octubre de 1807 durante una estancia de la familia real en el Monasterio de El Escorial. El 5 de noviembre, el monarca perdonaba a su hijo, el futuro Fernando VII zanjando el asunto provisionalmente. 

Aquella denuncia de Carlos IV contra la deslealtad de su hijo Fernando empeoraba su situación ante los fernandinos. La popularidad de Godoy se encontraba por los suelos mientras los fernandinos comenzaron a ver una conspiración de Godoy. Napoleón veía que el trono de España era inestable y comenzaba a afilar sus zarpas.

En 1806, tras el fracaso de la invasión de Gran Bretaña por parte de Napoleón se firma el Tratado de Fontainebleau el 27 de octubre de 1807 entre Manuel Godoy, en nombre de Carlos IV y Napoleón Bonaparte, donde se estipulaba la invasión militar conjunta franco-española de Portugal aliada de Gran Bretaña y se permitía el paso de las tropas francesas por territorio español.


Tumba de Napoleón. Los Inválidos. París

Marzo de 1808

Las tropas francesas campaban a sus anchas por la Península mientras Carlos IV y Godoy hacían esfuerzos para tranquilizar a la población, recordándole al pueblo que Napoleón era un “fiel aliado” de la causa española. Pero, nada más lejos de la realidad.

La Corte se encontraba en Aranjuez, donde comienza a cundir el rumor de que los reyes tenían pensado escapar a América, como habían hecho los de Portugal. Se pensaba que, poner a salvo a la Familia Real, era una treta de Godoy para alejar a los reyes del pueblo.


Fernando VII en un campamento. Francisco de Goya. Museo del Prado

En Aranjuez se produce un golpe de Estado, un motín cortesano urdido por los fernandinos y apoyado por la Guardia de Corps. Serían tres días de disturbios y de protestas populares que acabaron con el cese de Godoy “Príncipe de la Paz” y con la abdicación de Carlos IV, el 19 de marzo de 1808 a favor de su hijo, el futuro Fernando VII.


Palacio Real de Aranjuez

Aunque el pueblo acogió el ascenso al trono de Fernando VII con gran alborozo, los franceses se negaron a reconocer al nuevo rey apoyando las reivindicaciones de Carlos IV que pide ayuda a Napoleón para ser repuesto en el trono.

El pueblo de Madrid se levanta el 2 de mayo de 1808 en Madrid contra las tropas napoleónicas, reflejado fielmente en los óleos de Goya “La carga de los mamelucos” y “Fusilamientos del 3 de mayo” [1814], junto con el cuadro de Eugenio Álvarez Dumont “Malasaña y su hija se baten contra los franceses” que plasmarán con la máxima fidelidad aquella tragedia.


Malasaña y su hija se baten contra los franceses. Eugenio Álvarez Dumont


El 27 de abril, el mariscal Murat solicita en nombre de Carlos IV la autorización para el traslado a Bayona de los dos hijos de Carlos IV que quedaban en la ciudad, la reina María Luisa, y el infante Francisco de Paula. El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, grupos de madrileños comenzaron a concentrarse ante el Palacio Real. 

Un grupo de personas que creyeron que los franceses se llevaban al infante por la fuerza atacaron a una patrulla francesa, que solo pudo zafarse de la acometida por la intervención de un batallón y dos piezas de artillería, que dispararon contra la multitud. Aquel desafortunado choque desencadenó una violenta reacción popular en la ciudad, y precipitó que la lucha se extendiese por todo Madrid.


La carga de los mamelucos. Francisco de Goya. Museo del Prado


Mientras se desarrollaba la lucha, los militares españoles, permanecieron acuartelados y pasivos obedeciendo órdenes. Sólo los artilleros del Parque de Monteleón desobedecieron las órdenes y se unieron a la insurrección popular destacando los capitanes Luis Daóiz y Pedro Velarde, que asumieron el mando. Se encerraron en Monteleón junto a sus hombres y decenas de vecinos que allí fueron en busca de armas para combatir contra los franceses, repeliendo las oleadas de las tropas de Murat mandadas por el general Lefranc. Sin embargo, Daóiz y Velarde acabarán murieron en el combate. Otros militares tampoco acataron la orden superior de no intervenir y lucharon junto a Daoíz y Velarde, como el teniente Ruiz que morirá posteriormente a consecuencia de las heridas recibidas.


