jueves, 22 de junio de 2023

Los Cien Mil Hijos de...San Luis

 
Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de San Andrés, Málaga
Antonio Gisbert Pérez [1887-1888]. Museo del Prado, Madrid


Prólogo
  • Con Felipe V perdimos Gibraltar en la Guerra de Sucesión [4 de agosto de 1704 en el contexto de la Guerra de Sucesión española].
  • Con Carlos IV perdimos la hegemonía de los mares en la batalla de Trafalgar [21 de octubre de 1805] y entregó la Corona de España a Napoleón..
  • Con Fernando VII perdimos la Constitución de Cádiz de 1812 "La Pepa" con los Cien Mil Hijos de San Luis y comienza la independencia de las colonias americanas.
¡Este cuadro no lo mejora ni el mejor copista del Museo del Prado!


Cuando se visita París, llama la atención en el corazón de París la Plaza del Trocadero con sus privilegiadas vistas frente a la Torre Eiffel y con el río Sena como testigo de nuestra presencia por aquellos lares.

Desde 1823 se denomina “Trocadero” en honor de la triste victoria francesa sobre los constitucionalistas españoles en Puerto Real y que los soldados franceses celebraron en aquel lugar al forzar el regreso del absolutista Fernando VII que atrasará de nuevo el reloj de nuestra historia.

El 31 de agosto de 2023 se “conmemora” el Bicentenario de la Batalla del Trocadero, donde el ejército francés aprovechaba la marea baja para tomar el fuerte apoyados por los realistas españoles denominado “Ejército de la Fe”. A la mañana siguiente caerá el Fuerte de San Luis, lo que les permitirá bombardear Cádiz hasta su capitulación.

Aquella Francia absolutista de Luis XVIII se encontraba a muchas leguas del lema “Liberté, Egalité y Fraternité” y estaba dedicada en cuerpo y alma a afianzar a los felones del absolutismo eliminando todo atisbo de la Constitución de Cádiz de 1812 en beneficio de la nobleza y del alto clero, que siempre estuvieron ubicados en la Derecha ideológica y no precisamente del Padre.



Promulgación de la Constitución de 1812. Salvador Viniegra
Museo de las Cortes de Cádiz

La Constitución de 1812, sólo por justicia, debería haber pasado a la historia como inmortal pero las circunstancias históricas fueron otras quedando o debiendo quedar grabada en la retina de la Historia de España con letras mayúsculas de lo que pudo haber sido para cohesionar el progreso de la nación y no fue por la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis invitados por Fernando VII contra los constitucionalistas. Será la tercera Constitución escrita después de los Estados Unidos y Francia siendo referente para muchas naciones.

El texto constitucional de 1812 reformulaba ideas fundamentales para el país y para el ciudadano como el sufragio universal, la soberanía nacional, monarquía constitucional, división de poderes, independencia de la justicia, la propiedad, libertad de imprenta y otros conceptos revolucionarios que habrían de ser admirados y tomados como modelo por otros países y un anhelo a conseguir en la propia España. La Constitución de Cádiz surge de la propia vida intelectual española.



A las Cortes de Cádiz de 1812 se le debe:
  • La abolición de la tortura, el 22 de abril de 1813.
  • El 14 de octubre de 1812, la abolición de un impuesto que se pagaba en Galicia a las órdenes religiosas “Voto a Santiago”.
  • La supresión de las mitas o impuesto que pagaban los indios con la fuerza del trabajo.
  • Se suprimía el 17 de agosto de 1811, el requisito de nobleza para entrar en los colegios militares.
  • La enseñanza primaria al alcance de todos en un país con elevados índices de analfabetismo…
  • El 22 de enero de 1813 se aprobó, por 90 votos a favor y 60 en contra, la abolición del Tribunal de la Inquisición por ser incompatible con la Constitución y con el espíritu de libertad que representaba.

Regreso de Fernando VII

En enero de 1814 las Cortes se trasladan a Madrid y allí serían disueltas violentamente por Fernando VII demostrándose el triste y lamentable estado de la Monarquía, que ni estaba ni se le esperaba para afrontar el progreso de España.

Desde su regreso en el retiro dorado de Valençay [Francia] donde Carlos IV y su hijo Fernando VII vendieran España a Napoleón, el rey Felón no había dejado de conspirar contra los constitucionalistas españoles comenzando a sembrar cierta inquietud entre los monarcas de la Santa Alianza, poniéndoles en guardia contra el peligro que representaban los núcleos de liberales.

El 7 de febrero de 1822, el Rey Fernando VII pedía ayuda a la Santa Alianza con el propósito de restaurar el absolutismo en España.

