Foto. Salvador Moreno
Cuando el grajo vuela bajo en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco, orientamos nuestro sextante en dirección al corazón de la Vía de la Plata donde se encuentra la monumental ciudad románica de Zamora "la perla del Duero", ubicada entre la antigua Emérita Augusta [Mérida] y Asturica Augusta [Astorga]. Los diferentes Caminos Mozárabes meridionales desde la orientación Sureste [Almería, Granada y Málaga] confluyen en Mérida para continuar por Zamora hasta Santiago de Compostela "Campus Stellae" [orientación Noroeste].
Si en la época del Imperio Romano, todos los caminos conducían a Roma, en la España medieval todos los caminos de Europa occidental llegaban hasta Santiago.
Desde la Sierra de Huelva hasta las dehesas de Extremadura [Extrema Dorii "al otro extremo del Duero"] se puede observar cómo el olivo ha dejado de ejercer su influencia como efecto mediterráneo para impregnarse nuestra retina bajo un bello paisaje, entre praderas salpicadas con árboles del género "Quercus" que predomina en la dehesa como la encina, el alcornoque o el quejío (roble) que produce un exquisito alimento “la bellota” que sirve para alimentar al cerdo ibérico en la época de montanera [de noviembre a marzo]. Existen zonas de Andalucía en la que se denomina chaparro a la encina (Quercus Ilex) y al alcornoque (Quercus suber).
Todo este territorio se encuentra jalonado de castillos como fortalezas defensivas de la "banda gallega" frente a la "banda morisca" del reino nazarí.
A través de la Vía de la Plata nos espera Santa Olalla de Cala en la provincia de Huelva, Monesterio, Zafra, Almendralejos, la antigua Emérita Augusta y Plasencia como puerta de entrada al Valle del Jerte, en Extremadura; Hervás, con su huella judía, Béjar y el encanto de Candelario con sus batipuertas para combatir los rigones climáticos, en el límite meridional de Salamanca de Fray Luis de León, Francisco de Vitoria o Miguel de Unamuno y por fin, Zamora, antigua frontera natural del Duero que separaba a la antigua Al Ándalus de los cristianos del norte.
En Monesterio hicimos un alto en el camino para realizar nuestro obligado desayuno cardiosaludable consistente en el tradicional pan de pueblo acompañado del aceite de oliva virgen extra [azzeit], tomate triturado y lonchas de jamón ibérico, para tomar fuerzas que nos ayuden a afrontar la didáctica y gélida jornada que se presentaba ante nosotros.
Valle del Jerte en primavera
El curso medio del Duero actúa como eje vertebrador de Zamora, Toro y Tordesillas. El Duero atraviesa la ciudad de este a oeste entre antiguas aceñas cuya primera referencia escrita se encuentra fechada en la Alta Edad Media, año 986.
Federico García Lorca menciona a Zamora en su primer libro "Impresiones y Paisajes" [1917].
Pasa el río por Zamora, verde y manso...
Parece ser que por la Vía de la Plata nunca ha transitado argenta alguna, ya que en 1504 ya era definida “la Plata” por el propio Cristóbal Colón y en 1507 Antonio de Nebrija ya la llamaba “Vía de la Plata". Es posible que el término árabe balath “calzada” se haya deformado con el paso del tiempo en “balata-blata-plata” calando en la memoria colectiva.
Existen diversas teorías sobre el origen etimológico de Zamora. Durante el periodo prerromano era denominada Ocellum Duri “los ojos del Duero” y posteriormente, arabizada bajo el término “Samurah” muy usado en el norte de África "azemur, acebuche silvestre" como lo atestigua el antiguo arrabal [al-rabad] de los olivares.
El río Duero marcaba la frontera natural entre la antigua Al Ándalus y los reinos cristianos del norte. El extremo sur de los territorios cercanos al río Duero será denominado “Extrema Dorii o Durri” [Extremadura].