Placa conmemorativa en la Puerta del Sol donde del 2 de mayo de 1808 
Será el primer combate entre las tropas francesas y los madrileños

Una visita al cementerio de La Florida nos acerca al monumento a Daóiz y Velarde [obra de Antonio Solá en mármol de Carrara realizado en 1822 durante su estancia en Roma] con el Arco del antiguo Cuartel de Monteleón en el barrio histórico de Malasaña en honor de la heroína Mariana Malasaña, la joven que murió en la plaza Dos de Mayo a manos de las tropas francesas cuando defendía Madrid junto a otros compatriotas.


Monumento a Daóiz y Velarde en el Arco de Monteleón


La represión de Murat será cruel aplicando un riguroso castigo como escarmiento afirmando que era él quien gobernaba España. La tarde del 2 de mayo de 1808 firmaba un decreto que sentenciaba a muerte a todos aquellos que hubiesen sido cogidos con las armas en la mano [Fusilamientos del 3 de mayo de 1808 de Goya. Museo del Prado].


Fusilamientos del 3 de mayo de 1808. Francisco de Goya. Museo del Prado


Napoleón citó a Carlos IV y Fernando VII en Bayona -entre el 5 y el 10 de mayo- consiguiendo que Fernando le devolviese el trono a Carlos IV. Tras el desafortunado episodio de las abdicaciones de Bayona, Napoleón le cederá la Corona de España a su hermano José Bonaparte.

Una de las páginas más vergonzosas de la Historia de España tuvo lugar cuando Carlos IV consiguió que su hijo Fernando VII renunciara a la Corona de España y que su padre abdicase en favor de Napoleón a cambio del Palacio de Chambord y una renta anual.

Napoleón le ofreció a Fernando VII un castillo y una pensión anual de 4 millones de reales por devolverle la corona a su padre Carlos IV aceptando el 6 de mayo de 1808. Fernando VII ignoraba que su padre ya había renunciado en favor del emperador por la suma de 30 millones anuales.

Otra felonía del inefable Fernando VII será felicitar a Napoleón por sus triunfos en España, desde su exilio dorado en Valençay.

…Y la enésima felonía será pedir por carta a Napoleón ser su hijo adoptivo:

"Mi mayor deseo es ser hijo adoptivo de S. M. el emperador nuestro soberano. Yo me creo merecedor de esta adopción que verdaderamente haría la felicidad de mi vida [...]"


Promulgación de la Constitución de 1812. Salvador Viniegra
Museo de las Cortes de Cádiz


La Constitución de 1812 “La Pepa”

La Constitución de 1812, sólo por justicia, debería haber pasado a la historia como inmortal pero las circunstancias fueron otras quedando o debiendo quedar grabada en la retina de la Historia de España con letras mayúsculas de lo que pudo haber sido y no fue en el progreso de España.

Se denomina “La Pepa” por haberse promulgado durante la festividad de San José, en el Oratorio de San Felipe Neri. Se trata de la primera Constitución promulgada en España por ser una de las más liberales de su tiempo que irradió ideas de progreso desde el Atlántico hasta el Pacífico. Fue la tercera Constitución escrita después de los Estados Unidos y Francia.

El texto constitucional de 1812 reformulaba ideas fundamentales para el país y para el ciudadano como el sufragio universal, soberanía nacional, monarquía constitucional, división de poderes, independencia de la justicia, la propiedad, libertad de imprenta y otros conceptos revolucionarios que habrían de ser admirados y tomados como modelo por otros países y un anhelo a conseguir en la propia España.

A las Cortes de este periodo se les debe:

1. El primer Código Penal

2. Se dictaron reglamentos general de Instrucción Pública y gratuito de la Enseñanza.

3. Se establecía unidad de estudio y examen ante un Tribunal formado por profesores para recibir los grados académicos.

4. Se estableció la división de la enseñanza con los mismos criterios que en la actualidad: primaria, secundaria y universitaria.

5. Se inició la división administrativa del país.


Otros decretos importantes:

• El 17 de agosto de 1811 se suprimía el requisito de nobleza para entrar en los colegios militares.

• El 22 de abril de 1813, se abolió la tortura.

• El 22 de enero de 1813, las Cortes abolieron el odiado Tribunal de la Inquisición.

• Se suprimieron las mitas o impuesto que pagaban los indios y todo servicio personal a particulares.

En 1812 Mariana de Pineda presenciará el estallido de alegría que produjo la proclamación de la Constitución de 1812, por las Cortes de Cádiz mientras España estaba ocupada por las tropas napoleónicas.


Vuelta de Fernando VII

“Declaro que mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución ni decreto alguno de las Cortes Generales…sino declarar aquella Constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto…”.

