Cuando paseo entre la iglesia de Santa Clara y la iglesia de la Compañía de Jesús en la tierra de Villalón, se me viene a la memoria “Nuestro primer paseo por el Morón artístico” del sábado 13 de diciembre de 2003 con don Juan Fernández Márquez, catedrático de historia [emérito], quien regaló al Aula de la Experiencia de Morón diversas ponencias que comparto con nuestros amigos del blog de mis culpas.
También me acuerdo del inolvidable maestro de escuela y gran pintor Ramón Castellano de Torres, quien realizara varios libros sobre los monumentos históricos de Morón, entre ellos “Paseando por Morón”, para la XII Feria Infantil del Libro de Mayo de 1991 dedicada a su persona y “Monumentos de Morón [2001] Colección Morón/2, entre otras publicaciones.
La iglesia de Santa Clara
Interior del Templo
El Convento de Santa Clara fue fundado en 1596 por Juan Fernández Villalón y por su mujer, Doña María Orellana. La Iglesia es conventual, pequeña y coqueta: tiene una sola nave cubierta por bóveda de medio cañón con arcos fajones pintados, y en el crucero, una bella cúpula sobre pechinas. La Iglesia también consta de dos coros para las religiosas franciscanas: alto y bajo. El altar mayor es barroco dorado; tiene un Cristo Crucificado que es una talla de madera policromada de gran valor artístico: digno de verse también el ambón o púlpito, de hierro forjado, muy artístico y bonito. En los paramentos laterales y en los coros antedichos, se conserva una colección de óleos bastante interesantes. Se comunica con la Carrera a través de dos puertas, que en el exterior se encuentran adornadas por soberbias portadas barrocas.
Las dos portadas son de material pétreo, de caliza; son únicas en Andalucía; cada una de ellas están encuadradas por dos pilastras, no se utiliza columna tradicional, parece que fueron influenciados por el arte religioso de las Españas de Ultramar, de Perú y Nueva España (hoy Méjico). Se completa la descripción de esta magnífica iglesia con la espadaña que antaño llamaba a la oración de los fieles moronenses. Las cigüeñas nos observan desde las campanas.
Juan Fernández Márquez fecit
Se funda el Convento en el año 1596. Con anterioridad, en el año 1590, dos monjas clarisas de la nobleza de Morón con destino en Utrera: Inés y María de Angulo promueven esta fundación en Morón con el apoyo económico de Juan Fernández Villalón y su esposa María Orellana, obteniendo con ello, éste matrimonio, el derecho a patronato para ellos y su familia.
La construcción se inicia en el año 1598. La de la iglesia corresponde al siglo XVII, aunque, con posterioridad, es reformada en el siglo XVIII, y restaurada en parte, al inicio del siglo XX, concretamente en el año 1915.
El templo es de tipo conventual y está realizado en ladrillo y mampostería. Consta de una sola nave de planta rectangular, con cuatro tramos que se separan por pilastras. Se cubre por medio de falsa bóveda de medio cañón con lunetos y arcos fajones en la nave. La capilla mayor se cubre con una cúpula sobre pechinas decorada con artesonado mudéjar de par y nudillo, correspondiente al siglo XVIII.
Portadas de la iglesia
En el muro correspondiente a la epístola se abren dos portadas, aparentemente iguales, realizadas en cantería y enmarcadas en estípites y dintel con ricas molduras de tipo mixtilíneas. Tras el entablamento correspondiente se rematan por medio de un frontón roto y curvo cuya decoraciones mixtilínea y vegetal con mucha influencia popular, con relieves de ángeles adornando la custodia en una de las portadas, y en la otra un escudo de la Orden Franciscana. La construcción de las portadas corresponde al primer tercio del siglo XVIII.
La Espadaña
Se encuentra situado a los pies de la nave, es de ladrillo y formado por un cuerpo que contiene dos vanos para campanas situados en ángulo recto.
Interior del Templo
El Coro
Presbiterio
Retablo Mayor
La Iglesia de Gesú
Se encuentra situado abajo, a los pies de la nave. Está cubierto por medio de artesonado simple y bovedillas de escayola labrada y perteneciente al siglo XVIII.
Está cubierto en su totalidad con una cúpula que está decorada por medio de ocho pinturas al óleo, ovaladas, que representan a santos relacionados con la Orden Franciscana. En las pechinas figuran los evangelistas, enmarcados por medio de guirnaldas, cintas, ángeles y macizos florales, todo ello del siglo XVIII.
En las pilastras que acceden al presbiterio se sitúan dos ángeles lampadarios, realizados en madera estofada y policromada, pertenecientes al siglo XVIII.
Retablo Mayor
Construido en la primera mitad del siglo XVIII. Está formado por sotobanco, banco, un cuerpo, tres calles y un ático. Es de madera dorada y se compartimenta mediante estípites. Su decoración es de hojarasca.
