lunes, 7 de abril de 2014

Visita al Conjunto Arqueológico de Itálica (I)


¡Miles de personas eran asesinadas en las arenas de los circos romanos para satisfacer a la turba!

«Sit tibi terra levis» 
«Que la tierra te sea leve”


Prólogo

Mi recuerdo infantil con cierta nostalgia se proyecta en aquellas primeras lecciones que aprendíamos en las clases de primaria con cierta monotonía en voz alta quedando la sensación de repetición en las antiguas unidades didácticas [cercano a los ocho de edad en la que hice mi Primera Comunión] con aquel sistema de numeración, en letras mayúsculas, de la antigua Roma cantado entre sus logros y ogros [que también existieron] del Imperio Romano la vieja tabla de multiplicar [I vale por 1, la V por 5, X por 10, L por 50, C por 100, la D por 500 y la L por 1000] en aquellas tardes pardas y frías de invierno entre aquellas sillas de enea con aquel mapa físico de aquella vieja España de las regiones colgado sobre una alcayata encalada, bajo la monotonía de lluvia tras los cristales, sobrevolando sobre el aula el viejo lema “la letra con sangre entra” [castigo corporal como estímulo para aprender].

Es posible que nos hubiésemos hecho un lio si hubiésemos recordado la lección del poema de Antonio Machado: «Mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón» con aquella línea horizontal encima de las letras a partir del número 4000.

Todavía se utilizan los números romanos en la nomenclatura de los papas, emperadores y reyes, siglos y dinastías, monumentos y lápidas conmemorativas, olimpiadas, numeración de las páginas de un libro y de los tomos de una colección, numeración de congresos, ponencias, festivales, premios, conciertos, certámenes literarios o cualquier otro evento cultural que requiera cierta solemnidad.

Otra de las imágenes que me proyecta la retina del recuerdo será la asignatura de latín y de historia [cuando estudiaba el antiguo bachiller durante mi más tierna adolescencia] en el antiguo Instituto Nacional de Enseñanza Media [I.N.E.M.] en la tierra de Villalón será una fotografía en blanco y negro de una estatua en bronce que representaba a Luperca, la loba capitolina que según la mitología romana amamantó a los presuntos fundadores de Roma “Rómulo y Remo”.

Tampoco podré olvidar aquellas efímeras nociones de latín [rosa-rosae] de aquellos tiempos de sotana y sacristía como pudiera manifestar el inmortal poeta Antonio Machado y máximo exponente de la lírica española del siglo XX, que nos servirá para recordar la etimología de muchas palabras, como por ejemplo, el término “panem et circenses”, donde la presunta generosidad de los gobernantes de la época mantendrían tranquilas las mentes “mens” del populacho en los anfiteatros suministrando el sustento básico junto con el entretenimiento en forma de juegos lúdicos “combates entre gladiadores, condena a las fieras “damnatio ad bestias”, carreras de cuadrigas, naumaquias o batallas navales, etcétera”, con la intención política de utilizar el dinero de los grandes patricios “pater conscripti” para ganarse de alguna manera el favor de la plebe [plebeyos “siempre la sempiterna lucha de clases”]. Era necesario mantener entretenida a la turba a la que se entregaba la “annona” [el pan para el pueblo].

Una antigua profesora de latín nos recordaba con cierto ímpetu en la defensa de su asignatura:

“Grecia fue conquistada militarmente por Roma,
pero Grecia ganó la batalla a Roma culturalmente”

"La Grecia conquistada conquistó a su fiero conquistador e introdujo las artes en el agreste Lacio." (Epístolas II, 1, 156-157).

"Graecia capta ferum victorem cepit et artes intulit in agresti Latio"

Habría que estar ciego como Homero "Ὅμηρος -el que no ve-" para no darse cuenta de que los griegos no eran precisamente hermanas de la caridad. Baste con preguntárselo al rey Príamo o a su hijo Héctor, que sufrieron sobre sus carnes las acometidas de Agamenón, Áyax o Aquiles por culpa de la afrenta de Paris a Menelao [tanta sangra derramada por un ataque de cuernos de la bella Helena] en la guerra de Troya según "La Ilíada" de Homero cuyo verdadero nombre era Melesígenes. Después de quedar éste ciego por una enfermedad quedará inmortalizado con el nombre de Homero.

