Solemne entrega del cinturón negro a algunos karatecas de Shotoyama por parte de nuestro sensei Manuel Serralbo en el Dojo Shotoyama
Foto. Frank Armellones
“No se deja de hacer karate cuando se envejece,
se envejece cuando se deja de hacer karate”
Dicho popular en el mundo del kárate
De cada mil personas que entran en una escuela de Artes Marciales, la mitad de los alumnos se retiran durante los primeros seis meses de práctica. Sólo doscientos completarán su primer año antes de rendirse. Cincuenta llegarán al segundo año y solamente diez completarán el tercer año de práctica. Menos de seis obtendrán el preciado cinturón negro primer dan y sólo tres el segundo dan. Y de éstos tres, sólo UNO será un SENSEI.
He de confesar que me encuentro en el ecuador de esa atalaya sexagenaria que me permite afrontar mi propio envejecimiento activo bajo esa privilegiada cifra de alumnos que pretende "hacer camino al andar" tras varios años de formación marcial [si mis frágiles naves me lo permiten].
Para el que escribe estas humildes letrillas sería un inmenso honor llevar algún día en el extremo de su cinturón el nombre de “SHOTOYAMA” en letras mayúsculas y en el otro, el nombre de pila que eligieron mis inolvidables progenitores [a los que venero]. Sería como si hubiese aprobado una asignatura pendiente que empecé hace no pocos lustros y por circunstancias nunca terminé.
Cuando un sensei entrega en el dojo a un alumno suyo el grado de cinturón negro, no cabe duda de que representa un inmenso honor, tanto para el instructor que otorga dicho rango como para quien lo recibe. Atrás quedan algunos años de entrenamiento, esfuerzo y constancia, mientras que un nuevo sendero de conocimiento se abre ante nosotros.
El maestro verá reconocido su trabajo que ha sido labrado durante muchos años mientras que el alumno recoge el preciado rango como fruto su entrega, disciplina y constancia cincelado durante un dilatado periodo de tiempo, no debiendo nunca de olvidar que aunque termina un camino por el que ha pasado a través de muchas postas, se inicia una nueva senda de formación, disciplina y respeto.
Aunque el joven karateca proyecte una luz muy fuerte en sus inicios para asimilar los fundamentos principales, tan sólo será una pequeña llama tenue, que irá alimentando para mantenerse siempre en armonía y equilibrio consigo mismo, aunque siempre centrada en su propio crecimiento personal.
“…Y recuerda, aunque un tigre sea viejo seguirá siendo un tigre”
Blog de Antonio Cuevas
Si algún compañero adulto por cualquier circunstancia no pudiera realizar algún ejercicio, no lo realiza. En definitiva, una hora de clase de karate [que es nuestra hora] nos sirve a los adultos para desconectarnos de la rutina diaria y disfrutar del karate como filosofía de vida.
Desde la experiencia que me otorga haber pasado el ecuador de mi propia senda sexagenaria, no cabe duda de que la solemne entrega del cinturón negro a algunos guerreros y guerreras de Shotoyama, ceremonia a la cual tuve el honor de asistir ayer, me proyecta alguna que otra reflexión tras haber sido sorprendido por la edad de jubilación ["iubilare" o saltar de alegría] que me permite seguir creciendo como persona, y que intentaré compartir con nuestros amigos.
Porque ya lo dijo el poeta Antonio Machado, aunque en otro ámbito "En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da", lo que nos sugiere que el conocimiento y la experiencia carecen de valor si no son compartidos con los demás.
Es cierto que nunca he pretendido ser el miembro más longevo del karate Shotokán en la tierra de Villalón [el único mérito es la edad]. Como también es cierto, que el tiempo pasa y como consecuencia, llega un día en que afloran las canas de plata que nos sorprenden cuando menos lo esperamos. El tiempo nos pasa anualmente facturas al cobro debido al aumento progresivo de nuestras limitaciones físicas con algún que otro dolor osteoarticular como consecuencia del desgaste de algún que otro cartílago, y que combatimos en la medida de lo posible con la práctica deportiva.
“Cuando tiene mayor peso en nuestra mente la nostalgia que los proyectos e ilusiones, nos sorprende la vejez. Y es que la vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, en palabras de Sabina, que cuando uno lo aprende ya somos mayores. Por ello, es necesario, mientras que las facultades físicas nos acompañen, de buscar ese envejecimiento activo a través del deporte que nos permite seguir creciendo. Y el karate cumple a la perfección dichas funciones”.
