“Ay, María la portuguesa, desde Ayamonte hasta Faro, se oye este fado por las tabernas”… “Que la canta María, al querer de un andaluz. María es la alegría, y es la agonía que tiene el sur”…
Carlos Cano
Breve introducción
Mientras don Carnal con sus disfraces de colores ejerce su influencia en las calles de mi pueblo ubicado en la tierra de Villalón [desde el 20 de febrero hasta el 2 de marzo] dando rienda suelta a la fiesta, alegría y desenfreno entre tabernas y tascas, siempre en grata compañía de Dionisos, Baco o la diosa Ceres "cerevisiae", se acerca sin prisas el tiempo de ceder el paso a doña Cuaresma como tiempo de reflexión interior para que los presuntos pecadores puedan arrepentirse de sus faltas y volver al espíritu original que proporciona el ayuno, la abstinencia junto con la elevación espiritual que les permitan renunciar a los placeres terrenales. Sólo así, podrán evitar que el Infierno o en su caso el Purgatorio en el que nos introdujo Dante, nos pueda sorprender con el miedo a lo eterno desconocido.
Don Carnal y Doña Cuaresma representan la lucha entre los dos lados antagónicos del ser humano. Don Carnal, fuertemente protegido con su ejército de peones con perdices, jamones, cecinas y escuderos con quesos y odres de vino, mientras que doña Cuaresma [que dura cuarenta días] se encuentra armada desde el Miércoles de Ceniza, tan sólo con frutas y verduras, hasta la llegada de la Semana Mayor, la Semana Santa.
Don Carnal únicamente pensaba en comer grasas saturadas y beber hasta perder sus frágiles entendederas, mientras que Doña Cuaresma era fiel cumplidora de sus obligaciones, especialmente las religiosas. Al final, ganará la batalla Doña Cuaresma, debido a que don Carnal pensaba que todo lo bueno era inmoral o engorda, y por ello, se da un enorme banquete la noche anterior con su resaca correspondiente. Aquella presunta derrota le llevará a hacer penitencia y arrepentirse hasta que se le presente una nueva oportunidad y comenzar un nuevo ciclo.
Cuando el grajo vuela bajo en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco enarbolamos nuestras frágiles naves en busca de vientos alisios propicios que acerquen nuestra frágil nave didáctica hacia las costas del Algarbe [Algarve en portugués], en el sur de Portugal. Comenzamos a soltar amarras preparando nuestro particular cuaderno de bitácora que siempre nos acompaña en nuestra ruta, y poder así compartir nuevas y gratas vivencias con nuestros amigos del blog de mis culpas.
Con nuestra mochila cargada de ilusión seguimos aprendiendo [Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender, diría nuestro querido poeta Antonio Machado].
Hicimos un alto en el camino en la Venta de la Vega para realizar nuestro desayuno cardiosaludable a base de café [descafeinado para el que escribe estas humildes letrillas] con tostadas de pan de pueblo acompañadas del tradicional aceite de oliva virgen extra y tomate triturado que estimulan nuestros sentidos [zurrapa de lomo en manteca blanca o colorá para aquellos que hayan sido dotados con mejor yantar].
Al atravesar el río Guadalquivir, nuestra retina captaba en el lado contrario al sentido de la marcha el Monasterio de San Isidoro del Campo, que fuera mandado a construir por Guzmán el Bueno en 1301.
Allí brilla con luz propia el Retablo de San Isidoro y San Jerónimo de Martínez Montañés, 1613 [con policromía de Francisco Pacheco], el Coro y el Retablo Mayor.
En San Isidoro del Campo se encuentran enterrados D. Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno y Dña. María Coronel, cuyos sepulcros fueron realizados entre 1609 y 1613, en lo que fue “Sevilla La Vieja” ubicado junto a las faldas del Aljarafe “al-Xaraf”, cerca de las Ruinas de Itálica, que llegó a formar parte en tiempos pretéritos de la “Vía de la Plata” y también de la “Vía de la Bética Romana”, siendo además la cuna de emperadores como Trajano y Adriano.
