Voluntarios de León disparando contra las tropas napoleónicas
Mural urbano en Astorga
Desde la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco, colocamos nuestro sextante en el Museo del Prado, donde su avenida fuera fiel testigo junto con los pies de la montaña del Príncipe Pío [actualmente, el templo de Debod] de los luctuosos sucesos de los fusilamientos durante la madrugada del día 3 de mayo de 1808, donde decenas de patriotas madrileños que participaron en la lucha por la Independencia fueron fusilados por orden de Murat.
En la sala 64 del Museo del Prado se encuentran dos lienzos de Goya “el 2 de mayo de 1808”, conocido popularmente como la carga de los mamelucos y “los fusilamientos del 3 de mayo”, del que fuera fiel testigo el inmortal pintor Francisco José de Goya y Lucientes [1746-1828].
Dos cuadros enormemente expresivos que se han convertido en verdaderos iconos de la pintura y que muestran el verdadero horror de la guerra con los gestos de desesperación de las personas que van a ser fusiladas. Así mismo, el lienzo “La rendición de Bailén”, en la sala 75 del Museo del Prado junto con el óleo “Malasaña y su hija se baten contra los franceses en una de las calles que bajan del parque a la de San Bernardo. Dos de mayo de 1808” de Eugenio Álvarez Dumont, o la “Defensa del parque de artillería de Monteleón, de Joaquín Sorolla entre otros muchos, nos animan a seguir indagando a través de nuestra particular ruta de la Guerra de la Independencia entre Cádiz, Madrid y Zaragoza, donde miles de héroes anónimos dieron su vida por la Independencia de España.
Aunque visto lo visto y el pago que el Felón de Fernando VII llegaría a dar a muchos de estos patriotas condenándolos a prisión, a muerte [como El Empecinado o Mariana de Pineda por el régimen absolutista de Fernando VII] o al exilio, hubiese sido mejor que las ideas ilustradas hubiesen calado mejor en nuestro ADN colectivo, que nos hubiese librado de la miseria del Antiguo Régimen.
En nuestra visita al Museo del Prado nos encontramos con el monumento a Goya, complementado más tarde con la visita a los Reales Sitios de Zaragoza y la visita a los monumentos de Palafox y Agustina de Aragón, que nos aportan nociones históricas sobre aquel trágico suceso.
La Plaza de la Lealtad se erige en el mismo lugar donde el mariscal Joaquín Murat [cuñado de Napoleón] ordenara fusilar a muchos patriotas madrileños que se levantaron contra los franceses aquel histórico 2 de mayo de 1808 y que serían fusilados la madrugada del 3 de mayo e inmortalizados por Goya. Actualmente, tiene una llama permanente en honor a los caídos por España.
La participación de Inglaterra en la Guerra de la Independencia española fue decisiva. Es posible que en 1808 nacieran las dos Españas: la de las ideas ilustradas representadas por la Constitución de 1812 [demasiado avanzada para la mentalidad de la época] frente a la de los reaccionarios representados por los fernandinos [volver al antiguo Régimen].
Será didáctico realizar algunas breves pinceladas sobre aquellos acontecimientos históricos que forman parte de una de las páginas más tristes de la historia de España…
Coronación de Napoleón por David. Museo de Louvre
Antecedentes de la Guerra de la Independencia española
Todos los siglos de la Historia de España han sido agitados pero el siglo XIX fue especialmente convulso para España comenzando con el Desastre de Trafalgar el 21 de octubre de 1805, por el que España anclada en la miseria política, social y económica pierde el mayor y más débil Imperio que jamás haya existido nunca a manos de los “Hijos de la Gran Bretaña” que ya habían ocupado Gibraltar [4 de agosto de 1704] bajo el pretexto de la Guerra de Sucesión española.
Tratado de San Ildefonso
El 18 de agosto de 1796 se firmaba el funesto tratado por el cual se aliaba España con Francia para hacer la guerra a Gran Bretaña. Se demostraba muy poca cordura al entregar España a Francia todas las tropas y navíos que pidiera Francia, quedando a su disposición mientras durara la guerra, sin que en ningún caso puedan ser gravosos.
La política exterior española convertía a España en un instrumento de la política francesa con total sumisión a Napoleón. Por la alianza franco-española España estaba obligada a declarar la guerra a Portugal si ésta no rompía su alianza con Inglaterra. Portugal no quiso secundar a Napoleón negándose al bloqueo contra Inglaterra y España tuvo que declararle la guerra denominada [de las Naranjas]. Por el Tratado de Badajoz, en 1801, Portugal nos cedía Olivenza y cerraba sus puertos a los barcos ingleses pagando a Francia una indemnización de guerra. España recuperaba Menorca.
El 5 de octubre de 1796 se le declara la guerra a Gran Bretaña con lo que los gastos para el Erario español fueron incalculables con el consiguiente perjuicio para nuestro comercio, al mismo tiempo que se arruinó nuestra Marina y nuestra navegación mercantil.
El 14 de febrero de 1797, en el cabo de San Vicente, perdimos cuatro navíos, dos de ellos de 112 cañones.
El 16 de febrero, se rindió a los ingleses la importante isla de Trinidad de Barlovento, y se incendiaron en ella otros cuatro navíos para evitar que cayesen en poder del enemigo.
La noche del 12 de junio de 1801, ocurrió una catástrofe en el Estrecho de Gibraltar con los navíos de tres puentes “Real Carlos” y “San Hermenegildo”, por considerarse enemigos y entablar combate encarnizado el uno contra el otro, por confusión con un buque inglés que se interpuso entre ambos.
En diferentes apresamientos perdimos 10 fragatas por parte de los ingleses. En virtud de lo estipulado donamos a Francia seis navíos de 74 cañones, armados, arbolados y en disposición de navegación a la que también cedimos La Luisiana a cambio de ventajas que nunca conocimos.
Combate naval en Trafalgar. Justo Ruiz Luna. Museo del Prado
Y llegó el 21 de octubre de 1805 “La batalla de Trafalgar” [Taraf al Ghar o cabo de las cuevas]
En 1803, rota la Paz de Amiens, Francia e Inglaterra volvían de nuevo a la guerra. Napoleón impuso a España un humillante tratado de neutralidad por el que España se obligaba a pagar a Francia seis millones mensuales y se comprometía a abastecer sus navíos que recalasen en los puertos españoles de Cádiz, La Coruña y El Ferrol. Inglaterra protestó por este tratado y aprovechó la ocasión para capturar cuatro fragatas que venían de las colonias españolas con cuatro millones de pesos. España rompió con Inglaterra.
En los planes de Napoleón estaban invadir Inglaterra ordenando que en Cádiz, se reunieran las escuadras franco-española con la idea de dirigirse hacia la Martinica como maniobra de despiste, lo que permitiría a los ejércitos franceses desembarcar en Inglaterra que presuntamente estaría desguarnecida de su marina. Pero los planes de Napoleón fracasarían al aparecer en escena el almirante Nelson que bloqueó el puerto de Cádiz. La idea de Napoleón de invadir Inglaterra sería abandonada comenzando a madurar la idea de traicionar España, su aliado.
Trafalgar fue el mayor desastre político y militar, pues el combate perdido abrió una amplia brecha a nuestro poderío. En Trafalgar se fue el mayor y más débil Imperio que jamás haya existido. Las consecuencias de dicha batalla hicieron que se inmortalizara el nombre del cabo, lo que trajo como consecuencia un dolor lacerante para el comercio colonial español herido de muerte, al carecer España desde ese momento, de una sólida Armada que pudiera defender sus intereses comerciales. Después de Trafalgar, la marina española, la única que podía ligar los pedazos esparcidos en el mundo entero, moriría de abandono por falta de carena en los arsenales junto a la decepción de sus marinos por la incomprensión y el olvido de su propia nación.
El gobierno español estuvo siempre sometido a los dictados de Napoleón jugando un papel de comparsa, a quien lo único que le preocupó fue el poder contar con los buques de la Armada para utilizarlos en los sucesivos proyectos de invasión de Inglaterra. En Trafalgar fuimos al combate derrotados de antemano, por la trágica situación de abandono en que se tenía a la Marina.
La escuadra del Ferrol fue más numerosa en buques y personal con más de 2000 hombres para tripular la escuadra que se armó en Cádiz. Sin embargo, el combate inmortalizó el nombre del cabo otorgándole un protagonismo a Cádiz en detrimento de Ferrol, con lo cual la historia se ha visto mediatizada por el lugar geográfico.
Aparte de comprometerse España a poner treinta navíos a disposición de Francia y aceptando un almirante francés, Villeneuve, al mando de la escuadra combinada. Aquí radica el fracaso estratégico y táctico de la Armada española.
Napoleón pensaba en dar la batalla decisiva en el canal de la Mancha hasta que Nelson apareció en Gibraltar lo que significaba que las fuerzas navales inglesas en Europa estaban en vías de concentrarse con el objetivo de proteger el comercio británico en el Mediterráneo.
Muerte de Churruca en Trafalgar. Eugenio Álvarez Dumont. Museo del Prado
La decisión de Villeneuve que conocía su destitución por parte del Ministerio de Guerra francés le llevó a un repentino ataque de orgullo herido y precipitó abandonar Cádiz y presentar batalla en octubre de 1805, lo que condujo inevitable a la derrota. La flota franco-española se vio bloqueada en Cádiz por Nelson cerca del Cabo de Trafalgar y el 21 de octubre tuvo lugar el mayor combate naval de la historia donde la flota franco-española fue definitiva y abrumadoramente derrotada por la superioridad técnica y táctica de la Armada Real Inglesa. Los españoles perdieron diez de sus quince barcos y los franceses, doce de sus dieciocho con miles de muertos, heridos o prisioneros. Allí murieron en combate entre otros muchos el almirante Horacio Nelson, Churruca, Gravina y Alcalá Galiano posteriormente como consecuencia de sus heridas, entre otros grandes marinos. Perdimos el buque insignia de nuestra Armada “El Santísima Trinidad” con sus cuatro puentes y 150 cañones, el más grande de su época.
Villeneuve y su buque insignia, el "Bucentaure", fueron capturados por los ingleses junto con otros muchos buques españoles y franceses.
Tratado de Fontainebleau
Fue firmado el 27 de octubre de 1807 entre Manuel Godoy, jefe de Gobierno de Carlos IV de Borbón y Napoleón Bonaparte. Se estipulaba la penetración de las tropas francesas bajo la excusa de ocupar Portugal, en cuyos puertos se prestaba ayuda a los barcos ingleses.
Y a decir verdad, “los gabachos, “nos pusieron mirando pá Cádiz”, la única ciudad española que se salvó del yugo francés, por culpa de la incompetencia y traición de los gobernantes de la época cuya felonía [Fernando VII] alcanzará cotas inimaginables en la política española que pasará a la ignominia para vergüenza de la Historia de España y de los propios españoles.
Por el Tratado de Fontainebleau Portugal de los Braganza quedaba desarbolada, al no querer mantener el bloqueo contra Inglaterra. El Principado de los Algarbes quedaba como presunto premio de Napoleón para Godoy, y se encomendaba a un ejército franco-español la conquista de Portugal. Antes del Tratado ya se encontraban en España 28.000 soldados franceses al mando de Junot, siendo bien recibidos en la corte. Después llegará a contar con 100.000 soldados galos, alojados en los mismos acuartelamientos que los soldados españoles.
