lunes, 5 de septiembre de 2022

Voy camino de Soria [en busca de la senda de Leonor y Antonio Machado]

 


...La codicia de los campos 
ve tras la muerte la herencia; 
no goza de lo que tiene 
por ansia de lo que espera... 


La tierra de Alvargonzález (Campos de Castilla)



Breve introducción 

Desde esa avidez de conocimiento que me absorbe [nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender] y bajo el síndrome autodidacta cuyo sextante me orienta, guardo entre mis frágiles entendederas, mi particular cuaderno de bitácora donde brilla con luz propia  el legado que nos ofrece la “Ruta de las ciudades machadianas” donde hizo camino al andar, entre huellas imborrables, nuestro poeta universal y coloso de la literatura española del siglo XX Antonio Machado, cuya prematura muerte en palabras del escritor Caballero Bonald supuso “la desaparición dramática de un hombre decente” y cuya integridad como ser humano debiera servir de espejo donde proyectarse los españoles íntegros.

Y empleo el término “nuestro” al referirme al poeta Antonio Machado [que al igual que nuestros inolvidable Federico García Lorca y Miguel Hernández] porque forma parte de nuestra Memoria Colectiva por todo aquello que ha significado y continúa significando su vida y su obra, no sólo en tiempos pretéritos sino también en nuestro presente con proyección de futuro. 

Cuando se afronta la "Ruta de las ciudades machadianas" nos puede sorprender una especie de halo similar al "Síndrome de Stendhal", una especie de trastorno psicosomático que acelera nuestra tensión arterial cuando visitamos Soria, Baeza, Segovia o Collioure, como el descanso eterno de uno de los colosos de la literatura española del siglo XX. Aunque confieso, que este síndrome aunque didáctico, no es nada contagioso y además nos hace crecer como personas. 

Entre los efluvios y reminiscencias legadas por el inmortal poeta voy asentándome entre la senda machadiana. Aunque nunca pensé que dicho síndrome podría ocurrirme en una universidad o un instituto por donde paseara o dejaran sus huellas hombres tan comprometidos hasta las últimas consecuencias como Antonio Machado o Miguel de Unamuno, de quien las generaciones venideras tendrían que tomar ejemplo de integridad y decencia, que tanta falta nos hace. Pero, para tan magna empresa, será necesario afrontar el futuro sin repetir los errores del pasado. Y en eso, la cultura y la educación tienen mucho que aportar.

Blog de Antonio Cuevas


Mirador de los Cuatro Vientos, en Soria

Desde la cuna de Cervantes, donde descansan los restos del Cardenal Cisneros y Elio Antonio de Nebrija, pionero en limpiar, fijar y dar esplendor a nuestra lengua, enarbolamos de nuevo nuestras frágiles naves con nuestra proa autodidacta orientada hacia el camino de Soria, a orillas del Padre Duero, cuya senda de la memoria dejara marcada el inmortal poeta Antonio Machado. 

No cabe duda de que Soria sin Antonio Machado hubiese sido distinta y tal vez, el que escribe estas humildes letrillas, no hubiese atravesado el páramo soriano para dejar constancia en su  retina aquellas cifras convertidas en fechas imborrables [como si de un milagro de la primavera se tratara].

Atrás dejamos el antiguo paso de Almuradiel [Despeñaperros], la Mancha “Al-Mansha, tierra sin agua”, del ingenioso hidalgo “Don Quijote”, donde se encuentra la ruta homónima “Ruidera, Consuegra, Campos de Criptana o Puerto Lápice, que nos permite acercarnos a Alcalá de Henares “al-qal'a Nahar” o fortaleza del río Henares y atravesar La Alcarria para llegar a Medinaceli “Madīnat Sālim” y por consiguiente a Soria donde el Padre Duero como destino machadiano fluye manso y tranquilo, que llegara en tiempos pretéritos a ser frontera natural entre dos civilizaciones: los reinos cristianos del norte y la antigua Al Ándalus, donde tuvo lugar el primer Renacimiento europeo.



