Arco de Tito en el Foro Romano
Procedente de la tierra de Villalón llegamos a Roma “Caput del orbe” una tarde de mediados de noviembre. Comienzan los preparativos para que todo luzca en todo su esplendor, tanto en Roma como en la Basílica de San Pedro [un asombroso Belén en tamaño real y un enorme abeto de 30 metros de altura espera lucir sus mejores galas a partir del día 7 de diciembre del presente].
Un camión de grandes dimensiones acababa de traer un enorme abeto de Navidad con más de 30 metros de altura procedente del norte de Italia [lo que ha levantado cierta polémica con la tala anual de abetos casi centenarios] para ser colocado en la Plaza de San Pedro con motivo de la celebración de la Natividad del Señor que se iluminará a partir del 7 de diciembre con motivo del alumbrado del pesebre navideño.
Se anuncian los conciertos de Navidad y comienzan los grandes alumbrados que nos recuerdan que ante todo somos grandes consumidores y poderoso caballero de las letras fue don Quevedo.
"Madre, yo al oro me humillo...pues doblón o sencillo hace todo cuanto quiero, poderoso caballero es don Dinero"
Tras realizar nuestro check-in ubicado en Vía Crescenzio, cercano al Castillo de Sant´Angelo y a la Ciudad del Vaticano, comenzamos a estimular nuestra retina en pequeñas alícuotas gracias a la abundancia de vestigios arquitectónicos que atesora la Ciudad Eterna desde tiempos de Luperca extenderán sus redes a toda la cuenca mediterránea capitalizando grandes obras públicas de la época como por ejemplo la “Cloaca Máxima”, grandes acueductos y puentes con infinidad de vías y calzadas con destino a Roma [Vía Apia “desde Roma a Brindisi”, Vía Aemilia/Flaminia, Vía Salaria o Vía Aurelia, Vía Augusta, Vía Domitia “entre los Alpes y los Pirineos” entre otras], desde el Finis Terrae en Hispania o el Muro de Adriano en Britania “contra los pictos, las tribus celtas de Escocia” hasta el Rin “contra los germanos” o el Danubio “contra los dacios” como frontera natural y desde el norte de África “Mauritania, Túnez y Libia”, hasta Egipto, Siria y la antigua Mesopotamia “contra los partos”. Con Trajano [98 a 117], el Imperio Romano alcanzará su máxima expansión territorial.
Unos vestigios que dan fe de una gran civilización cuyo legado nos ha dejado “el latín” como lengua matriz del romance gracias a autores de la talla de Cicerón, Virgilio, Horacio o Tito Livio. El latín adquirió status de lengua culta de ámbito universal y lengua oficial del Imperio Romano.
Una lengua que se convertirá en lengua de la cultura durante la Edad Media y el Renacimiento, tanto en la enseñanza de las escuelas como en las universidades. El latín y su tránsito hacia las lenguas romances, “el Derecho Romano”, como lengua litúrgica en la religión, entre un largo etcétera.
Cabe destacar que los antiguos romanos estaban más por la labor de adorar al dios Priapo con Fascinus a la cabeza como símbolo de la fertilidad en la mujer así como en las cosechas, por aquello de su superlativa dotación en forma de enorme falo que era incluso hasta venerado y adornado con racimos de uvas, lo que provocaba no poca lujuria, vicio y desenfreno mientras las hetarias hacían su agosto con la dichosa jodienda.
También las castas de elevado rango organizaban sus particulares “bacanales” como desenfreno sin límites, siempre mezclado con el vino que calentaba los ánimos de la promiscuidad, diluyendo el sentido del pudor.
El culto al dios Baco y la promiscuidad en las bacanales hará erosionar la figura del “pater familias” hasta que se restablezca de nuevo el viejo orden romano que reafirme los valores tradicionales de la virilidad y espíritu marcial romano quedando las mujeres sometidas a la autoridad patriarcal del “pater familias” en el hogar y ante el Derecho.
En la antigua Grecia y Roma las Bacanales [origen del Carnaval] estaban dedicadas en honor del dios Baco. Las Saturnales, en honor del dios Saturno, las Lupercales, en honor del dios Pan [de la fertilidad masculina], los Juegos Poseidonios de otoño, en honor al dios de los océanos....
Pero tras largos siglos de conquista el Imperio Romano comenzará a mostrar preocupantes grietas al serle concedida la ciudadanía a muchos pueblos bárbaros con el fin de controlar y mantener sus fronteras “limes”.
En el 395. Teodosio I el Grande divide el Imperio entre sus hijos:
· Arcadio recibirá Constantinopla con las provincias de Oriente, con el griego como lengua.
· Y Honorio, Roma con las provincias de Occidente, con el latín como lengua.
406. Suevos, vándalos y alanos cruzan el Rin [frontera natural del Imperio Romano en Germania].
410. Alarico saquea la ciudad de Roma durante tres días. Será la primera vez que los pueblos bárbaros conquistaban la “Ciudad Eterna”.
