domingo, 12 de enero de 2020

“Caravana del pueblo gitano con carromatos", de Vicent Van Gogh


“Campamento de gitanos con caravanas cerca de Arlés”. Vincent Van Gogh (1888). Museo de Orsay, París.



La historia de Carmen la trianera que murió asesinada y vivió acorralada por cinco razones que llegan hasta nuestros días: querer ser LIBRE siendo POBRE, MUJER, OBRERA y GITANA.

Salvador Távora


Breve introducción

Recuerdo a mediados de los años sesenta del siglo pasado, cuando contaba con tan sólo seis/siete años de edad [1965 o 1966] e iba a visitar a una tía mía que vivía en la calle Zamora (muy cerca de la Iglesia de San Miguel y del arrabal de Santa María en la tierra de Villalón), me iba a pasear por el paseo de la Peña, donde se encuentra el célebre Gallo de Morón. 

Cuando me asomaba por su parte orientada hacia el Hundidero, mi retina captaba a lo lejos una desaparecida era -actualmente Barriada del Rancho [2ª fase]- donde se encontraba ubicado un campamento de gitanos con sus tradicionales carromatos de madera acompañados de sus enjutas acémilas, muy similar al que Vincent Van Gogh pintara durante el verano de 1888 “Campamento de gitanos con caravanas cerca de Arlés” [45x51 cm. Museo de Orsay, París].

Y sin explicación alguna, me volvía corriendo poniendo los pies en polvorosa con cierto temor hacia aquellas personas errantes y desconocidas que vivían su vida bajo las estrellas… 

Posiblemente, porque a lo largo de la historia la sociedad nos ha inoculado en pequeñas alícuotas “ese miedo al errante” convirtiéndolo en una especie de “proscrito”. Durante el nacionalcatolicismo se continuaba inoculando el miedo al diferente en una sociedad donde la Guardia Civil “Benemérita [bene (bien) y meritus (merecedor)] patrullaba por los campos a caballo con aquellos enormes capotes grandes, tricornio y fusil dentro de su funda, mientras nuestras madres nos asustaban al anochecer para recogernos con aquel dicho de la época "que viene la madre San Lázaro y se lleva a los niños que no se han recogido temprano". 

Cuando escribo este breve artículo, me vienen a mis frágiles entendederas los inolvidables Tomás y Rosario, que elaboraban los mejores churros o calentitos en aquella inolvidable Cruz Dorada de mis tiempos, junto a la Cilla de los Canónigos [la antigua Posada], en la tierra de Villalón. Tomás y Rosario fueron las personas más respetuosas y educadas que haya observado retina alguna.

¡Benditos gitanos que se ganaron no sólo todo nuestro cariño sino que también ocupan un lugar privilegiado en la retina del recuerdo! 

¡A los amigos Tomás Reyes y Rosario, que elaboraban los mejores calentitos de mi pueblo durante nuestra más tierna infancia!

Blog de Antonio Cuevas


Libres, Libres, con la luz y el cante,
libres con el llanto, con la tierra arada,
rica o desolada, con trigales nuevos,
con los ojos buenos, libres hasta ciegos,
libres con campanas, libres con mañana
con el horizonte, sin cielo, ni nada.
Con las manos yertas, aunque la miseria
derrumbe las puertas, aunque naufraguemos
sin estrella ni puerto, ¡libres! ¡siempre libres!
¡libres hasta muertos!

Rafael Amor

Cuando el grajo vuela bajo en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco colocamos nuestro sextante en el Museo de Orsay, con la intención de impregnarnos de la infinidad de óleos impresionistas de Matisse, Renoir o Van Gogh entre otros, cuyos óleos contribuían a estimular nuestra retina.

Observando el cuadro de Vicent Van Gogh “Caravana del pueblo gitano con carromatos (1888)”, la retina de la historia nos recordaba aquel impresionante disco “Persecución” (1976) de Juan Peña “El Lebrijano”, uno de los más grandes herederos de la tradición del flamenco y gran innovador de este arte y que tuviera la satisfacción de escuchar por vez primera durante mi adolescencia, en la tierra de Villalón [ubicada en la frontera de mi propia esperanza].

