miércoles, 15 de enero de 2025

La ruta de Miguel de Mañara (1627-1679), el gran benefactor de la antigua Sevilla


Monumento a Miguel Mañara
Jardines del Hospital de la Caridad de Sevilla



Cuando el grajo vuela bajo en la tierra de Villalón, de la Cal y del Flamenco, orientamos nuestro sextante en la Sevilla del Siglo de Oro, donde la figura de Miguel Mañara brilla con luz propia, entre su casa-palacio en la calle Levíes donde nació, el barrio de San Bartolomé y de Santa Cruz, por el que transitó entre sus angostas callejuelas, junto con el Hospital de la Caridad, del cual fue su gran benefactor.

La Sevilla en la que nació Don Miguel de Mañara aquel 3 de marzo de 1627 era una urbe de grandes contrastes, en la que las riquezas y carácter cosmopolita del siglo anterior convivían junto a evidentes síntomas de decadencia. La pobreza más absoluta se adueñaba de sus calles mientras que los derroches, vicios y pecados coexistían junto a la religiosidad y piedad más encendidas.



Miguel Mañara fue bautizado el mismo día de su nacimiento, el 3 de marzo de 1627, en la iglesia de San Bartolomé, muy próxima a su lugar de residencia. Pertenecía a una noble familia de origen italiano enriquecida gracias al comercio de las Indias, obteniendo el privilegio de ser Caballero de la Orden de Calatrava a la temprana edad de ocho años [poderoso caballero es don dinero hubiese dicho Quevedo].




En 1623, Tomás Mañara Leca y Colona, rico comerciante de Córcega, enriquecido en el comercio del Perú, adquiere el inmueble en la antigua Judería de Sevilla, en el barrio de San Bartolomé. Allí nacerá Miguel Mañara en 1627 [noveno de los hermanos], quien morirá sin descendencia en 1679. La portada de la casa se encuentra flanqueada por dos columnas de orden toscano que data del año 1540.




La casa de los Mañara se encuentra en la calle Levíes, cuyo origen hunde sus raíces en la judería medieval, cuando vivía en ella la familia judía de los Levy [Samuel Levy, tesorero de Pedro I]. La Judería de Sevilla se encontraba entre los barrios de San Bartolomé y Santa Cruz, siendo la segunda más importante, tras la de Toledo. Será la residencia oficial de los Mañara desde 1623.




Una placa en la fachada de su casa nos recuerda que Miguel Mañara abandonó esta suntuosa morada para vivir en la de "SUS AMOS Y SEÑORES, LOS POBRES", entre los que murió con fama de santidad, el martes 9 de mayo de 1679.




Su educación estuvo vinculada a la de un joven destinado a recibir el acaudalado mayorazgo familiar. Fue educado en disciplinas como la poesía, la equitación o el manejo de la espada. Miguel Mañara había llevado una vida de lujos y excesos, disfrutando de todos los placeres que el dinero podía comprar, incluyendo los placeres de la carne.

 



Cuentan las páginas de la antigua Sevilla que un día en la calle Levíes ubicada en la antigua Judería de Sevilla, Miguel Mañara tropezó y quedó inconsciente teniendo una especie de alucinación. Vio como los sepultureros recogían su cuerpo del suelo y lo mandaban a enterrar en el cementerio de Sevilla. Eso unido a que en aquella época era frecuente enterrar a no pocas personas vivas, lo asustó considerablemente.




Un día Mañara se encontraba paseando por el barrio de Santa Cruz junto a su paje, Alonso Pérez de Velasco, cuando llegaron a la iglesia que llevaba el mismo nombre que la barriada. Allí oyeron unos cánticos fúnebres y pensaron que provendrían de un entierro, pero al asomarse al interior del edificio no vieron nada. 

Tras aquel episodio ambos siguieron su camino pero al llegar a la calle del ataúd, el aristócrata sintió un fuerte golpe que lo tiró al suelo con brusquedad. No había nadie en la calle que pudiese haberle agredido. Sin embargo, ambos pudieron escuchar una voz que decía: «Traigan el ataúd que ya está muerto".

