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lunes, 4 de septiembre de 2023

Los Sitios de Zaragoza


 
“La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa, que quiere ser Capitana de la tropa aragonesa...”

Jota popular aragonesa

Prólogo

Recuerdo durante nuestra más tierna infancia cuando aprendiamos las primeras nociones de historia en aquellas antiguas unidades didácticas de finales de los años sesenta del pasado siglo. Nuestra infantil retina captaba pequeñas alicuotas de los cuadros de Goya que ilustraban el texto “La carga de los mamelucos” y los “Fusilamientos del 3 de mayo”, obras del inmortal pintor Francisco de Goya y Lucientes [1746-1828]. 

En uno de los párrafos sobre la Guerra de la Independencia recuerdo aquella frase [porque estudiábamos de memoria bajo el viejo lema "la letra con sangre entra"]:

“Palafox, dirigía la defensa...” 

Con el tiempo, no había que ser muy avispado para darse cuenta de que las tropas de Napoleón cometieron el imperdonable error de querer imponer las ideas de la Ilustración “Liberté, Égalité, Fraternité” a punta de bayoneta. Y como dice la canción:

¡Quien a hierro mata, a hierro termina!

Napoleón recordará siempre en su destierro de Santa Elena lo que denominó "la úlcera española" que junto con el revés que sufrió en la guerra contra la Rusia de los zares colocará un importante punto de inflexión en su carrera militar. El odio de los pueblos, a los que subestimó obligándolos a doblar la cervix se extenderá como un reguero de pólvora contra Francia. 

En 1840 el rey Luis Felipe de Orleans [Luis Felipe I, último rey de Francia] decide el traslado del cuerpo de Napoleón a Francia a bordo del barco la "Belle Poule". Aquel día del 15 de diciembre de 1840 será Gloria para Francia aunque frío como la propia tumba [Victor Hugo]. Se le cantó durante la ceremonia fúnebre el Requiem de Mozart.

Tras haber suturado el tiempo las heridas, aquel que en vida ganara batallas perdiendo guerras, dejará a Francia en la ruina. Pero sus cenizas serán veneradas en París como reclamo turístico al "módico precio" de 15 euros por persona. 

¡No hay mal que por bien no venga!

¡Quién le iba a decir al que escribe estas humildes letrillas que con el paso de los años iba a quedar  impresionado en el Museo del Prado con aquéllos cuadros que sólo había visto impreso en los libros de historia!

En nuestra ruta nos detuvimos en la casa natal del pintor Francisco de Goya y Lucientes en el pueblo de Fuendetodos como humilde homenaje a su memoria por haber plasmado fielmente los trágicos acontecimientos de la Guerra de la Independencia del 2 y 3 de mayo de 1808 que junto con los "Desastres de la Guerra", forman parte de las obras inmortales del pintor y que proyectan la crueldad, el terror, la injusticia y la miseria de la guerra con la muerte como triste final.


"La carga de los mamelucos". Francisco de Goya [1814]. Museo del Prado

Los mamelucos eran esclavos de origen turco procedentes de Asia Central. Etimológicamente deriva del término árabe “mamluk”, en alusión a su condición servil.


...Desde la Puerta del Sol de Madrid donde comenzara el heroico levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas de Napoleón, y tras haber visitado el monumento a Daóiz y Velarde en el Arco de Monteleón, el monumento al teniente Ruiz en la Plaza del Rey; la Plaza de la Lealtad, donde Murat ordenara fusilara a un gran número de madrileños junto con la visita al Museo del Prado para estímulo de nuestra retina con los inmortales cuadros de Goya “La carga de los mamelucos”, “Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808” y el cuadro “Malasaña y su hija se baten contra los franceses” de Eugenio Álvarez Dumont, colocamos nuestro mascarón de proa didáctico en busca de los "Sitios de Zaragoza", donde los gabachos clavaron sus enormes zarpas en 1808 llenando de luto la geografía española en sus diversas etapas: 

  • Ocupación y levantamiento del pueblo [1808]. Batalla de Bailén.
  • Dominio francés [1808-1811] La Coruña [1809] y Zaragoza.
  • Derrota francesa [1811-1813] con la ayuda de Inglaterra y Portugal. Victorias de Arapiles, Vitoria y San Marcial hasta que logran expulsar a José Bonaparte de España.


Fusilamientos del 3 de mayo. Francisco de Goya, 1814. Museo del Prado

Pero, lo que vino después sería aún peor con la vuelta del Felón "Fernando VII" mientras los defensores del absolutismo lo recibirían en la capital en 1814 bajo el lema  "Vivan las Caenas" y "Muera la Libertad".
 
¡Animalito!, como dicen en mi pueblo.

El nuevo orden en Europa daba la impresión de estar escrito en francés al igual que la influencia de la lengua inglesa predominaba tras la batalla de Trafalgar en los mares del mundo, no sólo por la falta de recursos de la Armada española sino por la incompetencia de Carlos IV y de su hijo, Fernando VII.

Ante la tremenda superioridad de las tropas napoleónicas en campo abierto con una artillería infinitamente superior y soldados más bregados en el combate, Palafox optó por replegarse y defender Zaragoza, optando por una defensa cuerpo a cuerpo donde la caballería francesa perdería su ventaja.

Algo similar a lo que los hicieron los numantinos casi dos milenios antes contra Escipión, que tan sólo pudo vencer por el hambre y las epidemias de la población.

Palafox repartió todas las armas disponibles ordenando el arresto de todos los mandos “afrancesados” que enviaban cartas a Murat y Napoleón.

José I había sido nombrado rey de España por Napoleón y para mayor ignominia Fernando VII había felicitado a José I Bonaparte por su designación como rey de España. 




Los Sitios de Zaragoza

“Zaragoza debe ser conquistada a cualquier precio”

 Napoleón Bonaparte

Primer Sitio

El primer sitio de Zaragoza tras la entrada de las tropas francesas en 1808 no tardó en convertirse en un símbolo del patriotismo que afloraba en los españoles durante la defensa de la nación. En ese mismo año ya se desprendía en impresos y publicaciones periódicas el fervor de aquel triunfo, tan necesario en un enfrentamiento bélico que apenas comenzaba. Supuso, en definitiva, un marco de referencia para fomentar el llamamiento a las armas y superar los primeros tropiezos del ejército patrio. No obstante, el ardor y el entusiasmo del cerco aragonés en los inicios de la Guerra de la Independencia nada tendrían que ver con el segundo sitio de la ciudad —desarrollado entre noviembre de 1808 y febrero de 1809—, narrado por Benito Pérez Galdós en Zaragoza, sexta entrega de la primera serie de los Episodios Nacionales. Una novela desgarradora en la que no se esconden las consecuencias nefastas de un conflicto innecesario que marcó una de las etapas más negras en la Historia de España.

Los primeros ataques de la artillería francesa se dirigieron a las puertas del Carmen, el monasterio de Santa Engracia y el cuartel de la Aljafería. Para ello, Napoleón ordenará el envío de cañones de grueso calibre desde Pamplona, mientras el mariscal Verdier se encontraba colérico por sus continuos fracasos frente a la defensa de Zaragoza.

Las tropas de Napoleón Bonaparte iniciaron el Primer Sitio de Zaragoza el 15 de junio de 1808 que durará hasta el 14 de agosto. Una ciudad sin murallas, sin apenas soldados profesionales, sin munición ni alimentos, con civiles aterrorizados y armados solo con picas, trabucos y navajas habían repelido el ataque del ejército más poderoso del mundo. Las huestes francesas con el general Lefèbvre a la cabeza tuvieron que retirarse ante la feroz resistencia del pueblo aragonés.

Zaragoza era para los franceses una ciudad geoestratégica que les permitirá dominar la línea del Ebro con vistas a la Meseta y al Levante. Pero serán repelidos por el heroico pueblo de Zaragoza en una encarnizada lucha.

El 15 de junio de 1808 se presentaron los franceses ante las puertas de Zaragoza lanzando un fuerte ataque simultáneo por tres frentes: el Portillo, la Puerta del Carmen y Santa Engracia. Por ésta última consiguieron penetrar un pequeño grupo de jinetes, al parecer lanceros polacos, llegados hasta la antigua plaza del Portillo, pero fueron abatidos por valerosas mujeres zaragozanas armadas solamente con piedras y cuchillos.

Los franceses fueron rechazados y forzados a situarse fuera de tiro de cañón de la ciudad. Comenzó aquí el primer Sitio de Zaragoza, con la "Batalla de las Eras", llamada así por tener lugar en las Eras del Rey, una explanada que se ubicó en el actual Paseo María Agustín.




