Prólogo
Recuerdo con cierta nostalgia aquellas primeras lecciones aprendidas durante las clases de primaria cantadas en voz alta quedando la sensación de repetición en aquellas desaparecidas unidades didácticas con aquel sistema de numeración con letras mayúsculas de la antigua Roma [I vale por 1, la V por 5, X por 10, L por 50, C por 100, la D por 500 y la L por 1000] en aquellas tardes pardas y frías de invierno entre las viejas sillas de enea sin olvidar el mapa físico de aquella vieja y rancia España colgado sobre una alcayata encalada mil veces ciento, bajo la "monotonía de lluvia tras los cristales", sobrevolando sobre el aula aquel viejo eslogan “la letra con sangre entra”.
Posiblemente nos hubiésemos hecho un lio si hubiésemos recordado la lección del poema "Recuerdo infantil" de Antonio Machado: «Mil veces ciento, cien mil; mil veces mil, un millón» con aquella línea horizontal encima de las letras a partir de la cifra 4000.
Todavía se siguen utilizando los números romanos en la nomenclatura “nomen” de los papas, emperadores y reyes, siglos y dinastías, monumentos y lápidas conmemorativas, olimpiadas, numeración de las páginas de un libro y de los tomos de una colección, numeración de congresos, ponencias, festivales, premios, conciertos, certámenes literarios o cualquier otro evento cultural que requiera cierta solemnidad.
Otra de las imágenes que me proyecta la retina del recuerdo será la asignatura de latín y de historia [cuando estudiaba el antiguo bachiller durante mi más tierna adolescencia] en el antiguo Instituto Nacional de Enseñanza Media [I.N.E.M.] en la tierra de Villalón, una fotografía en blanco y negro de una estatua en bronce que representaba a Luperca, la loba capitolina que según la mitología romana amamantó a los presuntos fundadores de Roma “Rómulo y Remo”.
Tampoco podré olvidar aquellas primeras y efímeras nociones de latín [rosa-rosae o bonus-bona-bonum] en aquellos tiempos de sotana y sacristía como pudiera manifestar el inmortal poeta Antonio Machado y máximo exponente de la lírica española del siglo XX, que nos servirá para recordar la etimología de muchas palabras, como por ejemplo, el término “panem et circenses”, donde la presunta generosidad de los gobernantes de la época mantendrían tranquilas las mentes “mens” del populacho en los anfiteatros suministrando el sustento básico junto con el entretenimiento en forma de juegos lúdicos “combates entre gladiadores, condena a las fieras “damnatio ad bestias”, carreras de cuadrigas, naumaquias o batallas navales, etcétera”, con la intención política de utilizar el dinero de los grandes patricios “pater conscripti” para ganarse de alguna manera el favor de la plebe [plebeyos]. Era necesario mantener entretenida a la turba a la que se entregaba la “annona” [el pan para el pueblo].
Una antigua profesora de latín nos recordaba con cierto ímpetu en la defensa de su asignatura:
“Grecia fue conquistada militarmente por Roma,
Sin embargo, Grecia le ganará la batalla a Roma culturalmente”
"La Grecia conquistada conquistó a su fiero conquistador e introdujo las artes en el agreste Lacio." (Epístolas II, 1, 156-157).
"Graecia capta ferum victorem cepit et artes intulit in agresti Latio"
Habría que estar ciego como el gran Homero "Ὅμηρος -el que no ve-" para no darse cuenta de que los griegos así como posteriormente los romanos no eran precisamente hermanas de la caridad. Baste con preguntárselo al rey Príamo o a su hijo Héctor, que sufrieron sobre sus carnes las acometidas de Agamenón, Áyax o Aquiles por culpa de la afrenta de Paris a Menelao [tanta sangre inocente derramada por un ataque de cuernos]. El verdadero nombre de Homero era Melesígenes. Después de quedar éste ciego por una enfermedad [posiblemente glaucoma congénito] quedará inmortalizado con el nombre de Homero.
Grecia helenizará la cuenca mediterránea oriental con Egipto de los Ptolomeos a la cabeza dejando su enorme influencia también en Roma, en la literatura, oratoria, historia, arte, religión, y sobre todo, en la educación y cultura. Los romanos cultos y de familia noble pasaban una etapa de su formación en Grecia para ser bilingües. Los pedagogos de los niños romanos serán griegos y algunos médicos como Galeno de los “imperatores” Marco Aurelio, Cómodo y Septimio Severo. Hasta la medicina tenía sus dioses: Asclepio (en griego) o Esculapio (en latín). Los primeros historiadores sobre Roma lo harán en lengua griega y no en latín. Así, la cultura griega se irá infiltrando entre los vencedores.
Por otro lado y en este contexto del latín [del Lacio o Latium], cuentan las páginas de la historia que José Solís Ruiz, natural de Cabra y ministro en las Cortes franquistas defendía un proyecto de ley que proponía aumentar las horas lectivas de educación física, en detrimento de los estudios de latín. En su contra, Adolfo Muñoz Alonso, defendía su importancia. Solís perdía el debate y se agarró a su particular vehemencia:
«¡Menos latín y más deporte!»
Muñoz Alonso, vallisoletano y Catedrático de Filosofía en la Complutense, no pudo contenerse y desde su escaño le propuso una mayor reflexión a Solís:
«No se ponga así contra el latín, señor ministro, porque gracias precisamente al latín, ustedes los de Cabra se llaman egabrenses, y no otra cosa”.
