sábado, 6 de enero de 2024

¡Qué noche la de aquel día!, con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla

 
Foto. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla


¡Ha dicho usted Viena, señora! ¡Esto es Sevilla!


La noche del pasado 4 de enero de 2024 quedará grabada en la retina de nuestro recuerdo al tener la suerte de acompañar a la Asociación “Amigos de la Música Francisco Martínez Quesada” desde la tierra de Villalón al Concierto de Año Nuevo celebrado en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, y donde la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla [ROSS] brilló con luz propia bajo la batuta del director onubense Lucas Macías y la soprano islandesa Bryndís Guðjónsdóttir, que estimularon nuestros frágiles tímpanos, con las siguiente piezas:


Johann Strauss II: El Murciélago. “Obertura” 

Johann Strauss II: El Murciélago. “Mein Herr Marquis” – Aria de Adele 

Johann Strauss II: Anne-Polka, op.117 

Johann Strauss II: Vals del Emperador, op. 437 J. Strauss 

Giocchino Rossini: Guillermo Tell. Obertura

Johann Strauss II: El Murciélago. “Klänge der Heimat” – Aria de Rosalinde 

Johann Strauss II:Voces de primavera, op. 410

Jacques Offenbach: Orfeo en los Infiernes. “Can Can” 

Johann Strauss II: Danubio azul, op.314

 


Foto. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla


Soprano: Bryndis Gudjonsdottir

Ganadora del XVIII Certamen Nuevas Voces Ciudad de Sevilla de la Asociación de Amigos de la Ópera de Sevilla (ASAO).


El Concierto de Año Nuevo tuvo su epílogo con la tradicional Marcha Radetzky de Johann Strauss Padre [1804-1849], que quedará guardado en la retina del recuerdo, y esperando volver a repetir tan dichosa experiencia. 

¡Qué noche la de aquel día 4 de enero de 2024! para comenzar el Año Nuevo con aquel público que acompañaba con sus palmas al compás del maestro Lucas Macías con la Marcha Radetzky como epílogo de tan magno evento de música clásica.

Sin duda alguna, al menos para el que escribe estas humildes letrillas, fue el Concierto de Año Nuevo de Viena, pero en Sevilla, lo que me ha llevado a compartir unas letrillas recordando a los amigos presentes y ausentes de “Amigos de la Música” de mi pueblo, ubicado en la tierra de Villalón.



Recuerdo con "Amigos de la Música Francisco Martínez Quesada" aquella Misa de Réquiem de Mozart en el 200º Aniversario de su muerte en la Catedral de Sevilla.

«La muerte es el verdadero objetivo de nuestra existencia. Su imagen no sólo no me aterroriza, sino que ciertamente me calma y me consuela». Estas palabras que Wolfgang escribía a su padre en 1787 se ven reflejadas en el clima severo pero tranquilo con el que comienza el «Introito Requiem».

La retina del recuerdo también me proyecta con cierta nostalgia hace ya no pocos lustros, cuando acompañaba a la Asociación Amigos de la Música Francisco Martínez Quesada desde la tierra de Villalón a la Catedral de Sevilla para asistir a una Misa de Réquiem en el 200º Aniversario de la muerte de Wolfgang Amadeus Mozart. Sería el 5 de diciembre de 1791 y la Santa Catedral de Sevilla se encontraba a rebosar de personas. 

Decían las crónicas de la época que asistieron unas siete mil personas a tan magno acto religioso y cultural. La Orquesta Sinfónica de Sevilla estuvo acompañada en aquella ocasión por el Orfeón Navarro y la misa por el alma de W. A. Mozart estuvo impartida por el querido Cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo. Cada acto de la liturgia quedaba fusionado por una de las partes del Réquiem:

1. Requiem

2. Kyrie

3. Dies Irae

4. Tuba mirum

5. Rex tremendae

6. Recordare

7. Confutatis

8. Lacrimosa

9. Domine Jesu

10. Hostias

11. Sanctus

12. Benedictus

13. Agnus Dei

14. Lux aeterna

Sobre el Réquiem, obra póstuma de Mozart, se ha derramado mucha tinta. Su leyenda comienza con la visita que le hizo a un Mozart ya enfermo, un extraño desconocido que no quiso dar su nombre, y quien le encargaría componer una Misa de Réquiem en el más absoluto secreto por una suma no determinada. La mitad de dicho montante se entregaría por anticipado, y el desconocido habría desaparecido sin dejar rastro. Los temores del compositor le habrían dictado que el desconocido era el mismo diablo, y que el Réquiem estaba destinado a su propio entierro.