El primer recinto amurallado de la antigua Zamora pertenece al siglo XI y se extiende desde su parte occidental hasta la Plaza Mayor. Un segundo recinto se finaliza en el siglo XIII y se extiende a lo largo del este de la ciudad. El tercer y último recinto, a finales siglo XIV, se prolonga desde el sur de la ciudad hasta el Puente Nuevo. Destaca la Puerta de Doña Urraca, fiel testigo del origen medieval de Zamora.
Alfonso III de Asturias "el Magno" (866-910) muere el 20 de diciembre de 910 en Zamora.
Zamora ha sufrido diferentes asedios a lo largo de su historia.
Durante el Califato de Córdoba, Zamora sufrió las razzias de Alhakén I en 811, Abderramán II, en 834 o Abderramán III en 939, cuando asaltan las murallas de Zamora defendidas por las tropas de Ramiro II.
La batalla de Simancas [Valladolid], el 6 de agosto de 939 representará un punto de inflexión en la denominada Reconquista, al consolidar las tropas cristianas su dominio sobre las tierras situadas al norte del río Duero.
Pero en el 977, aparece en escena el temible caudillo Almanzor [Al-Mansur] “el azote de los cristianos”, donde en una de sus primeras razzias llegará a la provincia de Zamora hasta Benavente. Y en el 988 Almanzor arrasará Zamora.
El Cerco de Zamora [1072]
Fernando I de León [1016-1065] divide los reinos entre sus cinco hijos:
- Castilla, para Sancho II.
- León, y el título de emperador, para Alfonso VI.
- Galicia, para García.
- Zamora, para Urraca.
- Toro, para Elvira.
A Sancho II le tocó en herencia el Reino de Castilla, y a su hermana, la infanta Doña Urraca, el señorío de Zamora. Sancho II no respetó el testamento de su padre, y decide volver a conquistar todos los territorios que le han tocado a sus hermanos, hasta llegar a Zamora donde su hermana Urraca llegará a plantarle cara al no querer integrarse en el Reino de Castilla.
Sancho decide enviar al Cid Campeador para que convenciera a su hermana Urraca, quien no aceptará. Entonces Sancho decide sitiar la ciudad durante 7 meses (de ahí la famosa frase «Zamora no se conquistó en una hora»).
Vellido Dolfos salió de Zamora hacia el campamento castellano para concertar una entrevista a solas con Sancho, con la excusa de que iba a desertar del bando de Doña Urraca y le mostraría una puerta de acceso a la ciudad.
Pero en un descuido y de forma alevosa, Vellido Dolfos asesinó por la espalda a Sancho con una saeta el 6 de octubre de 1072, regresando a Zamora sitiada a través del Portillo de la Lealtad, antiguamente conocido como de la Traición.
Alfonso VI recupera Castilla, Galicia, Zamora y Toro. Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid” comienza los continuos desencuentros con el rey Alfonso VI al obligarle a jurar ante los nobles que no había tenido nada que ver en la muerte de su hermano Sancho II de Castilla.
En Santa Gadea de Burgos,
do juran los hijosdalgo,
allí le toma la jura
el Cid al rey castellano.
Muy cerca de la Plaza Mayor se encuentra la Puerta y el Palacio de Doña Urraca protegido con grandes torreones que formaban parte del primer cordón de las murallas.
Nuestra particular Ruta Románica por Zamora comienza en la Plaza Mayor, en pleno corazón del casco antiguo, terminando entre las antiguas aceñas [assánya] de Olivares que aprovechaban la fuerza motriz de la corriente del río Duero para moler el grano.
Las aceñas serán introducidas en Al Ándalus por los musulmanes durante el siglo VIII así como las azudas [del andalusí, assúdd o dique].
1. En la Plaza Mayor típicamente castellana de planta cuadrada y empedrada destaca el Ayuntamiento Viejo, construido en 1493 y reconstruido en estilo plateresco a comienzos del siglo XVI.
2. El Monumento al Merlú ubicado junto al atrio de San Juan Bautista fue realizado en 1992 por el escultor Antonio Pedrero como homenaje a las procesiones de la Semana Santa de Zamora.