Desde la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco enarbolamos nuestras naves la soleada mañana del 18 de febrero de 2023 con el Aula de la Experiencia de Morón, cuyo sextante estaba cargo de su coordinadora local Luz Marina para acercarnos al Conjunto Arqueológico de Itálica, la cuna de los emperadores Trajano, Adriano y tal vez, Teodosio.
El arqueólogo e historiador Juan Diego nos esperaba en la puerta de entrada de Itálica, quien nos explicaría como buen Cicerón el origen y etimología de muchos términos latinos, la sociedad de la época, la cultura, el urbanismo, los elementos arquitectónicos, las calzadas y vías así como las obras públicas más significativas entre los que destacaban los puentes y acueductos que permitían transportar el agua potable, junto con el anfiteatro como obras significativas.
Juan Diego nos proyectaba fielmente con su didáctica oratoria la figura de aquellos aedos como Melesígenes [Homero] que explicaba a sus alumnos a través la historia, geografía o la navegación. Tan entusiasmados nos encontrábamos los alumnos del Aula de la Experiencia que a veces la retina del recuerdo me proyectaba aquellas primeras lecciones de literatura en el antiguo bachiller elemental dedicada a la figura de Homero [Ὅμηρος] con “La Ilíada” y “La Odisea” sin olvidar a Virgilio con “La Eneida”; ambos en la cima de la literatura no sólo griega y romana sino universal, y que han formado parte de la base de toda la literatura y del pensamiento de la cultura occidental teniendo una enorme influencia en la educación. La Ilíada, la Odisea y la Eneida serán obras imprescindibles en la cultura grecorromana.
"La Eneida" será un encargo del emperador Augusto a Virgilio en el siglo I a.C. para ensalzar el Imperio romano atribuyéndole un origen mitológico. Según "La Eneida" Roma estaba predestinada por los dioses para dirigir la ecúmene [la tierra habitada].
Según la mitología romana, los supervivientes troyanos huyeron de la región conducidos por Eneas, que participó en la defensa de Troya frente a los griegos al estar casado con la hija de Príamo "Creúsa", lo que le llevará a apoyar a los troyanos al frente de los dardanios.
Eneas procedía de Dardania en Asia Menor, que fuera fundada por Dárdano, hijo del dios Zeus. Será un personaje secundario en la guerra de Troya al ser eclipsado por el gran Aquiles y Héctor.
Después de vagar por Tracia al norte del mar Egeo, Delos en las Cícladas, Creta, Cartago y Sicilia, los supervivientes de Troya con Eneas a la cabeza se asentaron en la región del Lacio [Italia], donde tras una serie de acontecimientos, enlazarán con los orígenes de Roma.
Pero volvamos con nuestro buen cicerón Juan Diego…
Roma no funda ciudades “urbs” sino que las expande o potencia. El contacto de Roma con la Magna Grecia es indudable al absorber su cultura, ciencias, letras…
“Roma, a través de la religión conquista el mundo”
Marco Tulio Cicerón [106 a.C.-43 a.C.]
Itálica, en la antigua Baetica fue la primera colonia romana en Hispania, fundada en el contexto de la Segunda Guerra Púnica -Roma contra Cartago- en el año 206 a.C. bajo la figura histórica de Publio Cornelio Escipión “el Africano”, el único general romano que pudo derrotar a Aníbal, general cartaginés.
Establece en Itálica un puesto militar, en la antigua Turdetania, ubicando allí a los soldados heridos en la batalla de Illipa (Alcalá del Río) contra el ejército cartaginés.
Gracias a la victoria de Publio Cornelio Escipión “El Africano” en la Segunda Guerra Púnica, el Imperio Romano comienza a llamar al Mar Mediterráneo “Mare Nostrum”, anteriormente denominado “Mar Medi Terraneum”.
Los fenicios llamaban a la Península Ibérica “I-span-ya”, quedando romanizada como Hispania a partir del 218 a.C. En el año 45 a.C. los romanos fundan la “Colonia Iulia Romula Hispalis”, -latinizando el término tartésico “ispal”- tierra llana-. Posteriormente, otra civilización [andalusí] denominaría Ishbilya a la antigua Hispalis, aunque eso formará parte de otra interesante historia…
Referente al urbanismo en Itálica se puede diferenciar la Vetus Urbs (ciudad vieja) y la Nova Urbs (ciudad nueva). La Vetus Urbs fue la ciudad fundada por el general Publio Cornelio Escipión y se encuentra ubicada bajo el casco urbano de Santiponce. El teatro romano se encuentra en la parte oeste de la ciudad de Santiponce.
La Nova Urbs ampliada en el siglo II por Adriano es la parte del conjunto arquitectónico de Itálica que se puede visitar existiendo zonas de carácter residencial. Se pueden apreciar casas con ricos pavimentos "mosaicos", donde habitaban las élites políticas y económicas, destacando la arquitectura pública de carácter monumental como el Anfiteatro y el Teatro destinados a ocupar el tiempo de ocio de los ciudadanos y al mismo tiempo servían de propaganda para las élites políticas de la ciudad.
Itálica representa la majestuosidad de la urbe romana, visible en el trazado cuadricular de sus calles y edificios públicos, todo ello integrado en un bello entorno paisajístico que nos permite un interesante recorrido por el urbanismo romano. Sus calles dan cuenta del carácter monumental del urbanismo en Itálica caracterizadas por su gran anchura con aceras enlosadas y bordillos en las calles. El trazado de las vías está formado por dos calles principales que se cortan perpendicularmente (trazado ortogonal).
Una calle principal denominada "cardus maximus" (de norte a sur), con sus grandes losas poligonales de caliza margosa denominada jabaluna o de Tarifa, y otra denominada "decumanus maximus" (de este a oeste). A partir de las calles principales se formaban paralelamente las calles secundarias.
El eje norte del cardus maximus se orientaba hacia la estrella polar
En la intersección del “cardus maximus” con el “decumanus maximus” se ubicaba el Foro como eje y centro de la vida pública de los romanos cuya trilogía perfecta estaba formada por la deidad, el territorio “ager romanus” y el ciudadano. Establecido este principio, vendrán los agrimensores para trazar los caminos mientas la milicia se establecía en la antigua Turdetania prerromana.
Trajano y Adriano
Dinero deriva de “denarius”, nombre de la moneda romana de plata para diferenciarlo del aureus “oro que equivalía a 25 denarius en plata” o el sestercio “sestertius, de bronce”.
Salario deriva del latín "salarium", que significa pago en sal durante el antiguo Imperio romano, donde muchas veces se realizaba una parte del salario a los soldados con sal, la cual valía su peso en oro para conservar alimentos.
En Itálica, nació Marco Ulpio Trajano (53-117 d.C.), el primer emperador de una provincia romana. También fue cuna de su sucesor Publio Aelio Adriano. Su padre fue originario de esta ciudad y por tanto, durante su gobierno el emperador Trajano otorga a Itálica el estatuto de colonia.
Con Trajano [Itálica], Roma alcanzará su máxima extensión al someter la Dacia [Rumania], Armenia, Siria y Mesopotamia.
Le
sucede Adriano [117-138], también de Itálica, quien renuncia a la política expansiva
del Imperio e hizo la paz con los partos, estableciendo fronteras seguras en el
este con el río Éufrates y en el oeste con el Danubio y el Rin. En Bretaña
construyó “el muro de Adriano”. Fue enterrado en el Mausoleo de Adriano, bajo
el actual castillo de San´Angelo.
Adriano será cónsul de la “Legio Minerva Fidelis” y nombrará a Itálica como
“Colonia Baetica urbis”.
Cloaca Máxima de Itálica
Adriano dotará a la ciudad italicense de un servicio de abastecimiento de aguas junto a una red de alcantarillado que desagua en la cloaca colectiva. Una red de galerías subterráneas en forma de bóvedas por las que una persona podía caminar de pie. El agua corriente llegaba a través de un acueducto a las cisternas y desde allí se dotaba de servicio a las fuentes públicas y termas.
El fluir del agua era continuo en Itálica desde los acueductos a las fuentes y edificios públicos como las termas siendo la misión de la cloaca máxima evacuar las aguas sobrantes por su propio peso fuera del perímetro urbano.
Los edificios termales para los baños contaban con vestuarios, letrinas, palestra para realizar ejercicios, salas frías, templadas y calientes dotadas con piscinas, bibliotecas y salones de reunión.
En el siglo III llega la crisis con Marco Aurelio
Algunos historiadores ubican también en Itálica al emperador Teodosio el Grande [que dividió el Imperio entre sus hijos Honorio -parte occidental del Imperio- y Arcadio -parte oriental del Imperio-. Esta división sería definitiva], aunque existen muchas dudas al situarlo otros historiadores en Segovia.
Al dominar Roma todo el orbe conocido, las murallas eran simbólicas delimitando las urbes mientras los grandes ríos servían como fronteras naturales [Rin, Danubio o Eúfrates, entre otros]. Roma otorgaba diferentes estatus jurídicos:
- Federaciones
- Ciudades libres
- Municipium
- Colonias, con su propia legislación
De las "urbs" al campo los agrimensores trazan las vías siendo las más importantes:
- La Vía Apia con 212 km
- La Vía Salaria, de este a oeste con 242 km
- La Vía Aurelia o Aureliana, al sur de Francia con 697,3 km
- La Vía Augusta con 1500 km, atravesaba España, desde los Pirineos hasta Córdoba, Itálica y Cádiz.
- La Vía de la Plata con 800 km, desde Augusta Emérita hasta Asturica Augusta “Astorga”.
En Itálica se establece en el Cerro de San Antonio la I Centuria “Baetis urbis”, para atender a los legionarios heridos. Se asientan en un lugar geoestratégico junto a un río navegable “río Betis”, con las minas en la Sierra Norte y con grandes vías de comunicación con Carmo, Astigi, Emérita Augusta, Baelo Claudia y Cádiz como puertos para transportar el aceite de oliva virgen y el garum a las mesas patricias de Roma.
El privilegiado primer aceite de la cosecha "óleum viride u óleum primus" extraído de las muelas olearias de granito de la Bética romana estaba reservado para el panteón de los dioses de Roma. Las almazaras en la Bética romana estaban a cargo de los "magister oleiarius" o maestros aceituneros.
Nos dijo nuestro Cicerón que el término “Auriga” se refería a Morón y Arunci es citado por Plinio el Viejo ya que un hijo de Tarquinio llamado Aruns visita “Auriga” y de ahí proviene el error de llamar a Morón como Arunci, aunque nunca lo fue.
En el siglo I Itálica será tan importante que obtendrá el estatus jurídico de “municipium” llegando a tener hasta 19 senadores como cuna natal.
Y en el siglo II obtendrá el estatus de colonia, con su propia legislación. Trajano será cónsul de la Legio VII de Hispania y emperador en el 98 de nuestra era. Tenía una elevada altura de miras al otorgarle al Senado todo lo que quería, lo que le servirá para ser divinizado.
La administración romana estaba formada por:
- Imperium Militae [militar y judicial] como poder supremo
- Iter Domesticus
- Ager Publicus
- Ager Privatus “la urbs en sí con sus domus”
Nuestra ruta particular por Itálica
Lo primero que nos encontramos en la puerta de entrada “Porta triunfalis” de Itálica son las murallas que llegaron a abarcar una superficie de más de 50 Ha en distintas fases. La que se observa en Itálica corresponden al periodo de Adriano con una función más simbólica que defensiva ya que Roma era la dueña de un enorme Imperio que abarcaba desde el Finis terrae [Finisterre] hasta Partia y desde el Danubio y el Rin hasta Mauritania, norte de África, Egipto y Mesopotamia.
Su trazado en Itálica se encuentra marcado por una hilera de cipreses. El grosor de la muralla era de 1,5 metros y cada 20 metros se levantaba una torre cuadrada de 5 metros de anchura. Debajo de la “porta triunfalis” se puede observar la cloaca máxima de Itálica para evacuar las aguas sobrantes al exterior de la “urbs” italicense como una de las más antiguas del mundo. Cabe destacar que Itálica se nutría a través de dos acueductos o canales “specus” con 36 km de longitud que traían el agua potable desde el río Guadiamar y de la Fuente de Tejada hasta las termas, fuentes, edificios públicos y privados.
Nada más entrar, nuestra retina capta al instante las grandes losas poligonales de piedra “jabaluna o de Tarifa” denominadas “summa cresta” que coronaban las grandes vías o calzadas. Llegaron a tener hasta una anchura de 16 metros.
En Itálica se han documentado 48 manzanas observables y 11 excavadas.
Las calzadas romanas
Las primeras vías romanas se abrieron por razones militares para llegar con rapidez a las zonas beligerantes. Más tarde, los mercaderes las utilizaron para transportar sus mercancías. Los romanos llegaron a tejer una tupida red de comunicaciones. A lo largo de las rutas existían las tabernas [tabernae] y lugares para reposar.
En época romana llegaron a construirse 90.000 km de calzadas interurbanas que comunicaba Roma con su vasto imperio. Las vías interurbanas estaban señalizadas con cipos o mojones, denominados “millarios” de hasta dos metros de altura, colocados cada milla romana que tenía una longitud de 1470 metros “milla passum, mil pasos, equivalente a casi 1,5 km. Contenía una inscripción en la que se explicaba que emperador o magistrado había construido la carretera. Indicaba las millas que distaba la señal del origen de la calzada.
En el año 312 a.C. se inaugura la primera Vía romana “la Vía Apia”, para el trasporte de mercancías y tropas, para vertebrar el enorme Imperio. Roma construyó grandes calzadas romanas para movilizar grandes ejércitos.
Debe su nombre a Apio Claudio el Ciego, quien trazara los primeros 90 km. en el 312 a.C. Se extendió en el 190 a.C. para llegar a Brindisi, en la costa sur del Mar Adriático. Esta vía empedrada fue denominada por los antiguos romanos Vía Apia Regina Viarum [la reina de las calzadas].
En Hispania, las principales vías serían: Vía de la Plata, Vía Augusta [la más larga de la Península Ibérica con 1.500 km que comunicaba Itálica con el norte a través de la Vía de la Plata en la Lusitania y con Emérita Augusta]. En la Galia la Vía Aquitania, Vía Domitia y Vía Aurelia entre otras. En Italia, Vía Apia, Vía Emiliana o Vía Aurelia entre muchas calzadas romanas.
Las calzadas como vías de comunicación eran un elemento fundamental en la estructura económica, social, política y militar en la organización del Imperio Romano. De ahí que los romanos se preocuparan en gran manera de su conservación, reparación y mantenimiento. Su estructura era muy sólida para resistir las duras condiciones climatológicas, así como su uso continuado. La principal característica es su buena fábrica y la necesidad de unir poblaciones secundarias con la vía principal.
La sección de una calzada romana estaba compuesta en primer lugar de la “summa crusta” o losas sobre el nucleus o mortero romano. En la parte más baja los “rudus” o cantos y cascotes, y por último el “statumen” o piedras. Los romanos utilizaron el opus caementicium (hormigón) por la solidez que aportaba este tipo de fábrica. Emplearon cal, cantos, arena de río, así como anfibolitas (tipo de roca metamórfica) de tamaño medio.
El Teatro de Itálica tenía un aforo para 3000 espectadores. Se encuentra en el casco urbano de Santiponce. Contaba con un graderío en forma semicircular en torno a un espacio central que se conoce como “orchestra” delimitado por el escenario que se remata con una fachada monumental como fondo de la escena. La forma de semicircunferencia era utilizada para conseguir la acústica deseada.
La Domus de la Exedra
La primera parada de nuestra particular ruta por Itálica se encontraba en la Domus de la Exedra. Una palestra al aire libre donde se practicaban los deportes. Tenía un criptopórtico que conectaba las estancias a través de una escalera sin interrumpir la palestra.
Es uno de los edificios de mayor superficie de Itálica, con 4.000 metros cuadrados. Consta de una palestra, la exedra y la letrina colectiva. Posiblemente se trate de un edificio de uso multitudinario y sede de una asociación. A través de un vestíbulo se accede al patio de distribución o peristilo, de planta rectangular y presidido por una fuente de líneas curvas y alargada. La zona termal contaba con zonas de agua caliente, templada y fría. Otra zona estaba destinada a vestuario.
Estaba realizada con mortero sin aglutinantes “opus caementum” con ánforas embutidas para aligerar el peso. Además del culto religioso eran casas gremiales para rendir tributos a los profesionales fallecidos. Poseían hipocausto “caldera” con vapor de agua caliente.
En las intersecciones de las calzadas se observan algunas “fistulaes” o tuberías de plomo que transportaban el agua potable a las domus y fuentes. En algunas calzadas se pueden apreciar grabados en las losas de piedra con diversos juegos de mesa “tabulae”.
El urbanismo se adapta a desnivel el terreno. Los patios tienen un peristilo “columnas”. Las zonas más elevadas tienen aljibes con cotas de suelo original. Las cimentaciones para ser ligeras llevan morteros sin aglutinantes.
Los mosaicos
El peor enemigo que tienen los mosaicos en Itálica es porque están realizados sobre arcillas expansivas susceptibles de producir grandes cambios en el volumen del terreno.
Los mosaicos se clasifican por su tipología;
- “Opus vermiculatum”, se originó en Grecia. Era un método de colocación de las teselas que resaltaba el contorno de las figuras.
- “Opus signinum”, con cerámica o tejas partidas en las zonas de tránsito.
- “Opus sectile”, con geometrías en mármol, en la época de Nerón. Era más costoso y demostraba el poder social del propietario.
Los mosaicos de clasifican también por estilos:
- Estilo severo, en blanco y negro.
- Estilo medio Guadalquivir [pigmentos].
- Estilo tardío de Antonino Pío con mayor complejidad en los rostros.
Letrina colectiva
Como se puede observar esta dependencia dispone de un banco corrido adosado al muro, construido en piedra con orificios para uso como retrete. Discurre sobre una canalización de agua corriente que serviría para evacuar los residuos. Junto a él se colocarían unos cubos o escobillas de esponja natural y mango de madera que servirían para la limpieza posterior de los usuarios. La estancia se encuentra decorada por un pavimento de mosaico con escenas cómicas de pigmeos [del latín, Pygmaeus y del griego Pygmâios “grande como el puño”] luchando con grullas. La presencia de esta letrina colectiva ha sido utilizada por algunos investigadores para defender la identificación de este edificio en la sede de una asociación colegial en época romana.
Domus de Neptuno
Destinado a uso termal con hipocausto y mosaicos predominantes en blanco y negro. Predomina Neptuno con figuras del sur de Egipto.
El mosaico de Neptuno se encuentra presidido por la figura del Dios del mar que aparece tirado por un carro tirado por cabalos marinos y rodeado por figuras mitológicas marinas de gran dinamismo, iconografía habitual en edificios termales. La orla que rodea la escena central se encuentra decorada con escenas de pesca y lucha entre pigmeos y grullas, además de un hipopótamo o cocodrilo, motivos de clara inspiración egipcia.
Entre domus y domus nos encontramos con las “tabernaes”. Se entraba por las fauces o entradas con patios con peristilo o atrium “pilastras” que articulaban las estancias laterales. El tablinum o recibidor era la zona media de la domus y los patios dotaban a la domus de luminosidad. Los lares o guardianes del hogar estaban compuestos por: Lara, Júpiter y Mercurio.
Tabernaes
El alquiler de las tabernaes o locales comerciales, constituía una fuente de ingreso extra para el propietario de la domus. Solían ubicarse a lo largo del perímetro de la domus, sin conexión directa con los espacios privados de la misma. En Itálica se han localizado numerosas tabernaes o establecimientos comerciales dispersas por toda la urbe. Destaca la presencia de panaderías, como la Casa del Planetario y la Casa de los Pájaros. Su identificación como local de producción y venta de pan deriva de la presencia de un horno de reducidas dimensiones en esta estancia.
Como curiosidad cabe recordar que el término cerveza procede del latín "cervicia o cerevisia", por referencia a Ceres, diosa romana de la agricultura. Los términos “tabernae” y “cerevisia” forman un binomio perfecto para refrescarse en la Bética durante la época estival.
Casa de los Pájaros
Es una parcela de 1700 metros cuadrados donde se encuentra el mosaico de los pájaros que da nombre a la casa. En uno de los laterales de la galería del peristilo se encuentra un “lararium” o pequeño altar doméstico donde se ubicaban los dioses protectores del hogar, de la familia y de los negocios.
Se trata de uno de los lugares más simbólicos de la domus donde se realizaban pequeñas ofrendas y se rendía culto a los antepasados para gozar de protección de los dioses y recibir prosperidad. Era una especie de hornacina rematada por un tímpano. En el caso italicense el espacio se encuentra remarcado también por la presencia de un pavimento de mosaico a sus pies.
En el salón de los pájaros se representan hasta 33 especies diferentes de pájaros, como el gorrión, la lechuza, la perdiz, el pato, el pavo.
Y llegamos a la estatua del emperador Trajano divinizado. Se trata de una réplica cuyo original encontrado en Itálica en 1788 se encuentra en el Museo Arqueológico de Sevilla. Fue erigida en tiempos del emperador Adriano. En aquel lugar nos realizamos la primera foto colectiva del Aula.
La Cañada Honda nos señalaba el punto más elevado de Itálica. Desde allí nos dirigimos al traianeum.
Traianeum o Templo de Trajano
Estaba dedicado el emperador Trajano ya divinizado como “Sol Invictus” que fuera erigido por el emperador Adriano en una plaza de la “Nova Urbs” que ocupa una hectárea, lo que nos puede dar fe de sus proporciones majestuosas. Se trata de un templo octóstilo períptero o fila de columnas alineadas a cada uno de sus lados ubicado sobre un podio en altura. Medía 107,60 metros de largo por 80,10 metros de ancho. Estaba construido en un gran recinto cuadrangular circundado por un pórtico que limitaba con el exterior con un muro compuesto por exedras rectangulares y semicirculares alternas.
Panaderías
En las panaderías romanas se molía la harina inmediatamente antes de la elaboración del pan, se amasaban y horneaban las piezas, y se vendía la producción. A veces las piezas eran decoradas con moldes o sellos conmemorando ciertas festividades o acontecimientos relevantes de la vida de la ciudad o de la familia imperial.
El pan de Roma
“Panem et circenses”
El precio del pan era regulado por los magistrados y la profesión se traspasaba de padres a hijos. Las clases sociales se proyectaban no sólo en el Anfiteatro sino también en el pan como alimento básico. Para ganarse de alguna manera el favor de la plebe [plebeyos] era necesario mantener entretenida a la turba a la que se entregaba la “annona” [el pan para el pueblo] para paliar su precaria situación.
- El “panis militaris” se fabricaba especialmente para los soldados. Se construyeron panaderías militares donde se almacenaban las reservas de este pan durante las campañas.
- El “panis plebeius” se realizaba con harina blanca siendo más valorado que el pan moreno. Era consumido por los pobres y esclavos.
- El pan más blando “panis acerosus”, elaborado con harina y tropezones, como salvado, cañas de trigo y cualquier sustancia que estuviera a mano.
Roma propagó la cultura del pan por todas sus colonias, excepto Hispania, donde ya elaboraban el pan antes de la llegada de las legiones. El uso de la levadura será considerado una de las aportaciones hispanas.
En muchos puntos de Itálica se encuentran ubicados los puntos geodésicos como referencia de las cotas del terreno, para posteriores investigaciones.
La Casa del Planetario [siglo II d.C.]
Recibe el nombre del mosaico de una de las estancias que decora la casa.
La división de la semana en siete días es de origen oriental, probablemente judío. Los romanos fueron adoptando este sistema semanal de siete días de forma paulatina. Anteriormente, los romanos dividieron la semana en ocho jornadas, hasta que el emperador Constantino oficializó la semana de siete días en el año 321 después de Cristo.
La denominación de los días de la semana estaba basada en la observación astrológica y fue formulada de forma completa en Egipto del siglo I a.C. Los astrólogos observaron que, durante el año, la mayoría de los astros invisibles [estrellas] no variaban de posición unos con respecto a otros, salvo siete cuerpos celestes que cambiaban de posición: el Sol, la Luna, y cinco planetas que pueden verse a simple vista: Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. De esta manera, los días fueron denominándose por los cuerpos celestes que presidían las primeras horas de cada jornada.
En el 46 a.C. entrará en vigor el calendario juliano [Julio César] que tendrá 365 días divididos en 12 meses agregándose un día bisiesto en febrero cada cuatro años.
Calendario romano: januarius o el de la puerta donde comenzaban todos los trabajos agrícolas [dios Jano], februarius [ritos de februalia o purificación de año nuevo], martius o marzo [dios de la guerra Marte], abril [aprilis o floración vegetal], maius o mayo, asociado a Maya, la madre de Mercurio, Iunius o junio [dios Juno, el más joven], julius [en homenaje a Julio César], augustus [Augusto], septembris, october, november, december.
Días de la semana: Domingo [Solis dies], Lunes [Lunae dies], Martes [Martis dies], Miércoles [Mercuris dies], Jueves [Iovis o Júpiter dies], Viernes [Veneris o Venus dies], Sábado [Saturni dies].
Las calendas correspondían al primer día de cada mes.
Las nonas [luna en cuarto creciente] eran el quinto día de los meses de enero, febrero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre, y el séptimo día de marzo, mayo, julio y octubre.
Los idus [luna llena] se correspondían con los días 13 de los meses de enero, febrero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre y el día 15 de marzo, mayo, julio y octubre.
Los días de la semana [septimána, de siete]:
Lunes (Luna), Martes (Marte), Miércoles (Mercurio), Jueves (Júpiter), Viernes (Venus), Sábado (Saturno). En castellano, del Sabbath judío. Saturday “día de Saturno”.
Domingo (Sol). En castellano, Dominicus dies “día del Señor”. Sunday “día del sol”.