Al pasar por Huelva recordamos nuestra visita a su cuenca minera en las entrañas de la tierra, con sus trenes gotosos y de viejos humos cargados de óxido y de nostalgia; una visita complementada con el Muelle de Carga y el Barrio Reina Victoria como último legado británico en Huelva, sin olvidar nuestra visita a Niebla, Moguer, La Rábida, Palos de la Frontera y la Sierra de Aracena, donde Almonaster, Alájar, Linares de la Sierra, Jabugo, El Repilado o Santa Olalla de Cala, forman parte por derecho propio del legado ibérico de bellota [ballúṭa].
Itinerario de nuestro viaje desde Ayamonte al Algarbe
Decía el geógrafo e historiador griego Estrabón, que era el punto más occidental de la ecúmene (III, 1, 4) o mundo conocido. Sobre sus acantilados chocaban las fuertes olas a sotavento dominadas por enormes ráfagas de viento con fuerza considerable.
Ayamonte nos acerca a la frontera con Portugal, donde el río Guadiana [wadi-ana] forma una frontera natural entre España y el país luso, lo que nos permite introducirnos en el Algarbe [al-Gharb o parte más occidental de la Península ibérica] con 200 km. de costas con arenas finas y doradas.
Ya no es necesario pagar peaje en las autovías del Algarbe
“Al-Andalus consiste en dos Andalus basados en la diferencias que marcan el régimen de sus vientos, la precipitación de sus lluvias y el curso de sus ríos: una occidental [Garb] y otras oriental [Sharq]. Garb al-Andalus es aquella cuyas corrientes de agua fluyen hacia el Atlántico y cuyas lluvias están dominadas por los vientos del Oeste… En cuanto a Sharq al-Andalus, conocida también bajo el nombre de al-Andalus al-adqsa [extrema], sus ríos fluyen hacia Oriente y su régimen de lluvias está gobernado por los vientos del Este”.
Al Razi [Abū Bakr Muhammad ibn Zakarīyā al-Rāzī],
gran pensador del siglo X
A grandes rasgos esta división "entre al Garb y al Sharq", es casi la misma que ya distinguían los romanos entre Hispania Ulterior e Hispania Citerior a partir del 197 a.C. Los musulmanes llamarán “Al Bahr al Muhit”, al mar más allá de las Columnas de Hércules o Mar de las Tinieblas de al-Idrīsī “m. 1166” [Océano Atlántico].
"Al Gharb" al-Ándalus será denominado por los antiguos andalusíes el "occidente de Al Ándalus, mientras que el término "al Sharq" se consideraba la parte más oriental. De ahí proviene que la Algarbía sea considerada la parte occidental o poniente de la provincia de Málaga mientras la Axarquía, su parte más oriental.
“Al Gharb” incluía cinco importantes territorios: Coímbra, el Estuario del Tajo, el Alto Alentejo, el Baixo Alentejo y el Algarve, además de Extremadura y las coras de Huelva y Niebla, destacando ciudades como Lisboa “al-Lixbuna”, Santarém, Silves, Mértola, Faro, Mérida y Badajoz.
Al Gharb será un frágil territorio poroso e inestable de Al Ándalus donde comenzarán las incursiones cristianas tras la desintegración del Califato de Córdoba. Las antiguas fronteras naturales del valle del Duero [siglos IX y X], del Tajo [siglo XII] y del Guadiana [segunda mitad del siglo XII] irán siendo conquistadas por las tropas cristianas.
Al-Maġrib [Magreb] será para los musulmanes el lugar donde se pone el sol, el poniente o la parte más occidental del mundo árabe.
En la parte más occidental del Algarbe se encuentra Sagres y el Cabo de San Vicente donde las ráfagas del fuerte viento forman grandes olas que actúan como gubias naturales tallando cuevas y arcos en la piedra arenisca.
En nuestro vocabulario existen unas cuatro mil palabras de origen andalusí que engrandecen la gramática castellana de Elio Antonio de Nebrija y nos proyectan Al Ándalus cuando era una civilización admirable llegando a ser el germen del primer Renacimiento en Europa, pero en lengua árabe, donde aparecen los primeros centros de enseñanza e investigación científica con Averroes, Maimónides, Abentofail, Ibn Firnás, entre otros.
