La ciudad de León fue originalmente fundada en el año 29 a.C. como un antiguo campamento de la legión romana de la Legio VI Victrix, para proteger las rutas de las minas de oro de “Las Médulas”, entre otras. Etimológicamente, la Legio VII Gemina romana [que complementaba la Legio VI Victrix] dará nombre a la ciudad siendo la única legión romana que quedaría en Hispania a comienzos del siglo I d.C. concluidas las guerras cántabras, comenzando el proceso de romanización [asimilación cultural, organización social, religión, ordenamiento jurídico y el latín como lengua].
Las Murallas del León romano es otro de los símbolos históricos que delimitan su casco histórico y que permanece en la retina colectiva de los leoneses. En su origen marcaba un entorno cuadrangular. Merece especial atención contemplar los restos fronterizos junto a la torre de San Isidoro que corresponden tanto a la fortificación romana como medieval.
Dicen las páginas de la historia que aunque Marco Ulpio Trajano [posterior emperador de Roma desde el 98 hasta 117] naciera en Itálica el 9 de agosto del 53, fue vecino de León entre el 86 y 89 de nuestra Era.
Las Médulas
Muy cerca del castillo de Ponferrada [a 24,9 km] se encuentran Las Médulas en la comarca del Bierzo, junto al valle del río Sil [principal afluente del río Miño]. Un importante entorno paisajístico como consecuencia de las explotaciones de oro a cielo abierto del Imperio Romano que modificó el paisaje de arenas rojizas cubiertas de castaños y robles.
Entre los años 29 y 19 a. C. los romanos, de la mano de Octavio Augusto, llegaron a Las Médulas durante la etapa final de la conquista de Hispania. Los romanos convirtieron Las Médulas en una mina de oro a cielo abierto utilizando el sistema de “ruina montium” que era una red de galerías que se llenaban de agua creando grietas en el interior de la montaña con el objetivo de que se desplomara hasta los lavaderos donde se obtenía el oro, que sería usado para acuñar monedas en la Antigua Roma.
Las Médulas fueron declaradas B.I.C. en el año 1966 y en 1977 la Unesco lo declaraba Patrimonio de la Humanidad. En el 2002 se le otorgaba el título de “Monumento Natural y en el 2010 “Espacio Cultural”.
Aunque el legado romano de León nos daba pie para visitar las Médulas [antiguas minas del Imperio Romano a cielo abierto], las adversas condiciones meteorológicas aconsejaban adelantar nuestra salida y dejarlo para otra ocasión.
Pero hagamos un poco de historia…
…Tras la muerte de Alfonso II el Magno (866-910) en Zamora, el Reino de Asturias queda dividido entre sus tres hijos:
- Reino de León, para García I [su primogénito].
- Reino de Galicia, para Ordoño II.
- Reino de Asturias, para Fruela II.
Cuando García I (911-914) trasladó la capital de Oviedo a León, mostraba ya su voluntad de extender el reino cristiano hacia el sur a costa de las tierras musulmanas. León se convierte en reino en el año 910. Incluso lograron derrotar al ejército de Abderramán II en Simancas (939). La cristiandad peninsular comenzaba a extenderse de la mano de los reyes de León acompañada de Castilla, Aragón y Navarra.
Cuatro años más tarde muere García I siendo proclamado rey de León su hermano Ordoño II que fijará la capital del reino de León y Galicia, en León. Comenzó su reinado con una campaña militar que llegará hasta Mérida, lo que haría reaccionar a los musulmanes que serían derrotados en la batalla de Castromoros. Ordoño II morirá en 924 [enterrado en la Catedral de León “Pulchra leonina”], ocupando el trono su hermano Fruela (rey de Asturias) unificándose los reinos de León, Galicia y Asturias.
El paso de Fruela II fue efímero siéndolo aún más el de Alfonso Froilaz, que se refugió en Galicia, separando de nuevo a Galicia de León hasta que llegó Alfonso IV de León, que en el 929 recuperó Galicia para la Corona de León, abdicando en la persona de su hermano Ramiro II que rehízo la alianza entre León y Navarra, reconquistando brevemente Madrid y Toledo, provocando la reacción musulmana que fueron derrotados en Osma y Zaragoza.
El califa [jefe político y religioso] Abderramán III reconquista la antigua Saraqusta mientras Ramiro II promovía una alianza entre León, Navarra y Aragón que derrotaron a los musulmanes en la batalla de Simancas el 19 de julio de 939, extendiendo la frontera sur cristiana hasta Salamanca.
Los castellanos encabezados por el conde Fernán González se revelarán contra el Reino de León venciendo Ramiro II a los rebeldes que jurarán fidelidad a su reino aunque romperán con la palabra dada, debilitando el Reino de León al firmar los castellanos una alianza con los musulmanes. Ramiro II muere tras una expedición contra los musulmanes que fueron derrotados en Talavera, sucediéndole Ramiro III de León.
