jueves, 14 de diciembre de 2023

Juana I de Castilla


 

Desde la histórica ciudad de Zamora reflejada en el curso del verde y manso Duero orientamos nuestro sextante en busca de la ciudad de Toro donde tuvo lugar la batalla homónima tras la muerte de Enrique IV de Castilla, y que tendría como consecuencia una crisis sucesoria entre los partidarios de Juana la Beltraneja y los de Isabel la Católica [hijas del rey].


Alcázar de Toro


El 1 de marzo de 1476 tiene lugar la batalla de Toro que supondrá un importante espaldarazo en las aspiraciones al trono de Isabel a la Corona de Castilla en detrimento de su hermana Juana la Beltraneja apoyada por Alfonso V de Portugal. La batalla de Toro será el primer paso que ayudará a forjar el futuro de los Reyes Católicos.

No hace falta recordar que el vino de Toro, al ser fuerte y recio, era el ideal para aguantar las largas travesías hacia América, siendo el primer vino que se bebió en el Nuevo Mundo.

El 7 de marzo de 1505 se reúnen en la ciudad de Toro las Cortes de Castilla bajo el reinado de Juana I de Castilla para confirmar el testamento de la difunta reina Isabel y promulgar un conjunto de 83 normas o leyes que permitan armonizar el orden legislativo en todo el territorio bajo su influencia.




Cuando visitamos Tordesillas [a 35 km. de Toro] sorprende sobre un altozano el monumento a Juana I de Castilla con vistas a la iglesia de San Antolín [Museo de arte sacro] y al río Duero, que sirviera de frontera natural entre los andalusíes y los reinos cristianos del norte. 

Juana I de Castilla, por culpa de las intrigas y conspiraciones de su padre Fernando “el Católico”, de su esposo, Felipe el Hermoso y de su hijo Carlos I de España, morirá de pena, aislamiento y soledad encerrada en el Castillo de Medina del Campo en el primero de sus encierros, y en Tordesillas hasta su muerte en 1555.

Tordesillas aparece mencionada hacia el año 939, cuando el califa Abderramán III pasó por aquel territorio tras sitiar Zamora con un ejército de 100.000 hombres. Será Alfonso X el Sabio quien conceda en 1262 a Tordesillas el Fuero Real.

Paseando por el casco histórico de Burgos, muy cerca del monumento al Cid y al río Arlazón, nos encontramos con la Casa del Cordón donde una placa de piedra nos recuerda que en aquel lugar de los Condestables de Castilla recibieron los Reyes Católicos a Cristóbal Colón que volvía de su segundo viaje al Nuevo Mundo, confirmándole todos sus privilegios, el 23 de abril de 1497.

También nos dicen las páginas de la historia que en abril de 1497 se casaron en la Catedral de Burgos el príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos con la princesa Margarita de Austria.


Cenotafio del príncipe don Juan, hijo de los RR.CC.
Real Monasterio de Santo Tomás, en Ávila

En octubre de 1497 muere Juan, de 19 años y hermano mayor de Juana, tercera hija de los Reyes Católicos. Un año después, otra hermana mayor de Juana, Isabel, se casa con Manuel I de Portugal, pero muere el 26 de noviembre de 1504.

Su hijo recién nacido, Miguel, quedaba como heredero de España y Portugal, pero muere antes de cumplir los dos años. En 1500 Juana se convierte en la única heredera de las coronas de Castilla y Aragón. 

El 24 de febrero de 1500 en Gante [Flandes], Juana dará a luz a su primer hijo varón, el futuro Carlos I de España y V de Alemania.


Cripta de la Catedral Granada

Allí se encuentra el sepulcro de los Reyes Católicos, 
donde se encuentra su hija Juana la Loca y el esposo de ésta, Felipe I el Hermoso 


Con la muerte de su madre Isabel la Católica en Medina del Campo el 26 de noviembre de 1504, Juana será proclamada reina de Castilla con el nombre de Juana I.