La división del día estaba compuesta por doce horas: desde la salida del sol hasta el ocaso [XII horae]. A la sexta hora se solía descansar “de ahí proviene la siesta española”. Por el contrario, las horas de la noche se dividían en cuatro partes o vigiliae: prima vigilia [de 6 a 9 p.m.], secunda vigilia [de 9 a 12 p.m.], tertia vigilia [de 12 a 3 a.m.] y quarta vigilia [de 3 a 6 a.m]. De ahí proviene en el argot militar las guardias o imaginarias nocturnas que realizan los soldados en los cuarteles “castra-castrorum en latín”.
El erudito y matemático de origen bizantino Dionisio el Exiguo [475-544] se basará en la Biblia y otros escritos inventando el sistema a.C./d.C.
Aunque se desconocía el número cero en Grecia y Roma será introducido más tarde por los musulmanes [el cero nació en Babilonia llegando hasta la India] así como el álgebra y los logaritmos, la geometría, trigonometría y astronomía matemática entre otros muchos logros científicos.
El Anfiteatro de Itálica
«Ave, Caesar, morituri te salutant»
«Salve, César, los que van a morir te saludan»
Frase latina atribuida a Suetonio [70-140]
Es la construcción más significativa y emblemática de Itálica, erigiéndose extramuros de la ciudad en la época de Adriano, aprovechando una vaguada natural. Su emplazamiento facilitó la construcción de tres niveles de graderío o cavea, destinados a las distintas clases sociales: inma, media y sumna. Podía albergar hasta 25.000 espectadores, siendo uno de los más grandes del Imperio.
- El Anfiteatro Flavio tenía capacidad para 70.000 espectadores.
- El Anfiteatro de Capua y Verona para 40.000 espectadores.
- Y el de Córdoba e Itálica, para 25.000 espectadores.
Los actos lúdicos atraían enormes multitudes a Itálica como capital de la Bética romana. Los juegos eran convocados por el emperador o algún senador en honor a alguna divinidad, para celebrar una importante victoria militar o para estimular su propia vanidad.
El acceso principal se realizaba a través de la puerta “Triumphalis” o de los vencedores, que forma eje con la puerta Libitiana, destinada a los muertos o los vencidos en los juegos. En el centro de la arena es visible la “fossa bestiaria”, espacio que albergaba la tramoya que permitía salir a la arena a las bestias y gladiadores que participaban en las venaciones o cacerías o los combates entre gladiadores “munera gladiatoria”.
En el suelo del pasillo de acceso por la puerta Triumphalis son visibles las placas votivas, reproduciendo plantas de los pies, ofrecidas a la diosa Cibeles cuyo santuario se encuentra en la estancia derecha, conservando aún el pavimento original.
Augusto dividirá a los ciudadanos de Roma en tres clases sociales:
1. Senatorial [los poseedores de más de 1.000.000 de sestercios]. La clase pudiente se gastaba el dinero en subsidios, juegos y obras públicas para calmar al pueblo.
2. Ecuestres [400.000 sestercios].
3. Y la Plebe.
4. Los esclavos y libertos, carecían de la ciudadanía romana.
El teatro, el anfiteatro así como las termas eran lugares importantes para la reunión y ostentación social. El Anfiteatro de Itálica tiene planta ovalada con un graderío en tres niveles con una fosa subterránea destinada para albergar animales separados por corredores anulares para el desarrollo de los juegos. Los teatros romanos aprovechaban la pendiente natural para asentar el graderío “in montibus”.
La asistencia a los juegos era obligatoria para identificar las clases sociales y proyectar el orden social que cada cual ocupaba en la sociedad. El público accedía al anfiteatro por distintas zonas según su condición social a través de unas puertas labradas en piedra denominadas “vomitorios”.
La cávea o graderío se dividía socialmente en varias zonas bien diferenciadas:
1. La inferior o “Inma cavea” cercana a la arena estaba dedicada para los senadores, magistrados y altos funcionarios de la administración romana con alto poder económico. El emperador o suplente de éste acompañado de las altas personalidades del Estado tenía reservado un lugar de honor “el pulvinar”.
2. La zona media o “médium cavea” estaba destinada para los ciudadanos romanos y funcionarios de medio pelo.
3. La parte superior o “summa cavea” estaba dedicada para los libertos, esclavos, mendigos o transeúntes.
4. Las mujeres tenían inferioridad jurídica al encontrarse sometidas a la potestad del “pater familias”. Se ubicaban en la parte más elevada del anfiteatro, en el pórtico de la Summa cavea con los niños. Todo ello, en un estricto orden social.
"Pollice Verso" de Gérôme [Phoenix Art Museum]
Una interpretación errónea del óleo «Pollice Verso" (1872) del pintor francés Jean-Léon Gérôme nos ha llegado hasta nuestros días. Representa la escena de un anfiteatro romano en el que un gladiador espera la decisión del emperador: muerte o vida del gladiador caído. El pueblo, sediento de sangre, saca el puño y extiende el dedo pulgar -Pollice Verso, pulgar al revés-. La interpretación que se hizo del cuadro es que este gesto significaba muerte. Esta errónea interpretación ha servido para que en las «películas o series de Roma» el gesto del pulgar hacia abajo signifique «muerte».
La realidad era bien distinta: aquel gesto que significaba “muerte” era con el pulgar hacia arriba bajo la garganta “yugular”, para degollarlo, y el gesto que significa vida era con el pulgar oculto o hacia abajo (pollice compresso favor iudicabatur, el perdón se indica con el pulgar comprimido) que representaba la espada clavada en la arena. El gladiador caído pedía clemencia extendiendo dos dedos (como se representa en el cuadro).