Palabras tan bellas como albahaca, alcorque, aceite, aceituna, azafrán, azúcar, guitarra, limón, etcétera, y topónimos tan bellos como Sevilla, Guadalquivir, Aljarafe, Trafalgar, Algarbe o Axarquía son un ejemplo de ello.
Loulé/Portimao/Carvoeiro [Cueva de Benagil]/Lagos, donde se ubicó primer mercado de esclavos en Europa, establecido en 1444 por el Príncipe Enrique el Navegante de Portugal/Sagres y Cabo de San Vicente, en el sudoeste de Portugal que marca el "FinisTerrae" de Europa meridional. Y Albufeira y Faro en la ruta de vuelta.
A lo largo de nuestro recorrido por las calles de pueblos y ciudades del Algarbe capta nuestra mirada sus aceras labradas por los tradicionales calceteiros, que en difícil postura en cuclillas o arrodillados con su martillo en el costado, continúan colocando pequeños trozos de piedra caliza blanca, gris y rosa [de unos 5 cm.] con bellas figuras geométricas. Una profesión que se encuentra en vías de extinción ya que muchos profesionales superan los cincuenta años de edad, y que han forjado golpe a golpe y piedra a piedra las calles y aceras de los caminos de Portugal.
Para evitar su desaparición ha sido necesario crear la "Escola de Calceteiros" para continuar su legado. Una profesión que si no se dignifica con salarios dignos tiene los días contados.
Hicimos un alto en el camino en Loulé, cuyo mercado de origen árabe es el más bonito del Algarve. Destaca también su castillo con su perímetro amurallado y torres almenadas con grandes sillares. El castillo es el vestigio arquitectónico más antiguo que se conserva en pie. Fue construido en 1268 tras la conquista cristiana de Alfonso III de Portugal, quedando casi destruido por el terremoto de Lisboa de 1755.
La tarde la dedicamos a visitar la Cueva de Benagil o Algar Seco como icono del Algarbe es una gruta natural que se encuentra en la playa homónima, en Carvoeiro. Tiene en su parte superior un óculo natural de grandes dimensiones [sima en geomorfología] que permite que se inunde de luz y por el que se observa una playa privada, a la que se accede por mar durante la marea baja o bien nadando unos 150 metros desde la playa [aunque no es recomendable], cuando el mar está en calma o en kayak. Se puede decir que es una catedral natural esculpida por la gubia del tiempo.
El interior de la Cueva de Benagil con sus aguas turquesas nos recuerda de alguna forma la novela de Robert Louis Stevenson "La isla del Tesoro" [1883], con aquel viejo mapa de una isla desierta en el Caribe de los piratas que cae en manos del joven Jim Hawkins o la novela "El conde de Montecristo", de Alejandro Dumas [1846] con Edmundo Dantés, ambas nos recuerdan algún tesoro escondido en alguna cueva o gruta frecuentada por piratas.
Tan sólo falta en la arena de la cueva de Benagil un cofre semienterrado y un viejo barco pirata merodeando por la zona para introducirnos en el túnel del tiempo.
Segundo día: Lagos, Sagres y el Cabo de San Vicente
Los desafortunados esclavos eran adquiridos con la complicidad de los caciques tribales que les facilitaban los esclavos a cambio de telas y otras baratijas. Las páginas de la historia nos recuerdan que en esa fecha una expedición al mando de Lançarote de Lagos raptó a 235 esclavos negros en las costas de Senegal y Gambia.
Los barcos negreros llegaban al puerto de Lagos y los esclavos pasaban al Fuerte da Ponta da Bandeira y de ahí, al recinto del Castillo del Gobernador donde se les colocaban los grilletes para posteriormente ser vendidos en la plaza frente al castillo donde esperaban los mercaderes ingleses, franceses y españoles para ser adquiridos al mejor lote.