Los franceses comenzaron a apoderarse de las fortalezas de San Sebastián, Pamplona y Barcelona-Montjuich. Todo el mundo se daba cuenta de la traición menos Carlos IV y Godoy, subordinados a los dictados de Napoleón. Pero una serie de exigencias por parte de Napoleón, como que el río Ebro fuese la nueva frontera con Francia, hizo ver la gravedad del asunto y de las pretensiones del emperador francés.
El Proceso del Escorial
Fernando VII reunió a su alrededor una serie de panegiristas que apostaban por él en el trono. El complot de su partido fernandino fue descubierto por Godoy y denunciado al rey. Fernando quedaría arrestado en El Escorial, donde se encontraba la Corte y cobardemente, como era habitual en él, delató a sus cómplices. Imploró el perdón a sus progenitores y se lo concedieron. El Proceso del Escorial aumentó la impopularidad de Godoy, al considerar el pueblo, que era una maniobra suya para desprestigiar al heredero.
Madrid, al pueblo del dos de mayo
Motín de Aranjuez
La Corte que se encontraba en Aranjuez, decide marchar a Sevilla como medida de seguridad, para en caso necesario, embarcar hacia América, mientras Murat y su ejército se acercaban a Madrid.
El pueblo creyó que Godoy había vendido España a Napoleón y se amotinó en Aranjuez. La residencia de Godoy fue asaltada y tuvo que esconderse en una buhardilla del palacio. Herido y ultrajado, pudo salvarse de milagro, gracias a la ayuda de algunos guardias de corps que acudieron en su ayuda, consiguiendo ocultarle en un rollo de alfombras. Carlos IV atemorizado, abdicaba en su hijo Fernando VII. Se iniciaba un nuevo reinado bajo los más negros auspicios.
Fernando VII no encontró a Napoleón ni en Burgos ni en Vitoria. Decide trasladarse a Bayona, donde se encontraba Napoleón. Pocos días después llegarán Carlos IV, su esposa María Luisa y el incombustible Godoy. El emperador Bonaparte consigue que Fernando renuncie a la Corona y que su padre abdicase en su favor. A cambio recibiría el palacio de Compiégne y el castillo de Chambord, así como unos cuantos millones de reales anuales.
Carlos IV con su esposa y Godoy salieron para Fontainebleau mientras Fernando VII partió hacia Valençay, donde permanecieron bajo un arresto domiciliario de lujo [1808-1814].
Como anécdota cabe destacar que Napoleón puso a disposición de los reyes españoles una magnífica biblioteca y su sorpresa fue mayúscula cuando comprobó que ni un solo libro había sido tocado. Al parecer, a nuestros Borbones no le interesaba la cultura. Incluso Fernando VII afeaba a su primera esposa, María Antonia de Nápoles, mujer culta e inteligente, el vicio de leer, costumbre, según Fernando VII, muy poco femenina e impropia de una reina de España.
Fernando VII en un campamento. Goya. Museo del Prado
Ignominia
Una de las
páginas más vergonzosas de la Historia de España tuvo lugar cuando Carlos IV
consiguió que su hijo Fernando VII renunciara a la Corona y que su padre
abdicase en favor de Napoleón. En Bayona, el lameculos de Fernando VII [subordinado totalmente a los
dictados de Bonaparte] vendía España por una pensión de varios millones de
reales anuales y una residencia en
Francia, cediendo todos sus derechos al trono
de España y de las Indias a Napoleón, para que restableciera el orden.
Pero lo que
sería ya el colmo de las desdichas para España, era que el propio rey Fernando
VII llegara a dar la enhorabuena a Bonaparte por sus victorias contra su propio
pueblo, solicitando incluso ser hijo adoptivo suyo:
«Mi mayor deseo es ser hijo adoptivo de S. M. el emperador nuestro soberano. Yo me creo merecedor de esta adopción que verdaderamente haría la felicidad de mi vida, tanto por mi amor y afecto a la sagrada persona de S. M., como por mi sumisión y entera obediencia a sus intenciones y deseos».
[Por buscar algún atenuante a su felonía, es posible que Fernando VII sufriera lo que actualmente se denomina “Síndrome de Estocolmo”, en el que el secuestrado se muestra comprensivo y benevolente con la conducta de los secuestradores identificándose progresivamente con sus ideas].
España se encontraba sin defensas y sin monarca, con los derechos de la Corona en poder de Napoleón, con el ejército desmoralizado, con el pueblo harto de corruptos e inútiles gobernantes y con las autoridades militares españolas afrancesadas felicitando a Murat por su “gran victoria sobre la canalla española”. Ese era el caldo de cultivo [con más antígenos que anticuerpos].
Napoleón prometía defender la libertad de los ciudadanos en los países ocupados, a cambio de recibir los ideales de la Revolución: “Liberté”, “Igualité”, “Fraternité”. Pero Bonaparte despreciaba a los españoles por considerarlos de segunda fila. No entendía cómo habían sido capaces de perder el poder adquirido en la época de Carlos I o Felipe II, cuando sus tercios eran invencibles y para colmo, la entrevista con los reyes Carlos IV y Fernando VII le indujo a despreciar más aún al pueblo español por la falta de dignidad y decencia de éstos.
“Un pueblo que se somete a un personaje como éste no era digno de ser libre”
Napoleón a comienzos de mayo de 1808 era dueño de media Europa, con sólo 38 años. Los españoles en un principio acogieron bien a las tropas francesas creyendo que acudían en apoyo de Fernando VII. Pero los soldados españoles pronto se dieron cuenta de que los franceses los trataban como a inferiores y con desprecio.
Los soldados franceses se acantonaban en Burgos, Salamanca, Pamplona, San Sebastián, Barcelona y Figueras controlando las comunicaciones con la frontera, Portugal y Madrid.
No muy lejos de la Montaña del Padre Pío [Jardines de Debod] se encuentra el Cementerio de La Florida [construido en 1796] donde serían enterrados 43 de los héroes del 2 de mayo de 1808 que fueron fusilados durante la madrugada del 3 de mayo e inmortalizados por Goya.
