El Castillo de Morón
Repasando algunos apuntes de historia, he recuperado un grato libro de Ramón Castellano de Torres titulado Paseando por Morón con textos y dibujos del propio autor. Libro que tuve la satisfacción de habérmelo dedicado su autor en la XIIª Feria Infantil del Libro de Morón el 10 de mayo de 1991, en el que hace un recorrido histórico artístico por los dos monumentos más significativos de nuestra ciudad: El Castillo y la Catedral de la Sierra Sur: San Miguel.
Y posteriormente el 18 de diciembre de 1991, presenta Ramón Castellano de Torres su magnífica "Historia Ilustrada de Morón", un libro excepcional diseñado por su autor y editado por la Fundación Fernando Villalón que manifiesta un compromiso por la divulgación de la cultura para las nuevas generaciones de la que brotaran nuevas inquietudes. Pasajes históricos que sirven como instrumento para que los ciudadanos amen las páginas de su historia. La cultura es el legado como forma de transmisión de conocimientos y estudio de nuestros ancestros que permanece en la retina de los pueblos cuando realizamos una mirada retrospectiva de nuestros tiempos pretéritos.
El castillo de Morón de la Frontera es, tras el dolmen del “Hoyo del Gigante”, el vestigio arquitectónico más importante y más antiguo que conserva nuestra ciudad.
Se encuentra situado sobre un cerro enclavado en el centro del casco urbano. Se cree que fue edificado sobre una primitiva edificación romana, aunque esto es solamente una hipótesis, ya que los elementos más antiguos que se conservan en éste se fechan en el siglo XI.
Varias fases constructivas lo contemplan a lo largo de su historia:
La primera fase corresponde al periodo musulmán
donde se construye la alcazaba
Fue un Alkevirato de Morón en tiempos de Abd al-Rahman I ben Muawiya al-Dajil (el Inmigrado 756-788) colaborando activamente con éste cuando entró por Almuñécar (Granada), según la obra “los alkevires de Morón” de Ramón Auñón. Reino de Taifa de Morón en el siglo XI, con el desmembramiento del Califato de Córdoba (Banu-Nuh 1041-1066), que es una de las épocas más brillantes de la historia de Morón.
El castillo fue reconquistado para los cristianos por Fernando III el Santo en el año 1271.
En la segunda fase, el castillo se transforma en puesto de vigía de la Frontera [entre el reino de Castilla y el reino nazarí de Granada] a manos de la Orden de Alcántara.
A mediados del siglo XVI los Condes de Ureña hacen una importante reforma, para convertirlo en su residencia palaciega hasta el año 1615, donde en el extremo oriental destaca la Puerta de Levante o del Hierro.
En 1528, Pedro Téllez-Girón, Conde de Ureña, acomete las obras para aumentar la altura tanto de la muralla donde se encuentra la puerta como de las torres que la rodean, para la instalación de un rastrillo metálico, de ahí su nombre. Más tarde, en 1590, Pedro Téllez-Girón, VI Conde de Ureña y I Duque de Osuna, abrió las calles Concepción Baja y Concepción Alta para conectar la Iglesia de San Miguel con la Puerta de Levante y a su vez con el arrabal de Santa María.
Durante la permanencia de los Condes de Ureña como inquilinos ilustres del castillo, se construyó la torre del homenaje conocida como la “la torre gorda”, llamada simpáticamente por la gente de Morón que pretendía tener tres cuerpos de altura y que se quedó en el primero, ya que en el año 1531 se paralizaron las obras de la torre del homenaje por orden del emperador Carlos V. Es posible que el motivo de la paralización de las obras de la torre del homenaje fueran las tensiones existentes entre el emperador y Pedro Téllez Girón, tercer Conde de Ureña.
El castillo, en ésta época que citamos, era posiblemente un magnífico palacio, a juzgar por las crónicas que aparecen referidas a nuestro castillo: “tenía bellísimas puertas de castaño, con quicios dorados”, “los aljibes capaces de recoger agua potable para sostener 2000 hombres y 50 caballos durante todo un año”, “mármoles bellísimos”, “la Iglesia de la Magdalena estaba en medio del llano, dentro de las torres del castillo y los condes de Ureña la entraron en palacio, convirtiendo la capilla en una de sus lujosas salas”, “azulejos y vistosísimas rejas y ventanales”, “tenía dos magníficas puertas, una que miraba al oriente y otra hacia el mediodía”.
Por todo ello, podemos considerar sin miedo a equivocarnos que la belleza que encerraba este recinto castrense era magnífica. En el siglo XVIII, estuvo parcialmente abandonado y fue el motivo del desmantelamiento de sus aposentos. Por ejemplo algunas de sus estupendas rejas que poseía pasaron a un tal don Bartolomé Angulo.
En el mes de marzo de 1810 ocupó el castillo, sirviéndoles de cuartel y polvorín un batallón del regimiento de infantería francesa nº 40, al mando del mariscal Mortier y comenzaron a fortificar el castillo a costa de exigir fuertes contribuciones a los habitantes de morón, Arahal, Montellano y Puerto Serrano e incluso se les exigía trabajar en dichas obras a la fuerza.
Dos años después, el mariscal Soult vino a morón el día 29 de agosto de 1812 cuando empezaba a decaer la gloria de Napoleón y ordenó volar el castillo, quedando destruidas cinco torres y otras muchas zonas del castillo. Desde entonces hasta nuestros días se ha ido deteriorando paulatinamente convirtiéndose lo que fue antaño una magnífica fortificación-palacio en un lamentable montón de piedras.
De todas formas, el castillo de Morón, es sin duda el monumento arqueológico más importante que posee Morón y que recuerda su gloriosa y noble existencia histórica.
La catedral de la Sierra Sur "Iglesia de San Miguel"
Sin lugar a dudas el templo de San Miguel es junto con la fortaleza-castillo, el monumento de más interés histórico-artístico de Morón de la Frontera.
El origen de este magnífico templo se cree que estuvo en la antigua ermita de San Micas. Más tarde la población de Morón empieza a extenderse, lo que hace que la ermita de San Micas se convierta en parroquia y necesariamente tiene que ampliarse. Para ello encargan las obras de ampliación al maestro alarife –arquitecto- Juan de Aragón, que ensancha la ermita, añade dos naves con capillas laterales, abrió una nueva puerta y levanta una pequeña torre a la derecha de la ermita.
La obra de reforma de la ermita de San Micas no debió ser muy consistente, pues un año después de terminadas o sea en el 1500, y después de terminar la misa de doce, y cuando todos los feligreses habían salido de la ermita, ésta se hundió en gran parte, no causando, milagrosamente ninguna desgracia personal. Por esta razón la parroquia fue trasladada, provisionalmente, al convento de monjas de Santa María hasta el año 1553.
Aquí comienza la alucinante historia de construcción de nuestro magnífico templo de San Miguel Arcángel, realizada en cuatro etapas, arquitectónicamente muy bien diferenciadas.
En el año 1503 y aprovechando lo que quedaba de la iglesia destruida, se empieza la obra de la actual catedral de la Sierra Sur. Al parecer, el primer arquitecto que interviene es Martín Gainza, que construye el rectángulo donde se alojan las tres naves del primer cuerpo que están separadas por arcos apuntados sobre pilares fasciculados nervados tardogóticos y cubiertas con bóvedas de crucería. Esta primera etapa comprende desde 1503 hasta 1533.
También de esta etapa constructiva es la fachada del lado del evangelio, más conocida como norte, la que da a las “ Siete Revueltas”. Esta fachada posee una portada adintelada de piedra, formada por un arco conopial. Es de estilo góticoisabelino [último periodo del gótico en España]. La fachada ha sido restaurada recientemente.
Fachada norte o del Evangelio |
En la segunda etapa de construcción, abarca desde el año 1569 hasta 1571 e interviene el famoso arquitecto Hernán Ruiz III y a él se debe la bóveda vaída de casetones –que son bóvedas con adornos poligonales-, del tramo anterior al del crucero renacentista con soportes de pilares cruciformes, así como la cúpula barroca y bóvedas de éste.
En la tercera etapa, que abarca desde el año 1602 hasta el 1625. Lorenzo de Oviedo realizó la Capilla Sacramental, que está ubicada con falsa bóveda de medio cañón. También diseña y realiza la Sacristía.
La cuarta y última etapa de construcción de la iglesia de San Miguel, abarca la primera mitad del siglo XVIII, de la cual se remodela la Capilla Sacramental, cuya bóveda se decora con magníficas yeserías.
Fachada principal de la catedral de la Sierra Sur |
La fachada principal, fechada en 1726 fue construida con piedra arenosa-caliza y la diseñó Diego Antonio Díaz, quien desde el año 1717 se hizo cargo de las obras. Contiene una doble portada: la primera, exterior, formada por dos cuerpos:
El inferior flanqueado por partes de columnas de fuste inferior estriado helicoidalmente y capiteles compuestos sobre pedestales. El superior con un arco de medio punto de intradós ondulado y rematado por un frontón curvo y roto en cuyo centro hay una figura de barro cocido de San Miguel, realizada por Domingo Graseli en 1722. A su lado las esculturas de San Pedro y San Pablo.
La segunda portada interior está formada por un vano adintelado, ´hueco en el muro en forma de arco-, flanqueado por sus columnas salomónicas estriadas por abajo sobre el que aparece una hornacina con relieve vegetales. Se corona con un frontón curvo y roto en su centro una escultura de la Inmaculada, en barro cocido, también de Domingo Graseli.
Fachada sur o de la Epístola |
La portada de la Epístola, es de simple ejecución realizada por Silvestre Tirado, correspondiendo a la última etapa de construcción de la catedral de la Sierra Sur -San Miguel-. Contiene una puerta llamada de la Epístola, más conocida como puerta del archivo o sur, es adintelada y enmarcada por pilastras y dintel decorado con molduras mixtilíneas.
La torre campanario está adosada de manera irregular, a los pies de la nave izquierda del templo y se empezó a construir el 14 de septiembre de 1628. El diseño fue de Antonio Díaz pero su configuración final se debe al arquitecto Silvestre Tirado.
Tiene planta cuadrada de 7,93 metros de lado y está compuesta de cuatro cuerpos. El primero y el segundo de la medida citada, siguiéndole el tercero de menor lado, y el cuarto de sección circular en forma de linterna, que se encuentra rematada por una veleta de hierro forjado y dorado a fuego con la efigie de San Miguel.
El segundo cuerpo -de las campanas- está inspirado en el de la Giralda de Sevilla, presentando en cada lado tres vanos -huecos en la pared- para alojar las campanas, separados por pilastras toscanas y dos óculos ovales encima de cada vano de los extremos. Está confeccionada de ladrillos a partir de los 8 metros del suelo, el cual se asienta sobre robustos sillares de piedra. Su altura total es de 46,81 metros. Su acceso interior es parecido al de la Giralda de Sevilla, pues tiene rampas y no escalones hasta el primer cuerpo.
Plano de la Iglesia de San Miguel por Ramón Castellano de Torres |
Podríamos seguir hablando de capillas, retablos, coro, púlpito, relieves, herrería y un largo etcétera pero nada comparado con poder visitar in situ San Miguel o la catedral de la Sierra Sur como la llamó Don Juan Fernández, un viejo profesor de historia, allá por la década de los 70.
Restos de la basílica paleocristiana siglos VI y VII, junto a San Miguel |
Vocabulario
- Arco conopial: Arco en que la punta está formada por dos ángulos inversos a los que forman el arranque.
- Arcos fajones: Son arcos adheridos a una bóveda.
- Barroco sevillano: Derivación típica sevillana del estilo Barroco.
- Barroco Manierista: Etapa de transición entre el Renacimiento y el Barroco (1520 a 1550). Surgió en Italia.
- Bóveda barroca: Bóveda muy recargada de adornos y típica del estilo Barroco de principios del siglo XVIII.
- Bóvedas de crucería: Son bóvedas del arte gótico con molduras que se cruzan entre sí formando arcos apuntados que rematan en clave.
- Bóvedas de medio cañón: Bóvedas típicas del Arte Románico.
- Columnas salomónicas: Que tienen el fuste contorneado en espiral.
- Dintel: Parte superior y horizontal de una puerta, ventana u otra abertura que carga el peso sobre las jambas (que son las piezas verticales que sostienen el dintel).
- Hornacina: Hueco en forma de arco que se deja en un muro o retablo para colocar algún objeto o imagen.
- Pilares: Se diferiencian de las columnas en que suelen ser apareadas, o sea, pegadas a la pared. Sirven para soportar el peso de las cubiertas abovedadas.
- Portada adintelada: Puerta adornada en su parte superior horizontalmente.
- Pilastras corintias: Columnas cuadradas, generalmente adosadas a una pared.
- Tríptico: Pintura distribuida en tres partes.
Bibliografía
Paseando por Morón de Ramón Castellano de Torres
Los alkevires de Morón por Ramón Auñón
Los alkevires de Morón por Ramón Auñón
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