El inolvidable cantaor flamenco Juan Peña “El Lebrijano” (1941-2016) a través del cante jondo nos ha recordado en nuestra efímera memoria la trágica historia del pueblo gitano en España. Una nación morena de verde luna, como dijera nuestro inolvidable Federico García Lorca. Y digo nuestro al igual que Antonio Machado, porque ambos forman parte de nuestra Memoria Colectiva con letras mayúsculas.

“Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío…, del morisco, que todos llevamos dentro”.

Entrevista de Gil Benjumea a Lorca, en 1931

Etimológicamente, el término «gitano» procede de «egiptano», al considerarse durante el siglo XV que su origen estaba en Egipto. La teoría más extendida sobre sus orígenes hay que remontarse al noroeste de la India. El éxodo de los gitanos europeos comenzó hace 1500 años en busca de mejores condiciones de vida, llegando a los Balcanes para posteriormente dispersarse por Europa. Los primeros “egiptanos” que llegan a España [Aragón, en 1425] según los documentos encontrados, lo hacen en calidad de peregrinos en dirección a Santiago de Compostela “Campus Stellae”, obteniendo un pasaporte del Rey Alfonso V “el Magnánimo” de Aragón.

Un 22 de noviembre de 1462 llegaron los primeros grupos de gitanos y gitanas a Andalucía [Jaén].


No fueron los judíos ni los moros, fueron los reyes cristianos, ella se llamó Isabel, él se llamaba Fernando. Cuando firmaron la ley, no les temblaron las manos. Finales del siglo XV, 99 era el año, una ley sin compasión, nace en Medina del Campo. Cuando firmó la ley, ¡no les tembló las manos!

Felix Grande / El Lebrijano (Persecución, Tientos).


Al igual que los judíos y moriscos, el pueblo gitano también sufrirá una descarnada persecución debido al racismo de Estado con la salvedad de que el pueblo gitano jamás reivindicaría un Estado. Tan sólo reivindicaban la libertad entre el cielo y la tierra como su única patria. Ante tanta represión, a la población gitana no les quedó otro remedio que redoblar su nomadismo para poder sobrevivir. La desconfianza hacia el errante provocará una represión tan descarnada como injusta.

Mal terminó el siglo XV para los clanes gitanos, un cuerno de caza suena desde Medina del Campo, la vieja miel del camino se convierte en miedo amargo y la vieja libertad cierra el siglo tiritando.

Con hocico y con colmillos, con premura y con olfato, una ley recorre España desde Medina del Campo, enloquecen las carretas y relinchan los caballos, abren los ojos los niños y los cierran los ancianos ¡Malamente termina el siglo XV, gitanos!

Persecución (1976) de Juan Peña “El Lebrijano”

El Estado-Iglesia “nacionalcatolicismo” emplearía la cruz como una espada contra los clanes gitanos. La causa del gitano no fue religiosa porque eran creyentes, incluso mucho más que sus propios perseguidores. Pero la pureza de la sangre heterocristiana, esencial para comprender el exterminio de moriscos y judíos, les cayó a plomo. No podían ser limpios al tener la piel distinta “el racismo de Estado por excelencia”.

“A moriscos y judíos les obligaron a entrar en la Iglesia por infieles. A los gitanos los sacaron de ella por gitanos”.

A los Reyes Católicos les cabe el triste honor de haber dictado en 1499 la primera amenaza de expulsión contra los “egipcianos” españoles. Ese mismo año ordenarían la conversión forzosa de los moriscos. En ambos casos invocaron idéntico argumento: una cruzada por la limpieza de sangre, limitándose a seguir la corriente xenófoba que atravesó el continente de un extremo a otro, salvo Rumanía. Ya no quedaba sitio en Europa donde pudiera esconderse un gitano, acusado injustamente de herejía.


“Los payos y castellanos que ayudasen a un gitano también serían torturados y encarcelados. Confiscaron todos sus bienes. De ahí que el gitano errante, una vez expropiado de todos sus bienes, llevase consigo todo su patrimonio colgado del cuello”.

“Mando que en 60 días a partir de hoy contado, abandonen los caminos y ¡Dejen de ser gitanos!. Abandonen sus carretas y ¡Dejen de ser gitanos!, abandonen sus costumbres y ¡Dejen de ser gitanos!, se conviertan en sirvientes, renieguen de su libertad y ¡Dejen de ser gitanos!”