La tarde se dirige a su ocaso mientras el tañido de la campana de la Audiencia con su sonido de bronce nos recuerda que nos acercamos hacia el centro neurálgico de Soria [en la Plaza Mayor] de Leonor y Antonio Machado, poeta universal y uno de los grandes colosos de la literatura española del siglo XX, un hombre íntegro y decente cuyo legado ético y poético forma parte por derecho propio de nuestra memoria colectiva y por el que sentimos especial veneración por todo aquello que representa. Si la obra de Antonio Machado es importante, no lo es menos, su interesante vida.

No cabe duda de que nuestro protagonista con mayúsculas sigue siendo el “máximo responsable” de estimular nuestras frágiles entendederas para iniciar desde aquel primer paso nuestro particular sendero machadiano, estimulando también nuestro espíritu que nos permite crecer como personas.

Prestigiosos hispanistas como Ian Gibson y Jacques Issorel han impregnado de algún modo la semilla de la memoria en la que el poeta lírico más importante del siglo XX Antonio Machado sigue brillando con luz propia al formar parte por derecho propio de nuestro ADN colectivo.


Colegio de "San Isidro" de Madrid en la calle Toledo, donde estudiaron los hermanos Machado


Después de transitar por el paso de Despeñaperros y hacer un alto en el camino en Puerto Lápice [donde tuviera lugar la primera aventura don Quijote] y en la cuna de Cervantes [Alcalá de Henares] iniciamos la búsqueda del Colegio San Isidro [el más antiguo de España de España que tuviera alumnos de la talla de Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Pío Baroja o Antonio y Manuel Machado, entre otros]. 

En Alcalá de Henares hicimos un alto en el camino para recuperar energías en el típico mesón "Las cuadras de Rocinante" [muy cerca de la Calle Mayor].

Tras un descanso en Alcalá de Henares donde se encuentran los restos del Cardenal Cisneros y del gramático Elio Antonio de Lebrija [Nebrija] transitamos por Guadalajara y Medinacelli hasta llegar a Soria donde el padre Duero fluye tenso y mudo, mansamente entre los chopos y álamos de la ribera, en la hermosa tierra de España, observado por alguna que otra cigüeña asomada en lo alto de algunos campanarios mientras "voy soñando caminos", como buen viajero, desde la tierra de Villalón y de la Cal de nuestros ancestros. 


Ermita Nuestra Señora del Mirón, junto al Hotel Leonor Mirón



Nos alojamos en el hotel Leonor Mirón, muy cerca del mirador de los Cuatro Vientos por donde Antonio realizara sus largos paseos hacia la ermita de Nuestra Señora del Mirón, donde se puede obtener unas maravillosas vistas del río Duero, entre chopos y álamos a los que Antonio cantara magistralmente.

Siempre llevo encima el pasaporte de las Ciudades Machadianas para ser sellado en la oficina de turismo correspondiente y cubrir así las etapas que me lleven a obtener algún día el diploma que nos acredite como "viajero machadiano".


Galerías del colegio Antonio Machado, en Soria


Pero vayamos por partes...

Antonio Machado oposita a profesor quedando en quinto lugar publicado por la Real Orden del 16 de abril de 1907 “Catedrático numerario de Lengua Francesa en el Instituto General y Técnico de Soria”. 

Machado visita Soria durante el verano de 1907, con el propósito de irse familiarizando con la ciudad. Regresará de nuevo a Soria el 28 de octubre de 1907 para ocupar la cátedra de francés de su viejo Instituto. Aunque llega con desgana poco a poco se irá adaptando a la monotonía de una ciudad de provincias, repartiendo su tiempo entre paseos, colaboraciones con la prensa provincial y sus clases. Su benevolencia se refleja en las calificaciones de fin de curso que nunca eran inferiores a lo que él denominaba “aprobado, aprobadillo y aprobadejo”. 

“Allá en el año 1907 fui destinado a Soria, un lugar rico en tradiciones poéticas, allí nace el Duero que tanto papel juega en nuestra historia. Allí, entre San Esteban de Gormaz y Medinaceli se produjo el monumento literario del Poema del Cid. Por si ello fuera poco, guardo el recuerdo de mi breve matrimonio con una mujer a la que adoré con pasión y que la muerte me arrebató. Y viví y sentí aquel ambiente con toda intensidad”.