Segundo Sitio

El Segundo Sitio de Zaragoza comenzó el 21 de diciembre de 1808 con los mariscales Mortier y Moncey. El 22 de enero de 1809 Napoleón manda a Zaragoza al mariscal del Imperio Jean Lannes para hacerse cargo del mando de los dos cuerpos del ejército napoleónico, cumplir las órdenes de Napoleón y someter al fin la resistencia de Zaragoza que capitula el 20 de febrero de 1809.

El mariscal Lannes narró en una carta a Napoleón:

"El Sitio de Zaragoza no se parece en nada a la guerra que nosotros hemos hecho hasta ahora. Estos desgraciados se defienden con un encarnizamiento del que no se pueda dar idea. En fin, esta es una guerra que da horror".

La capitulación se firmó el día 20 y los pocos supervivientes que quedaron salieron de la ciudad por la Puerta del Portillo el 21 de febrero de 1809. Viendo a esas gentes con tal mal aspecto, los franceses no comprendían como habían logrado detenerlos durante dos meses a ellos, el mejor ejército conocido hasta la época.

 


El general Palafox a caballo. Francisco de Goya, 1814. Museo del Prado


Palafox

Palafox [José de Rebolledo de Palafox y Melci] nació en Zaragoza en 1775. Ingresó en Madrid como cadete en la Guardia de Corps, a los 16 años alcanzando el grado de segundo teniente en 1807.

Durante el Motín de Aranjuez donde cayó Godoy, Palafox se une a los partidarios de Fernando VII. Aunque quiso llegar a Bayona, donde se encontraba el rey de España, le llegan noticias en Irún del levantamiento del 2 de mayo de Madrid y se dirige a Zaragoza, donde entra en contacto con la Junta de Defensa Aragonesa, que le nombra Capitán General de Aragón el 26 de mayo de 1808 [al estallar la Guerra de la Independencia ya tenía el grado de brigadier] convirtiéndose en el símbolo de la resistencia contra Napoleón tras el asalto al palacio de la Capitanía General apresando al antiguo Capital General Jorge Juan Guillelmi que será destituido el 25 de mayo de 1808.

Tras el ataque de las tropas napoleónicas a Madrid, Cataluña y Navarra, Palafox declaraba la guerra a Napoleón, aún siendo conocedor de que Zaragoza carecía de las defensas adecuadas y carentes de recursos, tanto de alimentos como de munición frente al mejor ejército de la época.

Tras varios asaltos repelidos, los franceses penetran en la ciudad del Ebro el 4 de agosto de 1808 bajo una lucha encarnizada en sus calles mientras los patriotas resistían. Tras un asedio de 61 días, las tropas francesas se retiran.

Tras dos meses de asedio y la ciudad reducida a menos de la mitad de su población, mal alimentada y con el tifus adueñándose de sus calles, Zaragoza capitula el 20 de febrero de 1809. Palafox será detenido por haber traicionado a José Bonaparte, rey de España y al que juró fidelidad. Es enviado a Vincennes donde permanece hasta el 13 de diciembre de 1813 en que se firmó en Tratado de Velançay.

En 1814, tras la vuelta de Fernando VII, refrendará el rey el antiguo nombramiento de Palafox como Capitán General de Aragón, lo que determinará el encargo del cuadro en ese año al pintor Francisco de Goya que se encuentra en el Museo del Prado.

El 7 de julio de 1822, el rey Fernando VII nombró a Palafox capitán de alabarderos y, más tarde, jefe militar de palacio.

La reina María Cristina de Borbón le concede a Palafox el 17 de julio de 1834 el título de duque de Zaragoza. En septiembre de 1835 Mendizábal llegaba al poder y Palafox es nombrado, de nuevo, Capitán General de Aragón.

En la plaza José María Forqué se encuentra la estatua ecuestre de José Palafox, inaugurada en el año 2000, obra de Iñaki Rodríguez. Palafox tiene un lugar de honor en la cripta de la Basílica del Pilar y una placa con una corona de laurel en la fachada de su casa natal.

En 1937, el 4º Batallón de la XIII Brigadas Internacionales llevará el nombre de “Batallón José Palafox”.

En el centro histórico de Zaragoza existe un prestigioso hotel de 5 estrellas que lleva el nombre de “Palafox” cercano a la Puerta del Carmen [en la Avda. César Augusto], célebre por su heroica defensa contra los franceses

En la Basílica del Pilar se encuentra la cripta de José de Palafox la cual es visitable el 1 de noviembre. 


Nuestra particular ruta por “Los Reales Sitios” de Zaragoza

Parque del Tío Jorge, en el Barrio del Arrabal 

Uno de los protagonistas del Primer Sitio de Zaragoza será Don Jorge Ibor y Casamayor “Cuellocorto por la dura vida del campo”. Había nacido en el barrio del Arrabal de Zaragoza el 22 de abril de 1755. Tenía 53 años cuando le sorprendió el primer sitio de Zaragoza. Aunque era agricultor, el Tío Jorge no dudará ni un segundo en coger su fusil para defender su ciudad natal de los gabachos.

Poco antes de iniciarse la sublevación de la ciudad el 24 de mayo de 1808 contra los franceses, el Tío Jorge organizaba junto a un amigo y paisano, Lucas Aced (alias «Tío Lucas») una partida de guerrilleros constituida por labradores y gente humilde del barrio del Arrabal asaltando la casa del Capitán General “Jorge Juan de Grillelmi”, tomando la Aljafería, donde se guardaban las armas de la guarnición de Zaragoza, para repartirlas entre la gente. Allí quedará encerrado el Capitán General, porque se oponía a que el pueblo se alzase en armas.

La partida de guerrilleros del Tío Jorge fue al encuentro del general Palafox que se encontraba refugiado a poca distancia de Zaragoza en una casa de campo conocida como de «Alfranca», al estar en busca y captura bajo órdenes del ´mariscal Joachín Murat [cuñado de Napoleón Bonaparte]. Palafox había sido nombrado Capitán General de Aragón.

El 25 de mayo de 1808, el Tío Jorge con su elevada capacidad de liderazgo será seguido por su gente para escoltar al nuevo Capitán General a Zaragoza comenzando a organizar la defensa de la ciudad.

Fue ascendido por José de Palafox a rango de capitán siendo nombrado comandante de su guardia personal bajo el nombre de «Compañía de Escopeteros del Arrabal». El Tío Jorge participará en las batallas de Alagón, Épila y Casablanca. Pero no podrá evitar la toma de la ciudad del Ebro. Por méritos de guerra, llegará a alcanzar el grado de teniente coronel aunque una epidemia de tifus se lo llevó el 15 de noviembre de 1808. Será enterrado en el Panteón familiar de los Marqueses de Lazán.

En 1908, la ciudad de Zaragoza rinde homenaje a su memoria con su nombre “Parque del Tío Jorge” ubicado en la margen izquierda del río Ebro y cercano al Puente de Piedra, desde donde la Basílica del Pilar nos regala una bella panorámica al quedar reflejada en el río Ebro.



El Puente de Piedra y el río Ebro

Al llegar a Zaragoza nuestra retina capta una bella panorámica del río Ebro “Wadi Ibro” atravesado por el Puente de Piedra desde donde se observa la Basílica del Pilar. Etimológicamente "Ebro" deriva del antiguo topónimo griego “Iβηρ-Íber” latinizado como “Hiberus flumen”, testigo de episodios históricos como la batalla naval entre la flota cartaginesa y la romana cerca de su desembocadura en la primavera 217 a.C. donde empezaría a perder su influencia los cartagineses en Hispania en favor del Imperio Romano.

El Puente de Piedra es el más emblemático de la ciudad habiendo sufrido numerosos avatares a lo largo de su historia. Durante los asedios que sufrió Zaragoza por los ejércitos napoleónicos, también sería escenario de múltiples combates y feroces sucesos. En el Primer Sitio de 1808 el teniente Luciano de Tornos logró frenar en el puente la estampida popular que huía hacia el arrabal de la ciudad, producida tras una dura ofensiva francesa el 4 de agosto. Tornos, amenazándolos con un cañón desde el convento de San Lázaro logró que volvieran a la ciudad a combatir. 

El puente era la única conexión entre la ciudad y el Rabal. Sí éste caía, sería ocupado por el enemigo quedando la ciudad desprotegida. Y así sucedió, durante el Segundo Sitio, cuando el 18 de febrero de 1809 las baterías francesas arrasaban el Convento de San Lázaro y batían el puente para impedir cualquier ayuda a la ciudad. Zaragoza se rendiría tres días más tarde.

Muy próximo al Puente de Piedra se encuentra la Arboleda de Macanaz, un lugar de paseo y recreo para los zaragozanos desde hace siglos y donde en 1809 tras los Sitios fueron enterrados en una fosa común los restos de miles de Caídos.

