Cuando el grajo vuela bajo en la tierra de Villalón, de la cal y del flamenco, orientamos nuestro sextante cultural en busca de la Iglesia de la Magdalena de Sevilla, tras las huellas de la pila bautismal del pintor Bartolomé Esteban Murillo, lo que nos ha dado la oportunidad de observar una pequeña exposición sobre el escultor y maestro de la gubia "Juan Martínez Montañés" en el 450º aniversario de su nacimiento, otorgando al blog de mis culpas válidos argumentos para estimular muestro interés y por consiguiente, colocar nuestra brújula autodidacta en la Plaza del Salvador donde se encuentra el monumento a Martínez Montañés, obra de Agustín Sánchez-Cid realizada en 1924 en postura sedente con una pequeña Inmaculada en su mano.
Después de haber visitado el Monasterio de San Isidoro del Campo, la Iglesia la Magdalena, del Santo Ángel, del Divino Salvador o el Museo de Bellas Artes nuestra retina se impregnaba de numerosas tallas y óleos de Martínez Montañés y Murillo en la Santa Iglesia Catedral hispalense "la catedral gótica más grande del mundo".
Después de haber visitado el Monasterio de San Isidoro del Campo, la Iglesia la Magdalena, del Santo Ángel, del Divino Salvador o el Museo de Bellas Artes nuestra retina se impregnaba de numerosas tallas y óleos de Martínez Montañés y Murillo en la Santa Iglesia Catedral hispalense "la catedral gótica más grande del mundo".
Su legado como maestro escultor y ensamblador dejó obras tan importantes como el Retablo Mayor (1609-1613) de la Iglesia de San Isidoro del Campo en Santiponce -cerca de las ruinas romanas de Itálica-, San José y el Niño, en la Iglesia de la Magdalena, Jesús de la Pasión y San Cristóbal -1597-, en la Iglesia del Salvador, el Cristo de los Desamparados, en la Iglesia del Santo Ángel de Sevilla, La Inmaculada “La Cieguecita” -1929 a1931- o el Cristo de los Cálices -1603 y 1604-, en la Catedral de Sevilla, Santo Domingo de Guzmán -1605-, San Bruno -1636- San Juan Evangelista -1638- o Santo Domingo Penitente -1605 a 1609- en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja en la Iglesia de la Anunciación de Sevilla entre otras muchas que jalonan nuestra geografía entre otras muchas.
Pero, ¡quien fue éste maestro de la gubia cuyo magisterio llegaría a cimentar una espléndida carrera profesional!, lo que le llevaría a ser considerado el máximo exponente en su disciplina y cuyo legado se proyectará "per secula seculorum" adquiriendo sus obras más solera con el paso del tiempo.
En la vida y obra del
denominado “Lisipo andaluz” y “Dios de la madera” hay
que tener en cuenta una serie de fechas:
1568
Juan Martínez Montañés nace en Alcalá la Real (Jaén) el 16 de marzo. Se forma en el taller granadino de Pablo de Rojas entre 1580 hasta 1582, un corto aprendizaje aunque trascendental que le ayudará a cimentar su futura trayectoria artística, llevándole a ser el máximo exponente de la denominada escuela sevillana de imaginería cuyo magisterio proyectará sus conocimientos hacia varios discípulos suyos entre los que destacan Juan de Mena, Juan de Mesa o Alonso Cano que dejarán su impronta en la escultura española.
1582
El maestro de la gubia llega a Sevilla, considerada entonces “Puerta de las Indias” y se establece en las cercanías de la antigua Iglesia de la Magdalena. Comienza a trabajar en un taller de escultura, posiblemente en el de Gaspar Núñez Delgado recibiendo influencias además de Jerónimo Hernández y Andrés de Ocampo.
Aunque existen referencias de que en sus comienzos trabajó la piedra, el material preferido sería siempre la madera policromada.
1587
Contrae
matrimonio con su primera mujer, Ana de Villegas, hija del ensamblador Juan
Izquierdo, en la Iglesia Parroquial de San Vicente. De este matrimonio nacerían cinco hijos.
Mariana (monja dominica), Bernardino (fraile franciscano), José (prebístero), Rodrigo y Catalina.
1588
El 1 de diciembre comparece ante un tribunal examinador que le acreditará como maestro escultor y ensamblador de retablos, lo que le faculta para trazar la arquitectura, diseño y elaboración de los mismos, ejecutando muchos con su obra escultórica dominante en el periodo manierista. Comienza a recibir numerosos encargos.
En la Sevilla de su época se organizaban tertulias en la universidad, academias y en la Casa de Pilatos que además poseía una buena biblioteca, y a ellas debió acudir el maestro Martínez Montañés.
En este año de 1588 colaboró con Miguel de Cervantes, cuando se realizó el túmulo de Felipe II, con motivo de la defunción del rey y por orden del capítulo catedralicio. A Martínez Montañés se le encargaron diecinueve esculturas de gran medida y a Cervantes un escrito para leer delante del túmulo, un soneto titulado “Al túmulo del rey Felipe II en Sevilla”, en tono satírico, que fue muy comentado entre el círculo cultural de Sevilla.
1589
Realiza Nuestra Señora de Belén cuyo precio se estipuló en 24 ducados y un San Diego de Alcalá para el convento de San Francisco de Cádiz. Todas estas obras no han podido ser identificadas debido a su desaparición.
1591
En el mes de agosto fue encarcelado por sospecharse su implicación en el asesinato de un tal Luis Sánchez, permaneciendo en la cárcel dos años, hasta que la viuda le perdonó previa entrega de cien ducados. El documento del pleito se guarda en el Archivo de Protocolos Notariales de Sevilla.
1597
De este año data la primera obra documentada que se conserva de Martínez Montañés. Se trata de una imagen de “San Cristóbal con el Niño Jesús” que se conserva actualmente en la Iglesia del Salvador de Sevilla.
La Capilla de San Cristóbal “el que carga o portador de Cristo en griego”. Se le considera patrono de los viajeros. La imagen fue tallada por Martínez Montañés en el año 1597 por encargo de la Hermandad de los guanteros y es la primera obra documentada de su autor. Una obra maestra de la imaginería andaluza que mide 220 cm. de altura, de influencia miguelangelesca y de gran naturalismo muestra la poderosa fuerza del santo en contraste con la delicadeza con que porta al Niño y el arrebato místico de su mirada.
1598
Montañés realizó la escultura de San Jerónimo penitente que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
1603
El periodo más maduro de Martínez Montañés comienza con la realización del Cristo de la Clemencia (1603-1604), más conocido como “El Cristo de los Cálices” -por haber permanecido en la sacristía de ese nombre de la Catedral de Sevilla, donde se encuentra-. El encargo fue realizado por Mateo Vázquez de Leca, canónigo de la catedral y arcediano de Carmona en 1602. El contrato fue muy detallado en lo relativo a la figura del Crucificado, que debía realizarse así:
"Ha de estar vivo antes de haber expirado, con la cabeza inclinada sobre el lado derecho, mirando a cualquier persona que estuviese orando al pie de él, como que está el mismo Cristo hablándole y como quejándose de que aquello que padece es por él".
La policromía, de tono mate, fue realizada por Francisco Pacheco, con el que trabajaría en diversas ocasiones. Esta obra tuvo su precedente en el “Cristo del Auxilio” de Lima, obra del propio año 1603.
Entre 1605 y 1609 realizó la estatua de Santo Domingo bajo anatomía musculosa con una cruz sujeta en una mano, que pertenecía al retablo del convento de Portaceli (Porta Coeli "puerta del cielo"). Actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Del año siguiente, 1606, data el Niño Jesús encargado por la Cofradía del Santísimo Sacramento, con sede en la Catedral de Sevilla, y que actualmente se encuentra en la parroquia del Sagrario, anexa a la Santa Catedral. Aunque Montañés no crea el tipo, pues ésta ya existía en el arte sevillano del siglo XVI, la figura desnuda del Niño creada por él ha perdurado como modelo de la figura e icono representativo del Niño.
Entre 1609 a 1613 comienza la ejecución del que sería uno de sus trabajos más destacados, "El retablo de la Iglesia de San Isidoro del Campo", en Santiponce, perteneciente a la Orden de San Jerónimo. En el retablo intervinieron varios artistas ensambladores y escultores, casi con toda seguridad Juan de Mesa y Francisco de Ocampo. La figura principal del retablo es la estatua de San Jerónimo en su parte central, que se inspira en la figura homónima de Pietro Torrigiano.
Entre 1610 a 1615 realiza el maestro Montañés Nuestro Padre Jesús de la Pasión, que se encuentra en la Capilla Sacramental de la Iglesia del Salvador de Sevilla en un altar de plata.
1614
En 1613 murió su esposa Ana en la calle de la Muela siendo enterrada el 28 de agosto en el convento de San Pablo de Sevilla. El 28 de abril de 1614, Martínez Montañés contraerá nuevas nupcias con Catalina de Salcedo y Sandoval, hija del pintor Diego Salcedo y nieta del escultor Miguel de Adán, de cuyo matrimonio nacerán siete hijos más.
Fernando, Mariana, Francisco, Ana Micaela, José Ignacio, Teresa y Hermenegildo.
Afortunadamente, en la Real Parroquia de Santa María Magdalena de Sevilla, con la que estuvo muy vinculado durante su vida, el insigne artista dejaría su huella escultórica en uno de sus grupos escultóricos más bellos, “San José con el Niño Jesús (1610-1620)”, una escultura policromada 150x100 cm. así como una importante documentación parroquial relacionada con el artista.
1617
“El Cristo de los Desamparados”, de la iglesia del Santo Ángel de Sevilla, es una copia del Cristo de los Cálices, por lo que pudo ser una imagen encargada por los Carmelitas Descalzos a Martínez Montañés en ese año. Es una obra de gran categoría, aunque no llega a superar a su original.
El 16 de noviembre de 1608 el Cardenal Don Fernando Niño de Guevara consagró este templo de la Misericordia del Carmen y Santo Ángel de la Guarda de Carmelitas Descalzos.
Como datos históricos cabe señalar que el Sínodo de 1.604 es una fecha clave en la historia de la Semana Santa hispalense, en el cual el cardenal y anterior inquisidor de Sevilla Fernando Niño de Guevara, obligaría a las cofradías a pasar por el Palacio Arzobispal, dando origen a lo que en la actualidad se conoce como la “Carrera Oficial a la Santa Iglesia Catedral de Sevilla”.
El Palacio Arzobispal junto con la Catedral de Sevilla eran símbolos de un poder omnímodo.
1620
Comienza el decenio crítico del maestro, marcado por diversas circunstancias personales como la muerte de su hermana y de varios de sus colaboradores y amigos más directos como Juan de Oviedo y Juan de Mesa, así como algunos pleitos profesionales. A pesar de todo ello, realiza el retablo del monasterio de Santa Clara y los retablos de San Juan Bautista y San Juan Evangelista del convento de San Leandro.
1624
Perteneció a una agrupación religiosa llamada "Congregación de la Granada", que defendía ardientemente la Concepción Inmaculada de la Virgen María, lo que le provocaría algún que otro problema con la Inquisición en ese año.
1629
Martínez Montañés cae enfermó teniendo que permanecer en cama durante cinco meses, lo que le impidió trabajar en el retablo de imágenes de la Capilla de la Inmaculada en la Santa Catedral, lo que tendría como consecuencia un pleito por demora e incumplimiento del contrato.
1631
Finaliza el retablo de Capilla de la Inmaculada en la Catedral de Sevilla, destacando la figura central de la Inmaculada (1628-1631), conocida popularmente como "La Cieguecita" caracterizada por la abundancia de ropajes y la cabeza y manos ladeadas; el policromado corresponde de nuevo a Francisco Pacheco, después de haber mantenido un pleito profesional con Montañés por motivo de competencias profesionales.
1635
Viaja a Madrid, donde había sido contratado para moldear en barro el busto del rey Felipe IV, que junto con el retrato ecuestre de Velázquez deberían de servir como modelo para una estatua ecuestre que iba a realizar el italiano Pietro Tacca. Esta estatua se encuentra actualmente en la Plaza de Oriente de Madrid. Durante su estancia en Madrid fue retratado por Velázquez (Retrato de Juan Martínez Montañés), obra expuesta en el Museo del Prado.
El escultor ya conocía a Velázquez de su etapa sevillana como aprendiz en el taller de Francisco Pacheco.
1649
El 18 de junio muere en Sevilla Juan Martínez Montañés a los 81 años de edad, como consecuencia de la terrible epidemia de peste que asoló Sevilla en 1649 en la que murieron casi 60.000 personas (casi la mitad de su población). Sería enterrado en la antigua iglesia parroquial de la Magdalena aunque con motivo de la desamortización del siglo XIX sería demolida, desapareciendo sus restos.
Asiento de Entierro de Juan Martínez Montañés en la Parroquia de la Magdalena se encuentra anotado en el Libro 2 de Defunciones (1624-1667), f.32 v.