El decreto-manifiesto del 4 de mayo de 1812, hecho público en la ciudad de Valencia

Mediante el denominado Manifiesto de los Persas, documento suscrito el 12 de abril de 1814 por 69 diputados, se solicitaba al rey el retorno al Antiguo Régimen aboliendo la legislación de las Cortes de Cádiz. Dicho documento servirá de base al desleal Fernando VII para decretar la vuelta del absolutismo y colocar a España de nuevo en la Edad Media atrasando el reloj de su historia.

Las Cortes de Cádiz de 1812 representaba la única esperanza para el pueblo anclado en la miseria. Pero, la vuelta de Fernando VII que declaró dicha Constitución nula, tirará por tierra sus expectativas de conseguir una monarquía parlamentaria que otorgara derechos y libertades a los españoles, afianzando de nuevo el absolutismo mientras las cabezas ilustradas de la época padecían prisión, destierro o exilio.

 

Fernando VII vuelve a España apoyado por esa España rancia y siempre reaccionaria ante el progreso. La ignorancia de su pueblo lo recibe en Madrid con fervor al grito de “Muera la libertad! ¡Vivan las caenas!, introduciendo de nuevo el absolutismo en España que vuelve al oscurantismo más profundo, al no permitir que aquel espíritu de la España de 1812 siguiera por la senda constitucional de progreso y libertad.

El 4 de mayo de 1814 el recién restaurado Fernando VII (que nunca tuvo altura de miras ni talla como Jefe de Estado) decretaba la disolución y derogación de la Constitución y la detención de los diputados progresistas. Fernando VII recupera la Inquisición persiguiendo a los liberales, muchos de los cuales huyeron al exilio para salvar su vida.

Cabe señalar que tras dicha disolución de las Cortes, las colonias americanas optaron por la insurrección armada hasta el triunfo de las independencias continentales americanas en 1825.

El pago que Fernando VII llegaría a dar a muchos de estos patriotas a su llegada a España será el exilio, la prisión o la muerte, como por ejemplo, el exilio de Blanco White en Inglaterra, la condena a muerte del Empecinado que prestó grandes servicios a España o la muerte de Mariana de Pineda, entre otros muchos.



La Plaza de la Lealtad será construida en tiempos de Isabel II como "Monumento a los Héroes del Dos de Mayo". La emblemática obra se erige en el mismo lugar donde el general Murat, cuñado de Napoleón, ordenara fusilar a numerosos madrileños tras del 2 de Mayo de 1808 y que el genial Goya dejara inmortalizado en sus cuadros.

En la base frontal del monumento [con una llama permanente] figura en letras doradas la siguiente inscripción:

"HONOR A TODOS LOS QUE DIERON SU VIDA POR ESPAÑA"

Más tarde, orientamos nuestra proa autodidacta para visitar el Cementerio de la Florida donde se encuentran enterrados algunos de los héroes que perdieron su vida entre el 2 y 3 de mayo de 1808 en la Montaña de Príncipe Pío [donde actualmente se encuentra el Templo de Debod].

Al entrar, lo primero que se observa en el Cementerio de la Florida es una réplica del cuadro de Goya “El tres de mayo de 1808” en azulejo. Se dice que Goya presenció los fusilamientos aunque en historia existe una premisa: todo es falsable mientras no se demuestren las fuentes.

Con Fernando VII se abre un periodo ominoso [abominable] en el que muchos historiadores lo sitúan como el comienzo de la erosión de nuestra identidad nacional "fernandinos contra liberales". Más tarde, vendrán los isabelinos contra constitucionalistas, nacionales contra republicanos, etcétera.

Sexenio Absolutista “1814-1820”

El 11 de mayo de 1814, el general Eguía, nombrado capitán general de Madrid por Fernando VII, detenía y encarcelaba a los diputados doceañistas. Los prohombres liberales serán enviados a los presidios de Ceuta y el Peñón por decisión personal de Fernando VII sin ningún juicio previo. Se pone en marcha el patíbulo que se nutre de los presos liberales que llenan las cárceles españolas emprendiendo miles de ellos el camino del exilio. Los españoles comienzan a dividirse entre liberales y absolutistas. 

 

Trienio Liberal “1820-1823”

“Españoles: Cuando vuestros heroicos esfuerzos lograron poner término al cautiverio en que me retuvo la más inaudita perfidia, todo cuanto vi y escuché, apenas pisé el suelo patrio, se reunió para persuadirme que la nación deseaba ver resucitada su anterior forma de gobierno (...) Me habéis hecho entender vuestro anhelo de que restableciese aquella Constitución que entre el estruendo de las armas hostiles fue promulgada en Cádiz el año de 1812 (...) He jurado esa Constitución por la que suspirabais y seré siempre su más firme apoyo (...) Marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda constitucional (...)”