Encuentro de León Magno con Atila
Estancias de Rafael. Museo Vaticano
450. Atila “el azote de Dios” llega a las puertas de Roma pero muere prematuramente. Tan importante llegó a ser la llegada de Atila que el Imperio Romano de Occidente quedará dividido en tres reinos:
Los francos en Francia, visigodos en Hispania y ostrogodos en Italia. Los vándalos se establecieron en Cartago [Túnez].
En el 476 d.C. Rómulo Augústulo, el último emperador de Roma será depuesto por un general germano, Odoacro. Aunque el Imperio Romano de Occidente se perderá en el 476 d.C., el Imperio de Oriente sobrevivirá hasta el año 1453 cuando Constantinopla sea tomada por los turcos marcando el final de la Edad Media y produciendo una enorme conmoción en toda la Cristiandad.
Nuestra particular ruta por Roma
Primer día:
Castillo de Sant´Angello hacia el Puente homónimo sobre el río Tíber, Monumento a Victor Manuel II, Columna de Trajano en la plaza homónima, Columna de Marco Aurelio, Fontana de Trevi, Iglesia de San Giovanni donde se encuentra la tumba de Francesco Borromini, uno de los máximos exponentes del Barroco, el obelisco en la Plaza Minerva o el Elefante de Lorenzo de Bernini, frente a la iglesia de Santa María Sopra Minerva terminando en el Panteón de Agripa [de todos los dioses] y la Plaza Navona.
Segundo día:
Iglesia de San Andrés, Museo Capitolino con la loba Luperca amamantando a Rómulo y Remo como origen de Roma, el Foro Romano con los Arcos del Triunfo de Septimio Severo, Tito, Constantino, el monumento a Craso, Julio César y César Augusto, el Coliseo Romano, San Juan de Letrán como cuna del catolicismo, la Scala Santa, la iglesia de Gesú, la iglesia madre de los jesuitas, iglesia de San Ignacio de Loyola, Mausoleo de Julio II en San Pietro in Vincoli “Moisés de Miguel Ángel”, Plaza de España y Plaza del Populo.
Tercer día: Ave Roma-Florencia [1,30 horas en AVE]
Santa María de Novella, Catedral de Santa María del Fiore, Galería de la Academia “David de Miguel Ángel”, Iglesia de la Santa Crocce, Puente Vechio sobre el río Arno, Loggia de Lonzi, Puerta de bronce del Baptisterio de Florencia, Estatua ecuestre de Cosme I de Médici, en la Piazza de la Signoria…
Una piña de bronce de 4 metros de altura procedente de Egipto
Cuarto día:
Museo Vaticano [Patio de la Piña, Museo Pío Clementino, Museo egipcio, Sala de los tapices, Sala de los mapas, Sala de los globos terráqueos, Capilla Sixtina y Estancias de Rafael], Basílica de San Pedro [Pietá de Miguel Ángel y el Baldaquino de Bernini], barrio del Trastévere [al otro lado del Tíber], la Boca de la Verdad junto a la Cloaca Máxima, atravesamos el puente sobre el río Tíber por la isla Tiberina [a la altura del Puente Roto o Aemilius] hasta llegar por el Puente Palatino al Teatro Marcelo y la Colina Capitolina que nos acerca de nuevo al Monumento a Víctor Manuel II y a la Columna de Teodosio.
Primer día
Castillo de Sant´Angello, en la orilla derecha del río Tíber
Antiguo Mausoleo de Adriano [135-139 d.C.], muy cerca de la Plaza de San Pedro y de la Basílica homónima.
La primera iglesia que visitamos fue San Giovanni dei Fiorentini [San Juan de los Florentinos dedicada a San Juan Bautista, el protector de Florencia] donde nos encontramos una lápida del arquitecto Francesco Borromini, otro de los genios del Barroco en Roma, quien trabajó en muchos proyectos junto a otro genio de la arquitectura, Gian Lorenzo Bernini.
Monumento a Víctor Manuel II [Vittorio Enmanuel II]
En honor del primer rey que unificó Italia, se encuentra ubicado entre la Piazza Venezia y la Colina Capitolina. Fue diseñado en mármol blanco por Giuseppe Sacconi en 1885 terminándose los trabajos en 1927. Tiene 70 metros de altura por 135 de anchura.
En la parte superior se encuentra la diosa Victoria [equivalente de la diosa griega Niké] con sus cuadrigas de bronce. Allí se encuentra el Monumento al soldado desconocido con una “llama eterna” tras la I Guerra Mundial.
Desde lejos da la impresión de que el Monumento fue erigido para decirle al poder temporal de la Iglesia que es el Estado el que toma las riendas de la Patria.
La Fontana de Trevi
Tres caminos convergen en la plaza de la Fontana de Trevi como icono del Barroco romano. La Fontana de Trevi es considerada una de las fuentes más hermosas del mundo encontrándose integrada en la fachada renacentista “Palazzo Poli”.
Cuenta la leyenda que en tiempos del emperador Augusto, una misteriosa doncella indicó al general Marcos Vipsanio Agripa el emplazamiento del manantial, en las afueras de Roma, para satisfacer la sed de sus soldados. Para traer el agua a la antigua Roma, Agripa mandó construir un acueducto que fue terminado en el 19 a.C. y que en honor de la doncella denominó Acqua Virgo [agua pura].