Fernando VII logrará que la Santa Alianza a través del rey de Francia Luis XVIII mande a España un poderoso ejército francés denominado “Los Cien Mil Hijos de San Luís” para aplastar la soberanía del pueblo y erradicar cualquier vestigio de constitucionalismo.

Unas fuentes mencionan que no fueron exactamente Cien Mil Hijos de San Luis los que vinieron a España sino más de 90.000 franceses los que cruzaron el Bidasoa aumentando la cifra en septiembre de 1823 hasta los más de 130.000 gabachos invitados por los Borbones a los que se sumarían las tropas realistas “Ejército de la Fe” para tumbar nuestra primera Constitución que sería un gran referente a nivel mundial. 

No hace falta decir que España volverá a perder el tren de la historia al volver de nuevo el Tribunal de la Inquisición mientras a las ideas ilustradas les esperaba en el mejor de los casos el cruel exilio o la muerte como al general Riego en la Plaza de la Cebada de Madrid, a Torrijos con sus 48 hombres en la playa de San Andrés de Málaga o Mariana de Pineda en su Granada, entre otros defensores de la libertad.

En París existían dudas sobre una posible intervención en España por culpa de la mala experiencia de la invasión napoleónica de 1808. 

En 1815 el Congreso de Viena remodela las fronteras de Europa creando la Santa Alianza para defender la legitimidad monárquica y restablecer el absolutismo.

Aquel 28 de enero de 1823, el Parlamento francés se encontraba expectante ante la comparecencia del rey Luis XVIII:

"Cien mil franceses están dispuestos a marchar invocando el nombre de san Luis para conservar en el trono de España a un Borbón”…

Será una magnífica ocasión para demostrarle a la Santa Alianza que Francia cumple sus compromisos con los ideales de la Santa Alianza.

El duque de Angulema, sobrino del rey Luis XVIII, invade España cruzando el río Bisadoa el 7 de abril de 1823 con los “Cien Mil Hijos de San Luís” para poner fin al régimen constitucional instaurado tras el triunfo del Trieno Liberal [1820-1823] que amenazaba con extenderse como la pólvora al resto del continente europeo. Era necesario implantar de nuevo el absolutismo de Fernando VII.

Los Cien Mil Hijos de San Luis fueron recibidos por el pueblo español como libertadores al grito de:

"¡Viva el rey absoluto!" y "Viva la Religión y la Inquisición!"

La expresión “Eres más bonito que un San Luís” proviene de la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis que se caracterizaron por su porte elegante y buena presencia, a los que se les prohibió en esta ocasión, no volver a saquear las iglesias ni expoliar obras de arte como habían hecho anteriormente las tropas napoleónicas.

Muchos “patriotas afrancesados” se olvidaron de que ésta era otra invasión francesa promovida de nuevo por los Borbones para asentar sus reales en el poder y comenzaron a comerciar con ellos porque pagaban muy bien los gabachos desde que cruzaron los Pirineos hasta llegar a Cádiz como último bastión de los constitucionalistas.


Trienio liberal como referente en Europa

El trienio constitucional o liberal de 1820 a 1823 será un verdadero referente en Europa cuya influencia correrá pronto como la pólvora por la mayor parte de Europa. La Constitución de Cádiz se convertirá por derecho propio en un ejemplo a seguir por muchos pueblos y por tanto, los reaccionarios se negaban a afrontar cualquier tipo de progreso. No se podía consentir la exaltación de la Constitución de 1812 como Carta Magna con sus “perniciosos” efectos sobre los pueblos, que anhelaban conseguir mayores cotas de dignidad, progreso y libertad.

Los reaccionarios entendían que la Constitución de Cádiz amenazaba los privilegios de la monarquía absolutista, de la nobleza y del alto clero. La Santa Alianza decide acabar con los regímenes constitucionalistas tanto en Italia como en España con los medios que fuesen necesarios para restituir los poderes absolutos del rey Fernando VII.

El 4 de diciembre de 1822 concluía el Congreso de Verona con una decisión:

Cualquier Estado, regido por la Constitución de 1812, era un serio peligro para el resto de los Estados, por lo que la intervención de la Santa Alianza estaba plenamente justificada”.

Será entonces cuando el rey de Francia Luis XVIII mande a España los “Cien Mil Hijos de San Luis”, que contaban además con el apoyo incondicional del partido de los “apostólicos”, que eran ultras del alto clero [del que surgirá el carlismo a la muerte de Fernando VII] y los realistas denominados “Ejército de la Fe” que se encontraban en la vanguardia, además de un buen número de generales españoles.

Un ejército de más de 90.000 hombres se encontraba concentrado al norte de los Pirineos para invadir de nuevo España con el beneplácito de Fernando VII. Los franceses llegaron con celeridad a la línea del Ebro y el 24 de mayo de 1823 entraban en Madrid siendo acogido el duque de Angulema al grito de “¡Viva el ejército francés!” y “¡Viva el Rey absoluto!”. En junio, ocuparán Mérida y Córdoba.