El río Ebro jugó también un papel destacado en la defensa de la ciudad. Además de destacar como vía de comunicación en el avance francés hacia la capital, tuvo también una gran importancia estratégica. En el Segundo Sitio, tropas procedentes de Murcia y Cartagena acudieron en ayuda de la defensa zaragozana, que con sus cañoneras patrullaban el río asegurando la defensa del Ebro controlando los movimientos enemigos.

Una estela coronada por una cruz de piedra colocada en una arcada del Puente de Piedra, indica el lugar donde los sacerdotes y consejeros de Palafox, Basilio Boggiero y Santiago Sas fueron asesinados y arrojados al Ebro por los franceses, incumpliendo los acuerdos de la capitulación.


Para ver los orígenes del Puente de Piedra, el más antiguo que cruza el río Ebro, es necesario remontarse al origen de la ciudad Caesaraugusta, hace dos milenios. 


Algunas pinceladas del Puente de Piedra en su dilatada historia…

El Emir de Al Ándalus Abd al Rahman II lo rehabilitó en el año 839 por cuestiones estratégicas para facilitar el traslado de tropas durante la antigua Saraqusta andalusí.

El 9 de julio de 1813 las tropas francesas abandonaban Zaragoza poniendo así fin al largo periodo de ocupación. En un intento por impedir la persecución de los zaragozanos, el ejército francés voló la arcada norte del puente.

El Puente de Piedra que vemos en la actualidad pertenece al siglo XV de estilo gótico. Se encuentra escoltado por cuatro leones de bronce, obra del escultor Francisco Rallo, en 1991. 


Asalto al Claustro de Santa Engracia [Zaragoza], 8 de febrero de 1809

Baron Lejeune Louis François




Monasterio de Santa Engracia

El Real Monasterio de Santa Engracia se encontraba entonces a extramuros de Zaragoza, cercano a la actual basílica menor de Santa Engracia junto al Paseo de la Independencia. El mismo día en que los franceses llegaron a Zaragoza el 15 de junio de 1808, la puerta de Santa Engracia fue uno de los tres puntos del ataque a la ciudad, junto con la puerta del Carmen y la del Portillo.

El monasterio jerónimo ya había sido bombardeado durante el Primer Sitio de Zaragoza, la noche del 13 al 14 de agosto de 1808, durante la retirada francesa. Los gruesos muros del monasterio y su inmediata proximidad a la puerta del mismo nombre lo convirtieron en importante pieza para la defensa. Pero tras intensos bombardeos y encarnizadas luchas, la defensa de esta zona quedó debilitada y el ejército francés consiguió penetrar por la Huerta y el Convento de Santa Engracia el 4 de agosto, llegando hasta la actual plaza de España donde fueron detenidos por los defensores. Una batería fue levantada por los sitiados en las proximidades de la actual iglesia de Santa Engracia, apoyada en el pretil del río Huerva.

Su heroica defensa tendría lugar entre las navidades de 1808 y finales de febrero de 1809 [Segundo Sitio de Zaragoza] siendo la ciudad sometida a un intenso bombardeo por el mariscal Jean Lannes. En la actualidad, tan sólo queda su bella portada en la actual basílica de Santa Engracia.





Puerta del Carmen

No muy lejos de la estatua ecuestre de Palafox se encuentra la Puerta del Carmen, la única puerta que se conserva de la antigua muralla de Zaragoza [cuatro romanas de la antigua “Caesaraugusta” y ocho medievales]. La puerta del Carmen sería construida en 1789 por el arquitecto Agustín Sanz e inaugurada en 1792 se levanta sobre la antigua puerta del Carmen, que formaba parte del segundo recinto amurallado de la ciudad. 

Esta puerta histórica se hará inmortal en plena Guerra de la Independencia durante los Sitios de Zaragoza al servir de bastión para la resistencia aragonesa frente a las tropas napoleónicas. Todavía se pueden apreciar los proyectiles que impactaron en sus sólidas piedras.



Palacio de la Aljafería

El 24 de mayo de 1808, los zaragozanos amotinados fueron a pedir armas al Capitán General de Aragón, Jorge Juan Guillelmi, quien se las negó. Ante semejante indecisión sería apresado y encarcelado en la Aljafería, mientras los zaragozanos se apoderaban del arsenal allí existente: 25.000 fusiles y 65 piezas de artillería.

La fortaleza de la Aljafería durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) tuvo varias funciones: fortaleza durante los combates y prisión. En la fortaleza de La Aljafería se firmaría, el 22 de febrero de 1809, la capitulación de la ciudad ante los franceses, tras dos duros asedios. Los últimos combatientes se verán obligados a entregar sus armas en la explanada de la Aljafería ante las tropas francesas.




Plaza del Portillo. Monumento a Agustina de Aragón 

La Plaza del Portillo fue testigo de importantes acontecimientos históricos. Según la tradición, en el siglo XII se produjo en este lugar un ataque sarraceno, abriendo una brecha o portillo en la muralla. La milagrosa aparición de la Virgen María impidió la pérdida de la ciudad por los cristianos, por ello se erigió un pequeño templo junto a dicho portillo, que quedó como puerta de la ciudad. La actual iglesia se inició en 1702 y, tras su destrucción durante la guerra de la Independencia, fue reconstruida en 1827 por el arquitecto José de Yarza y posteriormente, en 1985, por José Mª Pérez Latorre. Es monumento Nacional desde 1949 y se encuentra indisolublemente ligado a los Sitios de 1808 con la heroica acción de Agustina Zaragoza, inmortalizada en el monumento de Benlliure que preside la plaza.

En la Plaza del Portillo se encontraba una de las antiguas puertas de la ciudad de Zaragoza. El 2 de julio de 1808, Agustina vio cómo los franceses habían acabado con toda la defensa zaragozana, dejando una brecha perfectamente abierta en la Puerta del Portillo para entrar en la ciudad. Agustina heroicamente tomó la mecha de manos de un artillero herido consiguiendo disparar un cañón sobre las tropas francesas que corrían sobre la entrada.

En el segundo asedio, aún más cruel que el primero, brillará con luz propia Agustina de Aragón en la defensa de la Puerta del Portillo al morir los soldados que la defendían como consecuencia de la explosión de una granada enemiga. Palafox le concedió el grado de artillera, y posteriormente sargento y subteniente.

Sus restos junto con los de Casta Álvarez Bravo y Manuela Sancho Bonafonte se encuentan en la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo, en la Capilla de las Heroinas, que se distinguieron durante la defensa de Zaragoza. En el centro de la plaza de alza un monumento en su memoria, obra del escultor Mariano Benlliure.


Agustina de Aragón

[Reus, 1786-Ceuta, 1857]. El día 2 de julio de 1808, el general francés Lefebvre concentró sus fuerzas sobre distintos puntos de la ciudad, y particularmente en este portillo. Poco a poco fueron debilitándose las defensas. El día 4, en un determinado momento, los cañones aragoneses enmudecieron por haber caído todos sus sirvientes. En ese momento avanzo una vanguardia francesa, pero una mujer Agustina Zaragoza y Doménech, aplicó el botafuego a una de las piezas, disparándola sobre el enemigo, lo que detuvo su avance.

Francisco de Goya inmortalizó a Agustina de Aragón, en un grabado titulado ¡Qué valor!, de la serie “Los desastres de la guerra”.




Plaza de los Sitios, en el Paseo de la Mina

Cercano al Paseo de la Independencia y al Paseo de la Mina nos enconramos con la Plaza de los Sitios, que fuera realizado en 1908 por Agustín Querol.  Representa a diferentes personajes "Agustina de Aragón y Palafox" y sucesos de los Sitios de Zaragoza con escenas en autorrelieve que nos recuerdan aquellos trágicos sucesos de 1808.

Fue inaugurado por el rey Alfonso XIII y su esposa la reina Victoria Eugenia en 1908.




Glorieta o Plaza de la Sasera

Es un monumento a los Defensores de Zaragoza. Destaca una pieza de artillería “Rayo” acompañado de su compañero "Tigre" y la fuente que tienen a sus espaldas que conmemoran el lugar donde se encontraba el Reducto del Pilar, uno de los fortines más importantes de los Sitios de Zaragoza formado por una muralla de piedra protegida por un foso, con ocho cañones y cuatrocientos hombres. Tras la batalla contra los franceses los cañones fueron conservados en la Aljafería, que serán utilizados durante las Guerra Carlistas.


Monumento a Goya en la Plaza del Pilar de Zaragoza


Monumento a Goya y cenotafio en la Plaza del Pilar

Francisco de Goya murió el 16 de abril de 1828 en Burdeos siendo enterrado al día siguiente junto a los restos de su consuegro, el comerciante Martín Miguel de Goicoechea en la sepultura que la familia de éste tenía en el cementerio de la Chartreuse.

A partir de 1863, a instancias de algunas instituciones aragonesas encabezadas por la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País se iniciaron gestiones para conseguir el traslado de los restos mortales de Goya a Zaragoza, con el propósito de darles sepultura en la Basílica del Pilar.

