martes, 8 de octubre de 2019

París, en la retina machadiana

College de France, junto a la histórica Universidad de la Sorbona, en París

Cuando el grajo vuela bajo [porque hace un frío del carajo] en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco y de nuestra propia esperanza, colocamos nuestro sextante en el Aeropuesto de París-CDG para impregnarnos de los efluvios y reminiscencias que nos legara nuestro universal poeta y uno de los grandes colosos de la literatura española del siglo XX don Antonio Machado [símbolo del exilio español].

No sé quién dijo que París era "la ciudad de la luz". Pero durante la época que la visitamos, se nos ha proyectado como una bella ciudad pero gélida y gris, por las condiciones meteorológicas, aunque sin duda alguna, cargada de historia.

Cualquier retina quedará impregnada de los efluvios y reminiscencias machadianas que llegaron a proyectarse en el “College de France [donde en su tercera y definitiva estancia en París, Antonio Machado sigue un curso de filosofía de Bergson], la Biblioteca Nacional o el Molin Rouge en el barrio de Montmartre a su llegada a París, legendario cabaret de la Belle Époque [frente a éste conocerían los hermanos Machado a Oscar Wilde] entre otros muchos monumentos y museos como el Louvre y Orsay, cuya belleza brillan con luz propia junto a las riberas del Sena, testigo de su longeva historia y de nuestra grata visita en el 60º aniversario de nuestra llegada a la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco. 

Es indudable que el grajo no sólo volaba bajo en la capital del Sena, sino que llegaba incluso a posarse en los balcones [porque la verdad, hacía un frío de cojones].

Dedicatoria en el Panteón de París, a Henri Bergson.

Al pasar por el “College de France” en el V Distrito de París, uno de los centros de enseñanza más prestigiosos de Francia, la retina del recuerdo nos proyectaba aquella conferencia magistral que nos regalara Jacques Issorel en mayo de 2016 en la Casa de la Cultura de Morón en la presentación de su libro “Últimos días en Collioure, 1939 y otros estudios breves sobre Antonio Machado”, complementada más tarde en noviembre de 2016 con una lectura dramatizada “La milonga del destierro y los días azules” por el dramaturgo local Antonio Miguel Morales que de nuevo, contribuyeron a abrir y enriquecer nuestro apetito cultural para seguir oteando -en la medida de lo posible-, las huellas de nuestro Antonio Machado, y digo nuestro, porque ya forma parte por derecho propio de nuestra retina colectiva.





Visitar los lugares machadianos como Sevilla, Soria, París, Baeza, Segovia, Rocafort y atravesar los Pirineos hasta llegar a Collioure como epílogo de la vida de Antonio Machado, un hombre íntegro y decente -en palabras de Caballero Bonald que hago mías con su permiso-, será sólo la consecuencia de haber emprendido en tiempos pretéritos la “ruta machadiana”, como verdadero legado cultural de uno de los poetas más significativos de la Generación del 98, y que permanece perenne en el imaginario colectivo como hombre bueno, en el sentido más aséptico del término. En definitiva, uno de los colosos de la literatura española del siglo XX, con el permiso del inolvidable poeta y dramaturgo universal Federico García Lorca, al que Machado le dedicó una inmortal elegía.

Nada haría presagiar en este momento histórico el luctuoso destino que llegara a helar el corazón de Lorca, convertido en el símbolo de la represión franquista y Antonio Machado, en el símbolo del exilio, años más tarde. El mismo devenir le esperaba a una de las dos Españas.

Primera visita a París, en 1899
La primera visita a París la realizó Antonio Machado con 21 años cuando aún no había terminado el bachillerato mientras su hermano se había licenciado en Filosofía y Letras el 8 de noviembre de 1897. Esta etapa de exploración estuvo marcada por una vida cargada de bohemia con escasos recursos junto a su hermano Manuel que ganaban lo justo para ir sobreviviendo realizando una vida muy de calle, entre cafés. 

El único vicio que se le conoce a Antonio Machado bajo su “torpe aliño indumentario” era el dichoso tabaquismo “ese beso mortal”, que influirá en el deterioro de su salud. 

Manuel Machado se enamora de la bohemia de París mientras su hermano Antonio va afianzando la lengua francesa. El ambiente de París no le gustaba a Antonio. Sin embargo, para Manuel Machado solo había dos ciudades habitables en el universo: Sevilla y París. 



