Recordando las excursiones realizadas con mi amigo Manolo al Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, situado entre Barbate y los Caños de Meca, muy cerca de Trafalgar, célebre por la batalla naval entre ingleses y españoles el 21 de octubre de 1805, cuyas consecuencias en tiempos de Carlos IV con su inefable Godoy llevó a la España de la época a un desastre político y militar al abrir una brecha profunda en nuestro poderío naval por donde se nos fue el mayor y más débil Imperio que jamás existió según el libro "La razón de Trafalgar" escrito por Hermenegildo Franco, capitán de navio de la Armada, que adquirí en una librería de Zahara de los Atunes, Cádiz.
Por la mañana temprano, casi siempre vamos al mercado a comprar fruta fresca y pescado para recuperar fuerzas después de una jornada apacible de senderismo.
En el parque natural de la Breña y Marismas del Barbate nos encontramos varios ecosistemas como son los impresionantes acantilados, pinares, marismas, medio marino, observado en todo momento por un océano Atlántico limpio y cristalino, con un color turquesa que deleitaba nuestros sentidos.
El acantilado cuya envergadura impone al que lo observa, posee un desnivel cercano a los 100 metros sobre el nivel del mar, de cuyas paredes brotan caños de agua dulce que se filtra entre rocas calcarenitas y margas hasta llegar a los pies de las pequeñas calas como las existentes en los Caños de Meca, donde todavía en los años 80 caían cortinas de agua y podía uno ducharse por las mañanas en una cascada natural según el libro "Blues de Trafalgar" escrito por un paisano de Morón José Luís Rodríguez del Corral.
Paseando por el sendero hacia su cota más elevada, nos lleva a la torre almenara, -del árabe almanára-, lugar donde hay luz, faro cuya misión era vigilar la costa y avisar de ataques enemigos, con humaredas de día o fuego durante la noche.
Paseando por el sendero hacia su cota más elevada, nos lleva a la torre almenara, -del árabe almanára-, lugar donde hay luz, faro cuya misión era vigilar la costa y avisar de ataques enemigos, con humaredas de día o fuego durante la noche.
Por si no fuera bastante, además nos encontramos con un bosque de pinos piñoneros, lentiscos, acebuches, romero e infinidad de plantas silvestres que dan un aroma intenso acompañado con un silencio relajante, sólo roto por el eco de los pájaros y el choque del mar contra el acantilado. El pinar de pino piñonero (Pinus pinea), desarrolla un papel fundamental en la protección de los suelos y fijación de las dunas sobre las que se asienta. Según pudimos leer posteriormente en un punto de información, la producción anual de kilos de piña oscila entre medio millón y dos millones de kilos.
El tajo que termina en el mar inaccesible para el ser humano, es el domicilio habitual de rapaces como el halcón peregrino, el cernícalo, el águila pescadora, las grajillas, las gaviotas etc…destacando entre su fauna la presencia del camaleón, lagartos, culebras de herradura y la víbora hocicuda, el meloncillo, la jineta, el tejón, el zorro, la liebre, el conejo o la comadreja.
Cuando llegamos a la torre del Tajo se puede observar una breve historia junto al monumento que decía lo siguiente:
La torre del Tajo tiene más de 13 metros de altura con más de 6 metros de diámetro y posee un tronco de cono con gruesos muros. Los habitantes de estas costas sufrieron durante siglos los ataques de piratas y corsarios que saqueaban sus poblaciones, lo que justificó desde muy antiguo la presencia de una red de torres que se extendía por el litoral sur-atlántico y mediterráneo andaluz con el objeto de prevenir y vigilar de los peligros a los pueblos costeros.
La torre del Tajo fue construida en el siglo XVI por Felipe II tuvo la misión de servir de vigía ante las incursiones de los piratas turco-berberiscos que por aquélla época asolaban las costas andaluzas. Junto a otras torres almenaras se conectaban entre sí formando un complejo sistema defensivo.
El humo de día y el fuego de noche era un procedimiento típico musulmán que existía en el litoral africano desde el siglo VIII. Se cuenta que en una sola noche podía llegar un mensaje desde Alejandría a Ceuta.