El reino de León en tiempos de Almanzor no volvería a levantar cabeza, pasando su hegemonía a manos de Castilla. A partir de entonces, los condados de Castilla y Aragón se fueron convirtiendo en reinos. Fernando I [ que trajo el románico a éstas tierras] derrotó al rey de León, a sus hermanos, a los moros y cobró tributos a los reyezuelos taifas de Toledo, Sevilla y Badajoz.
Tras las razzias del caudillo Almanzor llega al trono leonés Alfonso V, autor del Fuero de León en 1017 [la primera recopilación foral de la Península Ibérica].
Pero al igual que su padre, Fernando I de León divide los reinos entre sus cinco hijos:
· Castilla, para Sancho II.
· León, y el título de emperador, para Alfonso VI.
· Galicia, para García.
· Zamora, para Urraca.
· Toro, para Elvira.
Pero Sancho II y Alfonso VI aspiraban a acaparar toda la herencia al ser eliminado García (cautivo de ambos). Sancho II venció a Alfonso proclamándose rey de León y emperador, unificando las tierras que su padre había dividido. Alfonso VI se refugió en Toledo, bajo la protección del rey moro, que había sido su vasallo.
Vellido Dolfos asesinó a Sancho II el 6 de octubre de 1072. Su muerte favoreció a Alfonso VI, que heredaba sus posesiones. Los súbditos [entre ellos el Cid (Sidi)] sospechaban que Alfonso VI había tenido algo que ver en la muerte de su hermano y por eso, lo obligaron en Santa Gadea de Burgos “do juran los fijosdalgo”, antes de aceptarlo como rey, a jurar que no había participado en la muerte de su hermano.
En 1085 Alfonso VI “reconquista” Toledo dando lugar a una simbiosis al coexistir las tres grandes culturas medievales: musulmana, judía y cristiana constituyendo una experiencia única. Será con Alfonso VI de León tras la bendición del Papa de Roma en 1077 cuando los reyes leoneses se conviertan en emperadores de Hispania.
En 1098 se crea el escudo del Reino de León, siendo el símbolo heráldico más antiguo de Europa.
Alfonso VI [Imperator totius Hispaniae]. Este título fue adoptado desde el siglo X por los monarcas leoneses, como expresión de una idea hispánica unitaria, que implicaba la supremacía política de León frente a los demás reinos peninsulares que se estaban formando. Los reyes leoneses aspiraron a restaurar el estado hispanogodo, creyéndose herederos directos del último monarca visigodo, Don Rodrigo.
La captura de Toledo en 1085, hizo adelantar inmensamente los conocimientos de los cristianos revelando la esfericidad de la tierra 400 años antes de Colón.
Después de la
conquista de Sevilla los almorávides extendieron su conquista por todo Al
Ándalus a excepción de Zaragoza. Tras la muerte del Cid, los almorávides
recuperan Balansiya “Valencia” en 1102 y también Saraqusta “Zaragoza”.
El Reino de León fue uno de los más importantes de la cristiandad en la Alta Edad Media. En el año 1230, une definitivamente su destino con Castilla bajo la figura de Fernando III el Santo.
Monumento a Alfonso VI, en Toledo
Alfonso X 'El Sabio' en el siglo XIII impulsa la Escuela de Traductores de Toledo que se encargará de recuperar, traducir y difundir no sólo los textos árabes, judíos y griegos sino también los textos astronómicos, médicos y científicos, lo que hicieron de Toledo, una de las ciudades más intelectuales de Europa y puente de intercambio entre Oriente y Europa al redescubrirse las enseñanzas griegas clásicas. En Toledo se asentarán las antiguas escuelas y academias judías de Córdoba y Lucena expulsadas de Al Ándalus por el fanatismo almohade, lo que dará a Toledo un rico intercambio cultural.
No olvidemos que fueron los árabes hispánicos o andalusíes quienes conservaron y transmitieron a Europa a través de Al Ándalus la tradición del saber griego y romano al traducir las obras de Aristóteles y Platón, Séneca, Plotino. La medicina de Hipócrates y Galeno, la geografía, astronomía y trigonometría de Ptolomeo, la geometría de Euclides, la física de Arquímedes, la crítica de Aristarco, y la metafísica de Apolonio, Empédocles y Aristóteles. Y los grandes padres de la Iglesia desde San Ireneo a San Agustín de Hipona permitieron que el conocimiento fuese conocido en Europa para dotar de base la filosofía medieval y escolástica. Durante ocho siglos los números arábicos reemplazaron a los números romanos. El número 0 permitió grandes avances en las matemáticas y astronomía.
