En la historia de Barbadillo, será el poeta Manuel Machado quien le diera nombre a su Manzanilla “Solear”, dada su amistad con Manuel Barbadillo Rodríguez (1891-1986). En el año 2021 Bodegas Barbadillo cumplió 200 años de historia.
Desde la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco, enarbolamos nuestras naves y orientamos nuestra proa autodidacta en busca del poniente andaluz. Los vientos alisios nos acercan a Sanlúcar de Barrameda, entre gratos efluvios de manzanilla en rama, que se perciben a escasas leguas de la desembocadura del Guadalquivir, testigo de la histórica gesta de la Primera Circunnavegación de la Tierra un 20 de septiembre de 1519 [Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano]. Tras más de 14.460 leguas, habían dado la vuelta completa al mundo, circunnavegando siempre de Este a Oeste….”.
Etimológicamente existen varias hipótesis sobre su origen. Unos relacionan el nombre de Sanlúcar con el término árabe shaluqa, que significa viento de Levante cambiando su nomenclatura en tiempos de Guzmán el Bueno como Sant Lúcar, quedando así cristianizado de alguna manera por la memoria colectiva.
Profesores de la Universidad del Cairo han relacionado el vocablo Barrameda con el árabe de la época obteniendo Barraj-el-Medaj, «Tierra a la vista», aunque doctores tiene la historia…
El Puerto de Sanlúcar de Barrameda será fundamental en el Descubrimiento de América como lo indica el tercer y cuarto viaje de Cristóbal Colón en busca de la ruta de las Especias:
· El 30 de mayo de 1498 partió de Sanlúcar de Barrameda el tercer viaje del Almirante Cristóbal Colón.
· El cuarto viaje de Cristóbal Colón sale de Sevilla el 11 de mayo de 1502 regresando a Sanlúcar de Barrameda el 7 de noviembre de 1504.
Dejando los viajes transoceánicos en un segundo plano, nuestra ruta particular nos acercaba al Museo de la Manzanilla-Barbadillo al abrigo del castillo de San Sebastián. Sus enormes paredones dan sombra a la calle Sevilla donde se pueden apreciar varios azulejos de grandes dimensiones que nos recuerdan diversas faenas de la vendimia.
El buque escuela "Juan Sebastián Elcano" [en homenaje al marino de Guetaria] es un bergantín-goleta con el casco de hierro que arbola cuatro palos, con el trinquete cruzado. La cubierta es de madera, como los antiguos veleros. Fue construido en los astilleros “Echevarrieta y Larrinaga” de Cádiz y botado el día 5 de marzo de 1927 con un presupuesto de 8.189.532 pesetas de la época y entregado a la Armada el 17 de agosto de 1928.
Origen del vino
La etimología del término vino proviene del latín “vinum” que deriva a su vez del griego oinos. Los antiguos hebreos lo denominaban “wainu”.
Aunque en el Medio Oriente ya se conocía la uva silvestre sobre el 8000 a C., la bodega más antigua conocida data del año 6000 a.C., situada en Armenia aunque se puede considerar a la antigua Mesopotamia, situada entre el río Eúfrates y el Tigris como la génesis del vino en el 4000 a.C.
La maduración de los vinos se hacía ya en el Antiguo Egipto. En la tumba de Tutankamón fueron encontradas cientos de inscripciones en ánforas de barro dedicadas al vino pero fue la civilización fenicia la que logró extenderse por toda la cuenca mediterránea gracias a la pericia de sus marineros difundiendo así la alimentación basada en el consumo de los cereales.
Los fenicios que llegaron a nuestras costas en el siglo VIII a.C. eran conocedores de la elaboración de la cerveza y del vino procedente de Egipto, donde se consideraba tanto una bebida como un alimento nutritivo cuyas virtudes fueron legadas a griegos y romanos. Fueron estos últimos quienes aprendieron la técnica de conservar el vino en barriles de roble.
La Bética exportaba a Roma a través del Mare Nostrum “antes Mar Medi Terraneum o mar entre medio de las tierras” productos de tradición milenaria como el vino, el aceite y el garum de Baelo Claudia que se almacenaban en ánforas fabricadas en los alfares de la Bética.