Es fácil poner a la imaginación en movimiento y pensar por ejemplo como se mandaban los árabes en la Edad Media información desde sus fortalezas, donde Morón tuvo importante alkevirato. Desde allí se observa el línea recta el castillo de Cote y desde éste las muchas atalayas existentes hasta llegar a la costa que en días sin niebla se podían transmitir mensajes a la costa africana para pedir ayuda militar en caso de necesidad.
Faro de Camarinal desde donde se observan las dunas de Bolonia |
Esta privilegiada zona geográfica cercana al Estrecho de Gibraltar -Gebel al Tarik-, ha sido desde tiempos remotos una encrucijada de pasos
migratorios como el atún rojo de almadraba (arte para la pesca del atún),
que ya desde los romanos (Baelo Claudia, Bolonia), constituyó su
principal fuente económica aunque su origen es de época fenicia y púnica,
alcanzando gran desarrollo en el mundo romano. Es una zona privilegiada de pesca gracias a la migración anual del atún, que pasa dos veces al año, mayo y julio, para desovar en el Mare Nostrum y que tienen en el Estrecho un paso obligado.
Siguiendo la ruta disfrutamos con el amigo Pepe de una espléndida vista desde el Faro de Camarinal, rodeado de matorral típico mediterráneo como palmitos, lentiscos, enebros y sabinas. Dicho faro está situado a 50 m. sobre el nivel del mar. Una torre vigía construída hace más de quinientos años con fines defensivos para transmitir señales que avisaban del avance de los piratas turco-berberiscos, que por aquéllas épocas asolaban nuestras costas. Desde el Faro de Camarinal se disfruta visualmente de la playa de Cañuelo, a la que se llega andando, en un espacio que todavía conserva su estado natural como playa virgen y que debemos proteger y cuidar entre todos.
Siguiendo la ruta disfrutamos con el amigo Pepe de una espléndida vista desde el Faro de Camarinal, rodeado de matorral típico mediterráneo como palmitos, lentiscos, enebros y sabinas. Dicho faro está situado a 50 m. sobre el nivel del mar. Una torre vigía construída hace más de quinientos años con fines defensivos para transmitir señales que avisaban del avance de los piratas turco-berberiscos, que por aquéllas épocas asolaban nuestras costas. Desde el Faro de Camarinal se disfruta visualmente de la playa de Cañuelo, a la que se llega andando, en un espacio que todavía conserva su estado natural como playa virgen y que debemos proteger y cuidar entre todos.
Maravillosa playa de Bolonia junto a la antigua ciudad romana de Baelo Claudia |
La pesca del atún de almadraba, su tratamiento y conservación, en salazón, constituyó una industria floreciente en toda la costa gaditana y fue la causa fundamental para el nacimiento y prosperidad de Baelo Claudia que ha llegado hasta nuestros días de una manera artesanal. También se observan delfines y tortugas bobas.
Antigua Baelo Claudia |
Terminamos la ruta en la playa de Bolonia junto a la antigua ciudad romana de Baelo Claudia, situada en la orilla norte del Estrecho de Gibraltar y emplazada en la parte oeste de la ensenada de Bolonia, entre la Sierra de la Plata y San Bartolomé, formando un arco que la dejan enmarcada entre montañas, de tal forma que el mar es su mejor medio de comunicación. Una playa de aguas transparentes con dunas de arenas doradas y bosques de pinos piñoneros, donde realizar senderismo es otra forma de hacer deporte y un placer rodeado de un magnífico entorno natural.
En las playas de Bolonia subimos a la cima de las dunas y observamos no muy lejos, de nuevo el faro de Camarinal que nos lleva de nuevo a Atlanterra en Zahara de los Atunes. Toda esta zona está llena de bunkers abandonados que controlaban el Estrecho en tiempos pretéritos.
Pero la cruda realidad nos sitúa de nuevo con la jungla de asfalto y el urbanismo especulador que contamina visualmente nuestros sentidos aunque de vez en cuando, la retina del recuerdo nos lleva virtualmente a recordar aquéllos días en que disfrutamos de esta zona privilegiada de la provincia de Cádiz, con aguas de color turquesa y que deberíamos todos disfrutar y proteger de tanta especulación urbanística, que nos lleva al despropósito y la sinrazón, tan sólo "por un puñado de dólares".
Playa de los alemanes cerca de Zahara de los Atunes. Cádiz |
Antigua Baelo Claudia