Las disposiciones testamentarias de Isabel la Católica dejaban como heredera universal de todos sus reinos y bienes raíces a su hija doña Juana.

Tras las Cortes de Toro celebradas en enero de 1505, y en ausencia de Juana, que se encontraba en Flandes pariendo a su segundo hijo Carlos I, se nombró a Fernando como regente, lo que será considerado por Felipe el Hermoso como una embestida en toda regla contra los intereses regios de su esposa.

Mientras Castilla estaba en vías de financiarse con los territorios del Nuevo Mundo, Aragón lo seguirá haciendo con su política mediterránea. Un reino que estimulaba el apetito de cualquiera con ansias de poder.

Fernando el Católico arguye la inestabilidad emocional de Juana y ante las Cortes de Toro en 1505 aseguraba:

“Una de las causas de haberme encargado esta administración y gobierno de estos reinos era que mucho antes de que falleciese, la reina nuestra señora conoció y supo de una enfermedad y pasión que sobrevino a la reina doña Juana”.



Antiguo monasterio de Sanct Francisco de la Alhambra [Parador Nacional de la Alhambra], donde estuvo enterrada Isabel la Católica desde el 18 de diciembre de 1504 hasta el 10 de noviembre de 1521.

El 12 de octubre de 1504, Isabel la Católica había dictado testamento en Medina del Campo (Valladolid) donde expresaba su voluntad de ser sepultada en el monasterio de Sanct Francisco de la Alhambra. El 26 de noviembre la reina expiró y a los pocos días el cortejo fúnebre iniciaba un penoso viaje de 23 jornadas, con intenso frío y lluvias torrenciales. El cuerpo fue sepultado en este mismo lugar el 18 de diciembre de 1504. 

El 6 de febrero de 1518 se sumaron a sus restos los de Fernando, su esposo. Terminada la Capilla Real de Granada, el emperador Carlos dictó que los cuerpos de sus abuelos fueran allí trasladados.

En la Casa del Cordón de Burgos se reunía el Consejo de Regencia que nombrará a Fernando de Aragón rey regente de Castilla, quien el 18 de marzo de 1506 se casará en segundas nupcias con Germana de Foix, sobrina del rey de Francia. Será un matrimonio político que le permita asegurarse la neutralidad de su histórico enemigo francés.

Mediante la Concordia de Salamanca el 27 de junio de 1506 se reconocía a Juana y Felipe como reyes de Castilla y a Fernando como gobernador perpetuo del reino, compartiendo la administración de justicia. Pero, se añadió una cláusula por la que el gobierno recaería en Felipe el Hermoso y, en ausencia de éste, en Fernando si se apreciaran trastornos mentales en Juana.

Las ciudades castellanas se negaban a que un extranjero gobernase Castilla en referencia a Felipe el Hermoso. Felipe no podía consentir que Juana fuese nombrada reina porque podría demostrar que se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales y en una precipitada ceremonia en Valladolid se le permite asumir el gobierno de Castilla.


Casa del Cordón, en Burgos


Muerte de Felipe el Hermoso

En 1506, en la Casa del Cordón se alojaron Juana I de Castilla y su esposo, el rey regente Felipe el Hermoso [apelativo dado por el rey Luis XII de Francia], hijo del emperador Maximiliano I de Habsburgo, con lo que a la muerte de éste llegaría a convertirse en el hombre más fuerte de Europa.

Felipe I el Hermoso se encontraba en el palacio burgalés de la “Casa del Cordón” cuando cae enfermo el 16 de septiembre de 1506 muriendo el 25 del mismo mes. Tras su muerte el estado mental de Juana se agrava.

Sea porque Felipe el Hermoso [el primer Habsburgo] muriera como consecuencia de la peste que asolaba Castilla en aquella época; sea porque muriera de una indisposición al beber agua fría tras un juego de pelota, o porque su muerte fuera debida a un presunto envenenamiento a manos de su suegro Fernando debido a su enemistad con su yerno, Juana podrá gobernar en solitario bajo la regencia del Cardenal Cisneros respaldado por la nobleza castellana.

