miércoles, 5 de noviembre de 2014

La inmortal Baeza de Antonio Machado




Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales.
Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así
tendréis una idea aproximada de vuestra estatura.

Antonio Machado

Una mañana soleada de otoño cuando la clorofila de los árboles va dejando paso al color ocre y amarillo anaranjado de sus hojas nos dirigimos hacia el paraíso interior de Andalucía, la provincia de Jaén con sus lomas de tierras trenzadas de verdes olivos que contrasta con el ocre de sus tierras.

Por tanto, nada mejor que irnos por los Cerros de Úbeda, (en el mejor sentido de la expresión) junto con la inmortal Baeza que inmortalizara don Antonio Machado, poeta universal y bueno en el buen sentido de la palabra, quién apodó a Úbeda como “la reina ” y Baeza como “señora”.



Úbeda y Baeza, dos joyas de Andalucía como legado en piedra y esplendor arquitectónico durante el periodo histórico fascinante del Renacimiento andaluz en los siglos XVI y XVII. El embrujo de dos ciudades repletas de historia que conservan la esencia de sus calles en su trazado original desde tiempos remotos y donde el tiempo aunque pasa, nos da la impresión que se detiene para deleite de los visitantes.

Baeza es el exponente de la arquitectura pública y del poder religioso, mientras Úbeda tiende hacia la arquitectura privada y el poder civil. Patrimonio monumental y artístico cimentado durante los siglos XVI y XVII. 



Las dos figuras más destacadas de aquellos tiempos fueron el hidalgo don Francisco de los Cobos (1480-1547), secretario del emperador Carlos I y consejero de su hijo Felipe II, y el maestro de cantería, escultor y arquitecto don Andrés de Vandelvira (1505-1575), autor de los más soberbios monumentos de ambas ciudades jiennenses y de la Catedral de Jaén.


Rosetón de la puerta occidental en la Catedral de Baeza

El conjunto arquitectónico de ambas ciudades ha sido considerado uno más hermosos de Europa como resultado del mecenazgo y autoafirmación de nobles y eclesiásticos de la época que favorecieron la construcción de templos, palacios y casas solariegas que se alzaron para deslumbrar al pueblo entre mares de olivos regados por el trabajo y el sudor jornalero. Eran unos tiempos donde el teocentrismo empezaba a dejar de ser el centro del universo para dejar paso a una nueva concepción del hombre como centro del conocimiento.


Úbeda y Baeza, un gran museo abierto del Renacimiento humanista español, cuyos postulados se exportaron al Nuevo Mundo-, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO el 3 de julio de 2003, lo que ha llevado a formar parte por derecho propio de las ciudades más selectas del planeta.

…Fuertemente amurallada bajo los árabes, Baeza –la Baetia romana- fue ganada y perdida numerosas veces por los cristianos y tomada de manera definitiva por San Fernando en 1227. Se convirtió entonces, por su posición estratégica, en una de las claves de la “Reconquista”. Tuvo su máximo esplendor durante el siglo XVI, cuando adquirió fama su Universidad, hermanada con la de Salamanca (también merece Baeza su apodo de “pequeña Salamanca” por el color amarillento de sus venerables sillares y la prevalencia del estilo plateresco). Vivieron temporadas en ella el beato Juan de Ávila, primer rector de la Universidad y “apóstol de Andalucía”, San Juan de la Cruz –que murió en la vecina Úbeda-, y Santa Teresa de Ávila. Luego, poco a poco, los nobles se habían ido a la Corte, o al Nuevo Mundo y habían dejado atrás sus magníficas casas solariegas. El golpe final se asestó en 1824 cuando cerró sus puertas la Universidad, cuyo hermoso edificio, con la Iglesia de San Juan Bautista al lado, se convirtió, en 1875, en Instituto de la Santísima Trinidad.

… Hoy se conserva tal cual la pequeña aula donde daba Machado sus clases de francés: la misma mesa, la misma pizarra, los mismos bancos. Cuando venía aquí el filósofo José Luis Aranguren siempre pedía, conmovido, que le dejasen sólo. No era para menos. Es tal vez, de todos los lugares machadianos, el que transmite la más densa carga emotiva, el que más nos hace sentir su presencia.
Esta tierra es casi analfabeta. Soria es Atenas comparada con esta ciudad donde aún periódicos se leen…No hay un solo periódico local, ni una biblioteca, ni una librería, ni aún siquiera un puesto de periódicos donde comprar los diarios de Madrid. ¡Qué barbaridad!.