Todos los intentos fracasaron, y finalmente -tras una primera exhumación  en 1888- sus restos viajaron a Madrid en 1899, siendo depositados primero en la cripta de la colegiata de San Isidro para pasar en 1900 al Panteón de Hombres Ilustres de la Sacramental de San Isidro y en 1919 a la ermita de San Antonio de la Florida.


Cenotafio de Goya


El cenotafio se localiza en la Plaza del Pilar, frente a la Lonja y junto al Monumento a Goya. Se trata del monumento funerario instalado en la tumba de Goya en el cementerio de La Chartreuse de Burdeos y que fue entregado a la ciudad de Zaragoza por el Ayuntamiento de Burdeos y por los herederos de la familia Goicoechea con motivo de la celebración del centenario de la muerte del pintor en 1928. Fue instalado en los jardines del recién inaugurado Rincón de Goya y trasladado en 1946 a la plaza del Pilar.

Una inscripción en francés señala "Aquí fue enterrado el 17 de abril de 1828 el ilustre pintor español Francisco Goya y Lucientes, cuyos restos fueron transportados el 5 de junio de 1899 al panteón en Madrid". La Junta del Centenario de Goya, dejó constancia de su trabajo para traer el monumento a Zaragoza e hizo grabar sobre el cenotafio: "La Junta del Centenario de Goya, que recibió este mausoleo de los herederos de la familia Goicoechea y de la municipalidad de Burdeos, hace donación de él a la inmortal ciudad de Zaragoza. Abril MCMXXVIII".

En el cenotafio hay, además, dos inscripciones que hacen referencia a la familia Goicoechea, ya que en la misma tumba fue enterrado Martín Miguel de Goicoechea, consuegro de Goya.

Fuente: Fundación Goya en Aragón



La Basílica del Pilar está considerada el primer templo mariano de la Cristiandad y donde se venera a la Virgen del Pilar. Ostenta el rango de Catedral o Seo “silla del obispo” por una Bula de Unión de 1676 otorgada por Clemente X. En 1948, el Papa Pío XII le concedió el título de Basílica.


Rincones emblemáticos de Zaragoza relacionados con la Guerra de la Independencia de 1808

Casa Natal de Palafox en la calle Palafox de color rosa se encuentra cerca del Puente de Piedra. Una placa recuerda tan emblemático lugar.

Nombres ilustres de aquel periodo histórico forman parte de la Memoria Colectiva de la capital del Ebro y también permanecen en la retina del callejero zaragozano. La Avenida de la Independencia, calle José de Palafox, Agustina de Aragón, Plaza del Carmen, Plaza de los Sitios, Plaza  del Dos de Mayo, Parque del Rabal [Tío Jorge], el Palacio de la Aljafería entre otros, son un ejemplo de ello.


Desde los Sitios de Zaragoza a orillas del Ebro, para el Blog de mis culpas...


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viernes, 14 de julio de 2023

Madrid, entre breves pinceladas




Desde la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco orientamos nuestro mascarón de proa en busca de la Córdoba de Averroes, Maimónides y Abbás Ibn Firnás, entre otros ilustres pensadores. Atrás dejamos el Puente de Alcolea, antecedente de “la Gloriosa de 1868” [donde se enfrentaron los partidarios de Isabel II contra los liberales y moderados que pondría fin al reinado de Isabel II “denominada la reina de los tristes destinos por el historiador Benito Pérez Galdós” y que huirá por el mismo lugar que cruzaran los Cien Mil Hijos de San Luis [IX de Francia] por "el Puente que cruza el Bidasoa" para restablecer el absolutismo de Fernando VII.

Permanece en el imaginario popular " Los Cien Mil Hijos de San Luis" aunque no fueron tales, sino 92.919 soldados que entraron el 7 de abril de 1823 por la frontera natural del Puente del Bidasoa que separa Francia y España. Cinco meses después, la cifra se ampliaría a 132.621 franceses. Era la segunda vez que nos invadían bajo el amparo sin fisuras de los Borbones. Venían como en la anterior invasión de Napoleón invitados para asentar en el trono a Fernando VII y acabar con la Constitución de 1812. España a vuelve a perder el paso europeo del progreso.

En la provincia de Jaén nuestra retina capta a escasas leguas de Bailén la antigua alcazaba de Burgalimar “Bury al-Hamma o Castillo de los Baños" [en Baños de la Encina, Jaén] con más de un milenio de existencia y que fuera mandado a construir en el 968 por el califa Alhakén II, hijo de Abderramán III durante la época de esplendor de la antigua Córdoba musulmana.

Un alto en el camino se hizo necesario para desentumecer un poco nuestros frágiles huesos y estimular el paladar más exigente dando cuenta de un buen desayuno cardiosaludable andaluz, que forma parte de nuestra "Dieta Mediterránea". Una trilogía perfecta compuesta por el tradicional mollete o tostada de pan de pueblo acompañada del aceite “azzeit” de oliva virgen extra y el tomate triturado con jamón ibérico [manteca colorá o zurrapa de lomo ibérica para los que hayan adquirido un mayor rango en el yantar], lo que nos permitirá afrontar con energías nuestra intensa pero grata jornada cultural que se avecinaba.


La rendición de Bailén. José Casado del Alisal. Museo del Prado


A lo largo de nuestro recorrido nos encontramos pueblos cargados de historia que jalonan nuestra geografía como Bailén que brillara con luz propia durante la primera derrota de las tropas napoleónicas en campo abierto aquel 19 de julio de 1808 cuando el general Castaños al mando de un ejército improvisado y sin experiencia en la guerra humilla a las tropas francesas al mando del general Dupont “el Terror del Norte”.

Alcazaba de Burgalimar [Bury al-Hamma] o Baños de la Encina


Nos esperaba el Puerto de Almuradiel como preámbulo al Paso de Despeñaperros dejando atrás el pueblo de “Las Navas de Tolosa”, célebre por la batalla homónima en 1212 [que llegó a tener la categoría de cruzada dictada por el papa Inocencio III] entre los reyes Alfonso VIII, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra contra el califa almohade Muhammad Al-Nasir “Miramamolín” que produjo el punto de inflexión de la denominada “Reconquista”. 

El Paso de Despeñaperros que nos permitirá llegar hasta Alcázar de San Juan y Campo de Criptana, donde el Quijote tuviera su épica aventura con los gigantes [capítulo VIII].

Capta también nuestra atención el pueblo de Santa Elena cuya etimología procede de la madre del emperador Constantino “Helena de Constantinopla o Santa Elena”, quien en un viaje a los Santos Lugares con el obispo Macario y con 72 años descubrirá presuntamente el Gólgota donde Jesús de Nazareth fue crucificado, encontrando la Vera Cruz que trasladará a Roma para fomentar la devoción de los fieles. Y no sólo eso, sino también, las otras dos cruces sobre las que se encontraban crucificados los dos ladrones “Dimas y Gestas”, la esponja con la cual ofrecieron a Cristo agua y vinagre, dos clavos y parte de la corona de espinas. Por tal motivo, será considerada patrona de la arqueología.



Tras atravesar el Paso de Despeñaperros y a poco más de treinta leguas se encuentra Puerto Lápice [capítulo II, III y IV de la Primera Parte del Quijote], donde el ingenioso hidalgo tuviera su primera aventura en la venta al ser nombrado caballero andante. En aquel quijotesco lugar hicimos un alto en el camino deteniendo una fracción de segundo de nuestro tiempo con el objetivo de nuestra cámara en el monumento en bronce de Miguel Cervantes escribiendo: “En un lugar de la Mancha…”.

A la altura de Alcázar de San Juan oteamos una avanzadilla de gigantes que observaban nuestra presencia al acercarnos hacia Campo de Criptana, donde se inspirara Cervantes para escribir tan épica batalla. La tensión emocional comenzaba a elevarse ante aquellas descomunales figuras que con sus brazos extendidos nos daba la impresión de una amenaza incierta.



Mi amigo Manuel me aconsejaba que me tranquilizara que no eran gigantes ni vasallos del gran Miramamolín, aunque mi presbicia acompañada de mis frágiles entendederas me decían lo contrario. Aquéllos grandes ojos no eran tales sino los ventanucos por donde el molinero observaba el viento. Y que no llevan grandes rabos de gigantes sino que son los enormes palos de gobierno en el exterior del molino que le servía al molinero para orientar las aspas y aprovechar mejor la fuerza del viento.

Al final, medio confundido, pude ordenar un poco mis neuronas y darme cuenta de que en verdad, se trataban de los molinos de viento encalados como verdaderos baluartes defensivos, con bellos nombres como "El Inca Garcilaso", "Quimera", "Pilón", "Poyatos", "Burleta", "Culebro", "Infante" o "Lagarto", entre otros gigantes que estimulan la retina del viajero.