Merlú recibe el nombre aquellas parejas de congregantes de la Cofradía de Jesús Nazareno [fundada en 1651] cuya labor consiste en reunir a los demás hermanos para el comienzo de su desfile procesional antes de las 5 de la madrugada del Viernes Santo llegando a reunir hasta los 6.000 hermanos que forman dicha hermandad.
3. Y la Iglesia de San Juan Bautista, del siglo XII, con su característico rosetón de rueda de carro que se ha convertido en el símbolo del románico zamorano. Zamora será conocida como una de las joyas del románico en España, que cuenta con catorce iglesias de este estilo en su monumental casco histórico.
Un óleo “La muerte de Viriato, jefe de los lusitanos” [1807] de José de Madrazo y Agudo en el Museo del Prado [sala 64] nos ilustra sobre la muerte del lusitano. Es la pintura más emblemática del Neoclasicismo español.
4. Desde la Plaza Mayor, descendemos hasta la Plaza de Viriato, el héroe que detuvo en avance de Roma en Hispania, y que nos irá acercando al Mirador del Troncoso donde nuestra reina se estimula bajo una bella panorámica sobre las riberas del Duero con el Puente de Piedra a mano izquierda, que tiene dieciséis arcos apuntados, con sus correspondientes aliviaderos y tajamares para cortar la corriente del río y aliviar de la presión que ejerce el caudal sobre los estribos del puente.
Viriato "Terror Romanorum"
El Monumento a Viriato es obra del escultor Eduardo Barrón González. El joven pastor que puso en jaque desde la humilde Lusitania a la poderosa Roma y que junto con el tracio Espartaco [103 a 71 a.C.] causaría nuestra admiración durante nuestra más tierna infancia.
La histórica Vía de la Plata comienza a construirse en el siglo II a.C. en el marco de la guerra contra el caudillo lusitano Viriato [Viriathus, en latín] recibiendo un fuerte impulso a finales del siglo I a.C.
Viriato utilizaba la guerra de guerrillas al ser un fiel conocedor del terreno que pisaba entre ríos, bosques y montañas. En el 146 a.C. llegará a vencer a los pretores Cayo Plaucio y Claudio Unimano de la Hispania Citerior. A éste último llegará incluso a arrebatarle los estandartes que eran considerados sagrados para las legiones romanas.
La pérdida de un águila era considerada como una afrenta para la legión y para la propia Roma. Su pérdida obligaba a una legión a disolverse. Será una deshonra para la gloriosa Roma que no podía pasar por alto.
En el 143 a.C. llegaba a Hispania el cónsul Quinto Cecilio Metelo Macedónico al mando de 30.000 legionarios. Ante la magnitud de este impresionante ejército, Viriato se esforzó en unir a las diferentes tribus ibéricas para enfrentarse a Roma, el enemigo común.
Pero el cónsul no conseguirá derrotar al lusitano, ni tampoco someter Numancia. En el 142 a.C. fue sustituido por Quinto Fabio Máximo Serviliano, que llegó a Hispania al mando de 19.000 legionarios.
Plaza de Viriato en Zamora
Viriato atacó a las legiones que tuvieron que retirarse, siendo acosadas hasta que llegaron a un desfiladero donde se quedaron sin escapatoria. Viriato podría haber exterminado a las legiones de Máximo Serviliano, pero decidió decantarse por la vía del diálogo y la paz. El Senado de Roma aceptó el trato al que llegaron Viriato y Máximo Serviliano, quien le otorgó al lusitano el título de amigo del pueblo romano «amicus populi romani».
Muchos consideraban en Roma que el tratado firmado con Viriato era humillante, hasta que Roma consigue romperlo. La guerra continúa en Hispania obligando a Viriato a huir a Carpetania. Viriato vuelve a Lusitania siendo cercado por dos poderosos ejércitos, el del cónsul Marco Popilio Lenas y el de Cepión con sus legiones del norte de Hispania.
Viriato se dispuso a negociar con Roma, enviando a tres de sus lugartenientes: Audax, Didalco y Minuro, quienes fueron sobornados con oro y tierras a cambio de la cabeza de Viriato. En el 139 a.C. mientras el lusitano dormía plácidamente, los tres lugartenientes de Viriato lo degollaron.