Grecia helenizará la cuenca mediterránea oriental con Egipto de los Ptolomeos a la cabeza dejando su enorme influencia también en Roma con la literatura, oratoria, historia, arte, religión, y sobre todo, en la educación y la cultura. Los romanos cultos y de familia noble pasaban una etapa de su formación en Grecia para ser bilingües. Los pedagogos de los niños romanos serán griegos y algunos médicos como Galeno de los “imperatores” Marco Aurelio, Cómodo y Septimio Severo. Hasta la medicina tenía sus dioses: Asclepio (en griego) o Esculapio (en latín). Los primeros historiadores sobre Roma lo harán en lengua griega y no en latín. La cultura griega se irá infiltrando en los vencedores.

Cuentan las páginas de la historia que José Solís Ruiz, natural de Cabra y ministro en las Cortes franquistas defendía un proyecto de ley que proponía aumentar las horas lectivas de educación física, en detrimento de los estudios de latín. En su contra, Adolfo Muñoz Alonso, defendía su importancia. Solís perdía el debate y se agarró a su particular vehemencia:

«¡Menos latín y más deporte!»

Muñoz Alonso, vallisoletano y Catedrático de Filosofía en la Complutense, no pudo contenerse y desde su escaño le propuso una mayor reflexión a Solís: «No se ponga así contra el latín, señor ministro, porque gracias precisamente al latín, ustedes los de Cabra se llaman egabrenses, y no otra cosa”.

...

Un espléndido día soleado del mes de abril orientamos nuestro sextante desde la tierra de Villalón en busca de un yacimiento arqueológico de primer orden, la Ciudad Romana de Itálica, ubicada a 7 km. de Sevilla, siendo considerada el primer asentamiento romano en el Sur de la Península Ibérica y cuna del emperador Trajano y de su sucesor Adriano.

Una razón de peso para visitar la antigua ciudad romana de Itálica -en la antigua Vía Augusta como vía fundamental en las comunicaciones con Roma- junto al Museo Arqueológico de Sevilla es poder conocer el origen de los primeros “italicenses e hispalenses” y así reencontrarnos con su remota historia acontecida en la antigua Turdetania y posterior Baetica romana.


Un gran legado que nos extrapola de algún modo al origen, hábitat y vida cotidiana de aquéllos primeros pobladores, con el permiso de la primera civilización de Occidente, Tartessos (650 a.C.) que deja de ser un mito gracias a las excavaciones de Carriazo con el Tesoro del Carambolo (1958-1961).



Itálica, en la antigua Baetica fue la primera colonia romana en Hispania, fundada en el contexto de la Segunda Guerra Púnica -Roma contra Cartago- en el año 206 a.C. por Publio Cornelio Escipión “el Africano”, el único general romano que pudo derrotar a Aníbal, general cartaginés.


Establece un puesto militar donde existía una población turdetana en el siglo IV a.C. ubicando allí a los soldados heridos en la batalla de Illipa (Alcalá del Río) contra el ejército cartaginés.

Queda así consolidado un núcleo romano en una zona de alto valor estratégico para el proceso de romanización en la ribera del Guadalquivir, -anterior río Tharsis o Baetis- y muy cerca de las rutas mineras de la Sierra Norte y Huelva.


En Itálica nació Marco Ulpio Trajano (53-117 d.C.), el primer emperador de una provincia romana y cuna también de su sucesor Publio Aelio Adriano (76-138 d.C.). Su padre fue originario de esta ciudad y por tanto, durante su gobierno el emperador Trajano otorga a Itálica el estatuto de colonia.

Con Trajano [Itálica], Roma alcanzará su máxima extensión al someter la Dacia [Rumania], Armenia, Siria y Mesopotamia.