La monumental fuente [un canto a la vida] que actualmente estimula nuestra retina quedaría inmortalizada por Nicola Salvi [entre 1732 y 1762], lo que le impidió acometer otros proyectos sin ver terminada su hermosa fuente que destaca por su monumentalidad frente a la estrechez de la plaza donde convergen numerosas callejuelas.
Existe la costumbre de arrojar una moneda hacia atrás en el estanque para asegurar nuestro retorno a la Ciudad Eterna, siendo aconsejable visitarla durante el día y durante la noche al estar bien iluminada.
Dice la tradición que si lanzas dos monedas encontraras el amor de tu vida, pero si lanzas tres, habrá muchas posibilidades de que te cases. Y si lanzas la enésima moneda, tendrás muchas posibilidades de perderla. Se recogen unos 3.000 euros diarios que son destinados para actividades caritativas.
Como las heces de las aves [en especial la palomina] son altamente corrosivas y dañan considerablemente la piedra, la Fontana di Trevi se encuentra electrificada, generando pequeñas descargas que ahuyentan a las aves.
Marco Ulpio Trajano [98-117] mandó construir un foro presidido por una columna conmemorativa de mármol de Carrara “la Columna Trajana” [realizada por Apolodoro de Damasco en torno al 114 para perpetuar las gestas del emperador Trajano en la Dacia] de 38,4 metros de altura con 18 enormes bloques de 40 toneladas cada uno con un diámetro de 4 metros. Su friso escultórico se encuentra decorado con 155 bajorrelieves que miden 200 metros dando 23 veces la vuelta a la columna en sentido ascendente. La columna conmemora las campañas de los legionarios romanos de Trajano como espina dorsal del Imperio Romano contra los dacios en la región del Danubio tras derrotar a Decébalo. Hubo dos Guerras Dacias: la primera [de 101 a 102] y la 2ª [de 105 a 106]. Con Trajano el Imperio Romano alcanzaría su máxima expansión territorial.
El pedestal además contenía un sacrarium para albergar las cenizas del emperador, nacido en Itálica, cerca de la antigua ciudad de Híspalis en la Baetica. Hueca en su interior, la Columna tiene una escalera de caracol con 185 escalones excavados en el interior de los tambores que pesan 40 toneladas cada uno. El rey de los dacios Decébalo se corta la yugular para evitar ser capturado y paseado por los romanos como parte del botín en su cortejo triunfal por las calles de Roma.
Las escenas beligerantes se suceden unas tras otras, desde la base hasta la cima. El protagonista aparece retratado en más de 70 ocasiones de tal manera que los ciudadanos analfabetos podían seguir la historia del triunfante emperador y asombrarse de sus múltiples virtudes.
La columna en su origen estaba rematada con la estatua de un águila imperial siendo más tarde sustituida por una estatua de Trajano. En 1588 por orden del Papa renacentista Sixto V, la estatua de bronce de Trajano será sustituida por una estatua de San Pedro, que aún se puede apreciar.
Trajano cruzó el Danubio por el puente más largo de su época construido por el arquitecto e ingeniero Apolodoro de Damasco.
El monumento será saqueado por los vándalos de Alarico en el 410.
La Plaza Navona
La Plaza Navona fue construida por Gian Lorenzo Bernini en el 1600 en el mismo lugar donde se encontraba el imponente Estadio de Domiciano.
Destaca la Fuente de los Cuatro Ríos en el centro de la plaza que data de la época barroca [Papa Inocencio X] entre 1648 a 1651. Representa a los cuatro grandes ríos del mundo conocidos entonces: el río Nilo en África, el Ganges, en Asia, el Danubio en Europa y el Río de la Plata, en América del Sur. La Fuente se encuentra coronada por el Obelisco de Domiciano de 17,6 metros de altura, que mandara a construir en Egipto.
Segundo día
Plaza del Campidoglio y el Museo Capitolino
Situada encima de la Colina Capitolina, es una de las colinas sagradas sobre las que se fundó la ciudad de Roma. Fue diseñada por Miguel Ángel Buonarroti en 1537 por encargo del Papa Pablo III [1534-1549] quien le encargó su remodelación, convirtiéndose en la primera plaza moderna de Roma y la única renacentista que queda en Ciudad Eterna. Antiguamente, era el km. cero de las calzadas y vías romanas.
En el centro de la Plaza se encuentra la estatua ecuestre de Marco Aurelio y en el interior del Museo Capitolino a la loba Luperca amamantando a los fundadores de Roma, Rómulo y Remo y la colocal estatua sedente de Constantino el Grande ubicada en los Jardines Capitolinos.
El Panteón de Agripa
Un templo dedicado a todos los dioses. Su enorme cúpula remata el Panteón llegando a ser la más grande del mundo hasta el Renacimiento. Se construyó en el año 27 a.C. a instancias de Marco Vipsanio Agripa. Entre el 112 y el 125 d.C., Adriano ordenó su reconstrucción. Se le atribuye el proyecto al arquitecto Apolodoro de Damasco. Su diámetro es de 43,44 metros y el interior de la bóveda se encuentra decorado con casetones que disminuyen su tamaño y peso a medida que se acerca a su parte central donde se encuentra un óculo de 9 metros como cima de la cúpula.