Los hermanos Machado visitaron en su primer viaje a París el antiguo y mítico cabaret Moulin Rouge, donde conocieron a Oscar Wilde. En esa primera época en París escribiría en la revista satírica “La Caricatura”. Antonio Machado frecuenta con asiduidad la Biblioteca Nacional en París casi todos los días de la semana, leyendo a los clásicos como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, etcétera. Es en esa época cuando conoce a Pío Baroja, descubrieron al poeta francés Paul Verlaine y al poeta Jean Moréas.

El 21 de abril de 1898 Estados Unidos declara la guerra a España tras la voladura en el puerto de la Habana del crucero norteamericano “Maine”, percance achacado sin pruebas a Madrid. La flota española ha sido destruida en Manila por los buques norteamericanos -400 marinos españoles muertos por ninguna baja yanqui-. El 3 de agosto de 1898 la derrota en Santiago de Cuba sella la tragedia. "Ese fue el pago que daría Estados Unidos a España por el apoyo a su independencia".

En la guerra de Cuba que dio lugar al "Desastre del 98” se perdieron los últimos jirones de nuestro Imperio, las últimas colonias del Imperio más grande y efímero jamás conocido. La pérdida de Cuba significaría el epílogo de un gran Imperio al carecer de una marina con garantías que la pudiera defenderse de la marina de Estados Unidos, más eficiente y con mayores recursos.

Fue una humillación nacional y una enorme pérdida de prestigio para España que despertó la conciencia a un grupo de escritores “Generación del 98” que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social como consecuencia de aquella irreparable pérdida de Puerto Rico, Guam, Cuba y Filipinas en 1898. Antonio Machado se encontraba en Sevilla cuando se enteró de la terrible noticia mientras el espectáculo de nuestros soldados lisiados y harapientos era patético.

Manuel Machado es una joven promesa de la poesía española y comienza a trabajar en París en 1899 para la Editorial Garnier donde Antonio irá algo más tarde con 24 años. París todavía era la ciudad del affaire Dreyfus y del impresionismo.

Cuenta Baroja en sus memorias que asiste en presencia de los hermanos Machado a una manifestación “dreyfusistas” y “antidreyfusistas”. Se produce una carga de caballería y en la desbandada, Antonio “con su torpe aliño indumentario” pierde el tacón de una bota.

“Era una época de desprestigio absoluto de España, de su política, costumbres y moneda que acompañaba a cada español en el extranjero”.
Pío Baroja

En París comenzaría Antonio a escribir "Soledades, en 1899" regresando a España en agosto con la intención de terminar el dichoso bachillerato a sus 24 años, a falta de las dos asignaturas -casualmente las de francés (primer y segundo curso) pero ya con el dominio adquirido, Antonio Machado termina el dichoso bachillerato en junio de 1900 con sobresaliente en francés. La carrera universitaria de Antonio Machado será tan larga como el bachillerato.

Dos meses después fallece su hermana Cipriana, la única hija del matrimonio Ana Ruíz y “Demófilo”. 

¡Hija de mi alma!...

El 25 de septiembre de 1900 aprueba Antonio el grado de Bachiller y el 3 de octubre de 1900 aprueba también el examen de ingreso en la Universidad de Madrid con “aprobado”.

Quién asume el liderazgo de aquélla juventud es Benito Pérez Galdós. A los 57 años era el novelista y dramaturgo de mayor éxito. Preocupado por la posibilidad de que invadan pronto España órdenes religiosas expulsadas de Francia escribiría una obra contra el fanatismo anticlerical “Electra” cuya protagonista lucha por afirmar su libertad personal frente al reaccionarismo católico representado por el siniestro beato Pantoja (de quién resultará ser hija ilegítima). El estreno el 30 de enero de 1901 es apocalíptico con manifestaciones a favor y en contra que produce feroces ataques contra la obra "Electra" la prensa de derechas, que para asombro de su autor se ha convertido ella misma en un nuevo “episodio nacional”.

Uno de los resultados del estreno de Electra fue la salida en Madrid el 16 de marzo de 1901 del primer número de una pequeña revista semanal "Electra", animada por un grupo de escritores como Ramón del Valle Inclán, Ramiro de Maeztu, Pío Baroja, Azorín y Manuel Machado como secretario.

