Bajo el marco incomparable del Castillo de
Morón, antiguo Alkevirato y posterior Reino de Taifa (1013-1066), se celebró el
pasado miércoles 21 de mayo de 2014 en la “Torre Gorda” un interesante y
didáctico acto cultural a cargo de nuestro querido paisano Miguel Guardado Rodríguez denominado “Los
castilleros de Morón”.
El brillante acto al que asistió un
considerable número de personas -a pesar de la desapacible tarde- fue
presentado por Juan Diego Mata, el cual realizó una breve historia del castillo,
desde la marcha de los Condes de Ureña en el siglo XVII hasta que vienen los
franceses y lo destruyen en 1812.
“Hasta que no llegaron los castilleros no se
puede hablar realmente de retomar de nuevo la vida en su entorno”.
También destacó Juan Diego lo importante que
es leer y escuchar.
¡Quién lo iba a decir
hace unos años!...
Es
evidente que esta iniciativa de revitalizar el castillo está impregnando en el
imaginario colectivo de Morón, frontera de su propia esperanza y que puede servir
como punto de partida para su regeneración.
Gracias a este maravilloso proyecto de recuperar este recinto tan digno en el intento de fusionar un centro de artes escénicas junto a la Historia que desde tiempos ancestrales ha permanecido en el ostracismo, lo que ha provocado un enorme olvido secular.
Como manifestaba el dramaturgo y moronero Raúl Cortés, se trata de un arte que intenta resucitar otro arte, el patrimonial o lo que es lo mismo un enfermo sin recursos cuidando a otro enfermo en “cuidados paliativos” [si se me permite la expresión].
Destacó el presentador la figura de Miguel
Guardado, coautor del libro “Consumatum Est” junto a José María García, cuya
presentación en el Teatro Oriente el 6 de julio de 2011 posee el record local
de asistencia de público a la presentación de un libro, con más de 400 personas.
La primera parte de la conferencia estuvo
dedicada al libro Consumatum Est, en su IV edición destacando su autor que nació
con la única vocación de recuperar la memoria del olvido.
Volviendo a la segunda parte de la
conferencia, el término “castillero” ha tenido una connotación negativa. Eran
personas que por circunstancias buscaban protección al abrigo del castillo y de
sus torres habitables, en cuevas o casas humildes de teja vana que vivían en unas
condiciones infrahumanas al brillar por su ausencia el servicio de
alcantarillado y de agua potable y la escolarización. Lo que sí abundaba era la extrema necesidad.
Nos recuerda Miguel Guardado que en el primer
padrón completo de 1803-antes de la ocupación francesa-, en el castillo vivían
66 familias con 230 habitantes. Las calles que se ubicaban en dicho entorno
eran las siguientes:
- Castillo, Concepción, Castillo Alto y Cuevas de la calle Ancha.
En el padrón de 1884, existían 64 familias
con un total de 206 habitantes.
- Calle Cuevas de la Concepción y Cuevas de la calle Ancha.
En 1924, existían 74 familias con 277 habitantes
- Concepción Alta, Torre Gorda y Cuevas de la calle Ancha
En el censo electoral de 1934, ciento cuatro
personas sabían “leer y escribir”.
-211 personas mayores de 23 años que vivían en
la calle Concepción y Cuevas de la Calle Ancha.
En el Padrón de 1960 vivían 231 familias con
199 casas.
- Concepción alta, Concepción Baja y Concepción de la calle Ancha.
Sólo 134 personas dicen saber “leer y
escribir”. El índice de albabetización era del 23,38%.
Muchas personas no tenían capacidad económica
ni para poder comprar un burro para acarrear leña o cisco.
Destaca el conferenciante que los años de
represión fueron muy duros al encontrar cobijo muchas personas que se
refugiaron en su hábitat. La mañana del día 25 de julio de 1936, el castillo fue bombardeado
por la aviación.
En la postguerra era muy común reflejar en
los informes de los detenidos que vivían en el castillo con el término marxistas,
rateros y peligrosos. Con esta definición cargada de intenciones se estigmatizaba
a una persona para ser excluida socialmente.
El 28 de febrero de 1969 un terremoto de 7,6º
en la escala Richter puso punto y final a muchas casas pero no fue hasta 1973
con la construcción de viviendas sociales cuando sus habitantes se marcharon
definitivamente del castillo.
El Castillo en la actualidad |
Una de las personas que vivieron en el entorno
del castillo y que ha servido como referente por su singularidad en el mundo
del carnaval local es la figura del Seguirín.
Por otro lado, cabe destacar la faceta
emotiva de algunas personas mayores que asistieron al acto y que vivieron en el
castillo. La retina del recuerdo les hizo revivir el nombre de muchas familias acompañado de los apodos de la época.
En definitiva, una mirada retrospectiva de un determinado periodo histórico local.
En definitiva, una mirada retrospectiva de un determinado periodo histórico local.
…El Castillo a veces fue un campo de
concentración aunque no debemos de olvidar que también ha formado parte por derecho propio de nuestras raíces como pueblo, aunque seguimos viviendo de espaldas a tan importante vestigio arquitectónico.
Desde la "Torre Gorda" para el Blog de mis culpas...
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CONSUMATUM EST
El castillo de Morón
Morón, un milenio del reino de taifa (1013-2013)
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