La situación en Madrid obliga al Gobierno a trasladar a Fernando VII con su familia a la capital hispalense. Éste se niega a abandonar Sevilla y los diputados decidieron suspenderlo como rey por "delirio momentáneo". Fernando VII será conducido a la fuerza a Cádiz, siendo repuesto en sus funciones al llegar a la ciudad. Las Cortes reanudarán en la Isla de León las sesiones bajo apariencia de normalidad a pesar de las circunstancias y en ausencia de muchos de sus diputados.

La enésima felonía de Fernando VII será que habiendo aprobado la Constitución pretendiera echarse en brazos de un país extranjero. Mientras España era de nuevo humillada y sometida, nada parecía importarle ni al rey Felón ni a los absolutistas con tal de volver a tomar las riendas del poder.



Cádiz seguía resistiendo hasta que el 31 de agosto de 1823 las tropas del duque de Angulema conquistaban el Fuerte del Trocadero aprovechando la marea baja y a partir de este momento la resistencia se hizo casi imposible. Cádiz será bombardeada por tierra y mar haciendo mella en los defensores que se aprestaron a parlamentar.

El duque de Angulema les advirtió que tan sólo hablaría con el rey Fernando VII, y los diputados acordaron devolver a este su autoridad absoluta y permitirle abandonar Cádiz, a cambio de una declaración escrita en la que el rey prometía "un olvido general, completo y absoluto de todo lo pasado". 

Pero conociendo los mimbres del cesto, nada más lejos de la realidad…

Cada vez que Fernando VII faltaba a su palabra se desencadenaba una dura represión contra los liberales, dando inicio a la Década Ominosa [abominable] (1823-1833). La resistencia liberal se derrumbaba a pasos agigantados. Únicamente plantaban cara a los invasores las partidas liberales liderada por el legendario Empecinado y por el general Espoz y Mina con el ejército de Cataluña.

Lérida, Barcelona y Tarragona claudicarán un mes después de la caída del gobierno constitucional. Las tropas francesas permanecerán en España hasta 1828.

Fernando VII en un campamento. Francisco de Goya. Museo del Prado


Fernando VII es repuesto en el trono

El 1 de octubre de 1823 Fernando VII rendía pleitesía en su cuartel general del Puerto de Santa María a su primo el duque de Angulema quien hincaría su rodilla besando la mano del monarca español “Dios los cría…”.

Si Fernando VII desde el año 1814 a 1820 actuó como un déspota, a partir de 1823 a 1833 con los vientos absolutistas a su favor llegará a convertirse en un verdadero felón aprovechando que se encontraba rodeado por regímenes absolutistas, para entregarse a la “edificante” tarea de destruir todo el legado cultural de las Cortes de Cádiz de 1812. 

Hasta tal punto llegó el despropósito que no aceptaba el censo de 1821 porque había sido realizado por un gobierno liberal. A la represión física había que añadir la represión intelectual que obligaba a miles de liberales a buscar el exilio [Londres y Gibraltar].

La Plaza del Trocadero de París

Tomará su nombre en 1877 [como preparación para la Exposición Universal de París de 1878] en honor de la batalla del Trocadero en la Bahía de Cádiz, para rendir homenaje a la memoria de los soldados muertos en dicha batalla. Paradójicamente, nuestro vecino galo de la Liberté, Egalité y Fraternité conmemora la victoria del absolutismo de Fernando VII sobre los últimos defensores de La Pepa [la Constitución más avanzada de su tiempo].

Gracias a la toma del Fuerte del Trocadero el 30 de agosto de 1823 como último baluarte de los liberales, los franceses inauguraron calles y plazas con el nombre de “Trocadero”.

El duque de Angulema, por su parte, fue aclamado como un héroe a su vuelta a París. El diplomático y escritor francés Chateaubriand dijo de él: "Recorrer de un paso las Españas, tener éxito donde Bonaparte había fracasado, hacer en seis meses lo que aquel no pudo hacer en siete años, ¡es un verdadero prodigio!"


Consecuencias

La batalla de Trocadero puso fin al Trienio Liberal español (1820–1823). El constitucionalismo recibía su sentencia de muerte. La Santa Alianza había triunfado y Fernando VII volvía a ser de nuevo rey absoluto con la misión de limpiar el país de sus elementos más indeseables: los liberales, masones y presuntos enemigos de la Iglesia.

El periodo absolutista iba a durar hasta la muerte de Fernando VII en 1933. Desde 1823 la camarilla de Fernando VII, la nobleza y el alto clero habían comenzado a desencadenar una despiadada represión contra los españoles constitucionalistas. El número de presos será tan grande que ni las cárceles podrán albergarlos.