La revista "Electra" arranca con una carta alentadora del propio Galdós para contribuir a la renovación de la sociedad española desde postulados mayoritariamente republicanos y anticlericales. A los redactores les consternan la inercia industrial de España con la excepción de Cataluña y el País Vasco, la baja calidad de la enseñanza a todos los niveles, el poder de la Iglesia y de su fanatismo, la injusticia social con los miserables jornales de los campesinos andaluces en primer lugar, el aislamiento secular de Europa, el aburrido turno pacífico entre liberales y conservadores en el poder. Hace falta en España una renovación se sensibilidades, una renovación política e industrial. Al cabo de tres siglos de silencio y de sueño, este pueblo empieza a moverse, quiere también hablar, escribe Maeztu en el número inaugural.

La revista "Electra" significó la iniciación pública de Antonio Machado como poeta y confirmó a Manuel como uno de los escritores más prometedores de su generación.

Santiago Ramón y Cajal en la Revista “Juventud” el 1 de octubre de 1901 en un artículo manifiesto “Horizontes nuevos” proclama la superioridad de la educación británica y norteamericana, basada en la noción “Mens sana in corpore sano” sobre la española.

Los educados por el sistema sajón avanzan por todas partes, ocupan y conquistan el planeta, convierten en esclavas a las demás razas cuando no las extinguen o aniquilan; los educados por el método latino ven en sus filas aclaradas de día en día, sus territorios pillados y arrebatados y columbran un porvenir triste y sombrío. Dios, solo cuenta “para sus altos designios” con las “razas fuertes e inteligentes”. España, al no haber sabido adaptarse a las “leyes de la naturaleza” se encuentra ahora postergada, sin confianza en el futuro.

Giner de los Ríos arremete contra la educación anquilosada que actualmente rige en España y ensalza la enorme variedad de iniciativas pedagógicas existentes en Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos, donde la investigación está a la orden del día.




Segunda estancia en París, entre abril y agosto de 1902

En abril de 1902 vuelve de nuevo a París Antonio Machado, no para ejercer como traductor en la Editorial Garnier sino para trabajar con un modesto empleo en el Consulado de Guatemala, país donde ha estado durante cinco años su hermano Joaquín, que en esos momentos emprende la vuelta a casa. Allí conoce a Rubén Darío, poeta ya consagrado con quien trabaría una gran amistad hasta su muerte, en 1916. 

En 1903 se publica su primer libro Soledades, elogiado por Unamuno. Se conoce muy poco acerca de la estancia de Antonio en París en su segundo viaje. Durante el verano, llega su hermano Joaquín, gravemente enfermo “solitario y pobre”. El reencuentro es jubiloso y Antonio abandona la capital francesa con su hermano Joaquín camino de Madrid, donde le esperan en la estación su madre Ana Ruiz, José y Francisco. El emotivo regreso de Joaquín al seno de la familia quedará reflejado en el poema de Antonio “El viajero” publicado en 1907.

A su regreso de París, Machado comienza su amistad con Juan Ramón Jiménez, a quien visita en el Sanatorio del Rosario de Madrid. Tendrán que pasar nueve años antes de que Antonio vuelva a pisar nuevamente las calles de París, pero en circunstancias muy diferentes.

Antonio Machado oposita a profesor con 31 años quedando en quinto lugar publicado por la Real Orden del 16 de abril de 1907 “Catedrático numerario de Lengua Francesa en el Instituto General y Técnico de Soria”.


El barrio más bohemio de París "Montmartre", plaza de artistas y pintores

Tercer viaje a París, en 1911


Desgraciadamente Antonio Machado se llevaría un mal recuerdo de su estancia 
en la capital francesa a causa de la enfermedad de su esposa Leonor.

El 18 de diciembre la Gaceta de Madrid anuncia que D. Antonio Machado Ruiz, catedrático del Instituto de Soria, se le ha concedido una pensión de un año, a partir del 1 de enero de 1911 "para realizar estudios de Filología Francesa en Francia, con 350 pesetas mensuales, 500 para viajes y 200 para matrículas”. Pero lo que quiere Antonio Machado es estudiar filosofía y asistir a las clases de Henri Bergson en el College de Francia.