En la Casa del Cordón establecerá el rey la Corte y el 27 de diciembre de 1512, el propio Fernando sancionaba las conocidas como Leyes de Burgos, donde se recoge el marco jurídico para regular las relaciones con los indios, y donde se abolirá la esclavitud de los indígenas. 

En 1511 el fraile dominico Antonio de Montesinos denunciaba las condiciones sociales a las que era sometida la población indígena en isla de La Española por parte de los encomenderos. En 1512 Fray Bartolomé de las Casas llega a América y en 1514 renuncia a los indios de su encomienda para defenderlos.

En 1552 publicará Fray Bartolomé de las Casas “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” donde denunciaba el fraile los abusos de algunos conquistadores, en contra de las instrucciones dictadas por la fallecida Isabel la Católica.

El 11 de junio de 1515 se celebra en la Casa del Cordón la ceremonia de incorporación del Reino de Navarra a la Corona de Castilla de la mano del II Duque de Alba don Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez bajo la bendición papal de Julio II el 21 de julio de 1512.

Los reyes Carlos I, Felipe III, Felipe IV, Carlos II y Felipe V entre otros, también llegarán a hospedarse en la Casa del Cordón de Burgos. El primero, en varias ocasiones desde 1520 cuando se dirigía a Alemania para ser coronado emperador, hasta 1556, y también en el camino de su retiro al Monasterio de Yuste.


Puerta del Cordón, en Burgos


El color negro como luto 

Dicen las crónicas de la época que será partir del entierro de Felipe el Hermoso [1525], esposo de Juana I de Castilla, cuando ésta en el cortejo fúnebre obligará a todos los que acompañaban el féretro a vestir de riguroso negro. Será a partir de entonces, cuando dicho color se convierta en el color del luto que con el paso de los años se pondrá de moda en todas las cortes europeas y posteriormente entre el pueblo llano.


Juana la Loca [1877]. Francisco Pradilla. Museo del Prado


Entierro de Felipe el Hermoso

La caravana fúnebre traslada en solemne procesión el cuerpo de Felipe “el Hermoso” desde Burgos hasta Tordesillas durante varias jornadas donde será depositado su difunto cuerpo en el Convento de Santa Clara hasta 1525 en que su hijo Carlos I autorice el traslado del cuerpo de su progenitor hasta la cripta en la Catedral de Granada.

En su testamento Felipe 'El Hermoso' había dejado escrito que quería que su corazón fuese llevado hasta su Flandes natal y el cuerpo descansara en Granada.

Cuatro caballos traídos desde Flandes serían los encargados de tirar del carruaje fúnebre en el que viajaba el ataúd de Felipe el Hermoso. Solo avanzaban durante la noche para evitar que el calor del sol estropeara los restos del difunto. Al llegar a una aldea, se instalaba la comitiva y el cuerpo de Felipe era velado por los nobles en la iglesia de la villa.

Un coro de música amenizaba de forma constante el sepelio mientras que un cuerpo de acólitos quemaba el correspondiente incienso entre estolas, casullas y otros elementos litúrgicos de la turba de clérigos que acompañaban a tan regio difunto.  

Las iglesias de noche eran iluminadas por cientos de velas. Algún que otro templo llegaría a arder por culpa de las elevadas temperaturas que se alcanzaban provocando un incendio, cuyo deterioro sería pagado por la Corona. 

La literatura popular dice que sólo entre velas y cirios, Juana se gastaría la friolera cifra de más de medio millón de maravedíes [una cifra algo exagerada]. 

Las honras fúnebres en cada pueblo por el que transitaba el cortejo recae en las arcas municipales de sus respectivos concejos, muchos de los cuales carecían de recursos económicos, aunque se esmeraban en cumplir las órdenes de la Corona.

