La mañana del 7 de diciembre orientamos nuestro sextante didáctico en busca del Bar Pavía de Morón para asistir a la presentación del libro “Teresa Terry, La Negra del Puerto de Santa María”, del escritor Jesús Cosano, quien precisamente me presentó el amigo Paco Pavía aquella soleada mañana un poco antes de la presentación del libro, y que tuvo la amabilidad de firmármelo.
Sobre la una y cuarto de la tarde comenzaba el interesante acto cultural con afluencia de mucha gente cabal, entre ellos cabe destacar la presencia del investigador local de flamenco Luis Javier Vázquez, que ha escrito sobre la figura de Silverio Franconetti, el Fillo y El Tenazas de Morón. "Eso es cantar por derecho”.
Interviene como introductor Paco Pavía, antropólogo y amigo de todos los paisanos cabales asistentes a tan magno acto cultural, que daba comienzo con la música de fondo de su amigo Raúl Rodríguez, a quien le fue imposible asistir a dicha presentación. No obstante, Raúl envió un emotivo escrito donde elogiaba al autor del libro, y que fue leído en su nombre por el escritor, dramaturgo y licenciado en Filología Hispánica Antonio Miguel Morales, y que recogemos entre breves pinceladas:
- Es necesario reconocerse en el Otro, que también eres tú.
- La presencia del negro ha sido siempre silenciada. Sólo los hombres de luz han sido capaces de leer más allá.
- Jesús Cosano saca una parte importante de nuestro pasado que nunca debió haber pasado al olvido. Es necesario rescatar los restos perdidos de la memoria negra.
Paco Pavía nos recuerda que Jesús Cosano lleva más de cuarenta años investigando la historia de las poblaciones negras en la Península ibérica. Ha sido director de la Fundación Luis Cernuda desde 1987 hasta 1995, años en los que se hizo realidad entre otros proyectos “Los encuentros del son cubano y el flamenco”.
En 1997 junto a Gualberto García, Isabel Pozuelo, Santiago Auserón, Kiko Veneno, Darsi Fernández, Bladimir Zamora, Sigfredo Ariel y otros amigos, crea la Fundación Afro-Hispano-Americana de cultura CEIBA, y la revista “Palabras de la Ceiba”, que le dieron continuidad a la idea de recuperar las culturas y las historias de las negras y negros de España.
Ceiba es símbolo de vida, fuerza y conexión espiritual en las culturas indígenas.
Como artista plástico realizó las exposiciones: Negros de arena y cal, Los flamencos de Guinea, Los negros Curros y Los negros de Sevilla. Impartió conferencias sobre los negros en el flamenco en América y varias ciudades de España. La Junta de Andalucía reconoció en el año 2007 su aportación a la cultura andaluza, a la labor cultural desarrollada durante todo ese tiempo, y al descubrimiento y aportación de documentos desconocidos que enriquecen el patrimonio cultural andaluz.
Decía Paco Pavía sobre el autor del libro que es el investigador más importante del siglo XXI sobre la influencia del mundo africano en la península ibérica. También fue el responsable de que Miles Davis tocase dos veces en Sevilla y paseara por sus calles y bares, visitando varios estudios de jóvenes pintores sevillanos para admirar y adquirir sus obras.
Esta influencia negra ha sido silenciada tanto por la historiografía como por las autoridades políticas y económicas. Raúl Rodríguez camina junto a Jesús Cosano, levantando las alfombras de este mundo tan ocultado conscientemente por los poderes políticos y económicos. Al poder no le interesa sacar a la luz estos temas. Como dice Raúl en su Razón de Son: «las razas no son tan puras, ni somos tan diferentes».
Destacó además Paco, que el autor del libro está sacando a la luz una alfombra sucia, siendo necesario como dijo su autor al comienzo del acto “quitar las conchas para encontrar el origen”, destacando que el libro posee una documentación “sin ojana” con un texto asequible para cualquier lector, mencionando la triste y cierta frase “No hay mayor beneficio que tener esclavos”, incluso en la sociedad de hoy, destapando cuestiones económicas, sociales y culturales.