Tras recorrer muchas leguas entre Campo de Criptana, Alcázar de San Juan, Puerto Lápice, Consuegra y Toledo como testigos de nuestra presencia, llegamos al kilómetro 0 de las carreteras radiales de España, en la Puerta del Sol de Madrid, el corazón de la ciudad.

Muy cerca se encuentra la Plaza de España donde brilla el monumento ecuestre de don Quijote y Sancho escoltando a la pétrea figura de su creador don Miguel de Cervantes, que sostiene dos ediciones del Quijote.

Al final de sus días el humilde hidalgo Don Quijote que se volvió loco leyendo tantos libros de caballería morirá de realidad en su particular mundo cargado de sueños. Morirá Alonso Quijano pero don Quijote de la Mancha y su escudero Sancho pasarán a las páginas de la inmortalidad.

Nos espera una interesante ruta cultural entre breves pinceladas que compartiremos con nuestros amigos del blog de mis culpas. Pero vayamos por partes en nuestra particular ruta por el Madrid de los Austrias o de los Habsburgo en España, desde que en 1516 Carlos I fue reconocido como rey hasta la muerte de Carlos II en 1700.
  • Plaza Mayor
  • Plaza de la Villa
  • Plaza de Oriente…

Y también, por el Madrid de los Borbones…
  • Palacio Real
  • El Teatro Real
  • Ópera de Madrid
  • La Puerta del Sol
  • Real Academia de Bellas Artes
  • Gran Vía
  • Banco de España
  • Plaza de Cibeles
  • Puerta de Alcalá
  • Jardines del Buen Retiro
  • Real Academia Española
  • Museo del Prado
  • Plaza de Neptuno…



Museo del Prado

El edificio del Museo Nacional del Prado fue diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva en 1785, como Gabinete de Ciencias Naturales, en tiempos del rey Carlos III [1716-1788], quien mandara construir la Puerta de Alcalá, obra de Francisco Sabatini entre 1769 a 1778.

Las fuentes Neptuno y Cibeles junto con la Puerta de Alcalá formaban parte de las mejoras de Madrid en tiempos de Carlos III.

Este magnífico edificio será llamado hasta el 14 de mayo de 1920 el Museo Nacional de Pintura y Escultura que pasará a denominarse Museo Nacional del Prado desde esa fecha con el objeto de exponer al público la colección de pinturas de la familia real. 

El Museo del Prado es una de las pinacotecas más visitadas del mundo y un archivo visual de la historia de España. En su fachada principal destaca el monumento al pintor Velázquez y medallones en mármol con bustos de artistas [José Álvarez Cubero, Bartolomé Esteban Murillo, Francisco Zurbarán, José de Ribera, Juan de Herrera, Alonso Berruguete, Alonso Cano y Diego de Velázquez entre otros hasta llegar al número de 16 con 12 esculturas alegóricas que representan a la Victoria, Arquitectura, Fama, Inmortalidad, Admiración, Constancia, Magnificencia, Simetría, Fertilidad, Paz, Euritmia y Fortaleza.

El Museo del Prado en su origen pertenecía a la Corona hasta que en 1872 será nacionalizado por el Gobierno de la época.


Durante la Guerra Civil las obras se trasladaron a Valencia en el otoño de 1936 y se conservaron en las Torres de Serranos


Son miles de obras que brillan con luz propia en el Museo del Prado. Como por ejemplo cabe citar a grandes maestros de la pintura como Velázquez  Rubens, El Greco, Goya, El Bosco, Tintoretto, Tiziano o Fray Angélico, entre otros pintores de enorme prestigio.


Cuando me acerco a la fachada de la principal pinacoteca española, se me viene al pensamiento la imagen del copista más antiguo del Museo del Prado Antonio Ramírez Ríos [1935-2020] natural de la tierra de Villalón, vecino nuestro y entrañable amigo de mi padre Curro Cuevas, por el que siento especial veneración.

¡Mientras la salud se lo permitió, nunca dejó los pinceles!

"La tradición de los copistas se mantiene". Es norma de no realizar una copia del mismo tamaño que el original.

Para realizar una visita al Museo del Prado durante dos horas será conveniente planificar la visita escogiendo por ejemplo 30 maestras.  Es obvio que durante dos o tres horas de visita es una tarea imposible disfrutar de todas las obras expuestas.

Obras imprescindibles que ver en el Museo del Prado:

David vencedor de Goliat, de Caravaggio; La Rendición de Breda, las Meninas y la fragua de Vulcano, de Velázquez; El Caballero de la Mano en el Pecho y Adoración de los pastores, del Greco; Las majas desnudas y vestida, el dos de mayo de 1808 o la carga de los mamelucos, los fusilamientos del 3 de mayo y la familia de Carlos IV, de Goya; Las tres Gracias, de Rubens o el Jardín de las Delicias, del Bosco, El Descendimiento de Roger van der Weyder, El Lavatorio de Tintoretto, la Anunciación de Fray Angélico, El paso de la laguna Estigia de Patinir, entre otras importantes obras.



Real Academia de la Lengua [cercana a la iglesia de los Jerónimos]

Junto al Museo del Prado se puede observar el monumento a Goya, vestido con gabán, bastón y sombrero alto, que fuera realizado por el escultor valenciano Mariano Benlliure entre el 1 de enero de 1902 y el 31 de diciembre del mismo año.

La Real Academia de la Lengua Española [cuyo edificio sería inaugurado el 1 de abril de 1894] pasa casi inadvertido para la inmensa mayoría de los turistas así como la Iglesia de los Jerónimos cuyo origen hay que remontarse a los Reyes Católicos a finales del siglo XV cuando ordenan la construcción de un monasterio de monjes jerónimos como aposento de la Familia Real en sus estancias en la villa de Madrid.

En aquel histórico monasterio tendría lugar la jura de Felipe II como Príncipe de Asturias en 1528, la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg en 1906 o la proclamación de Juan Carlos I como rey de España en 1975.

Recuerdo en mis tiempos de zagal [a comienzos de los años setenta del siglo pasado] cuando abríamos el antiguo libro de literatura de 3º de bachiller destacando en su primera página una fotografía de la Real Academia de la Lengua bajo el lema: “Limpia, Fija y da Esplendor” a la Lengua Española.

La Real Academia de la Lengua Española se constituye por cédula real un 3 de octubre de 1714. Desde entonces vela por el uso correcto de las normas y homogeneidad de la lengua castellana. Entre 1726 y 1739, la RAE publica seis volúmenes en el que se recogen más de 69.000 acepciones.
  • La Real Academia Española está formada por cuatro perfiles 46 sillas “académicos de número” que ocupan las conocidas letras (de la ‘A’ a la ‘Z’, lo que incluye mayúsculas y minúsculas).
  • Académicos correspondientes españoles.
  • Académicos correspondientes extranjeros.
  • Académicos honorarios.
La Real Academia de la Lengua “Limpia” de impurezas y semillas extrañas nuestro idioma, “Fija” cohesiona el sistema lingüístico español, y da “Esplendor” a la educación proyectando al mismo tiempo la lengua española por todo el orbe.

El Paseo del Prado es un verdadero museo desde el que se observa el Museo del Prado, el Monumento a Goya, la Real Academia de la Lengua, la Fuente de Neptuno y la Fuente de Cibeles, Plaza de la Lealtad, Museo Naval, subida al Barrio de las Letras y al Congreso de los Diputados, la Puerta de Alcalá, Museo Reina Sofía, el Museo Thyssen Bornemisza, además de dos monumentos emblemáticos de Madrid como la Bolsa de estilo neoclásico inaugurado en 1893 y el Hotel Ritz que fuera inaugurado por el rey Alfonso XIII el 2 de octubre de 1910.

La Iglesia de los Jerónimos


 «El monasterio de san Jerónimo extramuros de la villa de Madrid"
Cardenal Cisneros 1516
 

Estrechamente ligados a la vida de la Corte y la monarquía española el monasterio de los Jerónimos ha sido escenario de funerales, juras de herederos, bodas y proclamaciones regias. Se encuentra a espaldas del Museo del Prado destacando su bella fachada de estilo neogótico.

La ocupación francesa durante la Guerra de la Independencia transformó el Monasterio en cuartel de artillería. Pero, sobre todo, la Desamortización de Mendizábal de 1836 acarreará su ruina, obligando a sucesivas reparaciones y restauraciones.

Entre otros acontecimientos históricos importantes en el Monasterio de los Jerónimos se han celebrado:
  • En 1528 la jura del rey Felipe II como Príncipe de Asturias en 1528. Una tradición que se mantendrá hasta la jura de Isabel II, en 1833. 
  • En 1906 la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg. 
  • Y  la proclamación de Juan Carlos I como rey de España el 22 de noviembre de 1975.