En el dojo me he sentido arropado siempre por el cariño de todos mis compañeros y compañeras karatecas, algunos de los cuales me dejan caer el cariñoso comentario que me recuerda que soy algo mayor que ellos:
“Ya quisiera yo llegar a tu edad practicando karate. Eso es una buena señal de que se ha vivido”.
La práctica del karate en una persona que ha superado la barrera sexagenaria e incluso septuagenaria, es muy buena para nuestra salud ya que se potencian los reflejos, nos aporta seguridad y mejora nuestra propia autoestima; también se progresa en flexibilidad y precisión mejorando la coordinación y el equilibrio, además de ejercitar nuestra memoria [al recordar "mil veces cien" los movimientos de las katas, tanto lentamente marcando los movimientos como "a full"], favoreciendo nuestro sistema cardiovascular. En definitiva, el karate contribuye a ralentizar de alguna manera nuestro proceso de envejecimiento y nos mantiene en forma.
Es digno de destacar la socialización dentro del dojo al aumentar nuestro círculo de amistades. En su conjunto, se percibe una mejora considerable en nuestra calidad de vida, lo que nos permite seguir creciendo como karatecas debiendo de tener presente que nuestro principal objetivo es llegar a ser mejores personas y superarnos a nosotros mismos.
Pero sobre todo, no competir con nadie, sino mejorar cada día como karateca:
“Hoy soy mejor karateca y mejor persona que lo fuí ayer, aspirando a mejorar mañana”.
Recuerdo cuando retomé mis clases en septiembre de 2020 tras una longeva ausencia del dojo. Contaba tan sólo 60 años de edad, pero había algo en mi interior que me empujaba a visitar la escuela Shotoyama de mi pueblo y preguntarle al sensei sobre mi intención de volver a retomar la práctica del karate [o al menos intentarlo], aunque con la moderación de una edad que comenzaba a ser ya respetable.
Sobre todo cuando observé a un karateca mayor de 70 años [nuestro inolvidable compañero Felipe] practicar dicho arte marcial como si fuera un zagal, con la mirada puesta en el senpai o alumno con mayor experiencia en el dojo que se coloca en primer lugar por su rango, gozando del respeto y cariño de todos los compañeros y compañeras karatecas.
El senpai a falta del sensei, es para los jóvenes karatecas “kohai” y no tan jóvenes guerreros de Shotoyama una especie de mascarón de proa que aporta y comparte sobre el dojo su amplio arsenal de conocimientos marciales.
Siempre que se entra o se sale del dojo al comienzo o finalización de las clases es necesario realizar el saludo "osu" en señal de respeto entre el maestro y alumnos. Se realiza en posición de firme e inclinando el tronco sobre 90º. Cuando se entra o se sale del dojo también se saluda "osu" al maestro Funakoshi en señal de cortesía y respeto.
Según el maestro Funakoshi, el término “shorín”, era ideal para las personas que imprimen mayor velocidad a sus movimientos mientras que el término “shorei”, lo era para las personas con mayor robustez, que aunque sean menos veloces imprimen mayor fortaleza a sus movimientos. Siempre será conveniente adquirir los puntos positivos de cada uno.
El motivo de subir primero con la pierna derecha en el dojo en posición "seiza" se debe a que los antiguos samuráis portaban la katana o el wakizashi en el lado izquierdo, evitando tropezar con ésta, y al mismo tiempo, dejaba espacio para su posible utilización en caso necesario.
Cada kata tiene su bunkai [aplicar los movimientos de las katas en combate real]. Nuestro sensei nos recuerda continuamente que nunca se puede dejar dormir un kata en su realización [como por ejemplo, altibajos en la concentración, velocidad, mirada, etcétera]. En Karate Shotokan la defensa es un ataque y el ataque una defensa. Y realizarlo con kime [concentración, poder mental y precisión] es fundamental.
A veces, me parece mentira que continúe manteniendo las alforjas cargadas de ilusión como si del primer día se tratara. Aún recuerdo con humildad mi época de kōhai o alumno con menor experiencia.
Tras una caída es necesario levantarse para seguir adelante, ya que la verdadera fuerza no estar en caer, sino en levantarnos con mayor sabiduría para seguir creciendo en todos los aspectos que forman nuestra personalidad.