La vida de Antonio Machado. Ligero de equipaje.
Ian Gibson



Entramos en la Baeza histórica por la Puerta de Úbeda que formaba parte del recinto amurallado de la ciudad. Posiblemente la mejor fortificada de la ciudad con su torre albarrana, muy útil para hostigar al enemigo en caso de rebasarla, con sus lienzos de murallas de la época andalusí que conducía al camino de Úbeda.

Nos dirigimos hacia la Plaza de Santa Cruz donde está ubicado la antigua Universidad de Baeza del siglo XVI donde Antonio Machado impartía sus clases de francés entre 1912 y 1919. Junto a éste edificio se encuentra la Iglesia de Santa Cruz, el Palacio de Jabalquinto y la Universidad Internacional de Andalucía, sede de Antonio Machado.


En 1915 Antonio Machado firmaría el Manifiesto aliadófilo solidario con la causa de los aliados, que defienden “los ideales de la justicia”, contra Alemania, sostenida por los germanófilos. 



Subiendo la cuesta de San Felipe Neri nos sorprende la hermosa Fuente de Santa María y la Catedral de Baeza, que según la tradición histórica está ubicada sobre el solar de una antigua mezquita mayor o aljama, con su bello entorno histórico entre callejuelas empedradas y angostas que nos retrotrae a tiempos medievales.



A través del Paseo de las Murallas pudimos contemplar entre poesías la cabeza en bronce de Antonio Machado esculpida por Pablo Serrano. De vuelta por las calles medievales hacia la Catedral paseamos por la calle Concepción, encontrándonos con el monumento al bueno de Antonio Machado leyendo sentado en un banco, lo que hizo que inmortalizara nuestra grata visita con algunas fotografías que permanecerán en la retina de nuestro recuerdo.


Antonio Machado a su llegada a Baeza encuentra una Andalucía provinciana y aburrida, que el poeta verá con ojos muy críticos. Vivió en ella desde 1912, -abatido por el dolor tras la muerte de su joven esposa Leonor Izquierdo en Soria, se refugia en sus clases de francés en la Universidad de Baeza y en los paseos baezanos fielmente reflejados en sus poemas hasta 1919, donde se marcha a Segovia. Baeza emana por tanto, reminiscencias del genial poeta sevillano Antonio Machado. 

Se conserva el aula en la que impartía clases de francés junto con los pupitres de la época y la mesa del profesor con el brasero y el perchero. La verdad es que se tiene que sentir una profunda emoción al encontrarse con el aula donde impartió sus clases, siempre ligero de equipaje don Antonio Machado, ejemplo de arquetipo humano de integridad y ética, síntesis de la cultura y antítesis de la guerra cuya obra pervivirá en la memoria colectiva del pueblo.



El poeta acaba sintiendo esta tierra como algo suyo:

“Campo de Baeza, soñaré contigo, cuando no te vea”…


En 1917 conoce a Federico García Lorca con quien mantuvo una gran amistad. Durante su estancia en Baeza, se lamenta amargamente de que apenas el 30% de la población supiera leer y que la ciudad estuviera poblada de mendigos y señoritos arruinados en la ruleta. Una vida de soledades acompañadas de las penurias de un docente en aquéllos tiempos pretéritos, al que la trágica guerra civil desgarra, como a decenas de miles de personas, con un dolor lacerante en su corazón acompañado de la enfermedad y el exilio cuyas trágicas consecuencias fueron su muerte y la de su madre en Colliure.

Antonio Machado fue un hombre sabio y un gran poeta que se vio forzado a escoger el exilio cuando estalló en España nuestra  vergonzosa guerra civil que pasados muchos lustros aún polariza sentimientos. Su último viaje tuvo lugar en la ciudad francesa de Colliure el 22 de febrero de 1939. Como siempre, ligero de equipaje…

Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

Pero Antonio Machado seguirá siendo inmortal cada vez que alguien recite uno de sus poemas porque aunque la vida sea efímera, este hombre bueno, en el buen sentido de la palabra permanecerá en la memoria colectiva del pueblo como tantos otros que vivieron un trágico final de su vida y que no merecían que sus corazones  fuesen helados por alguna de las dos Españas.

Antonio Machado confiaba en la bondad del ser humano. aunque su ateísmo le alejaba de la España más reaccionaria que tenían a Dios y a la Patria  como referente. La República supuso para Antonio Machado una llegada de aire fresco para construir una sociedad más justa y culta pero fue asaltada por el auge de los fascismos y la España reaccionaria.

Antonio Machado al igual que Federico García Lorca, eran la antítesis de la guerra y síntesis de la cultura.

Españolito que vienes al
mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.


Desde la inmortal Baeza para el Blog de mis culpas...


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