jueves, 23 de agosto de 2012

España limita al norte con el Mar Cantábrico...



«España limita al Norte con el Mar Cantábrico
y los montes Pirineos que la separan de Francia;
al Este con el Mar Mediterráneo, al Sur con este mismo mar;
y al Oeste con Portugal y el Océano Atlántico.»


Es evidente que si realizamos una mirada retrospectiva cercana al medio siglo, inmediatamente se captan imágenes que han quedado grabadas en la retina de nuestro recuerdo. Es cierto que recordarlas produce cierta melancolía al ser observadas desde la atalaya de la experiencia que sólo otorgan las canas de plata. 

Tiempos pretéritos de nuestra España invertebrada donde el grado de subdesarrollo era la tónica habitual. Nuestra piel de toro extendida -como nos recordaban en geografía junto a los íberos, celtas y celtíberos- era entonces en blanco y negro e intentaba abrirse camino con el NO-DO como noticiario oficial. En todos los cines de España se presentaba una visión peculiar de la España de la época.

¡Qué coraje nos daba a los niños de nuestra época tener que tragarnos el dichoso NO-DO en los cines antes de proyectar nuestra película preferida en el gallinero que costaba una peseta menos (para chucherías) que en el patio de butacas.



En aquel tiempo, muchos trabajadores trabajaban de sol a sol durante toda la semana sin estar la mayoría de ellos dados de alta en la Seguridad Social. Sólo descansaban los domingos y fiestas de guardar. Los jornales eran de miseria y las necesidades más básicas de las personas no estaban cubiertas. 

Me viene a la memoria muchas personas que aprovechaban los domingos para ir al motor de yeso -como se llamaba entonces- para comprar varias medias fanegas que se traían en los carrillos de mano ya desvencijados que les facilitaban para enderezar y enlucir las paredes de sus casas con sus planas y encalar las paredes con la tradicional Cal de Morón. De ese modo hacían más habitables sus hogares. Eran unos tiempos en que las reatas de borricos, carros y carreteros arrimaban materiales a las obras y era normal ver las piaras de cabras y vacas pasar por las calles en busca del campo.

En las antiguas alfarerías de Morón "cantarerías" ya desaparecidas, el barro para fabricar ladrillos gozaba de gran prestigio. Los obreros eventuales se tenían que ir en invierno a trabajar en las almazaras de aceite para perder los menos días posibles de salario.

Banda de Cornetas y Tambores del colegio Salesianos de Morón. Año 1962


También se me viene la memoria cuando mi padre me llevó a matricularme al colegio Salesianos –sería el año 1964-, tendría unos cinco años de edad. Le manifestó el director de la época que el plazo de matrícula de había terminado y que "no existían" ya plazas. Días después, los nietos de un empresario muy influyente en la esfera local -donde mi padre se dejó los mejores años de su vida trabajando-, le manifestó que sus nietos se habían matriculado sin ningún tipo de problema. Es evidente que a veces en los colegios religiosos de la época, el amor al prójimo no estaba precisamente vinculado con la derecha del Padre. Más bien, con las derechas locales del "glorioso movimiento nacional".

 

Pero no piense el avispado lector del blog de mis culpas que guardo algún tipo de desencanto por dicho colegio. Al contrario, guardo un grato recuerdo de aquel colegio Salesianos ya que era un referente deportivo para cualquier niño en aquélla época, con su banda de cornetas y tambores –magnífica para los zagales de mi época-, un teatro-cine donde vi proyectada la primera película que recuerdo allá por el año 1967 en pantalla grande “Helena de Troya” de Robert Wise, con un lleno a rebosar de chiquillos ya que era gratis y tan sólo podíamos ir los domingos al cine infantil. La película tuvo varios recesos “por culpa” del proyector ya que era necesario cambiar los rollos de película. La retina del recuerdo de las personas que peinamos ya algunas canas recordamos aquellos artesanos en la calle Cruz Verde, con sus manivelas y artilugios metálicos que se anclaban en las aceras de sus puertas transformando los hilos de esparto en gruesas cuerdas.



