sábado, 27 de mayo de 2023

Senderismo entre el Puente Romano y el Puente de "Abbás ibn Firnás", en Córdoba


Monumento a la memoria de  Abbás Ibn Firnás en su puente homónimo


Prólogo

Después de dejar atrás nuestra visita a Priego [del Agua, de la Cal y del Barroco] y Lucena [Eliossana para los judíos] sin olvidar la "Ruta de los Almorávides y Almohades" que llegara a transitar en tiempos andalusíes por el pueblo blanco de Olvera, cercano a la tierra de Villalón, orientamos nuestro mascarón de proa en busca del Guadalquivir "Wad al-Kabir" en la antigua Córduba, cuyo faro cultural llegara a deslumbrar en la Europa de su tiempo sumergida en las tinieblas. 

Visitando su casco histórico nos da la impresión de que el tiempo se detiene y la vida fluye más lentamente, sin las prisas del mundo urbano. Entre la angostura de sus empedradas callejuelas nos acercamos al monumento dedicado a la memoria del médico, filósofo, astrónomo y rabino "Maimónides" ubicado en la Plaza de Tiberíades, que fuera realizado por el escultor valenciano Amadeo Ruiz Olmos e inaugurado en 1964, siendo visita obligada para los viajeros.



Cabe destacar que las babuchas de Maimónides brillan su color áureo como consecuencia del contacto de miles de manos de visitantes en la creencia popular de que "Aquel que toca sus babuchas recibe algo de su sabiduría" de tan ilustre cordobés, el sabio hebreo más influyente durante la Edad Media. 

Sin prisas pero sin pausa alguna por seguir acumulando leguas en nuestra deshilachada mochila y de este modo, no quedarnos esclavos de la rutina [muere lentamente quien no viaja al menos leyendo o aquel que siente el peso de la nostalgia por encima de las ilusiones e inquietudes] nos vamos acercando a la Mezquita de Córdoba cercana a la ribera derecha del Guadalquivir [el río Padre de Andalucía hubiese dicho Antonio Machado], que fluye manso y tranquilo bajo el Puente Romano, escoltado por los vestigios de antiguos molinos harineros que nos permite disfrutar de un bello paisaje hasta acercarnos al puente dedicado a la memoria del andalusí Ibn Firnás [810-887] como destino de nuestra grata jornada no sólo senderista sino también cultural y gastronómica ["que hay tiempo pa tó", como se dice coloquialmente en nuestra tierra].
 
No hay que olvidar que todas las grandes civilizaciones se han asentado cerca de las fértiles riberas de los ríos. El Nilo era fundamental para el Antiguo Egipto; el Eúfrates y Tigris para Mesopotamia; el Guadalquivir para Sevilla y Córdoba, etcétera, llegando incluso a formar parte las vías fluviales de antiguas fronteras entre el Imperio Romano y los bárbaros como el Danubio y el Rin o en la Península Ibérica entre los andalusíes y el mundo cristiano con el río Duero, Tajo, Guadiana y Ebro como testigos de los desencuentros entre civilizaciones.

Córdoba no olvida a sus paisanos ilustres de la talla de Abbás Ibn Firnás como lo demuestra el puente dedicado a su memoria el 14 de enero de 2011. Un personaje histórico que quiso parecerse al mito griego Ícaro al lanzarse desde el alminar de la Mezquita de Córdoba en un primer intento [852] y más tarde desde la torre de la Arruzafa [875] seis siglos antes que Leonardo Da Vinci diseñara sus alas. Este sabio multidisciplinar llegará a ver la Mezquita de Córdoba a vista de pájaro llegando a catapultar la ciencia en Al Ándalus siendo considerado pionero de la aeronáutica.


Abbás ibn Firnás, el primer hombre que logró volar en la historia


Una encapotada mañana del mes de las flores cuando las abejas liban incansables el eterno néctar de los dioses [la miel silvestre] aprovechamos el breve paréntesis que nos facilitan las DANAS [Depresión atmosférica de niveles altos]: una que continuaba desviándose hacia el Levante o antiguo Al Sharq en forma de gota fría y otra, que se espera por el Poniente o antiguo Al-Gharb andalusí.

Desde la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco, aprovechamos el breve periodo de tiempo que nos brinda la climatología para enarbolar nuestras frágiles naves y orientar nuestro mascarón de proa en busca del río Guadalquivir "Wad al-Kabir" como crisol de culturas, con la didáctica intención de realizar no sólo nuestra obligada visita cultural sino al mismo tiempo, realizar nuestra particular jornada de senderismo "se hace camino al andar" a la memoria del andalusí Abbás Ibn Firnás [latinizado posteriormente como Armen Firman], reconocido universalmente como el "precursor del vuelo y padre de la aeronáutica", ni más ni menos que seis siglos antes que otra figura de talla universal, como sería Leonardo da Vinci [1452-1519].

Atrás han quedado las múltiples plegarias acompañadas de las salidas extraordinarias de procesiones en la calle como método arcaico para pedir por la ansiada lluvia que permita combatir la sequía que asola nuestra geografía y que salve las cosechas y nuestros embalses que abastecen a la población.


Atrás dejamos la tierra de Villalón con su olvidado castillo que protege al antiguo arrabal de Santa María para transitar por la antigua "Marshena al Zaitum andalusí" [Marchena de los olivos] que nos irá acercando hacia la antigua Astigi romana en dirección a la ciudad de Córdoba como lugar de destino, donde nos espera una grata ruta cultural y de senderismo a través de la ribera derecha del río Guadalquivir entre antiguas almunias "al-munyah" que jalonaban su curso.