Existe un proverbio japonés que dice: "Si te caes siete veces, levántate ocho [Nana korobi, ya oki] ", que nos recuerda la importancia de no dejarnos derrotar por los fracasos, ya que las caídas se presentan como una oportunidad para mejorar.
Según Funakoshi, Shorin ryu era una escuela ideal para personas de complexión más débil y más ágiles, mientras Shorei ryu era más adecuado para gente más robusta y fuerte. Por lo tanto, al pasar el que escribe estas letrillas de algún gramo de más [110 kg ni más ni menos] es de suponer que pertenezco a la clase “Shorei”.
Desde que se entra en el dojo aprendemos algunos términos de la lengua japonesa que iremos asimilando sin esfuerzo, y se convertirán en familiares.
· Yoi - Preparados
· Kamae - En guardia
· Hajime - Comenzar
· Yame - Detenerse...
· Seiza - Posición de sentarse sobre las rodillas
· Arigato Gozai Mashita ¡Muchas gracias!
· Bunkai - Aplicar los movimientos de los katas al combate real
· Kime ´- Alma del kata donde mente y cuerpo se fusionan
Línea vigente de "Karate Shotokan" en España hasta llegar a la tierra de Villalón
- Atsuo Hiruma [1941]. Primer Sensei de karate en España en 1966 y primer Sensei que tuvo José Herrera Muñoz.
- Osamu Nomura [1947]. Sensei de José Herrera, desde hace más de cuarenta años.
- José Herrera Muñoz. Sensei de Manuel Serralbo.
- Manuel Serralbo Gamero. Sensei del Club Shotoyama de Morón y del que escribe estas humildes letrillas.
Un cinturón negro manchado de sudor y deshilachado es el resultado del continuo sacrificio y cientos de horas de entrenamiento, esfuerzo y disciplina, pero también de muchas caídas. Cada gota de sudor caído en el dojo dará como resultado alcanzar la maestría.
Desde la pureza del cinturón blanco hasta la andadura del marrón que nos acercará al negro como inicio de un nuevo sendero pasarán algunos años donde la ilusión por seguir aprendiendo alcanzará cotas elevadas de disciplina, respeto, actitud, compromiso, constancia y formación integral.
Si el karate es el camino de la vida, los cinturones [obi] a través de sus diversos colores forman una especie de arco iris donde la formación integral brilla con luz propia. El color de un cinturón indica el nivel de aprendizaje del alumno.
- La retina del recuerdo me proyecta el mes de octubre de 2020 cuando mi sensei me entregaba el cinturón verde, tras su examen correspondiente, embargándome una gran alegría. Comenzaba a dar mis primeros pasos en el Dojo tras el cinturón naranja. El continuo entrenamiento junto a la constancia daban sus primeros frutos.
- También recuerdo aquel 25 de octubre de 2021 “Día Mundial del Karate”. Nuestro sensei Manuel Serralbo, tras su examen correspondiente, me entregaba el cinturón azul, embargándome de nuevo una gran alegría que contribuía a recargar de nuevo mis pilas. Aquel día entendí que debemos adaptar el karate a nuestras propias limitaciones físicas [62 años contemplaban ya al que escribe estas humildes letrillas].
- El 23 de abril de 2025 [con 65 años y ocho meses] me examinaba nuestro sensei de cinturón marrón como paso previo al día en que tenga que enfrentarme a un tribunal de grados donde pueda tener la grata ocasión de templar los nervios para poder conseguir el cinturón negro como inicio de un nuevo sendero. Un tribunal que no te va juzgar por ser más o menos alto, ni más o menos guapo, sino por los verdaderos conocimientos marciales adquiridos a lo largo de muchos años. Ese es el único camino.
Obtener el cinturón marrón significa poder demostrarle a nuestro estimado sensei que se dominan perfectamente al menos, las cinco katas fundamentales [Heian Shodan, Nidan, Sandan, Yondan y Godan] y dos katas superiores, como por ejemplo, Bassai Dai “Asalto a la fortaleza” y Ji´ín “Piedad y sombra”, entre otros conceptos. Además, el que escribe estas humildes letrillas, tenía preparada la kata Tekki Shodan “Jinete de Hierro”, por si estimaba nuestro sensei pedir alguna otra.