Aquel viejo campo de fútbol del colegio Salesianos con sus porterías de madera, en unos tiempos donde las instalaciones deportivas brillaban por su ausencia. Recuerdo gratamente a un profesor al que llamaban don Alfonso, que nos cedía amablemente las camisetas del Real Betis, F.C. Barcelona o Atlétic de Bilbao para que los niños formaran equipos de once jugadores y les entregaba un balón de reglamento -que no lo tenía casi nadie-. Cuando se llenaba de barro ningún zagal quería rematar con la cabeza por razones obvias. Eran unos tiempos muy precarios en los que se carecía prácticamente de todo en la mayoría de hogares.

Cuaderno de caligrafía Rubio que se usábamos a mediados de los 60
Echando la vista atrás, se me viene a la memoria aquélla escuela donde estuve hasta cerca de los once años. Como en todas, predominaba aquel viejo axioma “la letra con sangre entra”. Allí aprendí las cuatro reglas con los dictados, las clases de caligrafía en los cuadernos Rubio. ¡Quien no recuerda aquéllos estuches de maderas que llamábamos plumieres o los lápices de colores y los cuadernos de una o dos rayas con las provincias de España que recortábamos sin olvidar el olor a borrador que más de una vez mordisqueábamos. Tantas lecciones aprendidas de memoria en unos viejos pupitres con las sillas de enea por testigo, donde las chinches tenían ubicado su cuartel general para acribillarnos las pantorrillas a picotazos hasta que echaban el tradicional "flit".

A veces, te sacaban a la pizarra y el miedo escénico te jugaba malas pasadas. Si no te sabías la tabla de multiplicar o los verbos correctamente te daban con una regla de madera en la mano abierta “una, dos, cinco...”, las veces que el “educador o la educadora” estimaban conveniente para satisfacer su "sadismo particular". 

A mi hermano Paco, con sólo nueve años, le reventó un “educador” -de cuyo nombre no quiero acordarme-, el oído de un bofetón, sin motivo alguno simplemente porque ese día como otros tantos se le cruzaron los cables. Tuvo secuelas durante muchos años en el oido hasta que fue intervenido quirúrgicamente. ¡Se tenía miedo hasta de pedir permiso para ir al w.c.!.



Aquélla vieja Enciclopedia Álvarez, que heredé de mi hermano con su gramática, aritmética, geometría, historia y ortografía. Sólo leíamos aquéllos textos de religión que empezaban “En aquel tiempo…” y en la parte final de la Enciclopedia se observaba aquélla impronta ideológica que apostaba más por lo pragmático de la época en consonancia con la mentalidad que justificaba "el Glorioso Alzamiento" y que cantábamos en la clase con ocho y nueve años “Viva España”, “Cara al sol”, “Por Dios, por la Patria y el Rey"...

Dicha Enciclopedia junto con restos del antiguo catón acompañado del tradicional catecismo tuvieron un gran peso específico en la "formación" de muchas generaciones donde términos como raza, disciplina, fe, patria e imperio eran los pilares fundamentales que enaltecían los valores nacionales sobre los que cimentaba aquella España que helara el corazón a la otra media -Antonio Machado-. Poco a poco iban saliendo las nuevas unidades didácticas y la Enciclopedia pasó a la historia.¡Cómo pasa el tiempo y se suceden los años!.


Foto: Manuel Morilla Olmo

Aquélla tabla de multiplicar cantada en voz alta hasta llegar a la del nueve “dos por una dos, dos por dos cuatro…” junto con la cancioncilla que repetíamos una y otra vez en todos los colegios “España limita al norte con el mar Cantábrico y los Montes Pirineos que nos separan de Francia…”. 

Recuerdo que los sábados, después del recreo estaban dedicados a rezar el Rosario y el Catecismo que nos lo sabíamos de memoria. ¡Qué largo se hacía!. Era más intenso en los ciclos litúrgicos cercana la Navidad y Semana Santa y la Comunión. Por otro lado, el Domund hacía las delicias de los niños pidiendo para las misiones casa por casa. 

Los domingos era obligatorio asistir a misa con un cartón que era sellado por el “educador”. El lunes si no estaba sellado el dichoso cartón tenías un elevado riesgo de que el "maestro" se ensañara contigo. 

Los domingos a las cinco de la tarde estaban dedicados al Cine Oriente o Central en función de la película que proyectaran en horario infantil. Las películas de Tarzán, del lejano Oeste y del Imperio Romano gustaban mucho a los niños de mi época. En Semana Santa por razones obvias, proyectaban películas como “Los diez mandamientos”, “La Biblia”, Ben Hur, etcétera.

Cuando terminaba la película nos entraba cierta tristeza ya que al día siguiente, otra vez de vuelta al colegio.¡Qué gratas y efímeras eran las dos horas de cine!.


Y como no recordar gratamente cuando salíamos del colegio y nos pasábamos por la puerta de una tienda conocida cariñosamente como del “Tío Bigotes” junto a la taberna de "La Goleta" donde comprábamos a mediados de 1960 con desaparecidas perras chicas, perras gordas, reales, dos reales, pesetas y hasta diez reales toda clase de artículos. Aquéllos chicles de color negro "Cosmos" o aquellos cromos en blanco y negro de Urtain, junto con los "pulgarcitos" del Capitán Trueno, el Jabato -con las portadas a todo color aunque el interior fuera en riguroso blanco y negro-, Hazañas Bélicas o el álbum anual de Maga con aquellos títulos "América y sus habitantes", "África y sus habitantes"...

El primer número del Capitán Trueno vería la luz por primera vez en 1959. Se titulaba "A sangre y fuego" a 1,25 pesetas de la época. En el año 1969 saldría "Trueno Color" a unas 8 pesetas. No es que fuera caro, sino que en los zagales de la época el dinero brillaba por su ausencia.


Algunos niños mayores fumaban los cigarrillos de “matalauva”, peninsulares, ideales o celtas. Por las tardes, lo mayores se iban a jugar a los futbolines y a jugar al billar.

Recuerdo que la preocupación de muchas madres de que sus chiquillos no se fueran al castillo a coger "luganitos" con redes, usar el tirabeque con las dos gomas y la zapatilla que sostenía los chinos, con el que apuntaban a los gorriones.

También en invierno se jugaba mucho en las calles a la lima ya que existían muchas calles sin asfaltar y cuando llovía la lima hincaba bien en el barro. 

Recuerdo cuando venía del colegio a partir de las siete de la tarde escuchar en la Cilla de los Canónigos -antigua posada- la legendaria canción que con los años he sabido que era de los Schoking Blue -Never married a railroad man-. "Nunca te cases con un ferroviario" cantada por el grupo local de aquéllos años "Los Morrys".





Aquéllas cuartillas de papel en color -programas- que repartían por las calles junto a los cuadros itinerantes de las películas que iban a proyectar. Gary Cooper en "Cinemascope y Technicolor" -palabras nuevas para los zagales- con “La policía montada del Canadá” ó el ciclo del oeste en T.V. de John Ford con “La diligencia” presentado por el magnífico crítico de cine Alfonso Sánchez con su voz peculiar, la película sobre animales salvajes protagonizada por John Wayne “Hatari” ó la serie televisiva “Daniel Boone” , "perdidos en el espacio" ó "viaje al fondo del mar", "el túnel del tiempo", "los invasores" y “Diego de Acevedo”. Y aquéllos vítores de alegría cuando se apagaban las luces del cine y los chiquillos empezaban a aplaudir desde los gallineros del cine.


Por otro lado, ¡cuanto daríamos por volver de nuevo con nuestros padres a pasear por aquella Alameda y poder tomarnos con ellos aquéllos magníficos cármenes en la desaparecida heladeria "La Playa" de Morón de la Frontera cuyo cuadro produce nostalgia cuando se observa.


Cuadro de la antigua heladería "La Playa" de Morón

Con once años, al terminar el antiguo cuarto, pasamos al I.N.E.M. (Instituto Nacional de Enseñanza Media) donde era obligatorio llevar uniforme gris, corbata roja y chaqueta azul marino. Teníamos que formar en el patio como si fuese la mili y existía una asignatura curiosa: la F.E.N. (Formación del Espíritu Nacional) que en primero de bachillerato antiguo nos la enseñaba un militar. Si no te sabias la lección te presionaba las patillas hacia arriba y te mandaba escribir una lección de urbanidad diez veces. 

En las clases de historia en 1970-71 todavía existían mapas con las posesiones españolas del Sáhara, Sifi Ifni, Annobón (Guinea Ecuatorial) y algunos islotes. El viejo mapa físico y político de aquélla España colgado en una alcayata o aquellas joyas juveniles de la literatura universal como Miguel Strogoff o la Vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne que me trajo mi padre cuando me sorprendió la gripe durante algunos días.

 

Es evidente que cuando empieza a funcionar la retina del recuerdo aflora cierta melancolía aunque salvando las distancias con aquéllos tiempos pretéritos, la figura del educador siempre nos debe causar el máximo respeto al ser la máxima autoridad en las aulas, -en el mejor sentido de la expresión-. El educador es un referente ético importante que junto con la familia deben de enriquecer nuestra escala de valores. De ese modo, afrontaremos el futuro bajo una formación integral.



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miércoles, 15 de agosto de 2012

Senderismo en la Sierra de Morón


La Sierra de Esparteros es como un gran barco de roca caliza invertido 


El pasado 15 de agosto de 2012 tuve la gran satisfacción de ir de senderismo con mis amigos Antonio, Joaquín, Manolo y Lorenzo a la Sierra de Morón, -llamada por los moroneros Sierra de Esparteros- en una inolvidable jornada matinal. Cuando me lo propuso Antonio en el km. 0 de Morón -Retamares- le respondí afirmativamente aunque la reflexion posterior me hizo dudar un poco ya que me habían advertido de que tuviera  precaución con las garrapatas, que en este tiempo y tal... Al final  la ilusión pesó más que la experiencia -aunque hacía cerca de cuarenta años que no subía a la primera sierra de la Sierra Sur sevillana-. 

Salimos a las 7,30 horas en dirección a la Sierra de Esparteros, situada a  37º 05´17.93´´N y 5º 28´48.28´´O.   Desde cierta distancia parece  el casco de un gran barco de roca caliza invertido. Empezamos la ascención por la llamada zona de umbría (húmeda) para diferenciarla de otra zona  llamada de solana (seca).  La temperatura varía varios grados de un lugar a otro, lo que modifica el hábitat de la zona para la flora, fauna, etc.

En la Sierra tenemos un clima mediterráneo en las laderas y a medida que vamos ascendiendo por riscos y senderos,  el clima pasa a mesomediterráneo. Pudimos comprobarlo "in situ "en la cota más alta al tener una sensación de bajada brusca de la temperatura que junto con el sudor producido por el esfuerzo hacía que el cuerpo se destemplara un poco.


Aparcamos en la venta de Esparteros y atravesamos el cauce del río Guadaíra, sin agua por el tórrido verano. Lo primero que observamos al iniciar la subida es una cantera abandonada -junto a la antigua casa de Dohn Porhen, testigo directo de la época dorada del flamenco y que puso a Morón en su mapa-. Dicha explotación abandonada rompe  con el hábitat natural y  contamina visualmente una zona que debería estar protegida aunque en la práctica ya sabemos "poderoso caballero es don dinero".

Empezamos a subir lentamente por senderos de cabras casi inaccesibles que nos indicaba el amigo Joaquín, lo que nos facilitaba un poco la ascensión con el mínimo desgaste y al primer cuarto de hora descansamos un poco para recuperarnos del grato esfuerzo.  

¡Qué maravilla!, al observar esos pedazos de paredes verticales que los naturalistas llaman espejos de fallas. La retina empezaba a almacenar  tanta belleza mientras anduvimos andando por los suelos de terrarosa -terracota- acompañados siempre de abundante arboleda como los almeces, acebuches, algarrobos y algunas encinas típicas de la serranía Bética. Cuando se produce un incendio es característico la repoblación natural de la zona mediante la ardivieja. Eso lo sabemos por las buenas nociones que nos dieron los buenos naturalistas del Aula de la Experiencia de Morón Pepe Dávila y Jesús Albarreal sobre la zona.



La Sierra de Morón ó de Esparteros está formada por piedra caliza que es una roca sedimentaria compuesta en su inmensa mayoría por carbonato cálcico  CaCO3 que después de someterlas a un proceso de calcificación (descomposición de la caliza mediante calor en hornos tradicionales a una temperatura mayor de 1000ºC), da lugar a una sustancia llamada óxido cálcico CaO ó cal viva. Posteriormente debido a una reacción violenta de la cal viva con el agua (que la hace hervir), da lugar a una sustancia química llamada hidróxido cálcico Ca(OH)2  o cal apagada.

Tanta abundancia de lentiscos y palmitos que son tradicionales de la Sierra y que en tiempos pasados diera de comer a mucha gente extraían el cisco picón de monte, el tomillo, romero, espárragos, tagarninas, etc. El palmito es la  única palmera autóctona de la Península Ibérica y de Europa ya que las demás palmeras fueron traídas desde Oriente por otras culturas que han poblado la Península durante siglos, en especial  la cultura árabe que se introdujo en la antigua Hispania visigoda en el 710-711.

Al fondo se observa Morón con su viejo "castillo de los alkevires"


También recuerdo que nos indicaron nuestros naturalistas del Aula de la Experiencia en tiempos pretéritos que los gamones -planta herbácea peremne de la zona mediterránea- son buenos indicadores del índice de pastoreo de una determinada zona. Las abejas se aprovechan de las vías nectaríferas de las flores para absorber el néctar y polinizar las diferentes zonas.

Llegamos a la cima -que está a 632 metros de altura según el vértice geodésico, punto exacto- en unos setenta minutos aunque el tiempo es lo de menos, lo importante era participar como decía un slogan en mis tiempos. Descansamos unos minutos en el monolito que indica cumbre para que la respiración volviera a los parámetros normales inhalando de vez en cuando efluvios de aromas serranos -tomillo, romerolentiscos y jara  que estimulan nuestros sentidos. Durante el descanso escuchamos algunas canciones de Chavela Vargas -piensa en mi- y Paco de Amparo -Bulerías de los estudiantes- entre otras en un pequeño artilugio de mp3 que llevaba el amigo Antonio.

Desde el monolito se observa perfectamente el castillo de los antiguos alkevires junto con la torre de San Miguel, el peñón de Zaframagón, Olvera, la sierra del Terril en Pruna y mirando hacia abajo junto a la Ermita, las Caleras de la Sierra con el Museo de la Cal de Morón, recientemente declarado junto con las Caleras ha Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, de lo cual los moroneros nos sentimos orgullosos.



Posteriormente, quisimos atravesar la Sierra a lo largo de su  perfil, pero lo pensamos mejor por el peligro existente debido a las voladuras de las canteras, que lo hacía inviable. La bajada era más fácil y al mismo tiempo peligrosa por las  rocas sueltas que caen sobre el suelo procedente de las crestas y tajos. A medida que íbamos descendiendo llegamos de nuevo a la desmoronada casilla del pastor, descansando un poco para recuperar fuerzas.

Un merecido descanso en la antigua casilla del cabrero con los ripios desmoronados por el suelo

Recuerdo en la infancia, existía un pilar grande al inicio de la Sierra y otro cerca de la Ermita de Guadaíra donde el agua brotaba. Después de cada excursión, los chiquillos llenábamos aquéllas cantimploras de plástico y nuestros padres nos ayudaban experimentar la "aventura" de atravesar el río Espartero a través de unas piedras gruesas existentes en su anchura.  En primavera y con bastante caudal, era normal dar un resbalón y meter los pies en el río. La ruta desde Morón a la Sierra la realizábamos andando con las clásicas talegas llenas de bocadillos, gaseosa para los chiquillos junto con alguna onza de chocolate  ya que los vehículos brillaban por su ausencia cogiendo algún que otro espárrago, hinojos y vinagritos por el camino. De vez en cuando observábamos alguna que otra reata de borriquillos con sus alforjas llenas de arena que obtenían del río que transportaban a las obras.

Terminada la grata jornada matinal que duró dos horas y media, nos paramos en la venta de Espartero ya que nos estaban esperando unas tostadas de pan de campo con manteca de lomo ibérico y aceite de oliva virgen extra con un buen café para recuperar fuerzas, ya que algunos llegamos casi al límite de las fuerzas.

El comentario de todos al desayunar era ¡Qué sierra tan bonita tenemos! y poco a poco le estamos produciendo un dolor lacerante irreparable, mientras las administraciones  y los ciudadanos seguimos viviendo de espaldas hacia ella!.
15 de agosto de 2012, junto al punto geodésico de la Sierra de Morón con 632 metros.

Al fondo, Morón con su torre albarrana y su viejo castillo cerca del arrabal observan como fieles testigos de la historia y compañero de angustías a la sierra, con su hábitat natural deteriorado con el paso lacerante del tiempo y la sinrazón de sus moradores que hemos vivido de espalda a nuestro patrimonio ecológico y cultural, añorando que Morón deje de ser algún día Frontera de la Esperanza para convertirse en Referente sin Fronteras, recuperando un poco de aquel viejo esplendor. 



P.D. Es posible que La Sierra de Esparteros y el río Esparteros de Morón, deba su nombre a unas plantas de la familias de las gramíneas el esparto, (Stipa tenacissima) cuya etimología procede del latín “Spartium” que a su vez procede del griego “Spártos” y que tuvo desde la Antiguedad una importancia vital para las débiles economías de la época ya que se confeccionaba desde una simple soga o guita hasta el propio calzado.

El hábitat natural del esparto son los suelos predegosos, rocosos, en las bases de los riscos, laderas. Los espartales florecían en la primavera madurando en verano cuyas hojas se humedecían en el río –Espartero- y se ponían a secar.
Desde  los romanos hasta no hace mucho tiempo se generó la cultura del esparto elaborándose las sogas y guitas para las obras, los serones, capachos, espuertas, asiento de sillas y balancines, materia prima de las alpargatas, cestos, esteras para la casa y las almazaras,  capazos, aguaeras para botijos en las albardas, alforjas para transportar cargas, albardas como aparejo de caballerías, alfombras, enguitao de sillas, hondas, matamoscas, soplaores para la cocina y la copa de cisco,

Los haces de esparto eran amarrados en los espartales y posteriormente cargados en las alforjas de las reatas de mulos y borriquillos que los arrieros transportaban al pueblo con su liviano marcando la ruta para que las hábiles manos de los artesanos las transformaran en objetos necesarios para la vida cotidiana tanto en el trabajo y en el hogar. La retina del recuerdo de las personas que peinamos ya algunas canas recordamos artesanos en las puertas de sus hogares transformando el esparto en utensilios y cuerdas que la memoria histórica de la artesanía nunca debiera olvidar.
  
Enlace de interés

Jornada Botánica en la Sierra de Morón 
VII Aula Miguel Cala Sánchez 
Artesania del esparto 
http://antonicuevas.blogspot.com/2011/11/cal-de-moron-patrimonio-de-la-humanidad.html
http://antonicuevas.blogspot.com/2010/10/la-cal-de-moron.html



domingo, 12 de agosto de 2012

Noche Carnavalesca de verano. Morón 2012


Viva la Pepi, chirigota del Sélu
El pasado  viernes 10 de Agosto 2012 a las 22:30 horas, tuve la satisfacción de asistir a una magnífica noche de Carnaval,  organizada por el Excmo Ayuntamiento de Morón "Fundación de Carnaval", en el campo de fútbol “La Alameda”.


Las altas temperaturas  no fueron impedimento para que el arte se expresara en libertad -bella palabra-, a través de las comparsas y chirigotas de  Cádiz,-que actualmente celebra el Bicentenario de la Constitución de 1812, “La Pepa”-, deleitando con su repertorio a los cientos de aficionados de Morón y pueblos de la comarca.

La Serenísima, comparsa de Juan Carlos Aragón

La Ciudad del Gallo disfrutó de un gran festival carnavalesco hasta altas horas de la madrugada,  presentado por el amigo Manolito -del rayos X- siendo destacable el buen sonido que hizo que disfrutáramos todos del evento.


1.     "¡¡Viva la Pepi!!", chirigota del Selu
2.      "La serenísima", comparsa de Juan Carlos Aragón
3.     "Los puretas del Caribe", chirigota del Love
4.     "Los duendes coloraos", comparsa de Los Hermanos Carapapas


El arte se elevó esa noche hasta la enésima potencia ya que las agrupaciones se entregaron en cuerpo y alma a un público entregado y que premiaron con grandes aplausos al  Selu, los Hermanos Carapapas y un largo etcétera. 


El aplauso sincero es el mayor premio que puede recibir un artista y Morón se volcó de nuevo bajo una mágica noche de verano, otorgándole la máxima distinción con su cariño en forma de ovación. Nadie se movía de su silla para no perder el hilo. La noche carnavalesca se convirtió por momentos en una especie de fusión y hermanamiento entre el público entendido junto a las comparsas y chirigotas. Letras y bellas estrofas llegaban al corazón, despertando las conciencias y sacando a la luz las injusticias sociales más lacerantes como el desahucio y la corrupción.