El vino forma parte por derecho propio de la cultura mediterránea, habiendo tenido siempre su lugar privilegiado en las celebraciones y desenfreno de los pueblos como lo demuestran los antiguos dioses paganos del vino, Dionisios (dios griego) y Baco (dios romano), sin olvidar a la diosa “cerevisiae” en honor a Ceres, la diosa romana de la agricultura, de donde proviene el término “cerveza” cuyo origen al igual que el vino se pierde en la noche de los tiempos.
El trigo (pan), la vid (vino) y el olivo (aceite) sentaron las bases en nuestra cultura, de lo que actualmente conocemos como la trilogía mediterránea.
Museo de la Manzanilla Barbadillo
Entre efluvios de manzanilla en rama nos acercamos al Museo de la Manzanilla Barbadillo, que nos recibe con una frase de José Manuel Caballero Bonald sobre la Manzanilla:
“Es el vino más noble del mundo, el más culto y a la vez el más popular del mundo, un vino que nunca te engaña, que nunca te traiciona, que parece haber suscrito de antemano, con quien lo bebe un pacto de mutua lealtad (…) Porque realmente un milagro que este universal vino de Sanlúcar sea a la vez una dádiva y un remedio.
A través de los paneles ilustrativos del Museo de la Manzanilla Barbadillo aprendimos que nos encontrábamos ante el único museo de la Manzanilla del mundo, símbolo e identidad de Andalucía catalogado como Patrimonio Histórico de Sanlúcar, que nos permite conocer en profundidad su origen y las características principales de sus vinos. Ha sido elegida como una de las 100 Mejores Bodegas del Mundo por la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores.
“La Manzanilla no podría vivir sin el mar. Es como una planta suya, como un ser suyo; algo de Tritón, imagen de alguna sirena extraordinaria. Verdad que la Manzanilla se ha criado junto al mar. Aquí están, mirándose siempre en las aguas claras de la ensenada, las viñas de la Manzanilla.”
Manuel Barbadillo. 1951
Sanlúcar, como centinela del Guadalquivir es considerada la cuna del vino selecto y delicado: la Manzanilla en rama. El milagro que hace posible la manzanilla, no es otro que la situación geográfica de Sanlúcar, donde confluyen por un lado el océano Atlántico que baña sus costas por el sur, y el río Guadalquivir, por el oeste, en cuya orilla se extienden las marismas frente al Coto de Doñana. Los vinos de la provincia de Cádiz más afamados internacionalmente y de mayor producción y consumo han sido históricamente los del marco de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda abarcando localidades como Chiclana, Chipiona, Puerto Real, Rota, Trebujena y Lebrija. Tres milenios de tradición enológica contemplan este marco del vino. Su Consejo Regulador de la Denominación de Origen es el más antiguo de España [1933].
La riqueza de los fondos marinos se impregna en la uva a través de la tierra albariza.
Barbadillo cuenta con 17 bodegas, la mayor parte de ellas situadas en el barrio alto de Sanlúcar de Barrameda y rodeando el Castillo de Santiago, en una situación privilegiada frente al Coto de Doñana y los vientos de Poniente con 50.000 botas de crianza.
En esta misma zona de crianza confluyen dos denominaciones de origen:
- D.O. Jerez Xérès Sherry se encuentran los siguientes vinos: Fino, Amontillado, Oloroso, Palo cortado, Pedro Ximénez, Moscatel y Cream.
- D.O. Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda.
De la cepa a la bota “el vino de la alegría”
De forma artesanal, se pisa primeramente la uva por dos asistentes con botas de pisa. En esta operación se rompen las hollejas para que salga el mosto, y al mismo tiempo se provoca la siembra de las levaduras existentes en la piel de la uva y una aireación del mismo.
La uva se divide en: pulpa, simientes, escobajo o raspón y hollejo o piel.
Después de esta primera fase la pasta resultante se prensa, tal y como se hacía siglos atrás. La uva pisada se coloca sobre unos capachos de esparto, los cuales una vez llenos se van apilando unos sobre otros, colocándose encima del superior una madera gruesa de forma circular, que será la que transmita el peso o empuje de la viga a esta torre de uva pisada y esparto. La prensa es manejada por cuatro hombres, que lentamente pero sin pausa alguna van haciendo girar, para que los pesados tablones de encina hagan que los racimos de uva lloren su preciado líquido.