Pero el luto de Juana se estaba convirtiendo ya en algo patológico que afectaba a su salud mental y física ya que continuaba sin abandonar el cuerpo de su esposo Felipe decidiendo cumplir con las últimas voluntades de su marido. En las navidades de 1506, Juana mandaba reanudar el viaje con su difunto esposo a la ciudad de la Alhambra para cumplir con su testamento.

Las quejas de muchos nobles ante tal despropósito hizo que Fernando "El Católico" termine llamándola a Burgos exhortándola a dar un entierro definitivo a su marido y que tomara de una vez las riendas del gobierno que le había dejado en herencia Isabel La Católica y que tenía dejado de la mano de Dios [nunca mejor dicho].

Juana seguirá refugiándose unos meses más con el cuerpo de su marido aun sin sepultar en Arcos de la Llana [Burgos] en 1507. Juana dará a luz el 14 de enero de 1507 a su sexta hija, Catalina, en Tordesillas.

Será en 1509 cuando Fernando El Católico alegue un deterioro de su salud mental y mande recluirla en Tordesillas, lo que le llevará a afianzar así su puesto como regente de Castilla, que lo llevaba haciendo desde 1507 por la dejación de funciones de Juana. Aquel cautiverio empeorará el estado de salud física y mental de Juana. 

Es necesario destacar que hasta la aparición de los psicofármacos a mediados del siglo XX, el confinamiento era el principal tratamiento para en enfermo mental.

Los restos mortales de Felipe el Hermoso seguirán reposando en la iglesia del convento de Santa Clara de Tordesillas entre 1509 y 1525.

Mientras tanto, Juana permanecerá cautiva durante 46 años, hasta el 12 de abril de 1555, muriendo a la edad de 75 años. Sería un Viernes Santo.

Juana unirá su destino 30 años después en la Cripta de la Capilla Real de Granada junto a los Reyes Católicos y su esposo Felipe el Hermoso.

¡Pero, estaba tan loca Juana como nos la pintan las crónicas de la época! ¡Agravó su presunta enfermedad mental la muerte de su esposo Felipe el Hermoso! O por el contrario, llegará a primar más la ambición de poder de su padre Fernando, su esposo, Felipe e incluso para más "inri" su propio hijo Carlos, por encima de su legitimidad como reina de España. 

No cabe duda de que al ser considerada enferma mental llegará a ser una jugada maestra para impedir que tomara las riendas del Estado.

Como botón de muestra baste recordar que las Cortes de Toro se reúnen en 1505 para reconocer a Juana como reina de Castilla. Pero, será su propio padre Fernando el Católico quien llegue a plantear la demencia de su hija. No se puede olvidar que el levantamiento comunero también reconocerá a doña Juana como soberana en su lucha contra el absolutismo de Carlos I y el abuso de los flamencos, con lo que presuntamente Juana I de Castilla estaría en sus cabales.

Es posible que Juana padeciera alguna especie de “Trastorno bipolar” [cambio brusco en su estado anímico] o esquizofrenia [presencia de síntomas psicóticos], agravándose con los múltiples partos, a lo que habría que sumarle la continua infidelidad de su esposo Felipe el Hermoso.

La muerte de Fernando el Católico a comienzos de 1516 sin descendientes de su matrimonio con Germana de Foix hizo que Juana añadiera la Corona de Aragón a la de Castilla.

Y de nuevo surge la figura del Cardenal Cisneros [hombre de Iglesia y Estado], quien asumirá la segunda regencia, a la espera de que Carlos I llegase a España. No hace falta pensar mucho para entender las fuertes presiones a las que se vería sometida Juana por parte de Cisneros y Fernando II para que les proporcionase poderes formales para el gobierno de Castilla.

Mientras tanto, el joven Carlos llegaba a tierras españolas el 19 de septiembre de 1517 y se dirigió a Tordesillas para visitar a su madre.