En su interior se encuentra la tumba de Víctor Manuel II y del pintor Rafael de Sanzio, uno de los grandes artistas del Renacimiento.
El Foro Romano
Constituyó el eje y centro de la vida pública en la antigua Roma durante varios siglos. Fue construido sobre un valle pantanoso que había sido disecado mediante la Cloaca Máxima, una de las más antiguas redes de alcantarillado del mundo, y que fuera construida a finales del siglo VI a.C. en tiempos de los últimos coletazos de la monarquía, utilizando la estabilidad que proporcionaba el arco de medio punto proveniente de la ingeniería etrusca.
Las basílicas, templos, tabernas y mercados convirtieron el Foro Romano en el lugar donde se podía comprar y vender cualquier cosa, se discutía sobre leyes o religión, comentaban sobre los chismes o las matronas encontraban una vida furtiva. Pronto se quedaría pequeño, siendo ampliados a los Foros Imperiales, ubicados cerca del extremo norte. A pesar de los incendios, terremotos y saqueos, sus vestigios aún conservan su antiguo esplendor monumental.
Cabe imaginarse aquel Foro Romano por donde circulaban en sus literas los potentados patricios protegidos de su guardia personal armada con dagas y palos. Por sus calles transitaban también algunos gramáticos, leguleyos, comerciantes, prostitutas sometidas a no pocos maltratos y vejaciones en las esquinas de las “tabernaes”, mientras en las fastuosas mansiones de los optimates se degustaba con cierta ostentación el preciado garum proveniente de Baelo Claudia y del aceite de oliva de la Bética como delicatesen romana mientras la sangre de los gladiadores entretenía a la turba encharcando la arena del circo.
Arco de Tito [39-81]
La inscripción en letras mayúsculas romanas se lee:
La revuelta de los judíos se inició en el año 66 a.C. y se encargó a Vespasiano acabar con esta rebelión aunque por su repentino nombramiento como emperador su hijo Tito tomaría el mando de cuatro legiones aplastando definitivamente esta revuelta.
El Arco de Tito se encuentra en la entrada del Forum de Roma en la “Vía Sacra” frente al Coliseo de Roma siendo considerado el arco más antiguo de la Ciudad Eterna. Se construyó por orden del emperador Domiciano alrededor de los años 81 a 85 d.C. pocos años después de la muerte del emperador Tito para honrar su memoria en la victoria sobre los judíos [año 70 d.C.] cuando se rebelaron contra el Imperio Romano.
Los emperadores y generales que celebraban su paseo triunfal eran los únicos que podían pasar por debajo. Durante los desfiles triunfales, el emperador ordenaba a uno de sus servidores que subiera al carro del general para susurrarle al oído:
“Recuerda que sólo eres un hombre”
Tiene aproximadamente 15 metros de altura. En los relieves del friso y las enjutas se muestra la preparación de la campaña. El interior abovedado nos presenta la gloria de la victoria. A un lado, el desfile triunfal de las legiones romanas transportando el botín del templo de Salomón, como el candelabro de los siete brazos (menara) o la mesa de los sacrificios. También se representa el escudo y el nombre de la legión vencedora. En el lado opuesto, aparece el general Tito en su cuadriga, acompañado de sus generales, precedido por dos figuras, la que porta casco y lleva las riendas parece ser la personificación de Roma, y la otra (actualmente decapitada) un genio desnudo, podría representar al Senado o al Pueblo romano.
La inscripción en letras mayúsculas romanas se lee:
“Senatus Populusque Romanus divo Tito divi Vespasiani filio Vespasiano Augusto”
"El Senado y el pueblo al divino Tito Vespasiano Augusto, hijo del divino Vespasiano”
“Este arco se construyó en la época del emperador Vespasiano, para conmemorar la victoria de su hijo Tito, sobre los judíos en el año 70 de nuestra era, culminada con la toma de Jerusalén y la destrucción de su templo”.
Durante la Edad Media, el arco de Tito formó parte de la muralla que cercaba la ciudad de Roma, por lo que pasó a ser una de las puertas de entrada a la urbe.
El arco de triunfo es un monumento que inmortalizaba a algún emperador por alguna gesta militar. El Arco de Tito será considerado una inspiración para el Arco del Triunfo de París erigido en julio de 1806 para conmemorar la victoria de Napoleón Bonaparte en la batalla de Austerlitz.
Arco de Constantino
Cuentan las fuentes cristianas de la Antigüedad que antes de la batalla del Puente Milvio en 312 Constantino tuvo un sueño y que una voz le decía:
“In hoc signo vinces” (En este signo vencerás)
En el 315 d.C. el emperador Constantino mandó erigir un arco para conmemorar su victoria sobre el emperador Majencio en octubre de 312. Se encuentra situado a poca distancia del Coliseo.