Cuando Roma no conseguía vencer se valía de la traición.
Cuenta la leyenda que cuando los tres traidores “Audax, Didalco y Minuro” solicitaron a Cepión el pago por su ignominia, el procónsul les respondió con una mueca de desprecio: «Roma no paga a traidores».
¡Tras la muerte Viriato, nacía su leyenda!
5. Desde el Mirador del Troncoso bajo una bella panorámica del río Duero ascendimos hasta llegar al Palacio de Arias Gonzalo conocido como “La Casa del Cid” donde según la tradición se crió el joven Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid Campeador".
Mientras nuestro lento caminar discurre a través de los bellos rincones de esta antigua ciudad ubicada a los pies del Duero nos acercamos al mirador Troncoso donde puede leerse el poema de Federico García Lorca “Pasa el río de Zamora, verde y manso”.
Antonio Machado también expresó en su poesía su profundo amor por el río Duero con la esperanza puesta en los brotes verdes "A un olmo seco" cargado de futuro como otro milagro de la
primavera, en el recuerdo de su joven esposa.
La Catedral de El Salvador (1151-1174) es el más importante monumento de Zamora, concebido por Bernardo, monje cluniacese de origen francés, en torno a 1139 y bajo la protección del rey Alfonso VII. El cimborrio constituye el elemento más característico del conjunto catedralicio y una de las más asombrosas creaciones del arte medieval hispano. Su interior, austero en decoración siguiendo las doctrinas del Cister, se erige sobre una planta de cruz latina de tres naves espaciadas en cuatro tramos cuadrados con bóvedas de crucería en la nave central. Destaca la magnífica sillería labrada de coro. En el museo catedralicio se conserva una de las mejores colecciones europeas de tapices flamencos del siglo XV y XVII.
6. Y llegamos a la Catedral de Zamora con su cimborrio de influencia bizantina, la Puerta del Obispo y la Torre del Salvador, de estilo románico, con 45 metros de altura.
En el punto más elevado de la ciudad se encuentra la Catedral de Zamora del siglo XII siendo una de las catedrales más antiguas de Castilla y León. Está dedicada al Salvador dentro del Románico del Duero aunque se desconoce su maestro. Fue declarado Monumento Nacional el 5 de septiembre de 1889. Las numerosas iglesias que jalonan su casco histórico hacen que Zamora sea denominada la ciudad del Románico.
Su construcción abarca el reinado de Alfonso VII de León [1126-1157] y Fernando II de León [1157-1188]. Alfonso III el Magno funda la Sede Episcopal de Zamora que data del año 901 y su primer obispo fue San Atilano.
La primera etapa de la Sede Zamorana quedará interrumpida por el caudillo Almanzor “el azote de los cristianos”, quien arrasó Zamora en el año 988. El primer obispo tras la restauración será Bernardo que murió en 1149. Alfonso VII decide ampliar sus dimensiones. Será el obispo Esteban quien inicie la construcción de la catedral que durará veintitrés años.
Según el obispo Guillermo [tercero durante su construcción] la catedral de Zamora quedará consagrada el 15 de septiembre de 1174. Se estructura en planta de cruz latina. Consta de tres naves con cuatro tramos cada una. Las dos laterales están cubiertas con bóvedas de aristas, recurso técnico utilizado en el Románico para cubrir los espacios, aportando seguridad pero sin permitir ganar mayor altura, mostrando paramentos sobrios y austeros, con capiteles sin ornamentación según la Orden de Císter. La nave central se cubre con bóveda de crucería mientras que el transepto con bóveda de cañón apuntado. Los tres ábsides originales se sustituyeron en el siglo XV por los actuales góticos.
Cúpula de la Catedral "El Salvador" de Zamora
El crucero se cubre con una doble cúpula. La cúpula se apea sobre un tambor calado por dieciséis ventanas que originariamente estaban cerradas por vidrieras. Sus extremos se levantan cuatro torrecillas circulares rematados con apuntadas cupulillas culminadas por escamas al igual que la cúpula grande. Entre ellas se sitúan cuatro frontones triangulares con arquerías ciegas de similares características que las torrecillas y que se corresponden con los cuatro puntos cardinales.