Con Alfonso VII León abarcará parte de la región leonesa con Galicia, Castilla, País Vasco, parte de Extremadura así como Portugal que se independizará de León en 1143. Poco a poco, los reyes leoneses colocarán las bases para la futura unificación peninsular.
Los burgos comienzan a desarrollarse buscando la protección que les brindaban los castillos o monasterios rodeados con fuertes murallas de piedra, etcétera y que serán potenciados por el Camino de Santiago desde los Pirineos hasta Galicia a partir del siglo XI. León junto a otras ciudades como Pamplona, Logroño, Burgos, Zamora, Astorga y Ponferrada entre otras se desarrollarán a orillas del Duero bajo la influencia del Camino de Santiago con su fuerte actividad económica y comercial que potenciaba el intercambio entre los reinos de Aragón, Castilla y León apareciendo órdenes religiosas como las de Calatrava, Alcántara y Santiago.
La cultura laica comenzó su andadura en el siglo XIII desde las universidades de Castilla (Palencia, 1212) y León (Salamanca, 1218), pero siempre sometida a la Iglesia.
Real Colegiata de San Isidoro de León
En el corazón de León visitamos La Real Colegiata de San Isidoro de León, considerada “Capilla Sixtina del Arte Románico” con frescos de casi un milenio de antigüedad y cuyo origen se remonta al siglo X. En su dilatada historia cabe destacar, el traslado de los restos de San Isidoro desde Sevilla hasta León en el año 1063. La construcción del Panteón Real por los reyes, Fernando I y doña Sancha, a mediados del siglo XI. O la realización de la decoración mural encargada por su hija doña Urraca, que le ha valido el título de Capilla Sixtina del Románico.
Bajo el reinado de Alfonso IX el claustro de San Isidoro de León albergó las primeras Cortes de la historia de Europa en 1188 que estarían constituidas por tres estamentos [nobleza, clero y representantes de las ciudades] bajo el poder supremo del rey.
En el año 2013 la UNESCO declaraba las antiguas Cortes de León [que se remontan a 1188], la cuna del parlamentarismo europeo.
También en la Edad Media el monasterio tendría un importante “scriptorium” donde se copiarían parte de los códices que hoy se conservan. Entre los siglos XV y XVIII se ampliarán el claustro y los espacios monásticos, construyéndose una importante biblioteca.
La Biblioteca de San Isidoro de León conserva unos 2.000 volúmenes entre códices, libros raros y casi 300 incunables. Entre los códices más importantes destaca la Biblia Visigótico-Mozárabe. Los monjes que la copiaron eran mozárabes, que habitaban en territorio musulmán. Su lengua materna era el árabe, por esta razón la Biblia se escribió en latín pero con anotaciones en los márgenes escritos en árabe.
La Biblia se compone de 514 en pergamino y su conservación es perfecta. En la última página de la Biblia se representa el omega, la última letra del alfabeto griego y debajo los retratos de los monjes que copiaron el códice en el año 960, Florencio y Sancho.
Entre los periodos desafortunados se encuentra la invasión napoleónica (1808-1812) con sus expolios correspondientes siendo cuartel de las tropas y establo para los caballos.
A pesar de los avatares de la historia, y gracias al cuidado de los canónigos que desde siempre habitaron esta Colegiata, se ha podido conservar un importante legado histórico-artístico, arquitectónico y bibliográfico que ha llegado hasta nuestros días y hoy puede ser disfrutado por el turismo cultural.
La Catedral de León
Frente a la oscuridad y el recogimiento de las iglesias románicas que jalonan el Camino de Santiago [desde Jaca, a través del Valle del Duero hasta llegar a la capital jacobea], la construcción gótica será la expresión del auge de las ciudades medievales. Se diferencia de la románica por su tendencia al sentido vertical y por la búsqueda de la luminosidad, equilibrio y la armonía con la bóveda de crucería y los arcos apuntados para que los edificios ganen altura [para llegar a Dios]. La importancia de los ventanales permite colocar grandes vidrieras, que otorgan a las iglesias luces coloreadas.
La calle Ancha [que divide el Barrio Húmedo del Barrio Romántico] nos acerca a la Plaza de Regla donde nos sorprende uno de los iconos históricos más importantes de España “La Catedral de León -Pulchra Leonina-”, una verdadera joya del gótico francés con sus ciento veinticinco bellas vidrieras que inundan de color el interior de la Catedral conocida como “La Casa de la Luz”. Destaca su Rosetón central con ocho metros de diámetro junto a sus dos torres góticas, siendo su coro uno de los más antiguos de España. Desde la fachada se pueden observar los arbotantes, contrafuertes, pináculos y tímpanos entre otros elementos arquitectónicos.