Mientras el vino duerme, las soleras descansan
“La Manzanilla no es un producto que surge inmediatamente; el proceso de su constitución es lento; exige varios años de crianza, de cuido, de ir pasando, e proporciones mínimas y frecuentes, de una solera a otra; requiere en pocas palabras, del aire de un leve e intermitente contacto con el exterior; y de eso que, en argot vinatero, se titula peinar, que es como una caricia pasajera sobre el vino, como cogerlo y soltarlo y volverlo, de nuevo, a suavizar con la jarra…”
Manuel Barbadillo, el vino de la alegría. 1951
La orientación ideal de las bodegas del vino será NO-SO para conseguir un doble objetivo: menos insolación durante el día, y que sobre sus fachadas golpeen los vientos húmedos del poniente.
La oscuridad favorece el trabajo de las levaduras de flor. Se consigue a base de ventanas altas y reducidas pero sin cristales. La ausencia de luz evita el aumento de la temperatura. La altura de las bodegas permite una mayor cantidad de aire, condición biológica fundamental para el desarrollo de las levaduras de flor. Y el silencio contribuye al aislamiento de la bodega y a crear el microclima ideal.
Los vinos que se “desvían” a vinagre se denominan eufemísticamente “vino para el guiso”, envejecido también en botas de roble durante un mínimo de seis meses, de color caoba oscuro, olor denso, refinado y fino.
Son escasísimos en el mundo los vinos que gozan de una crianza biológica. En la superficie de estos vinos aparece, de forma espontánea, una capa de levaduras (microorganismos vivos) que recibe el nombre de velo en flor.
Las levaduras que componen el velo en flor realizan las siguientes funciones:
· Aíslan el vino del contacto con el aire
· Consumen parte del etanol del vino
· Aportan nutrientes
La acción de las levaduras, que en el caso de la manzanilla permanece durante todo el año, confiere a estos vinos sus características de delicadeza, ligereza, suavidad y finura.
Las botas más cercanas al suelo son las que tienen la solera y las de encima la de los vinos jóvenes. Los barriles tienen una capacidad de 30 arrobas equivalentes a 480 litros de capacidad.
Criaderas y Soleras
El sistema de criaderas y soleras se puso en marcha en Sanlúcar de Barrameda a finales del siglo XVIII. Una vez prensado y fermentado el mosto se procede al encabezamiento, se añade alcohol vínico para obtener la graduación deseada. El producto resultante se llama sobretablas y es el primer paso para el sistema de criaderas y soleras. Con este sistema se consigue que el vino tenga unas características homogéneas.
La faena de reemplazar el vino de cada escala con el anterior se denomina rocío, en tanto que el proceso en su conjunto es denominado corrida de escalas. A través de los sucesivos rocíos, el vino corre las escalas de la andana hasta llegar a la solera. En ese camino, los vinos jóvenes se crían ayudados por los vinos viejos.
Si en el argot del aceite de oliva existe la frase “Molino parado, no cobra maquila”, en el del vino existe otra interesante frase:
“Bodega que en primavera no florece es bodega perdida”
Como curiosidad cabe destacar que se ha llegado a pagar por una botella de una edición especial de Barbadillo hasta diez mil euros, algo no apto para todas las faltriqueras, que nos conformamos con degustar la manzanilla en rama, en su hábitat natural o la botella de "Solear".
La Manzanilla "pasada" significa que tiene nueve años de crianza
Al llegar el final de la época estival, unas manos expertas cortan cuidadosamente los frutos de la vendimia. El proceso de selección de las viñas ha dado origen a una variedad tan refinada como la uva palomino.
Cuando el mosto ha fermentado se convertirá en la base del vino que será decantado y clasificado en distintos caldos para que comience en los barriles, dentro del silencio de las bodegas su proceso de envejecimiento. Pasados los años, con el tiempo y el cuidado dará como resultado la inconfundible manzanilla de Sanlúcar.
El proceso de molturación
Toneladas de uvas son prensadas y el mosto obtenido va a parar a los tanques de acero inoxidable donde después de un reposo se inicia la fermentación, origen de toda producción de caldos.
Existen diferentes nomenclaturas en las bodegas de la que emanan los efluvios liberados por el vino procedente de los diferentes tipos de uva como Pedro Ximénez, Moscatel y Palomino almacenadas en botas de roble americano entre callejuelas estrechas y empedradas. El Museo de la Manzanilla nos recordaba que la tierra de Albariza es la que predomina en Sanlúcar así como la de Barros y Arenas predominan en el marco de Jerez.