En la entrada se puede observar un azulejo que reproduce el inmortal cuadro de Goya “Fusilamientos del 2 de mayo” en honor de los fusilados que dieron su vida por España aunque ese día darían su vida muchos madrileños en la Puerta del Sol, en la Puerta de Toledo, en la Avenida del Prado, en el cuartel de Monteleón, Moncloa, etcétera.
Primer acto de la Guerra de la Independencia
El mariscal Joaquín Murat, comandante en jefe de las tropas francesas en España, había ordenado que el infante don Francisco de Paula, fuese sacado del Palacio Real y llevado a Francia con el resto de la Familia Real. Cientos de personas, se concentraron en las puertas de Palacio para evitar el rapto de don Francisco. El mariscal Murat ordenó el despliegue de varios regimientos para controlar los accesos a la ciudad ordenando al general Lagrange que acudiera al Palacio Real con un batallón de fusileros para restablecer el orden.
Al no disolverse de inmediato los allí congregados, los ánimos se fueron excitando ordenando Lagrange que formaran tres filas y apuntaran sus fusiles contra los madrileños, a los que dispararon sin previo aviso. Varias decenas de cadáveres quedaron abatidos en el suelo. Serán las primeras víctimas de la Guerra de la Independencia.
La terrible noticia se extendió por todos los barrios de Madrid que comenzaron a levantar barricadas y buscaron armas en los cuarteles. El pueblo de Madrid sin gobierno y sin dirección militar aguantaba en las barricadas enarbolando picas, cuchillos y hachas. Los capitanes Daóiz, Velarde y el teniente Ruiz, se había unido al levantamiento popular y habían sacado varios cañones del parque de artillería de Hortaleza, dando su vida al lado del pueblo. Todo el pueblo de Madrid gritaba:
“¡Independencia, Independencia!”
Durante el 2 de mayo se luchaba en Madrid calle a calle y plaza a plaza, en una pelea absolutamente desproporcionada. El pueblo de Madrid solo contaba con escasos mosquetes, sin apenas munición, navajas, algún que otro trabuco y mucho coraje mientras la artillería francesa barría a cañonazos las frágiles barricadas levantadas por los madrileños. Finalmente, la caballería mameluca terminará asesinando a muchos madrileños a golpe de cimitarras, capaz de decapitar a un enemigo de un solo tajo.
La Puerta del Sol sería una de las últimas posiciones en caer. El mariscal Murat dictó un bando prometiendo perdonar a todos cuantos habían participado en la revuelta si se restablecía de inmediato la paz y el orden en las calles de Madrid.
Habían muerto 31 soldados franceses y 114 heridos por medio millar de españoles muertos y otro tanto similar de heridos.
Pero Murat no respetó su promesa de respetar la vida de los que capitularan. El 3 de mayo, varios cientos de personas serían fusiladas en la Moncloa, en la Montaña del Príncipe Pío o en el Paseo del Prado. El pintor Francisco de Goya, pintor de la Corte, fue testigo de aquella tragedia que dejará como legado en sus óleos.
Monumento a Goya en el Museo del Prado
Es famoso el mensaje lanzado por el alcalde de Móstoles:
La Patria está en peligro. Madrid perece víctima de la perfidia francesa. ¡Españoles, venid a salvarla! Mayo, 2 de 1808.
Había prendido la mecha contra los franceses a nivel nacional. Se crearon las Juntas Provinciales de Gobierno y Defensa. La primera en crearse fue Asturias. Hasta 18 Juntas provinciales se crearon durante el verano de 1808, formando el 25 de septiembre la Junta Central que marcaría las directrices mientras el monarca se encontrara ausente.
Eugenio Álvarez Dumont. Museo del Prado
La represión de Murat había sido durísima. Pero lo más triste fue que los franceses ocuparan Madrid en connivencia con la guardia de corps española y con el resto del ejército español. Los soldados franceses se pavoneaban alardeando de su superioridad. Eran irreverentes con las manifestaciones religiosas e insultaban a los clérigos siendo lascivos con las madrileñas. Los nobles, ricos y afrancesados no movieron un dedo para defender a España.
La Iglesia desde sus púlpitos apoyaba el levantamiento popular en toda España, pero no por patriotismo sino porque temía que las ideas ilustradas de la Revolución francesa dieran al traste con todos sus privilegios y prebendas [eran propietarios de un tercio de las tierras agrícolas en España y tenían el monopolio de la educación].
Napoleón pensaba que la conquista de España con su hermano José I como rey sería fácil, rápida y sencilla. Pero se equivocaba. Las previsiones de Napoleón sobre la fácil ocupación de España no se habían cumplido nombrando a su hermano José, hasta entonces rey de Nápoles, para la vacante de rey de España y de las Indias el 7 de julio de 1808 en Bayona. Pero José I jamás gozaría del cariño del pueblo, que llegó a bautizarlo con un mote por el que pasaría a la historia: “Pepe Botella”.
José I era casi abstemio, el convoy que lo acompañaba sufrió un robo cerca de Calahorra, desapareciéndole los vinos para la tropa ordenando confiscar la bodega en la casa donde fue alojado. Aquel atropello de confiscar el vino causó tal indignación en Calahorra, que la noticia comenzó a propagarse como la pólvora por toda España, culpabilizándole directamente de haberse bebido todo el vino. En un país donde el mote en las zonas rurales era más corriente que los apellidos, la literatura popular se encargaría del resto, bautizándolo como “Pepe Botella”.
Mientras tanto, el brigadier Palafox atravesaba el Puente de Piedra para hacerse cargo del Gobierno de Zaragoza siendo nombrado el 23 de mayo de 1808 Capitán General de Aragón. Era necesario organizar la resistencia numantina contra los franceses y luchar por la dignidad de España que habían vendido Carlos IV y su hijo Fernando VII.
