Monumento "Muerte de un Miliciano" en Espejo, Córdoba
Detalle del Monumento
"Si tus fotos no son lo suficientemente buenas es porque no estabas lo suficientemente cerca"
Robert Capa
Una gélida mañana de febrero, de esas que calan los huesos, orientamos nuestro sextante didáctico desde la tierra de Villalón hasta el pueblo de Espejo, ubicado en la campiña cordobesa, con la intención de visitar el monumento a la memoria de Robert Capa “Muerte de un miliciano”, obra realizada a tamaño natural por el escultor cordobés José María Serrano Carriel, y que se encuentra ubicada en la Haza del Reloj, desde el 14 de noviembre de 2021 [y no en Cerro Muriano como hasta ahora se pensaba]. Se accede atravesando la carretera de Córdoba por la CP-155 hasta un cruce de caminos: solo 200 metros de cuesta empinada nos acerca a los "Caminos con Memoria/Ruta Robert Capa", donde se encuentra el monumento.
Históricamente Espejo y Castro del Río formaban parte de la Ruta Mozárabe y de una de las dos rutas del Califato marcada por dos elevaciones: Sierra Morena, en Córdoba, y Sierra Nevada, en Granada.
La ruta más oriental pasaba desde Córdoba como capital de Al Ándalus a través de Espejo, Castro del Río, Baena, Zuheros y Alcaudete y la más occidental transitaba por Fernán Núñez, Montilla, Aguilar de la Frontera, Lucena, Cabra y Priego, uniéndose ambas en Alcalá la Real hasta llegar a la Granada nazarí.
La inmortal fotografía "Muerte de un miliciano" es la más conocida de la Guerra Civil española convirtiéndose en un verdadero icono del siglo XX junto con el cuadro "Guernica" de Pablo Ruiz Picasso.
En el Valle de la Sauceda tuvo lugar nuestro particular Guernica andaluz, entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre de 1936. Sin embargo, no habrá un Picasso que pudiera inmortalizar la magnitud de semejante tragedia que el tiempo y la amnesia colectiva se encargarán de diluir.
La visita al monumento "Muerte de un miliciano" en el pueblo de Espejo de Córdoba [al igual que la visión de la fotografía] no deja indiferente a nadie, invitándonos a tomar conciencia para que nunca más vuelvan a repetirse episodios tan trágicos y lacerantes para los españoles, y que debiera dejarnos meridianamente claro lo que puede llegar a ocurrir cuando lo peor de una nación toma las riendas del poder por la fuerza de las armas.
Miguel de Unamuno empleara el término "los hunos contra los hotros" para definir al bando de los nacionales frente al republicano.
Y el inmortal poeta Antonio Machado nos dejará su huella en el LIII poema de «Proverbios y cantares» de su obra "Campos de Castilla" sobre las dos Españas, en cuya última versión de 1936 reflejará reflejado la terrible y convulsa época que le tocó vivir:
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
La impactante imagen de Robert Capa refleja el momento en que el anarquista Federico Borrell García muere el 5 de septiembre de 1936.
Dicha fotografía se difundió por primera vez en el número 447 de la revista Vu el 23 de septiembre de 1936, aunque obtuvo la mayor relevancia al ser publicada en la Revista Life el 12 de julio de 1937 en un reportaje titulado:
“Death in Spain: the civil war has taken 500.000 lives in on year”
“Muerte en España: la Guerra Civil ha segado 500.000 vidas en un año”
Inmediatamente después, se convirtió en la fotografía que simbolizaba la Guerra Civil española en países como Estados Unidos, Reino Unido o Francia, que pronto padecerían sobre sus propias carnes el auge del fascismo y nazismo imperante en Europa y al que le habían vuelto la espalda en España.
El creador de la revista Lucien Vogel sería despedido por el apoyo al bando republicano español. Tras su despido, la revista no sobrevivió mucho tiempo desapareciendo en 1940.
Por otro lado, existen historiadores que ponen en duda la veracidad de la fotografía a la que consideran un montaje. En el pueblo de Espejo se da por hecho que el Cerro de la Haza del Reloj es el escenario exacto de este fatídico momento inmortalizado por el reportero húngaro en el arranque de la trágica contienda entre españoles.
No cabe duda de que la famosa fotografía de Capa marcó un antes y un después en el fotoperiodismo. El pueblo de Espejo como lugar de la Memoria Histórica se ha convertido en otro escenario de peregrinación para estudiosos e investigadores de la Guerra Civil española.