Además nos ilustró con el significado de algunos apellidos como:
- Prieto, que significa negro.
- Moreno, descendiente de esclavos, etcétera.
- Engo, tiene raíz africana.
- Mandinga y mondongo vienen de Africa.
Vamos con el autor del libro
Desde muy joven, Jesús se fue empapando de los fandangos y del flamenco en Villanueva de los Castillejos, en Huelva, escuchando teorías sobre el origen del flamenco. Ya Cervantes, Lope de Vega y Calderón nos hablaban en sus obras de los moriscos, gitanos y negros que no paraban de cantar y bailar. Jesús fue descubriendo poco a poco los encuentros del son cubano y el flamenco.
Jesús al comienzo de la presentación señaló que ya desde joven comenzó a “quitar las conchas para encontrar el origen”. Cuando era muy joven (tendría unos 15 o 16 años), se aficionó al flamenco y sentía la necesidad de explicarse sus orígenes, de dónde venían esas músicas y danzas que aparecieron de la nada en los inicios del siglo XIX en algunas familias y lugares de Andalucía.
En aquellos tiempos, los grandes eruditos y estudiosos de esas músicas, teorizaban sobre esos orígenes y unos, decían que si venía de la India o del centro Europa y que fue introducido en España con la llegada de los primeros gitanos; otros, argumentaban que era el pueblo sefardí; otros, hablaban del pueblo morisco y el norte de África; otros, que si procedía de Egipto “egiptanos”…, pero nadie o casi nadie hablaba de las negras y negros que llegaron a España esclavizados y durante más de trescientos años vivieron, nacieron y murieron en territorio peninsular. ¿Cómo era posible que se hubieran olvidado de esas negras y negros que, sufriendo y malviviendo en este país, bailaban, cantaban y hacían música y que protagonizaron muchas las obras de Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, Lope de Rueda, Luis de Góngora, Calderón de la Barca…, y sobre todo, cuando justamente lo que hacían esas negras y negros era nutrir la cultura popular con sus ritmos y danzas: el guineo, la chacona, el cumbé, el zarambeque, la zarabanda, el tango, el zambapalo, la rumba, el fandango, el manguindoy, el zorongo…, músicas y danzas de negros que a lo largo del tiempo ayudaron a formar el tejido de la música popular de España.
Así las cosas, Jesús se puso a investigar toda esta historia sobre la presencia de los esclavizados negros en las tierras españolas. La enorme cantidad de publicaciones y la documentación existente por los diferentes archivos españoles y del mundo, le permitió trabajar durante más de cuarenta años, y aún hoy continúa haciéndolo.
Jesús Cosano fue director de la Fundación Luis Cernuda durante siete años, entre 1987 y 1995. Desde la Fundación Luis Cernuda se impulsaron programas: Los Encuentros de Música de Cine, el Festival de Jazz de Sevilla, el de Danza de Itálica; la Cátedra ambulante de historia y técnica de Cine, la creación de la sala de exposiciones de la Fundación Los Encuentros del son cubano y el flamenco, una de las primeras iniciativas que ocurrieron en España para el estudio del flamenco y las músicas del Caribe, etcétera.
La idea de los encuentros de son cubano y el flamenco surgió en Madrid, en 1993. En los inicios del año 1996, la continuidad de los Encuentros del son cubano y el flamenco se truncó. Nuevos políticos responsables de la cultura local optaron por otros modelos. Ese camino que se iniciaba para recuperar la historia del negro en España quedó varada. No es bueno depender de instituciones públicas ni del humor del político de turno.
Con esta apreciación se me viene al pensamiento un fandango muy conocido:
“Desgraciao aquel que come el pan en manita ajena. Siempre mirando a la cara si la ponen mala o güena”
“Los flamencos de Guinea”, porque uno de esos villancicos hacía referencia y asociaba por primera vez –mucho antes de lo que hasta esa fecha se conocía– , la palabra “Flamenco” a Música, a Danza, a África, a Negros, a Guinea. Es decir, la primera vez que en España se conoce -hasta el día de hoy- la palabra flamenco asociada a música y danza resulta que es para nombrar a negros africanos: “los flamencos de Guinea”. ¿Da que pensar verdad?
Catedral de Cádiz
Ya está bien
Que en esta iglesia
Vengan a cantar los
Flamencos de Guinea
En el año 2017, Jesús Cosano comienza un nuevo proyecto “Los Invisibles”, en los que a través de un profundo trabajo de documentación e investigación de archivos, desvela una parte de la historia oculta de España, su historia negra.
Un día una amiga le leyó un trabajo que había hecho sobre recorridos por la Sevilla de los negros, y le animó a que escribiera.
Sus libros están estructurados en relatos cortos para no cansar al lector, unidos por un pequeño hilo de ficción que permite ir apareciendo a las protagonistas reales de sus historias: las mujeres y hombres negros de España. Todo ello sin perder el rigor. Los libros tienen multitud de notas al margen y una extensa bibliografía que puede ayudar al cualquier lector que quiera profundizar en esa historia.
En Granada cuando la expulsión de los moriscos, los que se quedaron fueron sus esclavos negros… Aún hoy quedan testimonios de los lugares donde se quedaron: las Cuevas del Sacromonte y el nombre de su calle: el Barranco de los Negros.
Uno de los motivos que la población negra fuera borrando su huella fue el paulatino amulatamiento de la población negra que vivía en España. Los documentos nos van explicando cómo en los primeros años de la trata de esclavos son mayoría de negros los que nacen y mueren en territorio peninsular. Cien años más tarde esos mismos documentos nos enseñan que el número de negras y negros que se registran cómo nacidos o fallecidos en las iglesias de Sevilla, disminuye y aumenta considerablemente el de mulatas y mulatos.
Los padres de las criaturas que nacen nunca aparecen. Cuando los bautizan, en los documentos aparece la madre esclava, los niños que se bautizan, los propietarios de esas esclavas que tienen sus hijos, los padrinos que certifican esos nacimientos pero los padres nunca. Y curiosamente, muchos de esos propietarios de esclavos son miembros de la Iglesia.
La mujer negra era doblemente silenciada. Hubo mujeres fuertes y valientes como Chikaba, la primera escritora en castellano de la que se tiene noticia, que llegó a estas tierras capturada por los españoles cuando tenía 7 años. O la mulata Leonor de Guzmán, la mujer que fue expulsada de la corte de Madrid por su vida libre. O Guantes de Ámbar, la actriz que actuaba en las fiestas que la corte de España realizaba por su territorio. Todos pasaron por la vida y la historia de España en absoluto anonimato. Más de dos millones de niños, mujeres y hombres -contabilizó el historiador francés y estudioso de la negritud, Alessandro Stella-, vivieron en España en un periodo de trescientos años.
El Pueblo Negro ha contribuido a la historia con sus saberes y las geografías del mundo. Es necesario hacer visible todo lo que los países colonialistas con España a la cabeza, le ha negado al Pueblo Negro.
Cuando en el año 1759, procedente de Nápoles, llega a Madrid Carlos III para tomar posesión de su reinado en España, iba acompañado por la “Casa de los Negros”. Un grupo de esclavos reales –tenían el apellido Borbón–, con profundos conocimientos artísticos. Las obras de uno de ellos, Josep Carlos de Borbón, están depositadas en el Museo del Prado. Otro, Antonio Carlos de Borbón, había sido arquitecto de obras reales, entre ellas la Real Fábrica de Porcelana del Retiro.
La viuda blanca del negro Genaro Carlos de Borbón, –otro esclavo real que había sido el encargado de las caballerizas reales–, cuando falleció su marido le pidió al rey Carlos III ayuda para costear los estudios del hijo que ambos tuvieron. Y el rey le responde:
“Que habiendo tenido su hijo la desgracia de haber salido mulato no puede ponerse en ningún colegio ni darle principio de carrera”.
Se puede decir más alto pero no más claro; era el color lo que impedía al hijo mulato, adquirir conocimientos en la España del siglo XVIII.
La entrada masiva de negras y negros en España, capturados en África, comienza a efectuarse desde finales del 1300. Es decir, desde que españoles, italianos, franceses y sobre todo portugueses, navegando por el Océano Atlántico comienzan a sobrepasar el cabo de Bojador y volver a la península. Hasta esos años no se conocían las técnicas de navegación para doblar ese cabo que era considerado “el fin del mundo”.
A partir de ese momento, Palos, Moguer, Ayamonte, Huelva, El Puerto de Santa María en España y Lagos, Arenilha, Portimao, Faro y Lisboa en Portugal, comienzan a llenarse de negras y negros capturados en las costas mauritanas –azenegas– y posteriormente, Senegal y el resto a medida que avanzaban los portugueses por la costa occidental africana.
Desde esos años, el mercado de africanos se incrementa en todo el sur de la península. Y la ciudad de Sevilla y su puerto en uno de los más activos centros de compra y venta de esclavos. Y no sólo en el sur. Los puertos de las costas mediterráneas, Málaga, Almería, Alicante, Valencia y Barcelona, también. Especialmente activos en este comercio de negros africanos por el Mar Mediterráneo, fueron los florentinos amigos de los Reyes Católicos (que tenían licencia real para traficar en España), Bartolomeo Marchioni, Giannotto Berardi y Cesare Barzi. Estaban establecidos cada uno de ellos en ciudades estratégicas de ese comercio: Lisboa, Sevilla y Valencia respectivamente, y entre los tres, nutrían de esclavos sus puertos.
Teresa Terry [personaje de ficción] es una joven licenciada de la Universidad de Princenton, que durante los años 2015 y 2016 viaja por España para investigar los procesos seguidos a mujeres negras esclavizadas en los archivos de la Inquisición en Las Palmas de Gran Canaria y recorrer y visitar los pueblos vinculados con la memoria e historia de los pueblos africanos a lo largo y ancho de la geografía española, especialmente Cádiz y el Puerto de Santa María. Se graduó la segunda de su promoción. De haber sido la primera hubiese sido la primera mujer negra en obtener ese título en aquella racista universidad privada de Princeton hasta mediados del siglo XX. Teresa se había especializado en la historia de los pueblos africanos de la Diáspora. Tras dieciocho meses en las Islas Canarias, se traslada al Puerto de Santa María, en Cádiz, para pisar la tierra de donde proceden una rama de sus antepasados: los Terry.
Teresa se había encontrado el apellido Terry en los documentos en su época de estudiante, cuando en su época de aprendizaje, llegó al capítulo de la esclavitud en Cuba. Ahí aparecen algunos de los Terry que poseían personas esclavizadas y que los compraban y vendían. Teresa Terry era la cuarta generación de una familia esclava de Nueva Jersey.
Teresa visitó la iglesia de Santa Ana en Garachico, pueblo de Tenerife, y se encontró con otra mujer que junto a ella contemplaba uno de los grandes cuadros que colgaban de sus paredes "La confesión de San Juan Nepomuceno", descubriendo ambas aquella realidad social en las islas de esclavitud servidumbre de mujeres y hombres africanos. Ambas [Teresa y Kumba] eran descendientes de familias esclavizadas, y las dos tenían sangre blanca y se dedicaban a la investigación...
Preguntas
Antigua Roma
Pablo de Tarso [siglo I] justificaba la esclavitud
Agustín de Hipona (354-430)
Isidoro de Sevilla (556-636)
Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
Tras el acto de presentación del libro "Teresa Terry, La Negra de El Puerto de Santa María", comenzaba el turno de preguntas donde algún cabal preguntó si hubo esclavos en Morón de la Frontera. Para ello recurrimos al Archivo Municipal de Morón que nos muestra un importante documento:
Durante la Edad Media la presencia de esclavos en Morón constituyó un hecho habitual. Esclavos negros, mulatos y moriscos formaban parte de la sociedad local en el estrato social más desfavorecido.
A modo de ejemplo podemos ver la venta en 1670 por parte de Pedro González Caro a Gerónimo de Perea de una esclava negra, una niña de nueve años, de nombre Dominga, que había traído de Portugal, mercado esclavista que se abastecía de sus dominios africanos, al precio de 145 pesos de plata. Los datos están extraídos del proceso por denuncia del primero contra el segundo por no pagar el importe y querer devolverle la esclava. La esclavitud sería abolida en España en 1837, aunque desde muchos años antes ya no había esclavos en la península. Sin embargo, pervivió durante más tiempo en los territorios españoles de Puerto Rico, hasta 1873 y Cuba, hasta 1880.
Siguiendo con las preguntas, otro cabal preguntó si derribar o retirar monumentos a esclavistas era la forma correcta de actuar. Es cierto que habrá opiniones para todos los gustos. Unos, pensarán que derribarlos o retirarlos a un museo es de alguna manera contribuir a la desmemoria. Otros, pensarán que hay que respetar la historia y que dejarlos en pie, aunque con una placa que explique además, todas las barbaridades que hizo dicho esclavista para que no se produzca una amnesia histórica en las generaciones venideras. Decenas de estatuas de negreros podrían retirarse en breve en Reino Unido desatando un debate sobre la memoria historia y el colonialismo.
En marzo de 2018, el Ayuntamiento de Barcelona ordenó retirar la estatua de Antonio López y López, el primer Marqués de Comillas, de la plaza que llevaba su nombre, debido a su implicación en el comercio de esclavos.
Terminó la presentación del libro firmando Jesús Cosano numerosos ejemplares de su libro "Teresa Terry, La Negra de El Puerto de Santa María", que seguro nos invita a la reflexión, no dejando indiferente a nadie, ya que es necesario reflotar estas páginas olvidadas intencionadamente de nuestra historia.
Desde el Bar Pavía, en compañía del autor del libro, Jesús Cosano y Paco Pavía, en la presentación del interesante libro "Teresa Terry, La Negra de El Puerto de Santa María", para el blog de mis culpas...
P.D. Todo lo explicado en la presentación del libro me hace pensar en una visita realizada a una parte de la Sevilla negra y también al Museo de los Esclavos en Lagos (Portugal), así como el origen del término "zambomba":
Se cree que la zambomba como instrumento musical tiene su origen en el Congo, desde donde se expande hacia la Península Ibérica a través del tráfico de esclavos durante el siglo XV.
Los negros se juntaban para tocar y cantar en la plaza del Atambor, donde hoy se encuentra el bar Las Columnas, en pleno casco histórico de la capital hispalense.
El nombre de este instrumento musical de fricción probablemente proviene de la palabra congoleña “zimbembo”, que hace referencia a los antiguos cantos fúnebres o ritos de iniciación de los jóvenes. Con el tiempo, dicho término evolucionó y se incorporó a los cantos de Navidad en Andalucía, especialmente en Jerez, donde es considerado junto a Arcos de la Frontera como Bien de Interés Cultural (BIC) de interés etnológico.
El símbolo de "la S y el clavo" se puede observar en la trasera de la Iglesia de los Terceros, en la Plaza Ponce de León. En este caso el signo del esclavo "es-clavo" ha sido utilizado metafóricamente como "Esclavitud de Nuestra Señora de la Encarnación" como sinónimo de hermandad o asociación de fieles.
La esclavitud en Sevilla se encuentra asociada al símbolo de la S y el Clavo (sine iure, sin derechos). Originariamente, es una marca que los negreros hacían en sus cuerpos con hierro candente a las personas que capturaban y así señalar su condición de esclavos, y que forma parte destacada de no pocas insignias, escudos y otros atributos de la Archicofradía de la Virgen de los Milagros, patrona de la ciudad y de otras cofradías de Andalucía y de España.
Muchas esclavas tenían un gran parecido con su propietario. Aquello era un secreto a voces en las mujeres esclavas de Africa, América y Europa, ya que eran violadas con asiduidad por sus propietarios blancos, quedaban embarazadas, y sus hijos incrementaban la servidumbre de sus amos. Muy pocos amos los reconocían como hijos suyos. En la mayoría de los casos, mantenían el apellido de sus propietarios. Los niños con siete años ya eran aptos para el trabajo en la caña de azúcar. Los propietarios de mujeres esclavas estimulaban la reproducción natural para tener mayor número de esclavos. Una esclava embarazada era doblemente rentable para el negrero.
Cuando los negreros volvían a España era normal que lo hicieran acompañados de sus esclavos o ex-esclavos.
Una inmensa fortuna sustentada en la venta de niños, mujeres y hombres africanos. Las enormes fortunas habían nacido del tráfico de seres humanos y el trabajo y la vida de miles de hombres y mujeres esclavizados. Muchos bancos de Londres, París, Madrid y Nueva York se nutrían con los grandes capitales procedentes del tráfico y mano de obra esclava de millones de hombres y mujeres, lavando su dinero manchado de sangre en forma fondos, acciones, títulos y bonos que los esclavistas depositaban en ellos. Incluso algunos construían universidades, bibliotecas y capillas en las iglesias.
De la noche a la mañana, esos negreros y sus descendientes se habían convertido en respetados “emprendedores” para una parte de la nación. Y para más “inri” no pocos han sido enterrados bajo suelo sagrado.
Los esclavos que llegaban por vía marítima en las naves portuguesas traían marcas e hierros puestos por los mercaderes para que no pudieran escapar. Solían echarles argollas en los pies, en el cuello y en los brazos y los señalaban con marcas y pinturas. En ambos carrillos les ponían una S y un clavo -es decir, la palabra "esclavo"- para que todos supieran que era cautivo y no libre: "herrado en el rostro con una s y un clabo".
A veces al llegar a Sevilla los marcaban en la frente o en otro lugar con las letras DSA -que quería decir "De SevillA"-, a juzgar por la claridad con que así lo exponen los documentos.
El precio de las hembras solía ser superior al de los varones, especialmente aquellas que tenían entre once y veinte años. Más caras si eran blancas (berberiscas). En Sevilla, no solían subastarse, sino que se vendían en las Gradas de la Catedral o se ofrecían a los transeúntes.
Los esclavos negros subidos en los escalones de la Catedral de Sevilla eran vendidos al mejor para realizar las labores más duras mientras que el clero, compraba a las mujeres como concubinas. El precio de una hembra en edad fértil aumentaba su valor.
Cuesta admitir que gran parte del progreso de Europa haya estado basado en el inhumano y cruel comercio cuya magnitud aún hoy es difícil de cuantificar. Millones de seres humanos separados de su hábitat y de sus familias por la fuerza.
Aunque el pasado a veces se convierte en una herencia incómoda, dicen las páginas de la historia que España llegó a ser la cuarta potencia esclavista del mundo. Los esclavos se utilizaron por las potencias coloniales en las minas de oro y plata, y más tarde las grandes plantaciones de azúcar, algodón, cacao y tabaco, como pilares de la economía colonial. Las encomiendas, que en teoría deberían proteger y evangelizar a la población indígena, en la práctica será una forma de esclavitud encubierta.
Una historia silenciada de la esclavitud en Sevilla que de alguna manera nos proyecta no sólo la luz de lo que fuimos, sino también nuestras sombras como sociedad, al tener una importante participación en la ignominia del tráfico con seres humanos.
El término “ahorro” proviene del árabe hispánico “hurr” o libre. Ahorrar una parte del dinero para comprar su libertad.
Las ideas de la Ilustración a finales del siglo XVIII junto con los brotes revolucionarios comenzaron a cuestionar la legitimidad de la esclavitud en Europa. El pensamiento ilustrado verá la esclavitud como incompatible con los principios de libertad y dignidad humana. La Revolución Francesa marcará un punto de inflexión y en 1789 se produce "la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano" que proclamaba la igualdad de todos los hombres, sentando las bases teóricas para rechazar la esclavitud; aunque en la práctica tomará impulso el comercio clandestino con la connivencia de las autoridades coloniales que operaban al margen de la ley. Pero la mayoría de las veces, cuando llegaba la ley a las colonias se convertía en papel mojado.
Muchas fortunas de la época se forjarán en las colonias del trabajo, la sangre y el sudor de los trabajos forzados de los esclavos en las plantaciones de azúcar y de algodón.
María Cristina de Borbón [cuarta esposa de Fernando VII y Reina regente de 1833 a 1840]; su hija, la reina Isabel II o el militar Leopoldo O´Donnell, entre otros, se lucraron con el trabajo esclavo en las colonias.
Algunas posturas sobre la esclavitud a lo largo de la historia
En la época de Aristóteles [siglo IV a.C.] la esclavitud estaba admitida socialmente concibiendo el modo de vida griego como el ideal para la vida humana. Aristóteles admite la inferioridad femenina y la esclavitud con el convencimiento de que existen esclavos por naturaleza.
Aristóteles defendió la esclavitud en un mundo griego que para desarrollarse tenía que producir opresión y miseria en algunas capas de la sociedad. Y Aristóteles le otorgó carta de naturaleza: existen hombres destinados a una vida superior y otros, a otra inferior. Pensaba que los hombres fuertes “esclavos” eran necesarios para los trabajos y los inútiles para estos menesteres eran útiles para la vida política. Aristóteles permaneció ciego en el asunto de la esclavitud y de la mujer [amparado por la Iglesia posteriormente]. Platón será el filósofo de referencia hasta que Tomás de Aquino en el siglo XIII cristianizó a Aristóteles.
Se podía perder la libertad por tres razones: las conquistas, la piratería y las guerras civiles. La propia Iglesia poseía esclavos en las tierras de los monasterios, amenazando incluso con la excomunión, a quienes incitaran a los esclavos a revelarse contra de sus amos.
Pablo de Tarso [siglo I] justificaba la esclavitud
En Efesios 6:5-8, Pablo afirma: “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sinceridad de corazón, como a Cristo”.
Consideraba que la esclavitud era necesaria para salvar a la Humanidad de sus propios pecados predominando esa filosofía. Será a partir del siglo XIII con Santo Tomás de Aquino, cuando el aristotelismo con su culto a la razón nutrirá al catolicismo durante siglos.
Dios impuso al género humano la pena de esclavitud, a causa del pecado del primer hombre. De modo que a quienes ve que no les es congruente la libertad, les impone misericordiosamente la esclavitud. Y aunque el pecado original haya sido perdonado a todos los fieles por la gracia del bautismo, sin embargo, el justo Dios dispuso la vida de los hombres de modo que hizo a unos siervos, a otros dueños, a fin de que el libertinaje hacia el mal obrar de los siervos quedara restringido por la autoridad de los dueños”.
Santo Tomás de Aquino (1225-1274)
Santo Tomás fue un legitimador de instituciones como la esclavitud. Históricamente la Iglesia ha defendido la legitimidad de la esclavitud o los derechos humanos recurriendo en ambos casos a la “Suma Teológica”.
Fray Bartolomé de las Casas [1484-1566] en la Controversia de Valladolid de 1550
Para relevar a los indios de las penosas tareas impuestas por los españoles verá positivo importar negros africanos para tal fin, olvidando que éstos últimos también eran hijos de Dios. Después se retractará y lamentará, reconociendo que la esclavitud de los negros era igualmente injusta y una opresión.
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