Guernica de Picasso. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía [Madrid]


Museo Reina Sofía

Comienza su edificación en 1756 con Fernando VI, siendo el arquitecto José de Hermosilla y finalizando en tiempos de Carlos III con el arquitecto Francisco Sabatini. Un edificio neoclásico que fue anteriormente Hospital General de Madrid, un centro de beneficencia para la gente sin recursos. Más tarde, pasó a formar parte de la Facultad de Medicina y depósito de cadáveres antes de la creación del moderno Instituto Anatómico Forense.

Fernando VI encargó el proyecto del Hospital, al arquitecto José de Hermosilla, quien comenzó la construcción bajo los criterios de la Ilustración no pudiendo verlo terminado. Carlos III encargará su finalización al arquitecto Francisco Sabatini, que consiguió un edificio con grandes galerías de techos muy altos con buena ventilación e iluminación.

Las obras quedarán paralizadas a la muerte de Carlos III asumiendo el edificio la función de Hospital para la que había sido construido, aunque solo se encontraba construido un tercio del proyecto de Sabatini.

En el año 1977 será declarado Monumento Histórico-Artístico comenzando su restauración en 1980 abriéndose en 1986 como Centro de Arte Reina Sofía. En 1990 tiene lugar la segunda remodelación siendo inaugurado el 10 de septiembre de 1992 por sus Majestades los Reyes D. Juan Carlos y Dña. Sofía la Colección Permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 

En el año 2001 tuvo lugar una nueva ampliación quedando dividido el edificio en dos partes: Edificio de Sabatini y el de Nouvel.

El museo cuenta con excelentes colecciones de Pablo Picasso y Salvador Dalí, dos de los artistas más importantes del siglo XX, así como de Joan Miró. El cuadro “Guernica” de Picasso se expone de forma permanente desde 1992.

Obras imprescindibles que ver en el Museo Reina Sofía:

El Cristo de la sangre, de Zuloaga; La visita del Obispo, Café Cantante y la Tertulia del Café Pombo, de José Solana; la Mujer de Azul ,de Picasso; Muchacha en la ventana, de Dalí y el Guernica de Picasso, entre otros.

Visitar antes el Museo del Prado que los otros museos de Madrid tiene sus riesgos ya que se te puede quedar la cara un poco acartonada debido al impresionante continente y entorno que conforma el edificio del Museo del Prado, que junto con el contenido a través de las joyas expuestas, se convierte por derecho propio en una de las mayores pinacotecas del mundo. 

Por otro lado, se echa en falta en el Museo Reina Sofía un monumento a Picasso como el existente en la Plaza de la Merced de Málaga "Picasso sentado sobre un banco de piedra".


Plaza de Neptuno 

De estilo neoclásico, fue diseñada por el arquitecto Ventura Rodríguez. Se construyó entre el año 1777 y 1786. El carro se le debe a Francisco Gutiérrez y los leones a Roberto Michel. Neptuno [dios romano] con su tridente representa al dios del mar, sobre un carro en forma de concha tirado por dos caballos marinos. 

En la Fuente de Neptuno celebra el Atlético de Madrid desde 1962 sus triunfos deportivos.



La Fuente de Cibeles

Diseñada también por Ventura Rodríguez en tiempos de Carlos III fue realizada en mármol y representa a la diosa griega Cibeles [que se le debe a Francisco Gutiérrez], diosa de la Tierra, de la agricultura y de la fecundidad, sobre un carro tirado por dos leones mitológicos “Hipómenes y Atalanta” realizados en mármol por el francés Roberto Michel.

Se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad a la que acuden los madridistas y aficionados de la Selección española de futbol a celebrar sus triunfos.

Como curiosidad cabe destacar que la diosa griega Cibeles tiene su equivalente en la mitología romana como "Ceres". De ahí proviene el término latino "cervicia o cerevisia" del que deriva el término castellano "cerveza", que forma parte de nuestra Dieta Mediterránea.



Plaza de la Lealtad

Por el Paseo Museo del Prado nuestra retina nos acercamos a un obelisco-mausoleo existente en la Plaza de la Lealtad que fuera construida en tiempos de Isabel II como monumento a los Caídos por España [anterior a 1985 llegó a denominarse "Monumento a los Héroes del Dos de Mayo"]. 

La emblemática obra se erige en el mismo lugar donde el general Murat, cuñado de Napoleón, ordenara fusilar a numerosos madrileños tras del 2 de mayo de 1808 y que el genial Goya dejara inmortalizado en sus cuadros.

En la base frontal del monumento [con una llama permanente] figura en letras doradas la siguiente inscripción:

"HONOR A TODOS LOS QUE DIERON SU VIDA POR ESPAÑA"

Más tarde, dirigimos orientamos nuestra proa autodidacta para visitar el Cementerio de la Florida donde se encuentran enterrados algunos de los héroes que perdieron su vida entre el 2 y 3 de mayo de 1808 en la Montaña de Príncipe Pío [donde actualmente se encuentra el Templo de Debod].

Al entrar, lo primero que se observa en el Cementerio de al Florida una réplica del cuadro de Goya “El tres de mayo de 1808” en azulejo. Se dice que Goya presenció los fusilamientos aunque en historia existe una premisa: todo es falsable mientras no se demuestren las fuentes.

Muy cerca del cementerio de La Florida se encuentra el monumento a Daóiz y Velarde [obra de Antonio Solá en mármol de Carrara realizado en 1822 durante su estancia en Roma] con el Arco del antiguo Cuartel de Monteleón en el barrio histórico de Malasaña en memoria de la heroina Manuela Malasaña, la joven que murió en la plaza Dos de Mayo a manos de las tropas francesas cuando defendía Madrid junto a otros compatriotas.

En la Plaza del Rey se erige la estatua en memoria del teniente Ruiz [Jacinto Ruiz y Mendoza], uno de los líderes de la resistencia del parque de Artillería de Monteleón durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid. Inaugurada en 1891, es obra del escultor Mariano Benlliure.



El Museo Naval

Muchas de las páginas gloriosas de nuestra Armada sirven como gran legado del Museo Naval de Madrid inaugurado en 1843, y que nos podemos encontrar en el Paseo del Prado. Se puede apreciar a través de los paneles ilustrativos y las maquetas desde la Armada Invencible hasta marinos ilustres y sabios de la talla de Blas de Lezo y Olavarrieta [héroe de la batalla de Cartagena de Indias], Gravina, Cosme Damián Churruca o Dionisio Alcalá Galiano [héroes de la batalla de Trafalgar “Taraf al-Ghar o cabo de las cuevas], entre otros marinos, sin olvidar la bandera española en la batalla de Trafalgar, los avances científicos de la época y la Primera Vuelta al Mundo de Fernando de Magallanes junto a Juan Sebastián Elcano entre varios recorridos temáticos.

Actualmente la Fragata F-103 lleva el nombre de Blas de Lezo

El Museo Naval nos ilustra didácticamente sobre algunos acontecimientos de nuestra historia.

La Península Ibérica se encuentra rodeada de mar por todas partes menos por los Pirineos. Desde la Era de los Descubrimientos ha sido necesario poseer una Armada que defienda las rutas marítimas y comerciales hasta el siglo XIX [cuando se produjo el ocaso del mayor y más frágil Imperio que jamás haya existido nunca en el orbe] frente al continuo hostigamiento de los “Hijos de la Gran Bretaña”.

Hubo un tiempo en España donde “no se ponía el sol”. Pero las innecesarias guerras de religión con Carlos I y Felipe II junto con la incompetencia de Carlos IV, Fernando VII e Isabel II y de una gran parte de nuestra clase política que contribuyeron a debilitar nuestras arcas públicas, a lo que hay que añadir el menor calibre de nuestros cañones frente a los barcos ingleses.

En Trafalgar morirá la flor y nata de nuestra Marina con graves consecuencias para el comercio colonial español herido de muerte al carecer España desde ese momento de una sólida Armada que pudiera defender los intereses comerciales. Después de Trafalgar, la marina española, la única que podía ligar los pedazos del Imperio esparcidos en el mundo entero moriría de abandono por falta de carena en los arsenales junto a la decepción de sus marinos por la incomprensión y el olvido de su propia nación. La política exterior española del siglo XVIII llevará a España a la ruina.

Todos los siglos de la historia de España han sido agitados pero el siglo XIX fue especialmente convulso comenzando con el Desastre de Trafalgar el 21 de octubre de 1805, la Guerra de la Independencia [1808-1814] o las Guerras Carlistas [1833-1876] por el que España quedará anclada en la miseria política, social y económica tras la pérdida de los últimos jirones de nuestro Imperio en 1898.

Sin embargo, aquel periodo histórico llegó a ser capaz de alumbrar las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 “La Pepa” que supondría en un principio el fin del absolutismo y el nacimiento del liberalismo, que introducía a España en el progreso y la modernidad.