En la calle central hay un camarín y sobre él un manifestador de la segunda mitad del siglo XVIII, decorado con rocallas y espejos. En los laterales figuran las imágenes de “San Francisco de Asís” y de “San Antonio de Padua.
En el manifestador se encuentra la imagen de “La Inmaculada”. En el ático hay un “Crucificado”, de excelente calidad artística y, recientemente restaurado, obra de un discípulo de Martínez Montañés.
A sus lados “San Juan Bautista” y “San Juan Evangelista”, ambas imágenes realizadas en madera estofada y policromada, realizada a mediados del siglo XVII. En los lados del Retablo Mayor, en las pilastras que sostienen el arco se encuentran lo arcángeles “San Gabriel” y “San Rafael”.
El Púlpito
Es de madera tallada, perteneciente a la segunda mitad del siglo XVIII. Sus barandillas son de hierro forjado y dorado.
El tornavoz está rematado por la figura de “La Fe”. El “Crucifijo” del púlpito es del siglo XVI.
Ramón Castellano de Torres "Monumentos de Morón"
Desde el exterior se puede apreciar su interesante fachada junto a dos magníficas portadas de cantería de estilo barroco incaico casi similares terminando el edificio con un tejado de tejas árabes rematado en su parte izquierda mediante un campanario que posee desde tiempos pretéritos una estrecha relación con sus vecinas incondicionales, las cigüeñas.
En el interior nos encontramos en su parte izquierda una gran reja de hierro forjado que separa el convento de clausura de las Hermanas Clarisas de la capilla rectangular cuya construcción va desde 1598 hasta el siglo XVII y que termina en el presbiterio donde destaca el Retablo Mayor con el Crucificado de Pablo Rojas, del siglo XVII y los lienzos de la Inmaculada y la Estigmatización de San Francisco (siglo XX) obras del moronense Joaquín García. Los retablos, tallas y lienzos se encuentran en perfecto estado.
Destaca la cúpula con ocho óleos ovalados de santos franciscanos, entre el que se puede apreciar “la Venerable”, Santa María de Ágreda. La cúpula se asienta sobre cuatro pechinas con óleos de los Cuatro Evangelistas.
En septiembre de 2023 estuvimos en Ágreda para visitar a "La Venerable” Sor María de Ágreda, cuyo convento se encuentra en el pueblo de Ágreda, entre Zaragoza y Soria.
La Iglesia de la Compañía, de San Ignacio o de los Jesuitas
En el siglo XVII los Jesuitas, todo el mundo sabe que la Compañía de Jesús fue fundada por San Ignacio de Loyola en 1598; tenían Casa en Morón que ocupaba toda la manzana entre Calle Nueva, Calle San Miguel y el Mercado, que se construyó a costa de los terrenos expropiados a aquellos religiosos. Finalmente, fueron expulsados de España y de Morón, en tiempos de los ministros ilustrados de Carlos IV, en 1776: como tantos poetas, literatos, escritores, historiadores, filósofos, etc., el Padre Fernando Morilla, insigne moronense, daría con sus huesos y su saber (fue un gran filósofo, escritos y teólogo) en la Rusia de la Zarina Catalina, llamada “La Grande”. El Colegio de Jesuitas de Morón era de los más importantes de España, pues además de ser Casa Profesa, tenía dos Cátedras de Latinidad, cátedras que eran dotadas desde Madrid por los mismos reyes Borbones.
La Iglesia o templo es una copia en pequeño de la de “Jesú” de Roma. Sus características: una sola nave de bóveda de cañón con arcos fajones; además tiene otras dos naves disimuladas a los lados, con galerías superiores. En el crucero, una cúpula sobre pechinas, La riqueza artística del templo, aparte de la belleza arquitectónica es considerable: retablos, pinturas, tallas de madera, algunas policromadas, mobiliario, etc.
Y doce cuadros al óleo, que hay colgados en los laterales de la nave central, y que tratan sobre la “Vida de la Virgen María”. Los Jesuitas de Morón trajeron esas joyas únicas de Amberes, donde vivía su autor, discípulo del gran Pedro Pablo Rubens, Pieter Van Lint: son obras de un pintor que en España son únicas: curiosamente en Santa María del Popolo, en Roma, se conservan unos frescos o murales del mismo autor.
Juan Fernández Márquez fecit
Iglesia matriz de la Compañía de Jesús
La Iglesia de Gesú
Fue la primera iglesia jesuita en Roma y del mundo siendo construida entre 1568 y 1584. Su impresionante fachada fue diseñada por el escultor y arquitecto italiano Giacomo della Porta. Fue construida a petición de Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús.