Endre Erno Friedmann [pseudónimo Robert Capa] explicó que capturó la escena desde una trinchera en el transcurso de un asalto a los milicianos republicanos al inicio de la contienda bélica. En la fotografía se puede ver a Federico Borrell García, un soldado republicano, en el momento en que cae de lado al suelo mientras una de sus manos suelta un rifle que sale del encuadre. La imagen se hizo con una cámara fotográfica Leica.
Robert Capa nació en Budapest el 22 de octubre de 1913. Se dedicó a la fotografía desde muy joven gracias al apoyo y mecenazgo del escritor y pintor Lajos Kassák. Con apenas 17 años y debido a la situación política en su país, se convierte en exiliado político y huye primero a Berlín. Tras la llegada de los nazis al poder se marcha a París donde conoce a David Seymour, quien le consigue trabajo en la revista Regards, y se convierte en el fotógrafo de moda cuando consigue retratar a Leon Trosky en un discurso en Copenhague. Poco tiempo después conocerá a la alemana y compañera Gerda Taro, pseudónimo de Gerta Pohorylle, la primera fotoperiodista de guerra.
A ella se le ocurrió inventar el pseudónimo de Robert Capa, nombre bajo el que ambos firmarían sus primeras fotografías con la intención de multiplicar el valor económico de sus obras, lo que hace que sea muy difícil saber a quién de los dos pertenece la autoría de muchas de las fotografías que hicieron, habiendo estado tantas veces juntos en los mismos lugares y compartiendo sus dos cámaras fotográficas.
Gerda Pohorylle nació el 1 de agosto de 1910 en la ciudad alemana de Stuttgart en el seno de una familia de origen judío y polaco. Gerda vivió una infancia acomodada, sus padres pertenecían a la burguesía, y estudió en un internado suizo durante un tiempo.
En 1929, Gerda y su familia se trasladaron a vivir a Leipzig donde empezó a participar activamente en los movimientos en contra del incipiente nazismo en Alemania. Gerda fue detenida en una ocasión mientras repartía panfletos en contra de las ideas de Hitler. En 1933 viendo que su vida podía correr peligro, decidió marchar a París ante las políticas antisemitas que cada vez eran más reales en el país. A pesar de que su familia también marchó poco tiempo después de Leipzig, Gerda no volvería a encontrarse nunca más con ellos.
Gerda Taro y Robert Capa llegarán a Barcelona el 5 de Agosto de 1936 para trabajar como reporteros gráficos enviados por el editor de la revista francesa Vu para cubrir el conflicto fratricida entre españoles.
Tanque T-26 ruso de la Guerra Civil españolaMuseo del Ejército, Toledo
Gerda murió en la Guerra Civil española atropellada por un tanque T-26 en 1937 [en la Batalla de Brunete] y Robert Capa, además de conservar el nombre, se convertirá en el fotógrafo más famoso de la historia por fotografías como las que tomó en el desembarco de Normandía en 1944.
"Era el 25 de julio de 1937. Poco se podía hacer por ella, pero aun así se intentó. Trasladada al hospital de campaña de la 35ª División en el Escorial, le transfunden sangre, le administran morfina y es intervenida sin éxito. Dicen que pidió un cigarrillo y preguntó por el paradero de sus cámaras…Desde el hospital, Gerda escribe un telegrama para Capa que no se sabe si llegó a su destinatario. Tras una agonía de varias horas, la fotógrafa que mejor cubrió la guerra española y la primera en caer en acto de servicio, falleció a las cinco de la madrugada del día 26 de julio de 1937 [con tan sólo 26 años de edad].
En una entrevista realizada pocos días antes de morir declaraba: «Cuando piensas en toda esa gente que conocimos y ha muerto en esta ofensiva tienes el sentimiento de que estar vivo es algo desleal».
Rafael Alberti y María Teresa León se trasladaron al hospital, encargaron un ataúd a un carpintero y se llevaron su cadáver a la Alianza de Intelectuales Antifascistas, donde fue velado y recibió el homenaje de escritores, artistas y militares.
El 28 de julio es llevada a Valencia, sede del gobierno republicano. Rubio Hidalgo, jefe de la oficina de prensa, ofreció el pésame oficial del gobierno. Allí también recibió un homenaje póstumo. Un día después, Paul Nizan acompañó el féretro de Gerda Taro a París, la ciudad que la recibió a finales del verano de 1937.
El Partido Comunista Francés le declaró mártir antifascista. Junto a la revista Ce Soir calificaron su vida de heroica y ejemplar y organizaron una impresionante capilla ardiente. Su cadáver fue expuesto en la Maison de la Cultura de París.