Variedades
Pedro Ximénez: Uva blanca, jugosa y dulce. Es una variedad de la “vitis vinífera”. De ella sale el vino del mismo nombre, sabroso y dulce. Se seca al sol antes de que envejezcan. De tamaño mediano, forma elíptica corta y color amarillo dorado.
Un mar de viñas inunda el horizonte de los pagos. La uva madura gracias a una climatología benigna, con más de 3.000 horas de sol al año, suavizadas por la influencia de los vientos de poniente procedentes del Atlántico. Todo ello, unido a una tradición enológica milenaria, permite la maduración de la uva palomino, sin duda la madre de la Manzanilla.
Moscatel: Originaria de África, se desarrolla mejor cerca del mar. Se utiliza para la elaboración de vinos dulces con el mismo nombre. De tamaño muy grande, forma elíptica y larga, posee un gran contenido de azúcar.
Palomino: La variedad blanca de uva Palomino como base del vino de Jerez y Sanlúcar se recoge y transporta bajo el sol de la vendimia trasladándose a los lagares existentes en el mismo viñedo.
Es la reina de las uvas del marco de Jerez, capaz de generar vinos como la Manzanilla tras pasar ocho años en las barricas o barriles. De tamaño grande, forma ligeramente aplastada por los bordes superior e inferior y color amarillo dorado. De hoja grande y pentágona, haz verde intenso y envés velloso. Por su antigüedad en el cultivo, se considera autóctona de la zona. Su limpidez de aromas, permite revelar una gama de matices secos, almendrados y salinos y en los olorosos una variedad de efluvios balsámicos y frutos secos.
La Manzanilla "Solear" es Palomino fino 100% bajo crianza biológica y sistema: criaderas y soleras con un tiempo de seis años. Muy limpio, color amarillo pálido con bonitos
reflejos, muy brillante e intenso. En nariz franco al olfato, con intensidad y finura que
da la prolongada crianza en flor, con toques salinos y
yodados. Extraordinariamente seco al paladar pero suave y
armonioso al postgusto, sutil, salino, con sabor muy
persistente.
La Conchinchina o palomar
El vinatero miraba al trasluz el estado y la limpidez del preciado líquido. Dentro de la bodega, escogía para su inspección enológica una zona propicia de sombra, hacia cuyo final un tenue rayo de luz venía a quedarse melancólicamente en el cristal translúcido de la copa…
Sumergido allí, en aquella especie de cámara oscura, escrutaba minuciosamente el vino que trataba de reconocer en LA CONCHINCHINA, una especie de jaula de madera.
El corcho en épocas pretéritas
“El corcho, una vez envinado, se masticaba primeramente, con el propósito de adaptarlo mejor a la capacidad de la boca; y luego, una vez amoldado de esa manera tosca troglodítica, se situaba sobre el gollete de la botella; se le apaleaba, con reiteración, mediante el uso de una tableta delgada y elástica, hasta que el tapón -vencido al fin- entraba en razones y se colocaba, refunfuñado, en su sitio final…Se lacraba muy deficientemente, pues esta era la faena que se hacía de tarde en tarde; en días de bautizos, en las fiestas de Pascuas o de nupcias familiares; y el lacre, víctima de semejante incompetencia manual, hijo de tal abandono, chorreaba por la cabeza y el cuello de la botella.”
Manuel Barbadillo, 1951
Nuestra particular ruta por Sanlúcar, entre efluvios de Manzanilla en rama
Frente al Museo de la Manzanilla-Barbadillo paseamos por el Castillo de Santiago entre barbacanas con la Torre del Homenaje erguida dominando el barrio alto. Fue mandado a construir por el duque don Enrique, de la Casa de Medina Sidonia, entre 1477 y 1478 con el objetivo de proteger la entrada del río Guadalquivir [Wad al-kabir andalusí] como entrada fluvial a Sevilla a unas veinte leguas y al mismo tiempo defender la villa. Como curiosidad cabe destacar que en esta fortaleza vio la reina Isabel “la Católica” por vez primera el mar en 1477. Históricamente el Castillo ha sido utilizado como cuartel militar, cárcel y hospital.
El rey Sancho IV otorgó el señorío de Sanlúcar a Alfonso Pérez de Guzmán (Guzman el Bueno) en 1297 por su heroica defensa de Tarifa. Guzmán el Bueno, primer señor de Sanlúcar (León, 24 de enero de 1256-Gaucín, 19 de septiembre de 1309) fundó la Casa de Medina Sidonia, un poderoso linaje nobiliario.
Junto al castillo se encuentra el Mirador de la Memoria que debiera hacernos reflexionar sobre los recientes tiempos pretéritos de nuestra historia…
En la calle Sevilla [antiguo camino de Sevilla] se encuentra la Antigua Casa Cilla de estilo Barroco [1782] que fuera edificada por el Arzobispado para cobrar y almacenar los diezmos abolidos en 1841. Fue desamortizada y convertida en casa de vecinos. Contaba con granero, bodega, vivienda del cillero, capilla y oficinas. Desde 1941 es la sede de Antonio Barbadillo S.A.
En la calle Escuelas pudimos observar el monumento a la Primera Circunnavegación de la Tierra, realizado por Jesús Guerrero García e inaugurado el 6 de septiembre de 2013. Representa la primera vuelta al mundo, realizada por Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. El Círculo de Artesanos celebra cada 6 de septiembre un homenaje a los marinos por tan magna gesta.
En una pequeña plaza destaca el Archivo General de la Fundación Casa de Medina Sidonia perteneciente a la época almorávide en el siglo XI sucediéndose diferentes estilos hasta el siglo XIX. Destaca en la fachada principal la reja de estilo gótico florido y la galería porticada del jardín realizada por Pedro Libadotte en la segunda mitad del siglo XVI.
Y llegamos a la Cuesta de Belén donde se encuentran Las Covachas o antigua lonja de mercaderes, de estilo gótico, construidas a finales del siglo XV por Enrique Pérez de Guzmán y Meneses, II duque de Medina Sidonia. Será declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1978.
Entre los efluvios de Manzanilla en rama del barrio alto donde se encuentran varias bodegas de Barbadillo, comenzamos a descender hasta llegar a la bella Plaza del Cabildo donde cientos de palomas se agrupaban en torno a la Fuente homónima donde no pocas veces alivian sus esfínteres y sus heces caen sobre la ropa de los que buscan sentarse en una de las innumerables terrazas en busca de la ansiada Manzanilla en rama o embotellada.
En la Plaza del Cabildo se encuentra la Barbiana. Una botella de grandes dimensiones decora su esquina, al comienzo de la calle Isaac Peral. Nos esperaban las tradicionales patatas de Sanlúcar con melva y unas tortitas de camarones para estimular nuestro paladar maridadas con una copa de manzanilla en rama, lo que nos permitía proseguir con nuestra ruta gastronómica y cultural.
Frente la esquina del bar Barbiana existen varios azulejos de grandes dimensiones que nos recuerdan la época de los grandes descubrimientos y a Sanlúcar como testigo de su historia:
·Desde Sanlúcar de Barrameda partió Cristóbal Colón en su tercer viaje un 30 de mayo de 1498.
· Otro azulejo nos recuerda la gesta histórica de la Primera Vuelta al Mundo de Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano un 20 de septiembre de 1519.
Los avatares de la expedición, llevaron a Juan Sebastián Elcano a seguir navegando hacia Poniente para arribar al puerto de Sevilla un 6 de septiembre de 1522 con tan sólo un barco (nave Victoria) y 18 supervivientes de aquéllos cinco barcos y 234 hombres que iniciaron esa gran proeza. El Estrecho que da al Océano Pacífico tomaría el nombre de “Magallanes”. Una de las gestas marítimas más impresionantes de la Humanidad que ha pasado a la Historia con letras de oro. El escudo de armas con un globo terráqueo con el lema latino «Primus Circumdedisti Me» («Fuiste el primero en circunnavegarme») fue otorgado a la familia de Juan Sebastián Elcano por el emperador Carlos I tras la vuelta de Elcano de la expedición.
El 10 de agosto de 1519 se anunció en esta ciudad la partida de una expedición formada por cinco barcos y 234 tripulantes, organizada y dirigida por Hernando de Magallanes. El 6 de septiembre de 1522 ancló en el mismo lugar de la partida, la Nao Victoria en la que los 18 supervivientes habían completado bajo el mando de Juan Sebastián Elcano, la primera vuelta al mundo.
"En acción de gracias, acudieron a orar ante la imagen de Santa María de la Antigua, que entonces estaba en donde hoy vemos la reja y donde se sitúa esta placa conmemorativa de aquella hazaña".
“Desde que habíamos partido de la bahía de San Lucar hasta que regresamos a ella recorrimos, según nuestra cuenta más de catorce mil cuatrocientas sesenta leguas y dimos la vuelta al mundo entero…”
(Del diario de Antonio de Pigafetta)
Otro azulejo nos recuerda también que en la primavera de 1545 partía Francisco de Orellana de Sanlúcar de Barrameda para llegar de nuevo a la desembocadura del Amazonas y ascender río arriba para culminar su heroica aventura.
En el "Barbiana" le pregunté a un camarero el motivo por el cual se escribe “armarcén” en lugar de “almacén”, contestándome que en Sanlúcar de sustituye la “l” por la “r”. También se dice como localismo “la taberna der…”.
Taberna-Bodega “La Cigarrera”
Sobre el mediodía, llegamos al patio de la taberna-bodega “La Cigarrera” [ubicada en un Callejón, a escasos metros de la Plaza del Cabildo] donde captábamos al instante de nuevo, las deliciosas papas aliñás con melva, langostinos de Sanlúcar y las tortitas de camarones entre otros exquisitos manjares, todo maridado con la tradicional manzanilla en rama de Sanlúcar directamente vertida de los barriles a la botella, sin conservantes y protegidos por el velo en flor que impide la entrada de oxígeno en el vino manteniendo unas condiciones organolépticas extraordinarias, que tan sólo permite el clima de Sanlúcar junto con las tierras albarizas ricas en carbonato cálcico, sílice y arcilla que retienen el agua para dosificarla durante los meses secos a las cepas. La manzanilla en rama debe consumirse en el momento.
En "Casa de Balbino" fue imposible acercarnos al existir una enorme cola de clientes, incluso antes de las 13,00 horas.
Después de recuperar energías entre una rica y variada gastronomía activamos nuestra brújula para dirigimos hacia el estuario del Guadalquivir [en la antigua Barrameda] cuyos azulejos a lo largo del largo recorrido nos recuerdan nuestros lejanos años de escolares, donde destacaban las figuras de los grandes descubrimientos [Colón, Hernán Cortés, Pizarro, Magallanes, Elcano y Orellana entre otros], que ocupaban amplias páginas de los libros de historia.
…“El Guadalquivir nace en la Sierra de Cazorla”... pasa por Córdoba, Sevilla y desemboca en el Océano Atlántico, por Sanlúcar de Barrameda.
…Por el estuario del antiguo Wad-al-Kabir remontaron a contracorriente en el año 844 en tiempos de Abderramán II los hombres del norte o normandos, denominados manchús por los andalusíes, con sus impresionantes bajeles remontando el río a contracorriente después de asolar el puerto de Cádiz hasta llegar a Coria del Río que la saquearon llegando a la antigua Isbiliyya, la cual quedó arrasada, refugiándose muchos vecinos en la vecina ciudad de Carmona.
Un 11 de noviembre del año 844 tuvo lugar la batalla de Tablada en la que fueron diezmadas las fuerzas “vikingas” por las tropas del emir Abderramán II que mandó abundantes tropas desde la antigua Corduba. Gracias a esta amenaza el emir aumentó su flota de guerra construidas en las altarazanas (dar al-sina´a) construyéndose torres de vigilancia a lo largo de toda la costa.
Las torres almenaras de vigilancia se conectaban visualmente entre sí, formando un complejo sistema defensivo. Los torreros comunicaban la presencia de peligro a las otras torres y poblaciones mediante ahumadas de día y con fuego durante la noche. Este procedimiento típicamente musulmán ya existía en todo el litoral africano desde el siglo VIII. En una sola noche podría llegar un mensaje desde Alejandría a Ceuta.
Tras realizar un grato paseo desde la Plaza del Cabildo hasta el paseo marítimo de Sanlúcar de Barrameda para desentumecer un poco nuestras piernas, volvemos de nuevo a nuestro lugar de origen en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco.
Desde Sanlúcar de Barrameda, entre efluvios de Manzanilla en rama [como oro de Sanlúcar], para el blog de mis culpas…
Brindo por la Salud, el Bienestar y el Progreso de todos los pueblos del mundo, que en los tiempos que corren, no es poco...
¡NO A LA GUERRA, SÍ A LAS PAPAS ALIÑÁS CON MELVA!
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