Morón contó sin embargo con una magnífica época docente cuando el Colegio jesuitas de Morón -orden religiosa de la Iglesia católica fundada en 1539 por San Ignacio de Loyola-, llegó a ser de los más importantes de España. Tuvo Casa Profesa en Morón, desde el siglo XVI hasta su expulsión el 27 de febrero de 1767 y contaba con dos cátedras de Latinidad: trívium y quadrivium, que eran dotadas desde Madrid por los mismos reyes Borbones.
- Trivium, palabra que procede del latín y significa tres caminos (gramática, retórica y dialéctica).
- Quadrivium significa cuatro caminos que enseñaban las cuatro ciencias que estudiaban el universo: aritmética, astronomía, geometría y música. Las siete artes que se enseñaban en la Edad Media.
Nunca más llegó a poseer la Villa de Morón un esplendor “universitario” de tal entidad al tener entre sus ilustres docentes al padre Fernando Morillas y Cáceres en tiempos de los duques de Osuna que tuvieron que exiliarse forzosamente junto con todos los de su orden en 1767.
Anales de Morón,
Antonio Bohorques Villalón
Fernando de Morillas y Cáceres nació en Morón el 19 de septiembre de 1728, hijo de Francisco Morillas, alcalde de Morón en 1768. Ingresó en los jesuitas el 20 de febrero de 1744 y el 2 de febrero de 1762 hizo la profesión de los cuatro votos. En Morón fue profesor de filosofía y gramática hasta 1767 en que marchó expulsado a Córcega, Roma y Génova, donde se doctoró en Sagrada Teología. Colaboró con 4.500 voces y definiciones en la segunda edición de 1779 del Diccionario de la Academia. En un retrato suyo, grabado en Génova en 1769 a los 40 años de edad, aparecen 20 volúmenes de sus obras, entre los que, además de una Historia de Morón en dos tomos, se leen los títulos siguientes: Índices cappellanearum Moroniarum, Miscelanea Moronensia Crítica, Poesis Varia, etc. Algunos de sus libros y documentos pertenecían en 1914 al Conde de Miraflores de los Ángeles, D. Andrés Villalón Daóiz.
V Actas de las Jornadas de temas Moronenses, por Juan Diego Mata Marchena
Este jesuita de familia noble cuya vida estuvo dedicada al estudio, renunció con apenas 18 años, a su status social y su primogenitura, el mayorazgo, favoreciendo la opción de un hermano más pequeño, Francisco de Paula e ingresar en la Compañía de Jesús un 18 de diciembre de 1746. Hacía más de un siglo que los jesuitas habían llegado a Morón para actividades pedagógicas como enseñar, escribir, contar, lengua latina… A mediados del siglo XVIII, según el catastro de la Ensenada, eran sólo siete los religiosos que componían la comunidad. Además, en las mismas fechas, la Compañía poseía una importante riqueza patrimonial. Varios olivares en los pagos de Nagüeles y Cabeza Hermosa, un molino de aceite en la Carrera y una cabaña ganadera más que numerosa en una villa de 2.600 vecinos, de los cuales más de 2.000 eran jornaleros y de clase humilde.
El decreto de expulsión del 27 de febrero de 1767
El 19 de abril de ese mismo año, al igual que el resto de la orden salen del país rumbo a la península itálica, a Civita Vechia como primer destino y a la isla de Córcega después. Al mismo tiempo, pide al papa Clemente XIII la observancia de sus votos y su vuelta al estado secular. El 23 de julio de 1773, seis años después, el Papa Clemente XIV extinguiría la Orden, que no volvería a resurgir hasta 1815. Tras esa formalidad, marcha a Roma y Génova, donde se dedica por completo a la enseñanza y a sus investigaciones. Es en esta última ciudad donde recibe el grado de Doctor en Sagrada Teología. Durante su estancia en estas ciudades, sus recursos económicos no eran muy holgados y las necesidades apretaban y tuvo que dedicarse por obligación, más que por devoción, a la docencia y al magisterio. En ese momento, la petición de auxilio a la familia valía para poco, incluso se penaba y castigaba, según se señalaba en el decreto de extrañamiento.
Exiliado forzoso como todos los de su orden en la segunda mitad del siglo XVIII.
Terminada nuestra visita a Santa Clara y a la iglesia de la Compañía, orientamos nuestro sextante en busca de la Iglesia de San Miguel [Catedral de la Sierra Sur en palabras de don Juan Fernández Márquez a mediados de los años setenta del siglo pasado]. Pero eso formará parte de otra didáctica historia.
Desde Morón, para el blog de mis culpas...
P.D. El Padre Fernándo de Morillas y Cáceres de Morón, lo acogió Catalina de Rusia. Murió en San Petersburgo. Fue profesor de la Universidad de Morón en tiempos de los Duques de Osuna, según recuerdo que nos dijo el catedrático de historia Juan Fernández Márquez en el Aula de la Experiencia de Morón.
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