En 1898 surge la Generación del 98 [Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Azorín, Unamuno, Antonio Machado, Ramón María del Valle-Inclán y Ángel Ganivet, entre otros] que quedará tras el desastre militar profundamente afectada por la crisis moral, política y social que se produjo en España durante la Guerra hispano-estadounidense con la pérdida de los últimos jirones de nuestro frágil Imperio [Puerto Rico, Cuba y Filipinas entre otras]. 

Ese fue el mal pago que nos darían los Estados Unidos por haberles apoyado durante su Independencia.



Puerta de Alcalá [de Henares]

La Puerta de Alcalá se inauguró en 1778 para conmemorar la entrada de Carlos III como rey de España. Fue diseñada por el arquitecto italiano Francesco Sabatini. Será otra de las obras construidas bajo el mandato de Carlos III para embellecer Madrid. Es una de las cinco puertas que daban acceso a la Villa de Madrid. A través de la Puerta de Alcalá se accedía al camino que unía Madrid con Alcalá de Henares, que a su vez comunicaba con Aragón.



Biblioteca Nacional

El cercano Paseo de Recoletos nos acerca a la Biblioteca Nacional. En la escalinata que da acceso a la entrada brillan con luz propia las esculturas en posición sedente de San Isidoro de Sevilla y Alfonso X el Sabio. En el segundo y último desembarque de la escalera y escoltando las tres puertas de entrada se encuentran las esculturas de Elio Antonio de Nebrija, Luís Vives, Lope de Vega, Miguel de Cervantes como referentes de las letras españolas.

En la fachada principal se encuentran once medallones: el padre Juan de Mariana, Fray Luis de León, Francisco de Quevedo, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega, Diego Hurtado de Mendoza, Benito Arias Montano, Tirso de Molina, Nicolás Antonio, Antonio Agustín y Santa Teresa de Jesús, única mujer en un mundo de hombre.

No es por nada en particular, pero echamos en falta también las figuras de San Juan de la Cruz, Luis de Góngora, Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Miguel Hernández o Antonio Machado, entre otros grandes de las letras españolas.

En el Paseo de Recoletos observamos triste, sola y casi perdida el monumento a Andrómaca, la esposa del primogénito Héctor, hijo del rey de Troya Príamo y de la reina Hécuba que simboliza la fidelidad conyugal frente a la crueldad de la guerra fielmente representada en La Ilíada de Homero en el siglo VIII a.C. [la obra escrita más antigua de la literatura occidental]. Andrómaca perdió no sólo a su esposo Héctor que murió a manos de Aquiles sino también a su hijo Astinax. Será tomada como parte del botín de guerra y obligada a casarse con el hijo de Aquiles "Neoptólemo", de temperamento similar al de su padre.



El Congreso de los Diputados 

La Fuente de Neptuno nos indica que muy cerca se encuentra la calle Plaza de las Cortes y el Congreso de los Diputados. Frente a éste puede observarse la estatua de Miguel de Cervantes “El Príncipe de los Ingenios, encargada por José Bonaparte en 1810. Será el primer monumento dedicado en Madrid al autor del Quijote. Aunque en un primer momento estaba previsto que se ubicara frente a la casa donde murió Miguel de Cervantes en el Barrio de las Letras, terminará situándose en la plaza de las Cortes, donde permanece desde 1835.

El 31 de octubre de 1850 Isabel II inauguraba el Palacio de la Carrera de San Jerónimo que albergará la soberanía popular después de siete años de construcción [entre 1843 y 1850].

Anteriormente se encontraba allí el viejo convento del Espíritu Santo. Sería diseñado por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer con un costo de 14.800.000 reales. La fachada principal es de estilo neoclásico con un gran pórtico de seis columnas corintias como base para el frontispicio, con un relieve de Ponciano Ponzano [España abrazando la Constitución con sus valores fundamentales “Justicia, Bellas Artes, Agricultura y Ciencias, entre otros fundamentos]. A través de una gran escalinata de granito se accede a la Puerta de Bronce que se utiliza para la entrada del Rey y del Pueblo durante las Jornadas Abiertas.



Leones del Congreso

Escoltando la escalinata del Congreso se encuentran los dos leones de bronce, [también obra de Ponciano Ponzano] que protegen simbólicamente la entrada de las Cortes y que representan a la soberanía popular. Se les conocen como Daóiz y Velarde [en honor a los capitanes Luis Daóiz y Torres y Pedro Velarde, oficiales de artillería del cuartel de Monteleón y héroes del levantamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas francesas].

El 23 de marzo de 1860, tras la batalla de Wad-Ras en la Guerra contra Marruecos, el ejército español tomó unos cañones al enemigo que servirán como materia prima para la fundición de los leones del Congreso, que serán fundidos en el año 1865 en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla.

Se comenta en algunos mentideros de la villa que la leona Atalanta con 2.219 kg mantiene su mirada fija hacia la Plaza de Neptuno [es posible que simpatice con el Atlético de Madrid] mientras que el otro león “Hipómenes” con 2.668 kg mira hacia la Puerta del Sol. Ambos leones fueron condenados por la diosa Cibeles a no cruzar su mirada nunca más.

La ninfa Atalanta se enamoró del joven Hipómenes porque ambos estaban en la flor de la vida. Una noche sin saberlo y bajo la influencia de Afrodita [según el poeta romano Ovidio] la pareja copuló en uno de los templos de la diosa Cibeles, que enfadada y ofendida por la pasión de la pareja los castigó convirtiéndolos en dos leones en castigo por faltarle el respeto, y condenados a tirar eternamente de su carro y a no cruzar jamás la mirada entre ambos.



Palacio Real

Desde la antigua Puerta de la Xagra [o de la Huerta] perteneciente al primer recinto de la muralla árabe o Almudena paseamos por la fachada de la residencia oficial de los Reyes de España hasta Alfonso XIII. Es uno de los palacios reales más grandes de Europa Occidental cuya construcción abarca desde 1738 hasta 1764 siendo utilizado por los Reyes de España para las audiencias y los actos oficiales.

En tiempos de Felipe V se colocó la primera piedra en 1738 hasta 1751 siendo Carlos III el primer monarca que estableció la corte en el Palacio Real donde se instaló en 1764. Su hijo Carlos IV vivirá durante las vacaciones de diciembre, Semana Santa y parte de julio. El resto del año vivirá en El Escorial, Aranjuez y La Granja.

Entre los espacios más destacados del Palacio Real se encuentran:

Salón del Trono, Real Armería, Salón de Columnas, Escalera Principal, Salón de Gasparini, Capilla Real y el Salón de Alabarderos.



Catedral de la Almudena

Frente al Palacio Real se encuentra la Catedral de la Almudena, la sede episcopal de Madrid ubicada en el centro histórico. Etimológicamente proviene del término andalusí al-mudayna "ciudadela". Será consagrada el 15 de junio de 1993 por el Papa Juan Pablo II.

La fachada principal con sus dos torres y la puerta principal de bronce mira hacia la Plaza de la Armería del Palacio Real. Los extremos de la fachada se encuentran escoltados por dos estatuas en bronce de san Pedro con las llaves de la Iglesia en la mano y la conversión de san Pablo, obra de Juan de Ávalos. Un edificio sobrio en su conjunto.

 


Detrás de la estatua ecuestre de Carlos III se encuentra la antigua publicidad de Tío Pepe cuyo origen en la Plaza se remonta al año 1935. Una botella vestida con chaquetilla y sombrero llevando una guitarra sobre su lado izquierdo, destacando la marca "TÍO PEPE" encima del lema “Sol de Andalucía embotellado”. 

Al igual que la silueta del toro bravo como símbolo de España en las carreteras, la marca Tío Pepe y la Puerta de Alcalá siguen viendo pasar el tiempo.


La Puerta del Sol

Y llegamos al kilómetro 0 de España donde se pueden apreciar sobre el suelo un antiguo mapa de las antiguas carreteras radiales de España junto con el escudo antiguo de Madrid y el emblema de los Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, con un puente, un canal en sección y un ancla bordeado por dos ramas enlazadas.

En la Plaza del Sol destaca un bello reloj de Losada de 1866 convertido en un emblema para Madrid y que fuera inaugurado por Isabel II marcando las horas de Madrid con una enorme exactitud. El reloj Losada es similar al “Big Ben” existente en la Torre del Parlamento de Londres en honor a Sir Benjamín Hall. Tiene 7 metros de diámetro. También es similar al reloj Losada del Ayuntamiento de Morón de la Frontera [Sevilla] cuyo diámetro es de 134 centímetros.