Dicen las páginas del karate que las katas Jitte, Jion y Jiin, pudiera tener raíces budistas.
Al finalizar la prueba el sensei nos entregaba un diploma firmado con el símbolo de Karate Shotokan que guardaré con el máximo cariño.
Dice nuestro sensei que tras una correcto entrenamiento de las katas fundamentales y superiores, será didáctico conocer su origen, significado, estilo, etcétera. Por ejemplo, la kata superior "Bassai dai" es una kata muy explosiva que significa, arrancar las piedras de la fortaleza o destruirla. Su origen es posiblemente chino con variantes de Okinawa y de estilo, shorin, una kata superior muy dinámica con movimientos rápidos. Y así sucesivamente, ya que es bueno la fusión entre lo deportivo con la historia del estilo Shotokan.
Siempre me he preguntado los diversos colores que existen dentro de los niveles más elevados dentro de las artes marciales. Los instructores que se encuentran entre el 1º y 5º Dan utilizan el cinturón negro y se denominan sensei.
Del 6º al 8º Dan utilizan el cinturón rojo y blanco, mientras que el 9º y 10º Dan utilizan el cinturón de color rojo intenso.
Del 6º al 10º Dan se conceden por méritos adquiridos. A partir del 5º Dan los instructores se denominan Shihan [“shi” (profesor, experto), y “han” (ejemplo, modelo a seguir)]. Alcanzar estos niveles significa que se ha llegado a “Toda una vida dedicada al karate”.
En Japón, según la Dai Nippon Butokukai “La Gran Sociedad Japonesa de las Virtudes Marciales”, las artes marciales adquieren otra dimensión similar a la docente:
- RENSHI. Es el reconocimiento de «persona pública» siendo necesario ser 6º Dan y tener, al menos 40 años. Es un título equiparable a una Licenciatura.
- KYOSHI. «Persona que enseña». La edad y grado mínimos son 48 años y 7º Dan. Equivaldría a un Máster universitario.
- HANSHI.- «Persona ejemplar» debiendo tener al menos el 8º Dan y 58 años o más. Es como un Doctorado universitario.
- MEIJIN.- «Gran Persona». Es el grado más alto que otorga la Dai Nippon Butoku Kai. Sólo unos pocos Hanshi ostentan este honor, y son personas que han consagrado toda su vida a las artes marciales y a su comunidad.
Para el que escribe estas humildes letrillas fue un honor poder fotografiarme con José Herrera Muñoz (Pepín) 8º Dan de la Federación Española de Karate, en los Juegos Deportivos Municipales de Sevilla, el 21 de enero de 2024.
Altos vuelos docentes que tan sólo se encuentran al alcance de grandes maestros ubicados en el Olimpo de las Artes Marciales. Merece la pena seguir entrenando con la máxima humildad, disciplina y constancia “se hace camino al andar diría el poeta” para emprender un nuevo sendero que nos acerque a una óptima formación integral.
A las katas superiores que más cariño les tengo por adaptarse mejor a mis limitadas condiciones físicas son:
Basai dai, Kanku sho, Jitte, Ji´in, Enpi o Tekki Shodan
En el Karate Shotokan existen 26 katas oficiales:
- 5 Heian fundamentales (Shodan, Nidan, Sandan, Yodan, y Godan)
- 3 Tekki (Shodan, Nidan y Sandan).
Y 18 katas superiores:
Bassai dai y Bassai sho, Kanku dai y Kanku sho, Enpi, Jion, Jitte, Hangetsu, Gankaku, Sochin, Ji'in, Jitte, Ninjushiho, Meikyo, Unsu, Wankan, Gojushiho dai y Gojushiho sho.
Y unas diez katas no oficiales. El buen karateca deberá al menos, si no dominarlas, conocerlas [de estilo Shotokan]. Aunque las practicamos todas, siempre se tienen más trilladas las fundamentales con cuatro o cinco superiores que más se adaptan a nuestras características físicas o técnicas.
Decía el maestro Nomura [en palabras de mi sensei Manolo Serralbo] que en katas como Kanku dai [“KAN” mirada, observar “KU” cielo. “DAI” grande], vendrían reflejados todos los fundamentos del karate.
Es el más largo de los katas de estilo Shotokan y representa la defensa y contraataque frente a ocho adversarios. Parece ser que Kanku dai era supuestamente el kata favorito de Funakoshi. Lo realizó durante su demostración para el Príncipe Hirohito en 1922.
En el karate Shotokan se utilizan posiciones fundamentales como Zenkutsu, Kokutsu, Kiba Dachi. Se utiliza además el Gyaku Tsuki, Tettsui y Uraken Uchi, Mae Geri o patada frontal, Yoko Geri o patada lateral, entre otras. El kata tiene un gran trabajo de defensas, desplazamientos y giros de piernas, predominando siempre el “kime” o alma del kata donde se fusionan el cuerpo y la mente.
Para llegar a la obtención del grado de cinturón negro es necesario tener aprendidas las nociones teóricas básicas [fundador del karate Shotokan, posiciones fundamentales del karate shotokan "Zenkutsu-dachi, Kokutsu dachi y Kiba dachi, entre otras", conocer el fundador del karate estilo shotokan, etcétera], cinco katas fundamentales, tres katas superiores a elegir por el aspirante, la serie tekki [Shodan, Nidan y Sandan] así como el bunkai o desglose de las técnicas que comprende una línea de kata con un compañero que ataca [tori] y otro que defiende [uke].
No cabe duda de que el karate es un arte marcial apto para todas las edades y el sensei como docente en dicho magisterio posee la suficiente altura de miras para adaptarlo a las limitaciones de sus alumnos [adultos en este caso], alimentando con pequeñas alícuotas diarias nuestra formación integral.
Para los alumnos, el sensei ejerce una importante labor pedagógica, y por tanto, será un modelo a seguir a través de su conducta y cercanía. Es de agradecer que comparta con nosotros sus amplios conocimientos y reflexiones.
Tras asimilar las katas fundamentales es necesario adaptarse dentro del dojo de “Shotoyama” a las katas superiores, después de repetirlas "mil veces ciento", con la mirada siempre proyectada sobre el senpai o alumnos con más experiencia.
Un cinturón Negro es un lienzo en Blanco que espera sus primeras pinceladas marciales para convertirse en un cinturón Amarillo que si no abandona y se supera conseguirá el cinturón Naranja como primer paso para alcanzar el cinturón Verde, para continuar aglutinando conocimientos que le hagan crecer al karateca.
Escuchando a su sensei conseguirá dominar su ego, para convertirse en un cinturón Azul, que le permitirá llegar Marrón, como primer paso del inicio de un nuevo sendero que supondrá llegar al negro, convirtiéndose en un verdadero karateca con la ayuda de su sensei.
EL CINTURÓN NEGRO REPRESENTA EL COMIENZO DE UN NUEVO SENDERO DE DISCIPLINA, DE TRABAJO Y DE BÚSQUEDA DE NORMAS CADA VEZ MÁS ELEVADAS.
Perder algunas facultades físicas no significa que tus conocimientos sobre las artes marciales hayan desaparecido. Al contrario, los que somos algo más longevos tenemos al alcance de la mano adquirir un gran arsenal de conocimientos que tenemos a nuestra disposición sin olvidar que es necesario hacer buen uso de ellos.
El maestro FUNAKOSHI afirmaba que el propósito del Karate es la perfección de nuestro carácter, y que nunca se es demasiado viejo o se está demasiado herido para seguir mejorando el carácter.
Decía Funakoshi que "el sensei no sólo enseña técnicas, sino que protege el espíritu del karate. Por eso, cada falta de respeto al arte es una herida en su corazón".
Cuando se entra por vez primera en un dojo para realizar artes marciales sorprende al principiante el grito "kiai" realizado por los karatecas. Es una respiración profunda que brota del diafragma donde se ubica el centro de energía de todo el cuerpo y nos ayuda a liberar la tensión y el estrés acumulado durante toda la jornada de trabajo. Dicho grito forma parte no sólo del misticismo oriental sino también de la intimidación que puede ejercer dicho grito sobre el oponente.
"Ki" significa espíritu y "Ai" unión o armonía, es un grito donde el karateca intenta sacar del combate a su oponente utilizando la máxima potencia liberando energía.
Un buen kiai en el momento adecuado penetra en la mente del oponente perturbando su kamae o posicionamiento físico y mental. Cada kata posee uno o varios "kiai" aunque no pocas veces, el karateca incorpora alguno más, que emerge del alma.
Los antiguos samuráis utilizaban el grito "banzai" con fines similares en combate. Los generales solían emitir gritos que eran respondidos por las tropas como demostración de que estaban preparados para guerra, y no pocas veces se ahogaban con los gritos del dolor del combate. Por tal motivo, las artes marciales son tradiciones ancestrales que fueron escritas con sangre y como tales deben ser respetadas no debiendo de olvidarse nunca el origen de las mismas.
La palabra "kiai" se compone de ki que significa energía vital, y a(i), que significa coordinación. Por tanto, kiai significa la unión de toda tu energía interior, que se libera al concentrarse toda la energía mental en un punto para tener la capacidad de vencer emociones como el miedo, la ira o la ansiedad, canalizando nuestra energía.
El grito “kiai” no sólo hace que controlemos mejor la respiración sino que intimida al oponente, desconcentra al adversario, dificultándole su respuesta.
Las reuniones de convivencia contribuyen a cohesionar aún más a este sólido grupo de guerreros y guerreras, que nos convierte en una verdadera familia.
¡También quiero agradecer los encuentros con otros maestros de karate que invita “Shotoyama” y que nos produce más alegría que la manzanilla en rama de Sanlúcar!
No quiero olvidarme tampoco del sempai [alumno con mayor experiencia en el dojo] que nos dieron las clases de karate a falta del sensei, que con su arsenal de conocimientos siguen aportando un importante grano de arena en la escuela Shotoyama.
Nos explicaron el kihon o movimientos repetitivos de una o varias técnicas de defensa y ataque, así como el bunkai o desglose de las técnicas que comprende un kata.
Por todo ello y para que conste donde proceda, la escuela Shotoyama [con su sensei Manuel Serralbo a la cabeza y su senpai Diego] ubicada en la tierra de Villalón es considerada como una familia marcial que se proyecta a los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía e incluso brilla con luz propia en los foros internacionales.
Será todo un honor pertenecer algún día a ese 0,6% de alumnos que no abandonan y emprenden un nuevo sendero como proceso de un continuo aprendizaje.
Desde el Club Shotoyama ubicado en la tierra de Villalón, para el Blog de mis culpas…
P.D. El tigre como símbolo del karate Shotokan se le debe al pintor Hoan Kosugi, que fuera amigo y alumno del Maestro Gichin Funakoshi, al cual se le debe el primer libro sobre el karate “Ryu Kyu Tempo Tode”, escrito en 1922, pero sus planchas fueron destruidas por el fuego de un terremoto, en 1923. Su amigo Kosugi prometería a Funakoshi que si escribía un nuevo libro, él le haría su diseño. Sin pretenderlo, aquel dibujo en la portada [un tigre enrollado dentro de un círculo se convertiría posteriormente en el símbolo del karate estilo Shotokan]. El libro vería la luz en 1935 bajo el título “Karate do Kyoan”.
El término “Shoto” significa “pino que se balancea” y era el pseudónimo que el maestro Funakoshi había escogido en su juventud para firmar sus poemas. Posteriormente serán sus alumnos, los que en honor a la memoria de su maestro llamarán bajo el término “Shotokan” al dojo donde realizarán sus entrenamientos del Karate-do.
"Tora no Maki" en japonés se traduce como "El rollo o el Libro del Tigre", ya que en la época de Funakoshi los libros, pinturas, caligrafías, ilustraciones e incluso textos como obras de arte se escribían tradicionalmente en rollos de papel. Si la escritura en rollos era en posición horizontal se denominaba "makimono" y si era en vertical "kakemono".
El logotipo del Tigre posee un profundo significado ligado a la filosofía del estilo Shotokan, pero también la calma y el control
El Tigre simboliza la fuerza, el coraje y el poder. Una fuerza que debe ser restringida, y solo ser usada si es absolutamente necesaria.
El Círculo. El círculo representa la perfección, la continuidad y un viaje interminable a dominar el karate. Recuerda que aprender karate es un proceso que dura toda la vida.
En definitiva, el espíritu del karate Shotokan es el resultado de la fusión de fuerza, disciplina y aprendizaje infinito.
Aunque el día 25 de octubre sea el Día Mundial del karate y el 27 de noviembre el Día del Maestro, donde queda englobado el Maestro de karate, sirva la presente como agradecimiento a nuestro sensei Manuel Serralbo.
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