Monumento a los héroes del 2 de mayo en Segovia [Jardines del Alcázar]
Guerra de guerrillas
Los españoles conocían perfectamente el terreno hostigando mediante emboscadas a los gabachos mientras en campo abierto las tropas de Napoleón eran muy superiores, tanto en armamento como en hombres. La mayoría de las tropas españolas no eran operativas por carecer de la instrucción necesaria como ocurrió en Trafalgar donde los marineros ingleses conocían perfectamente su cometido mientras los españoles tardaban mucho tiempo en cargar los cañones y disparar con eficacia. En este caso, las tropas de Napoleón eran muy superiores. Con una enorme experiencia en el combate por toda Europa.
La vieja táctica de la guerra de guerrillas junto con el ejército de Wellington hostigará continuamente a las tropas francesas que junto, con el invierno ruso, hará que Napoleón llegara a considerar en su amargo exilio en la isla de Santa Elena “a la úlcera española como la ruina de su Imperio”.
Pero los franceses irían acumulando bajas ante un enemigo experto en las guerras de guerrillas que los hispanos venían practicando desde la época de Viriato. Las partidas aprovechaban el conocimiento del terreno para hostigar continuamente a los gabachos causando la desmoralización de sus tropas.
Héroes surgidos del pueblo como Juan Martín Díez “El Empecinado”, Francisco Espoz y Mina, el cura Merino o Joaquín de Pablo se consagrarán en este tipo de lucha típicamente española. La guerrilla fue el azote de las tropas francesas que contribuyeron a su desmoralización. Las partidas les esperaban en los cerros, arroyos, peñas y desfiladeros. La guerrilla española causó admiración en toda Europa.
Algunas fechas para la historia
El 25 de mayo de 1808
Se reúne en Oviedo la Junta General del Principado enviando una delegación a negociar con Inglaterra. El movimiento será imparable. Hasta las colonias de Ultramar se unieron a este movimiento popular.
19 de julio de 1808. La batalla de Bailén
El general Dupont tenía órdenes directas de Napoleón de someter Andalucía. Llegó hasta Córdoba que fue terriblemente saqueada. El ejército organizado por las Juntas de Sevilla y Granada y por gente del pueblo produjo el milagro. Bajo el mando de los generales Castaños y Reding, en la llanura de Bailén, derrotó a los franceses, cortándoles la retirada. Dupont se rindió, junto a 20.000 hombres el 19 de julio de 1808. Por primera vez las armas napoleónicas sufrían una derrota. José I abandonó Madrid, levantando el sitio de Zaragoza y los franceses se retiraron por encima de la línea del Ebro.
Bailén, le otorgará la gloria al general Castaños frente a las tropas del general Dupont durante la Guerra de la Independencia obligando a Napoleón Bonaparte a participar directamente en la Guerra de la Independencia, lo que conlleva quitar recursos materiales y humanos de territorios europeos para traerlos a España.
30 de agosto de 1808
En Portugal, el ejército francés sufriría otra derrota. Un ejército inglés al mando de sir Arthur Wallesley, obligó a Junot a firmar la Capitulación de Sintra. Los franceses tuvieron que evacuar Portugal.
21 de septiembre de 1808
Se forma la Junta Central en Aranjuez hasta que se traslada a Sevilla. El 14 de enero de 1809 se firma con Inglaterra un Tratado de Alianza que regulaba la ayuda al pueblo español.
Febrero de 1810
Las tropas francesas avistan la ciudad de Cádiz, donde se hallaba refugiado el poder político de aquella España. Pero Cádiz tenía una posición privilegiada, dotada de importantes fortificaciones teniendo la espalda cubierta por las escuadras española e inglesa.
Diciembre de 1808
Zaragoza había sufrido el primer asedio en junio de 1808, pero en agosto, tuvieron que retirarse los franceses. En diciembre volvió el asedio. Los sitiados capitaneados por Palafox resistieron durante dos meses y sólo capitularon cuando la muerte y el hambre se habían apoderado de la plaza. En Gerona, que aseguraba las comunicaciones con Francia había sucedido algo similar.
Los ingleses avanzaban hasta el Duero derrotando a los franceses en Salamanca y Alba de Tormes en la batalla conocida como de Arapiles. Esta derrota los obligaba a abandonar Castilla la Vieja.
Promulgación de la Constitución de 1812. Óleo de Salvador Viniegra.
Museo de las Cortes de Cádiz
Cádiz [libre de franceses, desde el 5 de febrero de 1810 a 24 de agosto de 1812]
Cádiz fue la capital de aquella España durante tres años pasando de 40.000 a 100.000 habitantes viendo florecer el comercio, el pensamiento libre y los debates políticos de altura.
El asedio de Cádiz tuvo lugar desde el 5 de febrero de 1810 tras la derrota en la batalla del Portazgo del ejército napoleónico, estableciendo un cerco a la ciudad de Cádiz y San Fernando hasta el 24 de agosto de 1812 en que Soult se enteró de la derrota del mariscal Marmont en la batalla de Arapiles [Salamanca]. Soult abandona el asedio de Cádiz, y huye precipitadamente con su ejército, abandonando Andalucía. Sus tropas caerán el 31 de agosto de 1813 en la batalla de San Marcial “Irún” y San Sebastián.
Sin embargo, toda esta complejidad de tristes acontecimientos para la historia de nuestro país fue capaz de alumbrar las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 que supuso para nuestro país el fin del absolutismo y el nacimiento del liberalismo.
Tras la derrota del ejército español en Ocaña, la Junta Central se trasladó a Sevilla y más tarde a Cádiz donde el 1 de enero de 1810 se convocaron las Cortes mientras la marcha de la contienda era desastrosa para los intereses españoles. La estrategia de las Cortes era la integración de los nuevos representantes americanos en las nuevas instituciones. El primer decreto fue la convocatoria de elecciones el 14 de febrero de 1810.
Las Cortes abrieron sus puertas el 24 de febrero de 1810 en el teatro de la Isla de San Fernando para posteriormente, trasladarse a la iglesia de San Felipe Neri en Cádiz. El 15 de octubre se estableció la igualdad de derechos entre americanos y peninsulares, así como una amnistía para los que habían participado en la insurgencia.
Las Cortes de Cádiz pretendían transformar la realidad colonial otorgando una autonomía de todas las provincias americanas aprobando la abolición del tributo indígena, de la encomienda, de la mita y matrícula del mar. La Constitución fue jurada y puesta en vigor tanto en España y América. A los americanos les servirá la Constitución de Cádiz como modelo constitucional futuro.
Era evidente que las Cortes de Cádiz trataron de mantener los lazos de unión con las colonias mediante la autonomía aunque resultó insuficiente y tardía aunque todos los territorios obtuvieron la igualdad en sus derechos civiles y políticos.
Oratorio de San Felipe Neri [Cádiz] donde se promulgó la Constitución de 1812
El texto constitucional de 1812 reformulaba ideas fundamentales para el país y para el ciudadano como el sufragio universal, soberanía nacional, monarquía constitucional, división de poderes, independencia de la justicia, la propiedad, libertad de imprenta y otros conceptos revolucionarios que habrían de ser admirados y tomados como modelo por otros países y un anhelo a conseguir en la propia España.
A las Cortes de este periodo se les debe:
1. El primer Código Penal
2. Se dictaron reglamentos general de Instrucción Pública y gratuito de la Enseñanza
3. Se establecía unidad de estudio y examen ante un Tribunal formado por profesores para recibir los grados académicos
4. Se estableció la división de la enseñanza con los mismos criterios que en la actualidad: primaria, secundaria y universitaria.
5. Se inició la división administrativa del país.
La Constitución de 1812 con su obra legisladora, sólo por justicia, debería haber pasado a la historia como inmortal aunque el espíritu de la Pepa y la Revolución de 1820 siguieron vigentes hasta la "Gloriosa de 1868".
21 de junio de 1813
Las tropas inglesas acosaron a José I Bonaparte que se retiraba hasta Valladolid y después hacia Vitoria donde tuvo lugar la batalla homónima el 21 de junio de 1813. José I con los restos de su ejército, huye y se refugia en Francia. España está libre de franceses.
Napoleón derrotado en Leipzig en 1813, entró en tratos con Fernando VII y los mariscales Soult y Suchet establecieron conversaciones con Wellington, acordando el cese de las hostilidades. La guerra de la Independencia había terminado.
Sin embargo, la Guerra de la Independencia (1808-1814) fue capaz de alumbrar las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 “La Pepa”, que supuso en un principio el fin del absolutismo y el nacimiento del liberalismo, lo que introducía a España en el progreso y la modernidad. La Constitución de 1812, sería la más progresista y liberal de su época, que limitaba los poderes del rey otorgando la representación del Estado a un Parlamento, sin privilegios para la Iglesia y la aristocracia, los dos pilares del Antiguo Régimen que habían contribuido a atrasar durante siglos el futuro de España.
En 1812 Mariana de Pineda presenciará el estallido de alegría que produjo la proclamación de la Constitución de 1812, por las Cortes de Cádiz mientras España estaba ocupada por las tropas napoleónicas. Mientras tanto, el traidor Fernando VII felicitaba a Napoleón por sus triunfos en España.
Desde su exilio dorado de Valençay Fernando VII anunciaba el 10 de marzo de 1812 su “real regreso” a España. El decreto-manifiesto del 4 de mayo del mismo año, hecho público en la ciudad de Valencia.
“Declaro que mi real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución ni decreto alguno de las Cortes Generales…sino declarar aquella Constitución y tales decretos nulos y de ningún valor y efecto…”.
Fernando VII siempre contaría con el apoyo de la Iglesia y de las clases más reaccionarias del país para defender sus privilegios. Reinstauró la Inquisición, cerró las universidades y acabó con el libre pensamiento que tuvo que exiliarse en Gibraltar, Francia y Gran Bretaña.
Tumba de Napoleón Bonaparte. Los Inválidos. París
En el mes de marzo de 1810 los franceses ocuparon el castillo de Morón, sirviéndoles de cuartel y polvorín al batallón del regimiento de infantería francesa nº 40, al mando del mariscal Mortier y comenzaron a fortificarlo a costa de exigir fuertes contribuciones a los habitantes de Morón, Arahal, Montellano y Puerto Serrano, e incluso se les exigía trabajar en dichas obras a la fuerza.
Dos años después, el mariscal Soult vino a Morón el día 29 de agosto de 1812 cuando empezaba a decaer la gloria de Napoleón y ordenó volar el castillo, quedando destruidas cinco torres y otras muchas zonas del castillo. En la huida, el expolio al que sometieron las tropas napoleónicas a las obras de arte de nuestro patrimonio y los continuos saqueos en las iglesias y monasterios fueron de proporciones colosales.
Cuadros expoliados de Velázquez, Murillo, Van Dyck, Tiziano, Rubens o Ribera, entre otros muchos, decorarán las paredes del Louvre. Atila, al lado de los mariscales franceses fascinerosos era un simple aprendiz y José María "El Tempranillo", un párvulo .
Retorno del absolutismo
1814
Mediante el denominado Manifiesto de los Persas, documento suscrito el 12 de abril de 1814 por sesenta y nueve diputados, se solicitaba al rey el retorno al Antiguo Régimen aboliendo la legislación de las Cortes de Cádiz. Dicho documento sirvió de base a Fernando VII para decretar la vuelta del absolutismo.
Cuando Fernando VII entró en Madrid en 1814, fue recibido por una masa enfervorecida e ignorante que gritaba:
¡Muera la libertad y vivan las cadenas!
El 11 de diciembre de 1813 se firmaba el Tratado de Valençay, por el cual Napoleón reconoció a Fernando VII como Rey de las Españas. Pero Fernando VII en vez de jurar la Constitución, tras el golpe de Estado de mayo de 1814 se opuso a la Constitución de Cádiz y a sus decretos porque se pasaba de un estado absolutista a uno constitucional.
Sexenio Absolutista “1814-1820”
Comienza la detención arbitraria y encarcelamiento de los diputados doceañistas, sin ningún juicio previo. Se pone en marcha el patíbulo que se nutre de los presos liberales que llenarán las cárceles españolas emprendiendo miles de ellos el camino hacia el exilio. Los españoles se dividen en liberales y absolutistas.
Trienio Liberal “1820-1823”
El 1 de enero de 1820 estalla la conspiración en el seno de un cuerpo expedicionario colonial al mando de Rafael de Riego, quien proclamará en las Cabezas de San Juan la Constitución de 1812. El valiente militar recorrerá el sur de España, promoviendo la adhesión de los andaluces. Cuando la sublevación parecía fracasar, se proclama la Constitución en La Coruña, el 21 de febrero, y después en Zaragoza, Barcelona, Pamplona y Cádiz. Intimidado el monarca por los acontecimientos, el 6 de marzo anuncia su decisión de restablecer la Constitución.
“Para evitar las dilaciones que pudieran tener lugar por las dudas que al Consejo ocurriesen en la ejecución de mi decreto de ayer para la inmediata convocatoria de Cortes sirviendo la voluntad del pueblo, me he decidido jurar la Constitución promulgada por las Cortes Generales y extraordinarias en el año 1812”.
Se abren las puertas de los presidios y las fronteras a los liberales. Fernando VII jura la Constitución de 1812 y se retracta de todo lo dicho y hecho durante el periodo de 1814-1820. La frase de su célebre manifiesto del 9 de marzo antes de estar formada la nueva Junta constitucional:
“Marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda constitucional”
El triunfo del liberalismo español representaba el primer golpe asestado contra el sistema político impuesto por la Santa Alianza tras la derrota final de Napoleón. Los movimientos revolucionarios de Nápoles y Turín se iniciaron con aclamaciones a la Constitución española, que se tradujo al pie de la letra.
El término “liberal” en el sentido moderno nació en Cádiz cuya Constitución de 1812 por sus heroicas circunstancias y símbolo de patriotismo gozaba de un prestigio similar a la norteamericana.
Cuando los reaccionarios europeos observaron que el levantamiento liberal español se propagaba por los pueblos de media Europa, la reacción no se hizo esperar invadiendo los ejércitos Nápoles y el Piamonte, quedando la legitimidad restaurada. España se convirtió no sólo en un refugio del liberalismo europeo, sino en el centro de solidaridad internacional que habían caracterizado el siglo XIX.
El nuevo régimen desborda en Granada el entusiasmo popular coreando los liberales “El Trágala” por las calles y cafés de la Plaza Nueva donde en aquella época se tomaba el pulso de la ciudad y en cuyos contornos vivía Mariana de Pineda, surgiendo también el movimiento revolucionario, alentado por caudillos populares.
Los constitucionalistas granadinos, como prueba de gratitud a Rafael de Riego a su paso por Granada, en septiembre de 1822, le distinguieron con los grados de Maestro en Artes y Doctor en Leyes de su Universidad siendo una jornada de exaltación popular. Para entonces, el himno de Riego, se había convertido por decreto del 7 de abril de 1822, en himno nacional.
Los Cien Mil Hijos de San Luis
Mientras tanto Fernando VII no ha dejado de intrigar ni conspirar desde el primer día sembrando la inquietud entre los monarcas de la Santa Alianza, poniéndoles en guardia contra el peligro que representaban los núcleos de liberales hasta lograr que un poderoso ejército “Los Cien mil hijos de San Luís”, invadieran nuestro país para aplastar la soberanía del pueblo.
Con los Cien Mil Hijos de San Luís España pasaba “del tirano invasor Napoleón a la tiranía de Fernando VII”. Se volvía al despotismo más rancio que llevará al precipicio a los españoles y que acabará con las libertades que recogía la Constitución de 1812 "la Pepa", la más avanzada de su tiempo.
La Plaza del Trocadero de París
Aquella Francia de la “Liberté, Egalité y Fraternité” inauguraba en la ribera del Sena, a los pies de la Torre Eiffel, los Jardines del Trocadero [1869] en honor de la batalla homónima ocurrida en Puerto Real aquel 31 de agosto de 1823.
Los Cien Mil Hijos de San Luis atravesaron los Pirineos el 7 de abril de 1823 con el duque de Angulema a la cabeza, para acabar con el sueño del constitucionalismo restituyendo de nuevo el más rancio absolutismo en la persona del Felón Fernando VII.
El 31 de agosto lanzaron un ataque al Fuerte del Trocadero, [Puerto Real] asediando Cádiz durante más de un mes. El 3 de octubre se rendía Cádiz a cambio de un pacto con Fernando VII que no cumpliría. El nombre de Felón le viene de felonía, por incumplidor, traidor y desleal.
Aquella Francia de la Liberté, Egalité y Fraternité acabarán con el sueño español de tener la Constitución más avanzada de su tiempo.
La Década Ominosa “1823-1833”
Tras el Trienio Liberal 1820-1823 llegan los Cien Mil Hijos de San Luis para facilitar "la Década Ominosa". De nuevo, llega el absolutismo de Fernando VII hasta 1833 "llamado a la gloria eterna como paz dejaba en la tierra". Será un periodo caracterizado por la persecución de los liberales en suelo español.
Consecuencias del absolutismo de Fernando VII
La muy Leal Ciudad de México ya advertía al rey Carlos III en 1771 de que una actitud discriminatoria hacia los criollos podría “encaminar no sólo a la pérdida de esta América, sino a la ruina del Estado”.
El poderío español en América se desmoronaba como un castillo de naipes en apenas tres lustros [desde 1810 a 1825]. La población criolla [descendientes de los españoles en América] que no se sentía identificada con los intereses peninsulares, estando en contra las reformas centralistas de los Borbones. Frente a los aires de modernidad que otorgaba la Constitución de Cádiz de 1812 se encontraba la quiebra y desprestigio del poder real. En este contexto histórico, la independencia de las colonias americanas [salvo Cuba y Puerto Rico] era más que previsible, desde que Estados Unidos hubiese hecho lo propio en 1776.
Las élites locales apoyaban la independencia en un momento en que España padecía graves problemas con la Guerra de la Independencia y que además carecía de la flota necesaria para defender su imperio ultramarino debido sobre todo, a que España se pasó casi todo el siglo XVIII enfrentada a Inglaterra hasta el zarpazo de Trafalgar donde comenzamos a perder el imperio más grande y frágil que jamás haya existido y nuestro “status quo” mundial. Sin una marina adecuada que protegiera el comercio con las colonias, la asfixia era evidente al haber perdido la hegemonía militar y marítima “España era un gigante pero con los pies de barro”.
Los altos cargos de la administración eran peninsulares o españoles, lo que hacía que los criollos quedaban excluidos, aunque tenían cierto poder en los cabildos donde hacían valer su posición económica y su dominio de las relaciones sociales en su lugar de origen mientras las relaciones entre la metrópolis y las colonias se iba debilitando.
El autonomismo americano planteaba un Estado nacional con concepciones federales. Pero con el absolutismo de Fernando VII y la derogación de la Constitución de 1812, la independencia de las colonias era la “crónica de una muerte anunciada”. Desde la Corona se trató de impulsar una campaña `para desacreditar el emergente criollismo, basado en principios de inferioridad física e intelectual, los criollos comienzan a tener conciencia en el siglo XVII con un cierto resentimiento hacia Europa por el desprecio que ésta tenía hacia los nacidos en el Nuevo Mundo.
Cuando la Corona decidió seguir esquilmando los recursos de las colonias de forma masiva a la metrópoli para sufragar los gastos bélicos, los notables indianos comenzaron a vislumbrar la independencia como salvación.
En solo seis años de régimen absolutista de Fernando VII [1814 1 1820] el constitucionalismo gaditano quedará convertido en un erial, al quedar abolida la Constitución con represión, cárcel y exilio para los liberales, tanto americanos como peninsulares. El regreso del absolutismo y su incapacidad será un punto de inflexión para la inevitable emancipación de las colonias americanas.
· En julio de 1816 el Congreso de Tucumán proclamaba la independencia de Argentina.
· El 12 de febrero de 1818, Chile proclama su independencia.
· El 1 de enero de 1820 se produce el pronunciamiento de Riego en las Cabezas de San Juan, proclamando la Constitución de 1812, obligando al monarca a jurarla el 7 de marzo. Se suprimió la Inquisición decretándose una amnistía para los liberales encarcelados. Se produjo la integración de los territorios americanos que no estaban bajo el poder de la insurgencia.
· La batalla de Ayacucho, en 1824, traerá la independencia de Perú.
El periodo de 1814 a 1820 del absolutismo había sido decisivo. México como joya de la Corona iba por el camino de la independencia, que ocurrirá en septiembre de 1821. Salvo Cuba y Filipinas las colonias de ultramar se habían independizado.
En la Cañada de los Ingleses [Málaga] se encuentra el cementerio anglicano de San Jorge construido en 1821. En dicho campo santo visitamos la tumba de Robert Boyd, el joven irlandés liberal de 26 años que acompañó a Torrijos, muriendo fusilado junto a él con otros 41 compañeros una mañana de 11 de diciembre de 1931 en la playa de San Andrés por defender la libertad en España.
Un suceso histórico que ha pasado a la historia como símbolo de la lucha contra el despotismo y la tiranía reflejado en el óleo sobre lienzo de Antonio Gisbert que inmortalizara en 1888 este terrible desenlace.
Tener libertades en España ha costado un alto sacrificio en un país que aún permanece amnésico y reacio para afrontar su historia reciente. Una placa de mármol de la Asociación Torrijos por la Libertad, recuerda su memoria por defender la sagrada causa de la libertad el 11 de diciembre de 1831, con tan sólo veintiséis años de edad.
Desde el Puente de Piedra en Zaragoza, por donde pasara el brigadier Palafox para hacerse cargo de la defensa de Zaragoza frente a las tropas napoleónicas, para el Blog de mis culpas...
P.D. En España, desde 1814 hasta 1981 han predominado los pronunciamientos militares como arma política hasta el número de 47: absolutistas frente a liberales, moderados y progresistas, republicanos y monárquicos, etcétera.
La ironía del destino hará que Isabel II [la hija de Fernando VII] abandone España después de la Revolución del 1868 “La Gloriosa”, por el mismo lugar por donde entraran los Cien Mil Hijos de San Luís para reponer en el trono a su padre [el viejo puente de piedra sobre el río Bidasoa].
Algunos términos interesantes
El término “español” hacía referencia a cualquier persona con cierto poder económico.
Criollo o indiano: hijo de españoles en América.
Cimarrones: despectivamente a los esclavos fugitivos.
Mestizo: hijo de español casado con mujer indígena.
Mulato: hombre blanco europeo y mujer negra.
Palenques “africanos huidos de la esclavitud” que vivían aislados.
Miles de indígenas fueron obligados a prestar la mita en las minas, caminos y puentes.
Numerosos sacerdotes “aconsejaban a los indígenas que no maridaran con negros, puesto que sólo acarreaban vicios”.
Bibliografía
La aventura de la Historia. Año 5. Nº 60
Los pronunciamientos Historia 16 Nº 174
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, por Concha Masiá
Enlaces interesantes