A comienzos de octubre de 1907 el poeta comienza en Soria su experiencia docente. En el primer curso de lengua francesa tiene siete alumnos oficiales, y ocho en el segundo. El poeta impartió clases de lengua francesa a estudiantes de bachillerato que tenían entre 13 y 15 años. 

Su primera visita en mayo le había inspirado un magnífico poema con un lenguaje sencillo, concreto (bastón con un cayado pastoril), casi palpamos la presencia del abuelo Machado Núñez. 

El Duero cruza el corazón de roble 
de Iberia y de Castilla…

Machado tiene la visión histórica española de su tiempo “Castilla hizo a España”, lo cual no estaba demostrado. A Ortega y Gasset le impresionaron los versos de "Campos de Castilla", afines a sus propias reflexiones, recomendando a sus lectores que los repasasen dos o tres veces, “sopesando cada palabra”. 

Soria en aquellos momentos, era una de las provincias más castigadas por la despoblación. Ninguno de sus contemporáneos expresó con tanto desconsuelo y tanta rabia como Machado la pobreza del campo castellano a principios del siglo XX.

Castilla miserable, ayer dominadora 
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora. 
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada 
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre, o gira, 
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira… 
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra 
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.

Machado selecciona el tañido que llama a la oración, alusión al poder que sobre el alma española ejerce una Iglesia cerrada a las nuevas corrientes que mueven al mundo.

El sol va declinando. De la ciudad lejana 
me llega un armonioso tañido de campana. 
-Ya irán a su rosario las enlutadas viejas-…




Machado había publicado otras secuencias de poemas bajo el título “Galerías” pero con un tono más optimista. El 15 de noviembre de 1907 el diario republicano "El País", tan anticlerical como siempre, reproduce en su primera plana un poema “las moscas” que forma parte del nuevo libro de poesías “Soledades, Galerías y Otros Poemas” que publicará un día de estos los secretos más íntimos y angustiados de Antonio Machado. 

…Sabemos que no es patria el suelo que se pisa, 
sino el suelo que se labra…

Soria ya cuenta no sólo con un poeta de creciente prestigio nacional, sino con un intelectual progresista y polémico dispuesto a decir en voz alta lo que piensa de la situación de la patria. El principal espoleador de las conciencias españolas, continúa siendo Miguel de Unamuno, cuyas peripecias Machado sigue en la prensa. 

En las fiestas patronales de 1909 Antonio Machado interviene en un homenaje al filósofo soriano Antonio Pérez de la Mata. En su discurso se refiere a los niños con estas palabras: 

“Respetad a las personas, mas colocad por encima de ellas los valores a que estas personas se deben: sobre el magistrado, la justicia; sobre el profesor, la enseñanza; sobre el sacerdote, la religión; sobre el doctor, la ciencia; no aceptéis la cultura positiva que no pueda pasar por el tamiz de vuestra inteligencia”.

Pero Antonio Machado no estaba hecho para la vida en provincias, y echa de menos la capital. En la antigua plaza de Teatinos, detrás del viejo caserón del Instituto se encontraba la pensión donde Antonio Machado iba a encontrar el amor de su vida, Leonor Izquierdo Cuevas, una niña de trece años por la que estaba prendado. Esa era la razón de no marcharse. Leonor era soriana por los cuatro costados. 




Apenas otros dos años después, nada más iniciado el año 1909, le declara a su patrona doña Isabel los sentimientos que siente por su hija y el 30 de julio, a las 10 de la mañana se casan en la iglesia Santa María La Mayor en Soria, ante el asombro y el estupor desaprobatorio de algunos de los que temen por aquel matrimonio, él serio catedrático de treinta y cuatro años, mayor aún que por la edad por su “torpe aliño indumentario”, y ella una frágil y delicada niña de quince. 

En diciembre cierran su pensión Isidoro Martínez Ruiz y Regina Cuevas Acebes. La pareja tiene tres hijos: Leonor, de 13 años, Sinforiano de 10, y la pequeña, Antonia, nacida poco antes.