Pero los absolutistas no podrán eliminar el caldo de cultivo del constitucionalismo que se irá gestando en la sociedad y que culminará en la Revolución de 1868 “La Gloriosa” con el exilio de su hija Isabel II por el Puente del Bidasoa como ironía del destino. Será el mismo puente que viera entrar a los “Cien Mil Hijos de San Luis” para colocar de nuevo en el trono a su padre Fernando VII.

La Deuda externa de España se agravó de 2.600 millones en 1824 a 4.460 millones en 1833. Los Cien Mil Hijos de San Luis costaría al Erario español la nada despreciable cantidad de 268 millones de las antiguas pesetas.



En 1830, el pueblo de París derribará la monarquía de los Borbones que será inmortalizada en el cuadro “La Libertad guiando al Pueblo” de Eugène Delacroix 1830. Museo del Louvre.

El cuadro representa las barricadas de París del 28 de julio de 1830 después de que el rey Carlos X hubiera suprimido el Parlamento. En esta revolución no hubo líder. Por tal motivo, el artista pintó a la Libertad encabezando la revuelta en forma de mujer sensual que sostiene la bandera tricolor. Es un cuadro con enorme fuerza expresiva, color y sentimiento se ha convertido en un símbolo histórico.

El cuadro de Delacroix “La libertad guiando al pueblo” es una alegoría que representa a una diosa altiva y beligerante “Libertad” siempre comprometida con su pueblo. Delacroix representa a una Marianne rebelde que, con sus pechos descubiertos, se abre camino sobre los caídos guiando y alimentando al pueblo hacia la victoria final a través de los valores de la República “Liberté, Igualité y Fraternité”. El gorro frigio será aceptado universalmente como símbolo de la libertad que protege a los hijos de la República.

El nombre “Marianne” deriva del Jesuita, teólogo, filósofo e historiador español Juan de Mariana (1536-1624), heredero de la Escuela de Salamanca, que recorrió Europa difundiendo su pensamiento. Entre otros lugares, estuvo en París como profesor (1569-1574) siendo un precursor del liberalismo.

La derecha de la época llamaban en tono peyorativo “marianos” a los revolucionarios que representaban al pueblo, aludiendo a la influencia del pensamiento de Juan de Mariana. El denominado “Régimen del Terror” de Robespierre colocaba como referente la soberanía popular a partir de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La soberanía popular generaba miedo y terror al soberano.

La revolución francesa destruyó las viejas formas feudales, combatiendo al mismo tiempo, todo tipo de opresión y tiranía conjugando el derecho a la existencia con la plena libertad política para todos.

El nombre de "Mariana" apareció en la Revolución Francesa como un insulto, siendo retomado por los propios revolucionarios que dignificaron su nombre, lo que causó gran escándalo en los reaccionarios que siempre han ido en contra del progreso.


Consecuencias en las colonias españolas

La invasión napoleónica junto con la escasa altura de miras de Fernando VII al derogar la Constitución de 1812 tendrán graves consecuencias en las colonias españolas.

En un principio, en el artículo I de la Constitución de 1812, las colonias americanas estaban consideradas como parte integrante de la nación española pero el proceso de independencia era ya irreversible. Los criollos “descendientes de españoles” e ilustrados que formaban la capa superior de la sociedad americana, nacidos y criados en América entendían que la política española obstaculizaba el desarrollo económico de las colonias, al reservarse la metrópoli, el derecho de todo el comercio en dichos dominios. La invasión de España por los franceses les daba la oportunidad a los criollos de tomar sus propias iniciativas. Los movimientos independentistas ya estaban en marcha.

En las Cortes de Cádiz ya se perfilaban las dos Españas:

Una representada por las altas dignidades, celosas de sus privilegios y defensoras del Antiguo Régimen, donde destacaba la nobleza y el alto clero.

Y otra, la de los constitucionalistas que deseaban modernizar el país anclado en el pasado por los lastres de una Iglesia y oligarquía enormemente poderosas.

Se enfrentaban dos conceptos antagónicos: uno con altura de miras con vistas al progreso se encontraba en la Isla de León frente a la defensa del Antiguo Régimen con el ¡Vivan las cadenas! y ¡Viva la Inquisición! anclado en Madrid. 

La independencia de Hispanoamérica será un proceso emancipador dirigido por la burguesía criolla que pretendía separarse de España que frenaba su desarrollo político y económico.