Persecución (1976) de Juan Peña “El Lebrijano”

Aquella Pragmática firmada en Medina del Campo en 1499 por los Reyes Católicos, establecía una cadena de penas acumulativas para el gitano cada vez que fuera ajusticiado: azotes y destierro para la primera; corte de orejas y destierro para la segunda; y esclavitud vitalicia a favor de quien lo hallase vagabundo y sin oficio.

¡Majestades doña Isabel y don Fernando antes de poner la firma, pensadlo por Dios pensadlo! ¡Mando que si no obedecen se le den 100 latigazos, y con sangre en las espaldas del reino sean desterrados y por la segunda vez con los cuchillos afilados, que le corten las orejas, vuelvan a ser desterrados y por la tercera vez, si no cumplen lo pactado, que lo apresen y que sean, por toda la vida esclavos!

Persecución (1976) de Juan Peña “El Lebrijano”


Nuestro Padre Jesús de la Salud [Cristo de los Gitanos de Sevilla]

VII ESTACIÓN
JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Entonces Pilato se lo entregó para que fuera
crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y él, con la
cruz a cuestas, salió hacia el  lagar llamado de
la Calavera que en hebreo se dice Gólgota.

(San Juan, 19,16-17)

Las pragmáticas que condenan a galeras a los gitanos fueron abundantes:
  • Carlos I y Doña Juana en Toledo en 1539
  • Felipe II en Toledo el 11 de septiembre de 1560
  • Felipe III el 28 de junio de 1619
  • Felipe IV el 8 de mayo de 1633
  • Carlos II el 20 de noviembre de 1692 y el 12 de junio de 1695
  • Felipe V en enero y mayo de 1717…



Carlos I

En 1539, Carlos I concede al gitano que quiera huir un plazo de 60 días de gracia. Al día siguiente del plazo establecido, será enviado a galeras. Por tanto, no es una casualidad que exista tan importante población gitana en la costa gaditana, si tenemos en cuenta que el Puerto de Santa María fue la base naval para las galeras reales del imperio español. Tampoco es casualidad que el cante flamenco de las minas suene a pena negra.

Varios monarcas ordenan a jueces y tribunales que manden a los gitanos a las galeras reales, un himno libre cantaba la garganta de los mares, la pena romaní suenan a oscura gota de cárcel, las gitanas y sus hijos iban solos por las calles, llevando a su soledad sujeta de los ramales, la libertad resonaban las olas inmemoriales, los lomos de los gitanos a calabozos de sangre. Puerto de Santa María con sus galeras reales, un ruido de galeotes embadurnaban los aires, es como muerte civil dijo Miguel de Cervantes. 

Persecución (1976) de Juan Peña “El Lebrijano”

Felipe II

En 1559 los fúcares -concesionarios de las minas de Almadén- pidieron al rey Felipe II el préstamo de algunos forzados de la mar.

“Llegan los galeotes desde un siniestro mundo a un mundo siniestro”.

¡Qué dolor, ¡qué dolor!, ¡qué dolor!, de los gitanos del Puerto. De las galeras del Puerto a las minas nos trasladan, hubo azogue “mercurio” en Almadén revuelto en sangre gitana.

Es indudable que muchos gitanos fueran llevados a galeras, tan sólo por ser gitanos: por no adoptar oficios payos, por usar su lenguaje y sus vestidos y por no servir a señores.

¡Es como muerte civil dijo Miguel de Cervantes, mejor nombre a esa condena no pudo ponerle nadie!

Felipe III (1578-1621)

Tras decretarse su expulsión en 1609, los moriscos descubren que integrándose con los gitanos andaluces se sienten más protegidos que desamparados en la sierra o buscando una integración imposible. Y se hacen de bronce. Mejor parecer gitanos que ser “moros”. Porque a un gitano se le podía azotar, incautar sus bienes, hasta prender y mandar a minas y galeras, pero no corría el mismo peligro de muerte que judíos, protestantes, brujas y otros herejes del catolicismo. A éstos los quemaba vivos la Inquisición, mientras que a los otros se dejaba que los matara las enfermedades y el hambre.

A imitación de los decretos de expulsión de moriscos y judíos, las Cortes de Madrid deciden en 1619 no dar al gitano más opciones que el exilio o la muerte. Ese mismo año, Felipe III les conmina a residir en villas con más de mil personas como mecanismo de control y erradicación del nomadismo. Eso explica la concentración gitana en los arrabales de las ciudades españolas y andaluzas, en especial Sevilla y Granada, Triana y Sacromonte. 

