lunes, 12 de enero de 2015

Visita a Plasencia con el C.B. Morón



El pasado sábado 10 de enero de 2014 tuve la oportunidad de acompañar al C.B. Morón a la capital del norte de Extremadura, “la Monumental Ciudad de Plasencia”, también conocida como la Perla del Norte, que fuera fundada por Alfonso VIII en 1186.

Desde Sevilla transitamos por la antigua “Vía de la Plata”, la A-66 por la provincia de Huelva. Santa Olaya nos recuerda que estamos en la ruta del jamón ibérico D.O. de Huelva donde el olivo y el aceite han dejado de ejercer su influencia para dejar paso a las abundantes dehesas de encinas y alcornoques con la bellota como exquisito manjar para el cerdo ibérico en época de montanera.

Más tarde llegamos Villafranca de los Barros y Almendralejo, zona de buenos vinos hasta llegar a la altura de Mérida, donde la retina del recuerdo nos extrapola imágenes de su Teatro Romano en aquel viaje con el Aula de la Experiencia de Morón, realizado en julio de 2003 a Mérida, Salamanca, Béjar y Candelario.



En nuestro trayecto a través de la “Vía de la Plata” atravesamos el río Guadiana, el Tajo y el Jerte que nos recordaba que hemos llegado al final de nuestro destino, la monumental de Plasencia.

Santa Olaya de Cala, Monasterio, Zafra, Villafranca de los Barros, Almendralejo, Mérida, Cáceres y Plasencia son testigos de nuestro recorrido.



La retina de la historia nos recuerda que la antigua calzada romana denominada "Vía de la Plata" enlazaba en tiempos pretéritos la ciudad de Mérida, “Antigua Emérita Augusta” capital de la provincia romana de Lusitania fundada en el 25 a.C. con Astorga “Asturica Augusta” que fuera fundada en el 27 a.C. en la provincia Tarraconense.

Esta histórica vía comienza a construirse en el siglo II a.C. en el marco de la guerra contra el caudillo lusitano Viriato recibiendo un fuerte impulso a finales del siglo I a.C. 

Después de las guerras cántabras (29 a. C.-19 a. C.), llega por fin la paz a tierras de Hispania y Augusto se decide a licenciar a sus eméritos y en pago a los servicios prestados funda una nueva ciudad en los límites con la Bética a la que se da el nombre de “Emérita Augusta” y que llega a ser una de las ciudades más prósperas e importantes de la Hispania romana. 


Posteriormente Tiberio, Trajano y Adriano prolongarán esta vía fundamental hasta Itálica, Hispalis y Gades.

Hoy día se pueden apreciar los restos de aquel pasado glorioso y son muchos los vestigios que hablan de la gran importancia de Emérita Augusta, la capital de Lusitania. En Emérita Augusta se acuñaron monedas al principio de su fundación hasta la época de Tiberio y posteriormente en la época visigoda.




Cuando en el 711 llegan los árabes a la España de Roderico, la “Vía de la Plata” aún estaba en buen estado, lo que fue aprovechado para su rápida conquista llegando Almanzor “el Victorioso” a asolar Santiago de Compostela un 11 de agosto de 997, donde se lleva las campanas de la Catedral a hombros de prisioneros cristianos a la antigua Córduba aunque la tumba del apóstol no sufrió daños. Dos siglos y medio después, serían prisioneros musulmanes los que cargaron con las campanas de vuelta a Santiago, gracias a Fernando III "El Santo". 

Este hecho simbólico ha servido como referente para la peregrinación desde Andalucía y Extremadura que enlazaba con Astorga a partir del año 1250.

Existe una teoría de que el término “Vía de la Plata” podría tener raíces árabes al referirse los andalusíes al empedrado de esta ancha calzada con el nombre de “Bal´atta”. Este itinerario alcanza su máximo esplendor a partir de la recristianización de la zona por los mozárabes andalusíes que lo denominaron “Camino Mozárabe”, al haber sido recuperado por las tropas cristianas.




Pero volvamos a Plasencia, junto a la ribera del Jerte como lugar de nuestro destino y que ha quedado grabada en nuestra retina. Etimológicamente, el nombre de Plasencia viene de la nomenclatura de su escudo: Ut placeat Deo et hominibus (para agradar a Dios y a los hombres).


Desde los Arcos de San Antón conocidos como “cañería de los moros” que fueran construidos durante el siglo XVI para traer el agua a la ciudad nos dirigimos hacia su bello y bien conservado casco histórico. 

La Torre Lucía -nombre hace referencia al fuego que en ella se mantenía toda la noche para guiar a los viajeros que se acercaban a la ciudad-, nos sirve de referente para comenzar nuestra ruta. Una de las tres grandes torres que reforzaban el recinto amurallado edificado con mampostería de piedra a finales del siglo XII y comienzos del XIII mediante mortero de tierra y cal que alberga el “Centro de Interpretación de la Ciudad Medieval de Plasencia. De los más de 71 cubos que llegara a tener, en la actualidad se conservan 20 y 7 puertas con dos postigos.


       


Después de perimetrar sus murallas atravesamos el postigo de Santa María para pasear por sus calles. Delante de  la Puerta del Sol pudimos observar la estatua ecuestre del rey Alfonso VIII, rey de Castilla y fundador de la ciudad. Desde allí nos dirigimos hacia la Catedral Vieja, obra de transición del románico al gótico, con su bella portada románica de arco de medio punto con sus hermosas alquivoltas terminada con un espléndido rosetón con vidrieras.

La Catedral Nueva iniciada en 1498 y finalizada en 1578 posee dos magníficas fachadas renacentistas de estilo plateresco, la principal es obra de Juan de Álava quien la terminó en 1558 y la del Enlosado, fechada entre 1538 y 1548, es una obra atribuible a Diego de Siloé.


Desde allí, nos dirigimos hacia la Plaza Mayor y el Palacio Municipal como centro neurálgico de la ciudad donde se puede observar en la torre del campanario al abuelo Mayorga, un popular personaje de la ciudad que da las horas a la población.


De vuelta iniciamos el camino inverso hasta los Arcos de San Antón que nos llevaba de vuelta hacia el Pabellón Deportivo Municipal donde a las 18,30 nuestro C.B. Morón jugaba un interesante partido frente al C.B. Plasencia. 

La tarde no pudo ser más grata, pues la visita a la monumental ciudad de Plasencia se vio acompañada por la victoria de nuestro equipo.




No muy lejos de Plasencia se encuentra el Valle del Jerte, pero esa visita formará parte de otra historia.



Desde la bonita ciudad de Plasencia, para el Blog de mis culpas...



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