Manifiesto Fernandino, 10 de marzo de 1820

 

El 1 de enero de 1820 estalla la conspiración en el seno de un cuerpo expedicionario colonial al mando de Rafael de Riego, quien proclamará en las Cabezas de San Juan la Constitución de 1812. El valiente militar recorrerá el sur de España, promoviendo la adhesión de los andaluces. Cuando la sublevación parecía fracasar, se proclama la Constitución en La Coruña el 21 de febrero, y después en Zaragoza, Barcelona, Pamplona y Cádiz.

En 1819 se reúne en Andalucía un ejército destinado a sofocar la sublevación de las colonias en América de las provincias de ultramar, del que Riego tomó el mando del Batallón de Asturias y se alza en las Cabezas de San Juan (Sevilla) el 1 de enero de 1820. Allí arengó a los suyos diciendo:

Es de precisión para que España se salve que el rey Nuestro Señor jure la Ley constitucional de 1812, afirmación legítima y civil de los derechos y deberes de los españoles. ¡Viva la Constitución!

El general Rafael de Riego, sublevado en el pueblo sevillano de Las Cabezas de San Juan en 1820 se le recibía en Triana con toques de campanas entre el fervor popular.

Intimidado el monarca por los acontecimientos, el 6 de marzo anuncia su decisión de restablecer la Constitución.

“Para evitar las dilaciones que pudieran tener lugar por las dudas que al Consejo ocurriesen en la ejecución de mi decreto de ayer para la inmediata convocatoria de Cortes sirviendo la voluntad del pueblo, me he decidido jurar la Constitución promulgada por las Cortes Generales y extraordinarias en el año 1812”.

Se abren las puertas de los presidios y las fronteras a los liberales. Fernando VII jura la Constitución de 1812 y se retracta de todo lo dicho y hecho durante el periodo de 1814-1820. La frase de su célebre manifiesto del 9 de marzo antes de estar formada la nueva Junta constitucional:

“Marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda constitucional”

El triunfo del liberalismo español representaba el primer golpe asestado contra el sistema político impuesto por la Santa Alianza tras la derrota final de Napoleón. Los movimientos revolucionarios de Nápoles y Turín se iniciaron con aclamaciones a la Constitución española, que se tradujo al pie de la letra.

El término “liberal” en el sentido moderno nació en Cádiz cuya Constitución de 1812 por sus heroicas circunstancias y símbolo de patriotismo gozando de un prestigio similar a la norteamericana. Cuando los reaccionarios europeos observaron que el levantamiento liberal español se propagaba por los pueblos de media Europa, la reacción no se hizo esperar invadiendo los ejércitos Nápoles y el Piamonte, quedando la legitimidad restaurada. España se convirtió no sólo en un refugio del liberalismo europeo, sino en el centro de solidaridad internacional que habían caracterizado el siglo XIX.

El nuevo régimen se desborda en Granada con entusiasmo popular coreando los liberales “El Trágala” por las calles y cafés de la Plaza Nueva donde en aquella época se tomaba el pulso de la ciudad donde vivía Mariana de Pineda, surgiendo también el movimiento revolucionario, alentado por caudillos populares.

Los constitucionalistas granadinos, como prueba de gratitud a Rafael de Riego a su paso por Granada, en septiembre de 1822, le distinguieron con los grados de Maestro en Artes y Doctor en Leyes de su Universidad siendo una jornada de exaltación popular. Para entonces, el himno de Riego, se había convertido por decreto del 7 de abril de 1822, en himno nacional.

Mientras tanto Fernando VII no ha dejado de intrigar ni conspirar desde el primer día sembrando la inquietud entre los monarcas de la Santa Alianza, poniéndoles en guardia contra el peligro que representaban los núcleos de liberales hasta lograr que un poderoso ejército “Los Cien Mil Hijos de San Luís”, invadieran nuestro país para aplastar la soberanía del pueblo.

El 7 de febrero de 1822, el Rey Fernando VII pedía ayuda a la Santa Alianza con el propósito de restaurar el absolutismo en España.

El duque de Angulema, sobrino del rey Luis XVIII, invade España con los “Cien Mil Hijos de San Luís” en 1823 para poner fin al régimen constitucional instaurado tras el triunfo de la Revolución española de 1820-1823 e instaurar a Fernando VII en el absolutismo.

Los Cien Mil Hijos de San Luis fueron recibidos por el pueblo español como libertadores al grito de:

 “¡Viva el rey absoluto!” y “Viva la Religión y la Inquisición!