Originariamente, la Legio VII Gemina había construido unas termas romanas en el mismo lugar donde se encuentra ubicada la Catedral de León. Con el tiempo se ubicaría en el solar el palacio real bajo la figura de Ordoño II quien pocos meses antes de ocupar el trono del Reino de León, vence a los árabes en la batalla de San Esteban de Gormaz. Como agradecimiento, cede su palacio para que se erija el primer templo catedralicio.
En 1.067 el templo se encuentra muy deteriorado y el rey Fernando I decide intervenir trasladando los restos de San Isidoro a León, decidiendo construir una nueva catedral de estilo románico, que quedará consagrada el 10 de noviembre de 1.073 que permanecerá en pie hasta finales del siguiente siglo.
El rey Alfonso IX manda a construir la tercera y última catedral sobre 1.205 quedando parada por problemas de cimientos y por problemas económicos. En 1.255, con el apoyo del rey Alfonso X, se reinicia la obra de la nueva catedral, de estilo completamente gótico.
El medievo era un tiempo en el que el saber y el conocimiento se encontraban en los monasterios y en las universidades [dependientes de la Iglesia], y el analfabetismo brillaba con luz propia en el pueblo llano [laboratores].
Los clérigos de la época [oratores] se las ingeniaron para enseñar por medio de la pintura y la escultura. Y el gótico, cumplía a la perfección dicha función, comenzándose a escribir la historia en las piedras de las iglesias y catedrales. Si la Biblia no se podía ser leída por la inmensa mayoría del pueblo iletrado, era necesario “proyectarla en piedra” para que el mensaje de salvación fuera asimilado por la vista a través de las escenas bíblicas esculpidas en las fachadas de las catedrales e iglesias “Biblia para analfabetos”.
La religión tenía un papel esencial y las clases sociales inferiores tendían a imitar lo que hacían los privilegiados. La costumbre de realizar donaciones a instituciones religiosas estaba ampliamente extendida, por temor al Juicio Final.
La legendaria aparición de la tumba de Santiago revitalizó el camino que unía el “Finis terrae” hispano con las tierras allende los Pirineos cuya ruta armonizaría los reinos hispanos con Europa, lo que contribuyó a drenar las ciudades cuyos hombres vieron en el Camino de Santiago una oportunidad y cruzada. Se establecieron una red de templos, hospitales e infraestructuras viarias sin parangón en las que las imágenes del santo protegían tanto a los ejércitos cristianos como a los peregrinos llegados de toda la cristiandad.
La inmensa mayoría de la población “laboratores” trabajaba para sostener los otros dos estamentos “nobleza y clero”. Eran personas analfabetas destinadas a la ruda vida del trabajo que junto con los artesanos o tenderos formaban parte de la infrahistoria.
Maestros franceses dibujan y construyen las catedrales de Burgos y León [en pleno Camino de Santiago] aunque pronto serán reemplazados por arquitectos locales. La Catedral leonesa en particular no deja de ser una catedral francesa en tierra hispana.
En la fachada occidental [por la que se entra en la Catedral de León] se observa el parteluz presidido por una reproducción de la «Virgen Blanca» con el Niño en sus manos (la original está guardada en el interior del templo, en la capilla del mismo nombre, frente a la tumba de Ordoño II), siendo la escultura más representativa de la Catedral y una de las de más calidad del gótico español. Destaca un Rosetón Central de ocho metros de diámetro.
En la puerta central de la fachada principal se representa el Juicio Final. El tímpano está presidido por Jesús Pantocrátor. En el dintel se representa a San Miguel separando a los elegidos de los condenados al Infierno. En las arquivoltas, predominan las luchas escatológicas entre ángeles y demonios por conseguir las almas de los difuntos.
La planta de la Catedral de León es de cruz latina. El cuerpo principal se divide en tres naves, de la entrada al transepto; y cinco naves del transepto al altar mayor. La planta es una réplica de la Catedral de Reims.
El Coro
El coro de la Catedral de León es una joya del nogal leonés. Era el lugar donde los clérigos rezaban a diario las horas litúrgicas o canónicas. Sólo se utiliza para actos extraordinarios. Posee tallas religiosas y tallas paganas. Fue diseñado en 1461 por el Maestro Enrique. La sillería se divide en el Coro del Obispo [derecha mirando al altar] y el Coro del Rey [izquierda mirando al altar].
En su bancada rectangular se distribuyen hasta 76 sillas en dos alturas: las del primer nivel con tallas de personajes del Antiguo Testamento destinados a bachilleres y servidores del templo. Las del segundo nivel con representaciones de apóstoles y santos, estaban reservadas para los canónigos. Toda la sillería permite a sus ocupantes permanecer de pie apoyándose discretamente en una repisa llamada “paciencia” o “misericordia”. En 1475 se contabilizaban en el coro catedralicio hasta 76 canónigos. Cada uno debía disponer de su correspondiente asiento para acudir a la Catedral en distintas horas canónicas: maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas.