El Flamenco nace cuando muere Al Ándalus con la expulsión de los judíos, la persecución de los gitanos y las órdenes de asimilación a la lengua, al Dios, a las ropas, a las comidas y a las costumbres castellanas. Pero el Flamenco fue la alacena donde la gente más humilde y más digna almacenó el doloroso recuerdo de su tragedia.

En un intento estúpido de asimilismo, el monarca les obligaba a vestirse a la fuerza a la castellana, a omitir sus nombres y a no usar su lengua, siendo tratados de forma similar que la población morisca. Quizá porque la nación gitana cobijó a los conversos de más costosa adaptación. A Blas Infante no se le escapó este detalle, y en sus escritos inéditos comparaba el árabe morisco con el caló de los gitanos.

El Bando de Felipe III decreta la expulsión de los moriscos y gitanos:

“(...) todos los Moriscos de este Reyno así hombres como mugeres, con sus hijos, dentro de tres días de como fuere publicado este Bando en los lugares donde cada uno viue salgan dél, y vayan a embarcarse a la parte donde el Comisario les ordenare, lleuando consigo lo que pudieren en sus personas.

Los dichos Moriscos, hallados fuera de su propio lugar, pueda cualquier persona sin incurrir en pena alguna prenderle, y desbalijarle, entregándole a la Iusticia; y si se defendiere, lo pueda matar.

Item, que qualquiera de los dichos Moriscos que escondiese, o enterrare ninguna de la hazienda, o la pusiere fuego, y a las casas, sembrados o arboledas, incurran en dicha pena de muerte (...).

Ordenamos y mandamos, que todos los gitanos, que al presente se hallaren en estos nuestros Reynos, salgan de ellos dentro de seis meses (...) y que no vuelvan a ellos so pena de muerte”.

Carlos II (1661-1700)

Concluyó el hermanamiento entre nación morisca y gitana al obligarles a trabajar sólo y exclusivamente como jornaleros. Unos y otros, moriscos y gitanos, compartieron la misma causa y las mismas consecuencias. Y unos y otros crearon en simbiosis la obra maestra del arte popular hispano: el flamenco. Sólo que no quedaban moriscos visibles al permanecer en la clandestinidad. Pero gitanos, sí, siempre.

Felipe V (1683-1746)

Tan sólo les quedaba “la Casa de Dios como último amparo”. Cualquiera que huyere en lugar sagrado encontraba asilo pero no el gitano. Orden fue del rey, lo ordenó bien claro, de lo hondo del templo sacad al gitano, puerta de la iglesia, el último amparo, don Felipe V la cerró al gitano.

Elevó la crueldad hacia el gitano a un infierno que Dante no pudo imaginar. La negación de su condición humana. Les cerró las puertas de los juzgados (como víctima, testigo y culpable), y permitió su caza como perros dentro de las iglesias. 

Me vienen siguiendo, me escondo a rezar, como me saca y arrastra por el suelo, por el altar. Me arrastraron fuera de la Iglesia por ser yo gitano.

La historia descorazonadora del Flamenco está ligada a la obsesión del nacionalcatolicismo por limpiar España de sangre impura. La detención masiva de hombres, mujeres y niños en las gitanerías de toda España, entre el 30 y el 31 de julio de 1749 [la Gran Redada de 1749] constituye uno de los hechos más ignorados e infames de racismo de Estado de nuestra historia.

...Y sin duda, uno de los hitos capitales para entender la evolución de lo jondo. Como los cien años de liberación que sucedieron después de abolirse la Inquisición pero no el hambre, que sacaron al Flamenco de la clandestinidad hasta convertirse en el arte universalmente conocido y respetado que es hoy.

En el año 1783 reinaba Carlos III (1759-1788). Sería este Rey el que indultó a los gitanos sobrevivientes de la Gran Redada de 1749 y para "facilitarles" la «integración», en su Real Pragmática del 19 de septiembre de 1783 ordenando que desapareciera del idioma español la palabra «gitano» que la consideraba injuriosa para llamarse «castellanos nuevos». Una triste la pragmática escandalosamente ignorada por todos, los verdaderos castellanos y los gitanos.

A comienzos del siglo XVIII, el componente morisco se había diluido casi por completo en la nación gitana como azúcar en agua hirviendo… Además de la piel y la sangre, en el crisol gitano se fundió la tradición musical y religiosa de los moriscos formando un todo indisoluble. El andaluz se erigió en el habla hegemónica en la comunidad resultante, con escasas concesiones a palabras provenientes de la algarabía y el caló. Y  otro tanto ocurrió con el modo de vida, a caballo entre los arrabales y los caminos.

Cuando el gitano se hizo tan andaluz como el morisco gitano, nació el cante primitivo. Los ayes de un gitano ya tenían más años que el olivo de Aguamarga cuando los Reyes Católicos comenzaron con su endémica y enfermiza persecución en la península. Era inevitable que terminaran mezclándose con los "ayes" de los moriscos en los cantes de unos y otros que tanta espiritualidad estética y jonda compartían. La cultura originaria de la casta calé había bebido del mismo manantial que el sufismo andalusí. Y la llevaron en sus carretas desde que fueron exiliados de India, Persia y su añorada Armenia, hasta recalar en las morerías de Triana, del Albaicín y Sacromonte granaínos, o de San Miguel y Santiago en Jerez de la Frontera.

Otra vez sus costumbres y lenguas se entrecruzan en los cantes y bailes de una ceremonia que moriscos y gitanos festejaban de la mano y de forma extraordinariamente parecida.

A la novia se la encarama a un trono que da nombre a un palo del Flamenco, la “mariana”, que proviene de la voz en árabe “´ammariyya” con la que se denomina precisamente a las andas de boda.

En cante de boda por antonomasia de los gitanos es la alboreá. El cante a la virginidad de la novia. El cante que pregona su futura maternidad. Y el cante que la inviste de Diosa Madre.

Y en el Flamenco, la alboreá [albaraá-inocencia] es el cante que proclama en lengua morisca la virginidad de la novia en una boda gitana.

Que dos palabras de la importancia identitaria para los gitanos como [yeli -prueba del pañuelo- y alboreá] compartan etimología con el árabe y razón de ser con la sacralidad musulmana, sólo pueden significar tres cosas:
  • La enorme relevancia del elemento morisco en el seno de la nación gitana, tanto en su densidad demográfica como en su influencia cultural. 
  • La porosidad innata de los gitanos para asumir culturas ajenas y su genio atávico para reconvertirlas en propias. 
  • Y la consolidación de una comunidad de resistencia compuesta por un magma de etnias y culturas, racializada por los demás como gitana y reconocida por sí misma como no castellana, por antítesis con sus conquistadores y amos.
La represión legal, los insultos, las vejaciones y la propaganda antigitana continuaron hasta la I República “1873-1874”. Fracasados todos los intentos de expulsión, la Iglesia-Estado se obsesionó en controlarlos, tenerlos ubicados, sedentarios, fijos. 

El círculo se cierra siglos más tarde, cuando Demófilo (1848-1893) recopila cantes que afloran la raza de aquellos mineros.

“Los gitanillos del puerto/ fueron los más desgraciados/que a las minas del azogue/se los llevan sentenciados/los gitanillos el Puerto/fueron los más desgraciados/que se pueden comparar/con los que están enterraos”.

A igual que ocurrió con el pueblo morisco, el poder establecido pretendía “quitarle al pueblo gitano sus señas de identidad”. Se les cerró las puertas de los juzgados y también se permitió su persecución incluso dentro de las propias Iglesias, siendo como eran cristianos. Una cruzada esquizofrénica en nombre de la misma cruz que adoraban y padecían al mismo tiempo. Algo intolerable en una España integrista que censuraba a sus hijos según el color de su sangre o de su piel.

El gitano radicalizó su esencia nómada, libre y racial en señal de resistencia. 

Los gitanos en sus caravanas, vienen desde el horizonte, mientras nace la mañana. El patriarca abre el camino, “libres como el aire, libres como el viento, como las estrellas en el firmamento”…

Según Blas Infante el término "flamenco" proviene de la expresión hispanoárabe "fellah mengu", que significa "campesino sin tierra". Según él, muchos moriscos se integraron en las comunidades gitanas, con las que compartían su carácter de minoría étnica al margen de la cultura dominante. Infante supone que en ese caldo de cultivo debió surgir el cante flamenco, como manifestación del dolor que ese pueblo sentía por la aniquilación de su cultura.

El flamenco sale de las cuevas, de lo profundo, de lo jondo. Coincide la fecha de su alumbramiento con la desaparición de la Santa Hermandad. No es casualidad. Si no hay represión, no hay por qué esconderse. 

1933-1945

Los nazis acabaron con medio millón de gitanos. Y no dudaron en utilizar la estrategia inquisitorial como fuente de inspiración asesina. Por ejemplo, copiaron la separación entre “machos” y “hembras” con el fin de extinguir la raza, ordenada contra los gitanos por Felipe II en 1594. 

La represión legal, los insultos, las vejaciones y la propaganda antigitana continuaron hasta la Primera República. Fracasados todos los intentos de expulsión, la Iglesia-Estado se obsesionó en controlarlos, tenerlos ubicados, sedentarios, fijos. Los payos y castellanos que ayudasen a un gitano también serían torturados y encarcelados. Confiscaron todos sus bienes. De ahí que el gitano lleve consigo todo su patrimonio colgado del cuello. En verdad, el poder sólo pretendía vaciarles el alma, obligarles a que dejaran de ser lo que son. No hay mayor castigo para un gitano que encerrarlo entre cuatro paredes y cambiarle las estrellas por un techo.

Los decretos de expulsión y pureza de sangre cierran uno de los capítulos más vergonzosos de nuestra historia. Verdaderos genocidios que provocaron el desarraigo y el éxodo de la población judía, morisca y gitana hacia ninguna parte.

El gitano ama a Cristo tanto que lo cree gitano. Y aún así los persiguieron en una cruzada esquizofrénica en nombre de la misma cruz que adoraban y padecían. Eran cristianos pero de otra raza. Algo que era intolerable en una España integrista que censuraba a sus hijos según el color de su sangre o de su piel. 

Pero el gitano ha ganado la batalla…

El kalo es un conjunto de palabras de origen romanó que los gitanos españoles han conservado, de generación en generación. Es el habla de los gitanos españoles. Aunque para los gitanos mayores, aprender la lengua universal gitana “romanó” sea un reto demasiado difícil, no se les debiera negar a los hijos de sus hijos la oportunidad de aprender y practicar un idioma que les permitiría entenderse con más de 12 millones de gitanos que existen repartidos por toda la geografía mundial.

A lo largo de la historia se ha sometido al pueblo gitano a altas cuotas de marginación, condenándolos a realizar trabajos marginales y a vivir en las zonas de extramuros o arrabales. 

Actualmente, una de las grandes preocupaciones del pueblo gitano y de la sociedad es el acceso a la educación y la integración, para salir de las pésimas condiciones de vida en la que muchos todavía se encuentran. Poco a poco, se van incorporando a la Universidad muchas gitanas y gitanos que contribuyen a romper estereotipos y falsos clichés e incluso algunos han alcanzado gran relevancia política en España.


Desde el templo de Nuestro Padre Jesús de la Salud [Cristo de los Gitanos de Sevilla] para el blog de mis culpas...




P.D. Cada 24 de mayo, miles de personas de raza gitana [zíngaros de Alemania, sintis de Italia, gitanos de España, etcétera] repartidos por toda Europa recorren miles de kilómetros en sus caravanas para realizar la mayor peregrinación de la comunidad gitana hacia Saintes-Maries-de-la-Mer (Camargue, Francia) en honor de la virgen Sara (La Virgen Negra) cuyo culto milenario es tolerado por la Iglesia.

El día anterior a la peregrinación, muchos de ellos compran rosarios para realizar sus ofrendas con la máxima devoción a la Virgen Negra. Santa Sara es considerada la patrona de los viajeros gitanos. Por tal motivo, muchos gitanos aprovechan la ocasión para bautizar a sus hijos.

Sara fue la criada de dos discípulas de Cristo que fueron perseguidas [María Salomé y María de Cleofás]. Según la tradición, Sara las salvó de morir ahogadas en el mar al cruzarlo en barca.

Los gitanos se identifican con ella porque al igual que la santa también fueron perseguidos. Durante el siglo XIX la pintaron de negro para que se pareciera al pueblo gitano, al que les otorga fuerza, energía y esperanza en el futuro. En la iglesia del pequeño pueblo se encuentran las reliquias de la santa.

El fuego es muy importante para la comunidad gitana porque representa el fuego de la esperanza que calienta el cuerpo y el corazón. Muchas familias invitan a payos para que conozcan su cultura que ayuda a combatir los prejuicios.

Durante la víspera de la peregrinación se juntan las familias en torno al fuego acompañado de cante, baile y guitarra. Se divierten sin miedo a ser juzgados. Al igual que el pueblo judío, la comunidad gitana ha vivido los valores de su cultura bajo mucho dolor.

Cuando llega el acto religioso, es vivido con el máximo silencio y respeto. El jefe del clan dirige la procesión bajo una intensa emoción, mientras los cofres de las santas son bajados desde la parte alta de la iglesia a la parte baja, quedando en ese momento las guitarras que le tocan en su honor bendecidas.

Al salir la Virgen Negra es escoltada por caballistas “los guardianes” entre cánticos y rezos mientras el resto de la comunidad protege a la Virgen Negra. Creyentes y no creyentes son contagiados por la intensa emoción del momento.

Diez mil gitanos acompañan a la Virgen Negra hasta el mar hasta el año que viene que se vuelvan a reunir de nuevo en el pueblo que da nombre a las dos santas:Saintes-Maries-de-la-Mer.

Desde 1971, cada 8 de abril se conmemora el "Día Internacional del Pueblo GItano".


Bibliografía 

La huella morisca, de Antonio Manuel. 

Persecución, de Juan Peña el Lebrijano (1975)

“Flamenco Arqueología de lo jondo”, por Antonio Manuel


P.D. La cultura de lo flamenco se revaloriza en pleno siglo XX gracias a Lorca, y a Falla, y a Mairena, y a Chacón….Decía Manolo Sanlúcar que Flamenco se escribe con mayúsculas, tal como la dignidad del pueblo andaluz reclama y reivindica.

Algunos términos flamencos con interesante etimología:

Los flamencos pronuncian el nombre de olé (Allah) ante la exaltación de lo sublime. Uno de los palos madre de lo flamenco es la soleá. Bendita palabra que quizás provenga de la expresión árabe sal-lah Allah. Tampoco puede esconder la siguiriya su fonética morisca, encierra en sí el drama absoluto de la pérdida del morisco. La siguirilla es el grito del hombre herido por su destino. Expresa sentimientos profundos, la tragedia.

La farruca también proviene del árabe faruk que significa valiente, el que distingue la verdad de la mentira. 

Jaleo o jalar se corresponde con lo permitido (halal), la identificación de jarana con lo impuro, lo no permitido, lo prohibido (haram). El vino encabezaba el catálogo.

Los moriscos continuaron bebiendo vino a escondidas, sin sentirse traidores por ello, amparándose en la simulación permitida por el Corán para salvar la fe “la taqya”. Eso explica su sentimiento de culpabilidad al irse de jarana.

Farah (alegría en árabe) “malfario o faralaes”. Faralaes significa vestido para la alegría. Y malfario es sinónimo de mala sombra, mala suerte. El cante de la bulla es la bulería (bul-larya). Todas son palabras flamencas…

Falah: campesino, que vive de la tierra.
Mankub: marginado, desahuciado, desposeído, afligido.

Cabal [qabál] músico sufí y poema que canta.
Soleá [salát]: oración.
Martinete [marratain, en algarabía “mara-tin”]: dos veces.
Saeta [sawt]: voz, parte central de la nuba interpretada con un canto refinado.

Mi arma [miamma en algarabía] bendición.

Palabras farrucas de raíz arabo-andalusí que han mantenido su fonética original, sin traducción ni amparo en palabra del castellano.

Farruca [fáruqa], la que distingue la verdad de la mentira.
Siguiriya[sikiriyya]: embriaguez, éxtasis.
Leyla [layla]: noche.
Zambra [zamra]: grupo de personas.
Olé [Allah].
Jaleo [Allah].

Otras palabras o interjecciones:

Arsa [al-haqq al -aqsá: la verdad suprema; esa es la verdad.
Ojú [hua]: Él (Dios).
Jarana [harám]: lo prohibido.
Faralaes [Farah-alegría] [libss-traje o vestido]: traje de la alegría.
Matarile [mawt-muerte y rihla-viaje].

Palabras de dos almas:

Fandango [fanda, el que vaga o fonda [funduq].
Alegría: taberna.
Alboreá [al-bará]: inocencia.
Guajira [wa-l-ájira]: el más allá.
Serrana [sarrani]: persona de mal vivir.
Yeli [yalid]: la que puede engendrar.
Curro [qúr]: tribu negra.

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