Qué curiosa es a veces la historia, que viera pasar en 1868 hacia el exilio a la autoritaria Isabel II -hija de Fernando VII- por el mismo lugar [Puente del Bidasoa] que en el año 1823 viera entrar a los "Cien Mil Hijos de San Luís" al mando del Duque de Angulema enviados por el rey francés Luís XVIII para defender el Antiguo Régimen y colocar de nuevo al absolutista Fernando VII cuyo reinado provoca represión política y el éxodo masivo de miles de españoles liberales.

Al no poder tomar el coronel Quiroga la ciudad de Cádiz, Riego decide partir para Algeciras frente a una columna de 2.000 hombres, esperando apoyo popular. Durante casi un mes, Riego y sus hombres anduvieron por Málaga y la Serranía de Ronda, tratando de evitar enfrentamientos con las tropas leales al gobierno.

El 15 de septiembre de 1823 Riego, es detenido en la provincia de Jaén y conducido preso a la cárcel de La Carolina. El obispo de Jaén celebró un "Te Deum" para celebrar la captura de Riego [la Iglesia como siempre amparando a la derecha y no precisamente del Padre, sino en la defensa de sus privilegios].​ El 2 de octubre llegaba Riego a Madrid fuertemente custodiado para ser sometido a “juicio”.​ El tribunal lo condenó a muerte. En la mañana del 7 de noviembre de 1823, Riego con las manos atadas, será llevado al patíbulo levantado en la Plaza de la Cebada.



Rafael del Riego fue ahorcado en la Plaza de la Cebada de Madrid el 7 de noviembre de 1823 por haber votado, como diputado en las Cortes reunidas en Sevilla, por la suspensión temporal de los poderes del monarca. Mártires como Riego, Torrijos o Mariana de Pineda entre otros, pagarán con la muerte su heroísmo.


La Década Ominosa “1823-1833”

La Década Ominosa ha sido considerada como uno de los periodos más abominables de nuestra historia. Sucede al Trienio Liberal quedando abolida la Constitución el 1 de octubre de 1823 siendo suprimidas las libertades y atropellados los derechos legítimos del pueblo desatándose una brutal represión, con numerosas detenciones, torturas y ejecuciones. Muchos españoles se exiliarán en Gibraltar.

La nefasta política absolutista de Fernando VII provoca en España una serie de reacciones de carácter liberal, contrarias al régimen, que pretendían el restablecimiento de la Constitución de 1.812 como fueron los pronunciamientos militares de febrero de 1.831 con el teniente coronel Manzanares que fracasa en Estepona y en otoño del mismo año con el general Torrijos que fracasa en las cercanías de Málaga.

Será el exponente de la lucha clandestina de los liberales, a través de seis conspiraciones fracasadas de Mina, Porlier, Richard, Lacy, Torrijos y Vidal. Serán condenados a muerte todos los diputados liberales mientras las Juntas de Fe se encargarán de perseguir a los liberales y masones.

Rafael de Riego, será arrastrado por un burro hasta la madrileña plaza de la Cebada, donde será ahorcado el 7 de noviembre de 1823. La misma muchedumbre que vitoreaba en 1820 al héroe, ahora los acompaña al patíbulo al grito de “Vivan las caenas”. Con Riego nacerá el primer mito del liberalismo español. Completará la nómina del trío del “martirologio fernandino”, con Mariana de Pineda [28 de mayo de 1831] y José María de Torrijos [11 de diciembre de 1831].

Juan Martín “El Empecinado”, el primer guerrillero de la Guerra de la Independencia será también detenido siendo conducido al cadalso el 12 de agosto de 1825. Esa era la manera con la que trataba la patria a los héroes que habían defendido España de las tropas napoleónicas mientras Fernando VII condenaba a muerte a los que gritaran ¡Viva la Constitución! o ¡Viva la libertad!

Fernando VII “el Deseado” padecía una macrosomía genital teniendo su real cipote una envergadura que sobrepasaba los 30 cm de longitud. Razón por la cual, sus amantes y esposas salían corriendo nada más verlo en la alcoba.

Fernando VII muere el 29 de septiembre de 1833 a los 48 años de edad. Su cuerpo se encuentra en el Panteón de los Reyes del Monasterio del Escorial. La muerte del rey felón generó problemas sucesorios al dejar como heredera al trono a su hija Isabel II [fruto de su matrimonio con su cuarta esposa y sobrina cuya Cristina de Borbón y Borbón], con tan sólo tres años [reinará desde 1833 a 1868 en que será depuesta por Revolución de 1868 “La Gloriosa”].