Una tercera visión ocurrió cuando vio su propio cortejo fúnebre. Fue entonces cuando se hizo hermano de la Hermandad de la Santa Caridad, cambiando drásticamente su vida.

 

Tras la muerte de su padre el 29 de abril de 1648, Miguel tiene 21 años, quedando como “pater familias” heredando el acaudalado mayorazgo. A raíz de la muerte de su esposa Jerónima en 1661, Miguel Mañara se encuentra vacío preguntándose: ¡qué va a ser de mi vida ahora!

Miguel sufre una profunda crisis personal que le llevó a cuestionarse su forma de vida de excesos y comienza a llevar una vida de austeridad. Ingresa en la Hermandad de la Caridad en el año 1662, rogándole al rey la cesión de cinco naves de las Altarazanas Reales para ampliar el Hospital de la Caridad, abriendo el Hospicio dotado con 50 camas para que todos los pobres tuvieran refugio en dicho hospital.

Miguel se hará continuas preguntas existenciales. Es elegido Hermano Mayor entre diciembre de 1663 hasta 1679, fecha de su muerte. Mañara será considerado por aquella Sevilla como un verdadero santo laico que vive en el mundo y se apoya en Dios a través de sus obras de misericordia.

Miguel Mañara elevará considerablemente la incautación de limosnas entre 1661 a 1679 que revertía en el socorro para los pobres, en una época donde una gran parte de las calles de aquella Sevilla se encontraban sin empedrar, mientras que la suciedad y las aguas sucias de las casas corrían por las calles con el peligro de insalubridad y epidemias para la salud de sus habitantes.

La muerte inesperada de su joven esposa en 1661 a la edad de 34 años, lo que le hizo cerciorarse por completo de la brevedad de su vida, la certidumbre de la muerte y la vanidad de este mundo, orientando su vida desde entonces a una vida activa al servicio de Dios a través de la asistencia a los más necesitados de la sociedad, convirtiéndose en uno de los grandes benefactores de la antigua Sevilla.

Atraído por fines piadosos de la Hermandad de la Santa Caridad, ingresó en esta Hermandad, revitalizándola desde su nombramiento como Hermano Mayor, dándole un sentido trascendente y consagrando desde entonces su vida, esfuerzos y su fortuna, desarrollando profundas meditaciones de carácter espiritual.

 



El Hospital de la Caridad de Sevilla no hubiera avanzado de no ser por don Miguel Mañara Vicentelo de Leca. Una vida que en su propio testamento relata como pecadora, licenciosa y plagada de aventuras amorosas y escándalos, decidiendo cambiar de rumbo para conseguir el perdón de Dios, se cree que primero se retiró al eremitorio carmelita Nuestra Señora de las Nieves en Montejaque, en la Sierra de Ronda, dedicado a la contemplación pura, y en 1662 ingresando como hermano de la Santa Caridad, siendo nombrado hermano mayor de la corporación sólo un año después y dando un nuevo impulso a la hermandad, tanto económico como espiritual y cultural, gracias al ingreso de familias de la alta nobleza sevillana, como los duques de Medinaceli, Segorbe y Alcalá o los marqueses de Paradas y condes de Ribera, prelados, caballeros de órdenes militares… además de los artistas Bartolomé Esteban Murillo, Juan Valdés Leal, Pedro Roldán y Bernardo Simón de Pineda, excepción en una hermandad en la que se exigía limpieza de sangre y ascendencia nobiliaria pero admitidos expresamente para que realizaran las obras de decoración en la iglesia.

En 1670, el propio Mañara elaboró un programa iconográfico concebido como modelo de virtud para el cristiano, basado en el desengaño de las vanidades mundanas y la realización de obras de misericordia para lograr la salvación, contando con el escultor Pedro Roldán, el retablista Bernardo Simón de Pineda y los pintores Bartolomé Esteban Murillo y Juan Valdés Leal, miembros de dicha hermandad.


Monumento a Murillo
Plaza del Museo de Sevilla


Murillo será también el gran pintor de los niños santos pero al mismo tiempo de la infancia vagabunda, de los pícaros y desamparados por la vida miserable que a pesar de todo, sonríen quedando inmortalizados. Sus cuadros profanos de niños hambrientos y pobres devorando panes, uvas y melones. Murillo fue un artista osado al pintar a niños de la calle en instantes de la vida.

En 1671 Miguel Mañara escribe su única obra “El Discurso de la Verdad”, que rezume el temor de Dios. Un texto que responde a la Verdad de Jesús. Fue padrino de dos hijos del pintor Murillo, quien plasmara de forma magistral el pensamiento de Mañara. El sello de Mañara era “hay que bajar a la tierra”.

 

Su muerte en 1679 causó honda conmoción en la sociedad sevillana de la época, especialmente entre sus Hermanos iniciándose un proceso de beatificación, que aún continúa abierto en la actualidad, en reconocimiento de las virtudes en grado sumo de un hombre con enormes actos de misericordia al frente de la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla.

En una cripta a la que se accede por unas escaleras en el lado del Evangelio del crucero se alojan los restos de Miguel de Mañara, trasladados allí desde su primitiva sepultura a los pies de la iglesia, para que todo el que entrara a ella los pisara.

“D.O.M./ AQVI YAZEN LOS HUESSOS Y CENIZAS/ DEL PEOR HOMBRE QUE A AVIDO EN EL MUNDO/ RVEGVEN A DIOS POR EL./ ESTAS HUMILDES CLAUSULAS MANDO PONER/ INDISPENSABLEMENTE,/ POR EL DESPRECIO QUE DE SI MISMO TENIA/ QUIEN FUE/ EL MAS HEROICO EXEMPLO DE VIRTUDES./ EL VENERABLE SEÑOR DON MIGUEL MAÑARA/ VIZENTELO DE LECA,/ CABALLERO DEL ORDEN E CALATRAVA,/ PROVINCIAL DE LA/ SANTA HERMANDAD DE ESTA CIVDAD DE SEVILLA,/ HERMANO MAYOR/ DE LA SANTA CHARIDAD DE NUESTRO SEÑOR/ JESV CHRISTO/ DESDE EL AÑO DE 1664 HASTA SV MUERTE,/ FUNDADOR/ DESTA CASSA Y HOSPICIO PARA EL CONSUELO Y/ REFVGIO/ DE PEREGRINOS Y POBRES DESAMPARADOS./ DIOLES CVANTO TVBO./ FUE MANO VISIBLE DE LA OCVLTA PROVIDENCIA/ EN EL UNIVERSAL REMEDIO DE NECESITADOS,/ REPARADOR/ DESTE TEMPLO, AMPLIÁNDOLE Y ADORNÁNDOLE/ PARA MAYOR CVLTO DEL ALTÍSIMO./ GRAN ZELADOR/ DE LA HONRA DE DIOS Y SALVACIÓN DE LAS ALMAS,/ VARON VERDADERAMENTE CARITATIVO./ MURIO/ CON OPINIÓN Y FAMA DE GRAN SANTIDAD EN IX/ DE MAYO DEL AÑO DE/ NVESTRA SALVD DE MDCLXXIX./ MANDOSE ENTERRAR EN EL PORTICO, FUERA DE/ ESTA IGLESIA,/ PARA SER HOLLADO Y DESPRECIADO DE TODOS/ EN LA MVERTE, YA QUE NO PVDO SV HUMILDAD/ CONSEGVIRLO EN LA VIDA./ TRASLADOLE A ESTE SITIO LA VENERACIÓN Y/ GRATITUD/ DE ESTA HERMANDAD, PARA PERPETVA MEMORIA,/ EL DIA IX DE DICIEMBRE DEL MISMO AÑO./ R.I.P.”.

