sábado, 30 de septiembre de 2023

El Cid [Sidi en andalusí], un mercenario de leyenda

 
Estatua ecuestre en bronce del Cid Campeador, en la Plaza del Mío Cid, en Burgos


Introito


Sería a mediados de los años sesenta del siglo pasado cuando mi madre nos compraba en la desaparecida tienda de Rosarito, aquellas tabletas de chocolate “La Campana de Elgorriaga” donde venían cromos coleccionables de la película “El Cid” [1961], bajo la dirección de Anthony Mann y con Samuel Bronston como productor, en el año 1961 con Charlton Heston y Sofía Loren como protagonistas principales.

El chocolate [del náhuatl, xocoatl] era considerado por los zagales de mi época como un verdadero artículo de lujo.

Eran aquellos unos años donde en la escuela recitábamos en la clase de historia y de lenguaje [durante aquéllas tardes pardas y frías del otoño], alguna que otra estrofa del Romance del Mío Cid en el desaparecido colegio de mí infancia: “Victorioso vuelve el Cid”…, cantando aquella lección como si de la tabla de matemáticas o de los verbos se tratara, hasta llegar a memorizarlo.

Victorioso vuelve el Cid
a San Pedro de Cardeña
de las guerras que ha tenido
con los moros de Valencia.

Las trompetas van sonando
por dar aviso que llega,
y entre todos se señala
el relincho de Babieca…

Era la mentalidad de una época bajo el rancio “nacionalcatolicismo” que tenía a don Pelayo, al Cid, a los Reyes Católicos y el Descubrimiento de América como referentes, y donde tan sólo existía el viejo lema en aquella vieja docencia “la letra con sangre entra” que irá terminando con sus últimos estertores mientras otra docencia se preparaba para su bostezo…


¡Cómo pasan los lustros!



Catedral de Burgos

 

 

Cuando el grajo vuela bajo en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco, colocamos nuestro sextante cultural en la Sevilla de Al Motamid para realizar nuestra particular ruta del Cid. 


Monumento al Cid en Sevilla


En la Avenida del Cid junto a la Universidad de Sevilla [Antigua Real Fábrica de Tabacos] nuestra retina captaba una gran escultura ecuestre del Cid Campeador sobre su caballo, el legendario Babieca, que fuera realizada por Anna Hyatt Huntington en 1927 sobre basamento de piedra, regalo de la Sociedad Hispánica de América a la Exposición Iberoamericana celebrada en la Sevilla de 1929.

 

Aunque la memoria es efímera no debemos de olvidar que debajo del monumento al Cid Campeador en Sevilla se encontraba “El Quemadero del Prado” como testigo lúgubre de la época inquisitorial.

 

Otra estatua ecuestre en bronce del Cid Campeador se encuentra en la Plaza del Mío Cid, en Burgos, obra del escultor Juan Cristóbal González Quesada, que fuera inaugurada por Franco el 23 de julio de 1955. Posee una altura de 4 metros sobre un pedestal de granito y piedra caliza.

Si la fecha de la muerte del Cid Campeador [Rodrigo Díaz de Vivas] data del 10 de julio de 1.099, no será hasta comienzos del siglo XIII cuando un cantar de gesta con 3.735 versos [Cantar del Mío Cid] elevará a Rodrigo Díaz de Vivar [pueblo cercano a Burgos] entre el mito y la leyenda.

Castilla pierde protagonismo entre los cantares de gestas, los romances cidianos junto con la visión apologética del historiador y medievalista D. Ramón Menéndez Pidal elevará la figura del Cid a grandes cotas llevándole a “ganar batallas incluso después de muerto”. El Cid para Menéndez Pidal encarna las más altas cualidades humanas y se convierte en el depositario de las virtudes de Castilla aunque en realidad fuese un mercenario que vendiera sus servicios al mejor postor [ya fuese cristiano o musulmán].

 

Las mocedades del Cid es una obra teatral escrita por Guillén de Castro entre 1605 y 1615 inspirada en los romances sobre el Cid, cuyo argumento principal será la trayectoria del Cid desde su mocedad hasta llegar a ser Campeador o guerrero, buen padre y esposo, gran cristiano e hijo ejemplar.

El término “Cid -señor-” se lo pusieron los mismos andalusíes “Sidi Qambitur”.

 


Aunque el Cantar del Mío Cid es el cantar de gesta más importante de la literatura española, no puede catalogarse como un documento histórico como tal. Nos habla de los desencuentros con Alfonso VI, entre destierros, matrimonios desdichados de sus hijas con los infantes de Carrión, la afrenta de Corpes, botines y tributos a costa de los reinos de taifas musulmanes, la conquista de Valencia, etcétera, se encargarán de ser retenidos por la memoria colectiva como Cid o Sidi en la antigua Al Ándalus.

Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid" obligó al rey Alfonso VI a jurar ante los nobles que no había tenido nada que ver en la muerte de su hermano Sancho:

En santa Gadea de Burgos,
do juran los hijosdalgo,
allí le toma la jura
el Cid al rey castellano.

¡Pero, quien era el Cid Campeador recordado siempre por el mundo cristiano como un héroe nacional que junto con su caballo Babieca y sus espadas Tizona y Colada se han derramado verdaderos ríos de tinta hasta convertirlos en inmortales!

 

En unos tiempos convulsos donde España comenzaba a forjar sus primeros cimientos como Estado, no cabe duda de que el Cid con sus mesnadas fueron verdaderos mercenarios, que luchaban por sus propios intereses, unas veces al servicio de los reyes cristianos y otras al servicio de caudillos de la antigua taifa de Saraqusta como Al-Muqtádir [en sus últimos años de vida] y Al-Mutaman.

Mercenario. Soldado que lucha a cambio de un estipendio sin motivaciones ideológicas.

 


Mural del Cid en la Catedral de Burgos



Hacia el año 1079, el Cid vendrá con cien lanceros para cobrar las parias como tributo anual hospedándose con Almotamid en la antigua Isbilya. Un ejército musulmán de Granada junto a caballeros cristianos de Aragón, penetraron de territorio de Al-Motamid, quien reclamó la defensa del Cid, en virtud de los acuerdos firmados con los cristianos.

El Cid fue un mercenario profesional que prestaría sus servicios a diversos caudillos [musulmanes y cristianos] a cambio de una paga, mientras los ideales quedarán en un segundo plano.

Mil aragoneses y cinco mil musulmanes de Murcia y de la antigua Garnatha [Granada] se enfrentaron contra cien lanceros del Cid. Todos rieron y se mofaron del Cid, a lo que Rodrigo contestó:

«Yo juro que sin que me crezcan las barbas, he de arrancar las suyas a ese conde de Barcelona».

Entró en el fragor de la batalla, el Cid puso en retirada a las huestes enemigas. A los prisioneros musulmanes los entregaría a la justicia de Almotamid, a los cristianos les hizo prometer que jamás se levantarían en armas contra Castilla ni sus aliados.

Desde Cabra, organizó su marcha triunfal a Sevilla donde entró por la Puerta de Córdoba en dirección al Alcázar mientras el pueblo, lo jaleaba al grito de «Sidi Rodrigo».

El Cid también tenía su manera de ser, cosa que le causaría no pocos desencuentros con el rey Alfonso VI de León. Tras el ataque musulmán a la alcazaba de Gormaz (Soria), el Cid, sin esperar órdenes del rey, penetró en el reino de Toledo en busca de los culpables, interfiriendo en los planes del rey Alfonso VI para anexionar este territorio sin emplear la fuerza bruta. El rey, lo destierra, pero respetando sus bienes.

Tras ser rechazados los servicios de Rodrigo Díaz por los condes de Barcelona, Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II, Rodrigo decide ayudar a al-Muqtadir, rey de Zaragoza, en la lucha que mantenía con su hermano al-Mundir, rey de Lérida, Tortosa y Denia, y que contaba con el apoyo de los condes de Barcelona y del monarca Sancho Ramírez de Aragón. Rodrigo Díaz derrotó a Berenguer Ramón II en Almenar en 1082 y cerca de Morella a al-Mundir y al monarca aragonés en 1084.

En 1086, un gran ejército almorávide, atravesó el estrecho de Gibraltar bajo una interpretación rigorista del islam. En noviembre de 1088, Alfonso VI solicitó ayuda al Cid para atacar a los almorávides que sitiaban la fortaleza de Aledo, en Murcia. El encuentro entre las tropas de Alfonso VI y del Cid debía producirse en la zona alicantina de Villena, pero ambos ejércitos, por causas desconocidas, no llegaron a encontrarse.

El rey Alfonso, furioso por no haber recibido la ayuda solicitada, lo había declarado traidor, lo que conllevaba la pérdida de todos sus bienes y el destierro. En este momento, el Cid, se convierte en un caudillo independiente. En 1090 conquistará todo el Levante, pagándole tributos las taifas de Toledo y Valencia. También en 1090, el Cid derrotaría una coalición formada por al-Mundir y Berenguer Ramón II, expulsando al conde catalán del Levante.

Tras un año de sitio, Valencia caerá en sus manos el 17 de junio de 1094. Tras su muerte por causas naturales el 10 de julio de 1099, su esposa, Jimena abandonará Valencia en el año 1102 por orden de Alfonso VI [cuya defensa se hará imposible frente a los almorávides que conquistarán más tarde Zaragoza] y regresa al monasterio.

En 1113 muere Doña Jimena siendo enterrada en el monasterio de Cardeña. Sus restos fueron trasladados posteriormente a la Catedral de Burgos, donde se encuentran junto a los de su esposo Rodrigo Díaz de Vivar, "El Cid".


Tumba de Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid" y su esposa, doña Jimena

 


CRONOLOGIA DEL CID (RODRIGO DIAZ DE VIVAR)

Se cree el año 1048 como la fecha más probable para el nacimiento de Rodrígo Díaz de Vivar “El Cid”, en Burgos, Castilla. Entró de joven como escudero del infante don Sancho, primogénito del rey de Castilla.

1063. Batalla de Graus. Ayudan los castellanos a la taifa de Zaragoza contra Ramiro I de Aragón que muere en el combate.

1072. Sancho II de Castilla captura a Alfonso de León (su hermano), futuro Alfonso VI. Este se exilia en Toledo (una taifa musulmana hasta 1085). Sancho II reunifica León, Castilla y Galicia. La hermana de ambos, Urraca se rebela contra Sancho y éste sitia Zamora, donde gobernaba Urraca. Bellido Dolfós mata al rey Sancho haciéndose pasar por un traidor del bando de Urraca.

1075. Juramento de Santa Gadea de Burgos (iglesia de Águeda). El Cid obliga al nuevo rey, Alfonso VI, a jurar que no ha participado en la muerte de su hermano, Sancho. Al Cid se le encomiendan tareas de confianza: pleitos asturianos, casamiento con doña Jimena, parienta lejana del rey, embajada en Sevilla. Derrota a los granadinos en Cabra (Andalucía, taifa de Granada), defendiendo la taifa de Sevilla, la cual sí pagaba parias a los cristianos.

1080. Operación militar de Alfonso VI destinada a reponer en la taifa de Toledo a al-Quadir. Una incursión de estos toledanos musulmanes en Soria (Castilla) provoca la respuesta armada del Cid. Los toledanos se preguntan: « ¿De qué sirve pagar las parias al rey castellano? ».

 



1081-1084. Alfonso VI destierra al Cid. Después de intentar ponerse a las órdenes del conde de Barcelona. Al final ofrece sus servicios al reyezuelo de la taifa de Zaragoza, al-Muqtadir, ya anciano, (quien mandó construir la Alfajería), poeta y guerrero. Poco después muere. Se reparten la taifa de Zaragoza Al-Mutamán y Al-Mundir (Lérida). Rodrigo vence a éste último y captura al conde Berenguer de Barcelona. Vence de nuevo a los de la taifa de Lérida, esta vez aliado con los aragoneses. Recibimiento triunfal en Zaragoza.

1086. Después de tomar Toledo, Alfonso VI pone sitio a Zaragoza. En este momento llegan los almorávides, lo que obliga a Alfonso a levantar el cerco. Después de la derrota de las tropas castellanas en Sagrajas ante los almorávides, el Cid se reconcilia con el rey.

1087. Rodrigo parte hacia Valencia para auxiliar a al-Quadir, el depuesto reyezuelo de Toledo al que Alfonso VI había compensado poniéndolo en la taifa valenciana. Se alía ahora el Cid con su viejo enemigo Al Mundir. Rodrigo comienza a cobrar parias en tierras levantinas (cerca de Valencia) en las que cobraban hasta ahora el rey de Castilla y el conde de Barcelona.

1088. Incidente del castillo de Aledo (Murcia). Rodrigo no se une a las tropas de Alfonso VI que van en ayuda de los castellanos asediados por los almorávides. El rey lo vuelve a desterrar.

1090. Rodrigo, dirigiendo las tropas de Al-Mutamán de Zaragoza, derrota a la taifa musulmana de Lérida y al coaligado conde de Barcelona, Ramón Berenguer II en la batalla de Almenar, el cual fue hecho prisionero y liberado a cambio de un cuantioso rescate.

1092. Al-Quadir es destronado en Valencia por el cadí o juez, aliado de los almorávides.

1094. Valencia capitula ante las tropas de Rodrigo, llamado desde entonces «Sidi» (mi señor). El Cid gobierna la ciudad levantina.

1094 y 1097. Dos expediciones almorávides con el fin de recuperar Valencia fracasan. En la última, el Cid se alía con Pedro I de Aragón.

Desde la Plaza del Mío Cid, en Burgos, para el blog de mis culpas...



P.D. La derrota musulmana de las Navas de Tolosa en 1212 desembocará en la caída de gran parte de Al Ándalus, a excepción del reino de Granada.

A partir del año 1212 con la batalla de las Navas de Tolosa, las tropas cristianas empezaron a llamar Andalucía “al-Andalusiyya” aquéllos territorios que iban conquistando (la antigua Ishbilya, Córduba, Jayyan) hasta llegar a la antigua Elvira (Granada) el 2 de enero de 1492. 

"Fue un momento malísimo, aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una arquitectura y una delicadeza únicas en el mundo, para dar paso a una ciudad pobre, acobardada, a una tierra del chavico donde se agita actualmente la peor burguesía de España"


Federico García Lorca, 10 de junio de 1936


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