Hay que tener en cuenta que los árabes y bereberes venían del inhóspito y árido desierto donde cada gota de agua tenía un valor incalculable para la vida. No hay que olvidar que un dátil de palmera, considerado casi bendito, proporcionaba a los bereberes que vivían en los oasis del desierto hasta tres días de alimentación.

Cuando llegaron árabes y bereberes al río Guadalquivir y al Genil pensaron que Andalucía era el Paraíso [del griego, parádeisos], una especie del Jardín del Edén [Jardín de Adán "Yannat 'Adan"] que ellos situaban en Mesopotamia "país entre ríos".


...¡No se entra en el Infierno después de haber estado en el Paraíso!

Ibn Jafaya, poeta de Alcira [siglo XI-XII]



Nos espera la Puerta de Almodóvar [Bab al-Yawz o del nogal] con sus lienzos de murallas, que nos irán introduciendo en la antigua medina musulmana. Junto a dicha puerta se encuentra el monumento al filósofo, político, gran orador y escritor romano Lucio Anneo Séneca [Córdoba, 4-Roma, 65] que fuera recordado por sus grandes aportaciones a la filosofía de la ética y la moral.

No podemos olvidar que Córdoba llegó a ser capital de la Baetica romana, una de sus fuentes culturales. Numerosos historiadores sostienen que en la misma ubicación donde actualmente se alza la Mezquita de Córdoba los romanos construyeron un templo dedicado al dios Jano (en latín, Janus o Ianus en la mitología romana), el dios de las puertas [la del este y la del oeste], hacia el comienzo y final del día. Por tal motivo, le será consagrado el primer mes del año “Ianuarius o enero”.
 
Nuestro olfato comienza a percibir los efluvios que emanan de las especias a granel ubicadas en el interior de los cestos trenzados con pleita de esparto natural que nos recuerdan en breves pinceladas los antiguos zocos de Chauen, Fez y Marrakech con aquellos olores, colores y sabores "pimienta, canela, azafrán, comino, etcétera". 

Poco a poco nos vemos absorbidos por la judería para goce de nuestra retina al percibir en toda su esencia la bella nomenclatura de sus calles como por ejemplo, la "Calle de los Judíos", "Plaza de Maimónides" o la "Casa de Sefarad", nombre que los judíos daban a la Península Ibérica y que brillan con luz propia entre la angostura de sus empedradas y sinuosas callejuelas a escasos metros de la Sinagoga de comienzos del siglo XIV, y que se encuentra dedicada a la memoria de los judíos que convivieron en la antigua Córduba con musulmanes y mozárabes [andalusíes todos].

La "Casa de Sefarad" en Córdoba es un recorrido por la memoria y el patrimonio judeo sefardí que recupera su legado “Donde hay atención no existe el olvido”.


Paseando por su casco histórico llegamos hasta la calle Cairuán donde se encuentra el monumento a Averroes [Ibn Rushd] y en la Puerta de Sevilla [Bab Ishbiliya] donde hicimos un alto en el camino ante el monumento de Ibn Hazm. Nos esperaba la Avda. del Alcázar, la noria de la Albolafia y la Puerta del Puente como primera parte de nuestra ruta cultural.

Con la llegada de los musulmanes en el siglo VIII, Qurtuba se convierte en la capital de Al Ándalus y dos siglos más tarde en la gran metrópolis de Europa, cabeza de un Califato, con un cuarto millón de habitantes en la orilla derecha del Guadalquivir con una medina de 78 hectáreas “La Córdoba de las Tres Culturas”. Palacios y almunias crecen junto al río y se convierte en la joya más brillante del mundo conocido, a la altura e incluso superior a Damasco o Bagdad.

Destacan las calles Almanzor, Averroes, Abulcasis, Cairuán que nos permite acercarnos hasta el Alcázar de los Reyes Cristianos que fuera Alcázar andalusí hasta la conquista cristiana en 1236, muy cerca de la Mezquita de Córdoba que imprimirá a Córdoba un importante sello de identidad.

El Alcázar andalusí se encontraba unido a la Mezquita Aljama de Córdoba a través de un "sabat" o pasadizo secreto para que el emir o el califa pudiera acceder al mihrab del templo sin ser observado por el populacho. Abderramán III trasladará su residencia a Medina Zahara "la ciudad más bella del mundo" que fuera construida entre los años 936 y 976. 


Fachada del mihrab, una de las obras más emblemáticas del arte califal

Foto: Abdelkhalak Elfassi



No hay que olvidar que durante su época de esplendor Córdoba irradiaba una luz inagotable en la ciencia, medicina, astronomía y astrología, geometría y matemáticas, arte, música y poesía entre otras muchas disciplinas, convirtiéndose Al Ándalus en el faro del mundo como lo demuestra la Mezquita de Córdoba, monumento culminante del arte islámico religioso en Al Ándalus o el conjunto de La Alhambra “Qalat al Hamra” (fortaleza bermeja) y el Generalife “Yannat al-Arif” referente en la arquitectura y arte musulmán para el disfrute de los sentidos, donde la armonía y el refinamiento alcanzan cotas sublimes sin olvidar el Alcázar de la antigua Ishbilya o el antiguo Palacio de la Aljafería de la antigua Saraqusta, considerado como el símbolo del arte taifal.

Si la lengua árabe era sinónimo de cultura y refinamiento, la lengua aljamiada será el resultado de una simbiosis lingüística en el pueblo llano hasta el año 1609 con la expulsión de la población morisca de las Alpujarras. Los mozárabes y moriscos escribían en lengua aljamiada [escuchar en romance y escribir en grafía árabe]. 