La crisis del Imperio español se desarrolla en tres etapas:
  • Pérdida de la flota española en Trafalgar en 1805 que dejó a la deriva a Hispanoamérica a sus propias fuerzas.
  • Ruptura del vínculo monárquico entre España y América con las renuncias de Bayona y la invasión napoleónica.
  • Crisis interna, que impedía enviar refuerzos para someter a los rebeldes.
  • La ayuda de Estados Unidos e Inglaterra para acabar con el monopolio español en América.
Destacaron dos grandes caudillos: San Martín en el sur y Bolívar en el norte. Venezuela se independiza de España el 19 de abril de 1810, el 20 de julio de 1810 lo hará Colombia, el 9 de julio de 1816 Argentina y Uruguay, el 12 de febrero de 1818 se independiza oficialmente Chile, en septiembre de 1821 México, Perú lo hará el 28 de julio de 1821, y así sucesivamente, hasta llegar a los últimos jirones del Imperio español en 1898 [Puerto Rico, Cuba y Filipinas].

El Imperio español se fraccionó en multitud de Estados. Los nuevos países se acomodaron a los límites administrativos españoles. Hispanoamérica se había independizado de España pero continuaba a nivel económico en la órbita europea, especialmente inglesa. 

Estados Unidos alentará posteriormente el levantamiento de los rebeldes cubanos e independentistas de Filipinas. Por el Tratado de Paz de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, desaparecían los últimos jirones del Imperio más extenso y frágil que se haya visto nunca.

Sin embargo, de un país desmoralizado por la pérdida de las colonias, donde existía un continuo descontento sometido al caciquismo con un elevado índice de analfabetismo en la población, surgirá un renacimiento cultural e incluso científico que alumbrará a personalidades como Benito Pérez Galdós o Miguel de Unamuno, a Isaac Peral y Ramón y Cajal como científicos. Nacerá la Institución Libre de Enseñanza y el Ateneo de Madrid y la famosa Generación del 98 que reunirá en sus filas a escritores de la talla de Azorín, Baroja, Maeztu, Manuel y Antonio Machado, Valle Inclán, Miró o Menéndez Pidal y en la pintura a Sorolla entre otros grandes pintores.

Frente al abatimiento social y político, aparece siempre el terreno de la cultura que viene a salvarnos del desastre total como sucedió con la Edad de Oro durante el siglo XVII español o con la “Edad de Plata” al final del siglo XIX. 


Muerte de Fernando VII

Con la muerte de Fernando VII acaecida el 29 de septiembre de 1833, se genera un conflicto por la abolición de la Ley Sálica por parte del rey cuando nació su hija, la futura Isabel II. El mismo día de la muerte de Fernando VII su hermano, Carlos María Isidro se proclamaba rey de España, produciendo un levantamiento en el País Vasco, Navarra y Cataluña. Se producen las guerras carlistas en una España desangrada por tantas guerras.

Surgen dos facciones por el poder:
  • Los carlistas no querían que el trono fuera heredado por una niña de tres años, ni que estuviera en manos de su regente madre la reina María Cristina, prefiriendo a Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII y firme defensor del absolutismo regio. Los carlistas luchaban bajo el lema "Por Dios, por la Patria y el Rey", eran reaccionarios al liberalismo y defendían la monarquía tradicional, los derechos de la Iglesia y los Fueros.
  • Los isabelinos se decantaron hacia la regencia de la madre María Cristina de Borbón hasta que Isabel II fuera mayor de edad. Los reformistas buscaron el apoyo de los liberales moderados. Los liberales exigían hondas reformas políticas por medio de un gobierno constitucional y parlamentario.

Guerras carlistas
  • Primera guerra carlista (1833-1840) entre los partidarios del infante absolutista Carlos María Isidro de Borbón contra los defensores de Isabel II y de la reina regente María Cristina de Borbón que terminará con el Abrazo de Vergara el 31 de agosto de 1839. Uno de los generales más importantes por el bando carlista será Zumalacárregi y Espartero por el bando liberal.
  • Segunda guerra carlista (1846-1849). Tuvo lugar en Cataluña.
  • Tercera guerra carlista (1872-1876). Nuevo levantamiento en el País Vasco, Navarra y Cataluña que se extenderá a Aragón.

 


Monumento a Isabel II. Biblioteca Nacional. Madrid


Isabel II "La de los tristes destinos"

Fernando VII promulgó antes de fallecer la Pragmática Sanción, por lo cual se derogaba la Ley Sálica, que impedía a las mujeres acceder al trono.

El 12 de agosto de 1836 durante la regencia de María Cristina de Borbón, un grupo de sargentos del palacio de la Granja de San Ildefonso de Segovia, donde se encontraba Isabel II con tan sólo cinco años de edad, se amotinaron y obligaron a la regente María Cristina de Borbón a firmar la "Constitución de 1812" nombrando un gobierno progresista presidido por José María Calatrava con Mendizábal en la cartera de Hacienda.