Las vidrieras y los rosetones
Las vidrieras de la Catedral de León son el resultado de un trabajo continuo perpetuado durante varios siglos a través de muchos maestros vidrieros.
Posee 1800 metros cuadrados de vidrieras de origen medieval por las que traspasa la luz entre sus altos muros construidos entre los siglos XIII y XIV. Es una verdadera joya del gótico clásico con pórtico central encuadrado entre dos esbeltas torres de aguja con un extraordinario rosetón de ocho metros de diámetro. Existen 31 ventanales altos de 12 metros de altura, 37 ventanales de tres metros y 83 rosa.
En la Catedral de León todo está pensado hasta en el detalle más insignificante. El Rosetón este ilumina la Catedral con los primeros rayos del día destaca la figura de Jesús Pantocrátor. El Rosetón oeste, el último que despide la luz del día, representa el Juicio Final.
Los colores ocres y rojos claros en los vitrales sur representan el Nuevo Testamento.
Los colores azules, lapislázuli y marrones en las vidrieras norte representan en Antiguo Testamento.
Foto: Salvador Moreno
También se encuentran representados en las vidrieras: el orden teológico y espiritual, el orden natural y en las vidrieras con escudos, el orden social.
Las primeras vidrieras se comenzaron a realizar en el siglo XIII de la mano de maestros vidrieros franceses centrando su labor en los huecos de las capillas de la girola. Es también en esta época cuando se crea la conocida vidriera de La Cacería.
En el siglo XIV y a pesar de que hay constancia de que es una época de gran auge de los gremios de vidrieros, apenas hay documentos que nos indiquen los maestros que trabajaron en la catedral, aunque la actividad tuvo que ser intensa.
Sin embargo en el siglo XV hay abundante documentación sobre maestros vidrieros que estaban vinculados a determinados obispos, hablándose, en los mismos, de artistas burgaleses, procedentes de Flandes y también de Centroeuropa, como los de Alfonso Díez y los maestros Valdovín, Annequín, Escalante y Nicolás Francés por ejemplo.
En el siglo XVI hay 2 nombres de gran trascendencia en el trabajo de las vidrieras de la Catedral de León como son Diego de Santillana, que el año 1507 concluyo los tres ventanales de la librería o de Rodrigo de Herreras que realizó la Natividad en la capilla de la Virgen Blanca en el año 1565.
En los siglos posteriores los maestros se dedicaron, principalmente, a evitar que las vidrieras se rompieran o a reparar las rotas, hasta que ya en el siglo XIX se realizara una restauración de todo el conjunto.
Las vidrieras del Presbiterio de la Catedral de León representan a los 12 Apóstoles y al Árbol de Jesé, padre de David, de quien desciende Jesucristo y constituyen el eje central de la Catedral de León.
Además en la roseta central de dichas vidrieras del presbiterio aparece el Pantocrátor, que atravesado por la luz representa a Cristo como la luz verdadera de la salvación.
Rosetón de la fachada occidental, finales del siglo XIII
Catedral de Santa María de Regla, en León
Las vidrieras de la catedral de León cubren una superficie total de 1.800 metros cuadrados, distribuidos de la siguiente forma:
- 3 grandes rosetones, cada uno de ellos, con 8 metros de diámetro.
- 31 ventanales altos, de 12 metros de altura cada uno y siendo la mayor parte de ellos de 4 huecos y 2 lancetas laterales, que conforman un total de 112 huecos y 48 lancetas.
- 83 rosas polilobuladas que se sitúan sobre los ventanales altos.
- 37 ventanales más bajos, de 3,5 metros de altura, situados en la franja del triforio.
- Estos ventanales cuentan con 136 huecos y 48 lancetas.
Rosetón de la fachada occidental
Realizado en el siglo XIII, esta vidriera hace referencia al Juicio Final, estando protagonizada por una Virgen con el Niño y rodeada de 12 ángeles tocando las trompetas, además de diversos motivos ornamentales. Se sitúa en la portada central de esta fachada y por donde se pone el sol, precisamente por esa referencia al Juicio Final.
Rosetón del transepto del Evangelio
También del siglo XIII aunque cuenta con añadidos en el siglo XV y muestra a Jesucristo rodeado con doce rayos de luz y de doce reyes del Antiguo Testamento que aparecen tocando diversos instrumentos de cuerda.
Rosetón del transepto de la Epístola
Situado justo enfrente del transepto norte, es una reconstrucción del siglo XIX que representa a la Virgen María rodeada de diversos símbolos marianos procedentes de las Letanías.