Unas bellísimas letras cargadas de nobles sentimientos que llegaban al corazón en nuestra Frontera de la esperanza particular y que transmitían con mucho arte la esencia del carnaval quedando grabada en la retina del recuerdo. Letrillas que satirizan a nuestra sociedad que no es ni más ni menos que el reflejo de nosotros mismos y que  ponen en evidencia con mucho arte e ironía a la justicia, a la clase política, a las injusticias sociales, a la corrupción etc.  

Los Duendes coloraos, comparsa de los hermanos "Carapapas"
Cuando llega el Carnaval, se da rienda suelta a la crítica constructiva, a los excesos de los antiguos dioses paganos como Dionisios (dios griego) y Baco (dios romano) con el vino como bebida omnipresente donde las celebraciones y el desenfreno tenían un lugar privilegiado. El Carnaval ha sido y será motivo de estudio siempre para los antropólogos ya que ha cumplido siempre a lo largo de la historia una función de equilibrio e inversión social donde el pobre se sentía rico, al menos por unos días, lo que funcionaba como una válvula de escape aliviando las tensiones sociales.


Es curioso como las clases sociales más influyentes siempre se han apartado del carnaval. Ser chirigotero, comparsista o murgista siempre ha sido algo peyorativo por dichas clases en tiempos pretéritos y que ahora la sabiduría popular las ha elevado hasta donde le corresponde como como fuente donde brota la cultura que como legado de todos  debemos potenciar.

Manolito del Rayo X, presentador de la noche carnavalesca

Al final de la actuación tuve la satisfacción de fotografiarme con el Selu y con  Fco. Javier y David Márquez Mateos “Los Carapapas” que comparto con los seguidores del Blog de mis culpas.

Desde la ciudad de Morón,  Frontera de la Esperanza, para el Blog de Antonio Cuevas

Con el Selu
Fco. Javier y David Márquez Mateos “Los Carapapas”

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domingo, 5 de agosto de 2012

XLVI Edición del "Gazpacho Andaluz" de MORÓN de la Frontera


Antonio Gómez Domínguez autor del cartel del XLVI Gazpa

La noche del 4 de agosto a las 22,30 horas tuve la satisfacción de asistir al "XLVI Edición del Gazpacho Andaluz de Morón de la Frontera", que como en años anteriores se celebraba en el patio del Colegio Salesianos.

Lo primero que se percataba el aficionado al entrar en el recinto, era su magnífico escenario que no dejaba indiferente a nadie, custodiado por un imponente "Gallo de Morón". La brisa agradable, el arte y la luna por testigo aportaron los ingredientes naturales para que el XLVI Gazpacho deleitara a los asistentes con buen flamenco, lo que es en esencia, una de las señas de identidad del pueblo andaluz. 

MORÓN, tierra del Flamenco y de la Cal que recientemente ha sido declarada  por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Saúl Cabrera, alumno  destacado del Taller de Guitarra Flamenca. Fundación Fernando Villalón
La XLVI Edición del "Gazpacho Andaluz" de Morón de la Frontera estaba dedicada a Alfonso López Barroso y fue presentada por Felipe López Rincón, quien destacó el toque original de Morón junto a la proyección de futuro del cartel elegido por la organización,-sin grandes nombres de la élite del cante por motivos de presupuesto- entre los que se encuentran  los guitarristas Antonio del Gastor y Gastor de Paco, nietos del gran guitarrista Francisco Gómez Amaya, Paco del Gastor, heredero del genial guitarrista Diego Amaya Flores, Diego del Gastor.

Mari Peña
El Gazpacho Andaluz  tiene una dilatada trayectoria. La I Edición fue el 31 de agosto de 1963 en el Casino de la Alameda con Antonio Mairena, Pepe Ríos, Juan Talega y Fernanda y Bernarda de Utrera. La época dorada del flamenco en Morón según el antropólogo Pedro Luis Vázquez en Morón abarca desde 1963 que coincide con el primer "Gazpacho Andaluz" de Morón hasta 1973, año que muere  Diego del Gastor. Durante este periodo se sentaron las bases para entender el flamenco de hoy y entender el toque de Morón como signo de referencia.

