
“No tienes ni idea de lo hermoso que eres Berlín...”
Du hast ja keine Ahnung Wie schön Du bist, Berlin
Frase atribuida a Marlene Dietrich [1901-1992]
Introito
Existen algunas ocasiones en las que de alguna manera me siento un poco identificado con el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha [del andalusí al Manxa "Tierra Seca"]. Sobre todo, cuando comienzo a leer compulsivamente libros de caballería [de novela histórica, en este caso] o emprendo algún que otro viaje en busca de territorios citados en su lectura que me hagan crecer como persona.
Cabe citar por ejemplo, la Ruta del Quijote desde Puerto Lápice [donde don Quijote tuvo su primera aventura tras ser nombrado caballero] hasta el Toboso de Dulcinea, Campos de Criptana, Consuegra y Lagunas de Ruidera, hasta llegar a Toledo donde se encuentra una escultura de su autor, Don Miguel de Cervantes.
Sin olvidar la ruta machadiana [desde Sevilla a Soria, pasando por Baeza, Segovia, Rocafort y Collioure como epílogo], la ruta andalusí [Sevilla, Córdoba y Granada que nos llevó hasta el Palacio de la Aljafería, en Zaragoza], la ruta del hereje, de Miguel Delibes en Valladolid, la ruta del Pernales, desde Morón hasta Alcaraz o la de José María “El Tempranillo”, desde Jauja y Alameda hasta Grazalema, la visita al Museo del Prado, al Museo Naval de Madrid, la ruta de Camarón de la Isla en San Fernando, la visita al Callejón del Oro junto con la visita a la tumba de Kafka en Praga, el Panteón de París, donde entre otros personajes ilustres se encuentran las tumbas de escritores y filósofos de la enorme talla intelectual de Víctor Hugo, Émile Zola, Alejandro Dumas, Voltaire y Rousseau, entre otros; científicos como Pierre y Marie Curie, etcétera, sin olvidar nuestra visita al Foro Romano, donde el Arco de Tito y de Constantino brillan con luz propia. No podemos olvidar nuestra visita a la tumba de Karl Marx en el Cementerio Highgate, en Londres, o la visita a la Basílica de la Santa Crocce de Florencia, donde se encuentran las tumbas del famoso escultor, pintor y arquitecto renacentista Miguel Ángel; la del astrónomo y físico, Galileo Galilei; la de Nicolás Maquiavelo, autor del “Príncipe”, la del compositor de ópera italiano “Rossini” o la del escultor Lorenzo Ghiberti, conocido por las puertas del Baptisterio de Florencia, entre otras personalidades. Tampoco podemos olvidar el busto de Nefertiti o la Puerta de Brandemburgo en Berlín, lo que nos hace estar expuesto a elevadas cotas de emoción.
Tras el merecido jubileo te sorprenden las canas de plata para comenzar a desbrozar el angosto sendero sexagenario, mientras te vas haciendo viejo de repente. Y no pocas veces, hemos sido sorprendidos a nivel didáctico por el síndrome de Stendhal, aunque confieso que no es contagioso. Se cuenta que cuando el escritor y viajero francés Stendhal, seudónimo de Henri-Marie Beyle (1783-1842) visitó la Basílica de la Santa Crocce de Florencia en 1817, al estar expuesto durante mucho tiempo a innumerables obras de arte de incalculable belleza, llegó hasta tal punto de emoción que comenzó a sudar y a sentir una mezcla entre emoción, angustia y felicidad, con un elevado ritmo cardiaco y palpitaciones que le produjeron incluso vértigo.
Esta patología psicosomática benigna no sería descrita como síndrome hasta 1979 gracias a la psiquiatra italiana Graziella Magherini, quien observó y describió más de cien casos similares al de Stendhal entre los turistas y viajeros que visitaron Florencia, la cuna del Renacimiento, siendo documentada como “Síndrome de Stendhal”.
Quien escribe estas humildes letrillas posiblemente haya sentido una emoción similar [sin el vértigo] a la experimentada por Stendhal al observar en vivo por vez primera el David de Miguel Ángel Buonarroti en la Galeria de la Academia en Florencia, en las Estancias de Rafael cuando nuestra retina comenzaba a ser estimulada por "La Escuela de Atenas" o en la Capilla Sixtina con "El Juicio Final" y "La creación de Adán", uno de los nueve episodios del Génesis pintado por Miguel Ángel en 1511 [y que viera por vez primera en algunas fotografías impresas en los libros de historia del antiguo bachiller].
Un síndrome que se caracteriza sobre todo, en aquellas personas [como si de un golpe de calor se tratara] que tienen cierta inquietud por la cultura, y que en determinados momentos puede verse sorprendido por cierta ansiedad, sudoración e incremento del ritmo cardiaco, que puede ir acompañado de alguna que otra alucinación como reacción psicosomática al contemplar alguna obra de arte [como por ejemplo, observar el óleo de “La Gioconda”, de Leonardo da Vinci o “La Revolución de 1830”, de Eugène Delacroix en el Museo del Louvre de París, los frescos de “la Academia de Atenas” de Rafael Sanzio, el David, los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina en el Vaticano junto con el Moisés en la tumba de Julio II en Roma, la librería en el Callejón del Oro, donde vivió Franz Kafka en Praga junto con el Cementerio Judío donde descansa el genial escritor judío de origen checo, el Guernica de Picasso, en el Museo Reina Sofía de Madrid, los fusilamientos del 3 de mayo de Goya en el Museo del Prado, etcétera.
...Y voy soñando caminos desbrozando algún que otro sendero. Con el paso de los lustros, tras la atalaya formadas por las canas de plata, se va dando uno cuenta de que leer y viajar nos puede ayudar para afrontar nuestro envejecimiento activo [en el caso del que suscribe estas humildes palabras] y al mismo tiempo, nos permite generar esos anticuerpos que puedan crecer exponencialmente contra los antígenos de la ignorancia. No cabe duda de que invertir en libros o realizar algún que otro viaje nos hace crecer como personas.
Aunque de vez en cuando puedan presentarse ocasiones donde mis frágiles naves puedan quedar desarboladas no sólo por el fuerte viento de levante, sino en la mayoría de los casos, por culpa de elementos imprevisibles que ya me gustaría a mí poder mandarlos al carajo [del barco se entiende] o en el mejor de los casos enviar al varadero para que sea reparado el palo mayor de la nave que me sustenta, y poder así recuperar esa velocidad de crucero que tuve en tiempos no tan pretéritos, y que algunas veces, me impide navegar con el rumbo adecuado, esperando que los vientos que afronten mis frágiles velas, sean al menos alisios que me permitan acercarme a algunos puertos para seguir trazando en mi cuaderno de bitácora alguna que otra línea imaginaria para compartir con los amigos del blog de mis culpas y tender algún que otro puente, que falta nos hace.
Cuando la tierra de Villalón se prepara para vestirse de faralaes ["farah" (alegría) y "lebs" (traje), "traje de la alegría"], orientamos nuestro mascarón de proa didáctica en compañía de Coral, Antonio, Carmen, Manolo y Dolo, en busca del Aeropuerto Málaga-Costa del Sol para ir al encuentro de Berlín, ciudad alemana ubicada en pleno corazón de Europa que llegó a renacer de sus propias cenizas tras su completa destrucción durante la Segunda Guerra Mundial.
La expedición se reunió temprano para degustar un buen desayuno en el bar Campana de mi pueblo. Nos esperaba un café acompañado del tradicional mollete con zurrapa en manteca de lomo blanca o colorá o bien una tostada contundente para aquellos que hayan sido bendecidos con el mejor yantar.
¡Hemos soñado este viaje, ahora toca vivirlo para poder recordarlo y convertirnos en narradores de historias para compartir con los amigos!
En pleno centro histórico de Málaga nos encontramos con el Museo Picasso. Muy cerca se encuentra la casa natal del inmortal pintor malagueño donde naciera en el número 15, el 25 de octubre de 1881. En la Plaza de la Merced se puede observar el monumento en bronce del universal pintor sentado sobre un banco de piedra con su cuaderno y un lápiz entre sus manos, obra realizada por Francisco López Hernández e inaugurada el 5 de diciembre de 2008.
Picasso fue autor del cuadro “Guernica” pintado en París entre los meses de mayo y junio de 1937 para el Pabellón de España durante la Exposición Internacional de París de 1937, por encargo del Gobierno de la Segunda República para denunciar el bombardeo de la ciudad vasca por los alemanes e italianos aquel trágico 26 de abril de 1937 durante la Guerra Civil Española. El “
Guernica” de Picasso llegó a España el 10 de septiembre de 1981. Se encuentra actualmente en el Museo de Arte Reina Sofía.
A escasos metros del Museo Picasso se encuentra una de las Bodegas con mayor solera de Málaga "El Pimpi" donde hicimos un alto en el camino en uno de sus salones " El palomar de Picasso" donde degustamos los buenos productos del mar y de la tierra de aquella zona privilegiada a nivel gastronómico, donde el aceite de oliva virgen extra, el tomate huevo de toro, el jamón de castaña o el vino dulce moscatel brillan con luz propia acompañando de suculentos manjares como los entrantes, ibéricos, carnes o pescados, todo ello maridado con un buen vino de la tierra en sus variedades de Tempranillo, Moscatel o Pedro Ximénez, entre otros.
Una cofradía pasando por la calle Génova, Sevilla
Alfred Dehodencq [1851]
Sobre las 19.00 horas visitamos el Museo Carmen Thyssen de Málaga, ubicado en el antiguo Palacio de Villalón del siglo XVI, de estilo renacentista, con obras de pintores de la talla de Francisco de Zurbarán, Ignacio Zuloaga o Julio Romero de Torres, o Alfred Dehodencq, entre otros grandes pintores.
Tras un merecido descanso salimos del Aeropuerto Málaga/Costa del Sol sobre las 7,30 a.m. para llegar al Aeropuerto de Berlín-Brandeburgo Willy Brandt sobre las 10:45 a.m. tras más de tres horas de vuelo. Un coche nos acercaba al Mercure Hotel & Residenz Checkpoint Charlie**** donde realizamos nuestro check-in.
El huso horario de Berlín es similar al de España ya que fue realizado por Franco el 6 de marzo de 1940 para alinearse con la Alemania de Hitler.
Sin prisas pero sin pausa alguna “nuestras horas son minutos cuando esperamos saber diría el inmortal poeta Antonio Machado”, salimos al encuentro de la capital germana de manera didáctica “then we take Berlín”, recordando la voz grave del inolvidable cantante canadiense Leonard Cohen, de su álbum “I´m your man” [1988].
Días antes de iniciar nuestro viaje a Berlín estimulamos nuestra retina cinéfila con la película "El puente de los espías" [2015] dirigida por Steven Spielberg, con Tom Hanks que da vida a James Donovan, un abogado íntegro y decente de Brooklyn (Nueva York) al que se le asigna la defensa de un espía soviético, el coronel Rudolf Abel. Donovan se ve inesperadamente involucrado en la Guerra Fría entre su país con la antigua URSS.
La película nos introduce en el Berlín de la Guerra Fría con una impresionante fotografía. Basada en hechos reales, nos narra el intercambio de prisioneros el 10 de febrero de 1962. Por un lado, el prisionero americano, el piloto Francis Gary Powers junto con el estudiante americano Frederic Pryor, por el espía de la Unión Soviética en el Puente de Glienicke sobre el río Havel, un punto estratégico en la antigua frontera entre Berlín occidental y oriental.
En el Puente de los Espías sobresale el Muro de Berlín como elemento simbólico donde se refleja la división de la capital alemana entre dos mundos antagónicos: el capitalismo y el comunismo. El abogado Donovan observa desde el tren como las personas en su desesperación intentan atravesar la franja de la muerte del Muro mientras los guardas fronterizos disparan a matar.
En la película queda ese tufillo de superioridad moral que se presupone a los americanos al tratar exquisitamente en la cárcel al prisionero soviético mientras ocurre lo contrario con el prisionero americano en territorio ruso.
El abogado Donovan pasó de ser acusado en su país de comunista por defender al espía ruso bajo el lema "Todo hombre merece una defensa", a ser considerado un héroe nacional por haber liberado a dos prisioneros estadounidenses de las garras del comunismo.
El primer monumento que captaba nuestra retina tras asentarnos en Berlín no podía ser otro que la icónica Puerta de Brandeburgo, símbolo de la unificación alemana y testigo de históricos acontecimientos como por ejemplo, en 1806 cuando Napoleón cruzó triunfalmente dicha Puerta tras haber derrotado a Prusia en la batalla de Jena y Auerstedt, expoliando además su famosa cuadriga para llevarla a Francia como botín de guerra, aunque después fue devuelta tras la derrota de Bonaparte, o el paso de Hitler en 1936 cuando se dirigía a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, sin olvidar que también ha sido testigo de los tristes acontecimientos sufridos por la población judía durante la Alemania nazi tras la subida al poder de Hitler hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial, cuyas trágicas consecuencias dará lugar a la partición de Alemania por el Muro de Berlín [desde el 13 de agosto de 1961 al 9 de noviembre de 1989].
Algunas pinceladas históricas...
Doce años y tres meses antes de la muerte del “Führer”, en el búnker de la Cancillería del Reich en Berlín, Hitler había sido nombrado canciller de Alemania en enero de 1933, lo que será celebrado por las masas mediante una procesión de antorchas en la Puerta de Brandemburgo.
Ante el cerco de los aliados Hitler optará por el suicidio, mientras había exigido al pueblo alemán luchar hasta el final por la gloria de Alemania. Quedaba demostrada la farsa de Hitler sobre la superioridad del hombre de raza aria. Como lección nos debería de quedar grabado en nuestra memoria lo que puede ocurrir cuando lo peor de una sociedad toma las riendas del poder. Aunque de sobra es conocido aquello de "que el hombre es el único animal que es capaz de tropezar dos e incluso más veces en la misma piedra".
Las cifras de la II Guerra Mundial son escalofriantes. Se estima que durante el conflicto murieron más de 50 millones de seres humanos, entre civiles y militares. Sólo en la antigua URSS murieron 18 millones de personas. La batalla de Stalingrado se saldó con 2 millones de personas muertas de ambos bandos siendo considerada la batalla más sangrienta en la historia de la Humanidad.
El número exacto de las violaciones no se sabrá jamás, aunque se estima que sobre 100.000 mujeres alemanas fueron violadas en Berlín como botín de guerra, muchas de las cuales se suicidaron [10%]. Las tropas americanas también cometieron violaciones a más de 11.000 mujeres alemanas. Miles de mujeres rusas y ucranianas ya habían padecido sobre sus propias carnes la presencia de las tropas nazis.
La división de Alemania fue acordada en primer lugar en la Conferencia de Yalta (4 al 11 de febrero de 1945) donde participaron Stalin (URSS), Churchill (Gran Bretaña) y Roosevelt (EE.UU.), reafirmada más tarde en la Conferencia de Potsdam, a unos 35 km de Berlín (Alemania, agosto de 1945), donde estuvieron Stalin, Churchill y Truman.
La guerra se dará por terminada cuando un soldado soviético coloque la bandera soviética en el Reichstag marcando la derrota de Alemania que se había rendido el 8 de mayo de 1945.
En la Conferencia de Potsdam [Alemania] los vencedores establecieron un nuevo orden mundial, teniendo derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU [Francia, Inglaterra, Rusia, Estados Unidos y China] creado el 24 de octubre de 1945 en San Francisco, California. Estados Unidos será el encargado de mantener la paz y seguridad en el mundo.
En la zona occidental de Berlín existían tres sectores: británico, francés y americano, que se fusionaron en 1949 para formar Alemania Occidental mientras que Berlín oriental permanecerá bajo influencia soviética convirtiéndose en el símbolo de la Guerra Fría entre Occidente y la antigua Unión Soviética.
El 4 de abril de 1949 se creará la OTAN con Harry Truman como impulsor y 10 países aliados por parte de Occidente. Como respuesta la URSS creará el Pacto de Varsovia el 14 de mayo de 1955 a iniciativa del líder soviético Nikita Kruschev.
Cuando el presidente norteamericano Ronald Reagan visitó el Muro de Berlín en 1987, se dirigió al presidente soviético Gorbachev en un discurso que ya ha pasado a la historia:
“Secretario General Gorbachev, si lo que busca es la paz, si lo que busca es la prosperidad para la Unión Soviética y la Europa del Este, si lo que busca es la liberación, ¡venga a ver esta puerta! Señor Gorbachev, ¡abra esta puerta! Señor Gorbachev, ¡derribe este muro!”
Pero no serán los soviéticos los que derriben el Muro de Berlín. El 9 de noviembre de 1989 serán los berlineses los que comiencen a destruir el Muro de Berlín con sus propias manos. Un muro que había dividido a la sociedad alemana no sólo geográficamente sino también en dos bloques ideológicos, económico y cultural.
En diciembre de 1989, el canciller Kohl liderará el proceso de la Reunificación de Alemania frente a la puerta de Brandeburgo que se iniciaba con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.
James Baker, secretario de Estado de Estados Unidos prometió en 1990 a Mijaíl Gorbachov [último dirigente de la URSS] que la OTAN no avanzaría hacia el este si una unificada Alemania permanecía en la Alianza Atlántica. Una promesa incumplida.
La disolución oficial del Pacto de Varsovia se formalizó en Praga el 1 de julio de 1991.
Nuestra particular ruta por Berlín
Tras realizar nuestro “check-in” en el Mercury Hotel Checkpoint de Berlín, comenzamos a trazar algunas líneas imaginarias en nuestro cuaderno de campo para emprender nuestra particular ruta por Berlín, una ciudad que convive con la memoria como cruel capítulo de su reciente historia.
Existe una versión popular que nos dice que Ber-lín proviene de la palabra alemana bär, que significa oso. Sin embargo, existe otra versión que nos recuerda que Ber-lín significa Oso. Por ello, es considerado símbolo de Berlín, una ciudad que posee más de 180 kilómetros de vías navegables con cerca de dos mil puentes. Tiene más canales que Ámsterdam, Estocolmo y Venecia juntos.
En Europa el primer semáforo eléctrico de la historia lo colocó Siemens en 1924 en la Potsdamer Platz de Berlín, una especie de torre o garita.
Pero los alemanes no olvidan su historia. Cabe señalar que en Berlín existe la costumbre cuando se va a parar un taxi de levantar el brazo con un dedo índice extendido para evitar ser confundido con el saludo nazi, prohibido en Alemania.
A lo largo de nuestro recorrido pudimos observar diversos memoriales de amplio espectro: del Reich, del Fascismo, de la Guerra Fría, etcétera.
La caída del Muro de Berlín será un gran paso para la Humanidad
Primer día de ruta por Berlín, por la tarde
Puerta de Brandeburgo y Pariser Platz, Monumento al Holocausto, Führerbunker de Adolf Hitler, Muro de Berlín, Checkpoint Charlie, Potsdamer Platz, Bebelplatz: la Ópera y la Universidad de Humboldt...
Puerta de Brandeburgo
La Puerta de Brandeburgo es el símbolo de la división entre bloques durante la Guerra Fría, y personifica actualmente la reconciliación y la unidad alemana. Es el monumento más icónico de Berlín y una de las primeras obras del Neoclasicismo alemán, siendo uno de los pocos monumentos que sobrevivieron a los continuos bombardeos desde los cielos de Berlín por parte de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Ubicada en una zona neutral es considerada actualmente el corazón emocional de Alemania que ha pasado a ser el símbolo de la opresión a símbolo de la libertad.
Era una antigua puerta de entrada a la ciudad alemana [similar al Arco del Triunfo de París] que representa a la Diosa de la Victoria, siendo inaugurada el 6 de agosto de 1791 en la Pariser Platz. Fue diseñada por el arquitecto Carl Gotthard Langhans basado en los Propileos o puerta de entrada de la Acrópolis de Atenas.
La puerta de Brandeburgo fue mandada a construir por orden del rey Federico Guillermo II de Prusia [1788 a 1791] en la misma ubicación de la antigua puerta de la ciudad donde comenzaba la carretera que conducía de Berlín a la Ciudad de Brandeburgo. Antiguamente recibiría el nombre de “Puerta de la Paz”.
Tiene 26 metros de altura, 11 de largo y 65,5 de ancho. La Puerta de Brandeburgo se encuentra sostenida por doce columnas de estilo dórico, que en su parte interior y superior exhibe relieves con las figuras de Marte [Dios de la Guerra], Hércules [personificación de la fuerza y dios de los Ejércitos] y Minerva [Diosa de la Sabiduría].
En 1795 se coronó el monumento con una estatua de cobre, una cuadriga de 5,5 metros de altura, obra del berlinés Johann Gottfried Schadow, que representa a la diosa de la paz “Eirene” cabalgando en un carro tirado por cuatro caballos. Tras vencer a los prusianos en 1806, Napoleón se llevó a París la cuadriga como botín de guerra y allí permaneció hasta que el general prusiano Ernst von Pfuel la liberó en 1815. Sin embargo, quedó en su mayor parte destruida durante la Segunda Guerra Mundial por lo que la escultura que podemos ver hoy en día es una copia realizada en el sector de Berlín Occidental durante la división de la ciudad. No eran frecuentes gestos de cooperación entre el Este y Oeste, aunque ambas partes colaboraron en la restauración del monumento.
La estatua que se puede ver hoy en día de la cuadriga es una copia realizada en Berlín oeste en 1969. La original quedó destruida durante la Segunda Guerra Mundial. La cuádriga parece mirar hacia Occidente.
La Puerta de Brandeburgo ha presenciado grandes momentos históricos, entre los que hay que resaltar, el desfile de las tropas de Napoleón Bonaparte. Fue el escenario de la marcha de las antorchas tras el nombramiento de Hitler como canciller el 30 de enero de 1933.
El 30 de enero de 1933, Paul von Hindenburg, el presidente del Reich, enfermo y debilitado, había nombrado a Adolf Hitler canciller del Reich. Hitler hablaba de erradicar “el cáncer de la democracia” y señalaba a un enemigo: los judíos. El partido nazi de Hitler había pasado de ser un partido marginal a implantar el miedo y el terror generalizado.
Adolf Hitler atravesará la Puerta de Brandeburgo camino a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Berlín, el 1 de agosto de 1936 y por último, la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989.
La construcción del Muro de Berlín comenzó por parte de la RDA el 13 de agosto de 1961 quedando cerrada la Puerta de Brandeburgo [considerada la franja de la muerte durante 28 años] y todas las vías de escape hacia la zona occidental para evitar que sus ciudadanos tuviesen acceso al progreso. La Puerta de Brandemburgo quedaría situada en el sector soviético, en la antigua República Democrática Alemana [RDA].
Cuando el presidente norteamericano Ronald Reagan visitó el monumento en 1987, se dirigió al presidente soviético en un discurso que ya ha pasado a la historia:
“Secretario General Gorbachev, si lo que busca es la paz, si lo que busca es la prosperidad para la Unión Soviética y la Europa del Este, si lo que busca es la liberación, ¡venga a ver esta puerta! Señor Gorbachev, ¡abra esta puerta! Señor Gorbachev, ¡derribe este muro!”
Dos años más tarde no fueron los soviéticos quienes asestaron golpes al odiado hormigón, sino los propios berlineses con sus propias manos.
Como curiosidad cabe resaltar que en un balcón del Hotel Adlon de Berlín situado cerca de la Puerta de Brandeburgo el cantante Michael Jackson sacó a su hijo menor al vacío provocando momentos de angustia [2002]. Greta Garbo, Marlene Dietrich y Lady Gaga también se alojaron en el Adlon Hotel.
La Puerta de Brandeburgo y la Pariser Platz han aparecido en los vídeos de canciones como “Stay”, “One”, etcétera, del grupo irlandés U2 donde dieron un concierto el 5 de Noviembre de 2009 sumándose así al 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín.
En la Puerta de Brandeburgo más de un millón de personas celebran el Final de Año.
Volviendo a Pariser Platz, cabe resaltar como mera curiosidad que en un balcón del Adlon Hotel de Berlín situado cerca de la Puerta de Brandeburgo el cantante Michael Jackson sacó a su hijo menor al vacío provocando momentos de angustia [2002]. Greta Garbo, Marlene Dietrich y Lady Gaga también se alojaron en dicho Hotel.
Candelabro judío con ocho brazos, frente a la Puerta de Brandeburgo[Se coloca del 14 al 22 de diciembre]
Fue erigido en 1995 por el artista israelí Shahar Sivan. Es considerada la lámpara de Janucá o Hanukkah más grande de Europa. Simboliza el milagro del aceite que ardió durante ocho días en el Templo de Jerusalén, y representa la determinación del pueblo judío de preservar su religión y el derecho a practicarla.
Por entonces, los judíos estaban gobernados por la dinastía seléucida, que gobernaba Palestina. El rey Antíoco Epífanes había prohibido los rituales judíos y obligados a adorar a los dioses griegos. En 168 a.C., el templo de los judíos fue ocupado y dedicado al culto de Zeus Olímpico.
Tres años más tarde, las fuerzas de Judas Macabeo, cuya familia inició la revuelta, recuperó Jerusalén y liberaron el Templo. La palabra Hanukkah significa “dedicación” y conmemora la nueva dedicación del Templo de Jerusalén tras la victoria de los guerreros judíos sobre sus opresores. Janucá conmemora la victoria de los macabeos sobre los sirios y la nueva dedicación del Segundo Templo de Jerusalén alrededor del año 165 a.C.
Cuando los Macabeos comenzaron a preparar el Templo de Jerusalén para la nueva dedicación, descubrieron que solo tenían suficiente aceite para iluminar el Templo por una noche. Sin embargo, según el Talmud, el cuerpo de la ley judía, el aceite duró ocho días, hasta que se pudo obtener aceite de oliva virgen nuevo. Por eso, cada noche de Janucá [entre finales de noviembre y diciembre] se encienden velas para conmemorar el milagro.
No hace falta recordar que el primer aceite [del arameo zaytā que pasó al andalusí como azzáyt] de oliva virgen de la primera presión de la aceituna [del arameo zaytūnā que pasó al andalusí como azzaytúna] era considerado el más puro, y destinado para el uso sagrado en el templo. El aceite de oliva virgen simbolizaba la presencia de Dios.
El ritual principal de Janucá es encender un candelabro de una menorá especial de ocho brazos cada noche de la festividad, conmemorando así el milagro de ocho días. La primera noche se enciende una vela del candelabro o hanukkiah. A partir de la segunda noche, se agrega una vela cada noche hasta que el total llega a ocho la última noche. La Janucá celebra la victoria de los macabeos frente a los seléucidas y la construcción del Segundo Templo de Jerusalén donde ocurrió el milagro del aceite.
En la Puerta de Brandeburgo nos esperaba un free tour en español que por su extensión iremos desbrozando por capítulos con nuestros amigos del blog...
Pero, he de confesar que el cuerpo nos pedía cada cierto tiempo hacer un alto en el camino para tomarnos un respiro e hidratar no sólo nuestras frágiles entendederas, sino también nuestro cuerpo “mens sana y corpore sano diría el poeta romano Juvenal” en beneficio de nuestro propio bienestar que disipe algunas brumas por aquellos lares germanos.
Y qué mejor idea que degustar una buena cerveza en uno de tantos “biergärten” o jardín de la cerveza, que forma parte de nuestra
dieta mediterránea. No hace falta recordar que tan ancestral bebida forma parte de nuestra cultura siendo considerada por alemanes y checos como una especie de pan líquido que forma parte de su alimentación diaria.