Convento de San Marcos
Antigua casa primada de la Orden de Caballería de Santiago. Preside el edificio una monumental fachada plateresca levantada en el siglo XVI y convertida en la actualidad en un hotel de lujo con categoría de cinco estrellas. Es uno de los monumentos más destacado del Renacimiento español.
Situado en el siglo XII en las afueras de la ciudad para hospedarse «los pobres de Cristo», se convirtió en un templo-hospital para refugio de los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. Llegó a ser la residencia principal de la Orden de Santiago en el Reino de León. Su primer prior fue Pedro Fernández de Castro, primer maestre de la Orden de Santiago, recibiendo sepultura en su iglesia en 1184.
San Marcos nace como convento y hospital en el siglo XII a la orilla del Camino Jacobeo y, en 1175, pasa a formar parte de la Orden de Santiago. Desde aquí dominaba el único paso sobre el río Bernesga en la vía hacia Compostela “Campus Stellae” velando por la asistencia a los peregrinos.
El Papa Alejandro III confirma mediante Bula a la Orden de Santiago expedida en el año 1175 que dice:
“Alejandro III. Bula de Confirmación. Orden Militar de Santiago. Expedida en el año 1175”, cuando Fernando el Católico, maestre de la Orden, impulsa la reconstrucción de San Marcos.
Se concibe un monumento grandioso que reflejara el poder de la Orden, tanto religioso como territorial. La complejidad y ambición de las obras y el traslado de los freires a Extremadura hizo que San Marcos no concluyese hasta 1720.
Una fría noche de diciembre de 1639 don Francisco de Quevedo i Villegas fue recluido en un calabozo de este convento de San Marcos, como caballero de Santiago que era, del que no saldría hasta tres años y medio después, el 7 de junio de 1643. Hay quien dice que un memorial contra el Conde Duque de Olivares, entregado a Felipe IV bajo una servilleta en palacio, fue el detonante de tal encierro. Su calabozo ya no existe, aunque es tradición identificarlo con una lóbrega estancia de la torre oriental que haría justicia a sus palabras:
“Fui traído en el rigor del invierno, sin capa y sin camisa, de sesenta y un años, a este Convento Real de San Marcos, donde he estado todo este tiempo en rigurosísima prisión. Enfermo de tres heridas, que con los fríos y la vecindad de un río que tengo por cabecera, se me han cancerado, y por falta de cirujano, no sin piedad, me las han visto cauterizar con mis manos; tan pobre que de limosnas me han abrigado y entretenido la vida. El horror de mis trabajos ha espantado a todos”. Quevedo abandonó San Marcos para morir en 1645.
San Marcos se convertirá tres
siglos más tarde en uno de los más horribles y siniestros campos de
concentración de prisioneros durante el franquismo. Éste fue un lugar de
reclusión, tortura y muerte para muchos españoles. Recordarlo ha de servir para
que no vuelva a suceder.
En 1837, con la
Desamortización monástica y la supresión de las Órdenes Militares, San Marcos
inició una nueva etapa. Tuvo numerosas funciones civiles y militares hasta que
en 1965, su mayor parte fue reconvertida en hotel y, en 1986, pasó a formar
parte de la red de Paradores de Turismo.
Los comuneros de León
Otra parte de la historia de León comprende los ideales comuneros considerados “la primera revolución burguesa de la historia” que pretendían no sólo reformas sociales de profundo calado sino también llegaría a ser el germen de la participación ciudadana en los asuntos de Estado [y que abarcaban todas las clases sociales, desde los campesinos ansiosos por huir del poder tiránico de la monarquía, hasta algunos nobles y burgueses de clase media que deseaban paliar su déficit de libertades políticas y democráticas], lo que dio lugar al enfrentamiento entre “realistas contra progresistas”.
Un proceso que se inició en mayo de 1520 y concluyó el 23 de abril de 1521 tras vencer Carlos V a los comuneros en Villalar. Entre los condenados, habrá también muchos comuneros leoneses que pagarían con su vida, lo que demuestra que León participó intensamente en este movimiento. A partir de ese momento el Fuero de León fraguado durante cinco siglos quedará suprimido.
La chispa que encendió a las Comunidades fue la pretensión de Carlos I de España y V de Alemania en 1518, no sólo de cobrar unos impuestos especiales para sufragar su coronación como emperador del Sacro Imperio Germánico sino de otorgar prebendas a los flamencos [de Flandes] que lo acompañaban. Las Cortes castellanas se negaron a darle más dinero al rey, lo que provocó que el éste convocara las Cortes en Santiago y La Coruña, embarcándose para Alemania.