El río Tíber [Tevere] como antigua vía fluvial de comunicación y el alma de la antigua Roma atraviesa el Ponte Milvio sobre el que Constantino venciera a su rival Majencio y a partir de la cual sentará los cimientos del Cristianismo.
El famoso crismón, símbolo fundamental de la Iglesia cristiana primitiva, es un clarísimo signo solar. En una de sus formas está constituido por las letras I y X (iniciales griegas (de Iesous Xristos) superpuestas, mientras que en el llamado «crismón constantiniano» se emplean la X y la P, que son las dos primeras letras del nombre Cristo en griego.
A partir del emperador Constantino comienza a producirse el cambio semántico de la palabra «iglesia», por “ekklesía” o lugar donde se reunían los creyentes.
Posee una altura de 21 metros, con 25,9 metros de ancho y 7,4 metros de profundidad. Será el último arco del triunfo construido en la Antigua Roma al comenzar a mostrar grietas el Imperio en las fronteras del Rin y del Danubio.
Arco de Septimio Severo
Otro arco del triunfo situado en el corazón del Foro Romano será el dedicado a Septimio Severo construido en el 203 por su triunfo sobre los partos tras una cruenta guerra civil, y que apoyado por su mujer Julia Domna forjaría una dinastía siendo “imperator” y deificado a su muerte. Los relieves del arco cuentan con detalles aquella campaña.
La Vía Sacra era la calzada principal “camino empedrado” del Foro Romano que presuntamente tiene su comienzo en el Arco de Tito y nos acerca al templo del emperador Antonino y Faustina, a la basílica Emilia, etcétera, y también nos acerca a la antigua sede del Senado Romano y de la vida pública como edificio neurálgico de la antigua Roma: “la Curia Julia”, obra de Julio César en el 44 a.C. aunque será Augusto quien la termine en el 29 a.C. La pavimentación es en mármol polícromo (opus sectile). Se puede apreciar las tres gradas que albergaban los escaños de los senadores y de la presidencia.
El Coliseo de Roma [Anfiteatro Flavio]
«Ave, Caesar, morituri te salutant»
«Salve, César, los que van a morir te saludan»
Frase latina atribuida a Suetonio
“Ave Caesar, qui moriturus cagat in tua stupri matre”
“Salve, César, el que va a morir se caga en tu puñetera madre”
Frase atribuida al inolvidable humorista Paco Gandía en el chiste del César
Los actos lúdicos atraían enormes multitudes a Roma como capital de una civilización que extendería sus fronteras “limes” por todo el “Mare Nostrum”. Los juegos eran convocados por el emperador o algún senador en honor alguna divinidad o para celebrar una importante victoria militar. Pero, en realidad, se realizaban para obtener popularidad y estimular la propia vanidad del emperador.
Los gobernantes aspiraban con los juegos asegurarse que la opinión pública se mantuviera fiel a su gobierno y que fuera visto por el pueblo como garante de la paz y estabilidad del Estado. En total había 182 días festivos para celebrar públicamente los “dies natalis”, los “díes imperii”, las fiestas en honor de los emperadores difuntos junto con las principales victorias y conquistas castrenses, sin contar los combates de gladiadores (munera) y las cacerías (venationes).
El Coliseo o Anfiteatro Flavio será construido bajo el emperador Vespasiano hacia el 72 d.C. siendo inaugurado bajo el reinado de su hijo Tito en el 80 que utilizará los recursos provenientes del saqueo de Jerusalén en el 70 de nuestra era con la venta de los tesoros expoliados y la venta de esclavos.
El Coliseo estaba delimitado según es estamento social a la que pertenecían los ciudadanos que asistían a tan “magnos acontecimientos”. Mientras mayor era el rango, mayor sería su presencia cercana a la arena.
1. La inferior cercana a la arena estaba dedicada para los senadores, magistrados y altos funcionarios de la administración romana. El emperador acompañado de las altas personalidades del Estado tenía reservado un lugar de honor “el pulvinar”.
2. La zona media estaba destinada para los caballeros “equites” y ciudadanos romanos.
3. El tercer nivel estaba destinado para los plebeyos.
4. La parte superior lo ocupaban esclavos y las mujeres en asientos de madera. Todo ello, en un estricto orden.
Tal como lo atestigua el geógrafo Estrabón, una parte de notables comerciantes de Hispania pasaba largas temporadas en Roma. Muestra de su consideración social son las dos inscripciones localizadas en las gradas números 11 y 12 del anfiteatro Flavio con la referencia “Gaditanorum”, que indicaban las gradas reservadas para los gaditanos en el Coliseo ente los siglos II y III de nuestra era.
A través de corredores internos se llegaba hasta las 160 bocas de salida “vomitorium” que facilitaban la salida de los espectadores.
El imponente Anfiteatro Flavio tendría capacidad para acoger a más de 50.000 espectadores, llegando a ser el monumento más antiguo e impresionante de Roma, donde los desdichados gladiadores [gladius] combatían a muerte en la arena del circo ante los gritos de una plebe sedienta de sangre.
El Coliseo romano tenía planta elíptica (189x156 m) con una altura de 48 metros. Su hermosa fachada circular se encontraba decorada con estatuas ubicadas en cada uno de los huecos. Consta de tres cuerpos de arcos y un último nivel:
· Primer piso: columnas con capiteles jónicos [dos volutas a modo decorativo].
· Segundo piso: columnas con capiteles corintios [grandes volutas con filas de hojas de acanto].
· El cuarto nivel fue añadido por Domiciano para aumentar la capacidad del Coliseo y sostener el toldo “velarium” sostenido por 250 mástiles de madera para proteger a los espectadores de los rayos solares mediante un sistema de poleas. Todavía se conservan las ménsulas en la parte superior de la fachada para encajar y sostener los mástiles en los que se fijaba el velarium. Carece de arcos externos, es una pared recta perforada con pequeñas ventanas rectangulares a intervalos regulares. En arquitectura se denomina ático y se usaba para exponer grandes escudos dorados que se añadieron entre el 81 y 86.
Inaugurado el Anfiteatro Flavio en el siglo I, era conocido como “el Coliseo” [“Anfi”, significa ambos lados] por haber en sus cercanías una estatua colosal de Nerón. En su construcción se usarán 700.000 toneladas de piedra [principalmente mármol travertino] de tonos claros y luminosos extraídas de las canteras de Tívoli, a unos 35 km de Roma [Vía tiburtina], unidas con cal y arena volcánica “opus signinun” y por 300 toneladas de abrazaderas de hierro. Coronaba el edificio un sofisticado sistema de carpas móviles a modo de cubierta que permitía protegerse del sol. Una distribución espacial que sigue vigente después de dos milenios.
Los espectáculos preferidos por los espectadores eran los juegos con fieras [subidas a la arena a través de un sistema de poleas y cuerdas], las batallas navales “naumaquias”, las carreras de aurigas y los combates de gladiadores, en los que los oponentes morían si así lo decidía la suerte o la plebe. Hasta 2.000 gladiadores podían perder la vida en tres días de lucha en el Coliseo.
El ruedo se cubría de arena para absorber la sangre de los gladiadores
Todo el espectáculo iría destinado para mantener entretenida a la plebe para que no causara problemas sociales. Los espectadores disfrutaban con la sangre ajena derramada sobre las arenas del circo.
Existen muchos mitos a través de las películas que nos proyecta aquella época histórica. El gesto del pulgar del emperador hacia abajo significaba la muerte del vencido mientras que hacia arriba, la vida. Los gladiadores al salir a la arena saludaban al emperador, aunque muchos se acordarían de “la madre que parió al César” acompañado de algún que otro adjetivo descalificativo.
¡Decenas de miles de personas serán asesinadas en las arenas de los circos romanos para satisfacer la vanidad del emperador y a la turba “panen et circenses”!
Tras su inauguración en el año 80 d.C., el anfiteatro Flavio se erigió como el más grande del Imperio y buque insignia de la ingeniería romana de la época. Dos mil años después, sus dimensiones y los restos de su complejo entramado de túneles subterráneos, rampas y ascensores continúan sorprendiendo al mundo entero.
Decenas de miles de hombres y animales, entre los que se encontraban leones, tigres, leopardos, hienas, elefantes, osos, etcétera, murieron en la arena del Coliseo ante la sed de sangre de una turba enloquecida.
El espectáculo comenzaba con un desfile solemne encabezado por músicos y seguido por los gladiadores que iban a combatir, en fila de a dos. Las fieras y los animales exóticos protagonizaban la sesión matutina, con luchas y exhibiciones. Más tarde salían los condenados a muerte, desnudos, para ser devorados por las fieras. Los gladiadores eran los últimos en aparecer ante la tragedia.
Algunos anfiteatros disponían de una maquinaria que permitía inundar la pista central y convertirla en un lago artificial para realizar una especie de batalla naval histórica o mitológica [naumaquia] que incluía el abordaje y el incendio de los barcos, llegando a ser uno de los trágicos espectáculos con mayor éxito.
Las ochenta puertas de entradas permitían a los espectadores entrar y sentarse en pocos minutos. En Roma había uno o dos días festivos por cada uno laborable, lo que será aprovechado por los emperadores para entretener al pueblo y evitar revueltas. Los “ludi” o espectáculos públicos eran organizados por los magistrados aunque muchos ciudadanos particulares también sufragaban los gastos. Los “ludi scaeniti” eran representaciones teatrales. Los ludi circenses se celebraban en el circo o anfiteatro y los “ludi solemnes” [135 días al año] estaban dedicados a las festividades religiosas.
· El dramaturgo Terencio había sido esclavo.
· El año 27 d.C. al desplomarse un anfiteatro murieron 50.000 personas.
· Algunos juegos de Trajano llegaron a durar 117 días.
Abandono del Coliseo
Durante la Edad Media el Coliseo servirá como cantera después de varios terremotos. Sin embargo, todavía permanece erguido en el paisaje de Roma, sin perder un ápice su gran majestuosidad, lo que nos permite imaginar cómo debió ser en tiempos de máximo esplendor.