El Motín de la Granja será un nuevo restablecimiento de la Constitución de 1812 interrumpido en 1814 con el regreso del golpe absolutista de Fernando VII. Será la abolición definitiva del Antiguo Régimen.

Recordemos que la Constitución de 1812 vuelve tras el Trienio Liberal [1820-1823] que será abolida por los Cien Mil Hijos de San Luis.

El reinado de Isabel II trascurre desde la muerte de Fernando VII en 1833 hasta el triunfo de la Revolución de 1868 “La Gloriosa”, que obligará a la reina al exilio por el mismo lugar, el Puente del Bidasoa, que había visto entrar a los Cien Mil Hijos de San Luis para reponer en el poder a su padre Fernando VII al grito de ¡Viva el absolutismo! y ¡Viva la Inquisición!

Su reinado se divide en dos grandes etapas: 

  • Durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843) asume la regencia su madre María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. A los dos meses de quedarse viuda se echa un amante de la guardia real y comienza a seguir los mismos pasos que la esposa de Carlos IV con Godoy. Ante tamaño escándalo será sustituida como regente por el general Espartero hasta la mayoría de edad de Isabel II.
  • Su reinado que comienza con la declaración por las Cortes en 1843 con su "mayoría de edad" con tan sólo trece años. A lo largo de su reinado se produjo la configuración del Estado liberal en España.
El primer conflicto que se le presenta a la regente María Cristina de Borbón será con el hermano de Fernando VII y cuñado Carlos María Isidro de Borbón, que se nombra rey de España el mismo día que muere Fernando VII llevando a España a la Primera Guerra Carlista "ultracatólicos que defienden la vuelta al Antiguo Régimen bajo el lema "Dios, Patria, Fueros y Rey", defensa de los privilegios de la Iglesia católica, la vuelta de la Inquisición, el rechazo de las desamortizaciones eclesiásticas y rechazo del parlamentarismo y liberalismo" que terminará con el Abrazo de Vergara el 31 de agosto de 1839. 

Las tensiones internas entre los liberales  por un lado, los partidarios del absolutismo por otro, y los gobiernos totalmente influidos por el estamento militar llevarán a Isabel II a demostrar su carencia de dotes de gobierno al no saber asumir su papel moderador entre los grupos políticos, entregándose al conservadurismo más extremo sin entender lo que era una monarquía constitucional, lo que impedirá que España pase del Antiguo Régimen al Estado Liberal. Sin mencionar los escándalos de alcoba que irán desprestigiando  a la monarquía. 

Se decía en los mentideros de la Corte que el Papa Pío IX llegaría a manifestar presuntamente sobre Isabel II en 1868 "Es puta pero pía", momentos antes de recibir la Rosa de Oro como distinción otorgada a personalidades católicas preeminentes, que se remonta desde León IX en 1049. 

Entre el presunto comportamiento de alcoba de Isabel II acompañado de la que fuera la esposa de Fernando VII "María Cristina de Borbón" junto con la esposa de Carlos IV "María Luisa de Parma", quien antes de morir afirmara a su confesor Fray Juan de Almaráz que ninguno de sus hijos era de Carlos IV, sin olvidar el desenfreno del real cipote de Fernando VII con su "macrofalosomía genital", se había creado un peligroso caldo de cultivo de infidelidades conyugales donde todos aparentaban ser píos...

Entre 1835 [Quedasa, en Madrid] y 1868 [Prim, Serrano y Topete, en Cádiz] hubo 18 pronunciamientos militares, lo que demuestra la inestabilidad de su reinado, que se divide en cuatro períodos: 

La  reina Isabel II jura la Constitución de 1837 el 10 de noviembre de 1843. 
  • La Década moderada (1844-1854) con el general Narváez que asumió la Presidencia del Gobierno el 4 de mayo de 1844, termina con el pronunciamiento de "Vicalvarada" liderado por O´Donnell contra el gobierno moderado que dará paso al Bienio progresista (1854-1856).
  • El Bienio Progresista (1854-1856) coalición Espartero con O´Donnell como ministro de la Guerra. Destaca en este bienio la Ley Desamortizadora promulgada el 1 de mayo de 1855, conocida como la Desamortización de Madoz, destacando la desamortización de las propiedades eclesiásticas y la venta de gran parte de las propiedades de los municipios. Se inició la redacción de una nueva constitución que no llegará a promulgarse, la CONSTITUCIÓN PROGRESISTA (NONATA) de 1856. 
  • Durante la etapa de los gobiernos de la Unión Liberal  (1856-1863) del general O´Donnell destaca el aumento de la conflictividad social y el aumento de la represión. Supone el fracaso del estado isabelino.
En política exterior, España intentaba recuperar el prestigio perdido iniciando una serie de operaciones políticas y militares contra Chíle y Perú en 1866 "Combate de El Callao", una intervención fallida en México y una expedición franco-española a la Conchinchina entre 1857 a 1860 como castigo por la represión y asesinato de misioneros católicos.