El PCF adquirió una tumba con una concesión de cien años en la división 27 del cementerio Pére Lachaise, cerca del muro conmemorativo en homenaje a los miembros de la Comuna de 1871, y donde se encuentra ahora rodeada de las tumbas de grandes filósofos, poetas y estrellas del rock. Se encargó el diseño de la lápida y de un monumento conmemorativo al escultor Alberto Giacometti.
El 1 de agosto, el mismo día que cumplía 27 años, su féretro, envuelto en una bandera roja, acompañado por una multitud llegó al cementerio de Père Lachaise bajo los acordes de la Marcha Fúnebre de Chopin. Recibió los honores que correspondían a una hija de París. Chicas de la Unión de Jeunes Filles de Francia escoltaron el ataúd junto a un gran número de intelectuales y personalidades como el escritor Louis Aragon, a quien le correspondió dar la triste noticia a Capa que entonces se encontraba en París, José Bergamín y Pablo Neruda. Su funeral fue también una manifestación de solidaridad con la República española.
En 1947 Robert Capa crea en Nueva York la agencia de fotografía periodística "Magnum Photos", una cooperativa para fotógrafos independientes que les permita a sus miembros una total independencia para poder conservar los derechos de autor sobre sus obras y poder comercializarlas.
Cubriendo la guerra de Indochina, Robert Capa se bajó de un jeep para fotografiar en una zona boscosa pisando una mina en Thai Binh [Vietnam] falleciendo el 25 de mayo de 1954 en la ambulancia que lo trasladaba al hospital. La ironía del destino quiso que muriera a los 41 años y se convirtiera en una víctima de guerra más, como las que Robert Capa tantas veces había fotografiado. Su tumba se encuentra en el cementerio de Amawalk, en Nueva York.
Gerda Taro y Robert Capa se convertirán en los primeros fotoperiodistas que morirán en una guerra habiendo dado lugar al fotoperiodismo. La primera, en la batalla de Brunete en 1937 y Capa, en Indochina en 1954. Ambos fotógrafos de guerra tuvieron un gran compromiso con la verdad y compasión por las víctimas empleando una nueva arma de guerra "los disparos de una cámara fotográfica".
La ética y el compromiso que demostraron Robert Capa y su compañera Gerda Taro con la República española convertirán la inmortal fotografía "La muerte de un miliciano" en la foto de la Guerra Civil y de la Historia de España. No cabe duda de que la vida de Gerda Taro y Robert Capa ha sido una vida de novela digna de ser llevada al cine.
Foto de Robert Capa tomada por Gerda Taro durante la Guerra Civil española en mayo de 1937.
Robert Capa había estado cubriendo los siguientes conflictos:
- Guerra Civil española
- Invasión de China por Japón
- Desembarco de Normandía y la liberación de París
- La invasión de Italia
- Guerra árabe-israelí de 1948
- Guerra de Indochina
El 8 de mayo de 2009, el historiador y escritor Fernando Penco Valenzuela y el fotógrafo Juan Obrero Larrea ubicaban la fotografía “Muerte de un miliciano” en el pueblo cordobés de Espejo, localidad situada a unos 52 kilómetros al sureste de Cerro Muriano, hasta entonces el lugar en el que se pensaba se había tomado la imagen que convirtió a Robert Capa en “el mejor fotógrafo de guerra del mundo”, según la revista británica Picture Post.
Era la primera vez que, de forma consciente, dos investigadores pisaban el paisaje en el que se realizó la instantánea —para muchos profesionales del mundo de la fotografía, la mejor foto de guerra jamás tomada (Knightley, 1975)—.
El arqueólogo y escritor Fernando Penco tras 20 años de investigaciones considera irrefutable que Robert Capa disparó su cámara "a unos 300 metros más abajo" de donde ahora se puede contemplar el monumento. "Evidentemente, la fotografía es un montaje, pero aun así es un espectáculo".
Independientemente de que la autoría de la famosa fotografía haya que adjudicarla a Robert Capa o a su compañera Gerda Taro [ambos firmaban como Robert Capa intercambiándose sus cámaras fotográficas. Robert usaba una Leica 2 de fotografías rectangulares y Gerda Taro una Reflex-Korelle de tamaño cuadrado] o que la víctima sea Federico Borrell García e incluso un miliciano anónimo, lo que sí es cierto es que la impresionante fotografía se ha convertido por méritos propios en la mejor fotografía de guerra de la historia y un verdadero icono del siglo XX simbolizando la Guerra Civil española y la lucha contra el fascismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario