miércoles, 24 de diciembre de 2025

Una visita didáctica al Museo de Ronda [Palacio de Mondragón]

 


En nuestra reciente visita a Ronda visitamos un palacio que pasa casi inadvertido para el visitante. Es el Palacio de Mondragón, de estilo mudéjar-renacentista y actual Museo de Ronda, donde nos ilustramos de muchas páginas de la historia, no sólo de Ronda sino del mundo antiguo, de Roma y de Al Andalus. Un museo didáctico de carácter histórico-arqueológico, donde nos dice la leyenda que durante la época andalusí fue la residencia del rey Abbel Malik o Abomelic, hijo del sultán de Fez, Abul Asan.

Los Reyes Católicos fueron ilustres huéspedes de dicho Palacio durante la conquista. Posteriormente, fue la residencia del capitán Melchor de Mondragón [quien destacó en la revuelta morisca en la zona de Istán, Sierra de las Nieves, Málaga], y también, del Marqués de Villasierra.

 

Un museo didáctico que nos ilustra sobre el mundo del hombre primitivo y de su hábitat natural, del origen de la alfarería, de la edad de los metales, de la metalurgia, del mundo funerario, de los fenicios, Acinipo o Ronda la Vieja, romanos y cartagineses, o de la antigua Al Andalus, entre un largo etcétera.

 

A partir del IV milenio a.C. se difunde por Europa la costumbre de enterrar a los muertos en grandes construcciones funerarias o en cuevas artificiales, fenómeno que conocemos como megalitismo [de mega: grande y lithos: piedra]. En la Edad de Bronce durante el II milenio a.C. tienden a abandonarse los megalitos, en favor de enterramientos individuales dentro de los poblados o en sus cercanías.

La vertiente atlántica se caracteriza por los dólmenes de corredor o grandes cámaras poligonales como en Menga, Alberite o La Pastora.

En la vertiente mediterránea, con sepulcros de cámara circular cubierta con falsa cúpula.

La piedra pulimentada

 

Desarrollada a partir del Neolitico la piedra tallada aparece en los molinos para moler el cereal. La piedra pulimentada aparece en las edades del Cobre y el Bronce de los arroyos del Guadalete o sobre rocas del Valle del Genal.

El uso de la piedra para la realización de herramientas constituye la manifestación tecnológica humana más antigua, hasta el punto de convertirse en un criterio diferenciador entre los hombres más primitivos y sus antecesores antropoides.

La piedra puede trabajarse de dos formas: tallada o abrasión (pulimentado). La primera es más antigua, y abarca todo el Paleolítico, al que da nombre.



Los Dólmenes

 

Son estructuras construidas con grandes piedras, cubiertas a su vez por un túmulo de tierra, que se usaban para depositar en su interior a los difuntos de una comunidad o linaje. Son, por tanto, panteones colectivos de un grupo social más o menos extenso. Se pueden presentar tres tipos de dólmenes:

  • De cámara simple, el más sencillo cubierto por una o varias losas de piedra.
  • Dolmen de Galería, el más normal en la comarca de Ronda.
  • Dolmen de Corredor, es una combinación entre los dos tipos: un pasillo estrecho que da a una cámara sepulcral ancha.

 



Evolución de las primeras viviendas

La cabaña corresponde a la última fase de la Prehistoria, el Bronce Final, hacia el III milenio a.C., pasando el hombre de asentamientos provisionales a más estables. Se produce una evolución en la edificación, desde lo más perecedero a lo permanente.

Los huecos se impermeabilizan con barro que tapan los espacios entre las rocas cubierto el techo de cañizos. En el centro de la cabaña colocaban un palo de madera introducido en un hoyo para dar estabilidad a la estructura.

La molienda del grano se practicaba en los molinos de piedra colocados sobre estructuras a modo de banco. La harina se iba echando en una vasija de cerámica colocada en un extremo del molino. Molinos, resto de vasijas y de grano así lo atestiguan. En la cabaña también se guardaban útiles y herramientas más preciadas del núcleo familiar. Las reservas de grano o agua se almacenaban en grandes contenedores de cerámica.

Los huesos y cornamentas de animales se usaron desde el Paleolítico para realizar mangos para las azuelas y hachas, soportes para la siega, punzones para coser pieles, útiles para decorar y tratar cerámicas, y también pequeños ídolos de hueso y adornos personales. Las especies elegidas para prestar sus restos como base de utensilios fueron las domesticadas como ovejas, cabras, cerdos, etcétera, y cazados, como ciervos y corzos, muy valiosas sus cornamentas.

 




Primeras civilizaciones

Las primeras civilizaciones surgen en Mesopotamia [país entre ríos, Eúfrates y Tigris]. Grandes poblados como Catal Huyuk, al sur de Turquía o Mohenjo-Daro, en el Valle del Indo. Será en el IV Milenio cuando se podrá hablar de verdaderas ciudades, como Uruk y Susa en el Eufrates sirio.

El carro multiplicó exponencialmente la capacidad de acarreo. La rueda se inventó en Mesopotamia sobre el 3300 a.C. sin que sepamos a ciencia cierta cuando llegó a nuestras tierras.

Aparecen las clases sociales y la esclavitud, el derecho y la propiedad privada, el ejército, el comercio a gran escala, la recaudación y la consolidación de las élites gobernantes. La ciudad como nueva forma de organización humana ya no produce los bienes que consumen, y se establece una red de comercio y tributación.

También aparece la escritura, y con ella las primeras noticias escritas. La escritura significó un extraordinario progreso, al permitir fijar, guardar y difundir saberes e informaciones, lo que influyó en la propia evolución de las culturas. La historia como relato de hechos humanos ya no solo sucede, sino que también se cuenta. El historiador dispondrá de material escrito para orientar sus investigaciones sobre el pasado. Es lo que llamamos fuentes escritas.

La ciudad necesita planificación, espacios comunes de abastecimiento como el mercado, lugar para los ritos y funciones ciudadanas como plazas y foros, y también un lugar para almacenar los excedentes agrarios. Los templos y palacios son símbolos de poder y expresión de los valores que la ciudad cimenta.

El documento más antiguo escrito conocido son las tablillas de arcilla de Uruk, Mesopotamia escritas hacia el 3100 a.C. combinando pictogramas y signos numéricos. Los signos significan sílabas.

Mientras que en Egipto se siguieron utilizando dibujos reconocibles, unos 5.000 como signos, en Sumeria ya se habían esquematizado éstos en forma de unos 600 signos cuneiformes, en forma de cuña.

Se supone que fueron los fenicios los primeros en escribir con ese nuevo conjunto de signos: el alfabeto. Las vocales fueron establecidas por los griegos al comienzo del I milenio a.C.

Las fuentes escritas ayudan a dilucidar aspectos del pasado, pero muchas veces son incompletas, contradictorias, parciales y además manejan nombres y conceptos que no coinciden con los actuales. El primer paso será determinar con exactitud qué dicen las fuentes, porque en historia todo es falsable mientras que no se demuestren las fuentes.


El Cobre

 

El uso del cobre aparece en el Egeo y todo el Mediterráneo en los últimos siglos del II milenio y la primera mitad del I. La primera noticia del uso del hombre con utensilios de cobre la tenemos en el Próximo Oriente (Catal Huyuk, en Turquía, Tell Halula o Sialk en Siria), en fechas anteriores al 7.000 a.C. con objetos fabricados mediante el martillado en frío del metal en estado nativo. Con posterioridad se comienza a calentar y artillear el metal puro en proceso de templado.

El cobre, relativamente blando, se aplicó a pequeños útiles como punzones y cuchillos, adornos como pulseras y anillos y a objetos como hachas de valor ceremonial. La tecnología más empleada fue la fusión del metal y su modelado en moldes.

El cobre fundido hasta alcanzar los 1083ºC se vierte en un molde, de dos valvas, donde se deja enfriar, tomando la forma del mismo. Con posterioridad se procede a su templado, martilleándolo en frío o caliente y afilado, para darle forma al instrumento.


El Bronce

El bronce es la aleación del cobre con el estaño. Se detectó en Oriente Próximo, entre el 3000 y el 1600 a.C. El proceso metalúrgico es el mismo que el del cobre, pero antes de verterlo en los moldes, deben mezclarse los dos metales: cobre y estaño o arsénico. La dureza del metal abrió la aplicación a las armas, puñales, espadas y lanzas, hachas, azadas, cinceles y punzones, broches, anillos y hebillas.

Durante el final del II milenio a.C. aparece los bronces temarios (cobre+estaño+plomo), más frágil y maleable, muy utilizados para adornos y objetos que no eebñian ser sometidos a trabajos duros.

El bronce posee ya una capacidad importante para cortar y perforar, siendo utilizado en la fabricación de armas, útiles agrícolas, de taller y domésticos. Junto a ello, el adorno corporal con los primeros brazaletes y anillos, junto con la vestimenta adquiere categoría de artesanado, con la generalización del cobre, bronce, oro y plata. Aparece el empleo de remaches de bronce, cuchillos y espadas.

El hierro funde a 1535ºC por lo que era necesario la forja calentándolo hasta el rojo vivo para darle la forma apetecida, y enfriarlo después de golpe con agua. El hierro permitió la fabricación de clavos, cinchas, bisagras, grapas para la piedra, también en plomo. Collares, hebillas para cinturones, alabardas, espadas, puntas de lanza, puntas de flechas…

La plata y el oro en estado nativo han llamado la atención del hombre incluso antes del cobre. Su escasa dureza los inhabilita para instrumentos, pero son muy útiles para los adornos, y más tarde la moneda. Se convirtieron en depositarios simbólicos del prestigio de las clases dominantes. Las minas de oro y plata más antiguas documentadas son las de Aglos Sostis, en la isla egea de Sifnos, correspondiente al Bronce antiguo (III milenio a.C.).

Con la invención de la moneda en el I milenio a.C., el suministro de metales nobles pasó a ser intervenido decididamente por los nacientes estados.




El Tesoro del Carambolo, considerado herencia tartésico-fenicia


Los fenicios

La expansión comercial y cultural se produce en el siglo X a.C. con los fenicios que se extienden por todo el Mediterráneo con inventos y avances del Próximo Oriente. Tras la caída de Tiro bajo Nabucodonosor en 1573 a.C. será su colonia Cartago la que continúe el dominio fenicio-púnico en el Mediterráneo occidental.

Las primeras evidencias de la metalurgia del hierro se documentan a partir de las colonias fenicias en nuestra tierra a finales del II milenio a.C.

Aunque ya se conocían las importaciones micénicas, las primeras producciones locales realizadas con el torno alfarero y cocidas en hornos bicamerales aparecen en las propias colonias fenicias o en los poblados indígenas más relacionados con ellas. Su uso se impondrá durante el siglo VII para vajillas de mesa, almacenamiento y transporte.


La escritura fenicia

La primera escritura autóctona se documenta en la península en el área de la sociedad tartésica, Huelva, Sevilla y el sur de Portugal, entre finales del siglo VIII y VI a.C. Su relación con la escritura fenicia es evidente. Aparece en estelas funerarias y grafitos empleados en aspectos económicos religiosos y funerarios.

Los fenicios perfeccionaron y popularizaron un sistema consonántico derivado de la escritura cananea [Israel, Palestina, Líbano, y partes de Jordania y Siria], que a su vez se inspiró en los jeroglíficos egipcios. Al extenderlo por el Mediterráneo sirvió de base directa para el alfabeto griego y  latino.

El área de Ronda ocupa una posición intermedia entre la influencia fenicia en la costa, y el ámbito tartésico en el Valle del Guadalquivir.

La cerámica pasa a formar parte de los símbolos de estatus de la aristocracia guerrera ibérica, ya en el siglo V y IV a.C.


La moneda

Se sitúa el origen de la moneda en Asia Menor en la zona de contacto entre el mundo griego y las culturas orientales. Tal vez en Lidia, tal vez en la costa jónica, entre el siglo VIII y VII a.C. Se comienzan a imprimir diseños determinados sobre piezas de metal que ya se usaban previamente para el intercambio, dando lugar a la moneda. Pronto las ciudades estado griegas acuñan las suyas, y en su expansión mediterránea, desde el siglo V a.C. las difunden por el orbe conocido.

Consolidarán un esquema territorial que luego harán suyo los romanos y que perdurará en el tiempo. De Oriente adoptarán las calles cuadrangulares en un urbanismo ortogonal, propio de las ciudades mediterráneas. Es en este periodo en que Tartessos se encuentra gobernado por el rey Argantonio que domina el Valle del Guadalquivir, basando su esplendor en la riqueza minera que buscaban los colonizadores.

Las monedas de muchas ciudades íberas, emitidas ya durante la dominación romana, enfatizan aspectos de la producción campesina. Son características las espigas de cereal, los racimos de uvas, peces o animales como el toro.


Los íberos

Fueron pueblos prerromanos que habitaron el este y sur de la Península ibérica entre el siglo VI a.C. y el I d.C., caracterizados por el desarrollo de ciudades fortificadas y una aristocracia guerrera, que recibieron influencias griegas y fenicias, destacando en el arte esculturas como la Dama de Elche y la metalurgia, antes de ser romanizados.

La Falcata íbera causó gran temor en las legiones romanas, al ser una espada curva de hierro con frecuencia damasquinada en plata.

Hasta mediados del I milenio a.C. los íberos practicaron el trueque o intercambio directo de productos. Colonias griegas como Ampurias o fenicias como Gades tuvieron emisiones propias que los nativos usaron en sus tratos con ellas. Será hacia el final del siglo III a.C. en el contexto de las guerras púnicas, cuando algunas ciudades íberas empiecen a acuñar moneda, a imitación de esos modelos, siendo ya a partir de la dominación romana cuando la práctica de generaliza y se puede hablar de economía monetaria.

Aunque es difícil detectar sus vestigios, las acequias debieron usarse en esta época. El arado de punta metálica permitió arar extensiones más grandes.

En las zonas serranas aún se podían cazar osos, ciervos, corzos, cabras montesas, linces, nutrias o castores, actividad que fueron perdiendo importancia respecto a la agricultura. Predominaba la ganadería bovina y después la ovina y porcina. En agricultura predominaba la vid y el olivo, apareciendo el cultivo del almendro, entre otras especies arbóreas.

En el área de Ronda se extraía cobre, bronce, hierro y plomo.

En esta época se establece la panadería como actividad pública, con el horneado del pan en el ámbito doméstico. La actividad textil tuvo un gran desarrollo con telares verticales que tejía lana o lino, y en menor medida algodón, aparte del trenzado de esparto.


Hacia los primeros estados

En el siglo VI a. C. los griegos arriban a Iberia encontrando una serie de pueblos a los que llamaron Iberos, que basaron su economía en recursos ligados al territorio, como la agricultura y ganadería, la pesca o la minería.

Las diferencias sociales llevará aparejadas tensiones que se resolverán mediante el uso de la fuerza. Eso convertirá a los íberos en unos pueblos guerreros, confiriendo al armamento un papel simbólico, como signo de estatus que refleja una mitología heróica, de tipo aristocrático, al estilo de otros pueblos mediterráneos.

En lo social, una clase aristocrática detenta el poder y controla la producción y el comercio, a través del control de los productores –campesinos y artesanos– y de los medios de producción: tierra, ganado y materias primas. La forma de esta relación es la clientelar, que construye redes de obligaciones que estructuran piramidalmente la sociedad. El excedente acumulado por la aristocracia sirve para pagar fidelidades o intercambiar para adquirir productos de lujo y prestigio, símbolo de su posición social.

La clientela es una relación personal entre el aristócrata y los clientes (guerreros), que conlleva derechos y obligaciones por ambas partes. El aristócrata recibe la fidelidad del cliente, y éste recibe de aquel protección y los medios materiales para la producción, de cuyo producto es dueño el primero. El señor da al cliente tierras en precario a cambio de prestaciones o rentas en especie (tributo). Se establece un modelo de servidumbre.

En su aspecto militar tomará el nombre de devotio, que llegaba a implicar según autores latinos la inmolación de los guerreros si moría su protector.

Los enterramientos informan sobre las creencias religiosas y relaciones sociales. Los pueblos íberos, en general, practicaban la cremación como ritual o enterramiento. Sus tumbas son depósitos en urnas funerarias que contienen las cenizas del difunto, junto a ciertos elementos personales.





ROMA. CIUDADANÍA E IMPERIO

Entre el siglo V a.C. y el comienzo de nuestra era Roma pasa de ser un conjunto de tribus del Lacio con gobierno monárquico, a una dinámica República, que dominará la Península Itálica y luego, se enfrentan con los Cartagineses, por ejercer su influencia en todo el Mediterráneo occidental para convertirse, ya en nuestra era, en el mejor Imperio de la antigüedad.

Su imparable expansión se basó no sólo en la capacidad militar, sino en la capacidad para estructurar formas de gobierno acorde con su estructura de clases, y con cierto grado de autonomía que permitió que muchos pueblos conquistados se declararan romanos con el correr del tiempo.

Un sustrato que todavía sustenta nuestra civilización: la vida urbana, la tributación, el derecho, censos y elecciones, el comercio monetario, etcétera, se entronizan con Roma en nuestras tierras.

Cartago había pactado con los griegos en el s. V a.C. un reparto de zonas de influencia, que en la Península se reservaban las tierras del sur del Ebro.

1. Roma se enfrenta a Cartago en la primera Guerra Púnica (264 a 241 a.C.) arrebatándole el control de Sicilia.

2. El segundo acto se planteará en Iberia, que interesaba a Roma como base del enemigo, para apoderarse de sus riquezas naturales. En el 218 a.C. con el pretexto de ayudar a Sagunto, asediado por Cartago, Roma declara la guerra, que Aníbal trasladará a territorio latino con éxito, pero que perderá más tarde en Hispania (Illipa, Alcalá del Río) en 206 a.C.

3. La tercera Guerra púnica llega a Cartago, en Africa, ante Publio Cornelio Escipión el Africano en la batalla de Zama, 202 a.C. Expulsados los cartagineses, Roma, que había conseguido el favor de los pueblos autóctonos como liberadora del dominio extranjero, decide quedarse. Se abre así un periodo de enfrentamientos, hasta el dominio total de Iberia con Octavio Augusto en el 19 a.C.



La organización del territorio

Tras las Guerras Púnicas, Roma crea la figura de la provincia, a cargo de un procónsul o propetor, que actuaba como delegado del cónsul, con funciones militares, administrativas y judiciales.

El águila del estandarte romano extendida por el Mare Nostrum representaba el poderío de Roma, rodeada por una corona de laurel, símbolo de gloria, SPQR [Senatus PopulusQue Romanus "El Senado y el Pueblo de Roma"], base última de la autoridad de las legiones.

Las provincias se subdividen en “conventus” con capitalidad en las ciudades principales. El Imperio era un conjunto de ciudades, concebidas como unión de una urbs y un territorium, con unidad jurídica, económica y religiosa con un variado estatus:
  • Ciudades libres. No son ciudadanos romanos, aunque tienen sus propias leyes, recaudan impuestos y pueden emitir moneda. Pagan un tributo anual a Roma.
  • Ciudades federadas: Ciudades libres exentas del pago de tributo, aunque debían aportar tropas a la República y acoger a los magistrados si era necesario.
  • Ciudades estipendarias: Resultado de una conquista, no son ciudadanos romanos. Pagan un tributo en especie personal o “stipendium”, y si es territorial “tributum”. No poseen la propiedad del suelo, solo la posesión.
  • Colonias: Gozan de pleno derecho romano. Pueden ser de nueva concesión de tierras a los soldados licenciados, entre ellas están las colonias Patricia Corduba, Asa Regia, cerca de Jerez, Colonia Julia Rómula Hispal (Sevilla), Urso (Osuna) o Acci (Guadix).



La política de obras públicas representaba para las oligarquías romanas de las provincias una forma de asegurarse el favor de la gente. Los cargos públicos por obligación, y los poderosos financiaban la erección de esculturas, teatros, templos y termas para satisfacer su vanidad. El estado favorecía las comunicaciones para el paso de sus legiones con calzadas, puentes y acueductos.

Las ciudades tenían un recinto cuadrangular de murallas, con puertas en los cuatro lados, entre las que corrían dos calles principales -cardo maximus y decumanus maximus- que se cruzaban en el medio. El resto de sus calles se disponía en una disposición ortogonal, dibujando manzanas cuadrangulares en las que se agrupaban las viviendas.

El arco y la cúpula se generalizaron permitiendo superar en altura y dintel, ahorrando materiales y esfuerzo. Se inventó un primitivo hormigón que facilitó la erección de estructuras de gran tamaño. El uso de máquinas movidas por animales o esclavos se generalizó en áreas como la construcción o la industria alimentaria, respondiendo a las demandas económicas.

La economía romana fue fundamentalmente agrícola, destacando la metalurgia, cerámica, vidrio, tejido y tinte. La esclavitud jugará su papel junto al trabajo libre, en el marco de una formación social de tipo tributario.

Frente a las relaciones de servidumbre en el mundo ibérico, Roma difundirá un modelo mixto de tenencia de la tierra. En las ciudades libres siguieron rigiendo sus propios sistemas de propiedad mientras que en las estipendarias pertenecían a Roma, permitiendo a los indígenas su explotación a cambio de un tributo o estipendio. Con el tiempo se produce un proceso de concentración de la tierra, en el que los poderosos compran las tierras a pequeños agricultores, que se hicieron con las mayores extensiones, apoyados por la explotación de los esclavos. Las villas se convirtieron en el centro de la producción agrícola.

En Roma, la economía quedaba ya lejos de la autosuficiencia. La agricultura en la Bética estaba dominada por la triada mediterránea (trigo, vid y olivo)  que proporciobanan el grano, vino y aceite de oliva, y que llegaron a exportarse masivamente como lo atestiguan las innumerables ánforas de la Bética encontradas en Roma. Se cultivaron grandes girasoles blancos, espárragos, alcachofas, lechugas…

Los emperadores asumen casi toda la acuñación de oro y plata, dejando para el Senado las emisiones de bronce.

Las casas de la gente de buena posición se organizaban en torno al atrium. El compluvium dirigía el agua de lluvia a un estanque impluvium, conectado con una cisterna para almacenar agua. El cuidado personal pasaba por la asistencia a los baños públicos.

Los romanos adoraban a infinidad de divinidades: Júpiter, Juno, Minerva, Apolo, Marte, Mercurio, Venus, Saturno…De Asia Menor importaron a Mitra, Cibeles, Isis o Dionisos, entre otros, preparando el camino al Cristianismo para sustituir al politeísmo tradicional.

Los romanos creían en la vida del alma después de la muerte, en el Hades, submundo situado más allá de la laguna Estigia, que el barquero Caronte ayudaba a cruzar. Era obligación de enterrar a los difuntos en la necrópolis, fuera de la ciudad por razones higiénicas y culturales, para evitar los incendios de las piras funerarias.

La llegada de Augusto al poder traerá como consecuencia la reforma monetaria. Mientras que en la República el Senado tenía autoridad suprema para emitir moneda y el control de las finanzas públicas. Augusto acuñará las monedas de oro y plata en el Este. A partir de su subida al poder, en la acuñación de monedas aparecerá su nombre en todas las emisiones monetarias.

 




Ronda la Vieja-Acinipo

La ciudad romana conocida como Acinipo ha sacado a la luz parte de lo que fuera un poblado con distintas fases de evolución entre la Edad del Cobre y el Bronce. Se le conoce como Ronda la Vieja para diferenciarlo de la ciudad romana.

El yacimiento arqueológico de Acinipo se ubica en la Mesa de Ronda La Vieja, de 999 m. de altitud media, a unos 12 km al noroeste de Ronda. El yacimiento presenta restos de poblamiento de la Edad de Cobre (III milenio a.C.), ibérico y romano.

La primera mención escrita de Acinipo corresponde a Ptolomeo (s. II d.C.) quien la enumera entre las ciudades de la Baeturia céltica, al igual que Plinio, aunque sin dar una localización geográfica precisa.

El poblamiento conocido de Acinipo se remonta al menos a la Edad de Cobre, en torno al 2100 a.C. y ya desde la Edad de Bronce en el II milenio a.C. puede hablarse de un poblado de cierta importancia. En los albores del I milenio encontramos casi una ciudad, alcanzando su máxima expansión entre el 800 y el 550 a.C.

Del 550 450 a.C. al comienzo de la época ibérica, estuvo abandonada. A partir del 450 a.C. se repuebla y amuralla como oppidum ibérico, hasta la llegada de Roma donde conocerá un nuevo florecimiento desde el cambio de era al siglo III d.C. empezando a decaer en torno al siglo VI d.C.

Durante la República romana comenzaron a construirse en las provincias los teatros, sobre todo a partir de Augusto a finales del siglo I a.C. Llegó a tener magistrados propios, como lo atestigua una serie de monedas acuñadas con el nombre de un edil entre el 47 al 44 a.C. Acinipo tenía Foro, Teatro, Termas públicas y viviendas. El teatro, construido comienzo de nuestra era se encuentra en el punto de mayor pendiente, aprovechando para tallar en la piedra el graderío o cavea.

En el teatro se utilizaban 28 tipos de máscaras en las tragedias y 46 en las comedias. Las representaciones eran costeadas por los magistrados o particulares con recursos que organizaban los “ludi scaenici”, incluyendo el sueldo de los actores, preparación del teatro y retribución a los autores de la obra y música.

Las mejores tierras de cultivo y los mejores pastos estaban en manos de la aristocracia que estableció con las clases sociales más bajas una relación económica y social de servidumbre. Los campesinos se someten al señor, que es el propietario de la tierra, y quedan vinculados a este como si fuera un fruto más de los que se producen.

Acinipo (Ronda la Vieja) conocerá la máxima expresión física entre el 800 y 600 a.C. seguida de un abandono de cien años al comienzo de la época ibérica. Repoblada y amurallada entre el 450 y 200 a.C. conoce un nuevo florecimiento, ya en época romana, desde el cambio de era al siglo III d.C.

Los romanos denominarán a Ronda como la Arunda romana

En Acinipo los estudios de semillas y frutos, antrocológico (carbones de madera) y palinológicos (polen) nos revelan las especies comestibles más usadas. Destacan cereales como el trigo y la cebada, cultivados generalmente en zonas próximas al poblado, y legumbres como habas y guisantes, con huertos que aprovecharon en las zonas de ribera para la práctica del regadío. Entre las especies cultivadas para materias primas textiles se documenta el lino.



 


El Crismón

Es un anagrama formado por las dos primeras letras de la palabra Cristo en griego; esto es la X (ji) y la P (ro) de Χριστός (Christós), que significa “ungido”, acompañadas por la letra inicial y final del mimo alfabeto griego, la A [alfa] y Ω [omega], situadas a ambos lados del crismón, y que señalan la eternidad de Cristo, que es principio y fin. Dios es el origen de todo, pasado, presente y futuro.

La villa fue la pieza fundamental en la organización del espacio rural durante el periodo romano. Pero será en los siglos IV y V d.C. cuando parte de la aristocracia abandone la ciudad para trasladarse al campo, llevándose consigo el boato y su estatus social. Un fenómeno que se ha denominado urbs in rure “la ciudad en el campo”.

 


Monumento en Almuñécar a Abderramán I 
[Abderramán ben Muawiya al Dajil "El Inmigrado"]



Al Andalus [711 a 1492]

Cuando la Europa cristiana en el año 1000 estaba bajo el influjo del fin del mundo, el matemático, astrónomo, geógrafo, físico, filósofo, historiador y farmacéutico persa Al-Biruni calculó el radio de la Tierra demostrando que nuestro planeta giraba alrededor del Sol. También confirmaron la esfericidad de la Tierra siglos antes de que Colón descubriera el Nuevo Mundo.

El primer Renacimiento en Europa se dio en Al Ándalus en lengua árabe contribuyendo con más de mil traducciones de los clásicos griegos al árabe siendo llevadas posteriormente al latín por los eruditos cristianos. De este modo, fueron receptores del legado griego al traducir a célebres pensadores de la Antigua Grecia a la lengua árabe, lo que produjo un gran avance cultural y científico en contraposición con el oscurantismo del occidente cristiano.

Recordar que Alhakén II creó una biblioteca andalusí tolerante y universal con más de 400.000 volúmenes que abarcaba todas las disciplinas del conocimiento. Poseía en su palacio de Madinat al-Zahra un taller de escribanía con encuadernaciones de altísima calidad y copistas. Tendrían que pasar muchos siglos para poder encontrar en Europa una biblioteca con tanta altura de miras como la que poseía el culto Alhakén II, que también destacó por el respeto a los cristianos y judíos.

Libros que trajeron desde Bagdad, Damasco, Alejandría, Roma y Bizancio, y cuyas versiones fueron traducidas posteriormente al latín en la famosa Escuela de Traductores de Toledo, protegida por Alfonso X el Sabio en la que trabajaron musulmanes, cristianos y judíos.

Averroes será un andalusí con proyección europea al convertirse en un puente entre el Medievo y el Renacimiento. Con sus verdades metafísicas "dos caminos" tendrá una importante influencia en la Escolástica [que intentaba fundamentar y ordenar el dogma cristiano] al traducir las obras de Aristóteles del griego al árabe abriendo nuevos caminos.

Aristóteles y Averroes serán de algún modo cristianizados por Tomás de Aquino al adaptar su filosofía para conciliar "Fe y Razón" reforzando y apuntalando la Escolástica durante varios siglos, y que se enseñará en escuelas y universidades bajo el lema "la filosofía es sierva de la teología" (Philosophia ancilla theologiae).

 



La Hispania/Spania visigoda se fue transformando en Al Andalus como transición cultural, política y económica. Unos dinares de oro bilingues acuñados en el 716 d.C. [año 98 de la Hégira], acuñados principalmente en la Ceca de la antigua Isbiliya (Sevilla) alrededor del 716-717 d.C, presentan inscripciones en latín y árabe, lo que constituye la primer evidencia documentada del uso del nombre de Al Andalus en sustitución de Hispania. Un importante testimonio. 




  • Emirato dependiente de Damasco. 711 a 756.
  • Emirato independiente de Damasco. 756 a 929.
  • Califato de Córdoba. 929 a 1031.
  • Reinos de Taifas. 1031 a 1085.
  • Almorávides. 1090 hasta 1145-1146.
  • Almohades. 1146 a 1212 (inician su declive con la batalla de las Navas de Tolosa) resurgiendo los terceros reinos de taifas hasta 1248 con la conquista de Sevilla.
  • Reino Nazarí. 1238 hasta el 2 de enero de 1492. Epílogo de Al Andalus.

El final del reino visigodo de Toledo significó no solo el final de un sistema político, sino también la transformación de un territorio que, hasta entonces, se consideraba una continuación natural del legado romano.

Este camino trajo consigo una fusión única de tradiciones sociales, políticas y culturales. Así nació Al-Andalus, la sociedad islámica de Occidente europeo. Un nuevo orden caracterizado por una lengua distinta, el árabe, una nueva religión, el islam, junto con una serie de influencias orientales que marcarán profundamente su evolución durante los siglos venideros.

La conquista trajo consigo a nuevos habitantes procedentes del norte de Africa, quienes necesitaban asentamientos en la Península. Se organizaban en tribus que se distribuyeron por todo Al Andalus, incluyendo la Serranía de Ronda. 

Los árabes ocuparon las mejores tierras de las cuencas de los ríos mientras que la población bereber ocupará las tierras montañosas, lo que traerá problemas en el futuro.

El valle del Genal reunía mejores condiciones para convertirse en el área con mayor concentración de topónimos de probable origen amazigh o bereberes. Takurunna sirvió para designar esta región de Al Andalus en la Serranía de Ronda.





Ciencia

Al-Andalus fue un faro de conocimiento científico en Europa medieval impulsado tanto por la herencia del saber clásico como por las innovaciones propias. Matemáticas, astronomía, álgebra, medicina, química y otras disciplinas florecieron bajo el dominio islámico y, con el tiempo, sus avances se difundieron por el resto del continente europeo.

  • Ibn Firnás [810-887]
  • Ibn Bayyah "Avempace" [1070-1138]
  • Ibn Tufail "Abentofail" [1110-1185]
  • Ibn Rušd "Averroes" [1126-1198]
  • Moisés ben Maimón "Maimónides" [1135-1204]...

 



Destacaron Abbás ibn Firmás, Avempace, Abentofail, Averroes o Maimónides, entre otros. A menudo se compara Ibn Firmás con Leonardo da Vinci, aunque, en realidad, sería más acertado comparar a Leonardo con él.

Abū al-Qāsim ‘Abbās ibn Firnās ibn Wardas nació en Takurunna, actual comarca de Ronda, entre los años 184 y 194 H. [800 y 810 d.C.] en el seno de una familia amazigh de la tribu masmuda. Desde joven se trasladó a Córdoba, donde desarrolló su carrera bajo la protección de los emires al-Hakam I, Abd al-Rahmán II y Muhammad I. Destacó en múltiples disciplinas, incluyendo la astronomía, las matemáticas, la música y la literatura. Entre sus aportes científicos se encuentra la mejora de la fabricación del vidrio mediante la incorporación de nuevos componentes. 

Además, fue pionero de la aeronáutica al lanzarse desde una torre de la Rufasa (Córdoba) en el siglo IX y volar unos metros en una especie de planeador de madera, seda y plumas pegadas por cera. Aunque se fracturó las dos piernas, su vuelo fue un éxito. También fue pionero de la astronomía, al construir el primer planetario de cristal y esferas armilares.



Runda será la capital de Takurunna, cora o división territorial de la época omeya durante los siglos VIII al XI.

Takurunna o Ronda se organizaba en pequeñas unidades administrativas llamadas tahas con funciones militares como por ejemplo: Setenil, El Burgo, Montejaque, Benaoján, Cortés, Jimena, Atajate, Alpandeire Júzcar, Igualeja, etcétera.
  • Taha de Gaucín: Gaucín, Benarrabá, Algatocín, Benalauría, Benadalid, entre otras.
  • Taha de Casares: Casares, Genalguacil, etcétera, en la época nazarí.

 



Las fronteras marcaban la separación de dos mundos en continuo conflicto y desencuentros, aunque se permitían intercambios económicos y culturales, ya que los periodos de guerras se alternaban con treguas que favorecían la convivencia y el comercio.

Las tahas de Gaucín y Casares eran fortalezas defensivas, siendo el núcleo principal de Ronda su alcazaba. La frontera geográfica establecía una barrera entre el valle del Guadalquivir cristiano y la Serranía de Ronda andalusí.

Aquel día de primavera del 22 de mayo de 1485, Pascua del Espíritu Santo, Ronda dejó de ser ciudad andalusí. Los asedios prolongados buscaban aislar y desgastar a la población. La rendición de Ronda supuso la entrega de toda su comarca (targ o marca rondeña). A partir de ese momento la población musulmana se vio obligada a elegir tres opciones:

  • Trasladarse a otras localidades de la Serranía.
  • Reubicarse en las morerías existentes en el territorio cristiano.
  • Exiliarse en el norte de Africa, donde fueron recibidos con recelo. Los antiguos habitantes de Al Andalus serán conocidos como moriscos.

 


Puerta de Almocábar (Bab al-maqbara) en Ronda


Cementerios musulmanes en Al Andalus

La norma islámica establece que los difuntos deben ser enterrados a extramuros de las medinas, por lo que las maqbaras solían situarse junto a los caminos exteriores de las medinas. En Ronda será conocida como la Puerta de Almocábar (Bab al-maqbara), a lo largo del camino de Algeciras.

En el islam, la introducción de ajuares en las tumbas estaba prohibida.

Se han documentado más de un centenar de tumbas vacías, lo que sugiere que, tras la conquista cristiana de Ronda, los familiares de los difuntos exhumaron los cuerpos para llevarlos consigo en su destierro.

El ritual funerario comenzaba con la preparación del difunto. Primero, se le despojaba de sus ropas y adornos personales. Luego, era lavado con agua purificada, perfumado y envuelto en un sudario (kafan). El cuerpo era trasladado al cementerio en unas andas de madera (parihuela), que en muchos casos era utilizada como cubierta de la tumba. El uso del ataúd era excepcional.

Una vez en la maqbara, un imán dirigía la oración fúnebre antes de proceder a la inhumación. El difunto se colocaba en una fosa estrecha, echado sobre su costado derecho y con el rostro orientado hacia la Meca (quibla), mirando al sureste.




Cerámica

El estudio de la cerámica refleja claramente los procesos de arabización e islamización. Aparecen nuevos utensilios como las cazuelas y los tabaq, el uso de tinajas de almacenamiento indican periodos de inestabilidad, donde era necesario conservar grandes cantidades de alimentos.

Se habla de cerámica emiral, califal, almohade o nazarí, dependiendo de las particularidades de cada época. Destaca su riqueza decorativa despertando admiración fuera de sus fronteras de Al Andalus.

Algunas de las técnicas más representativas:

Verde y manganeso cocido como verde y morado se popularizó durante la época califal y continuó en el periodo taifa (siglos X y XI). En las piezas califales predomina el fondo blanco, símbolo de los omeyas con expresiones como al-mulk (el poder) o baraka (bendición). Los colores se aplican con óxidos metálicos y se vitrifican tras una segunda cocción, finalizando con una cobertura translúcida que se solidifica en una tercera cocción.

Cuerda seca se dibujan los motivos con una sustancia grasa que evita que los colores se mezclen, aplicando después los óxidos metálicos para obtener diferentes tonalidades.
  • Pintada. La más sencilla de las técnicas decorativas consiste en pintar directamente sobre la pieza seca antes de la cocción. Se puede realizar con pincel o con los dedos. Los colores provienen de óxidos metálicos o minerales como cobalto (azul), manganeso (negro), almagra (rojo) y estaño (blanco).
  • Esgrafiada: Técnica decorativa utilizada en cerámica que consiste en raspar una capa de óxido de manganeso aplicada sobre la superficie, hasta dejar al descubierto la cerámica bizcochada. Este método permite crear diseños llamativos, donde el dibujo resalta gracias a la diferencia de color entre el fondo oscuro y las áreas grabadas.
  • Estampillada: Se aplica un sello sobre la arcilla fresca, repitiendo un motivo decorativo en la pieza. Es muy común en grandes tinajas y en ataifores o plato hondo que representa la vajilla andalusí. Los sellos pueden incluir diseños geométricos, vegetales o epigráficos con inscripciones como al-mulk (el poder de Dios), al-yumn (la fortuna) o baraka (bendición).

La cultura del agua

Los árabes como grandes expertos en técnicas de regadio potenciaron los recursos hídricos construyendo azudas (del árabe as-sudd, presa), albercas (del árabe, al beer-kah, estanque), los molinos con sus ruedas hidráulica o sigalla, para elevar el agua del río a través de sus cangilones y así poder encauzarla a una acequia destinada para riegos y fuentes, norias, aceñas o molinos harineros de agua, aljibes, alcorques o agujeros alrededor de los árboles para almacenar el agua de riego, o azarbes que eran acequias que transportaban las aguas sobrantes del regadío para devolverlas al río. En terrenos abruptos como la sierra utilizaban el cultivo en terrazas.

En la agricultura, los árabes revolucionaron las tareas del campo con nuevos métodos de cultivo, injertos, etcétera. Las huertas brillaron con luz propia con nuevas hortalizas como la berenjena, la alcachofa, la endivia, el espárrago, etcétera. Nuevas frutas como la granada, el melón, la cidra y los albaricoques enriquecieron nuestra dieta mediterránea.

Para suministrar abundante agua en los baños "al-hamman" de considerables dimensiones de una importante medina andalusí era necesario disponer de un caudal de agua suficiente. Tal contingencia se solventaba construyendo dichos baños árabes junto al cauce de los ríos.

El campo estaba formado por alquerías y arrabales, donde la agricultura y la ganadería eran las principales actividades económicas. Los cultivos predominantes eran los de secano, como el trigo, cebada, olivo y vid, adaptándose al terreno accidentado.

El regadío era esencial para la economía andalusí, reduciéndose a pequeñas zonas situadas en los valles de los ríos y arroyos o cerca de los manantiales. Este será el origen de muchos pueblos actuales. En cuanto a la ganadería se criaban principalmente ovejas y cabras para consumo, además de burros, fundamentales para el transporte en una región de caminos difíciles.

Existían además los molinos y las canteras de arcilla. En Ronda, un sistema de acequias tomaba el agua del río Guadalevín para el riego. Dicha fuerza motriz serviría en los molinos harineros, llegando a sumar hasta catorce molinos.


La alfarería era vital para abastecer de vasijas y utensilios a gran parte de la comarca.


Orografía de Ronda andalusí

Durante la época nazarí, Ronda se dividía en:
  • La medina (al-madina), donde se concentraban los símbolos del poder, como la mezquita aljama, la alcazaba, la alhóndiga y diversos palacios.
  • El arrabal bajo o de San Miguel, dedicado a actividades artesanales e industria de transformación, como curtidores y alfares.
  • Arrabal Alto, hoy llamado barrio del Espíritu Santo por la Iglesia cristiana que sustituyó a la antigua mezquita.
  • La maqbara a extramuros de la ciudad o cementerio, un espacio fundamental en toda comunidad. No existe un asentamiento humano sin un lugar para dar descanso a los difuntos.

Desde el punto de vista defensivo, las características topográficas de Ronda la hacían prácticamente inexpugnable. Ronda presentaba un problema crucial: el suministro de agua. Dependía del río Guadalevín y de la fuente de la Mina, lo que obligó a desarrollar un sistema complejo de almacenamiento y abastecimiento compuesto por aljibes y una coracha o acceso fortificado al agua. El agua no se cogía del río sino del nivel freático mediante una noria interna.

Los aljibes estaban repartidos por toda la medina, asegurando el abastecimiento del agua en caso de asedio. Existían tantos aljibes públicos como privados. Posteriormente serán cristianizados con cruces grabadas en sus paredes para purificar el agua que antes había servido a la población musulmana.

Ronda era considerada como una de las plazas fuertes del islam ubicada entre el emirato nazarí y el reino de Casilla con una enorme importancia estratégica. Era un punto clave para las rutas comerciales y militares de la región.

Su sistema defensivo estaba compuesto por:
  • El albacar (al-baqara) para resguardar el grano y el ganado en un espacio amurallado en el camino de Zahara, como lo demuestra el Arco del Cristo.
  • La alcazaba que domina el sector sur donde vivía el alcaide de la fortaleza.
  • La muralla de la medina rodeaba la parte más alta de la medina, donde hoy se encuentra el Arco de Felipe V.
  • La muralla de los arrabales que contaba con sus propios recintos amurallados y puertas de acceso.
  • Y la Puerta de Almocábar que comunicaba Ronda con el camino deAlgeciras y daba acceso a la maqbara o cementerio, de donde proviene su nombre (bab al-maqbara) o puerta del cementerio.
Las fortificaciones mantenían la línea de tensión entre ambos bandos, que se mantuvo constante salvo en momentos de tregua, hasta que en 1481 da inicio la fase final de la conquita del Reino Nazarí de Granada.