Pero aquel desconocido era el conde Walsegg, noble austriaco, quien quiso disponer de un Réquiem para el funeral de su esposa, a quien acababa de perder. El verdadero problema que plantea el Réquiem es saber qué partes son de Mozart y cuáles de su hábil discípulo Süssmayr.

Aquella versión de Hebert Von Karajan del Réquiem de Mozart que nos ha dejado legado el mítico maestro austriaco impresiona el dramático “Dies irae”. El coro refleja la ira de Dios, queriendo Mozart mostrar a través de las trompetas la grandeza del Creador frente a la angustia y miedo de los mortales que entienden que la vida es efímera.

Toda la obra del Réquiem de Mozart goza de una belleza indiscutible aunque la fuerza expresiva del “Die israe”, pone los vellos de punta a quien lo escucha. No cabe duda de que Mozart marcaría un antes y un después en la misa de difuntos.

El compositor de Salzburgo dejó completa la Introducción y había redactado gran parte de los 5 primeros movimientos de la Secuencia (del Dies irae al Confutatis), además de 8 compases del sexto movimiento, Lacrimosa. También dejó bosquejos avanzados del Ofertorio.

Süssmayr añadió el trombón del Tuba mirum, escribió el Sanctus, el Benedictus y el Agnus basándose en los esbozos e ideas de Mozart. Finalmente, repitió la fuga del Kyrie.


También recuerdo con cierta nostalgia “Las Cuatro Estaciones de Vivaldi” o la “Sinfonía nº 104 de Joseph Haydn” en junio de 1993 a las 21:00 horas bajo la dirección de José Luis García Asencio.

...Sin olvidar aquel Concierto nº 3 de Brandeburgo de Johann Sebastián Bach que hacía el milagro de acercarnos la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla a los más profanos en la materia, entre los que me encuentro.



Aquel gusto por la música clásica me llevaría a adquirir algunas composiciones musicales como aquel doble LP de Classicmanía, el Réquiem de Mozart por Hebert Von Karajan, Johann y Joseph Strauss, la 5ª y 9ª Sinfonía de Beethoven, El Mesias de Haendel, las Cuatro Estaciones de Vivaldi o Tocata y fuga en re menor de Juan Sebastián Bach, entre otras muchas.

La película “Amadeus” [1984] inspirada en la vida y rivalidad del compositor Antonio Salieri hacia Wolfgang Amadeus Mozart complementada con la genial película “El Pianista” [2002] y “Copiando a Beethoven” [2006] contribuyó sin duda alguna a aumentar nuestro amor por la música clásica.


Desde el Teatro de la Maestranza de Sevilla, y con los vientos alisios de Amigos de la Música Francisco Martínez Quesada que nos acercan de nuevo a nuestro lugar de origen, ubicado en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco, para el blog de mis culpas... 



Ha sido sin duda alguna un grato regalo de Año Nuevo que esperamos vuelva a repetirse.


Al salir del Teatro de la Maestranza nos encontramos en el Paseo de Colón con el monumento en honor a W.A. Mozart, obra de Rolando Campos, con motivo del Bicentenario de la muerte del genial compositor el 5 de diciembre de 1991.

Mientras esperábamos el bus, nos encontramos con la réplica de la Nao Victoria atracada en el río Guadalquivir y con el monumento a Carmen la Cigarrera, que nos recordaba la ópera homónima.


P.D. En 1995 el rey Juan Carlos I concede el título de Real a la Orquesta Sinfónica de Sevilla [fundada en 1990].

Recuerdo hace ya algunos lustros cuando vino a la Catedral de la Sierra Sur de Morón la Orquesta de Cámara de Sofía, siendo concejal de cultura el inolvidable Paco Guardado [Q.E.P.D.]. Posiblemente fuera la primera vez que los ciudadanos de Morón disfrutáramos de la presencia de una orquesta de música clásica en la tierra de Villalón.


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