En 1857 Antonio María Claret, arzobispo de Santiago de Cuba desde 1851, es llamado a España por Isabel II para ser nombrado su confesor. Se le atribuye una gran influencia en la política reaccionaria de la reina. El padre Claret acompañaría a la reina en su destierro, falleciendo en 1870 en el monasterio cisterciense de Fontfroide.


"La batalla de Tetuán"
Francesc Sans Cabot (1866)



Destaca en este periodo la Guerra de Marruecos entre 1859-1860 con las batallas de Castillejos con el general Prim el 1 de enero de 1860 y la de Tetuán, el 4 de febrero de 1860 con el general Serrano que finalizará con el Tratado de Wad-Ras, firmado entre España y el Sultanato de Marruecos el 26 de abril de 1860 que declaraba a España vencedora e imponía a Marruecos una serie de cesiones e indemnizaciones.

En 1863, la reina Isabel II pone fin al gobierno de la Unión Liberal y vuelve a confiar en los moderados.
  • Crisis final (1863-1868) que provocará su exilio. Se irá gestando un movimiento de oposición que contará con progresistas como Prim y unionistas como Serrano y Cánovas que fraguarán la Revolución "Gloriosa de 1868".
10 de abril de 1865. Tiene lugar una sangrienta represión en la Puerta del Sol durante la noche de San Daniel cuando una carga de caballería cargara contra los estudiantes de la Universidad en apoyo de su rector Juan Manuel Montalbán que había sido depuesto tres días antes por el general Narváez, del Partido Moderado y del catedrático Emilio Castelar por haber publicado en el diario “La Democracia” dos artículos críticos con la reina Isabel II, los días 21 y 22 de febrero de 1865. El responsable sería el ministro de la Gobernación, González Bravo.

12 de mayo de 1865. Por la Ley del Patrimonio Nacional se delimitaba el patrimonio real, quedando sólo una parte como propiedad privada de la reina aliviando con ello a la Hacienda Pública. Emilio Castelar escribió un artículo demostrando que Isabel II se había quedado con un 25% de los bienes nacionales. Castelar fue separado de su cátedra, y esto originó una gran manifestación estudiantil a la que se unieron progresistas y demócratas.

22 de junio de 1866. Se amotinan los sargentos de artillería del cuartel de San Gil llegando a disparar contra sus oficiales por culpa de su resentimiento contra su cuerpo de oficiales que se negaba a permitir los ascensos de los suboficiales procedentes de las clases de tropas. Los oficiales habían perdido el control sobre sus hombres desde 1836. En 1868 la crisis política irá acompañada de una crisis económica.

Cuando fue destronada la reina Isabel II por la Revolución "La Gloriosa" de 1868. Juan Prim y Pascual Madoz le ofrecieron la Corona de España al septuagenario general Baldomero Espartero, cargo que rechazó.

¡Qué curiosa es a veces la ironía del destino!, que viera pasar el 30 de septiembre de 1868 hacia el exilio a la autoritaria Isabel II, hija de Fernando VII -la de los Tristes Destinos le pondría el historiador Benito Pérez Galdós- por el mismo lugar [el Puente del Bidasoa] que en el año 1823 viera entrar a los "Cien Mil Hijos de San Luís" al mando del Duque de Angulema enviados por el rey francés Luís XVIII para defender el Antiguo Régimen y colocar de nuevo al absolutista Fernando VII [su padre] cuyo reinado provocará una nueva represión política y el éxodo masivo de miles de españoles liberales, sobre todo a Londres.

A partir del triunfo de la revolución de 1868 y durante seis años conocidos como el Sexenio Democrático (1868-1874) se intentará crear en España un nuevo sistema de gobierno. Fue el primer intento en la Historia de España de establecer un sistema de libertades en forma de monarquía parlamentaria durante el reinado de Amadeo I (1871-1873), y después con la I República española (1873-1874). Sin embargo, ambas fórmulas acabarán fracasando.

El Manifiesto de la Junta de Madrid el 29 de septiembre de 1868 [firmado por su presidente Pascual Madoz y Nicolás María Rivero entre otros firmantes] no deja lugar a dudas de que nos encontramos ante un hombre cuya vida estuvo dedicada a la defensa de la libertad, la justicia y el progreso social. Principios que en el siglo XXI continúa siendo punto de referencia en cualquier Estado de Derecho.

¡Madrileños!

Constituida en nombre del pueblo la Junta Provisional de Gobierno, su primer deber es dirigiros la palabra.