Le sucede Adriano [117-138], también de Itálica, quien renunció a la expansión del Imperio e hizo la paz con los partos, estableciendo fronteras seguras en el este con el Éufrates y en el oeste con el Danubio y el Rin. En Bretaña construyó la muralla de Adriano. Fue enterrado en el Mausoleo de Adriano, bajo el actual castillo de San´Angelo.

Teodosio I "el Grande" (347-395) también nació en Itálica.

En el 395. Teodosio I el Grande divide el Imperio entre sus hijos:

  • Arcadio recibirá Constantinopla con las provincias de Oriente, con el griego como lengua.
  • Y Honorio, Roma con las provincias de Occidente, con el latín como lengua.
En el 476 d.C. Rómulo Augústulo, el último emperador de Roma fue depuesto por un general germano, Odoacro. Aunque el Imperio Romano de Occidente se perderá en el 476 d.C. el Imperio de Oriente sobrevivirá hasta el año 1453 cuando Constantinopla sea tomada por los turcos marcando el final de la Edad Media y produciendo una enorme conmoción en la Cristiandad.



Dinastías de los emperadores hispanos
Dinastía Antonina [96 al 192]

Nerva [96-98]/Trajano [98-117]/Adriano [117-138]/Antonino Pío [138-161]/ Marco Aurelio [161-180] y Cómodo [180-192].


…Dinastía Teodosiana (379 d.C. al 457 d.C.), última dinastía.

Emperadores de Occidente: Teodosio I [379-395]

  • Honorio, Juan, Valentiniano III.

Emperadores de Oriente: Teodosio I [379-395]

  • Arcadio, Teodosio II, Marciano, León I, León II, Zenón, Anastasio I [430-518].
Itálica, situada en la parte más meridional de la antigua Hispania, formaba parte de la Vía Augustea, calzada romana desde Roma, que pasaba por los Pirineos , la Tarraconensis -en la España Citerior- hasta llegar a Gades por Itálica, pasando por las ciudades de Corduba, Astigi (Écija) y Carmo (Carmona), de la cual manifestó Cayo Julio César que era la ciudad mejor defendida de toda la Bética.


Una vasta red viaria por la Ruta Bética Romana y una calzada imperial “La Vía Augusta” que también comunicaba Itálica con el norte a través de la Vía de la Plata en la Lusitania con Emérita Augusta.

En la época romana llegaron a construirse 90.000 km de calzadas interurbanas que comunicaba Roma con su vasto imperio. En el año 312 a.C. se inaugura la primera Vía romana, la Vía Apia, para el trasporte de mercancías y tropas. Las vías interurbanas estaban señalizadas con cipos o mojones, denominados “millarios”, colocados cada milla “milla passum, mil pasos, equivalente a casi un kilómetro y medio. Contenía una inscripción en la que se explicaba que emperador o magistrado había construido la carretera. Indicaba las millas que distaba la señal del origen de la calzada.


El río Baetis en Hispalis fluía cerca del teatro romano de Itálica, en la la Vetus Urbs (ciudad vieja). En la época romana era preferible utilizar el transporte marítimo antes que el terrestre, por ser más lento y costoso. Desde Itálica, se pasaba por el templo de Santi Petri para realizar ofrendas y Baelo Claudia, hasta Roma.




La Bética exportaba a Roma productos de tradición milenaria como el vino que en la época romana se almacenaba en ánforas que se fabricaban en los alfares de la Bética, el garum que provenía de Baelo Claudia, una salsa de pescado realizada con vísceras fermentadas y servía como condimento indispensable en la mesa romana junto con el aceite de oliva que gozaba de mucho prestigio y llegaban a la capital del Imperio Romano a través del Mare Nostrum.

Derechos de la ciudadanía romana

Los ciudadanos romanos tenían ciertos derechos [al trigo gratuito con el que realizar el pan, votar en las elecciones anuales, ocupar cargos públicos, asistir como espectadores a los juegos] pero tenían que pagar impuestos. En el año 212 se extendió un edicto con el derecho a pagar impuestos a cualquier ciudadano romano nacido en cualquier parte del Imperio.

Sólo los ciudadanos romanos [Ius latii] podían gozar de una carrera en el ejército. Los rangos de ciudadanía eran: senadores [con sus bordes morados], patricios y la plebe. Las autoridades ofrecían al pueblo “panen et circenses” para calmar al pueblo.

Aristocracia [del griego, ἄριστος, aristos “el mejor”, y de κράτος, krátos “poder”. El gobierno de los mejores]. El individuo estaba subordinado a la ley “lex”.

Arquitectura

Los edificios públicos romanos simbolizaban la riqueza y el poder del Imperio. En el centro de cada ciudad se hallaba el Foro, sede de los edificios del gobierno. Además de los edificios oficiales, se hallaban los baños públicos, templos, teatros y anfiteatros, centros muy importantes para la vida diaria.

La mayor parte de la arquitectura romana estuvo influenciada por la griega. La vida normal se desarrollaba en torno a los modernos edificios del foro y la plaza principal.

La cúpula fue una técnica de arquitectura que los griegos no emplearon jamás. Con su uso, junto con el de los arcos y las bóvedas, comenzó a configurarse el peculiar estilo romano.

Los acueductos eran una serie de arcos superpuestos. Servía para conducir las aguas desde los manantiales a la ciudad. Los puentes de arcos cruzaban ríos y valles. Los graderíos de los anfiteatros se apoyaban en arcos superpuestos.

Cruzando dos bóvedas de cañón conseguían bóvedas de aristas que se usaron por vez primera en los baños romanos de Diocleciano. Los romanos usaron cinco tipos de columnas: las tres clásicas de los griegos: “dóricas, jónicas y corintias”, toscanas y compuestas.

Los templos romanos se parecían mucho a los griegos, fachadas rectangulares, con un frontón triangular sobre la entrada. En la fachada principal y a los lados solían hallarse unas columnatas, el peristilo. En el santuario se guardaba el dios del templo.

Muchas obras públicas romanas como los puentes, vías, acueductos o templos que fueron construidos hace más de 2.000 años todavía se mantienen en pie. De los griegos aprendieron  estilos arquitectónicos que les permitieron construir templos al estilo helénico levantando un pódium sobre columnas que sostenían un frontón triangular y la medicina. Los romanos inventaron la bóveda, creando arcos sobre una base circular.

Las ciudades romanas se urbanizaban por el sistema de cuadrícula construyendo acueductos para todo el Imperio [se transportaba el agua por gravedad]. Para beber y baños públicos, los romanos necesitaban grandes cantidades de agua. El agua que bajaba por el acueducto se almacenaba el un gran depósito y a través de grandes caños se distribuía a las grandes casas particulares, fuentes y baños públicos. El agua sobrante se vertía en la alcantarilla. Sólo las vasas más importantes podían permitirse tener retretes. La mayoría de los romanos usaban los baños públicos.

La mayor parte de las ciudades romanas disponían por lo menos de un baño público. Los ricos solían tener uno en sus casas. Los baños públicos no eran sólo lugares para el aseo, sino centros sociales donde la gente podía hacer ejercicios o negocios, entretenerse o charlar.

Las calzadas romanas

Las primeras vías romanas se abrieron por razones militares: llegar con rapidez a las zonas beligerantes. Más tarde, los mercaderes las utilizaron para transportar sus mercancías. Los romanos llegaron a tejer una red que pasaría los 100.000 km. A lo largo de las rutas existían las tabernas [tabernae] y lugares para reposar.

En la época romana llegaron a construirse 90.000 km de calzadas interurbanas que comunicaba Roma con su vasto imperio. Las vías interurbanas estaban señalizadas con cipos o mojones, denominados “millarios” de hasta dos metros de altura, colocados cada milla romana medía 1470 metros “milla passum, mil pasos, equivalente a casi un kilómetro y medio. Contenía una inscripción en la que se explicaba que emperador o magistrado había construido la carretera. Indicaba las millas que distaba la señal del origen de la calzada.

En el año 312 a.C. se inaugura la primera Vía romana, la Vía Apia, para el trasporte de mercancías y tropas. Para vertebrar el enorme Imperio, Roma construyó grandes calzadas romanas para movilizar grandes ejércitos.

Debe su nombre a Apio Claudio el Ciego, quien trazara los primeros 90 km. en el 312 a.C. Se extendió en el 190 a.C. para llegar a Brindisi, en la costa sur del Mar Adriático. Esta vía empedrada fue denominada por los antiguos romanos Vía Apia Regina Viarum [la reina de las calzadas].

En Hispania, las principales vías serían: Vía de la Plata, Vía Augusta [la más larga de la Península Ibérica con 1.500 km.]. En la Galia la Vía Aquitania, Vía Domitia y Vía Aurelia entre otras. En Italia, Vía Apia, Vía Emiliana o Vía Aurelia entre muchas calzadas romanas

Las calzadas como vías de comunicación eran un elemento fundamental en la estructura económica, social, política y militar en la organización del Imperio Romano. De ahí que los romanos se preocuparan en gran manera de su conservación, reparación y mantenimiento. Su estructura era muy sólida para resistir las duras condiciones climatológicas, así como su uso continuado. La principal característica es su buena fábrica y la necesidad de unir poblaciones secundarias con la vía principal.

La sección de una calzada romana estaba compuesta en primer lugar de la “summa crusta” o losas sobre el nucleus o mortero romano. En la parte más baja los “rudus” o cantos y cascotes, y por último el “statumen” o piedras.

Los romanos utilizaron el opus caementicium (hormigón) por la solidez que aportaba este tipo de fábrica. Emplearon cal, cantos, arena de río, así como anfibolitas (tipo de roca metamórfica) de tamaño medio.

Hispania

La Bética exportaba a Roma productos de tradición milenaria como el vino que en la época romana se almacenaba en ánforas fabricadas en los alfares de la Bética, el "garum" que provenía de Baelo Claudia, una salsa de pescado realizada con vísceras fermentadas y servía como condimento indispensable en la mesa romana junto con el aceite de oliva de la Bética que gozaba de mucho prestigio y llegaba a Roma a través del Mare Nostrum.

Los fenicios llamaban a la Península Ibérica “I-span-ya”, quedando romanizada como Hispania a partir del 218 a.C.


Desde la antigua Itálica, para el Blog de mis culpas...



"Salutem et bene tibe"

P.D. La columna de Trajano

Marco Ulpio Trajano [98-117] mandó construir en Roma un foro presidido por una columna conmemorativa de mármol de Carrara “la Columna Trajana” [realizada por Apolodoro de Damasco en torno al 113] de 38,4 metros de altura con18 enormes bloques de 40 toneladas cada uno con un diámetro de 4 metros. Su friso escultórico se encuentra decorado con 155 bajorrelieves que miden 200 metros dando 23 veces la vuelta a la columna en sentido ascendente. La columna conmemora las campañas de los legionarios romanos de Trajano como espina dorsal del Imperio Romano contra los dacios en la región del Danubio tras derrotar a Decébalo. Con Trajano el Imperio Romano alcanzaría su máxima expansión territorial.

El pedestal además contenía un "sacrarium" para albergar las cenizas del emperador, nacido en Itálica, cerca de la antigua ciudad de Hispalis en la Baetica. Las escenas beligerantes se suceden unas tras otras, desde la base hasta la cima. El protagonista aparece retratado en más de 70 ocasiones de tal manera que los ciudadanos analfabetos podían seguir la historia de su triunfante emperador y asombrarse de sus múltiples virtudes.

El monumento será saqueado por los vándalos de Alarico en el 410.

La columna en su origen estaba rematada con la estatua de un águila imperial siendo más tarde sustituida por una estatua de Trajano. En 1588 por orden del Papa renacentista Sixto V, la estatua de bronce de Trajano será sustituida por una estatua de San Pedro, que aún se puede apreciar.

Trajano cruzó el Danubio, el puente más largo de su época que fuera construido por el arquitecto e ingeniero Apolodoro de Damasco.


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