La noticia e la concesión de la beca coincide con la publicación, en la revista madrileña La Lectura “Por tierras del Duero”, que reproduce Tierra Soriana, en su primera plana el 12 de enero de 1911.

En París, Antonio y Leonor se instalarán en el Hotel l´Académie, en el Barrio Latino -Rue Perronet, nº 2-, próximo a la Editorial Garnier, donde once años antes habían parado Antonio y Manuel. Para Antonio era el goce de volver a París con su joven esposa a su lado. Antonio Machado se moverá por dos centros culturales importantes: el Colegio de Francia y la Biblioteca Nacional.

Antonio Machado vuelve a ver en París a Rubén Darío. Además de sus tareas universitarias, trabaja con intensidad en la revisión y puesta a punto de sus poemas castellanos. Más adelante aparecerá “La tierra de Alvargonzález”. Machado seguirá colaborando desde el país vecino con “Tierra Soriana”.

Recordemos que Antonio Machado en esta época no posee título universitario, lo cual supone una desventaja seria para opositar a cátedras de prestigio. Quizás decide en París que, a su regreso a casa comenzará cuanto antes una licenciatura por libre en la Universidad de Madrid.

En su tercera y última estancia en 1911 se fue con su mujer “Leonor” recién casado. Es la estancia más feliz hasta que enferma su mujer en plenas fiestas del 14 de julio “Día de la fiesta nacional en Francia”. 

Y es entonces, cuando ocurre lo peor que podría imaginar Antonio Machado. El 14 de julio de 1911, cuando Francia celebra su fiesta nacional, su joven esposa tiene un vómito de sangre y se inicia el primer acto de la tragedia.

Don Antonio recorre su más doloroso vía crucis en busca de un médico. Nunca en su vida se sentirá más solo que hoy entre la multitud (...) Pero sabemos que el día siguiente, 15 de julio, fue trasladada a la Maison Municipale de la Santé, rue du Faubourg Saint Denis, 200, donde quedó debidamente instalada y atendida (...) Aquella estancia duraría 55 días “Leonor padece tuberculosis”. Antonio Machado se llevará muy deprimido a su joven esposa Leonor de regreso a España.

De repente todo cambió en la vida de la pareja. En la clínica, con Antonio siempre a su lado, Leonor recibe la visita de Francisca Sánchez, la compañera de Rubén Darío, y su hermana María. Después de mes y medio, los médicos le recomiendan al matrimonio que vuelvan a Soria, donde a su juicio el aire puro de la altiplanicie ayudará a la enferma. Antonio Machado no tiene dinero suficiente para pagar el viaje y el 6 de septiembre escribe a Rubén pidiéndole por carta un adelanto de 250 o 300 francos que le abonaría al llegar a Soria.

Darío envía enseguida el dinero y Antonio y Leonor salen deprisa de París, sin tiempo para despedirse del poeta. El 15 de septiembre de 1911, Antonio y Leonor regresan a Soria, noticia que recoge la prensa local. La rueda de la fortuna ha dado un giro brutal.

Ni en las peores pesadillas podría pensar Antonio Machado en la trágica muerte de su joven esposa ni años más tarde en la trágica pérdida de la Segunda República, con la que estaba comprometido éste hombre íntegro y decente hasta las últimas consecuencias y menos aún, podría pensar que la tragedia de la Guerra Civil le llevara por última vez a visitar Francia no para visitar de nuevo la Biblioteca Nacional ni el College de París, sino “ligero de equipaje” en el epílogo de su vida, en compañía de su anciana madre, Ana Ruiz recordando “esos días azules y ese sol de la infancia”.


Moluin De la Galette. Renoir. Museo de Orsay

Pero nos espera Soria “a orillas del Padre Duero”, que formará parte de otro interesante capítulo de nuestra “Ruta Machadiana”. Es evidente que sin nuestro protagonista y coloso de la literatura española del siglo XX Antonio Machado hubiese sido imposible de realizar dicha ruta.

Desde el barrio bohemio de Montmartre en París [cuyas calles y plaza ocupan plácidamente artistas y pintores] que fuera referente para grandes pintores como Renoir, Van Gogh, Matisse o Picasso entre otros, en un gélido día,  para el blog de mis culpas…