Tal vez llevase razón Federico García Lorca cuando manifestó aquel 10 de junio de 1936 sobre la “Toma de Granada” por los Reyes Católicos en 1492:

“Fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza única en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre…

Y también el inolvidable Carlos Cano, conocido en Marruecos como el “Cantante de Al Garnata”, cuando en 1983 en plena promoción de su Álbum "Si estuvieran abiertas todas las puertas" manifestaba en el teatro Mohamed V de Rabat:

Alguien me grito: “Granadino, chante en árabe”. Y yo le respondí: “No puedo: hace 500 años que perdí mi lengua".



Este contexto cultural de elevados vuelos andalusíes daba paso a nuestra particular ruta de senderismo cuyo preámbulo se inicia en la "Puerta del Perdón" o Puerta Norte de la Mezquita de Córdoba que nos irá introduciendo en el Patio de los Naranjos que nos irá recordando a su homónimo de Sevilla [de las Abluciones] con sus alcorques cuyas aguas sobrantes de la lluvia después de cumplir la función de regar los naranjos, fluían hacia el río Guadalquivir por su propio peso. En cuestión de huertas y regadíos, los andalusíes eran grandes expertos.


Abbás Ibn Firnás se lanzó en su primer intento desde el alminar de la Mezquita de Córdoba en el año 852


Un bello entorno histórico y didáctico comienza a fluir a través del antiguo río Betis romano [posterior Wad al Kabir andalusí] por donde navegaron tartesios, romanos y andalusíes que irá cohesionando una fundamental huella cultural que ha contribuido a templar y forjar durante siglos nuestra identidad colectiva y nuestra manera de ser.  


Alcorques en el Patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba


Algunas pinceladas sobre la Mezquita de Córdoba

La Mezquita de Córdoba con 23.400 metros cuadrados llegó a ser la mezquita más grande del mundo después de la Meca. Tiene 19 puertas y 888 columnas en su origen. El símbolo de Al Ándalus y del Magreb [“Al-Maġrib «lugar por donde se pone el sol», el Poniente o la parte más occidental del mundo árabe] es el octógono o doble estrella, dos cuadrados que forman una estrella de ocho puntas [símbolo de la alquimia] como la que forma la cúpula de la mezquita. El número 8 es un número místico para los musulmanes. Cuando se construye la Catedral cristiana [1580-1706] desaparecen 80 columnas. En las mezquitas aljamas el rezo del viernes era válido.



Todas las mezquitas del mundo están orientadas hacia la Meca salvo la Mezquita de Córdoba. Aunque existen teorías para todos los gustos sobre su orientación, es digno de destacar algunas de ellas:

Una teoría nos cuenta que los astrónomos del siglo VIII no tenían la altura de miras que demostrarían sus colegas del siglo X al orientar correctamente sus mezquitas aljamas.

Otra de ellas nos dice que Abderramán I en el año 875 inició la construcción de la Mezquita Aljama sobre los restos de una antigua Basílica visigoda de San Vicente Mártir que a su vez se encontraba sobre un templo romano dedicado al dios Jano.

Existe otra teoría que nos habla de que la Mezquita de Córdoba no mira hacia La Meca sino a Damasco debido a la nostalgia que Abderramán I “Abd al-Rahman ben Muawiya al Dajil” -El Inmigrado- sentía por Damasco, expresada por él mismo en su poesía.


Medina Zahara. Centro de interpretación


En nuestra anterior visita al Centro de Interpretación de Medina Zahara nuestra retina captaba varios paneles ilustrativos entre los que brilla con luz propia la orientación de la Mezquita Aljama de Córdoba [norte-sur] en comparación con las otras mezquitas de Madinat al-Zahra orientadas correctamente en dirección hacia La Meca [sureste].

Lo que parece evidente es que los primeros musulmanes que “invadieron” la Spania visigoda no eran gentes de ciencia, al ser en su inmensa mayoría bereberes guerreros y su proceso de arabización estaba muy reciente. Por tal motivo, a comienzos de Al Ándalus existieron problemas para orientar de forma correcta el mihrab de las mezquitas, lo que explica que la mezquita de Córdoba, por ejemplo, tenga su mihrab mal orientado.

La tumba más famosa que se encuentra en la Mezquita de Córdoba es la del califa Abd al-Rahman I “Abd al Rahman ben Muawiya al Dajil” quien iniciara la construcción de la Mezquita de Córdoba. Otro de los califas que descansan en aquel sagrado lugar es Alhakén II [961-976] quien amplió y embelleció la Mezquita de Córdoba. Según algunos historiadores, es posible que también pudiera encontrarse en el Patio de los Naranjos la tumba de Almanzor “el azote de los cristianos”.

Aunque no es nada extraño que exista aún en esa España de sotana y sacristía algunas mentalidades de escaso cuño que han llegado a incluso considerar "inoportuno" denominar a la Mezquita de Córdoba como tal, con el único fin de ocultar su naturaleza islámica y colocarle el nombre de Santa Catedral, con lo fácil que sería utilizar la lógica y nombrarla como "Mezquita-Catedral de Córdoba".

¡Por qué será tan difícil para esa España rancia reconocer nuestros fuertes vínculos con la cultura andalusí que incluso llegara a forjar el primer Renacimiento en la Península Ibérica [en lengua árabe] llegando a ser el faro de Europa durante los tiempos de Abderramán III y Alhakén II siendo además receptores del legado griego e importante puente cultural entre Grecia y la Escolástica!

No pocos historiadores cristianos continúan adulterando la historia al considerar erróneamente Al Ándalus como un mero paréntesis en la Historia de España cristiana, no reconociendo que el primer Renacimiento que sacó a Europa de la sus propias tinieblas se dio en Al Ándalus, pero en lengua árabe. Demasiadas veces prima la propia ideología del historiador sobre el rigor histórico que se presupone debiera existir.