Los comuneros promulgaron en agosto las Leyes Perpetuas consideradas por muchos como la primera Constitución democrática del mundo, que establecían la idea de la limitación del poder real, con la supeditación del rey a los representantes del pueblo; la abolición de privilegios, la dación de cuentas de los gestores, la independencia de la justicia, a través del llamado juicio de residencia; y dejaban claro el carácter protonacionalista de un movimiento que consideraba que Carlos estaba sacrificando el bien común de Castilla, los intereses propios y legítimos del reino, a sus intereses personales y dinásticos. “Los pecunios [caudales] de Castilla hay que gastarlos en Castilla”, escribieron.
“La lucha de los comuneros sería el preludio de las luchas posteriores contra el absolutismo”.
En la Guerra de la Independencia León será una de las primeras ciudades en sublevarse de toda España.
En 1833 se produce una división territorial que eliminaba las anteriores divisiones territoriales desapareciendo formalmente el reino de León como tal. Aunque sea evidente León nunca ha perdido su identidad histórica, ha pedido la independencia de Castilla para ser reconvertida en Comunidad Autónoma.
La Casa Botines
Posee fachadas a cuatro calles y una torre en cada ángulo. Frente a la fachada principal nos encontramos el monumento a Gaudí sentado sobre un asiento dibujando la fachada.
Al igual que Antoni Gaudí i Cornet (Reus, Tarragona, 1852- Barcelona, 1926) la Casa Botines fue transgresora y revolucionaria en su época. Se encuentra integrada en el entorno de la ciudad medieval de León. Fue construido en el año 1892 fusionando el estilo neogótico con el modernista, sin dejar de lado el trazo personalísimo de Antoni Gaudí, cuya estatua se encuentra frente al edificio, para deleite del turismo cultural donde inmortalizar el momento.
La Casa Botines [tiene cuatro torres y 365 ventanas -una por cada día del año-] es uno de los tres únicos edificios que Gaudi construyó fuera de Cataluña, junto con el Palacio Episcopal de Astorga (1889-1893) (ambos en la provincia de León) y “el Capricho” de Comillas (Cantabria), construido entre 1883 y 1885.
Antoni Gaudí con 39 años comenzó a construir la Casa Botines, en 1892. Los comerciantes Simón Fernández y Mariano Andrés encargaron en 1887 a Antoni Gaudí el diseño de un nuevo edificio en su ciudad que les permitiera un espacio comercial más amplio, espaciosos almacenes en los que guardar su abundante mercancía y grandes viviendas que permitieran la instalación de familias burguesas en régimen de alquiler. El edificio culmina con una inclinada cubierta a cuatro aguas en la que se alojaban los trasteros y la vivienda del portero.
La Casa Botines tendrá un uso bancario desde 1929 hasta 2017, cuando la Fundación Obra Social de Castilla y León (FUNDOS) decidió convertirla en museo y abrirla al público por primera vez.
Como curiosidad cabe destacar que el complejo escultórico del “San Jorge y el dragón” que preside la entrada de la fachada principal la “Casa Botines” es una copia de un original de Gaudí. A mediados del siglo XX este estaba muy deteriorado, con lo que se procedió a realizar una réplica exacta del original en una piedra de mayor calidad. Al retirar la escultura antigua apareció en el interior del dragón un tubo de plomo que contenía un calendario de la obra, lo que certifica la duración de la misma, diez meses, algo inédito para la época. Ese pequeño contenedor escondía además los planos originales del edificio, firmados por el maestro Gaudí, actualmente custodiados en el Archivo Histórico de la Fundación.
Nuestra particular ruta por León
Se dice en algunos mentideros que León tiene el mayor número de bares por habitantes de España. Y puede que sea cierto. Después de tanta “visita cultural que hasta la piedra se nos pegaba al riñón” nos esperaba saborear una buena cerveza o vino acompañado de las tapas de la tierra como el chorizo o la morcilla leonesa, la cecina, etcétera. Si pocos días son necesarios para visitar León, serían varios meses los necesarios para degustar su exquisita gastronomía.
Su casco histórico se encuentra dividido por una calle que formara parte de una calzada romana hace dos milenios “la calle Ancha”. Junto a ésta se encuentra el barrio Románico “famoso por sus tapas” donde brilla con luz propia la Catedral de León. Y en la otra orilla se encuentra el Barrio Húmedo, también famoso por sus tapas. Por algo, fue nombrado León como la “Capital Gastronómica” en 2018.
No podemos olvidar el vino del Bierzo con D.O. o el vino Prieto Picudo con D.O. de León y el Valle de Benavente “Zamora. Aunque tiene muchas calorías son necesarias para combatir el intenso frío de León. La comida típica de León es el lechazo asado, la merluza al horno y la chacina (chorizo y cecina), la morcilla de León o el cocido maragato acompañadas de las espectaculares hogazas de pan. La gente de León es muy acogedora.
Para botón de muestra, visitamos la Bodega Regia donde estimulamos nuestro paladar con una sopa de ajos, lechazo de cordero asado [cuarto trasero] para dos personas, carrillada, cecina de vacuno, etcétera. Todo ello regado con el buen vino de la tierra.