Leonor decidió que quería casarse con el poeta y los padres algo inquietos accedieron; la madre de Antonio también dio su conformidad. Y se acordó que la boda se celebrara a finales de julio de 1909, cuando Leonor hubiera cumplido los 15 años. El proyecto de los novios habría sido pasar la luna de miel en Barcelona para ver allí a Manuel pero en Zaragoza se enteran de que en Barcelona se ha declarado una huelga general como protesta por el envío de reservistas a África. Ha comenzado la Semana Trágica y los novios deciden dirigirse al norte para estar en Fuenterrabía, Pamplona y bajar hasta Madrid. 


Los recién casados acuden los domingos a misa en la iglesia de Santo Domingo.

De regreso a Soria se instalan con los padres de Leonor, donde Isabel Cuevas les ha preparado dos habitaciones: un pequeño dormitorio con cama grande y una mesilla de noche, y un cuarto destinado a despacho de Antonio, con balcón a un jardín, donde, en mayo, florecen las acacias. Y una mesa-ministro de grandes dimensiones, en la que se podía trabajar cómodamente. Hoy no queda vestigio ni de la casa ni del jardín. El tiempo y acaso la indiferencia de la ciudad han hecho su trabajo.

El poeta está tratando desesperadamente de escaparse con Leonor de Soria, donde no cuesta trabajo imaginar la hostilidad de los reaccionarios que les resulta desagradable.


Iglesia de San Juan de la Palma, en Sevilla

El 15 de junio de 1910 Manuel Machado y su prima Eulalia Cáceres contrajeron matrimonio en la iglesia sevillana de San Juan de la Palma, la misma donde había sido bautizado Antonio en 1875. Así terminaba la vida bohemia del poeta.


Pila bautismal donde fue bautizado Antonio Machado [28 de julio de 1875] 
Iglesia de San Juan de la Palma, Sevilla

De Giner de los Ríos, así como de su abuelo y de su padre, Antonio ha heredado la afición a las largas caminatas por el campo y a las excursiones. 

El español prefiere pelear a comprender. Es gallo reñidor, con espolones afilados.

El 18 de diciembre de 1910 la Gaceta de Madrid confirma que a don Antonio Machado Ruiz, catedrático del Instituto de Soria, se le ha concedido una pensión de un año, a partir de enero de 1911, “para hacer estudios de Filología Francesa en Francia, con 350 pesetas mensuales, 500 para viajes y 200 para matrículas”.

La noticia de la concesión de la beca coincide con la publicación “Por tierras del Duero” que reproduce Tierra soriana en su primera plana el 12 de enero de 1911. No han cesado los incendios forestales provocados, ni han amainado los asesinatos y otras brutalidades cometidas en los pueblos de la provincia. Un ambiente tétrico que le preocupa y deprime. 

Cuando Tierra Soriana reproduce “Por tierras del Duero”, Machado ya está en Madrid con Leonor, camino de París. Algunos ciudadanos lo interpretan como un ataque en toda regla a Soria.



En París la pareja se instala en el Hotel de l´Académie. Es lícito considerar la estancia de Machado y Leonor en París como una auténtica luna de miel. Antonio atiende a sus obligaciones de becario y a sus aficiones filosóficas. Antonio vuelve a ver en París a Rubén Darío. En esos meses nunca olvida la necesidad de mejorar su situación profesional a la vuelta a España, sobre todo ahora que está casado ¿Va a ser siempre catedrático de Lengua Francesa en un instituto de provincias, con un sueldo modesto? Recordemos que en estos momentos no tiene título universitario, lo cual supone una desventaja seria para opositar a cátedras de mayor prestigio. 

Y entonces, ocurre lo peor imaginable. Machado había pensado llevar a Leonor durante el verano a conocer las praderas y el mar de Bretaña. Pero el 14 de julio, cuando Francia entera, y París en particular, están celebrando la fiesta nacional, la joven tiene un vómito de sangre y se inicia el primer acto de la tragedia. 

Horrorizado, Antonio se lanza en busca de un médico por las calles atestadas de una muchedumbre jubilosa. Leonor tiene tuberculosis. Todo ha cambiado de manera drástica para la pareja. Los médicos recomiendan a la pareja que vuelva a Soria, donde a su juicio el aire puro [recomendación entonces habitual] ayudará a la enferma. Machado no tiene dinero suficiente para pagar el viaje y el 6 de septiembre escribe a Rubén Darío quien le envía el dinero. Antonio y Leonor salen tan deprisa de París que no hay tiempo para despedirse del poeta. El 15 de septiembre de 1911, después de un par de días en Madrid, Antonio y Leonor están de regreso en Soria. La rueda de la fortuna ha dado un giro brutal. 