Fue muy grato para el que escribe estas humildes letrillas observar a muchos profesores explicar a sus alumnos "in situ" la civilización romana y andalusí. Córdoba llegaría a contar con un puerto fluvial durante ambas épocas. Estrabón y Plinio el Viejo hacen mención a que el río Betis era navegable hasta Córdoba [en embarcaciones de escaso calado].



Nuestra particular ruta de senderismo

Se sabe que ya existía la Puerta del Puente durante la época romana y se especula que en su parte superior existiera una estatua de la diosa Venus [diosa del Amor, la Belleza y la Fertilidad]. Durante la Edad Media la Puerta del Puente quedará arabizada como Bab-al-Qantara. Aunque perderá su valor religioso seguirá siendo el principal lugar de acceso a la medina y al zoco de la antigua Córdoba.



Nos esperaba el Puente Romano de Córdoba [siglo I a.C.] con dos milenios a sus espaldas protegido por la Torre de la Calahorra [qala´at al-hurriya] de origen islámico que fuera concebida para otorgar amparo a dicho puente [al-qanṭarah] y que posiblemente llegara a formar parte de la Vía Augusta.

Caminamos por la ribera derecha del Guadalquivir que regara las antiguas alquerías y almunias desde Córdoba hasta la antigua cora de Almodóvar [al- Mudawwar]  y Sevilla [Ishbiliya] hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda [Saluqa/Bahr al-Mada]. 


Noria de la Albolafia perteneciente al Molino homónimo
Se encuentra entre el Puente Romano y el Alcázar de los Reyes Cristianos


Observando en la ribera derecha del Guadalquivir la noria de la Albolafia con los antiguos molinos harineros nos podemos hacer una idea del gran conocimiento que los andalusíes tenían sobre los recursos hídricos al construir las azudas (as-sudd, presa), albercas (al beer-kah), los molinos con sus ruedas hidráulica o sigalla, para elevar el agua del río con sus cangilones y poder así encauzarla a una acequia destinada para riegos y fuentes, norias, aceñas o molinos harineros, aljibes, alcorques o agujeros alrededor de los árboles para almacenar el agua de riego, azarbes que eran acequias que transportaban las aguas sobrantes para devolverlas al río. En terrenos abruptos como la sierra utilizaba el cultivo en terrazas. En la agricultura, los andalusíes revolucionaron las tareas del campo con nuevos métodos de cultivo, injertos, etc…

Las huertas en Al Ándalus florecieron con nuevas hortalizas como la berenjena, la alcachofa, la endivia o el espárrago. Nuevas frutas como la granada, el melón, la sidra y los albaricoques que enriquecieron nuestra dieta mediterránea. Los andalusíes introdujeron la palmera ya que la única palmera autóctona de Europa era el palmito. 

Muy cerca del Puente Romano se encuentra la noria de la Albolafia como elemento icónico de la ribera del Guadalquivir, que fuera mandada a construir por el emir Abderramán II para elevar el agua del río al Alcázar andalusí. 


Molino de San Antonio cercano al Puente Romano de Córdoba,
 en la ribera izquierda del Guadalquivir

A lo largo de nuestro nuestra ruta senderista recorrimos varios molinos destacando el Molino harinero de San Antonio de época medieval ubicado en la margen izquierda del río Guadalquivir; el Molino de Enmedio, un molino hidráulico casi oculto por la vegetación de los Sotos de la Albolafia; el Molino de la Alegría de Córdoba ubicado en la margen derecha del río Guadalquivir, aguas abajo del puente de San Rafael en la azuda de la Alhadra e integrado en el Jardín Botánico de Córdoba que tiene orígenes andalusíes, siendo adquirido por la Diócesis de Córdoba a partir de 1272, tras la conquista de la ciudad por Fernando III el Santo en el año 1236. Cercano al Puente de Ibn Firnás, se encuentra el Molino de Casillas, también de origen islámico.

Los vientos alisios acercaban nuestra proa autodidacta a través de la ribera derecha el Guadalquivir que nos acercaba al Puente de San Rafael, por detrás del Jardín Botánico. 

A lo largo de nuestra ruta nos esperaba el Molino de la Alegría “al Farah" y también en el antiguo molino de río o aceña medieval de Casillas para hidratarnos y recuperar energías para seguir estimulando nuestra retina bajo el contexto de una grata ruta cultural que comenzaba a otear nuestro destino, el Puente de "Abbas Ibn Firnás" a 4,2 km desde el Puente Romano.


Molino de Pápalo, en Córdoba


Los Sotos de la Albolafia

Ha sido siempre un paisaje en constante movimiento por sus componentes naturales que han evolucionado a lo largo del tiempo en función de la dinámica fluvial en un entorno urbano. El río Guadalquivir, a su paso por Córdoba, ha prestado históricamente numerosos servicios: extracciones de grava y arena, transporte y comunicación fluvial, abastecimiento de huertas e industrias artesanales, soporte para el pastoreo, carboneo, pesca, caza y ocio desde tiempo de los Omeyas, como fuerza motriz para mover los molinos.

Las primeras isletas de grava se formaron por simple acumulación. La vegetación pionera colonizó los islotes incrementando los niveles de sedimentación apareciendo nuevas especies vegetales junto con el aumento progresivo de especies animales, sobre todo, de la avifauna.

Las aves se van reemplazando unas por otras en función de las estaciones: en invierno, conviven aves procedentes del centro y norte de Europa, como el cormorán grande, la garza real, el andarríos grande y la gaviota sombría. Entre las especies estivales se encuentran el avetorillo, el cernícalo primilla, el ruiseñor común y el choritejo chico. El milano negro, el alcaudón común, el papamoscas gris y la cigüeñuela son aves de paso. Y el Martín pescador, el ánade real, el pájaro moscón y la cigüeña blanca, especies sedentarias.

En el siglo XV muchos molinos harineros serán convertidos en batanes. En 2009, once Molinos en las riberas del Guadalquivir serán declarados B.I.C. [Bien de Interés Cultural].



Abbás Ibn Firnás

...Pero volvamos con nuestro protagonista que ha sido dotado con alas de envergadura por las páginas de la historia y que vivió en tiempos de Abderramán II [792-852] y su hijo Mohamed I [823-886]. Sería allá por el año 852, cuando nuestro protagonista con 42 años se lanzara en su primer intento desde el alminar de la Mezquita de Córdoba llegando a volar una corta distancia. Menos mal que su caída sería amortiguada por una gran lona aunque se produjo graves heridas.

Historiadores como Al-Maghribi, del siglo XIII, y Al-Maqqari, de principios del XVIII, recogieron la hazaña. Sin embargo,  Ibn Hayyán [987-1075] contará su proeza en su obra ‘Muqtabis II-1’ de principios del siglo XI:

«Algún maestro dice que se las había ingeniado para volar, vistiéndose de plumas sobre seda blanca y añadiendo unas alas de estructura calculada con las que pudo elevarse en el aire y volar desde la parte de la Arruzafa, yendo por el aire y evolucionando en él hasta posarse a gran distancia del lugar de partida. Su aterrizaje, sin embargo, fue malo, pues se hizo daño en el trasero. No tuvo en cuenta que las aves se posan echando el peso sobre el trasero. Asustó a los campesinos que le vieron volar y se hacían lenguas de lo que habían visto, sin saber qué era».

En el año 875 con una edad ya respetable para la época [65 años lo contemplan] siguió empecinado en volar y tras haber estudiado el vuelo de los pájaros se hizo confeccionar unas alas de madera recubiertas de tela de seda con plumas de rapaces lanzándose desde la torre de la Arruzafa, palacio construido por Abderramán I [Abd al-Rahman ben Muawiya al-Dajil “el Inmigrado”] en la falda de la sierra cordobesa desde casi 100 metros de altura, consiguiendo planear unos diez minutos hasta que cayó a tierra, aunque en esta ocasión sin consecuencias graves para su integridad física. Una multitud de cordobeses observarían con cierta incredulidad aquel gran acontecimiento. Sería el primer humano que observaría la Mezquita de Córdoba a vista de pájaro.


Retrato de Abbás Ibn Firnás
Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, Eulogia Merle



Al menos pudo contarlo. Por éste y otros hechos similares será universalmente considerado Abbás Ibn Firnás como precursor del vuelo y padre de la aeronáutica, ni más ni menos que seis siglos antes que otra figura de talla universal, como sería Leonardo da Vinci [1452-1519] y que no nos cansamos de recordar.

El paso de los siglos se encargará de convertir la figura de Abbás ibn Firnás en inmortal a pesar de que el catolicismo durante los siglos posteriores se encargase de ocultar en las páginas del olvido todo lo referente al mundo andalusí, la lengua árabe, sus logros científicos junto con las prestigiosas figuras como Averroes o Maimónides, que al no poder ser ocultadas, serán cristianizadas por Santo Tomás de Aquino como haría San Agustín con Platón y Aristóteles. 

Como botón de muestra de aquella intolerancia cristiana baste recordar la masacre antisemita  de Sevilla en 1391 o quema de libros en grafía árabe aquel 23 de febrero de 1502 en la Plaza de Bib-Rambla por orden del Cardenal Cisneros con el único objetivo de quemar y erradicar la memoria andalusí. 

Una verdadera ignominia que todavía recuerda anualmente la Plataforma Granada Abierta "Arde la Memoria" en la plaza de Bib-Rambla como espejo de su historia.




Aunque uno de los personajes históricos más célebres en el mundo musulmán sea el persa de los siglos X-XI Avicena [Ibn Siná] médico, filósofo y astrónomo, los andalusíes Maimónides, Averroes, Abulcasis o Abentofail de Guadix han pasado a la historia de la Edad de Oro del Islam sin olvidar que el inventor rondeño “Abbás ibn Firnás” fue además astrónomo, médico, químico, ingeniero, músico andalusí y poeta en lengua árabe.

El “Puente de Abbás ibn Firnás” de Córdoba en su honor tiene 365 metros de longitud con una anchura de 30,4 metros que atraviesa el río Guadalquivir [Wad al Kabir andalusí] en la variante Oeste de Córdoba, que une la A-4 que nos lleva a Sevilla y la A-45 [Córdoba-Málaga] con la N-437 [carretera del Aeropuerto].

Foto: Abdelkhalak Elfassi

El primer Renacimiento en Europa se dio en Al Ándalus en lengua árabe contribuyendo con más de mil traducciones de los clásicos griegos al árabe siendo llevadas posteriormente al latín por los eruditos cristianos. De este modo, fueron receptores del legado griego al traducir a célebres pensadores de la Antigua Grecia a la lengua árabe, lo que produjo un gran avance cultural y científico en contraposición con el oscurantismo del occidente cristiano.

Ibn Hazmn. Córdoba, 994-Montija (Huelva), 1064

Ibn Hazm, escritor, filósofo e historiador de teología y del derecho fue hijo de un alto funcionario de la corte omeya de Córdoba, que fue breve visir de Abd al-Rahman V al-Mistazhir.

Su familia era de origen muladí, su padre Ahmed gozó del favor de califa Hisham II y de Almanzor, trasladándose a Madinat al-Zahira, cuando Al Ándalus creía vivir aún su luna de miel. El bilingüismo tenía mucha importancia en la España musulmana pero el Oriente de Al Ándalus estaba en Occidente. Por defender la legitimidad omeya Ibn Hazm fue encarcelado y expulsado de Córdoba, huyendo a Almería y hacia su exilio en Játiva, escribió con 28 años un tratado de amor “El Collar de la Paloma [Tawq al-hamana]” hacia los años 412 y 413 de la Hégira [1022]. Es la mejor obra de Ibn Hazm y de toda la literatura arabicoandaluza. Al final, cansado de tantas luchas políticas internas y de su defensa de una de las cinco escuelas del islam [zahirismo], se retiró a su ciudad natal en Montija [Huelva], donde murió.

Ibn Hazm tenía un conocimiento amplio de todas las religiones monoteístas que culminan en el islam. Ibn Hazm defiende el valor de la ciencia y la razón como preparación para la fe. Y que por medio de la filosofía se puede demostrar la existencia de Dios. Si la economía era contraria al espíritu del islam, la teología y la moral formaban parte de la medicina del alma. Las ciencias las divide en: Teología, Historia, Filología, Matemáticas, Medicina, Astronomía, Filosofía, Poesía, Retórica junto con la Interpretación de los sueños.

Pero la obra de Ibn Hazm de Córdoba (994-1063), llegará a ser, no sólo arrinconada por las escuelas rivales sino también aborrecida por judíos y cristianos, siendo además olvidada por los traductores medievales. Han tenido que pasar muchos siglos para recibir el reconocimiento por sus grandes valores, similares al menos, a los Averroes y Maimónides.

A través de los escritos jurídicos de Ibn Hazm pueden rastrearse las huellas de una turbulenta época de Al Ándalus que le tocó vivir (la destrucción del Califato de Córdoba, las fitnas o guerras civiles y la suicida anarquía de los reinos de taifas). De haber nacido en otra época, su figura se hubiese convertido en la más floreciente y fecunda de las letras hispanoárabes.

Su padre Ahmed murió con 28 años para desgracia de su familia mientras la familia amirí soltaba amarras. En mayo de 1013 Córdoba se rendía a los bereberes [Sulaymán al Mustain era nombrado nuevo califa] entre el saqueo, matanzas y destrucciones de Córdoba.

En medio de tanta anarquía, muchos habían abandonado la causa omeya para abrazar las taifas. Ibn Hazm, entre continuos desengaños abandonaba el alfoz de Córdoba para dirigirse al Levante “al Sharq”, consagrándose a la ciencia jurídico-teológica. Su pensamiento no pudo anclar en el angosto pensamiento del maliquísmo que denunciaba continuamente a eminentes pensadores como corruptores del pueblo y peligrosos para la fe prohibiéndoles sus enseñanzas.

Marrakusí nos da una importante cifra de 80.000 folios escritos de la mano de Ibn Hazm, que formaban 400 volúmenes, obras de primerísima importancia en la ciencia musulmana, que sólo en la ciencia europea del siglo XIX han podido encontrar paralelo, entre escritos filosóficos, jurídicos, teológicos, históricos o literarios. A él se le debe la primera y breve historia literaria de Al Ándalus y el primer intento reivindicador de las glorias españolas. Un trabajo titánico entre viento y marea cuando Ibn Hazm era el blanco de todos los odios e incomprensiones y objetivo de todos los reyezuelos y anatema de las autoridades religiosas mientras otros disfrutaban del favor oficial de los malikíes.

Ibn Hazm vivía en el siglo XI entre insultos de la doctrina malikí que quemaba sus libros. Los estudiantes tenían prohibido leerlos mientras las discusiones de los escolásticos cristianos rara veces salían de los claustros de las universidades. Ibn Hazm acorralado era producto de la envidia por el sabio, pasto de las murmuraciones, cebo de las calumnias y blanco de los ataques contra su honor, llegando a imputarle cosas que no había ni siquiera pronunciado. A partir de la crisis del Califato, el autodidáctico Ibn Hazm de enorme talento será difamado, estigmatizado y vejado callando sus méritos.

Permanecer aferrado al legitimismo omeya, le traerá no pocos sinsabores. Ibn Hazm [antijudío y anticristiano] aconsejará siempre la “taqiyya” o simulación [lícita siempre en el islam]

Se suelen distinguir dos épocas en la vida literaria de Ibn Hazm. Una hasta los 30 años dedicada a la política y a la literatura y otra hasta su muerte [abandonando la política para entregarse casi exclusivamente a la teología y al derecho.

Este verso se ha tomado como símbolo del islam andaluz:

Yo soy el sol que brilla en el cielo de las ciencias;
Más mi defecto es que mi Oriente es el Occidente…

La obra de Ibn Hazm de Córdoba será arrinconada por los cristianos y judíos pero también olvidada por los traductores medievales. Tendrá que esperar siglos para recibir el reconocimiento por sus grandes valores, iguales o superiores a los de Averroes y Maimónides.

Abulcasis [936 en Medina Azahara-1013, Córdoba / Abū ’l Qāsim Khalaf ibn ‘Abbās al-Zahrāwī], fue un médico y científico andalusí, considerado el «padre de la cirugía moderna» y el mejor cirujano de la época andalusí. La obra principal de Albucasis es el al-Tasrif, una enciclopedia de medicina práctica de treinta volúmenes.


"La ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio, y el odio a la violencia. Esta es la ecuación"
Averroes


Averroes [Ibn Rušd] [1126, Córdoba- 1198, Marrakech]. Filósofo y médico siendo cadí en Sevilla y cadí mayor en Córdoba, Intentó conciliar la filosofía aristotélica con la teología musulmana. Desarrolló un tratado de medicina más importante de su época.

Averroes era un gran defensor de la ortodoxia aristotélica. Las doctrinas de Avempace (1085, Zaragoza - 1138, Fez) y Averroes fueron bien conocidas en la Europa medieval e influyeron en Tomás de Aquino y otros escolásticos.



Monumento a Maimónides en la plaza homónima. Judería de Córdoba


Maimónides [Moisés ben Maimón] 1138, Córdoba-1204, Fustat, Egipto]. Judío sefardí considerado uno de los mayores estudiosos de la Torá en su época. Fue médico, filósofo, astrónomo y rabino en Al-Ándalus, Marruecos y Egipto donde murió.

En 1148 los intolerantes y rigoristas almohades conquistaron Córdoba y Maimónides tuvo que huir de al-Ándalus a Fez donde tendrá que emigrar de nuevo cinco años más tarde a Jerusalén y Alejandría para asentarse en 1168 en El Cairo donde morirá en 1204.

Al-Gafequi [¿?-1165, Córdoba]. Experto cirujano de cataratas del siglo XII. Tiene un monumento frente a la Facultad de Filosofía y Letras en Córdoba.

Pero el nuevo estado cristiano con el Cardenal Cisneros a la cabeza olvidará intencionadamente ocho siglos de cultura andalusí con Maimónides, Averroes, Abentofail o Ibn Hazm entre otros que formarán parte del primer Renacimiento europeo, pero en lengua árabe. Desde el 711 hasta 1492 la cultura predominante será la andalusí pero con la Toma de Granada por los Reyes Católicos con el Cardenal Mendoza a la cabeza, quedará demostrado que entraría primero en Granada la cruz antes que la espada.

La Iglesia obtendrá el monopolio de la educación desterrando el cristianismo la grafía árabe y aljamiada cuyo alfabeto se escribe desde la derecha a la izquierda, al igual que la lengua aramea, la que hablaba Jesús.



Abbás ibn Firnás fue un hombre con una inteligencia excepcional. Fue el primero en al-Ándalus en utilizar las complejas tablas astronómicas de Sind Hind y en desarrollar la industria del vidrio a partir del mineral; el primero en descifrar las reglas de prosodia del filósofo Alhalil y en construir una esfera armilar andalusí o astrolabio esférico; también construyó un reloj anafórico de gran precisión llamado Al-Maqata y el primer planetario mecánico de la historia. Fue además, el primer sabio musulmán que se conoce que introdujo la cifra cero [sifr, vació en árabe] en Europa.

La comunidad científica le ha reconocido como el primer ser humano en realizar un vuelo, aunque su artilugio no fuera impulsado por un motor. El sabio rondeño que soñó con volar cultivó casi todas las disciplinas del saber, tanto en el área de la investigación científica y técnica como en la creación literaria y musical.
  • En Bagdad, una gran estatua representa a un hombre alado en la carretera que lleva hasta el aeropuerto internacional, en el sur de la capital, mientras que un segundo aeródromo ha sido nombrado como el científico andalusí “Ibn Firnás”.
  • En Libia y España se han publicado sellos de correos con su nombre.
  • Por último, Abbás Ibn Firnás ha sido merecedor de pasar a la inmortalidad. La ciencia tuvo a bien poner su nombre a un cráter lunar en la cara oculta de la Luna "el cráter Ibn Firnás" que tiene un diámetro de unos noventa kilómetros.
El 14 de enero de 2011 se erige en Córdoba un puente de arquitectura contemporánea denominado “Puente de Abbás ibn Firnás”, obra del ingeniero José Luis Manzanares Japón simulando dos enormes alas.

Terminada nuestra ruta senderista, cultural y gastronómica [con treinta mil pasos] sólo nos faltaba desentumecer un poco nuestros frágiles huesos en una de las muchas tabernas "tabernaes" y tascas existentes en el casco histórico junto al Guadalquivir para degustar una buena cerveza [o tal vez dos] bien fría que nos hidrate y al mismo tiempo proporcione cierta envergadura a nuestras quebradizas alas dando las gracias a la diosa Ceres "cerevisiae" por tan preciada bebida cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.

Dentro de la dieta mediterránea forma parte por derecho propio el salmorejo cordobés, que tiene en su casco histórico hasta una calleja con su receta original en forma de azulejo [azzuláyǧ o ladrillito vidriado].



Receta:
  • 1 Kg. de tomates/200 gr. de pan/100 gr. de aceite de oliva virgen extra/1 diente de ajo/ 10 gr. de sal.
  • Decorar con huevo duro picado y trocitos de jamón [se agradece el ibérico].
En la época de Al-Ándalus ya se conocía  el gazpacho originario con pan a pellizcos pero sin tomate, pepino ni pimiento que no se incorporaron hasta el descubrimiento del Nuevo Mundo.

[El trigo (pan), la vid (vino) y el olivo (aceite) sentaron las bases en nuestra cultura, de lo que actualmente conocemos como la trilogía mediterránea].


El río Guadalquivir a su paso por el castillo de Almodóvar del Río [Al-Mudawwar]

Nos esperaba en el camino de vuelta hacia la tierra de Villalón la antigua Madinat al Zahra como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y Almodóvar del Río donde su imponente castillo a orillas del Guadalquivir oteaba nuestra presencia hasta acercarnos a Carmona [la antigua “Carmo” Romana]. donde degustamos un grato café en su bello parador. 

En la lejanía comenzamos a observar como referente la Sierra de Morón que nos indica que nuestro lugar de origen se encuentra cercano, en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco.


Desde el monumento a Abbás Ibn Firnás junto al puente que Córdoba le ha erigido en su memoria, para el blog de mis culpas...


Hubiese sido didáctico que el aeropuerto de Córdoba hubiese llevado el nombre del padre de la aeronáutica "Abbás Ibn Firnás".


P.D. Antecedentes en la mitología griega


Dédalo era un arquitecto y artesano muy hábil, famoso por haber construido el Laberinto de Creta. Dédalo con su hijo Ícaro son condenados al propio laberinto [por el rey Minos] y no pudiendo escapar ni por tierra ni por mar deciden recolectar plumas de diferentes tamaños, atando las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera, dándole al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro. Dédalo advirtió a su hijo Ícaro que no volase demasiado alto para que el calor del sol no derritiese la cera, ni demasiado bajo para evitar que la espuma del mar mojara las alas impidiéndole volar. Después de este consejo, ambos batieron sus alas y huyeron volando del laberinto de Creta al que habían sido condenados.

Pasaron por las islas de Samos, Delos y Paros entre otras, en el Mar Egeo. Entonces Ícaro comenzó a ascender. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y estas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró lamentando amargamente sus artes, y en su memoria, llamó Icaria a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído.

Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia, donde quedó bajo la protección del rey Cócalo.​ Allí construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios griego.


El "Hotel NH Córdoba Califa" nos recuerda algunas pinceladas andalusíes 


Curiosidades


Aprovechando el epílogo de nuestra marcha senderista, nos viene como anillo al dedo, que no hay nada más español y morisco que irse de tapas por la ruta de las tabernas de Córdoba. La tapa que acompaña al vino o a la cerveza no era en su origen más que una demostración pública del catolicismo, antisemitismo e islamofobia. Los taberneros [tabernaes] tapaban el vaso con tocino para aquellos que lo consumieran a los ojos de los demás no pudieran ser acusados de parecer moros o marranos.

Por tal motivo, en los lugares de asentamiento morisco se fabricaban vinos y licores y, sobre todo, se comían de una forma desproporcionada los productos derivados del cerdo. Y por la misma razón, en los pueblos serranos se airean las chacinas y jamones en la entrada de las casas para evitar las sospechas de los antiguos inquisidores.

En el año 1492 la nueva España integrista, intolerante, rancia y refractaria como idea de Castilla le helará el corazón a la España sefardí como prólogo de lo que ocurrirá más tarde con la población autóctona morisca, traumatizada y clandestina entre 1609 y 1614, que tuvo que soportar la pesada carga del exilio o en el mejor de los casos padecer la presión de los cristianos viejos acostumbrados a “tirar de la manta” para impedir que los conversos ejercieran trabajos destinados tradicionalmente a ser ejercidos por los “católicos de pura sangre”.

En algunas paredes del interior de las iglesias se colocaban grandes lienzos denominados mantas, donde estaban escritos los nombres de las familias de conversos. Colgar un sambenito a comienzos del siglo XVI equivalía a culpar injustamente a la población conversa y por consiguiente, a que la Inquisición los tuviera en el punto de mira por si era necesario "tirar de la manta".
En Andalucía es una tapa tradicional el pincho moruno, como presunta herencia islámica con la salvedad de que aquí se prepara con carne de cerdo.


Es posible que la ciudad de Ronda tenga una asignatura pendiente con su paisano Abbás ibn Firnás, cuyo nombre llegó a formar parte con letras mayúsculas del primer Renacimiento de Europa en grafía árabe junto a figuras de enorme talla como Maimónides, Averroes o Abentofail entre otros muchos que elevaron la ciencia a cotas inimaginables en su época. 

Si un cráter de la Luna lleva el nombre de "Ibn Firnás" y un hermoso puente ha sido nombrado con su nombre en Córdoba, sería didáctico que en su tierra natal "Ronda" pudiera ser inmortalizado el genial científico y sabio rondeño de la antigua Al Ándalus [que llegara a ser el faro cultural de Europa] para que perpetúe su memoria.

Como curiosidad cabe destacar que la prestigiosa marca de coches Rolls-Royce se inspiró en el año 2013 en el puente "Abbás Ibn Firnás" de Córdoba para un coche de lujo que se comercializa en el mundo árabe. 

El puente de Córdoba se ha convertido en un símbolo de convivencia y tolerancia que hubo durante la época andalusí y cuya idea podría exportarse al mundo, que en los tiempos que corren sería didáctico, ya que los puentes son vitales para la unión entre los pueblos.


Hasta tal punto ha calado la época de esplendor califal en la Memoria Colectiva de Córdoba que incluso la portada de su famosa feria de mayo se encuentra inspirada en la Mezquita-Catedral de Córdoba con su torre campanario [antiguo alminar] entre el bosque de columnas y pilares de doble arcada con arcos polilobulados con alternancia de colores rojo y blanco.

Al final de nuestra intensa jornada de senderista, cultural y gastronómica, nos quedaba visitar la Feria de Córdoba [atravesando el Puente Romano y el del Arenal] para estimular nuestra retina con su bella portada de estilo califal. 

Tras un merecido descanso y degustar una buena cerveza fría en una de sus casetas se nos vino al pensamiento la expresión "El mundo es un pañuelo" al encontrarnos con nuestro paisano Mario, a quien saludamos con cariño. 

..¡Y es que hay gente de Morón por todas partes!



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Omar Ben Hafsún, "El último bandolero andalusí"

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Cuarto milenio. Curiosidades de la Mezquita de Córdoba