En el siglo VIII un monje benedictino “San Beda el Venerable” emitirá una curiosa profecía:
"Quamdiu stat Colysaeus stat Roma; quando cadet Colysaeus cadet Roma et mundus"
"Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma y el mundo"
Hubo tres razones para su abandono:
La principal es la falta de dinero. De hecho, después de la separación de los dos imperios (de Oriente y Occidente), Roma se debilita considerablemente. El Imperio ya no tiene el poder del pasado ni la capacidad de mantener una frontera estable. El dinero se está agota y la gente no podía concebir la continuación de la organización de grandes festivales populares en Roma, ya que la vida se hacía cada vez más difícil en las provincias, pero también en la ciudad.
Las carreras de cuadrigas están plasmadas en bellos y grandes mosaicos como el "Mosaico de los Aurigas" tamaño hallado en la antigua Emérita Augusta. La corona de laurel simbolizaba el vencedor de la carrera.
Hordas forofas
Recordaremos a través de la película “Ben-Hur” que el más popular de los juegos eran “las carreras de cuadrigas”, o ludi circenses en torno al circo romano. En Roma había varios equipos señalizados con colores “rojos, azules, verdes y blancos”, que representaban a grandes familias con sus propias cuadras y aurigas [de condición social humilde], entrenadores e incondicionales.
Las factiones eran sociedades que proporcionaban los carros y caballos para los juegos, así como el personal, constructores de carros, domadores, médicos, mozos etc. Cada factio adoptada un color distintivo (blanco, azul, verde y rojo) que identificaban a las aurigas durante la carrera. Estos colores suscitaban verdaderas pasiones, incluso entre los emperadores: Calígula y Nerón eran hinchas de los verdes, mientras que Vitelio y Caracalla eran seguidores de los azules.
Las hinchadas llegaban a enfrentarse en auténticas batallas campales por las calles. En Constantinopla una disputa entre factiones rivales acabó con más de 3.000 muertos. Las tanganas “deportivas” ya eran frecuentes en el Imperio Romano.
Los gladiadores
Los gladiadores que solían ser esclavos tenían alguna posibilidad de ganar su libertad mediante victorias en la arena del circo. Antes de comenzar el combate se encomendaban a Némesis [Invidia, su equivalente en Roma] era la diosa de origen griego que simbolizaba la venganza, la justicia y la fortuna.
Los prisioneros de guerra solían ser vendidos en los mercados al mejor postor. Los esclavos liberados por sus dueños recibían el nombre de “libertos” y tenían más derechos que los esclavos.
Un gladiador herido podía suplicar misericordia al público que con sus pulgares le otorgaban la vida y la muerte. Al gladiador se le ofrecía una espada de madera como símbolo de su libertad. Muchos gladiadores liberados ponían sus propias escuelas de gladiadores.
Las victorias otorgaban a los gladiadores fama, fortuna y libertad convirtiéndose en personajes famosos que recibían valiosos obsequios y favores de las romanas. Muchas matronas y hetairas pagaban cantidades considerables por pasar una noche con los gladiadores y los atletas más musculosos. Muchas de ellas ponían como condición que no se lavaran tras las competiciones. Como curiosidad cabe destacar que los médicos romanos para la fertilidad prescribían sangre de gladiador.
Un gladiador se hacía llamar “Iaculatus -el que lanza-” y es posible que no se dedicara sólo a lanzar las jabalinas. El sudor de un gladiador se cotizaba al alza en Roma elaborándose incluso perfumes.
Archibasílica de San Juan de Letrán
Es considerada la iglesia más antigua del mundo recibiendo el título de Cabeza y Madre de todas las iglesias cristianas. Anexo a la Archibasílica de San Juan de Letrán se encuentra el Palacio homónimo, que fuera la Casa del Obispo de Roma hasta el Papa Benedicto XI.
Fue construida en el siglo IV precediendo a la construcción de San Pedro de Roma. Es la Catedral del Papa en calidad de Obispo de Roma. Dicen las páginas de la historia que en aquel lugar, el emperador Constantino recibió el sacramento del bautismo, convirtiéndose en la futura Basílica de San Juan de Letrán y San Juan de Roma, la más antigua del mundo cristiano.
El Obelisco de Letrán u Obelisco Lateranense porque se encuentra en la Archibasílica de San Juan de Letrán es el obelisco más grande del mundo. Tiene 32,18 metros de altura sin la base y 45,70 metros con la base y la cruz, con un peso de 455 toneladas.
Fue construido por Tutmosis III y epigrafiado por Tutmosis IV alrededor del 1400 a. C., siendo trasladado a Roma por los emperadores romanos Constantino y su hijo Constancio.
El enorme Obelisco provenía del templo de Amón en Karnak, en la antigua Tebas siendo transportado a través del Nilo hasta Alejandría en el siglo IV para ser llevado por orden de Constantino el Grande a Constantinopla en el 337. El Obelisco sería erigido el 3 de agosto de 1587 en la plaza de San Juan de Letrán.
Con el tiempo se impondrá la teoría de que María nunca dejó de ser virgen siendo elevado a la categoría de dogma en el concilio Lateranense [Letrán] del año 645.