El Cabo de San Vicente con su "faro del fin del mundo"
Su primer faro data del siglo XVI en tiempos de Manuel I de Portugal, siendo destruido en 1587 por el corsario Francis Drake, y reconstruido por Felipe II de Portugal en 1606, aunque nuevamente destruido por el terremoto de Lisboa en 1755. El nuevo faro data de la época de María II de Portugal, entrando en funcionamiento en octubre de 1846.
No muy lejos de Portimao y Lagos se encuentra el cabo de San Vicente, en la costa occidental del Algarbe, testigo de numerosos enfrentamientos entre la Armada española y británica [ésta última dedicada a cortar la navegación de los barcos españoles, y a ser posible su expolio].
- El 16 de junio de 1602, España se enfrentó a dos naves corsarias holandesas.
- 21 de diciembre de 1719. Armada española al mando de Rodrigo de Torres y Morales, frente a la Armada Británica comandada por el comodoro Philip Cavendish. Victoria española.
- 16 de enero de 1780. Escuadra británica al mando de George Brydges Rodney, frente a una escuadra española al mando de Juan de Lángara. Victoria británica.
- 14 de febrero de 1797 entre José de Córdoba frente a John Jervis, contraria a los intereses españoles.
Cuando los barcos provenientes de las Indias alcanzaban las costas del cabo San Vicente, los mercaderes podían respirar tranquilos, porque sus intereses arribaban a buen puerto.
Tercer día: Albufeira y Faro
Durante el viaje de vuelta visitamos Alfufeira. Una bella rotonda como homenaje a los Descubridores captaba nuestra retina. No muy lejos se encuentra la playa de los Pescadores donde nos encontramos otro monumento en piedra como homenaje homónimo.
Albufeira fue conquistada a los musulmanes en 1249 bajo el reinado de Alfonso III. Don Manuel I le concede en 1504 la Carta Foral permaneciendo con Estatuto de Villa durante siglos. En 1986 se le concede el título de Ciudad, convirtiéndose en un importante centro turístico.
El término Albufera o Albufeira también proviene del andalusí al-buḥayra “lago”, diminutivo de Al Bahr “el mar”.
Algunas pinceladas de su gastronomía
En el Algarbe podemos degustar los pescados a la brasa, los arroces con mariscos, las exquisitas sardinas [sardinhas assadas], cataplana o el bacalao [bacalhau] en sus diversas variedades, que junto al pulpo son los grandes protagonistas en la gastronomía del Algarbe sin olvidar los calamares, chocos, jureles, lenguados, salmonetes, pez espada, doradas, lubinas, langostinos, almejas, mejillones, etcétera, que estimulan los paladares más exigentes. Las hogazas de pan acompañan los diversos manjares algarbienses que hacen que nuestra ruta tenga sus migas correspondientes para recuperar energías y volver a nuestro lugar de origen ubicado en la tierra de Villalón.
Una exquisita gastronomía maridada con vinos D.O. del Algarbe: Lagos, Lagoa, Portimão y Tavira o una buena cerveza fría.
Y de postre, el tradicional pastel de Belem [de hojaldre y crema de huevo], una receta proveniente del monasterio de los Jerónimos de Lisboa o el Dom Rodrigo, un dulce cuya receta proviene de un antiguo monje de Lagos a base de almendras, azúcar y hebras de yemas de huevo, entre otros manjares. Y para bajar la comida, un grato paseo por sus playas y observar sus bellos atardeceres.
Gastronómicamente hablando, el Algarbe es una extensión de Andalucía, donde en cualquier lugar se come de diez.
Pero el Algarbe es mucho más, siendo recomendable volver para disfrutar de sus bellas playas y exquisita gastronomía que estimulan nuestros sentidos.
El Puente Internacional del Guadiana nos introduce de nuevo en España en busca de Ayamonte/Huelva hacia nuestro lugar de origen ubicado en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco.
Ha sido un grato fin de semana conociendo un poco el Algarbe donde Loulé, Portimao, Carvoeiro, Lagos, Sagres, el Cabo de San Vicente, Albufeira y Faro como epílogo de nuestra ruta brillan con luz propia.
Desde el Algarbe “antiguo Al Gharb andalusí” brindo por el progreso y la libertad de los pueblos.
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