El cimborrio, de planta circular, se apoya en las cuatro columnas centrales del crucero utilizando el sistema de transición a través de cuatro pechinas sin ningún tipo de ornamentación, mostrando sobriedad y austeridad.
La Torre campanario de 45 metros de altura fue edificada en el ángulo noroccidental durante el siglo XIII, en su origen era un auténtico baluarte defensivo, debido al lugar estratégico de la ciudad situada en la vía romana de Mérida a Astorga. Desde el exterior, debido a la división por líneas de impostas apreciamos cinco cuerpos pero en su interior solo dispone de tres. Los dos pisos inferiores hacen de base y soportan el peso de la torre.
El claustro original fue destruido por un incendio el 23 de junio de 1591 durante una procesión claustral en dicha víspera por San Juan. El actual es clasicista del siglo XVI, fue trazado por Juan de Ribero Rada (1592) y construido por Juan y García de la Vega y Juan y Hernando de Nates (1603).
En el perímetro de la catedral encontramos diferentes capillas:
La Capilla Mayor cuenta con el Retablo Mayor, situado en la nave transversal gótica que sustituyó a la cabecera románica, alberga el relieve de mármol de Carrara de la Transfiguración de Cristo. El presbiterio que precede al ábside, está formado por tres tramos, los laterales, ocupados a la izquierda por el Retablo de Nuestra Señora de la Majestad realizado por Juan Falcote. A la izquierda encontramos el retablo del Santo Cristo, imagen de 1546 de Cristo Crucificado con fondo de una pintura de un paisaje, atribuida al escultor Arnao Palla.
Las capillas de San Miguel o del Santísimo, San Nicolás, San Pablo, Santa Inés, San Ildefonso o del Cardenal Mella, San Juan Evangelista y San Bernardo fueron construidas entre los siglos XIV Y XVII.
El Coro fue construido en madera de nogal a comienzo del siglo XVI por el taller de Juan de Bruselas y representa en los respaldos de la sillería alta una serie de santos de la iglesia, además de a Jesús y a los Apóstoles y en la sillería baja encontramos a profetas y personajes del Antiguo Testamento. En el sitial del obispo la representación la tiene Cristo Salvador titular del templo.
La Portada del Obispo conserva su original estilo románico. Se divide en tres cuerpos y tres calles. La portada se decora con cuatro archivoltas abocinadas con sus particulares rollos zamoranos. Flanqueando la portada encontramos dos alargados nichos en arco de medio punto con los tímpanos decorados. En el tímpano de la izquierda se representa a San Pablo y San Juan Evangelista, ambos con libros abiertos, en actitud de ir andando y hablando entre ellos. El tímpano de la derecha está ocupado por un grupo escultórico formado por la Virgen Sedente con el Niño Jesús en sus rodillas (María como Madre de Dios). La flanquean dos ángeles turiferarios.
El río Duero fluye entre Tordesillas y el alfoz de Toro penetra en Zamora. Toro es la capital de los vinos toresanos, donde se encuentra la sede del Consejo Regulador de los vinos de la Denominación de Origen Toro.
Un merecido descanso nos espera entre tantas piedras labradas por los antiguos canteros que dejaron su impronta en el Románico, lo que nos permite estimular nuestro apetito con buenas tapas como el arroz a la zamorana, la sopa de ajos, el figón zamorano [chorizo envuelto en jamón y queso en lonchas], las tostas de jamón, entre un largo etcétera. Todo ello, maridado con el buen vino de la tierra que nos hará entrar en calor bajo el gélido clima de estos lares en el riguroso diciembre, donde no se ven ni grajos, porque hace un frío que nos invita a tomar una buena sopa de ajos.
Desde la histórica Zamora, donde el Duero pasa verde y manso, bajo el gélido e intenso frío de la meseta, para el blog de mis culpas…
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