Monumento a Mariana de Pineda en Granada


Mariana de Pineda, símbolo de la Libertad

En la primavera de 1830, la Junta de Londres intensifica los contactos con los liberales españoles para preparar una expedición en toda regla rumbo a Gibraltar desde donde se podía abordar el sur de la Península, objetivo estratégico para los exiliados liberales en 1823.

En Granada la situación era cada vez más explosiva. La Universidad estaba cerrada, y se temía un levantamiento granadino en conexión con los gibraltareños.



Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en la playa de Málaga
Óleo sobre lienzo de Antonio Gisbert, 1888. Museo del Prado

Entre los compañeros liberales de Torrijos se encontraba el joven irlandés de 26 años Robert Boyd, que murió fusilado con 41 compañeros por defender la libertad en España y quien financió la empresa de Torrijos cayendo al lado del general en la playa de San Andrés, en Málaga una mañana del 11 de diciembre de 1831.


Cementerio anglicano de San Jorge, en Málaga

Para Torrijos, hombre excepcional para su época, la causa de las Cortes de Cádiz de 1812 representaba su única esperanza pero la vuelta del desleal Fernando VII que declaró dicha Constitución nula, tiró por tierra sus expectativas de conseguir una monarquía parlamentaria que otorgara derechos y libertades a los españoles, lo que nos siguió produciendo como país un dolor lacerante en lo político, social y económico al afianzar de nuevo el absolutismo.

En la Cañada de los Ingleses de Málaga se encuentra el cementerio anglicano de San Jorge construido en 1821. Allí visitamos la tumba de Robert Boyd, el joven irlandés liberal de 26 años que acompañó a Torrijos, muriendo fusilado junto a él con otros 41 compañeros una mañana de 11 de diciembre de 1931 en la playa de San Andrés.

Un suceso histórico que ha pasado a la historia como símbolo de la lucha contra el despotismo y la tiranía reflejado en el óleo sobre lienzo de Antonio Gisbert que inmortalizara en 1888 este terrible desenlace.


Bordado de la bandera

El temor de una invasión partiendo de Gibraltar y de un levantamiento en Andalucía y Granada se hizo realidad. Desde la fracasada intentona de Torrijos en Algeciras que tendría su epicentro en Cádiz, San Fernando y la Serranía de Ronda se irradiaría la insurrección a las principales ciudades andaluzas.

Al mismo tiempo, un grupo de exiliados en Gibraltar al mando del general Manzanares, héroe de la Guerra de la Independencia, se dirigía a Granada con 200 revolucionarios a los que se le unirían cuadrillas de bandoleros al llegar a la Serranía de Ronda, para formar una cabeza de puente. 

Pero, en Estepona fueron atacados por Voluntarios Realistas obligándolos a huir a Sierra Bermeja, siendo abatidos por las tropas acantonadas en Gaucín, a medio camino entre Ronda y Gibraltar. Desde Sierra Bermeja pensaron dirigirse a Casares con sólo 20 partidarios suicidándose Manzanares ante una traición, siendo fusilados 16 prisioneros de modo sumarísimo.

Ante el fracaso liberal, Mariana creyó conveniente interrumpir el bordado de una bandera, que por orden suya, confeccionaban las bordadoras del Albaicín, para un inminente alzamiento de los liberales granadinos coordinado con las distintas ciudades andaluzas.

Mariana encargó el bordado de una bandera liberal para que pudiera ser arbolada en la villa en caso de insurrección, pero cometió la imprudencia de encargar el bordado de esa bandera a una costurera del Albaicín en la que tenía plena confianza. Cuando la bandera estuvo a medio bordar, esta mujer dijo a su amante -que era un espía del gobierno- que doña Mariana le había encargado que bordara sobre una bandera las palabras: Libertad, Igualdad y Ley.

El amante respondió a su amada que llevara la bandera en el acto, tal como estaba, a casa de la señora que había hecho el encargo. Tan pronto supo que el objeto se encontrara en la casa de la dama, la hizo rodear por la policía y no tardaron en dar con la bandera.

La macabra atmósfera de aquella Granada de 1831 estará marcada por el patíbulo. Ocho días después de la muerte del general Manzanares, la policía de Pedrosa [subdelegado de policía en Granada] descubrió en el domicilio de Mariana de Pineda una bandera revolucionaria a medio bordar con los lemas “Igualdad, Libertad y Ley” además de ser acusada de ser el enlace entre los liberales granadinos y los de Gibraltar, con el objetivo de derrocar el régimen absolutista de Fernando VII. Tenía poco más de 26 años.

Sin la presencia este macabro personaje “Pedrosa” es posible que la política en Granada hubiese tomado otros derroteros. Desde que Pedrosa ejercía su ministerio en Granada, no había podido probar la intervención política de Mariana de Pineda aunque las sospechas de complicidad eran evidentes para el subdelegado.