Gaucín, Grazalema, Zahara de la Sierra, Montecorto y Setenil estaban del lado nazarí mientras que Gibraltar, Algeciras, Jimena de la Frontera, Castellar, Olvera, Pruna, Torre Alhaquime y Tebas, se encontraban ya del lado cristiano.

Para comunicarse hacían señales de humo durante el día o fuego durante la noche. Si existía peligro, la noticia podía recorrer de atalaya en atalaya 200 km. en una hora.

En la mezquita aljama de Ronda se celebraban las oraciones del viernes, día sagrado del islam. Además de su función religiosa, cumplía un papel educativo, ya que en sus instalaciones se enseñaba el Corán. Destacan el Alminar de San Sebastián, la Quibla de Santa María y el mihrab de la aljama, conservado en Santa María la Mayor, cuya planta se ajusta a la disposición original de la mezquita aljama.

Las monedas en Al Andalus facilitaban el comercio y la recaudación de impuestos.
  • Dinar de oro era la moneda más valiosa y menos frecuente.
  • Dirham de plata, era la más común.
  • Fals/Felús de cobre, la más usada en la vida cotidiana y en el pago de funcionarios civiles y militares.


La batalla de las Navas de Tolosa en 1212 en Santa Elena, provincia de Jaén, supuso un punto de inflexión para la conquista de Al Andalus, que comenzaba a desmoronarse mientras que las tropas cristianas avanzaban por el Valle del Guadalquivir.

En 1238 Muhammad ibn Nasir fundó en Garnatha [Granada] un emirato que se convertirá en el último bastión de Al Andalus.

Ronda, Gaucín y Casares contaron con fuertes defensas musulmanas.

La vida cotidiana se desarrollaba entre dos realidades: el trabajo en el campo y la constante amenaza de guerra.

La proximidad de la Serranía con el Estrecho de Gibraltar favoreció el contacto entre ambas orillas del Mediterráneo. Las relaciones entre Granada y Castilla estuvieron marcadas por continuos conflictos, como el elevado pago de parias o tributos, que el emirato nazarí debía entregar a Castilla como reino vasallo. 

Para aliviar la presión, el sultán nazarí Muhammad II solicitó ayuda a su homólogo meriní, Abú Yusuf que partió de Fez con el propósito de hacer la yihad o guerra santa en la Península y unificar a los musulmanes andalusíes, divididos en continuos enfrentamientos. Los meriníes recibieron el control de varias ciudades estratégicas cercanas al Estrecho, como Ronda, Tarifa y Algeciras, donde fundó su propia medina. Pero su dominio no fue estable.

La batalla de las Navas de Tolosa 6 de julio de 1212 en las cercanías de Santa Elena, fue  conocida como la batalla de los tres reyes, por haber combatido los monarcas Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra.



La población morisca

Tras la expulsión de los judíos el 31 de marzo de 1492 coexisten en España dos creencias: la cristiana y la musulmana con 300.000 almas instaladas preferentemente en Aragón, Valencia y Granada y en menos proporción en las dos Castillas, Extremadura y Cataluña. Dentro del antiguo Reino Granada, los moriscos eran visibles en las Alpujarras, el Valle de Lecrín y en la zona almeriense.

La nueva relación dominador-dominado trajo como consecuencia el desmantelamiento de sus tradiciones con la resignada sumisión del dominado y como consecuencia el desarraigo cultural convertido más tarde en destierro.

Tras la conquista del reino de Granada hasta 1499 los musulmanes son concentrados en barrios separados de Granada. Fray Hernando de Talavera se opuso a la creación de la Inquisición, aprendió árabe y se ganó la consideración de los musulmanes al que consideraron alfaquí (santo) siendo nombrado en 1493 primer arzobispo de Granada.

Pero a partir de 1499 Fray Francisco de Cisneros (1436-1517), arzobispo de Toledo y primado de España, franciscano y tercer inquisidor general de Castilla, la política de mano blanda no le convence y pone en marcha una política de conversiones forzosas con bautismos en masa que se inician en Granada y que en 1502 se extiende a la Corona de Castilla.

Desde el momento en que los conversos fueron legalmente convertidos en “cristianos nuevos”, empezaban a caer bajo la jurisdicción del Tribunal de la Inquisición, que podía indagar sobre sus comportamientos y ser procesados y condenados si mantenían sus tradiciones y practicaban su antigua religión.

La Rebelión de las Alpujarras hizo que los moriscos fueran considerados enemigos del Estado y acusados de conspiración, "una especie de “quinta columna del Islam en España” que amenazaba la fe cristiana.

A partir de este momento, los moriscos serían conocidos peyorativamente como “monfíes”, -del árabe munfi "desterrado"-, o moriscos refugiados en la sierra del antiguo Reino de Granada durante el siglo XVI y comienzos del XVII.

Los musulmanes deportados que no partieron hacia el norte de Africa se dispersaron en alquerías y poblaciones de la Serranía o en nuevas comunidades. Sin embargo, la presión demográfica sobre estos asentamientos y el incumplimiento de los acuerdos de rendición generaron un creciente malestar que estalló en revueltas, especialmente en regiones montañosas como las Alpujarras (granadina y almeriense) y la Serranía de Ronda. 

Finalmente, en 1609, el rey Felipe III decretó la expulsión definitiva de los moriscos, lo que condujo al abandono de muchas aldeas y alquerías. Algunos de estos despoblados han perdurado hasta hoy como vestigios casi fósiles de aquella época, como Moción (Júzcar) y Benamaya (Benadalid), en el valle del río Genal.



Levantamiento morisco en la Axarquía y Alpujarras (1568-1571)

Una verdadera hetatombe para la economía cristiana ya que miles de huertas labradas por la población morisca se abandonaron en Andalucía, Levante y Aragón. Trescientas mil moriscos fueron expulsados de su territorio provocando una tragedia humanitaria, social y económica, que tardará todo el siglo XVII en recuperarse.

Desde Ronda, para el blog de mis culpas...




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