¡La dinastía de los Borbones ha concluido!

El fanatismo y la licencia fueron el sino de su vida privada. La ingratitud y la crueldad ha sido el premio otorgado a los que en 1808 defendieron la Nación y el trono, y a los que en 1833 salvaron a la hija de Fernando VII. Sufra la ley de la expiación, y el pueblo, que tan generoso fue con el padre y con la hija, recobra hoy su Soberanía, que no puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona. Como proclamaron las inmortales Cortes de Cádiz de 1812.

El Ejército y la Marina, con abnegación sublime, han pensado antes en la Patria que en ninguna familia. Desde Cádiz a Santoña ha resonado el grito de Libertad, y unas Cortes Constituyentes elegidas por el Sufragio universal decidirán sobre los destinos de la Patria”.

Hoy reunidos ante la gravedad solemne de las circunstancias un considerable número de ciudadanos, han constituido una Junta Provisional, en tanto que mañana, el pueblo todo de Madrid, reunido por barrios y por distritos, formula su voluntad soberana.

No empañemos la alegría del triunfo con ningún desorden que llenaría de júbilo a los enemigos de la libertad: que todos los vecinos se organicen por distritos y vigilen porque nada manche Nuestra Gloriosa Revolución.

¡Viva la Soberanía Nacional!

¡Viva la Marina!

¡Viva el Ejército!

¡Vivan los generales que han conducido la victoria!

¡Abajo los Borbones!


Firmado

Pascual Madoz (presidente) y Nicolás María Rivero, entre otros…


Tras la revolución de 1868 "La Gloriosa" Isabel II se exilia y se entrega la Corona a Amadeo de Saboya, quien embarca en el puerto de la Spezzia el 25 de diciembre de 1870 [Día de Navidad] en la fragata Numancia rumbo a España cuando aún no había cumplido los 25 años de edad, llegando al puerto de Cartagena el 30 de diciembre de 1870. Apenas puso pie en tierra se entera de la muerte de Prim, su principal valedor.

Decían las crónicas de la época que Amadeo I de Saboya, tercer hijo de Víctor Manuel II, era “el rey que no nos merecimos”. Lamentablemente, no llegó a suscitar ningún entusiasmo entre los españoles siendo rechazado por la Unión Liberal, por los republicanos, los carlistas y por el grupo alfonsino. Amadeo I hubiese sido el hombre ideal para que aquella monarquía constitucional hubiese funcionado.

El 2 de enero de 1871 llegaba Amadeo a la estación del Mediodía dirigiéndose a la Basílica de Atocha para visitar el cadáver de Prim y más tarde, al Congreso para jurar la Constitución, como símbolo de la soberanía nacional, y por la que sentía un gran respeto, retirándose al Palacio Real ante la glacial indiferencia del pueblo madrileño. Con el asesinato de Prim se disuelve el partido progresista. Será un golpe definitivo contra la dinastía de Saboya.

En julio de 1871 dimite Serrano ante la crisis de gobierno de coalición, mientras llegaban noticias de los deseos independentistas de Cuba. La burguesía temía por sus intereses. A Amadeo I le costaba encontrar un gobierno fuerte que hiciese frente a las circunstancias. El derrumbamiento del reinado de Isabel II había supuesto para el carlismo nuevas posibilidades siendo un grave peligro para la monarquía liberal.


La noche del 18 de julio de 1872, los Reyes sufrieron un atentado, similar al ocurrido en la calle del Turco “actualmente, Marqués de Cubas” la noche del asesinato de Prim. Un grupo de hombres escondidos dispararon contra el carruaje de los reyes. No hubo heridos, sólo un caballo cayó muerto. El radicalismo contra la monarquía de Amadeo I se hará más evidente a partir del verano de 1872. El ejército cada vez se alineaba con bando conservador.

En una España inestable y antes de ir contra las leyes, Amadeo I opta por abdicar y retirarse a Italia. La nueva dinastía no pudo contar con la adhesión de las altas clases del país, nostálgicas de los tiempos borbónicos. El 11 de febrero de 1873 Amadeo I abdica.

Aceptada la renuncia de Amadeo I de Saboya, España carecía de rey y de Gobierno. Ante la falta de candidatos al trono y bajo un cierto clima de inestabilidad creciente, la Asamblea Nacional decide asumir todos los poderes y proclama la Primera República como forma de gobierno el 12 de febrero de 1873. 


Embarque de Amadeo I de Saboya en el puerto de la Spezzia rumbo a España
Luis Álvarez Catalá 1872. Museo Naval de Madrid


Desde la Plaza del Trocadero en París con la Torre Eiffel al fondo, para el Blog de mis culpas…



Enlaces interesantes




No hay comentarios:

Publicar un comentario