Será el cristianismo el que utilizará dicha imagen con el pulgar hacia arriba para señalar el Cielo que indicaba la salvación, y el pulgar hacia abajo, para señalar el Infierno, como señal del mal o la muerte. Ya vemos que en historia todo es falsable, mientras no se demuestren las fuentes.
Los gladiadores
La retina cinéfila nos proyecta la película Ben Hur [1959] de William Wyler, interpretada por Charlton Heston, “Espartaco” (1960) de Stanley Kubrick con Kirk Douglas o “Gladiator” (2000) de Ridley Scott con Russell Crowe, etcétera.
Los gladiadores, que solían ser esclavos tenían alguna posibilidad de ganar su libertad mediante victorias en la arena del circo. Antes de comenzar el combate se encomendaban a Némesis [Invidia, su equivalente en Roma] era la diosa de origen griego que simbolizaba la venganza, la justicia y la fortuna.
Los prisioneros de guerra solían ser vendidos en los mercados al mejor postor. Los esclavos liberados por sus dueños recibían el nombre de “libertos”. Tenían más derechos que los esclavos.
Un gladiador herido podía suplicar misericordia al público que con sus pulgares le otorgaban la vida y hacia abajo, la muerte. Al gladiador se le ofrecía una espada de madera como símbolo de su libertad. Muchos gladiadores liberados ponían sus propias escuelas de gladiadores.
Las victorias otorgaban a los gladiadores fama, fortuna y libertad convirtiéndose en personajes famosos que recibían valiosos obsequios y favores de las romanas. Muchas matronas romanas pagaban cantidades considerables por pasar una noche con los gladiadores y los atletas más musculosos. Muchas de ellas ponían como condición que no se lavaran tras las competiciones. Como curiosidad cabe destacar que los médicos romanos para la fertilidad prescribían sangre de gladiador.
Los tipos de gladiadores que fueron más populares y que más debieron entusiasmar a la turba en el anfiteatro eran:
“Secutor” o “Perseguidor”, que buscaba el combate cuerpo a cuerpo.
“Retiarius” que inmovilizada a su adversario lanzándole una red de tres metros, para después atacarlo con el tridente y con una daga. Los retiarius luchaban contra los secutores.
“Venator” aunque no era un gladiador, participaba en los juegos del anfiteatro y estaba especializado en la cacería de animales salvajes utilizando el tiro con arco, la jabalina o una lanza larga-venabulum-. En Augusta Emérita debieron ser habituales las cacerías de jabalíes, ciervos y toros. Podían enfrentarse en solitario a una fiera, o junto a otros venatores, a una manada de animales.
“Dimachaerus” cuyo nombre en griego significa “el que usa dos cuchillos”. Cubría la cabeza con un casco cerrado y ambas piernas con espinilleras. Para proteger su cuerpo usaba un pectoral o una cota de malla metálica. No llevaba escudo. Este gladiador estaba especializado en la lucha cuerpo a cuerpo. Probablemente su adversario fuese otro dimachaerus.
“Traex” -tracio-. Se trata de un gladiador de armamento ligero -pequeño escudo y espada corta de punta curvada-, y sus combates contra los mirmillones fueron muy populares.
“Hoplomachus”. Su nombre deriva del griego “el que lucha con armas”. Su forma de combate imitaba a los hoplitas portando una lanza y espada corta, cubriendo su cabeza con un casco, utilizaban espinilleras altas y con un escudo circular u “hopión”. Generalmente su adversario era e mirmillón. Aparece representado en mosaicos, pinturas y lucernas combatiendo contra los tracios.
“Mirmillones” que eran reconocibles por su cresta en su casco. Se protegía desde la rodilla hasta la barbilla, con un gran escudo rectangular que usaba para empujar a su oponente, atacándolo con su espada corta. Los mirmillones nunca combatían entre ellos.
En 1719 se utiliza Itálica por el Ayuntamiento de Sevilla como cantera hasta que Alfonso XIII lo declara Monumento Nacional. En enero de 2001 es declarado por la Junta de Andalucía como zona arqueológica.
Tras varias horas de didáctica conferencia sobre el terreno por parte de nuestro cicerón Juan Diego, tan sólo quedaba regresar con vientos alisios a la tierra de Villalón y de nuestra propia esperanza, no sin antes, recordarnos Luz Marina que nos espera en un futuro cercano una nueva experiencia didáctica en la Alpujarra granadina, aunque tan magna empresa formará parte de un nuevo episodio del blog de mis culpas…
"Salutem et bene tibe"
P.D. Los romanos tenían un curioso sistema para nombrarse como ciudadanos libres. Primero iba el praenomen o nombre de pila (el actual nombre propio), el nomen (que indicaba la gens, el nombre del clan del que se procedía) y un cognomen (que especificaba la familia dentro de la gens). Existían ocasiones que se le asignaba un cuarto nombre [agnomen] a los generales victoriosos que describían algunas hazañas como Dacico [Dacia], Parthico [Partos] o Germánico y “anus” a los hijos adoptivos como Emilianus, Africanus, etcétera.
Publio Cornelio Escipión “El Africano”
Praenomen/Nomen/Cognomen/"Agnomen"
"Hoc Antonius fecit, in Februarius MMXXIII"
Enlaces interesantes
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Visita a la Antigua Emérita Augusta (II)
Viaje a la antigua "CARMO" de la Bética Romana
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