La elección de una jarra de un litro como medida de capacidad se remonta a la antigua ley de pureza alemana, conocida como Reinheitsgebot, que se promulgó el 23 de abril de 1516 por Guillermo IV de Baviera. Esta ley establecía que la cerveza solo podía contener agua, malta de cebada y lúpulo, sin aditivos ni sustancias adicionales que alterara su calidad. La capacidad de un litro se consideró la cantidad adecuada para satisfacer la sed de los bebedores de cerveza sin excederse. Es posible que se trate de la primera regulación legal de un alimento en el mundo.
No cabe duda de que Berlín [al igual que
Praga] tiene una enorme tradición cervecera. Para los berlineses la medida de capacidad más pequeña en el mundo de la cerveza es la jarra de medio litro, ya que en Alemania no se conoce el concepto de caña, como es conocida en España.
Berlín es considerada la capital del kebab, que se consume más que en Estambul, lo que nos muestra la influencia gastronómica turca. Etimológicamente, el término "kebab" tiene un origen persa, y significa "carne asada". Dicen que a comienzos de los años 70 del pasado siglo el “döner kebab” [girar la carne lentamente en posición vertical, de cordero, ternera, o pollo envuelta en fino pan de trigo cocido al horno conocido como yufka] se popularizó en Berlín por inmigrantes turcos. Sólo en Berlín existen más de mil puestos de kebab. Se dice que en Berlín se consumen diariamente más de 400.000 kebabs.
Dicen que Berlín es una ciudad muy habitable, al menos durante nueve meses al año, teniendo en cuenta que los inviernos son muy gélidos con pocas horas de luz, lo que puede afectar a la vida diaria.
Desde la Puerta de Brandeburgo, para el blog de mis culpas...
P.D. A lo largo de nuestro viaje, aunque se observan mendigos en Berlín, la mendicidad por las calles de Berlín brilla casi por su ausencia, posiblemente sea debida a la importante cobertura social existente, tal vez de las mejores de Europa.
Cabe destacar que se observan a muchas personas recoger todos los envases de un solo uso como el plástico o vidrio ya que al tener un aumento de precio de 0,25 euros por unidad, es como una especie de “depósito o fianza”. Las personas que devuelvan los recipientes vacíos a un punto autorizado recobran dicho importe para ser cambiado por alimentos o en dinero efectivo. Aquella persona que no quiera devolverlos le da opción a otra personas con escasos recursos para que recojan dichos envases y así puedan ganan un dinero adicional. Este sistema denominado “Pfand” establecido desde 2003 fomenta la devolución y reciclaje de envases de manera fácil y eficiente. Sería interesante implantar el sistema alemán de reciclaje en toda Europa. ¡Tenemos tanto que aprender!
Recuerdo cuando era niño existía algo similar en España. Cuando se adquiría una botella de un litro de cerveza o gaseosa, el establecimiento te cobraba una peseta de más [más tarde un duro], y cuando devolvías el recipiente, te abonaban dicha cantidad, de tal manera que no se perdían los envases. Pero esta costumbre se perdió hace ya muchos lustros cuando se puso de moda la costumbre de usar y tirar.
Los trenes también sufren retrasos en Alemania por una infraestructura ya obsoleta.
También cabe señalar que en Berlín existe la costumbre cuando se va a parar un taxi de levantar el brazo con un dedo índice extendido para evitar ser confundido con el saludo nazi, totalmente prohibido en Alemania.
La apología del nazismo o la negación del Holocausto están penados por la ley siendo obligatorio en las escuelas germanas estudiar la figura de Hitler y el Holocausto como materias educativas. Nos dijo uno de nuestros guías que si la policia sorprendiera a algún ciudadano haciendo el saludo nazi o negando el Holocausto judío podría enfrentarse a una importante multa que podría oscilar entre 7.000 a 10.000 euros acompañado del destierro. En Alemania, tras el nazismo, la cosa no está para bromas en este tema.
Una prestigiosa marca deportiva tuvo que retirar la camiseta nº 44 por su semejanza con la simbología de las SS, los mayores responsables de crímenes de lesa humanidad. El número 44 está vetado en Alemania.
Además, el número 88 está considerado antisemita en Alemania ya que la letra H es la octava letra del abecedario "Heil Hitler", y se considera propaganda de odio.