Desgraciadamente Antonio Machado se llevó un mal recuerdo de su estancia en la capital francesa [así como de Soria], a causa de la enfermedad de su joven esposa Leonor, cuya pérdida le causó un dolor lacerante en lo más profundo de su alma.



El 5 de octubre de 1910 Antonio Machado inicia un viaje que le conducirá hasta la Laguna Negra, cerca de donde nace el Padre Duero, a 55 km de Soria. El paisaje soriano, sus gentes y las historias que escucha en el camino, inspirarán su poema "La tierra de Alvargonzález" que terminará en Soria en 1912, con 712 versos. 

En septiembre de 1910, el poeta Antonio Machado junto con unos amigos, realiza una excursión para conocer las Fuentes del Duero, visitando la Laguna Negra. El paisaje soriano, sus gentes y las historias que escucha en el camino, inspirarán su poema “La tierra de Alvargonzález”.

Pero la salud de Leonor empeora con la llegada del invierno soriano, tan frío y Leonor ya no tiene fuerzas para andar.

El nuevo poemario de Manuel “Cante Jondo”, editado a principios de 1912, vendió más de 3.000 ejemplares. Por esas mismas fechas sale en Madrid un nuevo periódico “La Tribuna. Diario Independiente” promaurista. La relación de Manuel y Antonio se estrecha con La Tribuna. 

Una tremenda disyuntiva se le presenta al poeta, ¿seguir viviendo si se muere Leonor? Quizás. La felicidad tan largamente esperada puede desvanecerse en cualquier momento. Su destino será recordar siempre, su breve idilio a orillas del Duero. 

Antonio Machado alquila una casita cercana a la ermita de Nuestra Señora del Mirón pero el estado de salud de su esposa empeora. 


El río Duero, a su paso por Soria

Campos de Castilla estaba ya impreso a mediados de abril de 1912 y salió poco después a la calle con una tirada de 1.000 ejemplares, teniendo un éxito de ventas inmediato. A Unamuno le ha fascinado el énfasis puesto por Machado sobre la envidia española, sobre Caín y Abel y la codicia del campo, tan obsesionada por heredar, como dice el narrador del poema, el cainismo.

No goza de lo que tiene 
por ansia de lo que espera.

En Proverbios y Cantares le ha gustado a Unamuno de manera especial, donde, a su juicio, Machado penetra “en las reconditeces del alma humana”…

Nuestras horas son minutos 
cuando esperamos saber, 
y siglos cuando sabemos 
lo que se puede aprender. 
(CXXXVI)

Juan Ramón Jiménez coincide con Unamuno en la valoración de los “Proverbios y Cantares” de Campos de Castilla, que eran lo que más le había gustado del libro. Campos de Castilla ha colocado a Antonio Machado en los primeros puestos de la poesía española. 

Pero la esperanza en la mejoría de su joven esposa Leonor carece de fundamento. Leonor empeora gravemente y el 30 de julio la madre del poeta Ana Ruiz llega presurosa desde Madrid. A pesar de todos los cuidados del poeta, el 1 de agosto, a las 10 de la noche, expira Leonor con tan sólo 18 años de edad cumplidos el 12 de junio. Para Leonor no hubo "otro milagro de la primavera".


"Un olmo seco", junto al cementerio del Espino, en Soria


Un profundo dolor embargará durante mucho tiempo el ánimo de nuestro entrañable poeta. La muerte de su joven esposa ha sido incomprensible y cruel. 

¡Que la vida se tome la pena de matarme 
Ya que yo no me tomo la pena de vivir!



Los funerales se celebran el 2 de agosto en la iglesia de Santa María la Mayor, donde, casi exactamente tres años antes, se habían casado Antonio y Leonor oficiado por el mismo cura, el anciano Isidro Martínez González (que morirá poco tiempo después). El cadáver de Leonor fue acompañado al cementerio del Espino: 

“Sobre el severo féretro iba una magnífica corona homenaje del Claustro de nuestro primer centro docente a doña Leonor Izquierdo”.