Cada bebida que se pide va acompañada de una pequeña tapa “gratis”. Es tradición pedir cortos de vino o cerveza “que también te dan la tapa o el pincho”. Es tradición que tras una consumición visitar otro bar para comenzar otra ronda con otro corto de vino más otra tapa y así sucesivamente.
¡Siempre se tendrá en cuenta al pedir el vino "la mesura". Pedir muchos cortos o largos de vino, puede implicar que el Dios Baco o Dionisios se pongan de acuerdo para complicarnos el día!
La monumental Astorga
La "Vía de la Plata" enlazaba en tiempos pretéritos la “Antigua Emérita Augusta” capital de la provincia romana de Lusitania fundada en el 25 a.C. con Astorga “Asturica Augusta” que fuera fundada en el 27 a.C. en la provincia Tarraconense.
Desde Ponferrada hacia León, bajo un intenso frío en forma de copos de nieve que helaba nuestras frágiles entendederas, hicimos alto en el camino en la monumental Astorga, la capital de la Maragatería [y del cocido maragato] y también lugar de paso de los peregrinos entre la Ruta de la Plata y el Camino de Santiago. La antigua Asturica Augusta fue fundada hacia 14 a. C. como campamento de la Legio X Gemina, dentro de la provincia Tarraconense.
Destaca en la monumental Astorga el Palacio Episcopal de Gaudí, la Catedral “de la Luz” y la fachada del Ayuntamiento [1683] con sus dos bellas torres y en su parte central una espadaña con su campana tocada cada hora por dos maragatos.
Nuestra retina captaba en su monumental casco histórico una pintura urbana con la Guerra de la Independencia que nos recuerda que Astorga fue asediada por las tropas napoleónicas en 1810. En la pintura se puede observar un gran realismo en los disparos de varios soldados de las tropas de voluntarios de León. En la Guerra de la Independencia León será una de las primeras ciudades en sublevarse de toda España.
Palacio Episcopal de Astorga
En 1886 Don Juan Bautista Grau y Vallespinós, natural de Reus, toma posesión de la diócesis de Astorga, residiendo en el antiguo palacio episcopal, y el 23 de diciembre de ese mismo año el primitivo palacio ardió en llamas. Al estar vacante la plaza de arquitecto diocesano para la construcción del nuevo palacio, el Obispo Grau propone a su paisano Antonio Gaudí y Cornet que se hace cargo de las obras desde 1889 a 1893.
En diciembre de 1888, Gaudí viaja a Astorga para conocer el solar y el ambiente arquitectónico. En febrero de 1889, el Ministerio da el visto bueno al proyecto, saliendo las obras a subasta pública y adjudicándoselas al contratista D. Policarpo Arias en la cantidad de 168.520 pesetas.
El 24 de junio de 1889, onomástica del prelado, se coloca la primera piedra. Tenían previsto terminar las obras del Palacio en junio de 1894, pero el obispo fallece en 1893 y este hecho cambiará radicalmente el curso de las obras, paralizándose por el antagonismo entre Gaudí y la Junta Diocesana.
Antonio Gaudí renunciará al cargo de arquitecto director, muy enfadado por el trato recibido y manifestando:” Serán incapaces de acabarlo y de dejarlo interrumpido“.
En 1905 D. Julián de Diego y Alcolea rige la diócesis de Astorga e intenta convencer a Gaudí de su vuelta a las obras del Palacio pero no lo consigue. El templo de la Sagrada Familia requería toda su atención y tiempo.
La Catedral de Astorga
Es un edificio neogótico, construido con granito del Bierzo. Consta de cuatro fachadas flanqueadas por cuatro torreones.
La Catedral se encuentra levantada sobre otra de estilo románico. Predomina el gótico-tardío. La bella fachada corresponde con el inicio del siglo XVIII formadas por tres portadas y un hastial. Preside en su parte más elevada, el descendimiento de Cristo y el Padre Eterno.
Varias escenas en piedra captan nuestra atención destacando en su parte izquierda "el Cristo con el azote expulsa a los mercaderes del templo".
Es un edificio con planta de cruz griega inscrita en un cuadrado. Su cubierta a dos aguas de pizarra está bordeada por una balaustrada corrida de granito. Las chimeneas, probablemente diseñadas por Gaudí, deberían formar, junto con los tres ángeles diseñados por él para remate de la cubierta, un atractivo conjunto que nunca hemos podido admirar.
Durante la Guerra Civil se utiliza como cuartel y oficinas de la Falange y alojamiento de fuerzas nacionales.
Antonio Gaudí y Cornet [Reus, 25 de junio de 1852- Barcelona,10 de junio de 1926]
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