En San Juan de Letrán se han celebrado varios concilios:
- 1123: I Concilio de Letrán I
- 1139: II Concilio de Letrán [se aprobó el celibato de los clérigos].
- 1179: III Concilio de Letrán
- 1215-1216: IV Concilio de Letrán
- 1512-1517: V Concilio de Letrán
En 1377 el Papa trasladará su residencia desde la Archibasílica de San Juan de Letrán hasta la Basílica de San Pedro como residencia oficial del Papa.
También será el lugar donde se firmara el Pacto de Letrán el 11 de febrero de 1929 entre la Santa Sede [cardenal Gasparri en nombre de Pío XI] y el Estado italiano [Benito Mussolini en nombre del rey Víctor Manuel II].
Se encuentra en la Plaza de San Juan de Letrán, muy cerca de la Basílica homónima. Es una escalera de mármol de 28 peldaños, que según la tradición fue mandada traer a Roma por Santa Helena, madre del emperador Constantino [y patrona de los arqueólogos] en el año 326, del pretorio de Poncio Pilato en Jerusalén. Se cuenta que por ella Jesús de Nazaret subió el Viernes Santo para ser juzgado y posteriormente bajó. La escalera estuvo en la Basílica de San Juan de Letrán. La Escalera Santa solo se debe subir de rodillas en señal de penitencia para el perdón de los pecados.
La Iglesia de Gesú
Fue la primera iglesia jesuita en Roma y del mundo siendo construida entre 1568 y 1584. Su impresionante fachada fue diseñada por el escultor y arquitecto italiano Giacomo della Porta. Fue construida a petición de Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús.
En el Libro del Éxodo se narra que cuando Moisés descendió del Monte Sinaí, dos rayos salían de su frente. La palabra “karan” significa en hebreo raya mientras que “keren” significa cuernos. Miguel Ángel colocó los cuernos a Moisés por un error al interpretar los textos bíblicos.
El Moisés se lo encarga el Papa Julio II [Giulio II, su mecenas] en 1505, aunque Miguel Ángel no lo termina hasta 1545, de un modo muy diferente a como lo había proyectado por falta de recursos. Es una escultura de mármol blanco de Carrara, la figura central de la tumba del Papa Julio II, que se colocó finalmente en la iglesia mayor de San Pietro in Vincoli, tras la muerte del Papa.
Moisés de 2,35 metros de altura se presenta en posición sedente, con las Tablas de la Ley debajo del brazo, mientras que con la otra mano acaricia los rizos de su barba. Contempla horrorizado los israelitas han abandonado el culto de Jahvé (Jehová) y están adorando al Becerro de Oro.
El estudio anatómico es asombroso (los brazos del profeta exhiben la fortaleza y tensión de un atleta, a pesar de la edad madura del mismo). Las ropas caen en pliegues de gran naturalismo. Los músculos del coloso están en tensión y su cara se encuentra llena de furia ante la infidelidad de su pueblo.
Muchos dicen que es la obra más emblemática del escultor florentino Miguel Ángel Buonarroti.
El Papa Gregorio XIII creó la Plaza del Popolo en 1572. Destaca en su parte central un gran obelisco egipcio de la época de Ramsés II [año 1200 a.C., traído a Roma por Augusto]. El Papa Sixto V lo colocó en el centro de la plaza a finales del siglo XVI.
La Piazza di Spagna toma su nombre del Palacio de España, antigua sede de la embajada española ante la Santa Sede [inaugurada en 1622] y ante la Orden de Malta. Destaca la monumental escalinata de 135 peldaños diseñada por Alessandro Specchi y Francesco de Sanctis e inaugurada por el Papa Benedicto XIII que conecta con la iglesia de la Trinitá dei Monti de 1502 y en la parte central de la Plaza de España, la fuente barroca de la “Barcaccia”, esculpida por Pietro Bernini junto a su hijo Gian Lorenzo Bernini en 1627 para el Papa Urbano III.
Mosaico de Cristo y María en el trono celestial. Detalle del ábside
Iglesia de Santa María del Trastévere
Barrio de Trastévere
Es “la quintaesencia de Roma por ser un barrio bohemio aunque dejado de la mano de Dios”. Nos encontramos con su iglesia más importante "Santa María del Trastévere", que fuera fundada en el siglo III por el Papa Calixto I.
No muy lejos se encuentra la Vía Apia [que unía Roma con el puerto de Brindisi “546 km”, en el talón de la bota italiana conocido como la puerta de Oriente a “Grecia, Constantinopla y Alejandría”].
Al salir del barrio de Travestere y paralelo al Tíber nos encontramos con la isla Tiberina. Nos esperaba la Boca della Verirá, una especie de tapa de registro de mármol de la Cloaca Máxima con rostro masculino de 1,75 de diámetro.
Según la leyenda si se metía la mano, mordería a todo aquel que mentía. En la “Bocca della Veritá” Gregory Peck gastó una broma a Audrey Hepburn en la película “Vacaciones en Roma”, de William Wyler simulando la pérdida de su mano.
Desde Roma, para el blog de mis culpas...
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