Y allí yace Leonor en el pequeño cementerio soriano del Espino, a unos metros del olmo seco. El dolor de perder a su joven esposa Leonor acentúa quizás su visión humanística del paisaje.

Machado hubiera deseado, sin duda, huir enseguida de Soria, pero tuvo que aguantar todavía algunos días ¿Cómo poder seguir viviendo en Soria sin Leonor? 

Los cinco años en Soria, son para el poeta, los más felices de su vida, como él dirá:

“Si la felicidad es algo posible y real -lo que a veces pienso- yo la identifico mentalmente con los años de mi vida en Soria y con el amor de mi mujer”.

Antonio Machado no quiere en absoluto tener que volver a su cátedra en Soria, pero sabe que conseguir una en Madrid, que lo desea, es casi imposible. El 30 de agosto anuncia la Gaceta de Madrid un concurso de traslado para proveer la vacante de Lengua Francesa que se acaba de producir en el Instituto de Baeza. Antonio Machado no se lo piensa dos veces y firma, el 8 de septiembre, la instancia correspondiente. 

El 8 de agosto de 1912 “El Porvenir Castellano” anunciaba la partida de Soria de Antonio Machado y su madre Ana Ruiz”. 

Detrás, en los cajones de su mesa de trabajo, dejó cientos de hojas manuscritas descubiertas allí cinco años después por un joven profesor, Pedro Chico y Rello, que ocupaba entonces la misma habitación. Eran apuntes de los viajes de Machado por la provincia.



Antonio Machado desesperado y sumido en una profunda tristeza y depresión abandona Soria y se traslada a Baeza (Jaén) para continuar su labor docente. A raíz de ese momento, idealiza Soria y entonces comienza a escribir los versos más bonitos y conocidos de la provincia. En Baeza publicará “Campos de Castilla”. 


No regresará a la ciudad del Duero hasta el 5 de octubre de 1932 para recibir un sentido homenaje por parte del Ayuntamiento de la capital que le nombra Hijo Adoptivo en la plazoleta de entrada a la famosa ermita de San Saturio. A aquel lugar se le llama “El Rincón del Poeta”. 

Machado lo agradece con estas palabras: 

“Nada me debe Soria, creo yo, y si algo me debiera sería muy poco en proporción a lo que yo le debo: el haber aprendido en ella a sentir a Castilla, que es la manera más directa de sentir a España. El hijo adoptivo de vuestra ciudad, ya hace muchos años que ha adoptado a Soria como patria ideal”.

Fue la primera y última vez que Antonio Machado volvió a Soria tras la muerte de Leonor. Hoy una placa recuerda aquel momento. Soria será, hasta su muerte en la localidad francesa de Colliure el 22 de febrero de 1939, una constante en su vida y obra. 


Después de haber andado algún que otro camino y soñado con surcar alguna que otra vereda de nuestra particular ruta machadiana [desde Sevilla a Madrid, Soria, París, Baeza, Segovia y Rocafort], tan sólo nos queda visitar como epílogo de dicha ruta su lugar de descanso [Collioure]. 

Pero éste último sendero machadiano formará parte de otra interesante historia del blog de mis culpas que compartiré con los amigos, esperando recibir al menos si lo estiman conveniente algún que otro "aprobadejo", porque como dijo el poeta:

"En cuestiones de cultura y saber, sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da".

La tumba del poeta y coloso de la literatura española del siglo XX Antonio Machado se convertirá por derecho propio en una especie de "Capilla Sixtina laica de la Verdad, de la Ética y de la Dignidad".

No todas las aguas machadianas desembocan en el mar de Collioure. Algunas han quedado grabadas "in saecula saeculorum" en la memoria colectiva del pueblo, su infancia de Sevilla, la docencia de Soria, Baeza y Segovia o el exilio en Rocafort y Collioure. Pero eso, formará parte del epílogo de nuestra particular ruta machadiana.

Desde la Laguna Negra, en las Fuentes del Duero -Picos de Urbión- que inspirara a Antonio Machado su poema "La tierra de Alvargonzález", para el blog de mis culpas...




Bibliografía

Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado, por Ian Gibson


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