Miguel Mañara pensaba en la brevedad y lo efímero de la vida, en la igualdad de todos los hombres ante la muerte y en el Juicio Final en el que el alma conseguirá la condenación o la salvación según haya sido la vida del fallecido.

 

Tras varios procesos de beatificación sin resultado alguno [1680, un año después de su muerte, 1749 y a comienzos del siglo XX], el 6 de julio de 1985 el Papa Juan Pablo II lo declara “Venerable”. Para ser considerado beato se necesita un milagro y, otro milagro más, para ser definitivamente santo. Un largo proceso que culmina en el Vaticano.

En 2027 se conmemora el IV Centenario del nacimiento de Miguel de Mañara y en 2029 el 350 aniversario de su muerte.

En el libro Campos de Castilla/Retrato, Antonio Machado se refiere a Mañara:

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido…


La primera etapa de la vida de Miguel de Mañara estuvo vinculada a malgastar la salud, entre el derroche de vino por las tascas y mancebías en el Arenal sevillano, recorriendo los angostos y sinuosos callejones que transitaban desde la Plaza de doña Elvira hasta el Hospital de los Venerables y llegar a su casa en la calle Levíes del barrio de San Bartolomé [hasta que asentó la cabeza a través de una vida llena de virtudes].



Testamento de Miguel Mañara


“Yo don Miguel Mañara, ceniza y polvo, pecador desdichado, pues los más de mis malogrados días ofendí a la Majestad Altísima de Dios, mi Padre, cuya criatura y esclavo me confieso. Serví a Babilonia y al demonio, su príncipe, con mil abominaciones soberbias, adulterios, juramentos, escándalos y latrocinios; cuyos pecados y maldades no tiene número y solo la gran sabiduría de Dios puede enumerarlos y su infinita paciencia sufrirlos y su infinita misericordia perdonarlos: ¡Ay de mí! ¡quién se cayera muerto antes de acabar estos renglones; y pues van bañados con mis lágrimas fueran acompañados por el postrer de la vida..!”

 

El epitafio de Miguel, encargado por él mismo en su testamento,​ dice:

Aquí yacen los huesos y cenizas del peor hombre que ha habido en el mundo, rueguen a Dios por él.



Calle Miguel Mañara de Sevilla


Nuestra particular ruta de Miguel Mañara a través del Arquillo de Mañara existente entre la Avenida de la Constitución y la torre de Abd el-Aziz, nos introduce a través de nuevos rincones de la antigua Sevilla, como la calle Miguel Mañara, rodeando las viejas murallas de la antigua Dar al-Imara [Reales Alcázares]. Desde allí paseamos por la Plaza de Doña Elvira hasta el Hospital de los Venerables Sacerdotes, que junto con la calle Vida, nos acerca al barrio de Santa Cruz y a la calle Levíes, donde se ubicaba la antigua  casa de Miguel de Mañara en la antigua Judería de Sevilla, junto a la iglesia de San Bartolomé y muy cerca de la iglesia de Santa María la Blanca.

La grata jornada cultural terminaba degustando una buena cerveza en uno de sus muchos templos del casco histórico de Sevilla, donde pudimos recuperar energías. Nos espera como complemento a la ruta de Miguel de Mañara  una nueva visita al Hospital de la Caridad con el Aula de la Experiencia de la tierra de Villalón una nueva visita al Hospital de la Caridad de Sevilla, y que por su extensión, formará parte de otro artículo interesante y didáctico artículo. 


Desde el monumento a Miguel Mañara en los jardines del Hospital de la Caridad de Sevilla, para el blog de mis culpas…



P.D. Mientras exista miseria y pobreza, la obra de Miguel de Mañara seguirá viva, sirviendo de inspiración para muchas personas. Desde el año 2005 el Banco de Alimentos de Sevilla otorga los Premios Miguel Mañara. Un merecido homenaje a todas las personas que dedican parte de su tiempo, esfuerzo y recursos a la protección de los más necesitados.


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