…-Echa
vino, montañés,
que lo
paga Luis de Vargas,
el que a
los pobres socorre
y a los
ricos avasalla-…
Fernando
Villalón
El pasado domingo 1 de junio visitamos “Ronda
Romántica 2014”.
La
jornada se presentaba llena de incertidumbre por la dichosa meteorología
–alerta naranja desde Ronda hasta la Alpujarra- pero la ilusión, a veces puede
más que la razón –que nos invitaba a quedarnos en nuestro lugar de origen-. Aunque
a media mañana empezó a llover, a partir del mediodía brillaba un sol radiante
permitiendo que tan magno acontecimiento pudiera llegar a su jornada de
clausura en todo su esplendor, lo que permitió que incluso el burro Caramelo y
la mula Cleopatra brillaran con luz propia dando realce al ejercicio ecuestre
con sus movimientos de alta escuela en la Alameda del Tajo -con su
impresionante entorno natural- acompañado por los bandoleros con su sombrero
calañés, contrabandistas, arrieros con sus alforjas y albardas, gabachos, migueletes, viajeros románticos, curas y nobles,
taberneros y mesoneras…degustando el chorizo y morcilla de la zona, las migas, el
jamón y salmorejo acompañado del pan de pueblo y el buen vino dando lugar a una
bella recreación histórica del siglo XVIII.
Atravesamos
el Puente Nuevo construido en 1793 con el río Guadalevín en el fondo del abismo y llegamos al Museo del Bandolero, único en España por su temática que contribuye a
ser una especie de recuperación de la memoria histórica –si se me permite la expresión-
de aquéllos finales del siglo XVIII hasta mediados el XIX.
Observando la estatua ecuestre del bandolero en Ronda,
cabe la posibilidad de que nuestra retina del recuerdo nos extrapole a esa
mirada retrospectiva de la historia que nos recuerda aquélla poesía del poeta
de Andalucía la Baja, Fernando Villalón “Diligencia de Carmona”, en la que
retrata fielmente el bandolerismo romántico andaluz.
La retina de la historia nos recuerda que hubo bandoleros famosos en tiempos pretéritos...
Viriato (s. II a C.) era calificado como “capitán de
bandoleros” por los romanos.
En el siglo IX el guerrillero andalusí Omar Ben Hafsún y sus leales fueron
considerados durante un tiempo bandoleros por el Emirato de Córdoba en tiempos de Al Mundir y Abdallah-.
Durante el siglo XVI y comienzos del XVII los monfíes refugiados en La Alpujarra fueron considerados
también bandoleros por culpa de la represión a la que fueron sometidos después de la toma de Granada –Aben Humeya 1568-.
Tal vez haya sido la poesía de Fernando Villalón pionera en facilitarnos esa visión romántica del bandolero como héroe
social, una especie de “Robin Hood” con el “Tragabuches, Juan Repiso,
Satanás y Mala-Facha, José Candio y el Cencerro y el capitán Luís de Vargas” el
que a los pobres socorre y a los ricos avasalla.
El bandolerismo andaluz del siglo XVIII va ligado a la
opresión y al descontento social. Posiblemente existiera detrás una razón de
orden sociológico, al ser empujados por la miseria bajo el amparo sin fisuras
de una justicia corrompida. No hace falta
recordar que los caciques en las áreas rurales estaban sostenidos por sus altas
influencias políticas y designaban alcaldes, controlaban a jueces locales y
funcionarios públicos, actuando con toda la arbitrariedad posible.
En torno al mundo de los bandoleros los
sentimientos siempre se han polarizado. Para la aristocracia, caciques y
señoritos cortijeros andaluces de la época eran considerados bandidos, ladrones o asesinos mientras que para la gran masa de jornaleros, gente humilde y
campesina eran una especie de héroes en unos tiempos
donde el campesinado estaba desposeído de cualquier derecho social
permaneciendo anclado en la pobreza e injusticia.
Los
bandoleros tuvieron algún que otro pleito con la justicia, posiblemente
insignificante en la mayoría de los casos, se vieron obligados a echarse a la
sierra para salvar la vida y enfrentarse a la
opresión de su época, con lo cual fueron considerados fuera de la ley pero al
mismo tiempo eran grandes
conocedores del terreno que pisaban hostigando con sus trabucos incluso a
los gabachos -considerados el
mejor ejército de la época-, al que atacaban mediante la guerra de
guerrillas entre atajos y emboscadas.
Un marco social injusto en el que destaca la figura de
José María el Tempranillo mito de ese bandolerismo andaluz representado en
Grazalema y Ronda. El bandolero con las botas y polainas puestas junto a su
inseparable compañera, la faca con cachas de nácar en su negra faja arreando su
corcel negro, con las cinchas apretadas y muy cortos los estribos, con sus
patillas de boca de hacha, evitando ser esclavo de presidio, siempre junto al
filo de la navaja con el sombrero calañés y el barbuquejo en la barba, el
trabuco amartillado como sino, entre tabernas, ventas y posadas, aunque la vida
siempre pendiente de un hilo. En lo alto de las lomas, entre senderos y riscos,
siempre aparece en nuestros sueños, entre fantasmas y mitos, una silueta de
bandolero bueno, justo y con oficio desde la
garganta del Tajo hasta los Alcores del Viso…
¡El bandolerismo romántico ha
llegado hasta nosotros gracias a las plumas de
viajeros románticos de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX como Washington
Irving, Gautier, Merimée que trasladaron
fuera de España a través de leyendas e historias reales una figura del
bandolero idealizada como “el mártir de las causas injustas y la opresión
social y política”. Bellas historias que tal vez llevaron en el siglo XX a Orson Welles y
Ernest Heminway a enamorarse de la ciudad.
En Ronda se mezclan esos efluvios serranos que
impregnan nuestros sentidos para que la
retina del recuerdo lo almacene en el
zócalo de nuestra memoria como parte de la Memoria Histórica de los Pueblos que
se transmite de generación en generación. ¡Grazalema y Ronda son sólo un bello
ejemplo!.
Durante los siglos XVIII y XIX existió una peculiar ruta denominada el "camino inglés" que transitaba entre Gibraltar y Ronda, en la que destacó la figura del arriero como parte fundamental en la economía de los pueblos, pero eso forma parte de otra historia...
Ya mataron al Pernales.
Ladrón de Andalucía.
El que a los ricos robaba.
Y a los pobres socorría.
Desde "Ronda Romántica para el Blog de mis culpas...
P.D. Una de las cosas que me ha sorprendido gratamente en Grazalema y Ronda ha sido que te aconsejan adquirir como recuerdo un vaso de cerámica para beber evitando de este modo contaminar con el vaso de plástico el magnífico entorno natural .
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