El 9 de febrero de 1518, las Cortes de Castilla se reúnen en Valladolid, nombrando rey a Carlos, hijo de Juana I de Castilla. Entre las peticiones de las Cortes al nuevo rey destacan: Aprender a hablar castellano junto con el cese de nombramientos a extranjeros, que estaban muy mal vistos en Castilla.

Villalar de los Comuneros supuso la derrota de los Comuneros de Castilla el 23 de abril de 1521 que había puesto en jaque al emperador Carlos I.
  • El 16 de abril de 1520, Carlos I había convocado las Cortes en La Coruña para recaudar fondos que le permitieran sufragar su aspiración de ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico [desde el 23 de octubre de 1520 al 24 de febrero de 1558]​. El 20 de mayo de ese mismo año marchaba hacia Flandes, dejando como regente a Adriano de Utrecht, que sería más tarde el papa Adriano VI. Padilla y otros miembros del Concejo de Toledo no acuden a La Coruña, molestos por los repartos de cargos entre los extranjeros que habían venido del norte con el monarca.
  • En julio de 1520, Toledo convocaba una junta extraordinaria en Ávila, donde se declaró nulo todo lo acordado en las Cortes de La Coruña, incluida la regencia de Adriano de Utrecht. Ese será el origen de la Guerra de las Comunidades de Castilla. Tres capitanes comuneros que lideraron la revuelta, Juan de Padilla [capitán de la milicia de Toledo], Juan Bravo [capitán de las milicias de Segovia] y Francisco Maldonado [líder de las milicias de Salamanca] serían acusados de traición y condenados a muerte el día 24 de abril de 1521.


Cenotafio de Cisneros en la Capilla de San Ildefonso [Alcalá de Henares]


El Cardenal Cisneros muere el 8 de noviembre de 1517 a los 81 años en Roa [Burgos] cuando iba al encuentro con el rey Carlos I de España, que desconocía el castellano cuando llega a España. Es posible de que si se hubiese encontrado con Cisneros, tal vez se hubiese evitado la Guerra de los Comuneros, en 1521. El Cardenal Cisneros había ejercido el doble papel de hombre de Estado y de la Iglesia. Carlos I reinará desde el 23 de octubre de 1520 al 24 de febrero de 1558.

Su hijo Carlos I y su nieto Felipe II dilapidaron mucho dinero público en las guerras de religión existentes en Europa entre católicos y protestantes y también contra el Imperio Otomano que amenazaba el Mediterráneo oriental, en la que España llegará a convertirse en adalid de la causa cristiana.


Castillo de la Mota, en Medina del Campo, Valladolid



Puerta del Castillo de la Mota


A la presunta incapacidad de la reina Juana se le sumará su negativa de asistir a misa en Santa Clara de Tordesillas y a recibir los sacramentos, con lo que podría haber sido acusada por la Inquisición de herejía. Juana volverá al seno de la religión tras la visita de su nieto, el futuro Felipe II en compañía del jesuita Francisco de Borja.

El Viernes Santo de 1555, y tras 47 años de reclusión, fallece Juana I de Castilla “La Loca” preguntándose como sus seres más queridos pudieron convertirse en sus verdaderos carceleros. No cabe duda de que aquel periodo histórico ha formado parte de una de las más serias crisis dinásticas ocurridas en España.

Juana I de Castilla estuvo recluida en el Castillo de la Mota en Medina del Campo [Valladolid] entre 1503 y 1504 por orden de su madre Isabel la Católica a la que se enfrentó para que le permitiera partir hacia Flandes con su infiel esposo Felipe el Hermoso. Según su madre, ya comenzaba a tener síntomas de locura.

Entre los gélidos muros del Palacio Real de Tordesillas estuvo Juana I de Castilla vestida de riguroso negro y privada de libertad durante cuarenta y seis años, primero por orden de su padre, Fernando el Católico, y después por orden de su hijo, el rey Carlos I de España y V de Alemania.


Desde Tordesillas, junto al monumento en bronce de la reina Juana I de Castilla, que fuera realizado por el escultor Hipólito Pérez en 2003, para el blog de mis culpas…




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