En 1941 RNE proporcionaba las señales horarias con el sonido de sus campanas

A escasos metros se encuentra el monumento ecuestre de Carlos III y el monumento del oso [que en realidad es una osa] y el madroño que representan los símbolos del escudo de Madrid, que data del siglo XIII. La escultura es obra de Antonio Navarro Santafé de 1967 en piedra y bronce, mide 4 metros de altura y supone uno de los puntos de encuentro más populares de Madrid.

Al parecer, en la Edad Media en esta zona eran abundantes los osos, que por otra parte eran animales fuertes y poderosos y por ello, presentes en muchos escudos de armas. Años más tarde, hubo una desavenencia entre el clero y el poder civil por el disfrute de montes y pastos hasta la sierra y, tras 20 años de litigio, se decidió que el clero disfrutase de los pastos y el poder civil de montes con sus correspondientes árboles. Esa es la razón de que se incorporase el árbol al escudo. No se sabe en qué momento se decide que el árbol sea un madroño, porque los investigadores concluyen que no era un árbol frecuente en esta zona. En cualquier caso, el Ayuntamiento de Madrid siembra cada vez más madroños en parques y jardines.

El Barrio de las Letras

El Paseo del Prado nos permite introducirnos también en el Barrio de las Letras [calle Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, del León, de las Huertas, calle Atocha que nos introduce en la Plaza Mayor].

Colocamos nuestro punto de mira en busca del convento de las Trinitarias Descalzas donde todos los indicios señalan que es en ese lugar donde se encuentran los restos mortales de Don Miguel de Cervantes Saavedra.

Desde el siglo XX hasta nuestros días se ha recuperado la memoria de Miguel de Cervantes donde no han faltado en los últimos tiempos homenajes castrenses a su soldado más ilustre, aunque será justo reconocer que será precisamente su patria [a la que defendió en la batalla de Lepanto aquel 7 de octubre de 1571 perdiendo la movilidad del brazo izquierdo] la que le permitió morir en la más absoluta pobreza al carecer de recursos para pagar su propio entierro, llegándolo a olvidar durante cuatro siglos. Hasta tal punto este dato es cierto que en el año 2014 comenzaron a preocuparse por la tumba perdida del autor de la mayor obra escrita en lengua castellana “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.

Será en el año 2015, tras ser encontrados los restos de Miguel de Cervantes [en el Convento de las Trinitarias Descalzas de Madrid] cuando descansen definitivamente en paz en una lápida erigida en su honor en el interior de la iglesia de dicho convento.

La ironía del destino ha querido no sólo que Cervantes y Lope de Vega vivieran en la misma calle sino también que la antigua calle Cantarranas [donde descansan en paz los restos de Miguel de Cervantes en el convento de las Trinitarias Descalzas] se llame en la actualidad, calle Lope de Vega y que la casa donde Cervantes vivió, [antigua calle Francos], se encuentre en la actualidad “La casa museo de Lope de Vega”. 

Lope de Vega se encuentra enterrado en la Parroquia de San Sebastián, muy cerca del Convento de las Trinitarias.

 



Plaza Mayor [1580-1619]

En 1561, tras el traslado de la corte a Madrid, Felipe II encargó el proyecto de remodelación de la plaza a Juan de Herrera siendo Juan Gómez de Mora, quien concluirá la plaza en 1619 en tiempos de Felipe III. Los caminos de Toledo y Atocha confluyen en la Plaza Mayor de Madrid [antigua Plaza del Arrabal], donde se encuentra la estatua ecuestre de Felipe III.


A escasos metros de la Plaza Mayor se encuentra el Colegio San Isidro en la calle de Toledo, testigo de la presencia de ilustres profesores y alumnos de la talla de Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, los hermanos Machado, Jacinto Benavente, Pío Baroja, Gregorio Marañón, Pedro Salinas, Vicente Aleixandre o Camilo José Cela, entre otros muchos.


Muy cerca de Madrid se encuentra Alcalá de Henares donde brilla con luz propia el monumento a don Quijote y Sancho sentado en un banco de piedra en la Calle Mayor porticada, el Colegio Mayor de San Ildefonso que fuera fundado por el Cardenal Cisneros en 1499, la Plaza de Cervantes o la Catedral Magistral de los Niños Justo y Pastor.

Alex en el papel del malvado mago Yafar


Tras nuestra visita cultural nos esperaba el Teatro Colliseum de Gran Vía para disfrutar del musical “Alladin” que nos recuerda “Las Mil y Una Noches” y cuyo malvado personaje “Jaffar” estaba interpretado por uno de nuestros paisanos “Alex”, gran actor y cantante.

Durante el viaje de regreso a la tierra de Villalón nos detuvimos en Aranjuez, célebre porque entre el 18 y el 19 de marzo de 1808 se produjo el famoso Motín como consecuencia de una protesta popular contra la política de Manuel Godoy, el favorito de Carlos IV. Godoy será apresado abdicando Carlos IV la Corona de España el 19 de marzo en favor de su hijo Fernando VII.

Una de las páginas más vergonzosas de la Historia de España tuvo lugar cuando Carlos IV consiguió que su hijo Fernando VII renunciara a la Corona de España y que su padre abdicase en favor de Napoleón a cambio del Palacio de Chambord y una renta anual.

Napoleón le ofreció a Fernando VII un castillo y una pensión anual de 4 millones de reales por devolverle la corona a su padre Carlos IV aceptando el 6 de mayo de 1808. Fernando VII ignoraba que su padre ya había renunciado en favor del emperador por la suma de 30 millones anuales.

Otra felonía de Fernando VII será felicitar a Napoleón cuando las tropas francesas daban muerte a los valientes españoles que defendían su patria.

…Y la enésima felonía será pedir por carta a Napoleón ser su hijo adoptivo:

"Mi mayor deseo es ser hijo adoptivo de S. M. el emperador nuestro soberano. Yo me creo merecedor de esta adopción que verdaderamente haría la felicidad de mi vida [...]"


Promulgación de la Constitución de 1812. Óleo de Salvador Viniegra. 
Museo de las Cortes de Cádiz


La Constitución de 1812, sólo por justicia, debería haber pasado a la historia como inmortal pero las circunstancias fueron otras quedando o debiendo quedar grabada en la retina de la Historia de España con letras mayúsculas de lo que pudo haber sido y no fue.

Cuando Fernando VII entró en Madrid en 1814 será recibido por una masa de panegiristas enfervorecidos e ignorantes que gritaba:

¡Muera la libertad, vivan las cadenas!

El pago que Fernando VII llegaría a dar a muchos de estos patriotas a su llegada a España será el exilio, la prisión o la muerte, como por ejemplo, el exilio de Blanco White a Inglaterra, la condena a muerte del Empecinado que prestó grandes servicios a España o la muerte de Mariana de Pineda, entre otros muchos.

Tras la visita al Palacio Real de Aranjuez con sus bellos jardines históricos [con más de 500 ha. donde viven casi cien mil árboles que gestiona Patrimonio Nacional], orientamos de nuevo nuestro mascarón de proa aprovechando los vientos alisios que nos acercaban de nuevo, pero en sentido inverso, al paso de Despeñaperros en busca de la tierra de Villalón, no sin antes compartir estas humildes letrillas con los amigos…

Desde Madrid, entre breves pinceladas, para el blog de mis culpas…



P.D. Existen hipótesis o interpretaciones sobre Picasso que llegó a utilizar como base en el cuadro “Guernica” algún que otro boceto o esbozos [el toro, el torero tendido en el suelo, el inmenso dolor de una madre, el caballo del picador o la lámpara de una enfermería] que tenía arrinconado como homenaje a la muerte del torero y amigo Ignacio Sánchez Mejías en 1934 que fuera inmortalizado posteriormente en el impresionante poema de Lorca “‘Llanto por Ignacio Sánchez Mejías” [1935]. 

Pero, todo aquello quedó presuntamente en el olvido por las trágicas circunstancias que se vivían en España durante los años que preceden a la guerra civil española. Según dicha teoría, el origen de la obra “Guernica” habría que enmarcarlo dentro de la ola de luto que siguió a la muerte del torero y amigo Ignacio Sánchez Mejías.

El 12 de julio de 1937 la gran pintura mural del “Guernica” de Picasso se expuso por primera vez en el pabellón de la República española dentro de la Exposición Internacional de París de 1937.

Sobre hipótesis, doctores tiene la historia, aunque mucho me temo a éstas alturas, todo irá en función de la ideología que impere en el ponente. Lo que no cabe la menor duda y nos lo recuerda continuamente la historia es que aquella casta militar rancia con mentalidad cuartelera y de sacristía [46 pronunciamientos militares desde 1814 a 1936] llegaría a causar un profundo dolor a su patria.

Entre cuadro y cuadro, piedra y piedra y verso a verso degustamos algún que otro plato típico acompañados de una cerveza fría para hidratarnos de tanta suela de zapato gastada y mochila deshilachada...



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