“En este día, Juan Martínez Montañés. Cien reales de sepultura, todas las campanas de doblar: cuatro ciriales y cruz” [Al margen: “de los ciriales de plata 4r; de la sepultura 12 r, de la caja 3, del doble 2; Importe de los derechos funerarios”].
Su ingente obra como legado
El talento creativo de Martínez Montañés le ha permitido erigirse en el más acreditado maestro de la gubia de la ciudad hispalense cuya amplia producción de sus obras de contrastada calidad hizo que su nombre llegara a hacerse inmortal en la historia del arte de la imaginería sevillana, andaluza y española.
Sus imágenes dedicadas a la devoción transmiten sentimientos espirituales profundos y al mismo tiempo proyectan sobre la retina del que las observa una enorme belleza y equilibrio. Un verdadero genio que no pude ser encasillado en un determinado movimiento escultórico, al tener influencia del clasicismo tardío junto con el naturalismo barroco.
Casi toda su obra trasciende sobre temas religiosos. En el campo profano solo se conocen las estatuas orantes de Alonso Pérez de Guzmán "Guzman el Bueno" y su esposa María Alfonso Coronel, que se encuentran en los laterales de la Capilla Mayor del Monasterio de San Isidoro del Campo, en Santiponce, junto con la mencionada cabeza del rey Felipe IV, y que no ha sido conservada.
Maestro ensamblador de retablos
En los retablos mayores suele predominar la estructura de dos cuerpos, con tres calles. Las columnas son sencillas y acanaladas, no llegando nunca a emplear la columna salomónica y los capiteles de estilo corintio. La mayor parte de su labor dentro de la imaginería sería realizada dentro de obras de retablos.
Las esculturas de carácter religioso realizadas por Martínez Montañés han formado parte de los desfiles procesionales así como de la decoración interior de muchas iglesias, tanto en forma individual como formando parte de un retablo, generalmente realizado por él. Entre los temas más tratados en sus obras se encuentran la figura de Cristo crucificado, del que recibió más de una docena de encargos, además de los que se podían incluir en el conjunto de los retablos realizados.
Otro tema repetido en su iconografía es el del Niño Jesús, que durante el renacimiento había vuelto a surgir de forma destacada. Montañés consiguió la versión definitiva en la imagen del niño que se encuentra en la iglesia del Sagrario de Sevilla, fechado en 1606, del que se realizaron numerosas réplicas e imitaciones, construyéndose vaciados en plomo de varias de estas representaciones para colmar la demanda existente en su día.
Vida religiosa y cultural
La vida de Martínez Montañés en Sevilla fue profundamente religiosa, con un conocimiento profundo de la Biblia y de los textos de Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de Granada y San Juan de la Cruz, lo que llevaría a varios de sus hijos a profesar en varias órdenes religiosas.
La Catedral de Sevilla era, en tiempos de Martínez Montañés al igual que de Murillo, la institución más importante para la que podía trabajar un artista. Por ello, todos los artistas deseaban obtener un encargo del Cabildo y lograr que su obra se contemplase en el interior del templo metropolitano, centro neurálgico de la vida religiosa, cultural y cotidiana de la ciudad hispalense.
Destaca el Cristo de la Clemencia (1603-1604), más conocido como el Cristo de los Cálices, por haber permanecido en la sacristía de ese nombre de la Catedral. Fue realizado por encargo del arcediano hispalense Mateo Vázquez de Leca y constituye una de las obras cumbres del arte del imaginero de la gubia Martínez Montañés.
Durante su vida, Juan Martínez Montañés llegaría a disfrutar del máximo prestigio y reconocimiento de todos los estamentos sociales. Pero su verdadera fama llegaría con el paso del tiempo al ser considerado como uno de los mejores escultores españoles de todos los tiempos y principal representante de la escuela sevillana y andaluza de la escultura.
Monumento a Juan de Mesa (1583-1627) en la Plaza de San Lorenzo de Sevilla [Sebastián Santos Calero en 2005]. Juan de Mesa fue uno de los mejores discípulos de Martínez Montañés
Desde la Plaza del Salvador, en Sevilla junto al monumento a la memoria de Martínez Montañés, para el blog de mis culpas...
Bibliografía
Paneles ilustrativos en la S.I. Catedral, de Sevilla
Paneles Ilustrativos en la Iglesia de la Magdalena, de Sevilla
Paneles ilustrativos en la S.I. Catedral, de Sevilla
Paneles Ilustrativos en la Iglesia de la Magdalena, de Sevilla
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