Mariana era consciente del peligro que corría al descubrirse la bandera subversiva, como prueba flagrante de su conspiración mientras el subdelegado de policía Pedrosa intenta arrancarle a la procesada el nombre de los cómplices, cosa que le facilitaría la indulgencia pero Mariana permanece inmutable.

En los mortificantes interrogatorios de Pedrosa acaba siempre ofreciéndole el perdón a cambio de la delación de los cómplices de la conjura. Mediante un documento como pieza fundamental en el proceso de Mariana de Pineda, Fernando VII confiere a don Ramón Pedrosa y Andrade en el único árbitro [salvo el rey] que podía conducirla al patíbulo. El caso había que llevarlo con todo el rigor y diligencia que caracterizaban al verdugo Pedrosa cuya hoja de servicios ofrecía suficiente garantía para confiarle tan delicada misión. Hacía falta un escarmiento para sosegar la inquietud levantada por las correrías liberales que ponían en peligro la monarquía absolutista de Fernando VII.

Finalmente, tras un juicio lleno de irregularidades, Fernando VII firma su sentencia de muerte. La noticia corre como la pólvora por toda la ciudad. Las muestras de odio popular contra el absolutismo no harán más que crecer.

El garrote vil se introdujo en España bajo el Código Penal de 1822

El jueves 26 de mayo de 1831 la joven Mariana llegaba al patíbulo montada en un carro con mulas -por la ascendencia noble del reo en lugar del asno que estaba destinado para el populacho-. El patíbulo estaba bajo un luto riguroso por la distinción que le concedían las leyes de la época a los nobles e hijosdalgo condenados.

El juez del Crimen de Granada don Ramón Pedrosa podría ya estar satisfecho al pasar a la historia por sentenciar a muerte a Mariana de Pineda [asesinato judicial] que tendría lugar en la mañana del jueves 26 de mayo de 1831, en el Campo del Triunfo de la Inmaculada. 

En seis años en Granada el ultraconservador y ultrareligioso Ramón Pedrosa [Dios nos libre del corazón de un beato es un dicho de mi tierra] firmaría un centenar de ejecuciones contra los liberales, cuestionar la monarquía o practicar la masonería. No es nada extraño, que cambiadas las tornas, Ramón de Pedrosa sea depuesto de su cargo siendo desterrado a Manila.

No hace falta imaginarse a esa joven mujer indefensa acusada injustamente por los tribunales de la época al servicio de la oligarquía reinante y sin la más mínima muestra de piedad al no delatar a los liberales que conspiraban, siendo condenada a subir al cadalso que le privaba de su inalienable derecho a la vida.

La ejecución de Mariana de Pineda pretendió castigar la causa de los liberales, convirtiéndola en mártir de éstos. Su injusta muerte con un juicio cargado de irregularidades causó una honda impresión e indignación en toda la ciudad. Muchos de los liberales huyendo de la feroz represión tuvieron que refugiarse en Gibraltar.

...Marianita subiendo al cadalso
a sus niños al pie los dejó,
y las gentes llorando decían:
Marianita, declara por Dios...

El 26 de mayo de 1831 su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Almengor permaneciendo allí hasta el 17 de mayo de 1836 en el más absoluto de los olvidos. Por la noche dos hombres -que posiblemente salvaron su vida por el silencio de Mariana- saltaron las tapias del cementerio y pusieron una cruz de madera. Sus restos permanecen desde 1856 en la cripta de la Catedral de Granada.

El 13 de marzo de 1836 se presentó una moción para la exhumación de los restos y conmemoración de la muerte de la "heroína de la libertad" Mariana de Pineda.

Y el día 24 de marzo de 1836:

"Un piquete de caballería de la guardia nacional, mandado por un oficial, abría la marcha; seguían en dos hileras o filas la oficialidad de los cuerpos del provincial de Murcia y los comandantes de los demás cuerpos. En el centro de estas filas conducían la urna, asida de cordones negros con borlas de oro, los cuatro individuos de la comisión, vestidos con el uniforme de guardia nacional, a la que pertenecen, pero llevando signos de luto. Detrás seguía una compañía del batallón de ligeros de la misma guardia".

El cortejo llevó hasta la parroquia de San Ildefonso donde doblaron las campanas. La urna fue colocada en una mesa rodeada de 24 cirios, rezándose un solemne responso. El presidente de la comisión hizo entrega de la urna al párroco de la iglesia y el oficial de guardia del tercer batallón de nacionales, quedó encargado de su custodia. Ese día y al siguiente no cesaron de celebrarse misas por el alma de Mariana de Pineda.

A las 12 de la mañana del día 25 un redoble general de campanas anunció el comienzo de la fúnebre ceremonia, que entre caballería, el cuerpo de procuradores y escribanos en coches; los maceros a caballo, con gasas negras en los sombreros y mazas y la urna tirada por una carretela enlutada con cuatro caballos siguió el itinerario inverso que recorriera Mariana en el patíbulo.

Las mujeres que presenciaban el acto en balcones y ventanas lucían mantilla negra en señal de luto. Al llegar a la puerta principal de la catedral, se detuvo el cortejo fúnebre, siendo introducida la urna que fue entregada al cabildo metropolitano. El día siguiente era el día del aniversario. En la catedral se celebraron solemnes honras fúnebres.

No fue sólo un acto piadoso, patriótico y local, sino que también de quiso proteger económicamente a los hijos de la víctima. En 1837, los diputados por Granada presentaron a las Cortes un dictamen, en el que proponían se concediese a los hijos de la heroína una pensión que les permitiese una educación digna de su madre solicitando también que el nombre de Mariana de Pineda fuese inscrito en las “blancas lápidas del salón de las sesiones, para que goce del honor de la inmortalidad”. Y que se celebrase una fiesta anual (del 24 al 26 de mayo) para perpetuar y enaltecer “los hechos gloriosos que hicieron célebre su vida. Todo fue aprobado por las Cortes Constituyentes.

Sus restos mortales fueron trasladados en distintas ocasiones, encontrando finalmente el descanso eterno en 1856 cuando fue enterrada en la cripta de la Catedral de Granada.

 

Problemas sucesorios de Fernando VII

Con la muerte de Fernando VII acaecida el 29 de septiembre de 1833, se genera un conflicto por la abolición de la Ley Sálica por parte del rey cuando nació su hija, la futura Isabel II "La Reina de los Tristes Destinos". 

El mismo día de la muerte de Fernando VII, su hermano Carlos María Isidro se proclamaba rey de España, produciendo un levantamiento en el País Vasco, Navarra y Cataluña.

Surgen dos facciones por el poder:
  • Los carlistas no querían que el trono fuera heredado por una niña de tres años, ni que estuviera en manos de su regente madre la reina María Cristina, prefiriendo a Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII y firme defensor del absolutismo regio. Los carlistas luchaban bajo el lema "Por Dios, por la Patria y el Rey",  eran reaccionarios al liberalismo y defendían la monarquía tradicional, los derechos de la Iglesia y los Fueros. 
  • Los isabelinos se decantaron hacia la regencia de la madre María Cristina de Borbón hasta que Isabel II fuera mayor de edad. Los reformistas buscaron el apoyo de los liberales moderados. Los liberales exigían hondas reformas políticas por medio de un gobierno constitucional y parlamentario.

Guerras carlistas
  • Primera guerra carlista (1833-1840) entre los partidarios del infante absolutista Carlos María Isidro de Borbón contra los defensores de Isabel II y de la reina regente María Cristina de Borbón que terminará con el Abrazo de Vergara el 31 de agosto de 1839. Uno de los generales más importantes por el bando carlista será Zumalacárregi y Espartero por el bando liberal.
  • Segunda guerra carlista (1846-1849). Tuvo lugar en Cataluña.
  • Tercera guerra carlista (1872-1876). Nuevo levantamiento en el País Vasco, Navarra y Cataluña que se extenderá a Aragón.

Desde la Plaza de la Lealtad de Madrid, en el mismo lugar que Murat ordenara fusilar a decenas de madrileños, y donde se albergan las cenizas de muchos de ellos, como las de Clara del Rey, Manuela Malasaña, Daoíz o Velarde, entre otros muchos compatriotas, para el blog de mis culpas...



P.D. Con Felipe V, durante la "Guerra de Sucesión" perdimos Gibraltar.

Con Carlos IV, en la batalla de Trafalgar, perdimos la hegemonía de los mares en favor de Gran Bretaña.

Fernando VII derogó la Constitución de Cádiz y como consecuencia, el comienzo de la pérdida de nuestro Imperio cuyos últimos jirones se diluirán definitivamente en 1898 con una crisis social, económica, moral y militar que recogerá un grupo de escritores "La Generación del 98",

¡Un cuadro histórico que no lo mejora ni el mejor copista del Museo del Prado!

¡Animalito!, como se dice en mi pueblo...


Fuentes

Museo Naval de Madrid

“La razón de Trafalgar”, por el capitán de navio Hermenegildo Franco Castañón


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