En sucesivas ediciones han participado artistas de la talla de Camarón de la Isla, Turronero,  Bambino, El Lebrijano, Joselero, Diego del Gastor, Manolo Morilla, José Meneses, Manuel Gerena, Paco del Gastor, Andorrano, Fernandillo de Morón, Gitanillo de la Puebla, José Mercé, Pansequito y un largo etcétera.
 

El cantaor José Valencia
La XLVI edición del Gazpacho Andaluz de Morón de la Frontera comenzó su primera parte con la actuación especial de Saúl Cabrera,  alumno más destacado del Taller de Guitarra Flamenca de la Fundación Fernando Villalón. La organización del XLVI Gazpacho pretende que dicho evento  con su dilatada trayectoria, sirva de proyección a los mejores alumnos de la Escuela de Guitarra Flamenca, de la que Morón es un referente importante.

Antonio del Gastor
Continuó la utrerana Mari Peña acompañada a la guitarra por Antonio Moya. Soleá y bulerías arrancaron los aplausos del público asistente. El lebrijano José Valencia con su quejío limpio cantó una soleá, seguiriyas y bulerias. El guitarrista local Antonio J. Zamorano "Antonio del Gastor", premio de la guitarra flamenca en Albi (Francia) puso de manifiesto su arte y potencial de futuro tocando unas granainas, alegrías y bulerías terminando la primera parte con el baile de Pepe Torres, -nieto de gran “Joselero de Morón”, y sobrino nieto del guitarrista, Diego del Gastor-, con su peculiar manera de sentir, expresar y sobretodo  transmitir la esencia del baile de verdad.

En el Descanso, el público asistente pudo deleitar su paladar y vitaminizarse con un alimento típico de la dieta mediterránea "el  gazpacho", una bebida muy sana con un gran aporte nutricional cuyos orígenes se remontaban ya a la antigua Al-Ándalus.

Alfonso López Barroso, visiblemente emocionado
Entrega de un pergamino al homenajeado
Al comenzar la segunda parte se le tributó un homenaje a Alfonso López Barroso en el que el presentador Felipe López Rincón  destacó sobre todas las cosas  su sencillez al servicio del flamenco  y su labor altruista que ha potenciado junto con otros compañeros la Tertulia Flamenca “El Gallo” así como la Exaltación de la Saeta en Morón de la que es cofundador.

 Gastor de Paco
El Vicepresidente de las Peñas flamencas de Sevilla le hizo entrega de un diploma así como el alcalde en funciones Ignacio Cala  en nombre del Excmo. Ayto. de Morón le entregó un pergamino. También se  leyeron varios escritos glosando la figura del homenajeado entre ellos el de la investigadora, escritora y juglar del flamenco (como la llama mi amigo Gregorio) Estela Zatania.

Jesús Méndez
Antonio Reyes
La segunda parte del XLVI Gazpacho Andaluz comenzó con la actuación del joven guitarrista local y ganador del Bordón Minero de La Unión, Francisco Moncayo "Gastor de Paco" un joven valor que  puso de manifiesto que tiene mucho arte en sus primorosas manos  deleitando con sus bulerías. El jerezano Jesús Méndez y el chiclanero Antonio Reyes nos ofrecieron un recital de soleá, seguiriyas, fandangos y  bulerias. 

Cuadro de Pepe Torres
Terminó el XLVI Edición del Gazpacho Andaluz con un fin de fiesta a cargo del cuadro flamenco de Pepe Torres bailando un flamenco de mucho peso que puso el punto y final al Gazpacho celebrado en el magnífico escenario del Colegio Salesianos de Morón de la Frontera, "tierra de los antiguos alkevires que hunden sus raíces en las antiguas fronteras de tiempos pretéritos. Culturas arraigadas en lo profundo como la Cal y el Flamenco. MORÓN, donde la guitarra siempre ha brillado con luz propia y le ha otorgado su parte de  gloria. 



http://www.deflamenco.com/actuaciones/gazpacho06/indexi.jsp
http://morondelafrhistoriaflamencodeportes.blogspot.com.es/2011/10/el-compromiso-del-flamenco-desde-moron.html 

http://www.elcorreoweb.es/sevilla/151138/arte/jondo/luz/luna

El efecto Porhen por Estela Zatania
Los años dorados del flamenco por Pedro Luís Vázquez 
Tertulia Flamenca "El Gallo" de Morón